El pequeño rubio aparta de un manotazo el libro que tenía delante, no podía concentrarse, su mente divagaba acerca de su precaria situación económica. Irónicamente eso es lo que esta estudiando en la Universidad de Tokio: Economía.
Durante su primer año no pasó grandes dificultades, su padre le dejo un pequeño “fondo” de dinero y con eso iba saliendo adelante, sin embargo, una situación inesperada echó por tierra todos sus planes. Sus padres nunca le hablaron de una hermana mayor internada en un centro especial para niños con graves retrasos y más tarde en una residencia donde era cuidada y atendida según sus necesidades. Hubiera seguido ignorándolo sino fuera porque habían dejado de percibir su pensión y los abogados del centro se pusieron en contacto con él, su sorpresa fue enorme, al principio pensó que se trataba de una estafa para sacarle dinero, algo que no tenía. Más cuando la seriedad de sus interlocutores fue tan sincera, accedió a sus demandas y fue a conocer a la persona que decían que era su hermana. Al verla, no le quedo ninguna duda, sorprendido comprobó que era la viva imagen de su madre a esa misma edad.
-Me haré cargo de sus gastos -dijo.
Esa misma mañana vió como descendía peligrosamente sus ahorros. Tuvo que recurrir a sus fondos, a partir de entonces se empleó en las más diversas de las ocupaciones para poder mantener a su hermana en su institución y él seguir cursando sus estudios.
Al principio, mes a mes iba encontrando pequeños trabajos que le ayudaban a seguir adelante, más aquella situación se estaba volviendo insostenible. Hizo de todo, fue lavaplatos, repartidor, conductor de limusinas, guía, monitor, portero de una discoteca, hasta se atrevió a dar clases de canto a un grupo de niños, sin olvidar un par de meses vendiendo libros a domicilio, compaginándolo todo con sus estudios. Ahora estaba tocando fondo.
-Tengo que encontrar un trabajo bien remunerado, pero donde y como? -se dijo en alto, olvidando que su compañero de residencia estaba dormido a un par de metros de donde él estaba.
-Qué ocurre, Ruki? -preguntó Uruha que llevaba un rato despierto.
-Disculpa, pensaba en alto. Necesito un trabajo donde pueda sacar dinero rápido y en cantidad.
-Solo eso?
-Te parece poco? -inquirió a su vez.
Uruha sacó una revista de debajo del colchón de su cama y se la arrojó.
-Ahí esta la solución a tus problemas.
Takanori la atrapó sin dificultad. Al ver su tapa comprobó que era una de las revistas de sexo a las que era aficionado su castaño amigo.
-Aquí -Pasó las hojas con una rápida ojeada. -Creo que es la anteúltima página.
El rubio dudando la abrió y miró el contenido, sus ojos se abrieron sorprendidos y leyó en alto.
-"Hola, soy un chico de 20 años, moreno, ojos marrones, peso 70kg y mido 1,80m. Busco chico para hacer amistad y lo que surja, contestare, preferiblemente en Aimori"
-Ese queda descartado -dijo riendo Uruha.
-Estas loco, si crees que yo…- su mirada se poso en el siguiente aviso. Leyó- "Hola! Soy un chico interesante, soy atractivo, moreno, pelo cortito, ojos marrón oscuro, mido 1,65 y peso 53 Kg. Práctico deportes y me gusta mantenerme en buena forma física. Me gusta el cine, viajar, conocer gente y comunicarme, hablo cinco idiomas. Busco algún chico de entre 25 y 35 años a quien le guste cuidarse como a mí. Para, ante todo, amistad. Luego si surge algo más, pues bienvenido sea. Me gustaría que fuera de cerca, pero no descarto a nadie, incluso si eres de una prefectura vecina o de Tokyo. Prometo contestar. Un saludo a todos"
-Ese es más próximo. -Uruha sonreía al ver la expresión en el rostro del chibi.
-Te has equivocado conmigo, yo no soy de esos -le devolvió la revista.
Uruha la recogió, comenzó leer a su vez.
-Escucha este, "Si queda algún menor de 35, inteligente, noble, solidario, vida sana y deportiva, inquietudes personales y sociales, que busque relación y amistad auténticas? Yo igual, profesor de 45 años en Tokyo", mira que si se tratase de alguno de nuestros profesores.
-No digas tonterías, son personas respetables.
-Por supuesto, pero en su vida privada quien sabe…, este es más sincero, dice lo que quiere realmente, "Busco hombres activos en Tokyo o cerca para encuentros ocasionales sin intereses monetarios, solo sexo y más sexo. Soy activo, 32 años, mido 1,90m, mi peso es de 84kg, blanco, educado y no afeminado"
-Déjalo ya, olvídalo -pidió.
