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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola a todos!! Actualicé!! Al fin!!! XDD

No tengo nada que decir, excepto que éste es el único fic que voy a actualizar, los otros quedan para lo próxima semana ^_^.

Y lo de siempre, espero que les guste, gracias por leer y doble gracias a los que comentan  ^^.

31

-¿Sabes?- preguntó Mike, en el asiento del copiloto- Wade mencionó una vez que habías tenido varias novias. No pensé que sólo serían tres.

-Wade es un mentiroso y exagerado- contestó Gabriel, deteniéndose por el semáforo- Además siempre dicen lo mismo, ¿no te ha pasado?, te ven con alguien e inmediatamente, es tu novia.

-No, no me ha pasado- Mike negó con la cabeza- Nunca he sido popular.

-¿No?- preguntó Gabe- ¿Cómo era tu anterior escuela?

-Nada como lo que estás acostumbrando- dijo Mike, riendo. Gabe lo miró de reojo, preguntándose si le contaría, pero sin ganas de insistir. Estaba un poco adormecido aún, como para concentrarse en relatos.

-Supongo que no eras un chico popular- dijo, a pesar de todo, aguantando un bostezo.

-No- contestó simplemente Mike, jugando con sus dedos. En su anterior escuela era el ratón de biblioteca, algo no muy distinto a lo que era en West Lake, con la diferencia que antes lo fastidiaban más- Mi escuela estaba llena de delincuentes.

Gabriel lo miró por un momento. No podía decir que se imaginaba lo que era, porque mentiría.

-Supongo que fue bueno que ganaras esa beca- dijo.

-Sí, aunque me entristece un poco dejar a mi mamá y mi tía. Comparado con mi anterior escuela, en West Lake no hay delincuentes. Allá teníamos un detector de metales en la entrada, ¿te imaginas?

Gabriel lo miró, dibujando una expresión sorprendida en su rostro.

-Se nota que era una escuela divertida- comentó, suspirando de forma melodramática, provocando que Mike comenzara a reír. Gabriel sonrió al escucharlo, aliviado al ver que la expresión taciturna que se extendía a medias por el rostro de Mike había desaparecido.

---

-¡Tengo un nombre!- anunció Wade, mirando a los animales en sus jaulas y preguntándose porque había aceptado acompañar a Gabriel a la veterinaria, cuando éste podría haber traído a Mike. Después recordó el libro que Gabe debía comprarle hoy si quería seguir viviendo.

-¿Un nombre para?- preguntó Gabriel, siguiendo los movimientos de una serpiente- No deberían tener serpientes de mascotas- comentó- Deberían dejarlas libres.

-Únete a PETA- se burló Wade- Un nombre para tu perro, para quien más. Ponle “Perro”.

Gabriel lo miró fijamente unos largos segundos, preguntándose si debía ignorarlo o golpearlo.

-Claro. Porque cuando tú naciste te iban a llamar “idiota”.

-Intentaba ayudar, ¿acaso has pensado en algo?

-Por lo menos no digo cosas estúpidas.

-¿Aún no tiene nombre?- preguntó el veterinario. El perro estaba sobre la mesa de exámenes, intentando morder la cadena que le había colocado alrededor del cuello, gruñendo y enseñando los dientes- Tendrás que hacer algo con su carácter.

Gabriel sonrió.

-¿No puede quitarle el collar? Le molesta- dijo, acercándose al perro y acercando su mano. El perro dejó de gruñir para lamerle los dedos.

-Si se escapa sin el collar, lo enviarán a la perrera. Antes que nada, debes pensar en un nombre.

Gabriel acarició las orejas del cachorro, miró a Wade en busca de ayuda, que se encogió de hombros.

-¿Cujo?

-¿No es de algo de terror?

-No sé, Bobby, qué sé yo. Es tu perro. Espera, ¿recuerdas esa película de la Antártida?

Gabriel asintió, moviendo la cabeza.

-Pero no recuerdo los nombres.

-Shorty, era el más odioso- dijo Wade- Max era el líder.

Gabriel sonrió, aceptando el nombre y acarició las orejas del cachorro.

-¿Escuchaste? Tu nombre es Max.

-Pero yo dije Shorty- reclamó W ad e.

Un rato más tarde salieron de la veterinaria, Gabriel con el perro en brazos y Wade con los brazos en la espalda. El perro se revolvió un poco y Gabe lo acomodó con la cabeza en uno de sus hombros.

-Lo vas a malcriar- dijo Wade- El doc dijo que tenías que disciplinarlo.

-Es un buen cachorro- rebatió Gabe.

-Que odia a todo el mundo. Casi le arranca los dedos al doc.

-Vamos, no es para tanto. Por lo menos, ya sabemos cómo te llamas- el perro le lamió el rostro y Wade decidió ignorarlos.

-Vamos por mi libro, ¿quieres? Tenemos que regresar hoy mismo. Por cierto, ¿sabes qué le pasa a Ericka? Estos días luce muy cansada. Y no me digas que le pregunte, porque ya lo hice.

Gabriel se encogió de hombros. También se había dado cuenta del estado de Ericka y de las veces en que bostezaba en el aula, cuando antes era una de las pocas que soportaba incluso las tediosas horas de la clase de historia.

