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Traumas por Kielgrave

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Los artistas aquí mencionados son propiedad del sello discográfico Phonetically Syndicalism Company, y yo sólo hago uso de ellos para cuestiones de entretenimiento sin fines de lucro.

 

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Traumas

Capitulo Único

 

 

Se miró por última vez en el espejo, chorreando agua por las curvas de su rostro y lanzó un suspiro.  Apoyo sus manos en el mármol del lavamanos y agacho la cabeza solo para mirar las pequeñas gotas aferrarse al grifo de agua, después de que lo cerrara; detallo el acabado de todo aquello que estaba en su reducido campo de visión, memorizando las pequeñas y casi invisibles fisuras del azulejo blanco, así como algunos de sus cabellos rubios nadando contra su fin en el desagüe.

 

Sentía que aquellas gotas se apilaban en la punta de su redondeada nariz y caían a intervalos, así como sus labios entreabiertos, expulsando el aire que sus pulmones iban jalando en cada arrebatada inhalación. Sabía que la expresión en su rostro no era la de indiferencia que siempre traía, sino que una de  irritación.

 

En su mente, manchones blancos empezaban a aparecer, provocando que comenzara a preguntarse “¿Por qué estoy tan enojado?”, pero tan pronto la formulaba, recordaba la razón de todo aquello. Cerró los ojos, al tiempo que fruncía sus labios hasta formar una delgada línea y crispar sus puños sobre su apoyo.

 

Comprendía claramente que, por su apariencia, todos lo reconocieran como el chico rudo de la banda y, en cierta parte, le gustaba mucho, puesto que eso lograba que todos lo respetaran –con sus debidas excepciones-. Comprendía, por lo mismo, que todos lo vieran como ejemplo de hombre con sus miles de mujeres listas para una noche pasión, ¡pero en eso radicaba su  problema! Él realmente era gay, y por su reputación, nadie parecía interesarse en él.

 

Sus compañeros eran un buen ejemplo para empezar, especialmente el enano vocalista, con su gusto diáfano de toquetear o besuquear a los dos guitarristas que tenían, incluso llegaba  a acosar al batero; pero a él, no iba dirigido nada, y no es que estuviera desesperado por contacto físico, pero en sus entrañas, sentía el cosquilleo de “aquello que está por venir” muy intensamente.

 

Después de ello, estaban otras bandas que tenía la disquera bajo su ala, pero realmente no había mucho que acotar.

 

Recordó cuando se había dado cuenta de aquella añoranza por la atención masculina que parecía embargarle, había sido en su juventud, cuando apenas cumplía los dieciséis años y como todo amor juvenil, todo rebosó en un maestro. Aquel era el típico maestro que salía en las novelas para chicas: alto de cabello negro, y unos deslumbrantes ojos cenizos ocultos tras unos lentes de armazón negro; realmente un hombre muy guapo, con una sonrisa divina para todos y que, solía tratar de ayudar en lo posible a sus alumnos.

 

Obviamente, todas las niñas de su curso, hablaban flores del maestro y él, no se quedaba atrás, sonrojándose ante cada sonrisa o sonriendo tontamente cada vez que él posaba su gran mano sobre su cabeza.

 

Abrió los ojos, y alzó el rostro para ver como su reflejo le regresaba una imagen roja de él: haber pensado en su viejo amor de adolescente le traía a su cuerpo los recuerdos del calor que le recorría al tenerlo cerca, así como de las maneras a las que buscaba liberar todas sus hormonas reprimidas. Ese mismo calor le estaba poseyendo, sintiéndose enfebrecido,  y con su mano, comenzó a recorrer lentamente, sobre la ropa, su pecho hasta acariciar el filo del pantalón.  De esta manera, aprovechó que nunca se fajaba la camiseta, para colar su mano y así acariciar su miembro, que comenzaba a despertar.

 

Notando que la posición le incomodaba, se dio media vuelta, apoyando su pelvis en el lavabo y, ahora, ocupando sus dos manos para desabrocharse el pantalón y sacar la ya prominente erección que traía. Tímidamente, con una mano acarició sus testículos, mientras que la otra iniciaba un movimiento de arriba hacia abajo, exhalando pequeños gemidos.

 

El ritmo de su mano comenzaba a incrementarse hasta que una risita le bajo el color del rostro.

 

Mientras miraba al dueño de la risa, había cesado todo movimiento y sintiendo más que vergüenza, cuando vio a la segunda guitarra de su banda, morderse el labio.

 

- Ya estábamos comenzando a preocuparnos, ¿sabes? – susurró, arrastrando las palabras, al tiempo que cerraba la puerta del servicio  -Pero veo que están en perfectas condiciones, ¿no es así, Akira?

 

Para ese momento, el aludido regreso a la posición que tenía antes de todo eso y tratando de arreglar su ropa; pero en el momento en el que sintió la respiración del otro en su cuello, supo que el tono que había empleado para decir su nombre, estaba cargado de lujuria. Y eso, en lugar de calmarlo, lo excitaba más.

