Una suave brisa inundo el lugar, todo era silencio y monotonía, no había un solo vestigio de vida en aquel lugar, cerrado para todo ser viviente, salvo para ellos, los cinco caballeros legendarios y su diosa. La suave brisa del viento se fundió con aquella melancolía, por momentos todo parecía calma y por momentos las lagrimas se apoderaban de ellos, incluso del mayor, el frívolo, solía sollozar en silencio por aquellas almas selladas sin piedad, que no tenían razones maléficas, allí estaban.
Después de la guerra de los cielos lo único que quedaba del gigantesco monolito de piedra caliza era aquella parte donde las catorce almas estaban selladas, solo era piedra, piedra que con cada día que pasaba poco a poco se iba desgastado y erosionando, poco a poco la piedra deshaga de tener su forma y con ello los recuerdos comenzaban a dolerles a aquellos cinco.
-Las rozas de afrodita, las flores de salares para Shaka- dijo el de cabellos verdosos dejando un ramo de flores bajo el monumento.
-Hola amigo- dijo el pelinegro saludando en alto a una de las figuras- maestro.
-Se ven iguales que cuando estaban vivos- dijo el mayor mirando fijamente a uno de ellos- iguales.
-Después de todo, ni siendo de piedra cambian- bromeo el rubio- Sigue teniendo la expresión fría.
-La piedra se está desasiendo, a este paso algún día perderemos lo último que nos queda para recordarlos- recapacito el castaño- Ojala pudiéramos hacer algo.
Las aguas comenzaron a moverse violentamente de repente, una brisa húmeda rodeo el lugar, se sentía en el ambiente una cosmoenergia muy poderosa pero a su vez muy pacifica, por el horizonte se comenzó a divisar una figura que mientras se acercaba tomaba forma. Un muchacho de cabellos rubios se acerco a ellos, tenía más o menos su edad y estaba vestido como cualquier muchacho, aparentemente, cuando llego hasta el monolito lo toco con su mano y una pequeña luz se escapo, los cinco se pusieron en posición de defensa y ataque, para defender aquel único recuerdo que quedaba de aquellos valerosos guerreros.
-Aun esta tibio- dijo el muchacho suavemente- creo poder regresarlos.
-¿Quién eres?- pregunto el pelinegro mirando detenidamente al muchacho.
-Soy el elegido de Genbu, la tortuga del norte de la mitología Japonesa, capaz de controlar el agua misma y todo lo que contenga partes de ella- dijo mirándolos seriamente- ustedes son los que han retado a los dioses griegos y nórdicos, resultando vencedores en defensa de la humanidad, es un gran honor conocerles.
-Dices que podrás regresar a los dorados- dijo el peli verde esperanzado.
-Claro que puedo, aun tiene energía dentro de ese monolito, su cosmos arden débilmente, pero aun lo tienen y eso es sinónimo de que puedo regresarlos, nosotros, los dioses Japoneses somos pacíficos y arriamos cualquier cosa por preservar la paz, ustedes y ellos han sufrido inevitables perdidas y han luchado en inimaginables batallas, han sufrido por mantener la paz y eso para mí es razón más que suficiente para ayudarles, caballeros de la esperanza, déjenme ayudarles a no perder a nadie importante de nuevo y a regresarles aquellos que han perdido y admiran por sobre todas las cosas, a sus maestros y amigos, a sus camaradas y podría decirse hermanos, a los caballeros dorados- dijo sonriente.
-Pues gracias- sonrió el castaño animado- ¿Cómo lo harás?
-Solo necesito dos cosas, el cuerpo material y el alma, las almas están aquí mismo, selladas en este monolito, pero no sé donde están los cuerpos, eso para mí es una desventaja, pero, ustedes como sus camaradas han de saber de donde están sus cuerpos, búsquenlos y yo los regresare- dijo levantando su mano suavemente, un enorme talismán se creó en su mano y catorce luces salieron del monolito dirigiéndose al pequeño objeto, seguido el monolito se destruyo, quedando solo en pequeños escombros de piedra blanca- busquen los cuerpos y yo haré el resto, que créanme no es nada fácil.