-No tengo ni idea. Pero debe estar haciendo algo. Katherine dice que está llegando tarde a dormir.

Wade suspiró, poniendo las manos detrás de su nuca. Ericka odiaba que se metan en sus asuntos, pero a él se le hacía demasiado extraño como para no sentir curiosidad

---

Ericka se cubrió el cuerpo con la toalla, ahogando un bostezo. No se inmutó cuando el chico de la limpieza entró, se le había vuelto una costumbre encontrárselo allí todas las noches, aunque casi nunca hablaban y cuando lo hacían, ambos contestaban con respuestas parcas y burlones.

-¿Por qué lo hace?- preguntó él, deteniéndose y apoyándose en el trapeador que llevaba.

-¿Hago qué?

-Esto. Sé que es la presidenta del consejo. Tiene que tener mucho trabajo. Y aún así, en vez de descansar, pasa el tiempo aquí.

-No te importa- espetó Ericka- ¿Pero cómo sabes eso?

-Los empleados saben mucho de los estudiantes. Y una de las cocineras me habló de usted.

Ericka se encogió de hombros, restándole importancia al asunto. A pesar de que ese tipo siempre la trataba de usted, el tono de su voz era cualquier cosa menos de respeto. Ericka lo miró un momento, mientras se secaba el cabello, sin poder evitar sentir curiosidad.

-¿Cuántos años tienes?- preguntó. Él parpadeó, sorprendido.

-Dieciocho- contestó- No pensé que le interesaría saber.

-¿Y cómo te llamas?- preguntó nuevamente. No es que le interesara, pero le resultaba extraño llevar casi un mes hablando con alguien y no saber su nombre.

-Soy Bryan, Cal para los amigos.

-¿Cómo Bryan se convierte en Cal?

-Tú eres Ericka Breeding- dijo él, ignorando la pregunta- He visto a tu padre en un par de canales.

-¿No estudias?

-Intento ahorrar para la universidad, por eso trabajo aquí. Es un buen lugar, no tengo que hablar con mucha gente y estoy lejos de las pandillas.

Ericka se fijo en el tatuaje en su muñeca, sintiéndose interesada a su pesar.

-Pero usted- siguió él- ¿Por qué se esfuerza tanto?

-Quiero entrar al equipo de natación- contestó ella, sinceramente- Pero si entro sin ser buena no me sentiría cómoda. No quiero empezar y ser la inútil del equipo.

-Tiene un problema con el orgullo, ¿verdad, señorita?

Ericka se puso la camiseta encima del traje de baño mojado y la falda. No le preocupaba lo que ese chico, Bryan, pensara de ella.

-Tome- dijo él, cuando Ericka terminó de cambiarse y empezó a caminar hacia la salida. Ella bajó la vista a la mano extendida de Bryan, sonriendo al ver la barra de cereal que le ofrecía.

-Lo necesitas más que yo- dijo, esbozando una sonrisa de burla.

-Es usted quien luce ojeras- contestó Bryan. Ericka pasó de largo, sin aceptar el cereal y regresó a verlo cuando tenía la mano en la puerta, descubriéndolo mordisqueando la barra de cereal. Bryan la miró y sacudió la cabeza, a manera de despedida.

-Hasta mañana, señorita- dijo y el portazo que Ericka dio al salir le indicó que no estaba feliz de saber que iba a encontrarlo al día siguiente.

Bryan terminó la barra de cereal y se apoyó en la pared. Sabía lo importante que era Ericka, pero no era ciego como para no notar lo atractiva que resultaba, al menos al principio. Ahora, se sentía más intrigado que atraído. Bufó, fastidiado. Enredarse con ella, incluso como amigos, no le acarrearía más que problemas.

---

-Me sigues diciendo que no necesitamos mover un dedo para que terminen- comentó Susan, observando a Mike entrar a la cafetería- ¿Por qué?

-Limítate a observar y disfrutar del espectáculo, Susan- Kristy pasó un brazo por los hombros de Susan, aunque el contacto no le agradaba un ápice. Susan le retiró el brazo de la manera más amable que pudo, dándole a entender que ella tampoco se sentía a gusto por su compañía- ¿Por qué te interesa tanto separarlos? Y no me digas que es porque te aburres.

-Kristy, sólo mira a ese chico. Es un becado, salido de quien sabe qué barrio. Ni siquiera tiene por qué estar aquí- Susan entró a la cafetería, seguida de Kristy.

-Hablando de personas que no deben estar aquí- murmuró Kristy, antes de tomar un sorbo de jugo. Susan siguió la dirección de su mirada y esbozó una mueca despectiva.

-La hermanita de Wade. Su madre no tiene vergüenza para permitir que estudie aquí. Tú y ella tuvieron un par de roces, ¿me equivoco?

-Algo- contestó Kristy.

-Hola, chicas, ¿Qué les pasa?

Susan alzó los ojos y le sonrió a Elizabeth, que se sentó y empezó a comer, mirando alrededor.

-Nada, sólo estamos aburridas- Susan sonrió, siguiendo con los ojos a Julie, que se levantaba de la mesa que compartía con Mike y caminaba con la bandeja de comida en la mano- Pero ya se me ocurrió algo.

