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Si Shakespeare nos viera... por samadhi06yaoi

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Notas del fanfic:

Bueno, tod@s conocemos la historia de estos dos enamorados, pero, ¿qué pasaría si se le agrega más tragedia a esta mágnifica obra de W. Shakespeare? Bueno, en mi escuela haremos un debate de los matrimonios homosexuales, y yo contribuyo con esta historia, de ahí ( y de mi pervertida imaginación) salió este fic, que creo que es mi primer fic Original. Espero que me haya quedado bien, juzguen ustedes:

Si Shakespeare nos viera...

 

Prefacio:

 

En la escuela, varios chicos y chicas tenían que hacer obras de teatro para una tarea escolar, pero todos estaban hartos de los finales felices, siempre terminaban igual. Entonces pues, el comité decidió que, en conmemoración al recién movimiento homosexual, los actores de las obras, cambiarían la historia, a favor del amor de un hombre a otro, o a favor de una mujer a otra mujer.

 

En una semana el grupo de teatro ya tenía terminada la primera obra.

 

Los resultados sorprendieron no sólo a la maestra de teatro:

 

Romeo & Julieta… & Baltasar: Morí por vos.

 

Primer acto: Castillo de los Capuleto, Verona.

 

Tras varias semanas de un romance tórrido, Romeo Montesco y Julieta Capuleto por fin se daban cuenta de que no todo era color de rosa, y menos en cuestión de amor.

 

-Oh, Julieta, he de declarar mi amor en nombre de mi corazón.

 

-Oh, Romeo, también te amo-repetía la chica, sonrojándose.

 

Romeo sonrió, la besó suavemente.

 

-Pero, amor mío, he de partir sin remedio, nuestras familias se odian a muerte, y te matarán si se enteran que nuestro amor ha dado como fruto el bebé que llevas en tu vientre…-Romeo le tocó el vientre a Julieta, lleno de tristeza, la besó por última vez, mientras Julieta derramaba lágrimas de dolor.

 

-Siempre te estaré esperando, mi amor…-susurró por último Julieta, en el balcón de su habitación, mirando a su fiel caballero alejarse a la luz de la luna.

 

Segundo acto: un mes después, Mantua.

 

En la habitación de Romeo, entra Baltasar, su sirviente, con el semblante ausente. Romeo al verlo, sonrió.

 

-¡Noticias de Verona! ¿Qué pasa, Baltasar? ¿Todo está bien por allá? ¿Cómo está mi Julieta?

 

-Señor…, Julieta está muerta, ahora ella vela por usted desde el cielo. Sus padres la han crenado al saber que tendría un hijo bastardo.

 

Romeo estaba pálido y desencajado. Baltasar, dándose cuenta de ello, habló desesperadamente:

 

-¡Oh, perdóneme por traerle tan malas noticias, pero desde que partimos, usted me encomendó la misión de vigilarla!... y algo como esto no se puede ocultar, mi señor.

 

Romeo no sabía qué pensar o qué hacer.

 

-Consígueme un caballo, ¡salgo allá esta noche!

 

-Se lo suplico, señor; tenga paciencia, se ve terriblemente mal, podría usted cometer una locura-dijo el joven, impidiéndole el paso a su amo; Romeo lo miró.

 

Romeo tenía la cabeza echa un revoltijo, miró a los ojos de su sirviente, y de pronto ocurrió la locura, no supo cómo, peor ocurrió, tal como ocurriría una vez cada semana, o cada vez que nadie escuchaba, ni siquiera el viento…

 

 

 

Tercer acto:

 

Romeo estaba sólo en su habitación, daba vueltas por ésta, indeciso y nervioso.

 

-¿Por qué, Dios mío? ¿Por qué? ¿Por qué siempre el objeto de mi amor es algo imperdonable, algo rechazado por la sociedad? No puedo simplemente vivir así…

 

Romeo no se había dado cuenta de la intromisión de su madre en su habitación, y una capa de frio recorrió su espina dorsal cuando la oyó tras de él.

