UNINTENDED (Sin intención) por Alhen Lawliet

Esa noche, Tobi se encontraba triste, muy desolado. Aquello lo estaba matando por dentro. La soledad, ah! Si, la horrible soledad, aquella que mata lentamente a los hombres, aquella que da miedo, incluso igual que la muerte, quien en comparación a la tristeza de estar vacío por dentro, solo, aquella hermosa muerte es una amada joya, deseable, reconfortante, el alivio de aquellos que ahora viven como fantasmas vivos.

Así era como se sentía Tobi, deseando poder estar al lado de aquel a quien tanto admiraba, no, más que solo admiración, lo amaba, si, era su razón de vivir, sin el, la vida no valía la pena.

Miraba las estrellas y todo lo que podía pensar era en aquel nombre, aquel que le traía tantos recuerdos. Escuchaba atento una canción, quería ocupar su mente en otra cosa, tratando de escuchar cada palabra de la canción, aquel grupo, sin duda era bueno, aquella canción le encantaba tanto, la voz de aquella mujer acompañada del hombre, los acordes de guitarra, la batería, todo era una mezcla de agresividad y talento combinado con lo que sentía desde que permanecía solo. Los violines, aquella voz… si, era una maravilla música, llena de melancolía.

Mientras imaginaba escenarios lúgubres y hermosos, llenos de muerte y belleza, igual a su interior, su triste corazón, así era como se encontraba.

Otra canción dio inició. Aquella letra, era hermosa, llena de esperanza, diciéndole que no importaban los obstáculos, que si caía podía volver a levantarse, que todo en el universo era insignificante ante la perseverancia.

- Deidara Sempai…

Aquella canción, sin duda, era como si su amado Sempai le hablara y le dijera “Tranquilo, todo estará bien, solo debes seguir adelante.”

Pero la verdad, era muy difícil, se sentía sin deseos de hacer nada. loso quería rendirse y dejar que la muerte se lo llevara. Solo una cosa invadía ahora sus pensamientos ¿Qué pasaría después? ¿Qué pasaría si continuara hacia adelante? ¿Valdrá la pena seguir? Aquella canción le decía que si, que debía ser un invencible.

La verdad, no sabía que hacer. Seguir adelante o no. Su mente era un conflicto. Permanecer solo, sin esa persona, ¿Para qué intentarlo siquiera?

No tenía ganas de nada, aquellas canciones, tan solo eran eso, simples canciones que no significaban nada. lo tenía decidido, ya no lucharía más, no había nada que lo motivara, nada. se levantó se su cómoda cama y avanzó hasta el baño, de ahí saco unas pastillas del espejo. Las miró, píldoras para el insomnio.

Una nueva canción dio inició. Era perfecta, hermosa, una forma bella de despedirse con una canción como un adiós macabro. se sentó de nuevo, viendo aquel medicamento que le ayudaría a “dormir” miró una fotografía de el y Deidara, amaba esa foto, le mostraba aquellos momentos tan felices que vivió con su amado. Sin mayores rodeos, tomo el frasco, esparciendo un puño y tomándose todo aquel medicamento. Esperó a que surtiera efecto. Casi al rato, comenzó a sentir sueño, hundiéndose cada vez más en un estado de letargo.

Mientras observaba la pared, logró ver una sombra difusa, parecía ser su amado Deidara, lo parecía, pero posiblemente te tratara de un sueño un bellos sueño del que nunca más despertaría. Sintió una mano cálida en su mejilla, una voz, escuchó una voz, parecía ser su amado Sempai.

- ¿Sempai…?

Sonrió débilmente y comenzó a cerrar sus ojos hasta que por fin, quedó atrapado en un profundo sueño….

- Tobi… Tobi… Tobi…

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Sus ojos se abrieron lentamente, casi sin fuerzas, lo único que había a su alrededor, era solo oscuridad.

- ¿Dónde me encuentro?

El eco de su propia voz inundó el lugar desolado, era un vacío total. Se llenó de miedo, tomando una posición fetal, comenzó a llorar.

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(Flas Back)

Deidara había decidió regresar a Japón, hacía mucho que se había marchado y había ido a Alemania, pero regresó. Por alguna razón, quería ver a Tobi. La última vez que se vieron, las cosas habían terminado mal entre ellos.

(Doble Flash Back)

El rubio había estado discutiendo con el pequeño pelinegro.

- Tobi, ya te dije que tengo que irme.

- ¿Por cuánto tiempo, Sempai?

- No lo se, por siempre, quizás.

- ¿Por qué?

- Ya lo sabes, no puedo permanecer más aquí.

- Es por… lo que ocurrió con…

- Si… no quiero hablar de el. Debo marcharme.

- Pero Sempai…

Trató de detenerlo.

- Yo… no se vaya, por favor.

- Tobi, por favor, ñongas esto más difícil.