Julie se levantó de la mesa que compartía con Mike, tomando la bandeja vacía. El día de hoy haba sido bastante tedioso y que Mike pareciera a punto de caer dormido sobre su comida no ayudaba en nada. Suspiró audiblemente, intentando llamar su atención, pero éste se limitó a dirigirle a su comida una mirada cansada. Julie negó con la cabeza y caminó, alejándose de allí.

-Hey, Julie- giró el rostro, preguntándose que querría McCarren ahora. Burlarse, seguramente.

-Perdón, estoy ocupada ahora- respondió Julie, intentando forzar una sonrisa.

-No te preocupes, no te quitaré tiempo- Susan tomó el plato de comida de Kristy y el vaso con jugo de Elizabeth y se acercó a Julie, depositando ambas cosas en la bandeja que ésta llevaba- Lleva esas cosas. Y si podrías traernos un pie de manzana, sería genial.

Julie se mordió el labio inferior, furiosa.

-No pongas esa cara. Tu madre debe haberte entrenado bien para estas cosas- Susan sonrió, apoyado una mano en el hombro izquierdo de Julie.

-Claro- masculló ella, acercándose a la mesa en donde Kristy y Elizabeth seguían sentadas, sin participar de la broma, pero obviamente complacidas por ella. Julie recogió el plato con sobras que Elizabeth tenía delante, lo colocó sobre su bandeja, junto con los vasos con restos de jugo y avanzó un par de pasos, antes de alzar la bandeja y dejarla caer al piso a los pies de Susan, que se apartó, aunque no evitó que sus botas fueran alcanzadas por restos de comida.

-¡Mira lo que hiciste!- chilló Susan, observando sus botas con una mueca horrorizada.

-¡Señorita Parker!

La sonrisa que Julie empezaba a formar en su rostro se congeló al escuchar la voz de la maestra de Literatura. Se giró, observando a la mujer, acompañada por Ericka, que mantenía su expresión pétrea. Sabía que reclamar sería inútil.

-Tendrás que ir a dirección. No vamos a permitir este tipo de cosas. Serás castigada.

Julie apretó los dientes, pero asintió. Llevaba años sufriendo lo mismo como para sorprenderse.

Ericka, por su parte, le dirigió una mirada inquisidora a Susan, suponiendo que ella era la responsable de todo. Aunque también sabía que no la culparían. La maestra había visto a Julie tirar la bandeja y sería eso lo que quedaría en el expediente. En su mesa, Mike hizo el ademán de levantarse, dispuesto a reclamar, pero Gabriel llegó a su lado y lo sostuvo del brazo.

-No te muevas- le susurró, sentándose en el asiento que antes ocupaba Julie.

-¿Cómo puedes…?- empezó a preguntar Mike, antes de que Gabriel señalara hacia Wade, que se había levantado de su asiento, con dos vasos en la mano y caminaba hacia la mesa de Kristy. Gabriel suspiró. Kristy nunca había sido amable con Julie, una de las pocas cosas de ella que le molestaban. Aunque lo entendía, si Julie no hubiera vivido en su casa, probablemente él se comportaría igual que todos con ella.

Mike observó a Wade, sin poder evitar sonreír cuando él dejó caer el jugo de un vaso sobre los hombros de Elizabeth.

-Lo siento- se disculpó Wade, sonriendo- Pero es que se me resbaló la mano.

-¡Lorenz!- la maestra lo miró, aterrorizada. Wade se limitó a encogerse de hombros mientras Kristy le dirigía una mirada fulminante, retándolo sin palabras a dejarle caer el vaso. Wade sonrió, sintiéndose tentado a hacerlo, pero caminó hacia Susan y le tiró el otro vaso, que se hizo añicos al caer al piso, para después alzar los ojos hacia la maestra.

-¿Lo solucionaría una disculpa?- preguntó.

Ericka suspiró por lo bajo. Si perdonaban a Wade y no a Julie, ella se sentiría obligada a reclamar, no podía permitir diferencias en el trato hacia los alumnos. Pero si perdonaban a ambos, Susan no se demoraría un segundo en quejarse, ni que decir de Elizabeth.

-¡Ambos a la dirección!- vociferó la maestra- Ericka, encárgate de ellos. No puedo creer que se comporten así. Vamos, de una vez.

Julie siguió a Ericka fuera de la cafetería, metiendo las manos en su chaqueta e intentando ignorar las risas entre dientes que Wade dejaba escapar.

-¿Qué estabas pensando?- inquirió, sin poder aguantar la curiosidad. Wade nunca antes la había defendido o algo parecido.

-No hablen- ordenó Ericka- Si empiezan con otra de sus tonterías, me las arreglare para que estén castigados un mes entero.

-Suenas como una dictadora, presidenta- bromeó Wade. Dudaba que lo castiguen. Probablemente lo regañarían y asunto olvidado.

Ericka los dejó esperando fuera de la dirección y cuando salió, diez minutos después, sonreía.

-Entren- ordenó, señalando la puerta.

-No me gusta que sonrías así- le dijo Wade, a lo que ella respondió ensanchando la sonrisa.

