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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Tenía planeado escribir unas notas muy largas, pero son más de las doce y ando media dormida. Así que sólo diré que ando en medio de una mi peores crisis inspirativa/existencial. Entre considerar que escribir no me sirve de nada, que debería usar mi tiempo en cosas más productivas y que mi prosa es un asco, me ha pasado unas buenas malas semanas. Por eso, hoy, no me disculparé por la tardanza en éste y la falta de cap en los otros. Si debo disculparme por algo, es por escribir tan mal y aún tener gente esperando y considerando que no.


Y ahora, los dejo leer en paz XD.

33

Gabriel siguió a Mike por los pasillos, cuidando de que éste no se diera cuenta de su presencia hasta que estuvieron cerca a los cuartos. Se adelantó y le cogió del brazo. Mike se giró, intentando soltarse hasta que lo vio.

-¿Podemos hablar?- preguntó. Mike miró la mano en su brazo, en un intento por no ver los ojos angustiados de Gabriel.

-Ya puedes soltarme- murmuró.

-Perdón, pero como todos estos días me has evitado… te soltaré cuando me digas si vamos a hablar.

-Vamos a hablar- dijo Mike, suspirando- Suéltame.

Mike caminó hasta su cuarto, haciendo esfuerzos para no girarse a ver a Gabriel cada cinco segundos. Si aún no lo había perdonado era por Julie y su insistencia en darle una lección. Mike consideraba, en cambio, que andar en las nubes extrañándolo no compensaba el castigarlo. Abrió la puerta sabiendo que Alan no estaría ahí. Él y Julie parecían haber superado el beso que se dieron y se habían ido a dar una vuelta por el pueblo.  Mike no sabía si el que ambos estuvieran tan tranquilos era una mala o buena señal, pero agradecía que ninguno de los dos se encontrara en el colegio.

Gabriel cerró la puerta al entrar y esperó, golpeando el piso con un pie, impaciente, mientras Mike se quitaba la mochila y parecía perderse en sus pensamientos.

-Mike- dijo, harto del silencio. Avanzó hacia él, le cogió de los hombros e hizo que su espalda chocara contra la pared- Me pediste tiempo, pero… ¿no te parece que ya pasó suficiente? Dime algo, al menos.

Mike alzó los ojos. Tenerlo cerca no le ayudaba a concentrase, mucho menos a encontrar que debía decir. La desesperación en las pupilas verdes de Gabriel hizo que un hormigueo agradable se instaurara en su estómago y se olvidó de hablar.  

-¿O es que no quieres?- preguntó Gabriel- Tú… tú…- chasqueó la lengua y decidió actuar en vez de seguir hablando. Los labios de Mike se abrieron apenas él los tocó y Gabe sonrió contra su boca, dejando sus hombros para deslizar las manos por la espalda de Mike.

-¿Entonces?- preguntó, separándose. Mike alzó una mano para  acariciarle la mejilla derecha, sintiendo que una sonrisa boba se instauraba en su rostro y casi escuchando la voz de Julie en su cabeza, recriminándole por ser tan fácil de convencer.

-Te extrañé- susurró, decidiendo ignorar a la Julie de sus pensamientos.

-Y yo. ¿Tenías que hacerme esperar tanto?

Mike esbozó una pequeña sonrisa y Gabriel le revolvió el cabello, aliviado. Ahora que podía pensar con calma, no tenía ni que preguntar para saber que Julie había tenido algo que ver en la reticencia de Mike a hablarle. Volvió a besarlo, frunciendo el ceño cuando escuchó la puerta sonar.

-Yo abro- dijo Mike, moviéndose a regañadientes. Betty entró sin avisar, sonriente, y estaba a punto de hablar cuando vio a Gabriel.

-Hola- saludó, débilmente, borrando todo rastro de sonrisa de su rostro- Perdón, yo… si estás ocupado, Mike.

Gabriel iba a decir que efectivamente estaba ocupado cuando vio a Mike negar y sonreírle a Betty.

-No, voy en un momento. Julie es una mala maestra, siempre se va sin avisarte.

-Yo prefiero que tú…- empezó a decir Betty, pero la mirada huraña que Gabriel le dirigió le instó a callarse- Te espero, si puedes venir- dijo, antes de salir casi corriendo del cuarto.

-¿Puedes cancelar tus citas por hoy?- preguntó Gabriel, apoyándose en la mesa del escritorio- No vayas a verla.

-Pero se lo prometí- Mike caminó hacia él- No puedo faltar a mi palabra.

-¿Ni por mí?- Mike hizo una mueca incrédula y Gabriel asintió- Lo sé, así es como se siente que te dejen por alguien más. Lección aprendida. No volveré a incumplir nada de lo que te diga.

Mike sonrió, juntando las manos detrás de su espalda. Se estiró un poco y al notar sus intenciones, Gabriel bajó el rostro recibiendo un beso casto sobre la mejilla.

-Adiós- se despidió Mike, mordiéndose el interior de la mejilla para no reír.

