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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola! Otro capítulo más. Como siempre, espero que les guste y que comenten :)

Tengo un anuncio, pero en las notas finales. 

Capítulo 39

 

-Estoy creyendo que todo fue más grave de lo que nos dijeron- comentó Mike. A su lado, Betty alzó la cabeza y la volvió a bajar, revisando los ejercicios que resolvía creyendo que Mike hablaba de ellos.

-¿Qué?- preguntó. Julie negó con la cabeza.

-Ni por un momento creí que fuera una “simple pelea”- contestó Julie.

-Oh- suspiró Betty, entendiendo al fin. Para nadie era un secreto que Wade y Gabriel no se hablaban desde que se pelearon, una semana atrás, en especial porque no hacían ningún esfuerzo por disimular. Ambos conservaban sus sitios en clase y en el almuerzo y hablaban con el grupo, pero no entre ellos. No llegaban juntos a clase, no habían más escenas de Wade colgado de su hombro e incluso en la última clase de física, Wade hizo equipo con Clay en un juego de tenis.

Mike estaría menos preocupado si no pensara que Gabe creía que era su culpa. Cuando habló con él, sólo le dijo que ya se había disculpado y que no era un asunto tan grave, sólo que Wade era infantil. Eso no explicaba que su expresión se ensombreciera cuando veía a Wade o cuando éste deliberadamente lo ignorara.

-¿Se han comportado así antes?- preguntó a Julie.

-No. Sus peleas duraban un día a lo mucho. ¿Podemos no hablar de ellos? Sé que Gabe te preocupa, pero no me importa. Lo que sea que haya pasado, es cosa de ellos.

La llegada de Gabriel evitó que Mike contestara. Éste le dio un beso, antes de sentarse al lado de Julie. Para mala suerte de todos, Wade entró también.

-Hey, profe, ¿qué vamos a estudiar hoy?- se sentó en el único asiento disponible, con una sonrisa deslumbrante que contrastaba con la expresión cautelosa del resto.

-Sigues teniendo problemas con matemáticas- dijo Julie, esperando romper la tensión-. Seguiremos con eso.

Gabriel examinó a su amigo de soslayo. A pesar de haberle dicho que odiaba a Julie, se comportaba con ella de la misma manera que hacía con todos, entre bromas y sarcasmos. Era imposible saber qué pensaba o sí, después de su explosión de furia, había decidido seguir como hasta ahora, sin importarle qué decidieran sus padres. Volvió su mirada a Mike, que le sonreía a una balbuceante Betty, tratando de animarla a seguir resolviendo ejercicios. Gabe se recostó en la mesa, aburrido. No sabía qué exactamente veía Mike de bueno o agradable en esa chica. Ahora que se fijaba en ella, no era más que una masa de nervios que bajaba la mirada y jugaba con sus manos tratando de pasar desapercibida. Cuando estaba con Susan, aunque esos rasgos estaban allí, no eran tan notables. Supuso que como él, Betty actuaba de una manera con Susan y de otra; libre de presiones, con Mike. Sonrió, pensando en cuánto tiempo faltaba para salir de la biblioteca y pasar un tiempo a solas con él. Cuando alzó la cabeza, sin embargo, se encontró con la mirada de Wade. No estaba acostumbrado a esa mirada. Había visto muchas veces esa frialdad en su expresión, pero nunca dirigida a él. Wade volvió su atención a Julie y Gabriel se levantó.

-Búscame cuando termines- le dijo a Mike, besándolo como despedida. Éste le apretó el brazo, en un gesto de apoyo.

-No nos queda mucho. Te veo luego.

-Creo que debes ir con él- susurró Betty, mirando la espalda de Gabriel-. Y creo que no puedo seguir estudiando más.

Mike miró a Betty y luego a Julie, que asintió en aprobación.

-¿Hasta cuándo vas a seguir con esto?- preguntó, cuando ambos se fueron.

-Qué demonios te importa- contestó Wade. Julie lo observó. Lo conocía lo suficiente como para saber que la sonrisa y la despreocupación que exhibía a diario eran sólo una fachada. El verdadero Wade era el que estaba mirando ahora, el que tenía el ceño fruncido y parecía rabioso.

-Ustedes nunca han discutido así. Pensé que ni siquiera eran capaces de estar peleados.

-De nuevo, y odio repetirme, qué diablos te importa- se levantó, cogiendo sus libros y antes de irse, se inclinó sobre ella-. Y si lo supieras, hermana, estarías haciendo lo mismo que yo.