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-Sabía que esa sonrisa presagiaba algo malo- masculló Wade, entrando a una de las cocinas de West Lake. Recordaba haber entrando en una, cuando era niño y él y Gabriel se divertían jugando a las escondidas en el edificio.

Julie regresó a verlo y se encogió de hombres.

-¿Cómo es posible que me hayan castigado?- preguntó Wade- Se suponía que debían regañarnos y perdonarnos. ¡No castigarnos a los dos!

-Para la próxima, no te metas- Julie miró la pila de platos sucios, suspirando. Dudaba que Wade fuera de ayuda- También estás castigado, ponte a hacer algo- le dijo, tirándole una esponja que Wade atrapó al vuelo, mirándola con el ceño fruncido.

-¿Esperas que lave?

-No, espero que te pongas a jugar con eso- ironizó Julie, tratando de decidir por dónde empezar. Tenían una pila de trastos por lavar, todo por culpa de esa idiota de Susan.

-Jamás he lavado una sola cosa- Wade dejó la esponja sobre una mesa y se cruzó de brazos.

-Empezarás hoy. No creas que haré todo esto sola.

Wade rodó los ojos, resignado a ayudar. Julie abrió el grifo, cogió un trapo y le ordenó a Wade que hiciera lo mismo. Wade hizo un puchero, pero obedeció, miró con asco el primer plato que cogió e intentó lavarlo y enjuagarlo como veía hacer a Julie, con la diferencia que el suyo terminó en el piso.

-¿Pero qué haces?- gritó Julie- ¡Nos volverán a castigar si rompes los platos!

-¡No fue mi culpa!- se defendió Wade- Se me resbaló.

-Mira, lávalos y déjalos aparte, yo los enjuago y los arreglo.

-Esto no es divertido.

-Por algo es un castigo.

Wade masculló improperios entre dientes, pero no dejó de lavar mientras se quejaba, prometiéndose a si mismo nunca volver a ayudar, ni a Julie, ni a nadie. Julie, por su parte, avanzaba más rápido. Wade la observó un momento mientras iba y venía poniendo tazas, tenedores y platos en su lugar, al parecer acostumbrada a hacerlo.

-No me mires y sigue- masculló ella, dándole un golpe a la mesa, al parecer frustrada- Debieron castigar a Susan.

-La maestra no vio lo que hizo- dijo Wade- Por lo menos le ensuciamos la ropa, ¿viste su cara?

-Si hubiera sabido que me iban a hacer lavar esto, le hubiera tirado la comida en la cabeza- Julie sonrió, imaginándose la escena y Wade la imitó, jugando con la espuma que formaba el detergente. Si su madre se enteraba, haría que expulsen a Julie, culpándola por su castigo.

La puerta se abrió y ambos se giraron al mismo tiempo. Julie chasqueó la lengua al ver a Clay allí, mirando el lugar como si lo considerara indigno. Wade siguió lavando, sin prestarle atención. Suponía que venía a reclamarle por ensuciar a su prima, pero eso podía esperar.

-Wade- llamó Clay, ignorando por completo a Julie, que bufó, haciendo ruido a propósito al meter las manos en el agua.

-Hola, Harris- Wade se apoyó en el lavador y sonrió- ¿Has venido a ayudar?

Clay no pudo evitar sonreírle en respuesta. Siempre había pensado que a Wade no le interesaba su media hermana, pero lo que hizo en la cafetería indicaba lo contrario.

-Debería golpearte por lo que le hiciste a Elizabeth. Es mi prima.

-Podrías hacerlo después. No sé si te has fijado, pero estamos un poco ocupados.

-Por mucho que me agrades, Lorenz, si vuelves a hacer algo como eso, no te lo perdonaré.  

Wade se acercó a Clay, sin borrar la sonrisa de su rostro.

-¿Y por qué crees que me importa lo que pienses, Harris? Si tu prima no se mete donde no la llaman, estará en paz conmigo.

-Ya, paren- Julie dejó de lavar, parándose al lado de Wade- Si quieren pelear, háganlo después. Wade tiene que ayudarme.

Clay la miró, repasándola de arriba hacia abajo y Julie le mantuvo la mirada, sin dar a traslucir su incomodidad.

-No va contigo hacer estas cosas, Wade.

-Sí, lo sé, ahora, por favor…

-Por esta vez, lo dejaré pasar. Sólo esta vez.

-Adiós, Harris- se despidió Wade sin darle importancia.

Julie volvió a su sitio, preguntándose si estaría sugestionada por el asunto de Mike y Gabriel, porque juraría que las miradas que Harris le lanzaba a Wade no eran de simple amistad. Miró a su hermano de reojo un momento y decidió que no era su problema.

---

Susan bufó al observar a Julie reír en compañía de Mike. Su plan para fastidiarla había terminado al revés, aunque Julie hubiera sido castigada. No entendía como Wade podía defenderla, cuando era la hija bastarda de su padre. Susan estaba segura que ella jamás habría tolerado a un medio hermano suyo, mucho menos si éste resultaba ser hijo de la servidumbre. La molestia y el aburrimiento de los últimos días le hicieron caminar hacia Mike, una vez Julie desapareció de la escena.