-Oye, eso es trampa- reclamó, alcanzándolo antes de que Mike pudiera abrir la puerta- Así es como deberías…- murmuró, dejando la frase sin completar para atrapar los labios de Mike. Ambos cerraron los ojos y ninguno de los dos se dio cuenta que la puerta se abría hasta que escucharon un carraspeo.

Gabriel se giró y observó alarmado a Alan.

-No pongas esa cara, Barnett, ya lo sabía- dijo éste, aunque no hizo ningún esfuerzo para ocultar la burla en su voz.

Julie le dirigió una mirada de reproche a Mike y él decidió que lo mejor era irse.

-Tengo que ir con Betty. Los veo después- dijo, apresuradamente. Julie se apartó para dejarlo pasar.

-Nos vemos- masculló Gabriel, tratando de ignorar la burla en los ojos de Alan. Estar de buen humor le ayudó con eso y sonrió apenas se alejó de ellos, rumbo a su propio cuarto.

---

La sorpresa paralizó a Wade los segundos suficientes para que las manos de Clay le presionaran las muñecas y se ubicara entre sus piernas, inmovilizándolo.  Mientras la lengua de Clay se paseaba por sus labios, Wade se forzó a olvidarse de la cólera y mantener la cabeza fría. Lo primero que descubrió fue que no podía liberarse. Gimió y sintió que la presión en sus muñecas disminuía. Volvió  gemir, intentando ignorar el movimiento de la lengua de Clay dentro de su boca y sonrió cuando éste se separó y le miró con ternura, soltándole las manos y separándose un poco. Wade no desaprovechó un segundo para sostenerlo por la solapa de la camiseta y al instante, hacer chocar su puño cerrado contra su rostro.

Se limpió la boca con el dorso de la mano izquierda, mientras Clay se tambaleaba hacía atrás y volvió a golpearlo intentando sacarse el asco y la cólera del cuerpo. Que Clay no se defendiera no le ayudó a calmarse. Le dio una patada en el estómago cuando lo vio en el piso y se sintió tentado a seguir, pero lo que menos quería era seguir viendo el rostro de Harris.

Salió del salón haciendo el menor ruido posible al cerrar la puerta y fue hasta su cuarto, esperando a entrar al baño para estampar el puño en la pared, ignorar el dolor que le provocó hacerlo y arrepentirse por no haberle hecho caso a Gabe cuando le dijo que no se acercara a Harris.

-¿Qué haces?- preguntó Gabriel, entrando al baño. Observó el cepillo que Wade tenía entre los dedos y su expresión sombría y se apoyó en la pared. Por la sonrisa que llevaba impresa en la cara, Wade supuso que el novato lo había perdonado.

-Me lavo los dientes, ¿no ves?- espetó.

-¿Y eso por…?

Wade bufó. Escupió sobre el lavabo, sintiendo que su estómago se revolvía al recordar a Clay.

-Ese idiota de Harris me besó- masculló, sin atreverse a mirar a Gabriel, hasta que lo escuchó reírse- ¿Por qué mierda te ríes?

Gabriel dejó de reír, examinó el rostro de Wade, en busca de un indicio de broma y no lo encontró.

-¿Es en serio?

-No, idiota, estoy bromeando. ¡Claro que es en serio!

Gabe dejó de apoyarse en la pared y se acercó un poco a Wade, intentando asimilar la información. Ahora que lo pensaba, desde que él vivía en casa de los Harris, Clay había mostrado demasiado interés por Wade, aunque él había pensado que sólo lo hacía por molestarlo. El buen humor que tenía le hizo sonreír, sin prestarle mucha importancia al asunto.

-Bueno, no entiendo el drama. Ni que fuera tu primer beso. Es lo mismo que besar a una chica, ¿no? La misma mecánica.

-¡No!- exclamó Wade- Las chicas son lindas. No puedes compararlos.

-¿Y qué hiciste?- preguntó. Tuvo una imagen mental de Harris besando a Wade y se encogió, incómodo. No era una imagen que le hubiera gustado ver- Para empezar, ¿Por qué te dejaste?

Wade salió del baño y Gabriel lo siguió de cerca, esperando que la cólera de su amigo remita un poco y empezara a hablar. Se ubicó detrás de él e, imitándolo, apoyó la cabeza en uno de sus hombros.

-Tenías razón- masculló Wade, suspirando- Ese idiota no era de fiar.

-Te lo dije- susurró Gabriel, divertido- Supongo que no te dejaste.

-Claro que no, no seas tonto. Sólo que no podía soltarme.

Gabriel enarcó una ceja. Aunque Wade fuera un cabrón la mayor parte del tiempo y jugara con las personas, la idea de alguien forzándolo a algo, en especial si ese alguien era Harris, le molestaba.

-Tuve que…- Wade se interrumpió. Recordar que había tenido que fingir que le gustaba el beso para que le soltara hacía que su estómago volviera a revolverse- Como sea, lo golpeé. Pero, ese hijo de puta se dejó. No se defendió.