 

-Romeo, hijo mío, ¿de qué pecado hablas ahora?-preguntó, consternada la señora Capuleto.

 

Romeo guardó silencio, la última vez que había confesado su amor, ella había muerto… No quería pensar que se repetiría la historia, pero algo en el pecho no le dejó mentir:

 

-Madre, no puedo soportarlo más…

 

Y así fue como, Romeo narró a su madre que, los días de penumbra que había estado sólo, sin Julieta, se había sentido terriblemente mal, tan mal que incluso se había enamorado de alguien más: un hombre…

 

Y su alma había estado en vela durante un mes, como si Julieta ya hubiera muerto para él. Y así había sido, su amor por ella había muerto, se había marchitado. Él había rotó la promesa de su amor a aquella bella joven que una vez fue su amante.

 

Pero eso no era todo, Romeo se sentía terriblemente mal, al saber que, de su semilla había matado a Julieta. Él la había matado. Su hijo. Y se sentía aun más mal al saber que ya no sentía lo que sentía por ella. Necesitaba purgarlo, sacarlo de su garganta.

 

La madre, que había casi sonreído al saber que su hijo ya no amaba a una Montesco, frunció el ceño, molesta al recordar que ahora su objeto de deseo era un hombre. Lo miraba atónita, sin comprender. Era una vergüenza para la familia.

 

Romeo no paró de hablar, ya había comenzado e iba a terminarlo, entonces habló de cómo aquel chico del que ahora estaba terriblemente enamorado era nada más y nada menos que Baltasar, su sirviente…

 

La madre, hecha una furia, mandó llamar al sirviente. Mientras Romeo observaba cómo su amor era destruido a base de latigazos propinados por su madre a éste. Baltasar sólo resistía los fuertes azotes, apretando los dientes y mirando de soslayo a Romeo, que no podía moverse y tenía las mejillas húmedas.

 

Cuarto acto: esa misma noche, en una iglesia.

 

Romeo no sabía por qué iba ahí, ese sitio era el que más marginaba su amor hacia aquel joven. Lloró sin respuesta, no sabía qué hacer. Baltasar sería asesinado por orden de su madre, era Baltasar o Romeo.

 

-Seré yo…-susurró Romeo a la solitaria construcción.

 

Entonces pues, corrió a ver al fraile de esa parroquia, lo conocía bastante bien. Pensaba que podía ayudarlo a darle una muerte falsa. Así, Baltasar no tendría que morir por su culpa. Nadie que él amara moriría por él.

 

Así pues, el fraile, lleno de compasión por el chico, le entregó un veneno, Romeo agradeció profundamente; cabalgó hasta el castillo, corrió hasta su habitación sin que nadie le percibiera.

 

“Te amo, Baltasar, ésta no es mi muerte, es nuestro renacer; quiero saber que, si tú me amas, estarás ahí cuando despierte… Por favor, sobrevive a mi ausencia hasta la medianoche, despiértame con tu amor. Estaré entonces contigo como nunca lo he estado, y ambos seremos tan felices que hasta dolerá.”

 

Romeo dejó la pluma ungida en tinta negra, dejó pues su firma con una hermosa y frágil caligrafía en la hoja, cerró los ojos.

 

“… tan felices que hasta dolerá”, recitaba en su mente Romeo, abriendo el pequeño frasco de veneno.

 

-El dolor es prueba de que estoy vivo, es prueba de que vale sufrir por nuestro amor. Y yo estoy dispuesto, mi amor, porque te amo…-y con esas últimas palabras, dejó que la muerte temporal entrara por sus labios y descendiera por su garganta.

 

 

 

Unos momentos después, una criada entra a la habitación de Romeo, sólo para descubrir el cadáver del chico. Un agudo grito rasgó su garganta.

 

Pronto, todos sabían en Mantua que Romeo Montesco había muerto.

 

Sus padres estaban devastados, todos estaban de luto, velando el cuerpo del chico.

