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¿Qué es al amor? solo sé que no quiero sentirlo de nuevo por NanaMii

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Notas del capitulo:

Espero que les guste, perdonen mi horror de ortografía intendo mejorarla :D, se que tambien las parejas no son las acostumbradas rukyxreita y aoixuruha, pero espero que estas lleguen a enamorarlos.

 

 

 

—    No lo culpes a él, la culpa es de la zorra de Miyavi, él solito me abrió las piernas. — Todos se quedaron en silencio. Observando la escena un tanto pasmados. No esperaban encontrarse a Yune en aquel lugar.

 

 

—     ¡Tú cállate bastardo de mierda! — Reita se intentaba soltar de los brazos de Uruha, sus ojos destellaban rabia y furia. Ruki auxilió al guitarrista para que lo detuvieran. Yune observaba la escena bastante complacido.

 

 

—    Veo que no has cambiado nada Akira…sigues tan bravucón.

 

 

Esas palabras le hirvieron la sangre, trató nuevamente de zafarse pero no lo logró, el alcohol y dos pares de brazos, lo detenían. Kai les hizo una seña para que se fueran del lugar.  Uruha y Ruki jalaron al bajista y abriéndose paso entre la gente, salieron de ahí. 

 

 

—    ¿Y tú qué? — sus ojos se posaron en Kai que estaba dejando el dinero en la mesa. — ¿Eres el nuevo baterista de esos idiotas?

 

 

Kai ni si quiera lo miro, siguió caminando y jaló de un brazo a Aoi para que avanzaran, pues en su mirada logró percibir un poco de todo, dolor, tristeza, rabia y coraje. Y sobre todo, ganas de propinarle un buen golpe.

 

 

—    Veo que eres rápido…— Dijo con furia contenida. — No solo me remplazaste en la banda, sino también en su cama.

 

 

—    Yo pienso remplazarte en nada, para empezar no estamos al mismo nivel… y para llegar al tuyo, tendría que rebajarme.

 

 

El baterista gazetto no espero contestación, le dio un empujón al guitarrista y ambos salieron del lugar. Tuvieron que tomar un taxi porque todos habían llegado en un solo carro. Supuso que tuvieron que llevarse a Reita de inmediato.

 

 

Aoi estaba totalmente agotado, además el alcohol ya lo tenía más que mareado. No pasaron ni diez minutos cuando se quedó dormido. Su cabeza fue a parar en el hombro del baterista. Lo miro y no pudo evitar sonrojarse. ¿Y es que quien no se sonrojaría si Shiroyama Yuu estuviera tan cerca? Con esos labios gruesos, esa tez blanca y tersa. Con sus manos alargadas que hacían magia con su guitarra. Sacudió su cabeza quitando esos pensamientos de su mente. Si tan solo el guitarrista segundo no hubiera sido tan grosero…

 

 

Revisó nuevamente su teléfono celular, para comprobar la dirección que, minutos antes, Ruki le había dado con el fin de llevar al pelinegro hasta allá.

 

 

No tardaron mucho tiempo en llegar, ahora el pelinegro dormía acomodado en sus piernas. El taxi dobló a la izquierda y se detuvo en un complejo departamental bastante exclusivo. Kai llamó a Ruki para que saliera a recogerlo.

 

 

—    Pensé que tardarían más…— Dijo Ruki, mientras le ayudaba a sacar a Aoi del carro, no fue tan difícil pues el guitarrista había despertado un poco.

 

 

—    ¿Lograras subirlo tú solo?

 

 

—    No te preocupes, lo obligare a caminar.

 

 

Se despidieron y el baterista volvió a entrar al taxi, acomodándose en el asiento y mirando por la ventana. Llegó a su casa, un bonito departamento ubicado en una de las mejores zonas de Tokio. Adornado con muebles de primera clase, haciendo un conjunto verdaderamente exquisito, una armonía entre lo moderno y sofisticado.

 

 

Abrió la puerta y aventó su bolso en cualquier lado junto con sus llaves, no se molestó en prender la luz. Llegó hasta su habitación y se tumbó en la cama. Sintió un pequeño dolor en el corazón. Respiro profundo, para  aflojar es presión. Se quedó mirando fijamente el techo pálido.

 

 

“Las personas siempre alagan mi departamento, la decoración, la zona y su arquitectura Yo no soy modesto con ello, sé que es perfecto. Tarde mucho encontrando la combinación de colores perfecta, así como los muebles que combinaran a la perfección. Es un lindo, muy lindo departamento. Sin embargo, tiene un aura tan extraña, o quizá es carente de ella. El silencio me abrumaba, solo mi respiración era prueba de que alguien moraba el lugar. He estado tanto tiempo solo… no puedo recordar la última vez que alguien más estuvo en mi departamento.

 

 

Cierro los ojos con fuerza, como queriendo reprimir la cantidad de recuerdos que amenazan  con atropellar mi mente y hacerla trizas con memorias de antaño. Quizá, justamente ahora, empiezo a sentir la necesidad de estar acompañado, a lo mejor mi instinto quiere que deje mis cadenas atrás, y continúe adelante.