Wade alzó la mano derecha para pasarla por su cabello, en un gesto de evidente frustración y Gabriel notó unas leves marcas rojizas en sus muñecas. Le tomó la mano antes de que Wade la bajara y examinó las marcas. No tenía que ser un genio para saber que habían sido provocadas por la presión de los dedos de Harris.

-Pues sí que te forzó- murmuró. Wade se miró la muñeca izquierda. No había reparado en eso- ¿Vas a hacer algo?- preguntó, acariciando las marcas en la piel de Wade. Volvió a imaginar a Harris besando a Wade, pero esta vez lo que sintió fue enojo por encima de la incomodidad que le producía recrear la escena en su mente.

-No. No quiero que ese idiota piense que me importa más de lo debido. A decir verdad, no quiero cruzármelo en un largo rato.

Wade se sentó en la cama, se acarició la muñeca izquierda, sin variar su expresión sombría hasta que se encogió, sosteniéndose el estómago. No podía soportar recordar el tacto de la boca de Clay en la suya.

-No puedo más- masculló, clavándose las uñas involuntariamente en la muñeca- Vomitaré.

-No puedes… no puedes sentir ganas de vomitar sólo por eso, ¿o sí?- preguntó Gabriel, sin saber si debía sentirse divertido o preocupado.

-Es asqueroso. No entiendo cómo puedes besar a Mike.

-No compares. Mike es…

-¿Es una mujer y no me he dado cuenta?- preguntó Wade, levantándose sin dejar de sostenerse el estómago. Gabriel se acercó, ahora sí preocupado al notar que la voz de Wade, a pesar de la burla, sonaba tensa.

-Te estás poniendo verde- anunció. Apoyó las manos en los hombros de Wade, mientras éste asentía débilmente. Se sentía enfermo.

-Estoy enfermo.

-No es para tanto, ¿sabes? Estás actuando como si hubieras comido algo en mal estado- dijo Gabriel, sin ser capaz de conferir a su voz el tono de reproche que pensaba usar. En vez de eso, habló casi dulcemente.

Wade alzó los ojos, encontrándose con la mirada comprensiva de Gabe. Desvió la mirada. Odiaba que lo hicieran sentir como la víctima. Pero era casi así como se sentía.

-No me mires así. Idiota- espetó. La respuesta de Gabriel se le quedó en los labios al abrirse la puerta. Ericka entró, los miró un momento y esbozó una sonrisa burlona.

-Perdón por interrumpir, tórtolos, pero me tengo que llevar a Gabriel.

-¿No dejas de trabajar nunca?- preguntó Wade, sonriendo. Gabriel, que lo había soltado y avanzado dos pasos hacia Ericka, regresó a verlo, sintiéndose un poco mejor al ver que, por lo menos, ya no parecía a punto de vomitar.

-Tengo cosas que hacer. A diferencia tuya- contestó ella. Su mal humor aumentaba cada vez que recordaba a Bryan y por una razón que no comprendía, la sonrisa algo cansada y un poco burlona de Wade se lo recordaba.

Salió del cuarto, seguida por Gabriel, que se metió las manos en los bolsillos, intentando  olvidarse de Clay, sin éxito. Se sintió enojarse más a cada segundo que pasaba recordándolo.

-Convencí a Susan de unirse al club- anunció Ericka.

-¿Cómo?

-Le dije que tú convencerías a Mike de hacerlo también. Aún está enojada por haber perdido ante él, lo diga o no.

Gabriel se detuvo abruptamente y Ericka se giró para verlo.

-¿Qué? ¿Estás loca?- preguntó, alarmado- Mike acaba de perdonarme. No puedo pedirle que vaya y se una al mismo club donde está Susan. Ella es… ella.

-Tú dijiste que lo intentarías- dijo Ericka, cruzándose de brazos- Si no lo haces tú, yo lo haré.

La mirada de Gabriel abandonó la de Ericka y ella, intrigada por la repentina furia en los ojos de Gabe, se giró para ver que miraba. Suspiró cuando vio a Clay conversando con Elizabeth.

-¿Y cómo piensas convencerlo?- preguntó, sin dejar de mirar a Clay. Ericka le cogió de la muñeca derecha y comenzó a caminar, tirando de él.

-Ya me las arreglaré. Susan quiere que se una y le prometí que lo haría, así que lo haré.

-Estás loca- repitió Gabriel, para remarcar la idea- ¿No puedes sólo dejar el colegio tal y como está?

-No- respondió Ericka- Sé que detestas a Harris, pero hoy lo mirabas con más odio del habitual, ¿qué pasó?

-Nada- Gabe negó con la cabeza, suponiendo que Wade preferiría cualquier cosa antes de que se divulgara el beso forzado que Clay le había dado- ¿Sólo querías decirme eso?

-No. La mamá de Julie me escribió- Gabriel desvió el rostro, intentando mantener su expresión neutra. La madre de Julie sólo se comunicaba con Ericka cuando tenía noticias de Isabelle y la mirada suave en el rostro de su amiga sólo anunciaba malas noticias- Gabe, han cambiado a tu mamá de clínica. Y la madre de Julie no sabe dónde está.

