Mañana
La suave brisa movió sus cabellos en un suave vaivén, mientras el observaba el cielo estrellado, se veía tan hermosos, como la luna también iluminaba el grande y extenso cielo, cerro los ojos, mientras varios recuerdos inundaban su mente, lagrimas rodaron por su mejilla sin poderlas contener, mientras sus manos apretaban el pasto bajo sus manos, mordió su labio…
Todo acabó, de ti ya no hay nada
sé que es mejor, dejar que te vayas
No sé, si me arrepienta mañana
sin tu mirada.
Miro hacia atrás donde una caja negra con bordes dorados se encontraba, una gran X plateada se encontraba en el centro de aquel ataúd, el hombre que se encontraba sentado junto aquella gran caja solo dejo que las lagrimas siguieran su curso con más rapidez que antes. Ya no estaba, se había ido… lo había abandonado… ya no había nada de el… ni sus sonrisas, ni sus sonrojos, ni su voz… nada, solo un recuerdo muy reciente, solo unas simples palabras de aquel que no podía digerir completamente… “No llores y solo déjame ir palabras simples pero…”–Como quieres que lo haga ¿eh?- pregunto al aire, con algo de sarcasmo, su voz sonó rota por los sollozos que amenazaban con salir de su boca, no lo podía evitar… En verdad no los quería dejar salir, pero era imposible, el no era alguien que se dejaba llevar por sus emociones, pero esa vez, no le fue posible pensar con claridad, no podía mantener la cabeza helada, solo dejo que ese sentimiento lo llenara y saliera en sus saladas lagrimas… Junto sus piernas a la altura de su pecho y refugio su cabeza en aquel pequeño hueco. Y cerro los ojos… Una hermosa sonrisa amable y tímida vino como rayo a su cabeza… Seguido de unos ojos suplicantes - duele…- le dijo aquel ser que ya no estaba con el… como si pudiera escucharlo… y esa noche como muchas anteriores se quedo en aquel lugar…
No dormiré, hoy no tengo ganas
sé que tendré, una noche muy larga
las lágrimas me llenan la cara
la angustia de estar equivocada.
-No tengo sueño… Ni hambre, ni sed… no tengo ganas de nada… ni de vivir ¿sabes?- empezó hablar con falsa calma, levantando de nuevo el rostro al cielo, pero aun con los ojos cerrados, queriendo ver por unos momentos más aquel rostro, antes de dejarlo ir en contra de su voluntad, porque el cielo se lo había pedido, por el cielo sabía lo que significaba para la niebla, porque sabía que él no quería verle triste, pero lo que el cielo no sabía era que le pedía algo imposible, porque si le pedía que lo olvidara, era como decirle que no viviera, porque por muy cursi que se escuchara era la verdad, de alguna manera el se había colado muy dentro de su ser. –Otra vez, será una noche MUY larga y fría- le anuncio al ataúd, pero no abría los ojos, no podía abrirlo, porque él estaba allí, sonriéndole, aunque fuera una sonrisa triste y una mirada suplicante y llena de tristeza. Y más lágrimas le llenaron el rostro y la angustia le apretujaba el corazón, si, por que la angustia de no verlo más era tan enorme que no le dejaba respirar… Y entonces… entonces vio dos rostros… Uno lleno de vida, con un tenue sonrojo y una hermosa y grata sonrisa, susurrando su nombre… y la segunda… la segunda imagen era… era aterradora… estaba entre sus brazos, golpes y raspones por todo su rostro, eso no era lo grave, no… si no los múltiples balazos de su cuerpo, donde aquel liquido carmesí salía en abundancia, mientras aquel chico le sonreía con sus ojos opacos y le susurraba varias cosas antes de escupir sangres y quedarse callado… Nada… Estaba en shock… ¿Lo perdió? Entonces levanto la vista y encontró aquella sonrisa socarrona que le hirvió la sangre y detesto, haciendo que un sentimiento de venganza saliera a flote… O si…Dolor, odio, venganza.. más y más sentimientos se acumularon y explotaron…
Mañana, mañana
será otro día y tendré calma
buscaré la forma de vivir sin ti
hoy, necesito llorar.