- Yo… por favor… yo…

Deidara se dio la vuelta, tomó la mano pequeña que impedía su partida, la retiró y trató de marcharse de nuevo. Ante esto, el pelinegro soltó sus sentimientos inmediatamente.

- ¡Yo lo amo!

Eso logró que el rubio se detuviera. Quedó en silencio, estático, procesando lo que acababa de escuchar de los labios de Tobi. Se giró y lo encaró. Su mirada parecía severa. Lo tomó de los hombros y le gritó.

- ¡¿Qué es lo que has dicho!?

- Yo…

Ahora temblaba, si, tenía miedo. El repentino arranque de ira de Deidara lo hizo paralizarse y llenarse de un miedo enorme.

- Escucha, Tobi. No te amo, ¿comprendes? No me interesas, quiero que te olvides de mí.

- Pero… Sempai…

Sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se quebraba.

- Sin usted… yo… yo… me moriría.

- Es lo mejor.

- Moriré de tristeza, soledad… usted es todo mi mundo.

- No seas anticuado, Tobi. Debo irme.

Ya no dijo nada más. Vio a su Sempai marcharse y cuando la puerta al fin se cerró, cayó de rodillas al piso y puso sus manos a su cara para comenzar a llorar amargamente.

(Fin del Doble Flash Back)

Tuvo un extraño presentimiento. Tobi, le había confesado su amor y lo único que hizo fue huir, no quería volver a ver a ninguno de sus conocidos, quería vivir solo el resto de sus días. Pero algo lo llenó de miedo, la extraña sensación de la perdida de alguien querido. Llegó a la casa de Tobi, se acercó y toco la puerta. Pasaron varios minutos y nadie le abría. El ruido de música se podía escuchar, sabía que había alguien en la casa. Recordando que el pequeño niño, solía poner llaves de emergencia debajo de una piedra floja, la sacó y abrió al fin. Entró y miró el lugar. Una lúgubre canción invadía el lugar. Miró en todas partes y no había rastro de Tobi, caminó hasta el lugar donde procedía la canción. Al abrir la puerta, como una cruel broma, yacía en el piso el pequeño cuerpecito de Tobi, pálido como si estuviera muerto.

Se llenó de miedo, corrió hacia el chico y tomó su pulso, milagrosamente seguía con vida, notó a un lado un frasco de pastillas y con horror supo que había intentado suicidarse. Las palabras de aquella noche llegaron a su mente. “Moriré, estaré solo, usted es todo mi mundo.”

Tomó al chico en brazos y le llevó a un hospital. Ahí esperó a que reaccionara. Habían retirado la droga del sistema de Tobi y ahora solo esperaba su reacción, rogando por ver de nuevo aquellos ojitos tiernos e inocentes.

- Despierta Tobi…

(Fin Flash Back)

Después de varias horas, Tobi seguía igual, nada había cambiado. Deidara tomó su mano fría y la beso, quería disculparse por haberlo dejado solo. No tenía a nadie a su lado, todos aquellos que consideraba sus amigos lo habían dejado, el amor de su vida también lo había hecho. Se sentí a como basura. Era un cobarde, y ahora estaba perdiendo lo único valioso de su vida.

- Tobi… despierta, te amo, yo también te amo. Por favor, perdóname por haber huido. Fui un cobarde, te dejé solo, es por mi culpa que estas aquí, yaciendo en una cama de hospital, yo soy el causante de que intentaras suicidarte. Si despierto, te prometo jamás volver a dejarte, no me dejes tu a mi.

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Deidara sintió que la pequeña mano comenzaba a moverse, levantó la cabeza y vio con alegría que Tobi comenzaba a despertar. Sus ojos se encontraron y Deidara simplemente no se contuvo y abrazó al chico, teniendo cuidado de no lastimarlo.

- Tobi, creí que te perdería, yo… perdóname por haberte dejado solo. Me necesitabas y no estuve a tu lado.

- Tres años…

Lo miró, estaba seguro que no lo perdonaría, lo había dejado solo durante tres horribles años.

- Fueron tres años, Sempai.

Su voz se escuchaba débil hablaba con dificultad.

- Lo se. Te abandoné durante tres años.

- Nunca dejé de pensar en usted, durante tres años… fueron tres años…

- ah…

- En que no dejé de esperarlo… pero no pude más…

- Lo se… yo… lo lamento.

- No… no tiene por que…

- Claro que si, se que debes odiarme.

- No, yo no podría, lo amo.

- Yo… también te amo.

Sonrió débilmente.

- Te prometo que nunca más me separare de ti, te cuidaré siempre y no dejaré que nada malo te vuelva a pasar… si me das otra oportunidad, prometo hacerte feliz.

- Saber que ha regresado y que corresponde a mis sentimientos me es más que suficiente, Sempai.

Ambos sonrieron y Deidara tomó la mano de Tobi y la apretó con suavidad, no quería volver a soltarlo, no dejaría que la muerte intentara arrebatárselo de nuevo.