Gabriel cerró los ojos e inspiró. Su madre había escrito que pasaría algo como eso en la última carta que envió, pero él esperaba que sólo dejara de escribir, no que la cambien de clínica.

-Lo siento- escuchó decir a Ericka.

Asintió con la cabeza, preguntándose cuando volvería a verla otra vez o por lo menos, cuando tendría noticias de ella de nuevo. Ericka le dio una palmada amistosa en el brazo.

-Olvida lo que dije de Mike- susurró- Lo que menos necesitas ahora es molestarte más.

-¿Estás siendo amable, Ericka?

Ella se encogió ligeramente de hombros, volvió a darle una palmada en el brazo y se alejó. Gabe se deslizó hasta el piso, quedando sentado con la espalda apoyada en la pared. La última vez que vio a su madre, estaba por cumplir los diez. Ella le prometió traerle un regalo mientras lo abrazaba y meses más tarde, su padre le comunicó que estaba enferma. Gabriel cerró los ojos y recreó el rostro de su padre en su mente. Apretó los puños, jurándose a sí mismo que no olvidaría la furia que sentía en ese momento. Ni eso, ni el rostro de su padre, cansado y falsamente triste, el día del entierro.

---

Clay se detuvo en el pasillo al ver a Gabriel apoyado en la pared, con los brazos cruzados por el pecho. No se le había pasado por alto la ira más acentuada en sus ojos cada vez que lo miraba y suponía que estaba enterado de lo que había pasado con Wade. Se detuvo delante de él, sin decir nada. Que Wade no le hablara y que lo hubiera golpeado lo tenía de mal humor y si provocar a Barnett era la forma de desfogar un poco, lo haría. Tampoco es que la idea de bajarle los humos le molestara.

Gabriel le regresó la mirada a Clay. Lo que menos necesitaba era cruzárselo.

-Barnett- dijo Clay, sonriendo.

-¿Por qué tan feliz?- preguntó Gabriel, sin poder contener la burla- Pensé que estarías llorando por la desilusión.

-Entonces, lo sabes. Tengo que reconocer que Wade golpea muy bien. Casi tan bien como besa.

-Él jamás te besaría. ¿Estás seguro que tu percepción está bien?- Gabriel se llevó un dedo a la sien, pero Clay no se inmutó.

-Está perfecta. Y lo hizo. Antes de que le diera la vena heterosexual y me golpeara. Probablemente fue el shock, porque antes de eso, estaba…

Gabriel se adelantó y le cogió por la solapa de la camiseta negra que Clay llevaba, interrumpiéndolo.

-No hables estupideces. Y no vuelvas a intentar tocarlo.

-Suéltame, Barnett- amenazó Clay. Gabriel lo hizo, sonriendo.

-Tienes razón, no voy a golpearte dentro de colegio.

-¿Insinúas qué puedes?

Gabriel se encogió de hombros. Lo que más quería ahora era distraerse un poco y aliviar la cólera que la noticia de su madre había avivado. Los últimos dos días le era difícil incluso sonreírle a Mike.

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Adriana se detuvo al escuchar un grito. Estaba dando un paseo por las afueras del colegio y no quería meterse en problemas, pero la curiosidad le hizo retroceder sobre sus pasos y ver qué pasaba. Reconoció a Barnett y al chico inglés, Harris, y pensó que tan inteligente sería tratar de detenerlos mientras se repartían golpes. Decidió que no tenía porque meterse, pero divisó a Gabriel en el piso, con gotas de sangre manchando su rostro. Lo que sea que pasara entre ellos, llegaría demasiado lejos si alguien no los detenía y además, Gabriel era el mejor amigo de Wade, que era su amigo.

Adriana corrió hacia la escuela, dirigiéndose hacia la cafetería, en donde suponía podía encontrar a Wade.

-¡Wade!- gritó al llegar, ignorando las miradas clavadas en ella de sus compañeras de clase. Wade se levantó de la mesa en donde estaba sentado para sostenerla por los hombros, mientras ella resoplaba. Correr con tacos no era precisamente divertido y resolvió usar zapatos bajos de ahora en adelante.

-¿Qué pasa?- la voz de Wade le recordó porque estaba buscándolo- Te ves…

-Tu amigo se está peleando afuera- interrumpió Adriana- Con ese chico… Harris.

Wade apretó los labios, molesto. Debía haber supuesto que Gabe no dejaría el asunto por las buenas.

-Está bien, yo me encargo- dijo- ¿Por dónde?

-Por la cancha de fútbol- dijo Adriana- Mejor te apuras.

Wade asintió y salió de la cafetería, mientras Julie y Mike se acercaban a Adriana.

-¿Qué sucede?- preguntó Julie. Adriana la miró, recordando que ella era hermana de Wade.

-Barnett y otro chico están peleando- comunicó, un poco más calmada.