-Hay un pequeño problema- dijo el castaño después de ver el poder del muchacho- el cuerpo de algunos de ellos se destruyeron en mil pedazos y no podríamos regresarlos en ese caso.
-Tráiganme sus armaduras, el cuerpo humano está hecho de setenta por ciento agua y treinta por ciento de sustancias solidas, yo y junto con el elegido de Seiryu, el dragón azul del este controlador de la tierra, Suzaku, el fénix del sur controlador del fuego y Byakko, el tigre del oeste controlador del aire, nos encargaremos de regenerar los cuerpos.
-He ahí otro problema, cinco de las armaduras fueron totalmente destruidas, tres de esas armaduras eran de…
-¿Dónde reparan las armaduras?- pregunto sutilmente.
-En Jamir, está en el Tibet, en una montaña inaccesible para cualquier ser humano- respondió el pelinegro.
-Hay un edificio de cinco o seis pisos, un niño lo cuida- sonrió, el agua a su alrededor formo una esfera y luego esta se trasformo en nieve, una luz los invadió, dándoles cierta paz y calma, segundos después se encontraban frente a la gran torre de Jamir.
-¿Quién eres tú?- pregunto la voz de un pequeño saliendo de la nada a defender el edificio.
-Kiki ¿verdad? El último de los Mu, escucha, tú tienes a tu cuidado a las armaduras doradas y muy posiblemente los planos de ellas, los necesito, ¿podrías dármelo?
-Kiki, el dijo que regresara a los dorados- le dijo el castaño.
-¿Al maestro Mu y a los demás?- pregunto sonriendo.
-Por supuesto, solo dame los planos de las armaduras doradas y a las armaduras doradas que tengas- pidió amablemente.
-Enseguida, no te muevas- sonrió de par en par el peli naranja.
Pasaron varios minutos, el pequeño de once años volvió con un libro antiguo lleno de planos y luego de un chasquido puso el resto de las armaduras doradas frente a él.
-Los que tienen menos cosmoenergia serán los primeros- dijo el muchacho- Aries, Tauro, un Géminis, Leo, Virgo y Escorpio, sus cuerpos no están y faltan las armaduras de tres de ellos…el resto se encuentran dañadas, pero resistirán de pie hasta poder ser reparadas.
-Lo siento, no se aun repararlas, el maestro Mu nunca me dejo hacerlo y estoy practicando con armaduras de bronce con malos resultados- dijo el pequeño tristemente.
-No te preocupes, déjanos a nosotros- dijo sonriendo- mis amigos nos ayudaran a reparar las armaduras.
Una fuerte viento azoto el lugar, los huesos de movieron estrepitosamente hasta quedar hecho polvo, las armaduras desechas tanto en el fondo del acantilado como en la entrada al lugar quedaron reducidas a polvo, tres jóvenes se aparecieron y se acercaron hasta su amigo de caballeros rubios. Se saludaron como cualquier grupo de amigos, el rubio no tardo en explicar los pormenores de la situación.
-Oye amigo, ¿Qué se necesita para armar una armaduras?-pregunto uno de ellos, pelinegro, que vestía pantalón y remera blanca, en su frente llevaba el simbolo de un tigre.
-Polvo de estrellas, Oricalco, Gammanium y Sangre para darles vida- contesto Kiki.
-¿De dónde sacaremos esas cosas?- se pregunto el rubio mirando hacia el muchacho de caballos naranja.
-Con gusto yo se los proveo- sonrió Kiki, luego dio un chasquido y los materiales aparecieron delante de ellos.
-Y nosotros daremos nuestra sangre por las cinco armaduras que nos protegieron- dijo Seiya dando un paso adelante
-En ese caso- sonrió el rubio, alzo su mano en alto, polvos dorados salieron de ellos para colocarse delante de cada quien, los materiales sólidos se unieron al polvillo dorado, los cinco se colocaron frente a ellas y se abrieron una herida en sus muñecas, bañaron en sangre aquel extraño montón de materiales. El rubio se acerca a cada montón, de sus manos comenzó a salir un gran cosmos, junto al pelinegro, el cual de su mano saco un extraño brillo azulado y lo expandió frente a las armaduras.