-No lo creo- contestó ella, levantándose y enfrentándose a él. Esbozó una sonrisa que fue un calco perfecto de la mueca cínica que Wade solía usar y el parecido hizo que él frunciera el ceño, odiando ver sus gestos en su cara-. No creo que esto sea nada más que otra pataleta tuya. Crecí con ustedes y puedes engañar a todos los de aquí, pero yo te conozco, te vi. Sólo estás desesperado por atención. ¿Qué pasó, Gabe ya no cree que eres lo único que tiene en el mundo? Ahora tiene más amigos que tú, ¿no?

Wade ladeó la cabeza. Hacía un esfuerzo por mantenerse bajo control. Sus ojos grises encontraron los marrones de su hermana y examinaron su rostro. Ella tenía algo de los rasgos de su padre, incluso más de los que él tenía. Él era un calco de su madre y sólo los gestos, las sonrisas que compartían, las pequeñas manías en las que tenían en las que había que fijarse demasiado para notarlo los delataban como hermanos. No, nunca había querido nada de su padre, pero no eso no le hacía más soportable saber que Julie lo tenía y que su mejor amigo estaría dispuesto a ayudarla si era lo que tenía que hacer. Si debía ser sincero, se sentía traicionado. Por Gabe, por su padre, por su tío, por la propia Julie aunque ella no sabía nada. Suspiró.

-Tendrás que quedarte con la curiosidad- contestó-. Si creciste con nosotros, sabrás que Gabe jamás te lo contará y ahora le tiene que estar inventando alguna bonita mentira al novato que lo deje bien a sus ojos para que lo perdone.

Wade se marchó, y Julie chasqueó la lengua, molesta. Wade y Gabriel habían sido inseparables mientras crecían y aunque ella participaba en sus juegos, siempre supo que sólo estaba de invitada allí. Pensaba que Gabe había cambiado, desde que entró en la escuela y su círculo de amigos creció y más cuando conoció a Mike. Era un Gabriel mucho más relajado que la sombra en la que se había convertido cuando su madre murió. Lo que más esperaba es que no hiciera sufrir a Mike y las palabras de Wade le habían hecho dudar como al principio. Sacudió la cabeza y se marchó, tratando de dejar a un lado sus preocupaciones.

---

-Aún no se hablan- dijo Mike, entrando al cuarto de Gabriel. Éste se encontraba tumbado en el piso, entre cojines que había tirado allí. Pareció sorprendido de verlo entrar.

-Pensé que te habías quedado con Betty- dijo, acomodándose hasta quedar sentado con la espalda apoyada en la pared y los cojines desparramados a su alrededor.

-Me pareció que sería mejor si venía.

Gabriel esbozó una sonrisa agradecida. Alzó la mano hacia Mike y éste avanzó hacia él, tumbándose y acomodándose a su lado.

-No, aún no nos hablamos- contestó, a la pregunta antes hecha por Mike-. Y, como habrás notado, no tiene intención de dirigirme la palabra, parece que para siempre.

-Su reacción me parece algo exagerada- dijo Mike, flexionando las piernas para apoyar sus manos en sus rodillas-, sólo fue a ver a su madre enferma, ¿no es demasiado?

-¿Recuerdas la noche que fuiste a casa de Julie?

-Sí- contestó Mike. Los ojos verdes de Gabe se clavaron en los suyos, angustiados.

-Hay algunas cosas que no puedo decirte, Wade me odiaría si lo hiciera. Le conciernen a él. Pero Wade no ha tenido los mejores padres y los odia. Supongo que se desfogó en mí.

-Eso suena muy infantil- susurró Mike. Le parecía que una parte de la historia faltaba, pero si tenía que ver con Wade y éste no quería que nadie se entere, no podía culpar a Gabriel por no contarle. Gabe le rodeó la espalda con un brazo y recostó su cabeza en uno de los hombros de Mike.

Mike había tenido amigos, pero no como ellos dos eran. Por lo que sabía, habían crecido como hermanos y se habían unido más por los problemas de su familia. Wade y revelación de la traición de su padre, Gabe y su madre muerta de la que nunca hablaba. Sería como pelearse permanentemente con su madre o su tía, pensó para hacer una comparación. Lo abrazó, también, tratando de consolarlo y Gabe se separó, para mirarlo a los ojos.

-En serio no sé qué haría sin ti- murmuró. Mike se sonrojó, por la seriedad con la que lo había dicho y esperó que lo besara, pero Gabe sólo lo abrazó y después de un rato lo sorprendió riendo.

-¿De qué te ríes?- preguntó, extrañado.

-Me acabo de dar cuenta que mientras siga mal, también lo estarás tú. No quiero eso. Deberías ser feliz cuando estás conmigo- contestó. Mike captó el falso entusiasmo en sus palabras, pero le siguió el juego, tratando de animarlo.

-Eres demasiado creído. Ni que verte fuera una razón para estar feliz- contestó, aguantando una sonrisa.