 

Baltasar, a quien lo habían mantenido preso en un calabozo, una criada lo ayudó a salir de ahí, al enterarse Baltasar de la muerte de su amo, rompió en llanto. Rápidamente quiso ir a verlo, pero la criada le dijo que no era una buena idea, ya que los padres estaban velando el cuerpo del chico en la iglesia, y si lo veían, lo más probable era que lo matarían.

 

-No me importa morir si Romeo ya no está aquí…-susurró Baltasar, enjugándose las lágrimas con las mangas de sus ropas. La criada sintió lastima por el joven sirviente.

 

-Espera aquí…-le dijo, subió rápidamente a la habitación sin ser vista, pensaba entregarle algo de ropa, para disfrazarle y que pasara inadvertido, pero encontró algo mucho mejor: la carta de Romeo.

 

Olvidándose por completo de la ropa, la criada la tomó y bajó corriendo, se la entregó y un semblante de esperanza se dibujó en el rostro compungido y dolido del chico.

 

Baltasar agradeció a la criada por su ayuda, rápidamente salió del castillo, cuidándose de los guardias y demás miradas, cuando estuvo en el jardín, abrió con manos temblorosas la carta de Romeo. Sus últimas palabras las había dedicado a él, pensaba.

 

Leyó la pequeña carta con lágrimas en los ojos, estaba definitivamente feliz, tan feliz que dolía, se dijo con una sonrisa.

 

Guardó la carta en su bolsillo y caminó lo más rápido que pudo hasta la iglesia, le llevó tiempo, pero no le importaba con tal de ver a su amado Romeo de nuevo vivo.

 

 

 

Quinto acto: en la iglesia.

 

Baltasar llegaba recién y se encontraba con que los familiares entristecidos de Romeo ya dejaban la iglesia, de luto y con la cara pálida y húmeda.

 

Entonces, buscó una entrada trasera, todo edificio tiene uno, se decía decidido a entrar, pero de pronto sintió un jalón en su brazo, asustado, se volteó de inmediato, se encontró con el Padre.

 

-¿Tú eres Baltasar?

 

-Sí, Padre, soy yo…-asintió con el corazón acelerado él.

 

-Ven conmigo.

 

Baltasar entró con el Padre a la iglesia, éste le indicó que no saliera hasta que él se lo indicara.

 

Baltasar miraba impaciente el reloj en el despacho del Padre, y le pareció que las manecillas retrocedían a propósito. Sacó la carta de su bolsillo y la releyó una y otra vez… Ahora eran las once cincuenta y siete. No podía esperar más.

 

Se levantó y salió en silencio de ahí.

 

Observó entonces a su amado Romeo dentro de un ataúd abierto, rodeado de flores. Sintió una punzada en el corazón. Llegó frente a él, se inclinó sobre el ataúd, miró a Romeo, parecía de verdad ausente. Esperaba verle parpadear; cuando tardó, sus ojos se inundaron de nuevo, sus lágrimas rodaron por sus mejillas, y algunas cayeron dentro del ataúd.

 

Se escucharon las campanadas al dar las doce de la noche, Baltasar dio un respingo, miró alrededor, y rápidamente miró a Romeo, esperando ver a su amado resurgir de la muerte…

 

Recordó entonces la frase de Romeo “despiértame con tu amor…”, con las pestañas pegoteadas y húmedas, se inclinó sobre Romeo, y posó suavemente sus labios sobre los fríos e inmóviles labios de éste.

 

Abrió los ojos y contempló con tristeza que nada pasaba… por un momento pensó que Dios se burlaba de él, llevándose lo que más quería en ese mundo.

 

-Romeo… Romeo… por favor…-suplicaba, llorando.

 

-¡Tú! ¡Has matado a mi hijo!-gritó de pronto la madre de Romeo, llena de cólera. Baltasar no se atrevió a correr al verla avanzar hacia él. Quería morir.

 

Entonces, Romeo de pronto abrió los ojos y el panorama que se encontró no era el que esperaba: su madre apuntaba amenazadoramente hacia Baltasar con un arma.