-Espera aquí tengo otro. "Tengo 27 años, mido 1,75 mts, peso 60kgs, soy moreno, mejor culo, muy morboso, busca chicos en Kyoto entre 18-35 años, viriles, delgados y activos para tener largas sesiones de sexo a tope, con imaginación, morbo y mucha actividad, obvio, para montarnos las mejores fiestas de sexo que podamos recordar"
Ruki le dio la espalda y acercó nuevamente el libro para intentar retomar su estudio donde lo había dejado.
-Encontré el que te decía, escucha: "Se necesitan jóvenes entre 18 y 25 años para modelo publicitario. Presentarse de 8 a 14 horas en la Agencia Y, preguntar por Yukata Uke" Aquí esta la dirección -la lee en alto.
Takanori la memoriza sin saber realmente por qué lo hace.
-Como modelo se puede ganar mucho dinero -afirma el castaño- No te parece?
-Si.
-Vas a ir?
-Duerme…
Uruha sonrió tumbándose, sabía que iría.
*~*
Ese sábado iba a probar suerte, porque la revista no decía nada referente a si existe un tope para presentarse a las plazas de modelo, aún no sabía por qué estaba allí, un aviso en ese tipo de revistas no le merecía mucha confianza, pero su necesidad era mucha y finalmente Takanori se decidió acercándose al edificio que para su gusto resultó ser excesivamente lujoso, no lo dudo más y atravesó las puertas de cristal que se abrieron al acercarse y se dirigió al mostrador, donde un conserje esperaba tras una mesa.
-El señor Yukata Uke? -preguntó.
-Octava planta, derecha.
-Gracias. -siguió su indicación hacia el ascensor que en segundos le llevo hasta la planta que pulso en el botón, al salir fue hacia su derecha, vio que habían dos puertas, en la que él se dirigió, un cartel pegado a la puerta indicaba: "Agencia Yukata. Dirigida por Yukata Uke". Indudablemente era allí. Llamó al timbre.
La puerta se abrió unos centímetros, Takanori empujó y se encontró ante un amplio vestíbulo que estaba unido al área de trabajo de un fotógrafo, vio los trípodes, los focos de luz, el decorado, sobre una mesa próxima se veían distintas cámaras fotográficas de reconocidas marcas y modelos, indudablemente todas ellas profesionales. Se acercó despacio procurando no interrumpir el trabajo, en aquel instante el fotógrafo estaba dando instrucciones al joven que posaba ante él, Taka los observó, el joven debía ser profesional, por la naturalidad con que se movía, las poses que adoptaba o las expresiones corporales que ejecutaba a la perfección. El fotógrafo estaba entusiasmado haciendo foto tras foto, el chibi no podía saber que de todas ellas, una vez positivadas muchas serían descartadas y solo dos o tres recibirían el visto bueno.
Cuando se cansó de verlos trabajar, se fijo que las paredes estaban cubiertas con fotografías enmarcadas en blanco y negro, se acercó para verlas más de cerca. Estaba tan entretenido que no escuchó cuando acabó la sesión de fotografía, ni tampoco cuando el muchacho se marchaba.
-Te gustan? -la voz sonó muy cerca de Takanori y solo entonces pareció salir de su abstracción. Se volvió encontrándose frente a un hombre joven… mientras lo observaba trabajar no advirtió su juventud.
-Si… no entiendo mucho, pero me parecen admirables, en sus rostros… se ven… -no encontró la palabra que expresará lo que veía en ellos- son increíbles, son suyas?
-Si, soy Yukata Uke, te llamas?
-Matsumoto Takanori.
-Me dirás que quieres?
-Un amigo me hablo del anuncio solicitando jóvenes para modelos publicitarios. -dijo
Su interlocutor no mostró su sorpresa, ese aviso ya era viejo, indudablemente su amigo quiso gastarle una broma. Aunque pensándolo bien, el muchacho tenía una buena figura, aunque fuera un poco bajito, la expresión de su mirada inocente era atrayente, con una mezcla de autosuficiencia que atraía poderosamente la atención, comprendió que tenía muchas posibilidades de pertenecer al club. Pero antes debía conocerlo un poco más, tenía que saber los motivos que le llevaban allí. Era fotogénico y esa cabellera hasta un poco más arriba de sus hombros y rubia mostraba su lado exótico. Con solo ver su fotografía y con esa cabellera, sería el más solicitado de sus "protegidos".
Sus clientes eran personajes de reconocido prestigio y esperaban lo mejor del club. No podía defraudarlos enviándole a cualquiera, además sus socios no permitían que se admitiera a un joven solo por ser lindo. Sus pensamientos apenas si duraron un par de minutos, ya le había observado detenidamente mientras estaba distraído mirando sus fotos.