 

Notó como las manos del recién llegado empezaban a recorrer su cuerpo, desde los hombros hasta detener sus intentos de ajustarse el pantalón, y tomaba su miembro ya no tan duro. Nuevos gemidos salieron de sus labios, cuando se reinició el sube y baja, sus piernas incluso temblaban, por lo que se sujeto del mármol.

 

- Y… Yuu – gimió, mientras elevaba el rostro y observaba la mirada del moreno, cargada de lujuria - ¿Por qué? – llego a preguntar con su último aire, antes de que el otro sujetara su mentón y lo besara hasta lo más profundo.

 

Pero ese agarre no duro mucho, solo entonces se dio cuenta de cómo sus ajustados jeans caían al suelo junto con sus bóxers, dejando al aire libre su trasero y su muy bien atendida hombría. A través del espejo y sus cabellos, lograba observar con lujo de detalle todas sus expresiones y las de su compañero, se lamió los labios de anticipación y un estremecimiento lo recorrió cuando unos traviesos dedos se colaban por entre sus piernas. No evito arquear su espalda ante aquello.

 

No tardo mucho para que su miembro quedara en el olvido, mientras ambas manos se ocupaban de separar sus glúteos y, por ahí, acariciar su entrada, tentando con las yemas el acceso; la sonrisa de Yuu se ensancho en el momento mismo que introducía un dedo húmedo, por la semilla que hubiera secretado, y comenzaba a dilatar dando giros o metiéndolo hasta donde llegara, su mano libre, daba suaves caricias a los alrededores o se jalaba su propio miembro, por sobre la ropa, tratando de darle un poco de calma.

 

Después de unos segundos, otro dedo se introdujo, para continuar dilatando y disfrutando lo cálido del interior,  jadeando a cada momento que notaba como sus ahora tres dedos eran tragados y apretados.

 

- Que sexy – murmuró el moreno.

 

Un sonido húmedo lleno la habitación, excitando a ambos más de lo que estaban, así que sin postergar más su espera, saco los dedos de él para sustituirlo por su babeante miembro, que entro en una limpia estocada, provocando que gritara de placer y arqueara, nuevamente, su espalda, ahora colocando una de sus manos en el hombro de su ahora amante.

 

Sus jadeos y suspiros se sobrepusieron al impúdico sonido de las embestidas. Akira sonrió levemente, con su rostro totalmente bermejo – Eres un bruto – le llego a decir, aún entre tanto ajetreo y gemido; el otro solo le respondió la sonrisa, mientras se inclinaba y besaba la comisura de sus labios.

 

Sintió como una mano se colocaba en su vientre y en una delicada caricia, se apoderaba de su miembro, para jalarlo al ritmo de las penetraciones, haciendo que abriera los ojos y un hilo de saliva corriera por su mentón.

 

- Te quiero – aquello fue más suave que un ronroneo, pero que le lleno los pulmones de suficiente aire como para lanzar un voluptuoso gemido.

 

Después de eso, no tardo mucho en eyacular, manchando el mármol y parte del espejo, apoyando su cabeza en el hombro del moreno que, a causa del orgasmo que acabara de presenciar, las exquisitas paredes se estrecharan y diera sus últimas estocadas, antes de sacar su miembro y correrse sobre el trasero pálido que había poseído.

 

Se quedaron en esa posición un rato más, hasta que los labios de Yuu acariciaron la oreja de Akira – Yo también te quiero – respondió el rubio, ladeando un poco su cabeza para verlo. Una radiante sonrisa se acomodo en los carnosos labios – Ya lo sabía…

 

Y antes de que pudiera preguntar más, el otro ya estaba limpiándolo e instándole a acomodarse la ropa – Vamos, Kai ha de estar histérico – rodeo su cintura con su brazo y le planto un beso en el cuello – Ya hablaremos mejor en tu departamento – y Akira sonrió, con un rubor extendiéndose hasta donde el cosquilleo del beso en su cuello aún permanecía.

 

Y solo entonces pensó que, después de su ridículo amor hacía ese maestro de su adolescencia, nunca se había sentido tan feliz como lo había sido hoy. No le importaría que dijeran o hicieran los demás, siempre y cuando aquel que lo abrazaba, lo consolara diciéndole nuevamente “Te quiero”.

 

Fin

 

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¡Hey! Quizá muchos sepan quién soy al ver mi actual nick (no soy muy original que digamos, hahaha) y sé que me odiarán por haberlos dejado en ascuas con la historia de Break me down, pero desde antes de todas las actualizaciones de seguridad de la página, he tenido muchos problemas para accesar ¡mis más sinceras disculpas! Y de una vez les digo que aquí continuaré ese fic, pero no lo subiré desde el principio, ¡oh no! sino desde el capitulo en que me quede en mi otra cuenta (:

 

Espero que les haya agradado este shot que se me ocurrió después de estar mirujeando los resúmenes de muchos fictions de esta sección hahaha aunque creo que solo buscaba una excusa para escribir algo pornoso y con tintes PWP *thumbs up*

 

Nos seguimos leyendo, un beso a todos~

Kiel

 

 


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