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Miedo. por Neko_Chan_XD

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Notas del fanfic:

 

Bueno, hola! xD

El fin, primero que nada, quiero aclarar algo, mis conocimientos en medicina no son muy grandes, asi que esto del by pass lo saque de una serie de television. Le ponian by pass a una chica que hbia tenido un accidente, para prolongar su vida aunque su cuerpo ya no daba mas...y eso quedaba bien para la historia ^^

Espero les guste!

 



Trago saliva por quien sabe cuentas veces ese día. Nervioso, dejo que esa sustancia acuosa   resbalara por su garganta en varias ocasiones, como si de esa forma fuera a tragarse sus angustias, para dejarlas dentro de la prisión en que deseaba se convirtiera su cuerpo.


La primera vez, fue cuando le dijeron que lo iban a preparar para la operación. En ese momento trago saliva y movió su cabeza en un gesto de asentimiento con parquedad. La segunda fue cuando veía el techo del quirófano, con esas brillantes lámparas color blanco que serian asistentes para ver como unos carniceros con batas blancas le abrían el pecho. Ahí sintió como el anestesiólogo le decía que contara desde cien hacia atrás, y antes de obedecer trago saliva. Luego el mundo se volvió oscuro.


 


Ahora volvía a sentir ese líquido resbalando por las paredes de su garganta, lentamente, hasta perderse en su interior. Y ya no eran solo nervios lo que lo obligaban a repetir esa acción, ahora tenía miedo. Ahora sentía que si no apretaba los puños fuertemente, que si separaba un milímetro los labios, que si despegaba la cabeza de la blanca almohada, que si hacia eso comenzaría temblar, y luego ya no podría apretar los labios y que de estos saldrían en forma de sollozos todo lo que había intentado tragarse junto a su saliva, y que después sus ojos negros se recubrirían con un fino manto húmedo, que escurriría posteriormente por sus mejillas.


Tenia miedo de su futuro, el cual sabía se reducía a unas pocas horas…o quizá minutos. Tenía miedo de que el constante “bip” que indicaba su estabilidad, así como el ronroneo de los aparatos alrededor suyo se detuviera, porque si eso pasaba, entonces también lo haría su corazón.


Desde niño había estado enfermo del corazón, era un mal congénito que su hermano mayor también tenia, pero estaban en tratamiento, así que sus vidas nunca fueron especialmente difíciles. Sin embargo, en él las cosas se habían complicado mucho, y necesitaba un transplante de corazón, el cual nunca llego.


Sus padres lo intentaron todo, hasta dar con un doctor que estaba probando un nuevo método para curar ese tipo de enfermedades, y sus padres aceptaron que ese hombre usara a su hijo como conejillo de indias.


Por su lado, él, Sasuke, también deseando seguir con su existencia acepto. Le habían dicho que, en esencia, la operación no era gran cosa, que a lo mucho iba a tardar dos horas, o tres. Pero su estadía en el quirófano se alargo por cuatro horas más de lo estipulado.


Cuando entraba en el quirófano, él estaba muy conciente de que podría morir, y aceptaba ese hecho con una serenidad pasmosa. La razón: si moría luchando no importaban, si moría sin haber otra posibilidad no importaba, si moría así, no importaba.


Pero esto era distinto, muy distinto.


Estaba en by pass. La operación había sido un fracaso total, y bien pudo haber muerto sobre la plancha del quirófano, pero su madre, que lo amaba tanto como para no entender que su hora había llegado, ordeno, en medio de su desconsolado llanto y agarrándose del brazo de su afligido esposo para no caer, que prolongaran la vida de su hijo lo mas que pudieran, porque ella, como su madre que le había dado la vida, parecía creerse en el derecho de decidir cuando y como debía morir su hijo.


Cuando Sasuke abrió los ojos, y se encontró en su habitación, rodeado de su madre, su padre, su hermano y un par de doctores, creyó que las cosas habían salido bien. Creyó que viviría, creyó que podría terminar una carrera, que podría casarse, tener hijos, o lanzarse del bongi, creyó que viviría y que podría gastarse su vida siendo un vagabundo si así lo deseaba. Pero la cruel verdad, esa que le decía que solo estaba vivo gracias a un monto de aparatos, le cayó encima, y fue entonces cuando tuvo miedo.


Su padre, su madre, su hermano, incluso un amigo suyo llamado Gaara, hablaron con él en privado. Le dijeron que lo querían, lo mucho que les dolía su partida y él se mantuvo en silencio todo el rato, no se atrevió a decirles, a ninguno, que tenia miedo, y no se atrevió a gritarle a su madre y recriminar que se creyera completa dueña de su vida, no se atrevió a decir que él estaba listo para morir, que no había necesidad de que nadie lo salvara, no dijo que tenia miedo.


La cirugía y sus diversas complicaciones no únicamente había dañado su corazón, también otros órganos, el hígado y lo riñones por ejemplo. En su imperturbable miseria, que se veía reflejada en lo rígido de su posición, se preguntaba que mierda le habrían hecho aquellos bastardos, que presumían sus títulos, maestrías y posgrados,  para que lo dejaran así…él solo tenia mal el corazón.


Se levanto de entre las extremadamente blancas sabanas, que lucían tan vacías e infinitas como los brazos de la muerte entre los cuales pronto reposaría. Poso los pies desnudos en el frío suelo de baldosa blanca. Sintió aquellos cables y tubos de plástico que lo mantenían atado a la vida, aforrándose a el con fuerza, jalándolo de nuevo hacia la cama, debido a esto solo dio unos tres pasos, y se quedo de pie frente a la ventana, mas lejos de lo que le hubiera gustado estar.