-Pequeño ¿recuerdas que decía tu maestro cada vez que reparaba una armadura?- pregunto uno de ellos.
-Regresa a la vida armadura- dijo sonriente.
-Regresen a la vida armaduras doradas, protección de granes caballeros, regresa y muestras tus invencibles colmillos armadura de Leo, Regresa y muestra tu imponente poder Armadura de Virgo, Regresa y muestra tu milenario energía Armadura de Libra, Regresa a la vida armadura legendaria dorada de Sagitario, Regresa a la vida y muestra tu frio eterno armadura dorada de Acuario.
Las cinco armaduras aparecieron espléndidamente, brillando con intensidad, los cinco caballeros de bronce miraron orgullosos su deber y luego se tiraron al piso exhausto.
-Solo podemos recuperar cuerpos que no están, los de los santos que vienen ahora no existen o fueron destruidos, pero el resto si los tienes- dijo el rubio.
-¿Qué? Espera- dijo Shiryu sorprendido- Los cuerpos de Shura y DeathMask fueron…
-Yo que ustedes me pongo a buscar los cuerpos que faltan- dijo uno sonriendo tontamente- si no, no podremos regresarlos, no tenemos nada que nos conecte a los cuerpos de los que faltan.
-Las armaduras podrían guiarlos a los cuerpos- sugirió Kiki- claro, si se revivirá a los que perdieron sus cuerpos frente al muro de los lamentos que son siete, eso quiere decir que los otro siete si tienen cuerpo… paren ósea que el cuerpo de Aioros y el de Shion aun existe.
-¡Han pasado trece años!- dijo Seiya casi espantado- deben de estar llenos de gusanos.
-No creo, el cosmos de Athena los debió proteger- dijo Shiryu- pero yo subí a Shura hasta el espacio y luego el me hizo volver a mí, el siguió subiendo para convertirse en polvo de estrellas.
-Física elemental- dijo el rubio- por inercia, fuerza por la cual un cuerpo se mantiene en movimiento hasta que la fuerza que lo mueve se detiene, en todo caso, cuando el te devolvió el también cayó al perder la fuerza que lo llevaba hasta el espacio.
-Y Death debe estar en el Yomotsu, ese es solo lugar para almas, dudo que su cuerpo se halla movido- dedujo el dragón.
-Bien, los cuerpos que debemos encontrar en ese caso son el de Saga, DeathMask, Aioros, Shura, Camus, Afrodita y el patriarca Shion- conto Seiya- los cuerpos de Saga, Camus y Afrodita han de estar en algún cementerio del Santuario de seguro, pido ir por los de ellos.
-Yo iré contigo Seiya, traeré el de mi maestro.
-Y yo el de Afrodita- dijo Shun sonriendo de par en par.
-Buscare el de Shura en ese caso.
-Solo faltaría encontrar los cuerpos pedidos de Aioros y Shion ¿eso como se hace?
-Las armaduras aun deben tener de su esencia- dijo el pelinegro- úsenlas.
- Shion era santo de Aries, Aioros de Sagitario y Shura de Capricornio ¿sirven los cascos?
-Todo lo que tenga vestigios de su cosmos sirve pequeño- aclaro el rubio.
Una fuerte sus salió de la mano del rubio de repente segándolos a todos, las armaduras doradas brillaron intensamente y luego un fuerte silencio sucumbió el lugar. Todos miraron asombrados, no parecía moverse, el tiempo se había detenido al parecer, tres de los muchachos se fueron inmediatamente, dejando solo al rubio, el cual aun acumulaba energía en su mano.
-MAESTRO MU- grito el pequeño Kiki y no tardo ni un segundo en ir y abrasarse a aquel que acababa de volver a la vida y sentarse lentamente, seguido por sus demás camaradas- Maestro, maestro.
-Kiki ¿Qué ha pasado?- dijo sorprendido el santo de Aries
-Maestro Mu, me da mucho gusto verlo, ya sé lo que se siente vivir solo, no me vuelva a dejar ¿sí? Maestro se siente feo vivir solo en la torre…
-Kiki tranquilo, que me asfixias- pidió calmadamente.
-Ya bájate Kiki- dijo Shiryu quitándose- déjalo que respire.