-Novato- saludó, esbozando su mejor sonrisa.

Mike entornó los ojos, a sabiendas que no podía esperar ni una cosa amable de Susan.

-¿Qué quieres?

-¿Qué clase de modales son esos?- Susan suspiró teatralmente- Supongo que no se puede esperar mucho de ti, considerando de dónde vienes. No creo que te hayan enseñado a comportarte en esa escuela tuya.

-Me enseñaron, creo que fuiste tú quien se saltó esa clase- rebatió Mike, decidido a no dejarse intimidar.

-Vamos, novato, no vine aquí a pelear, quiero charlar un momento, ¿Cómo van las cosas con Gabriel?

Mike se tensó e intentó retroceder, pero Susan le puso una mano en el hombro y se apoyó en él.

-Gabe siempre es tan amable con todos, ¿verdad?- sonrió y Mike notó que ella tenía los ojos azules, de un tono bastante oscuro, de lejos podían lucir tan negros como su cabello- Salir contigo lo confirma. Espera, no digas nada. Sé que vas a decir que no está contigo por lástima, que son novios y eso.

Susan rió entre dientes, hablando antes de que Mike tuviera oportunidad de contestar.

-Aunque claro, muy pocas personas lo saben. Cuando él salía con Kristy, no tenía problemas en besarla delante de todo el mundo. Pero tú eres un chico, es comprensible, se vería tan mal que vayan a las clases tomados de la mano o se besen en las clases de gimnasia o abrazarse en los salones, seguro entiendes eso. Apuesto que no te importa que Gabriel ni siquiera intente hacer nada de eso contigo, que ni siquiera le importe comportarse como tu pareja en público, ¿verdad?

Susan sonrió y se separó de él. Mike la miró sin saber que contestarle. Por supuesto que quería hacer esas cosas con Gabriel, no tanto por presumir, sino porque tener que actuar como amigos le resultaba molesto. Claro que quería que lo besara, que dejara de apartarse cuando alguien entraba a la biblioteca, por temor a que los vieran leyendo con las cabezas juntas. Sabía que Susan había hablado con la intención de molestarlo y lo había logrado.

-¿O no?- preguntó ella- O te molesta eso y no le dices a Gabe porque temes incomodarlo. Eres tan lindo- ella hizo el ademán de tocarle el rostro y Mike retrocedió.

-No es por eso- contestó y Susan bufó al ver que Gabriel se acercaba a ellos.

-Mike- Gabriel se puso a su lado. Si Susan estaba allí, no esperaba nada bueno.

-Gabe, justo hablábamos de ti- Susan unió sus manos y aplaudió un par de veces, gesto a Gabriel le molestó más que la burla impresa en su mirada.

-No me importa saber de qué- espetó, tomando del brazo a Mike- Vámonos, Mike.

-Por favor, Gabriel, sólo comentábamos como es que pueden ser novios y esconderse como si fuera algo malo o te avergonzaras de Mike. ¿No te avergüenzas del pobre Mike?- Susan hizo una pausa dramática antes de añadir- ¿O sí?

Gabriel tiró del brazo de Mike y se alejó con él, sin molestarse en contestar. Susan lo estaba sacando de quicio. Primero con la broma a Julie y luego esto. Masculló un insulto entre dientes y se dio cuenta de repente que Mike, a quien había soltado después de alejarse lo suficiente de Susan, no lo seguía. Se detuvo y miró hacia atrás.

-No le prestes atención a lo que dijo- murmuró- Sabes bien que yo… jamás me avergonzaría de ti, Mike.

Mike asintió, de manera taciturna. Lo que Susan le había dicho no eran más que los pensamientos que intentaba ocultar. Nunca había pensando que pasaría el día en que saliera con alguien, pero de forma inconsciente esperaba que fuera como veía a los demás. Sin necesidad de ocultarse. Sin tener que fingir.

-Lo sé, pero…- empezó y se mordió la lengua. No iba a empezar a hablar de sus dudas a mitad del pasillo.

-¡Gabe! ¡Ahí estas!- Wade se detuvo y apoyó las manos en sus rodillas, resoplando. Mike hizo un mohín de disgusto al verse interrumpido- Tengo algo que mostrarte, ven conmigo.

-Espera un momento.

-No creo que a Mike le moleste- dijo Wade, reparando en la presencia de Mike- ¿Verdad, Mike?

-No- contestó Mike, vacilando- O sea sí- corrigió- Tenemos que hablar de algo.

Gabriel asintió y Wade apoyó la mano en su hombro.

-Vamos, hermano, tienen toda la semana, el mes, el año, para hablar, pero tenemos que ir a…

-Tengo que hablar con Mike, Wade. Mañana me cuentas.

Wade negó con la cabeza, preparándose a rebatir y llevarse a Gabriel, asi fuera a rastras, pero Ericka apareció en el pasillo, obligándolo a acompañarla a la sala del Consejo. Wade regresó a mirar a Mike, suspirando.

-Ni a ti ni a mí, le hace caso a la dictadora de nuestra presidenta- comentó, notando el ánimo decaído de Mike- ¿Qué te pasó? ¿Descubriste a Gabe con una chica? O peor, ¿con un chico?