 

 

Me acomodé de lado, mis piernas casi tocaban mi abdomen. Solo podía ver el lado opuesto totalmente vacío. Sentí la necesidad de sentir unos brazos alrededor de mi cuerpo. Tenía ganas de sentirme protegido, de que alguien, por solo una vez, me volviera a prometer un mañana mejor. Había días en que no sabía que era lo que extrañaba más, amar o ser amado, o tal vez era un poco de ambas.  

 

 

Pero…después de amar tan profundamente y de perder a esa persona… ¿Se busca un nuevo amor, como si nada hubiera pasado?  Después de amar de esa forma, tan entregada ¿Se tiene derecho a una segunda oportunidad? No quiero saberlo…Nunca.

 

 

Muchas veces el olvido es más fácil si este viene acompañado de traición o de simple indiferencia. Intentar olvidar a alguien que fue arrebatado de tu lado injustamente, es….imposible”

 

 

**

 

 

 

Creo que Yuu debería bajar de peso” pensó mientras dejaba al pelinegro en la cama. Su respiración era agitada, y no era para menos a mitad del camino el guitarrista perdió por completo la noción, así que tuvo que cargarlo por todo el pasillo y su departamento.

 

 

Le quitó lo zapatos y lo cubrió con una manta para que el frio de la noche no le calara.  Salió de la habitación para encontrarse con Uruha y Reita, el primero intentaba sujetar al bajista que sacaba su ira aventando los cojines del sillón por todos lados, sus labios estaban rojos por el intento sobre humano que hacía para no derramar ni una lágrima. Ruki pensaba que era mejor que lo hiciera, muchas veces llorar limpia las penas.

 

 

Tuvieron que pasar varios minutos para que Reita accediera a sentarse, tenía la mirada perdida, estaba completamente ausente. El vocalista y el guitarrista se sentaron uno cada  lado, sin saber exactamente qué decir.

 

 

—    Reita…no es bueno que te guardes todo eso…— El primero en hablar fue Ruki, quien apretó su mano en señal de apoyo. Reita solo dibujo en su rostro una sonrisa que se quedó a medio camino y se convirtió en mueca.

 

 

El silencio volvió a embargarlos, tratar de que Reita sacara todo lo que traía dentro era un guerra perdida, el simplemente era de esas personas que no lloraban, y que lo hicieran frente a alguien era impensable. Sus amigos no podían hacer más que mostrarle su apoyo incondicional, hacerle saber que estarían ahí en cualquier momento para escucharlo y apoyarlo. No pasó mucho tiempo y el bajista se quedó completamente dormido.

 

 

El vocalista y el guitarrista se miraron por algunos segundos. El primero en apartar la mirada fue el castaño al tiempo que se ponía de pie, y hacia una seña con la cabeza para Ruki le ayudara a acomodar al bajista en el sillón.

 

 

—    Me tengo que ir…— Dijo el guitarrista, tomando sus cosas, ante la atenta mirada de Ruki.

 

 

—    ¿No es tarde para que te vayas?

 

 

—    No… sabes que no vivo lejos.

 

 

—    Entonces hasta mañana…— El vocalista se encontraba algo decepcionado pero intento fingir una sonrisa.

 

 

—    Hasta mañana Taka—chan.

 

 

La puerta se cerró, y un tenue suspiro escapó de sus labios.

 

 

Él era el único que me decía así.
Sólo él podía hacer que mi corazón volara alto, y para mi desgracia, aterrizara de golpe en la realidad.
Sí, estaba enamorado de Uruha.
Sí, sabía que, Takashima Kouyou, jamás me iba a corresponder.
Y no era porque yo le desagradara, era algo todavía más cruel…a  él no le gustaban los hombres. Por esa razón, he tenido que callarme, escondiendo cada uno de mis sentimientos hacia él. Pero, realmente eso no importaba, si iba a estar en su vida siendo su amigo, entonces yo me conformaba con eso, con solo tener un pequeño lugar en su corazón, con eso me conformaba.

 

 

Con la imagen de sus rasgos hermosos me quede dormido, en mi alfombra, soñando con que, tal vez al despertar él se fijaría en mí.

 

 

 

**

 

 

 

La infalible mañana llego, abriéndole paso a las ilusiones, al amor… al dolor. Y es que el dormir siempre es un anestésico, una forma de escapar de la realidad, aunque cuando el dolor es demasiado hasta en sueños te persigue. Estaba agitado, sudando frio y con los ojos bañados en lágrimas, y como si no fuera suficiente todo eso,  con una resaca terrible.  

 

 

 Trató de enfocar bien el lugar donde se encontraba, se tallo los ojos y se sentó en la cama, mareándose en el acto gracias a la cantidad de alcohol que ingirió la noche anterior. Reconoció el lugar casi de inmediato. No cabía duda de que era la habitación del pequeño vocalista.  Supo donde se encontraba porque todo estaba totalmente ordenado, casi parecía que habían medido con una regla el espacio entre cada perfume del tocador. La decoración era exquisita, extravagante sí, pero siempre exquisita.