-Para tu información, muchos aquí opinan que el sólo verme es causa de felicidad-  Gabe esbozó una falsa sonrisa prepotente y Mike le dio un suave beso en los labios.

-Te engañan- río. Gabriel lo hizo caer entre los cojines, riendo también y tratando de inmovilizarlo bajo su cuerpo.

-Ahora pareces feliz- sonrió. Mike sonreía, los ojos castaños brillantes y un leve sonrojo en su rostro.

-Tú también- murmuró.

---

Gabriel se giró en la cama al sentir la puerta abrirse. Era sábado en la mañana y no tenía el menor interés en levantarse hasta el mediodía, por lo menos. Vio entrar a Wade y se preguntó a qué hora se había despertado. Wade silbó entre dientes, mientras abría el armario y retiraba una chaqueta de allí.

-¿Dónde vas?- preguntó Gabe, antes de recordar que aún no se hablaban.

-Hay un festival de patinaje en la ciudad- contestó éste, al parecer olvidándolo también. Se giró hacia Gabe, con una sonrisa en el rostro, pero su expresión cambió al último momento. Gabe rodó los ojos. Se estaba hartando de esto, de compartir habitación e ignorarse mutuamente. Aún así tampoco tenía intenciones de volver a disculparse.

Cuando Wade salió, sin despedirse, Gabriel se levantó, se dio una ducha rápida y caminó fuera del colegio. Al no ser ni las nueve, no había nadie fuera más que Wade, subido en su moto.

-Esa es mi moto- dijo Gabriel, cruzándose de brazos. Wade alzó las cejas, sonriendo.

-Pensé que podías prestármela- dijo, aunque todo en su tono indicaba que pensaba cogerla sin avisarle. Gabriel suspiró para contener su irritación.

-¿Y por qué lo haría? ¿Por lo amable que eres? ¿Porque la pediste?

-Tal vez para que te disculpes por ser un idiota- replicó Wade.

-No empiecen, ustedes dos- la voz de Ericka los hizo callarse. Ella se acercó, dándole un vistazo desconfiado a la moto-. No pienso subirme en eso, Wade. Iremos en mi auto.

-¿Vas con él a lo del patinaje?- preguntó Gabriel. Ella asintió, mientras acomodaba su cabello en una coleta.

-Es libre, puedes venir si quieres- contestó, aunque su tono indicaba que preferiría que no lo hiciera.

Gabe negó. No podría estar de buen humor con Wade cerca. Nunca había lidiado con esta parte de Wade, hiriente y sarcástica, no dirigida a él y le agotaba.

-Para que lo sepan, lo de ustedes dos es una estupidez- Ericka les dirigió a ambos una mirada exasperada antes de continuar-. Lo que sea que haya pasado, deberían superarlo. Me están cansando.

Wade se limitó a encogerse de hombros, con fastidio. Él no le había contado a nadie porqué pelearon en realidad ni tampoco hizo el menor intento de corregir la versión que Gabe le daba a sus amigos más cercanos. Para todos, sólo tenía algo que ver con los problemas familiares de Wade. No era por eso, sin embargo, que seguía molesto. Sus padres, Julie, le afectaban pero eran cosas que ya sabía. Su tía, incluso. Pero Gabriel... de todas las personas siempre supuso que podía confiar en él. Alzó la cabeza, encontrándose con los ojos verdes de Gabriel y le mantuvo la mirada un momento, tratando de encontrar un rastro de arrepentimiento. Gabe apartó los ojos, chasqueando la lengua.

-Diviértanse- se despidió, regresando al colegio.

Ericka negó con la cabeza, contrariada.

-¿Hasta cuándo piensas seguir con esto?- preguntó, jugando con el cierre de la chaqueta jean azul oscuro que llevaba puesta.

-No insistas, Ericka- contestó Wade-. ¿Desde cuándo te interesa el patinaje, de todos modos?

Ericka se encogió de hombros. Planeaba ir con Katherine, pero ella recibió una llamada de su madre de último minuto. Era un poco patético pensar que los únicos amigos; si podian llamarse así, que tenía eran Wade y Gabriel, además de Katherine. Había encontrado un anuncio sobre la exhibición de patinaje en la web y reconoció a Bryan en una de las fotos. Desde que se inscribió en el club de natación, sus paseos nocturnos terminaron, y con ello, sus charlas con Bryan. Si tenía que ser sincera, extrañaba un poco las charlas con él, el tono que aunque respetuoso estaba lejos de la complacencia. Si Katherine estuviera a su lado, comentaría que ir con Wade era la peor idea de todas, pero Wade no se interesaba en ella de esa manera y podía confiar en que mantenga la boca cerrada, al menos.