Julie negó con la cabeza, captó la preocupación en los ojos de Mike y asintió en dirección a Adriana.

-Gracias por venir a avisar- le dijo, a lo que Adriana hizo una mueca extrañada. Ella había venido a avisarle a Wade, no a Julie. Se encogió de hombros, moviendo una mano para restarle importancia al asunto, antes de que ambos salieran de la cafetería. Adriana, por su parte, decidió esperar a que Wade regresara. No pensaba intervenir en una pelea.

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 -¿Sabes?- la voz burlona de Clay detuvo el golpe que Gabriel estaba a punto de estampar en su rostro. Clay aprovechó su distracción para empujarlo y sentarse encima de sus piernas, inmovilizándolo- Si hubiera sabido que Wade me golpearía después, le habría besado más. Tu amigo tiene los labios más deliciosos que he probado. Apuesto que su piel sabe igual de bien.

La furia impotente en los ojos de Gabriel fue suficiente recompensa para Clay, después del desanimo que había empañado su humor.  

-Mi amigo te detesta ahora- susurró Gabriel- Y en serio, él es peor enemigo que yo.

-No lo creo. A todo esto, ¿Por qué te enoja tanto? No me digas que…

Se interrumpió al ver llegar a Wade, que se detuvo a unos pasos de ellos y negó ligeramente con la cabeza, antes de acercarse, empujar a Clay y ayudar a Gabriel a levantarse, limpiando con el pulgar la sangre que resbalaba desde la ceja izquierda hasta su mejilla. Gabriel entrecerró los ojos cuando Wade le tocó el párpado y Clay se cruzó de brazos, preguntándose si Wade lo ignoraba deliberadamente para enojarlo. Aunque, con lo que había hecho, se lo merecía. Hasta él podía reconocer que forzarlo fue un error. La pelea con Gabriel había sido más un intento de ambos de aliviar su respectiva cólera, además del desagrado mutuo que sentían el uno por el otro, que por el beso que él le había dado a Gabriel.

-Pensé que te dije que no haría nada- susurró. Sintió la mirada de Harris clavada en su nuca, pero no tenía intenciones de prestarle atención, al menos de momento.

-Lo dijiste por ti, no por mí- se excusó Gabe.

-Entonces para la próxima, asegúrate de no salir tan mal parado- Wade vio a Julie y le dio una palmada en la espalda a Gabriel- Julie, llévatelo, ¿quieres?

Al lado de Julie, Mike observó asustado la sangre y el labio roto de Gabriel. Harris estaba golpeado también, pero se veía mejor y Mike se preguntó qué pasaba exactamente entre ellos. Sabía que se llevaban mal, pero nunca pensó que tanto.

-Vamos, largo de aquí, los tres- instó. Gabriel le dirigió una mirada de advertencia, antes de que Julie lo tomara por un brazo y se lo llevara. Cuando se alejaron, se volvió a Clay, que se lamia la sangre del labio inferior, con una mueca de incomodidad creciente.

-Supongo que te debo un par de disculpas- murmuró, buscando la mirada de Wade, en busca de algo que le indicara que tanto la había jodido con él. Lo único que encontró en sus ojos fue un rastro velado de diversión que no supo cómo interpretar.

-Supones bien. Pero te las puedes ahorrar. Si te hubieras limitado a molestarme a mí, incluso podría haber seguido con eso de fingir ser amigos.

A Clay no le pasó por alto el “fingir” en la frase, que desestimaba cualquier avance que podría haber conseguido en los últimos meses.

-¿Me hubieras perdonado el besarte?

-Podría ignorarlo- dijo Wade, caminando hacia Clay- Pero no puedo ignorar lo que has hecho. Harris, le vuelves a poner una mano encima y desearás nunca  haberme conocido. No te agarraría a golpes, no soy Gabe. Pero no la pasarías nada bien.

-Pero no me perdonas por golpearlo- murmuró Clay.

-No- asintió Wade.

-¿Por qué?

-Porque no se ve nada bien que dejemos que cualquier idiota golpee al líder- bromeó Wade, a medias. Un atisbo de crueldad se asomó a su expresión divertida y Clay supo que hablaba en serio. Gabriel parecía estar intentando desahogarse más allá del asunto de Wade en su pelea, pero los ojos de éste indicaban exactamente lo que había dicho. Wade se lo confirmó en un susurro que Clay escuchó apenas.

-No perdonaré a nadie que se atreva a lastimarlo- Wade regresó a su expresión despreocupada y pasó una mano por un moretón que empezaba a formarse en el rostro de Clay, divertido al ver el cambio en la expresión de Clay, de molesto a sorprendido- Y ahora que dejamos todo en  claro, Harris, me retiro. No hables de esto, ¿quieres? A Gabe no le conviene andarse peleando, por eso de que es miembro del Consejo e hijo del dueño.

-Si tú lo pides- Wade le dirigió una mirada de advertencia ante la insinuación en el tono de Clay y éste se encogió de hombros, asintiendo con desgana.

