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Un suspiro en el cristal por Break

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Notas del fanfic:

 Disclaimer: Este fic, sus personajes y su trama me pertenecen enteramente

Bien, este es mi primer original y mi segundo yuri. Esta no es una experiencia personal, sino que me basé en dos chicas de mi clase que bailaron juntas durante una clase de Educación Física. Lo demás, es producto de mi mente. 

Espero que os guste ^^

Notas del capitulo:

Primer capítulo. No hay lemon (no aún xD), pero sí una leve insinuación de este.

 

El gimnasio era un hervidero de actividad, aquel día. En una parte, los pequeños niños de Primaria corrían, jugando a perseguirse entre ellos. Nosotros estábamos en la otra mitad. Hoy tocaba bailar.

Suspiré. Me encantaba bailar, pero no así. Eso de bailar dos era una bobada. Miré a mi alrededor y sentí cómo la sangre ascendía a mis mejillas. Todas las chicas tenían ya un chico para la clase, y sólo yo estaba sola. Sentí veinte pares de ojos que se fijaban en mí.

Avergonzada, me acerqué al profesor.

  • Profesor, me he quedado sin pareja para hoy. ¿Puedo sentarme en la grada a estudiar algo?- en realidad, lo estaba deseando. Me dolía la cabeza y aún me sentía incómoda por haberme quedado sola. La cara de mi profesor de Educación Física fue un poema, un poema sarcástico y firme.

  • No, Rachel, lo siento. Haberte buscado pareja. Por hoy, puedes practicar con alguna chica.- sin decir nada más, caminé a través del gimnasio. Mi dolor de cabeza aumentaba más y más conforme oía las risas de mis compañeros, al ver que no tenía pareja. Levemente enfadada, busqué a Alex.

Unos destellos rubios me indicaron su posición, y sonreí de alivio al ver que ella tampoco tenía pareja. Riendo, me cogió una mano y colocó la otra en mi cintura.

 

  • ¿Ves, Rach? No hay problema, bailaremos nosotras dos. ¡Yo seré el chico!- rió, poniendo una voz grave. Más allá de la cristalina sonrisa que le dediqué, en mi pecho se encendió un sentimiento que no supe explicar, no por el momento. Yo me limité a agarrarla también, repitiéndome para mí misma que no era más que un juego. Sólo eso.

  • Vamos, que se supone que tú eres la chica.- ella hizo que apoyase mi cabeza en su hombro, y así colocadas, comenzamos a bailar, como una pareja de verdad. Nos movíamos a un compás totalmente distinto al de la música que sonaba, pero no nos importó. Medio abrazadas dábamos vueltas sin parar, como en aquella escena de la Bella y la Bestia.

 

Para ella no era más que un juego. Para mí, un dulce espejismo.

 

Ni siquiera era consciente de mis movimientos, tenía los ojos cerrados. Una inercia irracional y extraña me hacía seguir los movimientos de Alex, sin cesar, sin sentir mi propia respiración.

 

De pronto, sentí que dejaba de girar. Antes de sentir siquiera un leve mareo, me vi contra una pared, y el rostro de Alex, de Alexandra Hawthorne, a unos centímetros del mío.

 

Ahora sí noté mi respiración, acelerada, incontrolable. Desbocada, como los latidos de mi corazón.

 

  • A...Alex...- mi voz se deshizo en un suspiro inaudible. No podía hablar con claridad.

  • Rach...- cerré los ojos. En contra de mi voluntad, sabiendo perfectamente que iba a causarme problemas a la larga, empecé a acercarme lentamente a ella.

 

Y entonces, el hechizo se rompió. La campana, estridente y horrible, taladró mis oídos y me separó de ella. Juré para mí misma que algún día destrozaría aquella campana.

 

Alex, riendo, se dio la vuelta y se encaminó hacia los vestuarios. Antes de que pudiera, siquiera, sentirme estúpida, se giró y me hizo una seña para que la siguiera.

 

Obedecí. Corrí tras ella como un perro, sintiéndome ridícula. ¿Qué había pretendido en ese momento? ¿Besarla? Por Dios. Casi me alegré de que hubiese sonado el timbre, en caso contrario, habría sido uno de los mayores errores de mi vida. Vaya idiota.

 

 

Los vestuarios femeninos del colegio eran unos cuartos húmedos, con cuatro duchas, casi siempre llenos de vapor y conversaciones banales. Las duchas eran obras de arte en estado puro, pues en las paredes, generaciones de chicas se habían dedicado a escribir falsos rumores, el nombre de quien les gustaba o el nombre de sus amigas. En ocasiones se combinaban estas tres opciones, cuando lo que aparecía era un falso rumor sobre que a alguna chica le gustaba alguna de sus amigas.

 

Cuando abrí la puerta del vestuario, el penetrante olor a perfume me embotó levemente los sentidos. Me senté en uno de los bancos, me sentía como drogada. Delante de mí estaba Alex, que movía los labios, pero no podía entender lo que me decía.

 

Lentamente, aquella alucinación empezó a convertirse en una especie de sueño erótico que tenía bastante buena pinta desde mi posición, al menos. Mientras me decía cosas que yo no escuchaba, mi mejor amiga se desnudaba ante mis ojos con toda la tranquilidad del mundo. A estas alturas ni siquiera me había sonrojado, y concentraba todas mis fuerzas en controlar mis ojos para que no mirasen a lugares...indebidos.

 

Como una pequeña ninfa, Alex se introdujo en una de las duchas, la última que quedaba libre. Yo me quité rápidamente la ropa y le miré con un signo de interrogación en los ojos. Ella sólo rió.

  • Anda, entra.- dijo tendiéndome una mano.- si no, vas a llegar tarde. ¡Pero no te acostumbres a que nos duchemos juntas!

 

Entré en la ducha, y dejé que el agua caliente fluyese por mi piel mientras, lo más disimulada posible, me dedicaba a “recrearme la vista”. El sueño iba bien. Iba realmente bien.

 

  • Rach, hazme el favor, frótame la espalda con esto.- acepté la pastilla de jabón que me ofrecía y me coloqué a su espalda. Delicadamente pasé el jabón por su espalda, cuidándome mucho de no bajar más abajo. Me permití acariciar su cuello y su espalda con las yemas de mis dedos, que temblaban de emoción ante el cálido contacto.

  • Yo ya salgo. No tardes mucho, o llegaremos tarde.- me acarició la mejilla y salió, a vestirse de nuevo. Me quedé sola en la ducha, con lo que pude poner el agua algo más fría para que me bajase la excitación. Salí al poco rato y me reuní con Alex, ya vestidas las dos.

 

Las dos siguientes horas de clase fueron soporíferas. Durante ese rato me dediqué en pensar en lo que había ocurrido en el gimnasio, y algo más recientemente, en las duchas.

En medio de la clase de Matemáticas, suspiré levemente y me estremecí. Rachel, había llegado la hora de aceptar, que te habías enamorado de ella.  

Notas finales:

 

Si os ha gustado este primer cap de la historia de Rach y Alex, si no, si queréis saber más de la historia o simplemente matarme: ¡Reviews!

Break-sama (es decir, YO) os lo agradecerá ^^


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