Miro el cielo, que se extendía cual lienzo azul ante él, manchado con borrones de pintura blancos en forma de nubes, y se sintió más miserable, y con mucho más miedo. Porque la vida, la vida de la que ahora tendría que decir adiós, estaba ahí, tan…vivida, tan real, recordándole con fuerza que moriría, que ya nunca mas vería el cielo azul.


Se pregunto, con los puños apretados, escuchando el sonido de los aparatos, que parecía el zumbido de mil insectos, pero muy, muy alejados de él, se pregunto porque tardaban tanto los médicos en llegar para quitarle la vida, y se pregunto porque él mismo no se arrancaba todos y cada uno de los tubos, porque no tiraba al piso esos aparatos y se libraba del martirio que significa estar vivo sin estarlo. Y una voz, que solo reconoció como la suya, le dijo que tenia miedo.


Hacia poco, estaba listo para morir, listo para dejar todo lo que había significado su vida, listo para dejarse llevar a donde fuera que lo llevara esa suave brisa que lo arrastraría lejos del mundo mortal. Y luego abrió los ojos, creyendo que estaba mas vivo que nunca, creyendo que no tendría que volver a pensar en la muerte hasta dentro de muchos, muchos años. Al final, estaba ahí, esperando que la vida se le arrebatara de una vez por todas, esperando que alguien llegara y le diera el último adiós, literalmente.


Pero nadie llegaba, nadie llegaba y él se sentía incapaz, porque extrañamente, le temía a la muerte más que nunca, y añoraba la vida como nunca creyó poder hacerlo.


Miro a su alrededor, todo de un color pulcro e inquietantemente blanco lo rodeaba, lo absorbía, y le recordaba que, al final, en la ultima recta de su vida, estaba solo. Le tenía miedo, sobre todo, a que del otro lado de aquella puerta enmarcada con la palabra “muerte”, grabada en doradas letras, no se encontraría con otro cosa que no fuera un blanco a si de brillante, profundo y vacío. Ahora que entendía que ya nunca vería a las personas que más había querido, le tenía miedo a la soledad.


Regreso a su cama. Volvió a recostarse, y se quedo mirando el techo un rato, hasta que la puerta de la habitación se abrió.


Por un momento miro con sorpresa al recién llegado, y luego con ira. Ya no quería que le recordaran lo solo que iba a estar del otro lado, ya no lo necesitaba.


Pero el otro, aquel chico, aquel amigo suyo tomo una silla y se sentó a su lado. Sus ojos, con el iris resplandecido en azul, lucían llorosos, rojos, cansados. Por sus bronceadas mejillas se vislumbraba el camino que habían dejado sus lágrimas. Su rubio cabello, se notaba alborotado.


—¿Qué ha…? —Intento preguntar.


Pero su amigo, Naruto, alzo una mano para indicarle que se callara. Lo miro de manera seria, como pocas veces hacia, y dijo:


—Mi padre acaba de morir.


Antes de poder procesar la información, antes incluso de que en su mente se formulara una pregunta, el otro continúo:


—Tuvo un accidente anoche, un auto lo atropello. Murió hace una hora…estoy solo.


Guardo silencio. Hacia un par de meses, que no hablaba con Naruto. Por cosas de la universidad, y su enfermedad, Sasuke no había tenido tiempo de llamar a su amigo, y al parecer éste tampoco.


Percibió que Naruto abría la boca, pero él se adelanto para decir:


—Voy a morir…estoy en by pass. Voy a morir.


Y para su sorpresa, el rubio asintió con entendimiento. Fue esto, quizá, lo que lo hizo hablar, el que Naruto no se mostrara completamente desconsolado ante su pérdida, a que pareciera ajeno a todo.


— Tengo miedo —confeso, seguramente porque sabia que, si nunca había perdido la compostura, su lecho de muerte era un lugar perfecto para hacerlo—Tengo miedo, porque voy a estar solo…tengo miedo —y calló sin esperar una respuesta.       


Naruto lo miro a los ojos, y mientras azul y negro se conectaban, supo que su amigo también tenia miedo, e igual que él, le temía a la soledad. Naruto le temía a la soledad en la que se quedaba, y Sasuke a la soledad en la que se sumergía.


Y para sorprenderlo nuevamente, Naruto sonrío. Era una sonrisa, cansada, triste y lastimera, pero era una sonrisa sincera. El rubio saco de debajo de su ropa con un arma, una calibre cuarenta y cinco, y antes de que Sasuke pudiera preguntar algo, Naruto explico que se la había quitado a un policía.


Con un ademán extraño, Naruto le mostró lo que había planeado hacer con el arma, suicidarse para olvidar su soledad. Y con otro ademán, lo invito a hacer lo mismo.


Se conocían lo suficiente, así que no hubo necesidad de intercambiar frases para comprender nada. Naruto ya no deseaba estar solo, aunque fuera en el último instante de su vida, no se creía capaz de soportar más. Y Sasuke, Sasuke ya no tendría que esperar tortuosos minutos para que su muerte se efectuara, y no tendría porque reflexionar sobre sus miedos.


Y sobre todo, Sasuke podría irse de este mundo creyendo que, mientras ese par de resplandeciente ojos azules contrastaran con el blanco inmenso que se encontraría del otro lado, él estaría bien.


Naruto se sentó en la cama, a lado de Sasuke. Pego su sien con la de él, y el moreno tomo la mano del rubio. Naruto coloco el arma en su otra sien, y, mientras apretaban con la fuerza suficiente para que sus manos se rompieran, jalo el gatillo.



Notas finales:

 

Ultimamente escribio mucho SasuNaruSasu...el fin. Espero les haya gustado, si es asi dejen review y si no tambien.

Gracias por leer!


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