-Genial. De paso, tampoco te me cruces, aún tengo ganas de vomitar cada vez que te veo.

Clay apretó los labios, conteniendo las ganas que tenía de coger a Wade, no para besarlo, sino para estampar un golpe en su rostro. No sólo le demostraba que le importaba más el estúpido de su mejor amigo, aún cuando él lo había forzado a besarlo, sino que también remarcaba el asco que sentía hacia él. Casi lo detestaba. El problema es que seguía quedándose en casi.

---

Cuando Wade llegó al cuarto, Julie pasaba un algodón empapado de alcohol en la herida abierta de la ceja de Gabriel y Mike miraba, obviamente enfadado. Julie le tiró la bolsa de algodón al verlo entrar y Wade la cogió al vuelo.

-Encárgate, no sirvo para ser enfermera y tengo cosas que hacer.

Wade asintió, mientras Gabriel le dirigía una mirada de reojo a Mike.

-¿Por qué estaban peleando?- preguntó Mike, jugando con sus manos.

-Nada- contestó Gabriel- Algún día lo íbamos a hacer, de todas formas.

-Esa no es excusa. Mira cómo estás.

 -Dejen su discusión para después, Mike, ¿quieres salir? Tu estúpido novio y yo tenemos cosas de que hablar.

-Pero…- intentó reclamar Mike.

-Largo- espetó Wade, cuya paciencia empezaba a esfumarse. Mike se levantó a regañadientes, al ver la expresión huidiza en el rostro de Gabriel, cuando buscó sus ojos.

Wade apretó con más fuerza de la necesaria el algodón en la ceja de Gabriel, provocando que éste se echara hacia atrás y se mordiera la lengua para no gritar.

-¿Me estás curando o qué?

-Te lo mereces, por idiota. La próxima vez que te líes a golpes, asegúrate de no resultar peor que tu rival de turno. ¿Por qué lo hiciste?

Gabriel desvió los ojos, apenas frunciendo el ceño mientras Wade terminaba de limpiar la herida, usaba una crema cicatrizante que encontró en el botiquín y ponía un curita sobre la ceja de Gabe.

-Gracias.

-No me has respondido y dudo que hayas ido en plan caballero de brillante armadura por mí.

-Si hubieras escuchado la forma en que hablaba de ti, habrías hecho lo mismo.

-Preferiría ahorrarme el mal rato- Wade se sentó a su lado en la cama- No sé cuántas veces te lo he dicho, pero no puedes mentirme. Te conozco muy bien.

-Déjame en paz, ¿quieres? Quería golpear a ese idiota y ya.

-Y terminaste peor. No sé cómo vas a hacer con eso, porque tienes bastantes moretones.

Gabriel se dejó caer de espaldas en la cama y Wade hizo lo mismo, apoyándose en un codo para verlo.

-¿Acaso no te importa qué él te haya…?

-Ahora mismo, no- interrumpió Wade- Después de todo, no es como que me vaya a volver gay por un beso, eso es muy estúpido. Sabes que acabarás contándomelo, ¿Por qué no nos ahorramos el interrogatorio?

Gabriel se levantó de la cama y caminó hacia la puerta. Wade suspiró, cruzó las manos detrás de su cabeza, clavando la vista en el techo.

-Cambiaron de clínica a mi mamá- dijo Gabriel, desde la puerta. Wade parpadeó. Había supuesto que pasaría algo como eso. Escuchó la puerta cerrarse y se mordió el labio. Debía ser su culpa, por ir y hablar con ella. Después de unos minutos se levantó y fue hasta la azotea. Con todos los escondites de Gabriel al descubierto, ese era uno de los pocos lugares en los que aún podía estar a solas, cuando quería estarlo. Entró y lo encontró sentado en una esquina, con las piernas estiradas en el piso

-Supongo que fue mi culpa. Por ir a verla- Wade pateó ligeramente la zapatilla izquierda de Gabriel, mientras metía las manos en los bolsillos de sus jeans.

Gabriel hizo una mueca, sin ganas de responder a eso. Se levantó, sacudiéndose la tierra de los pantalones y se apoyó en las rejas, mirando hacia abajo.

-Puede- dijo-No sé si voy a volver a saber de ella.

-Lo siento- Wade se ubicó a su lado y tocó con un dedo la curita sobre la ceja derecha de Gabe.

-Da lo mismo. Por lo menos sé que es cierto y no un invento de mi padre.

-Eso sería retorcido incluso para él- comentó Wade, decidiendo pasar por alto el que incluso si él no hablaba con Isabelle, Gabe habría comprobado que seguía viva, gracias a Ericka.

-¿Al fin te pasó la depresión?- dijo Ericka, apenas abrió la puerta de la azotea. Ambos chicos regresaron a mirarla y Gabe asintió.

-Sí, gracias por preguntar- Gabriel se fue apenas Ericka se paró a su lado, considerando el cerrar la puerta y encerrarlos allí hasta que a uno de los dos se le ocurra aclarar su situación. No lo hizo porque los conocía perfectamente y sabía que primero se matarían (y a él) antes de hablar algo.