-Me gustaría saber que pasa, si me podrían explicar- dijo calmado el santo de Libra.
-Yo les explicare- sonrió el rubio- Soy el elegido como reencarnación de el dios Genbu, la tortuga guardiana del norte, debido a su enorme sacrificio ha sido bien visto por otros dioses y todos están de acuerdo en regresarlos, yo me estoy encargando de devolverlos a la vida.
-Mi cuerpo fue destruido completamente ¿Cómo hiciste para regenerarlo? ¿O acaso creaste otro cuerpo?- pregunto Tauro intrigado.
-Los cuerpos de todos ustedes fueron destruidos, tuvimos que hacerles cuerpos nuevos pero nos basamos en el polvo que quedaba en sus armaduras para moldearlos, estos tienen su ADN, Con polvo de su ADN y otras cosas les hicimos cuerpos nuevos…
-¿Qué hay de los demás?-dijo el Escorpio buscando con la mirada- Dijiste que todos volveríamos a la vida, Camus No está.
-Eso tiene su razón- explico calmadamente- para que pueda devolver a la vida a alguien necesito un cuerpo, el de usted no existía por lo que se tuvo que hacerles cuerpos nuevo, pero los que aun no han regresado a la vida, si tienen su cuerpo aun en la tierra, las leyes de las que vengo me obligan a no hacerles un cuerpo nuevo a las almas que aun tienen su cuerpo aquí en la tierra, para devolver a la vida a ellos necesito sus cuerpos.
-¿Dónde enterraron a Saga, Afrodita y Camus?- pregunto Seiya- podemos traerlos en ese caso.
-Estoy Seguro que Shura se pulverizo, pero si su cuerpo aun está en la tierra yo lo buscare- se ofreció Shiryu- El problema radica en Death Mask, su cuerpo debe estar en el Yomostu.
-Solo un cáncer puede entrar al Yomotsu, es algo que los que nacieron bajo ese signo pueden hacer ¿conocen a alguien de Cáncer?- dijo el de caballero de Libra mirando sonriente- Les ayudaremos a buscar los cuerpos que faltan, por lo que están diciendo el cuerpo de Aioros de Sagitario aun está en la tierra, sabemos que su cuerpo nunca se encontró, en cambio, supongo que Saga sabe donde enterró a Shion, manos a la obra, vale la pena hacer algo.
-Tráiganme los cuerpos, yo uniré sus almas- dijo el muchacho decidido.
-Bien, Seiya, Hyoga y Shun irán junto a Mu, Aioria, Milo y Shaka a buscar los cuerpos de Saga, Camus y Afrodita y Aioros, Shiryu y yo buscaremos el cuerpo de Shura, Ikki tienes que buscar a un caballero, no importe que armadura tenga, tiene que ser un caballero que naciera bajo el signo cáncer y junto a Aldebarán se encargaran de que el abra una puerta al Yomotsu, buscaran el cuerpo de Death Mask y asegúrense de cerrar la entrada, sino tendremos que buscar otra forma para traerlo, además que tendremos que hacer algo con su actitud.
-¿Cómo buscar cuerpos desaparecidos?- se pregunto Mu.
-Usando el casco- sonrió Seiya- los cascos van siempre donde está el cosmos, llevare el de Sagitario para encontrar a Aioros.
-Y yo el de capricornio para encontrar a Shura.
-Pues, manos a la obra- dijo Dohco sonriendo.
Mu teletrasporto a todos hasta el santuario, los casos de Sagitario y capricornio comenzaron a reaccionar, se escaparon de las manos de quienes los llevaban y salieron volando marcando la dirección de donde estaban sus portadores, Seiya salió a toda prisa tras el casco de Sagitario junto a Aioria en tanto Shiryu salió tras el casco de capricornio junto a su maestro Dohco. Milo, Mu y Shaka comenzaron el caminar hasta el cementerio del santuario, un cementerio solo para caballeros dorados, siendo seguidos por Shun y Hyoga. Ikki y Aldebarán decidieron ir hasta los restos de las doce casas a buscar algún documento de los caballeros, para encontrar al que podría abrir la entrada al mundo de los muertos.
Continuara