-No- contestó Mike- Nada de eso.

Decidió dirigirse a su cuarto, recordando que tenía tareas por hacer y esperando que Wade no le siguiera y comenzara a hacer preguntas. No se sentía con ánimos para lidiar con la burla de la que Wade dotaba a cada una de sus palabras.

Wade consideró un momento seguir al novato y descubrir que pasaba, pero tenía dos boletos para un show de camiones monstruo que llegaban a la ciudad y no tenía con quien ir. Volvió a correr, esta vez hacia la sala del Consejo, confiando en que sin Mike alrededor Gabriel lo escuchara y accediera a acompañarlo. Chocó con Harris cuando estaba a punto de llegar y habría caído al piso, de no ser porque Clay lo sostuvo y le ayudó a equilibrarse.

-Ten más cuidado- dijo Clay, sin soltar el brazo izquierdo de Wade.

-Gracias por el consejo y suéltame, que puedo caminar solo.

Clay tuvo el impulso de empujarlo y hacerlo caer, pero se contuvo. Estaba empezando a descubrir que Wade era demasiado exasperante, a veces, e incluso aunque le gustaba, le desesperaba casi en la misma medida.

-¿Adonde ibas?- preguntó, respirando hondo para calmarse.

-A ver a nuestra querida presidenta- contestó Wade, en el mismo instante en que Ericka y Gabriel abandonaban la sala del consejo.

-Ahora sí, hazme caso- dijo Wade- Tenemos que ir al pueblo, tengo boletos… ¿ya no te necesita Ericka?

-No, pero- Gabriel se interrumpió al ver que Clay no hacía el menor intento de moverse del lado de Wade- Tengo algo que hacer.

-Son camiones monstruo, Gabe- dijo Wade, casi brillando de emoción- No importa lo que tengas que hacer.

Ericka se detuvo, dirigiendo a Wade una mirada reprobadora.

-No deberían salir de la escuela a mitad de semana- dijo, aunque sabía que no le harían caso.

Wade regresó a verla, le sonrió y se encogió de hombros.

-No seas aburrida, Ericka. Vamos, ¿Qué dices? Tenemos que irnos rápido para llegar temprano. Piensa que nos dejarían ir a ver nada de esto en circunstancias normales.

Gabriel pensó en Mike, indeciso, pero antes de poder decir algo, Wade ya había cogido su mano y caminaba sin dejar de hablar.

-Tengo que hablar con Mike- le interrumpió Gabriel, intentando soltarse de la presa que Wade mantenía en su muñeca.

-El novato no se va a ir a ningún lado. Seguirá aquí mañana y pasado y pasado y el mes que vienes, puedes hablar con él cuando quieres. Pero es el último día de función y pagué mucho por las entradas. ¿Sabes lo que pasará si mi madre se entera que fui a verlos? Moriré. Muy literalmente.

-¿No debería ser esa una razón para que no vayas?- preguntó Gabe, acariciándose la muñeca que Wade al fin había soltado.

-No, todo lo contrario- Wade rió y Gabriel decidió rendirse. Después de todo, él también quería ir y sabía perfectamente que su padre jamás le permitiría ir a un lugar como ese. Tenía que aprovechar la oportunidad.

-Tendremos que regresar en la madrugada.

-¿No te alegra conocer al conserje?- preguntó Wade, jugando con las llaves de su auto. Gabriel asintió, sonriendo y ambos se apresuraron a la salida.

---

Clay entró a la habitación de su prima, cerrando la puerta detrás de él.

-Si vienes a hablar de Wade- dijo Elizabeth apenas lo divisó- ahórrate los comentarios. No puedo creer lo que hizo. Sé que te gusta, pero yo estoy comenzando a detestarlo. ¡Me mojó el cabello!

-No te preocupes, también yo empiezo a detestarlo- Clay se apoyó en la pared y su prima esbozó una sonrisa comprensiva, a la par que se desataba el cabello y comenzaba a peinarse.

-¿Ya no te gusta?

-Ojala fuera así- Clay suspiró- Me gusta, pero es insoportable. No tengo ni la menor idea de qué hacer con él.

-Te lo dije, Clay, te lo dije- reprochó Elizabeth- Deberías fijarte en alguien más.

-No- Clay se sentó en la silla de escritorio, apoyando un brazo en la mesa- Puedes decir que es capricho, pero no me interesa nadie más que él.

-Aunque te molesto.

-Aunque me moleste.

-Te vas a meter en problemas, primo- Elizabeth se amarró el cabello en una cola, tamborileó los dedos contra una de sus piernas, sin verle ninguna solución al problema.

-El problema es que no sé como acercarme a él o cómo llamar su atención.

-Podríamos pedirle ayuda a Susan- sugirió Elizabeth- Ella es buena es buena manipulando a la gente a su alrededor.

-¿Después de lo que le hizo a su hermana?

-Eso fue una sorpresa- comentó Elizabeth- No pensé que le interesara la muchacha esa.

-Julie es completamente corriente- dijo Clay, cogiendo uno de los lapiceros que estaban en la mesa- No entiendo cómo pueden llevar la misma sangre.