 

-¡Madre, para! ¡Te lo ruego!-gritó de pronto Romeo, enderezándose y saltando fuera del ataúd, corriendo a los brazos de Baltasar, quien amenazado de muerte, no quiso esperar a ésta y le plantó un beso en los labios.

 

La madre de Romeo no sabía qué hacer, pero su ira crecía más.

 

-Madre, por favor, no lo hagas. Él no me ha matado. Yo morí junto con Julieta, y él revivió la poca vida en mí. Ahora incluso ha vuelto a despertarme con ese beso de medianoche que has presenciado, madre. En el nombre del amor, te ruego que no lo hagas.

 

La señora Capuleto no podía escuchar tales barbaridades. Apuntó a Baltasar. Romeo se puso delante de él.

 

-Dispáranos a ambos, madres. Yo no viviré sin él.

 

Baltasar le rodeó con los brazos la cintura a Romeo, éste se giró y quedó de frente a él.

 

-Te amo…-susurró Romeo, dándose cuenta de que esas palabras eran las últimas que había dicho antes de beber el veneno y morir temporalmente por Baltasar… Ahora no era un sueño, ahora ya no despertaría con un beso de medianoche.

 

-También yo-respondió Baltasar y lo besó en la boca, abrazándolo fuertemente contra su pecho; ni la muerte los separaría.

 

Y, entonces, rompiendo el silencio de las dos bocas unidas y los parpados cerrados de los dos chicos, un disparo les penetró el corazón simultáneamente a los dos chicos.

 

-Yo-yo… no quería que murieras por mí…-murmuró Romeo, con los ojos llenos de lágrimas.

 

-Tú lo hiciste por mí, y ahora yo lo hago por ti.

 

Ni la muerte los separaría…

 

El padre, que había sido testigo de la muerte de los dos chicos enamorados, encontró la carta en su despacho, con algunas manchas de humedad en ella, que corrían un poco la tinta, pero aun así, cada palabra de amor era entendida en ella. Con el corazón conmovido, desde ese momento, el padre se convirtió en el primero que apoyaba el matrimonio, sin importar el sexo… “El amor no tiene sexo, sólo se da”, predicaba, recordando la carta de Romeo a Baltasar.

 

 

 

Narradora: Ahora, cuando las parejas homosexuales desean casarse, las iglesias no se niegan a unirlos, sabiendo que aman incluso más intensamente que otros; ya no dicen “hasta que la muerte nos separe”, y siempre está presente en su memoria la viva imagen de Romeo & Baltasar, con su amor que perduraría hasta años inmemorables. Ellos murieron por nosotros.

 

Nuestra cerrada mente los hiso morir, si ellos murieron para darnos un ejemplo del verdadero amor, entonces, ¿por qué nosotros miramos al amor con otros ojos? Dos chicos murieron por amor, y nosotros aún lo vemos mal, pero nosotros somos los del problema. Nadie es libre hasta que todos lo seamos. Y ellos murieron por la libertad. Murieron para liberarnos. Murieron por y para nosotros. Pero, al parecer, hace falta que alguien más muera para que nos demos cuenta de qué es el amor; no reconoceríamos el amor ni aunque nos dispararan, no reconocemos el amor aunque le disparen a alguien...

Que no os extrañe que algún día, por nuestra ignorancia, todos estemos muertos.

  

Cuando el telón se vino abajo, tapando a los dos amantes unidos en un beso de muerte, bajo el eco de la voz profunda de la narradora, las palmas estallaron hasta resonar en el más alejado rincón de aquella escuela.

 

Los actores dieron las gracias con reverencias, y, por petición de los gritos de varias chicas, Romeo volvió a besar a Baltasar. Los chicos, que al principio se habían quejado de los finales románticos, no tuvieron objeción en éste.  Así pues, si Shakespeare nos viera, estaría orgulloso...

 

Fin.

Notas finales:

Bueno, espero que les haya gustado y muchas gracias por leer, ah y por favor no me dejen con la duda de si les gustó o no, comenten xD

 

♥ Samadhi ♥


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