-Estoy comenzando a creer que eres el diablo.

Ericka, que empezaba a caminar hacia la salida, se detuvo ante el comentario de Wade.

-¿Qué?

-Es pensar en ti y que te aparezcas- aclaró éste. Ericka volvió sobre sus pasos y apoyó la espalda en la baranda, sin saber que responder.

-¿Estabas pensando en mí?

-Sí, en que no era necesario que yo supiera nada de mi tía. Gabe ya te tenía a ti- A Wade se le pasó por alto el leve fruncir de los labios de Ericka, en un gesto de molestia que duró un segundo- Por cierto, ¿Qué te pasa? Andas de muy mal humor.

-Nada importante- contestó Ericka. Wade se inclinó hacia ella, examinando sus ojos con aire crítico.

-Ni siquiera tú puedes estar de mal humor sólo porque sí.

-¿Ni siquiera yo?- preguntó ella, alzando un poco el rostro- ¿Qué se supone que significa eso?

Wade estaba casi tan cerca como Bryan antes de besarla y Ericka, anticipándose a cualquier pensamiento que pudiera evitarlo, juntó sus labios a los de Wade, de una manera que le pareció torpe incluso a ella. La mente de Wade quedó en blanco un instante antes de reaccionar y apoyar una mano en la pared, por coger algo. Notó, con un dejo de diversión, que Ericka no sabía besar y se vio tentado a responderle, pero Ericka acabó con el beso antes de que pudiera considerarlo y se fue de la azotea sin darle tiempo a reaccionar.

Wade se tocó los labios con un dedo, miró hacia abajo y se preguntó si era la semana de besar sin consultar. Aunque el cambio, de Harris a Ericka, era más que agradable, de alguna forma no le parecía correcto intentar algo con ella. No pensaba hacerlo, por más que aún tuviera la sensación de sus labios hormigueándole en la boca.  

---

-¿Sabes? No entiendo por qué me besó- comentó Wade. Llevaba los últimos tres días pensando en eso y no lograba encontrarle una explicación satisfactoria.

Gabriel se levantó, extrañado y se extrañó aún más cuando vio la expresión de añoranza de Wade, sentado en la silla rodante del escritorio, dándole vueltas a un lapicero entre sus dedos.

-Me parece obvio- contestó, alarmado ante la posibilidad de que a Wade le gustara Harris- Debes estar en la mitad de sus fantasías sexuales.

-¿Qué?- Wade alzó la mirada, confundido- ¿De qué hablas?

-¿No hablas de Harris?

-¿Qué? ¿Te parece que yo voy a estar pensando en ese idiota? ¡Hablo de Ericka!

Gabe se acostó, aliviado, pero volvió a levantarse al reparar en la última frase de Wade.

-¿Ericka? ¿Tú y ella...? ¿Cuándo?- Wade observó sin saber que decir la sonrisa prácticamente deslumbrante de Gabe- Digo, al fin. Ustedes...

-Para el carro, no nos cases aún.

-¿Acaso no te gusta?

-No es ese exactamente el punto.

Wade giró en la silla y Gabriel bajó de un salto de la cama para pararse delante de él.

-¿Cómo que no es el punto? Te gusta.

Wade alzó la cabeza para verlo a los ojos. Decidió decirlo de manera cruda, para zanjar el tema de una vez.

-Ericka es mi amiga. Y no digo que no me guste, ni que no sea bonita. Que lo es. Pero, Gabriel, estamos hablando de mí.

Ericka entró en ese momento, escuchó la última frase, enarcó las cejas y Gabriel lo pensó un momento y decidió no advertirle a Wade de su presencia.

-¿Sabes lo que pasaría si salimos? Que me acostaría con ella, me aburriría y a la semana, estaría buscando otra.

-Bueno, gracias por la advertencia- Ericka se cruzó de brazos y Wade volteó el rostro para verla- No es que pensara jamás cometer la estupidez de salir contigo.

Wade se mordió la lengua para no recordarle la torpe manera en que lo había besado, a sabiendas que eso enfurecería más a Ericka y verla enojada no estaba en su lista de cosas favoritas en el mundo.

Gabriel se volvió a él cuando Ericka salió del cuarto, suspiró de forma dramática y Wade fingió estar ocupado en unos cuadernos sobre el escritorio para no ver la forma en que su amigo negaba con la cabeza, en un gesto evidentemente reprobatorio.

-No sé qué es lo que esperabas- dijo. Sin ser consciente de ello, su voz, a oídos de Gabe, sonaba como si intentara justificarse- ¿No pensarías que le declararía amor eterno?

-No, ya he decidido rendirme con ustedes. No sé cuál de los dos es más terco.

-Es lo más sensato que has dicho en un tiempo- Wade bufó, al darse cuenta que tenía tareas atrasadas. Y, después de lo que había dicho, no podía contar con Ericka para que le ayudara. Por la forma en que Gabe lo miraba, supuso que tampoco podría pedirle que convenciera a Mike de pasarle las tareas.