-Volviendo al tema. Sólo sugiero que le preguntemos a Susan. O que yo lo pregunte, si no quieres hablar con ella. Te conozco y sé que apenas consigas lo que quieras le perderás interés. 

-No creo que esta vez sea así- Clay dejó el lapicero en su lugar y se despidió de su prima con un beso en la mejilla antes de regresar a su cuarto. Pedirle ayuda a Susan no entraba en sus planes, pero se estaba empezando a sentir demasiado frustrado. Si era lo que necesitaba, tendría que aguantar a McCarren.

---

-Eso fue genial- comentó Gabriel, dándole un sorbo a la botella de soda. Wade bebía una cerveza, asintiendo.

-Y tú no querías venir, ¿viste como se destruyeron? Casi me cae algo en la cabeza.

-¿Por qué estás tomando y yo no?- Gabe hizo el amago de quitarle la botella de cerveza, pero Wade retrocedió, poniéndose fuera de su alcance.

-Vas a conducir, no voy a dejarte tomar.

-No me voy a emborrachar con media cerveza- reclamó Gabe, mirando a los lados. El lugar en donde se había desarrollado el show era un descampado en las afueras del pueblo, arreglado para la ocasión. Gabriel miró la carpa y los puestos de comida con aire curioso. Nunca había estado en un lugar así. Compraron un par de hamburguesas antes de regresar al auto y conducir hasta el colegio.

-Que horribles hamburguesas- se quejó Wade, aunque se la había comido toda.

-No más de  ese tipo de comida- secundó Gabriel, sonriendo. Sólo cuando estuvo acostado en su cama, se sintió un poco culpable por no haber hablado con Mike, ni avisarle que se iba.

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Mike abrió los ojos y volvió a cerrarlos, arrebujándose en las sábanas, sin ganas de levantarse. Había pensado que Gabriel lo buscaría después de terminar lo que sea que haya ido a hacer con Ericka, pero éste no había aparecido la noche pasada y no contestaba el celular y cuando fue a verlo a su habitación, la encontró cerrada. Mike apretó los ojos, intentando restarle importancia al asunto, sin éxito. La música a todo volumen de Alan le hizo cubrirse aún más, aunque después de unos minutos fue imposible de ignorar.

Se levantó y Alan lo miró, sorprendido al ver que Mike caminaba directo al baño y no hacía comentario alguno sobre el ruido.

-¿Peleas con la novia?- intentó molestarlo, pero Mike se limitó a guardar sus cuadernos en la mochila y salir de la habitación. Alan apagó la música, preguntándose qué habría pasado para que Mike llevara ese ánimo apenas comenzaba el día.

Gabriel alcanzó a Mike en el laboratorio de química después de clases, cerró la puerta y se apoyó en ella para evitar que Mike pudiera irse sin antes hablar con él.

-Mike- llamó. Mike se volvió, apretando los labios para soportar el enojo que había acumulado durante el día.

-¿Qué quieres?

-Hablar- dijo Gabriel- ¿Podemos ir a mi cuarto?

-¿Dónde estabas ayer?

-Salí con Wade- admitió Gabriel, bajando los ojos- Mira, Mike, lo siento, sé que no…

-No debiste irte- completó Mike. La puerta sonó, interrumpiéndolos y Gabriel abrió, encontrándose con el profesor.

-¿Qué hacen aquí?- preguntó, dirigiéndoles una mirada severa.

-Ya nos íbamos- contestó Gabriel, sin inmutarse. Le hizo una señal con la cabeza a Mike, que lo siguió de mala gana.

Mike no abrió la boca hasta que estuvieron en la habitación de Gabriel.

-Te fuiste cuando te dije que quería hablar contigo- masculló, desviando los ojos.

-Lo sé y lo siento. No tenía que hacerlo. Discúlpame- Gabriel se acercó e intentó tocarle un hombro, pero Mike retrocedió.

-¿Dónde estabas?- inquirió, sin atreverse a mirarlo a los ojos.

-Fui a ver un show de camiones monstruo- admitió- ¿Puedes mirarme?

Mike dejó de mirar la pared para fijar sus ojos en Gabriel, que se encogió un poco. Nunca había visto a Mike tan molesto.

-Ni siquiera te tomaste la molestia de avisarme- Mike suspiró, de manera cansada y una punzada de culpabilidad se clavó en el pecho de Gabe- En otras circunstancias no me habría importado, pero estaba allí cuando le dijiste a Wade que tenías que hablar conmigo, ¿y luego te vas? ¿Tan rápido cambiaste de opinión? ¿Qué se supone que tengo qué pensar?

-Ya te dije que me equivoqué- Gabriel posó las manos en los hombros de Mike- Lo siento, no debí irme, tenía que hablar contigo, pero no lo hice, perdóname, por favor.

-¿Por qué te fuiste?

Gabriel se encogió de hombros. Decirle que había sido por un capricho, por hacer algo que nunca le permitirían en un día normal, le sonaba frívolo.

-¿Vas a perdonarme?- Mike negó con la cabeza- ¿No?

-No sé- Mike bajó los ojos- No sé qué hacer o que pensar. No sé que tengo que esperar de ti.