 

 

Se dirigió al baño, se lavó la cara y observó su reflejo en el bonito espejo. Se arrepintió, su aspecto era horrible. Ahora tenía más  marcadas las ojeras, los ojos un tanto rojos y su piel lucia más pálida de lo normal. Genial, lo que le faltaba parecer un muerto viviente.

 

 

Rebuscó en los cajones del vocalista y encontró unos lentes obscuro se los puso y se arregló el cabello. Y aun que era temprano, y su ensayo estaba programado para la tarde. Decidió que era hora de irse. No tenía ganas de soportar las miradas venenosas de Reita, o los intentos de Ruki para alegrarlos y calmarlos. Tomó su chaqueta, y sin hacer nada de ruido atravesó la exótica sala de color rojo fuego, para poder salir del departamento.

 

 

 

Nunca se le había hecho tan eterno el camino hacia su casa. Apenas  vislumbro el edificio donde se encontraba su departamento, salió disparado del taxi, ni si quiera se molestó en esperar en que el chofer le devolviera el cambio. Abrió la puerta de su departamento y se dejó resbalar con su espalda pegada en la fría puerta.

 

 

Sentía sus ojos escocer a causa de las lágrimas, se mordió el labio inferior con fuerza para evitar que estas cayeran. Y aunque muchas lo abrumo esa sensación de presión en su pecho, esta vez era diferente. Ya no le dolía su ausencia, ahora solo sentía rabia y ni si quiera era dirigida a Yune, sino a si mismo por ser tan idiota.

 

 

El solo se lo había buscado. Para empezar había dejado que el amor por él creciera sin medida Había pasado por alto su forma de ser, y más tonto aun, pensó que él era quien podría hacer cambiar al baterista.  Puso todo su empeño para que el otro le correspondiera de la misma manera. Claro, eso nunca sucedió.

 

 

 Sintió sus parpados de hierro. Necesitaba urgentemente un sueño reparador. Dejo sus cosas en el suelo y con pasos lentos y flojos  llego a su habitación, se metió en las cobijas y se dispuso a dormir.

 

 

 

 

**

 

 

 

 

Estúpida luz… quería seguir durmiendo un poco más, pero la molesta luz del sol le estaba dando de lleno en la cara, así que empezó a tallarse los ojos antes de abrirlos, los recuerdos de la noche anterior, nada nítidos, comenzaban a bombardearlo. Sabía que tenía que pedirle una disculpa a su compañero de cuerdas. Pues además de las cosas que le había gritado la noche anterior, últimamente no se comportaba del todo bien con él. Y por fin había comprendido que  su amigo no tenía la culpa, al fin y al cabo ambos eran las “victimas” de la idiotez del otro par.

 

 

Unos ronquidos lo sacaron de su sopor, Ruki estaba tirado en el suelo hecho un ovillo. Sonrió con ternura, ese “enano”, como le llamaba, era su mejor amigo. En el rostro del menor notó un pequeño camino de lágrimas. Sintió lástima, él sabía sobre su amor imposible, y por más que intento ayudarlo, no pudo. Para su mala suerte el de piernas sexis solo encontraba atractivas las faldas. Es más, muchas veces, en las últimas semanas, lo veía tonteando con una muchacha bastante guapa. No tuvo el valor de decírselo al vocalista.

 

 

 

Decidió que era hora de levantarse, así que se puso a hacer el desayuno o más bien a improvisar uno agarrando los primeros paquetes que se encontró, y que por su puesto tenían una etiqueta con la leyenda “instantáneo”.  Ruki no tardó mucho en despertar. Digamos que el Rubio no era nada silencioso y menos si se encontraba en la zona de peligro llamada “cocina”.

 

 

 

—       ¿Crees que soy capaz de comer algo que tu preparaste?—  Le preguntó el pequeño, aun con la voz adormilada.

 

 

 

—       Es eso o no comes nada, además es sopa instantánea no creo que me haya quedado tan mal. — Dijo algo apenado por no saber cocinar.

 

 

 

 

 

—      A como te conozco eres capaz de quemar el agua…—  respondió  entre risillas mientras se sentaba en la mesa de la cocina.

 

 

 

 

—       No cocino tan mal a Miyavi…—  Otra vez hablando de ese idiota, pero no podía evitarlo todo le recordaba a él, desgraciadamente su departamento era donde más tiempo juntos compartían.

 

 

 

 

 

—      Suzuki Akira  tienes que dejar de pensar en él, no te hace nada bien, mírate ¡Ya estas más flaco! Aunque creo que eso se debe a que no sabes cocinar. — Se estaba riendo a carcajadas, contagiando de inmediato al rubio.

 

 

  

 “Esta mañana, lo había decidido, apenas llegara a mi hogar y sacaría todo lo que conservaba de Miyavi, cada fotografía, cada recuerdo. Pero aun no tenía idea como sacar de mis labios el sabor de sus besos, como sacar de mi cabeza tantas risas y sobre todo promesas… como olvidar su olor, sus frías manos en mi cuerpo. Esa personalidad tan extrovertida, que aunque nunca lo diré en voz alta, me volvía loco.”

 

 

 

 

Notas finales:

espero sus criticaz, saludos y suerte a todos los lectores :D


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