-Ni siquiera lo pienses, no voy a ayudarte. Suerte con eso.

-¿Dónde vas?- preguntó y se contestó a sí mismo- No sé ni para que pregunto. Vas con Mike.

Gabriel salió, despidiéndose con un gesto de la mano y Wade se recostó en el escritorio, aburrido. Consideraba que las cosas estaban bien tal y como habían quedado. Seguir asumiendo que él y Ericka se gustaban sólo habría traído problemas, a la larga. Además, estaba pensando en ella al decir lo que dijo. Ericka era su amiga y eso la ponía en un lugar en donde no podía hacerle daño. Wade bostezó, mordiéndose el interior de la mejilla para contener la sonrisa involuntaria que se le dibujaba en los labios. Hace años atrás, sólo habría considerado su amigo a Gabriel, pero un año y meses después en el colegio, incluso Julie le caía mejor. Incluso la había defendido.

-¡Julie!- exclamó, mirando el cuaderno abierto de matemáticas- Me debe una, aunque nos castigaran a ambos.

Pero Wade conocía a Julie y sabía que ella estaría feliz de poder saldar su deuda con él. De mejor humor, guardó sus cuadernos en la mochila y salió rumbo al cuarto de su hermana, sólo para detenerse abruptamente a mitad del pasillo al ver a Harris, hablando con Julie. Extrañado, se acercó a ellos.

-Hermanita- canturreó.

-Soy mayor que tú, ¿no lo recuerdas?- masculló Julie, volviéndose a él. Por su expresión, no estaba teniendo una charla agradable.

-Pero eres más pequeña.

Clay rodó los ojos, harto de que Wade lo tratara como si no existiera.

-Julie…- dijo. Julie frunció el ceño.

-Lo sé, Harris- pronunció el apellido con más fuerza, para remarcar que no debía llamarla por su nombre- Regresaré el libro en un par de horas.

Clay se alejó, asintiendo y Julie suspiró, al parecer aliviada.

-¿Qué hacías hablando con él?- preguntó Wade.

-Quería el libro de matemática. Al parecer ya no hay copias disponibles en la biblioteca y me lo está pidiendo a mí, porque llevo como un mes sin devolverlo. Pero se lo dejé a Betty, tendré que pedírselo. No me agrada ese Harris.

-Ni a mí- comento Wade.

-Pensé que eran amigos.

-Yo pensé que tú y Garton eran amigos hasta que los vi besándose.

-Eso no fue nada- Julie desvió la vista y Wade sonrió, recordando porque había salido del cuarto. Le pasó un brazo por los hombros y se apoyó en ella, sintiendo como el cuerpo de Julie se tensaba ante su contacto.

-Quiero que me hagas un favor. Por haberte salvado la otra vez, ya sabes.

-Lo único que hiciste fue que  te castigaran- dijo Julie. No quería deberle nada a Wade y asintió a regañadientes. El celular vibró en su bolsillo mientras ambos caminaban hacia la habitación de Betty, para pedirle el libro y Julie contestó.

-Hola, ma’.

Wade enarcó una ceja y fingió mirar a otra parte, como si no le interesara la conversación de Julie.

-Ya, sé que no he ido, pero…- dijo Julie, haciendo una mueca de desagrado- Mamá, no es eso, lo sabes. Claro que iré. En un par de semanas, cuando terminen los exámenes. Oye, ¿puedo llevar a un amigo?

-¿No vas a llevar a Garton a casa de Gabriel o sí?- preguntó Wade, apenas Julie colgó.

-No- respondió ella. Wade se preguntó por un momento si la madre de Julie, que solía tratarlo bastante bien, le contaría algo de Isabelle si le preguntaba. Tal vez debía ir a casa de Gabe, hace mucho que no iba.

-No quiero que te aparezcas cuando esté yo allí- dijo Julie. Wade se preguntó desde cuándo podía leerle la mente- Suficiente tenemos con convivir a diario.

-¿Tanto te molesta?- preguntó Wade, sorprendiéndose al notar que le interesaba de más la respuesta. Julie se giró, se ajustó las gafas y le dirigió una mirada incrédula.

-¿Y a ti no? Yo no te soporto y tú no me soportas. Siempre ha sido así y siempre lo será. Lo único de hermanos que tenemos es el ADN compartido.

Julie volvió a girarse y Wade la siguió, en silencio. Incluso aunque había pensado que le caía mejor, sabía que Julie tenía razón. Él no iba a olvidar a la hija de la sirvienta que le quitó a su padre, a su familia.  Y Julie no olvidaría jamás lo que tuvo que pasar por ser hija de las personas equivocadas. Incluso aunque ambos quisieran ignorarlo, les resultaría imposible. Ambos eran el reflejo de lo que el otro quería tener.

-Sólo vamos por ese maldito libro y me ayudas con las tareas.

Julie asintió, moviendo la cabeza bruscamente, para olvidarse del repentino picor en sus ojos.


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