ΑΦΑΝΗΣ por KateIW93

Otra vez... No. Para... detente... no le hagas daño, es pequeño todavía... sólo es un niño.


Desde mi habitación escuchaba las suplicas de mi hermano menor, pidiéndole a nuestro padre que pare, pero él no lo hacía. Y yo... impotente, cobarde, no sabía que hacer, quería ir y detener a mi padre, no lo soportaba, pero él era mucho más fuerte que yo, no tenía posibilidades. Pero esto es normal en mi casa, maltratos todos los días, siempre la pagamos nosotros, mi madre hace tiempo que dejó de luchar, hace tiempo que perdió todas sus fuerzas, hace tiempo que se suicidó, dejandome a mi suerte, yo apenas tenía cinco años y tuve que aprender a defenderme de mi padre, nadie me creía cuando le decía lo que hace mi padre, siempre me vieron como el niño de una enorme imaginación, mi padre es todo mentira.

Pocos años después se casó con otra mujer, él decía que quería volver a tener una familia feliz, si nunca la tuvo... Ésta mujer al no poder darle un hijo, decidieron adoptar a un niño, cuando me lo dijeron sentí pena por mi futuro hermano, no sabía a que casa venía. Ella no sabía con que hombre se estaba metiendo, hasta que los maltratos volvieron, primero fue con ella. Mi hermano pequeño siempre venía a esconderse en mi habitación cuando mi padre se enfadaba con ella, le tenía miedo.

Por la noche, cuando mi padre dejó de castigar a mi hermano, salí de mi habitación y fui a la suya, otra vez lo dejó lleno de marcas, y todo porque mi hermano no había ordenado su habitación como él le ordenó. Mi hermano me escuchó entrar, estaba llorando.

- Me duele todo el cuerpo - me dijo y cerró los ojos, siguió llorando, pude ver en su espalda que había un poco de sangre - duele - me decían, al limparle un poco esas heridas y seguía llorando más - ya no aguanto más esto.

- Yo tampoco... - le dije - te prometo que algún día nor iremos y no regresaremos jamás.

A la mañana siguiente, me desperté temprano y bajé a desayunar como todos los días. Como era normal, después de que pasara eso, siempre había un ambiente tenso, ella hacía el desayuno en silencio, mientras él leía el periódico, yo entraba saludando, una de las normas de ésta casa.

- Dile a tu hermano que baje a desayunar - me dijo mi padre, yo me lo quedé mirando.

- Después de lo que le hiciste ayer no padrá moverse, deja que por hoy se quede todo el día en la cama - le dijo ella, mi padre solo la miró y siguió a lo suyo.

- Oye... oye... - sentí que alguien me llamaba, supongo que otra vez era un sueño que se repetía - vas a llegar tarde a clases si no te levantas ya - mi compañero de habitación me despertaba como todas las mañana - apúrate, faltan diez minutos para que empiezen las clases y si llegas tarde otra vez te harán trabajar en la cafetería una semana, y creeme, eso es desagradable - a él le tocó hacerlo hace unas semanas, el pobre casi no podía ni subir las escaleras.

- Ya me levanto.

Las dos primeras clases las pasé con sueño, no podía quitarme de la mente otra vez ese sueño, sobre todo, porque me recuerda que tengo que trabajar duro durante este año, tengo que sacar a mi hermano de esa casa, que aunque ya está grande, mi padre sigue haciendole la vida imposible, igual que a mi. Al enterarse de mis planes, decidió meterme en este internado, para que no pudiera salir ni poder trabajar ni nada, aunque tengo un trabajo pero él no lo sabe. Sólo sé que tengo que sacar a mi hermano de esa casa, por eso el año que viene lo llevaré conmigo a otro internado, donde nadie pueda locarlizarnos e intentar hacer una vida normal. Aunque a mi hermano le costará un poco relacionarse con los demás, ya que nunca ha ido a un colegio, desde pequeño es mi padre el que le enseña, ya que fue profesor y según él, nadie enseñará mejor a sus hijos que él mismo, aunque no le preocupó mandarme a un internado, pero soy más feliz aquí que en casa, pero debo sacar a mi hermano de casa.

En todo el tiempo que llevo en el internado, no he hecho amigos, todos me ven como el chico solitario y tímido, pero no voy con ellos porque todos son muy... niños, están acostumbrados a que les den todo hecho y yo eso no lo soporto, aunque hace poco llegaron unos chicos nuevos en mi clase que parecen ser diferentes a ellos. Apenas los conozco y tengo que hacer un trabajo con uno de ellos, pero aún no he hablado con ese chico nuevo.

Después de las clases estaba encerrado en mi habitación haciendo mis deberes, cuando alguien llamó a la puerta, supongo que a mi compañero se le volvieron a olvidar las llaves, así que me levanté y abrí la puerta sin ver quien era.

- Que mal educado, abres la puerta y me das la espalda - me di la vuelta y vi que era mi compañero de trabajo.

- El mal educado eres tú, yo en ningún momento te dije que podías entrar - y le di la espalda - pero si ya estás adentro... no hace falta que te lo diga, ¿a qué has venido?

- A hacer el trabajo.

- Pero si aún faltan dos semanas para entregarlo.

- ¿Y piensasn hacerlo dos días antes? - asentí con la cabeza - pues lo haremos cuando yo lo diga - encima de mal educado mandón. Total, empezamos con el trabajo, al terminar una de las partes, empezó a contarme su vida, el por qué lo habían metido al internado, sus amigos, hobbies, familia... - ¿y tú? ¿por qué estás aquí?

- No te importa - le contesté, el frunció el ceño.

- Vamos, dime, te he contado por qué estoy aquí, quiero saber por qué estás aquí.

- No te importa - le repetí - además, yo no te pedí que me cuentes tu vida.

- ¿Sabes? empiezo a entender porque te llaman bicho raro - me dijo antes de irse. Bicho raro... siempre me he sentido un bicho raro, ¿mi hermano también se sentirá así? salí corriendo al telefono más cercano, quise locarlizarlo, pero no me cogía el telefono, tengo un mal presentimiento...

Sentí mi alma encojerse al ver que mi hermano no conestaba a mi llamada, quiero saber que le pasa, ¿por qué no contesta? espero que no sea eso... puede irle peor si eso ha pasado... quiero volver a hablar con él.