-¡AAAHHHH!- todo salió de él, en un grito lleno de frustración y dolor, se dejo caer, mientras su frente chocaba contra el pasto y sus manos hechas puños golpearon con fuerza la tierra, haciendo que sus nudillos sangraran por la fuerza que ejercía… -“Mañana… mañana… si mañana pensare más fríamente… mañana pensare como vengarte, mañana… ahora solo ahora, necesito hacer esto”- pensó, destrozado, aunque sabía que era una vil mentira, desde su muerte tenia diciéndose aquello “Mañana, mañana” un mañana que sabía que no llegaría, pues los mañanas se fueron con el, golpeo de nuevo con más fuerza, haciendo que el pasto verde se llenara de el liquido rojizo, las lagrimas bajaban rápidamente por sus mejillas una caían al piso otras se perdían por su mandíbula y resbalaban por su cuello…
Mañana, mañana
Tendré las fuerzas que hoy me faltan
Seré libre y volveré a pensar en mí
Hoy, necesito llorar.
Sus sollozos en vez de calmarse se hacían más y más fuerte a cada minuto que pasaba, no se acababa, el sufrimiento seguía allí y las fuerzas se negaba a regresar a él, a su cuerpo y corazón, sus fuerzas se habían ido ya, y no pensaba que regresaría… Tampoco podía pensar en el, pues su corazón se contraía con fuerza hasta doler… Pero sabía que el mañana, el mañana que no sabía cuándo llegaría, ese mañana podría mantenerse de pie, podría ser el de antes, cerrar de nuevo esas grandes heridas que tenía en su pecho, y poner otro candado y barrera más fuerte que la anterior, Mañana podría pensar en él y reírse de su mala suerte, de mofarse de el por ser tan blando con su enemigo. Y Cuando ese mañana llegue, lo abra olvidado, y el volverá hacer el mismo, pero mientras ese Mañana llegaba, mientras esos días pasaban hasta ese mañana, solo quería desahogarse. Solo deseaba estar con él. No importaba donde, solo quería estar con el… Otro grito salió de sus labios, desgarrándose la garganta por el esfuerzo hecho…
Como lograr, sacarte de mi alma
o recomenzar, si hay algo que falta
yo sé que es imposible olvidarte
sin ti yo tengo que acostumbrarme
-¡Solo me ordenaste que te olvidara… Pero con un demonio… Dime como!-Grito al aire, frustrado, no sabía cómo salir de aquel pozo tan hondo, no sabía como empezar a caminar de nuevo, no sabía cómo… Y por más que lo intentara, por más que lo deseara no podía, en verdad que no podía olvidarse de aquel chico de mirada castaña, le era realmente imposible, realmente doloroso tan solo pensar en dejarlo, de tan solo decir adiós, no quería eso, no quería olvidarlo, pero tenía que aprender a caminar por lo menos durante un tiempo, solamente hasta que su venganza sea consumida, sonrió ante esa idea tan agradable, si no podía olvidarlo… ¿Por qué no unirse a él? Levanto el rostro al cielo por una vez en un tiempo indefinido, pero supuso que volvió a llorar de nuevo toda la noche, pues empezaba a amanecer, sonrió de manera torcida, observando el cielo anaranjado, clara señal de que pronto amanecería –Espérame- respondió en un susurro, observando el cielo. –Estaré contigo de nuevo- le dijo, levantándose de manera lenta, pausada y cansada para luego observar aun con lágrimas en sus ojos y recorriendo sus mejillas, sonrió de nuevo, pero esta vez de manera triste, sabía que el dolor no desaparecería, porque él no estaba cerca, por que su cielo era quien siempre le acariciaba el alma y hacia que todos los miedos y malos recuerdos se fueran, porque aquel chico, el decimo vongola, Tsunayoshi Sawada, era y seria solamente su cielo y luz que le guiaba, limpio su rostro lentamente, queriendo quitar los rastros de debilidad, que cada noche aparecía en su rostro ya demacrado por las noches de vela. Pero ¿Acaso importaba? Claro que no… Se incoo por última vez, acariciando aquella tapa e inclinándose un poco más besando la X en el centro del ataúd, haciendo que unos cuantos cabellos resbalaran por sus hombros y ocultaran su rostro que dejaron caer unas ultimas lagrimas… - A presto Il mio Cielo*- susurro levantándose, y caminando hacia el bosque…
Mañana, mañana…
Miro hacia atrás por última vez, sabiendo que para la próxima vez que volviera allí, seria dentro de una caja, y sonrió de manera un tanto socarrona cerrando los ojos y caminando hacia adelante… Tal vez ese mañana nunca llegue, y si llega no será a tiempo, pues el había tomado su decisión, vengaría al cielo caído, y después de eso… tal vez su mañana llegue, o tal vez ese mañana sea lo último que vea…