-No empieces a dudar de nuevo, Mike. Lo que pasó fue una estupidez mía, pero…

-No es sólo eso- interrumpió Mike- Es… no sé… todo. Un día te molestas, otro día no y yo nunca sé porqué. Y no sé qué es lo que hago contigo o que hacemos juntos, porque… ¿recuerdas cuando me dijiste que sólo seriamos amigos en el colegio? No sé si esto cambia las cosas o si sigues pensando que no tengo que saber nada de lo que te sucede. Y además, Susan…

-No le hagas caso a Susan, ella sólo quiere fastidiarte- interrumpió Gabriel.

-¡Pero es que tiene razón!

-¿Piensas que me avergüenzo de ti?- preguntó Gabriel, tratando de modular su voz para n o gritar- ¿Le creíste eso? ¿De eso querías hablar?

Mike guardó silencio un momento, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

-No es tanto así- murmuró- Pero es molesto. Todo el mundo puede coquetear contigo y yo no puedo decir nada, porque, ¿Qué podría decir? Sólo soy el becado que te enseña mates y el amigo de Julie que es tu amigo por ella. Me molesta. Me molesta no…

-Si quieres voy y lo digo- interrumpió Gabriel. Mike lo miró, levemente extrañado.

-¿Qué?

-Que si quieres voy y lo digo- repitió Gabe- Si quieres eso, voy y publico en todo el colegio que estamos saliendo, se lo digo a todo el mundo, si hace falta para convencerte.

Mike se mordió el labio inferior, sin saber que decir. Se suponía que quería eso. Quería dejar de ser, a vista de todos, el amigo por lástima de Gabriel.

-Sé que debes pensar que no me importas y que soy un imbécil y tienes razón en creerlo y lo más probables es que sea un imbécil, pero sí me importas y lo de ayer, no se volverá a repetir. Sé que debí hablar contigo primero, porque estabas preocupado, pero Mike, por favor, no dudes de mí.

-Yo…-balbuceó Mike- Tal vez estoy haciendo un lío en algo que no lo es, no sé, pero… tengo que pensarlo, porque ahora estoy muy enojado.

-Está bien- aceptó Gabriel, acercándose nuevamente a Mike e inclinándose hacia él. Mike retrocedió, suponiendo que Gabe intentaba besarlo y a sabiendas que si lo hacía, probablemente acabaría perdonándolo en ese momento.

-Tengo que hacer tareas… le prometí a Betty que la ayudaría- susurró Mike, señalando a la puerta. Gabriel asintió, resignándose a dejarlo ir y Mike casi corrió hacia la salida.

Se dejó caer en la cama después de que Mike salió, sin ganas de estudiar, ni asistir al Consejo y se movió sólo para tirarle un cuaderno a Wade cuando entró.

-¿Pero qué mierda te pasa?- preguntó Wade, esquivando el cuaderno.

-Todo es tu culpa- masculló Gabriel- Nunca más vuelvo a aceptar nada que me digas.

-¿El novato?- adivinó Wade- No te preocupes, en un día se le pasa.

-Ese no es el punto.

-Como sea. No quiero estar aquí mientras sufres una crisis.

Wade cogió un libro antes de salir, esquivando el nuevo cuaderno que Gabriel le lanzó y se alejó del cuarto riendo entre dientes, pero dejó de reír al llegar a un pasillo cercano a la biblioteca y ver a Julie junto a Alan. Wade se quedó quieto, frunciendo el ceño mientras observaba a Alan coger a su hermana de los hombros y besarla.

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Julie se sorprendió durante varios segundos en los que dejó que Alan la empujara contra la pared e intentara hablar sus labios, antes de recuperar el control  y apartarlo de su cuerpo.

-¿Qué haces?- preguntó, alarmada.

-¿Qué crees? Te estoy besando- dijo Alan.

-Sí, me di cuenta- ironizó ella- Me refiero a que… ¿Por qué?

-Me gustas, Julie.

Julie miró sus pies y luego a Alan, sin abandonar su expresión confusa.

-No- dijo- Lo siento. Eres mi amigo y te quiero, pero no me vas a usar para que te aclares.

-No estoy confundido- Alan la cogió del brazo cuando Julie intentó marcharse- No estoy intentando aclarar nada de mí, Julie.

-Es que esto no tiene…- comenzó a decir Julie, intentando zafarse de la presa que Alan mantenía en su brazo.

-Garton- Wade la interrumpió, les dirigió una mirada a ambos, antes de coger la mano con la que Alan sostenía a Julie- Suéltala o me las pagarás.

Alan se alejó a regañadientes y Julie se volvió a Wade, irritada.

-No amenaces a mis amigos.

-No te veías muy cómoda con tu amigo.

Julie se acarició el brazo y se encogió de hombros.

-Ese no es tu problema- dijo- No sabes nada de lo que está pasando.

Wade observó a Julie alejarse, preguntándose qué era no sabía. Él había pensado que a Julie le gustaba Alan, pero después de ver su reacción era todo lo contrario y a pesar de eso, se había enojado con él por quitarle a Alan de encima. Enarcó una ceja, considerando la posibilidad de acercarse a Alan, para descubrir que pasaba exactamente. Tal vez podría encontrar algo interesante.

 


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