-Voy a tomar un té, quieres acompañarme. Hablaremos de ese trabajo que buscas.
Takanori accedió. Uke era hábil y mientras conversaban animadamente con sutileza fue consiguiendo conocer los motivos que llevaron allí al joven.
-Te seré sincero, ese anuncio ya es antiguo, me contrato una empresa y ya no necesitan gente -vio la desilusión en su mirada- de todos modos conozco una persona que podría ayudarte. -eso le animó, su inocencia le podía hacer caer en peores manos que las suyas, si lo iniciaba despacio podía conseguir de él mucho. Lo iría introduciendo poco a poco, indudablemente estaba desesperado por conseguir ingresos rápidos, lo que favorecía sus planes respecto a él, mas no le convenía asustarlo, aunque si era cierto que necesitaba todos los meses una cantidad fija, era posible que no pasara por su mente la idea de abandonarles. Mirándolo se decidió. Iría despacio con él, cuando quisiera darse cuenta de su situación ya le sería imposible dejarlos- Le gusta sacar fotos de chicos. Suele darles por sesiones de una o dos horas unos… -mencionó una cantidad de dinero, él no podía saber que obtendrían mucho más. La mirada del joven le confirmó sus sospechas, realmente lo necesitaba.
-Qué clase de fotos?
-No sabría decirte, se de alguien a quien pagó 20.000 yenes.
Takanori abrió mucho los ojos, sorprendido, eso era mucho dinero por unas fotografías.
-Si quieres te doy un teléfono de contacto.
Se quedo pensativo, esa cantidad era realmente tentadora y aun más cuando realmente la necesitaba…. lo decidió. Asintió sin palabras.
-Iré a buscarlo. -dijo levantándose.
Salió un instante dejándolo solo. Cuando volvió a los pocos minutos, no entró directamente, se quedo observándolo poseía un buen cuerpo, tomó una nueva decisión, no lo pondría en contacto con el club hasta que tuviera más experiencia, sus socios quebrarían su espíritu y mataría esa adorable ingenuidad que asomaba en su mirada. Afortunadamente, él no estaba allí solo para captar nuevos chicos también recibía las llamadas solicitando la compañía de sus "protegidos".
-Aquí esta… -A sus palabras el joven fue a su encuentro y se la dió. Takanori vio un número en relieve, también le entregó un móvil- No los pierdas ni lo prestes, te serán muy útiles. No hagas llamadas por tu cuenta, porque si estas comunicando no podrás recibir la mía, úsalo sólo cuando yo te llame, entonces marcas ese número -señalo el que estaba en relieve en la tarjeta dorada. Se pondrá un contestador, solo di una palabra "Hermes"
-El mensajero de los dioses.
-Veo que conoces la mitología -le gustaba cada vez más, lástima que tenía por norma no intimar con sus "protegidos"- Automáticamente te darán una dirección y una hora. Vas, haces lo que te pidan y recibirás tu parte -vio su mirada desconfiada- No te preocupes, tu mismo veras que puedes hacerlo.
-Y si no…
-Llámame, también con ese número, das mi nombre y enseguida te pondrán conmigo -eso no era lo habitual, pero intentaría mantenerlo en reserva.
Acababa de recordar un cliente que prefería estar con rubios y algo bajitos. No tenía forma de contactar con él, guardaba así su identidad, trataba bien a los chicos y pagaba sin demoras, llevaba más de dos meses sin tener noticias de él, se hacia llamar Sumato, según sus "protegidos" era un hombre joven, si bien nunca vieron su rostro, que ocultaba tras una máscara. Le guardaría a Takanori para él. Bien podía desembolsar de sus bolsillos algunos miles que luego pondría en la cuenta del señor “Sumato”.
-Cuando podré ver a esa persona? -esta impaciente pues estaban a mediados de mes y el pago de la clínica se aproximaba.
-Seguramente que mañana… espera mi llamada.
-Yo no puedo tener con sonido el móvil en clase.
-Dime en que momento estas en los recesos.
Ruki le dio sus horarios y así concertaron por parte de ambos los momentos que el chibi tendría el móvil prendido. No le advirtió que también podían llamarle de noche…. Poco después se despedían. Al quedar solo, Ruki sintió un desasosiego, debía haber supuesto que Uruha nunca tenía dinero suficiente para estar al día con sus revistas. Y aunque no sabía en que se estaba metiendo, no se sentía tranquilo. Si bien reconocía que Uke le pareció un buen tipo, fue amable con él y se ha ofrecido a ayudarle. Aunque le parece extraño esa forma de contactar con él. Su necesidad de ingresos fijos, era más fuerte que sus dudas.