-Curiosidad- contestó, empezando a caminar hacia la cochera- ¿Piensas dejar la moto de Gabe aquí, a vista de todos?

-No creo que alguien la robe- contestó Wade. Los labios de Ericka se juntaron en una fina línea que indicaba reproche y él suspiró-. La iba a llevar a la cochera. Juro que lo iba a hacer.

---

-¿Qué hacen, nerds?

Alan entró a su cuarto, con una sonrisa en los labios, y se dejó caer en su cama, observando a Mike y Julie, que elegían libros de un pequeño montón desperdigado en la cama de Mike.

-¿Dónde estabas?- preguntó Mike-. No llegaste a dormir anoche.

-¿Estás preocupado por mí? Pensé que estarías agradecido por dejarte la habitación libre para que jueges con tu chico.

Como cada vez que hablaba de Gabriel, la voz de Alan se cubrió con un tinte de burla. Mike se había acostumbrado ya. Lamentablemente, la noche anterior había estado demasiado cansado para buscar a Gabe. Se había quedado dormido con el libro de matemáticas al lado.

-Gracias por eso- ironizó Mike. Julie río entre dientes, y Alan la miró, extrañado.

-¿Qué es tan gracioso?

-Ustedes dos. Al fin se llevan bien, ¿no?

Su sonrisa pícara le indicó a Alan exactamente lo que intentaba insinuar e incluso Mike se dio cuenta, porque se cruzó de brazos, luciendo escandalizado.

-¡Intentamos no discutir por ti!- exclamó. Julie sólo asintió, sin borrar la sonrisa de su rostro.

-¿Piensan quedarse aquí en sábado?- preguntó Alan, decidió a dejar el tema-. He dormido tres horas y aún así no tengo sueño. Salgamos, antes que se pongan tan ajados como los libros.

-No sé qué tiene que ver el ajarse con no salir- murmuró Julie, pero bajó de la cama, para seguirlo. Mike fue tras ellos con un suspiro-. Y tienes que dejar de salir los viernes. Las salidas se permiten sólo el sábado, podrían expulsarte.

-La mitad del alumnado sale los viernes, Julie.

-Ya, pero ellos no son tú.

Alan chasqueó la lengua. Sabía que tenía que cumplir las reglas, él en especial. Ya era raro que Barnett lo dejara asistir al colegio después del escándalo con su familia.

-Pues si quieren expulsarlo, deberían hacerlo con todos los que incumplen las reglas. Su familia o lo que sea no tienen que importar- opinó Mike.

-Qué lindo- se burló Alan-. Estúpido, pero lindo.

Mike rodó los ojos. Era imposible llevarse bien con él, ni intentándolo. Se dirigieron al campo en el que solían hacer educación física y Julie se tiró al piso, disfrutando de la suavidad del grass debajo de ella. Por su lado, Alan sacó una pelota de tenis del bolsillo de su chaqueta y jugó a lanzarla y atraparla. Cuando Mike se sentó al lado de Julie, la pelota con la que Alan jugaba le cayó en la espalda, un golpe no demasiado fuerte que le hizo saltar de la impresión.

-Ustedes son las personas más aburridas que conozco- declaró. Mike intentó golpearlo con la pelota, pero Alan la atrapó en el aire-. Moverse no les hará mal, ¿saben? Hay quién dice que es bueno para la salud. Médicos y eso.

Terminaron jugando con una pelota de fútbol, para no soportar las burlas de Alan, pero ni Mike ni Julie eran atléticos y la mayor parte de veces no acertaban a patear el balón, no lo enviaban a la portería que debían y en general, lo único que hacían era correr y caerse. Aún así, se divirtieron. Julie se dejó caer al suelo sólo veinte minutos después, alzando las manos en señal de rendición.

-No puedo más- tenía el cabello revuelto y respiraba de forma agitada. Alan se dejó caer a su lado y ella cogió el libro que había traído consigo, una copia gastada de Hamlet. Mike, después de ir por la pelota que Alan había mandado lejos de una última patada, encontró a Julie con la espalda apoyada en las gradas, y a Alan con la cabeza recostada en sus piernas. Leía en voz alta y él se sentó a su lado. A pesar que Alan y él no eran amigos, se sentía feliz escuchándolo hacer comentarios sarcásticos cada vez que Julie se detenía a tomar aire. Cuando ella dejó de leer, fastidiada, Mike se recostó en su hombro, sonriendo.

-Creo que con trabajo, lo podemos convertir en un nerd- bromeó.

-Prefiero que me arranquen las uñas- refutó Alan. La luz del sol les estaba alcanzando y obligó a Alan a cerrar los ojos. Julie pareció considerar la idea.

-Creo que sería un excelente nerd- dijo, aguantando la risa-. Le conseguiremos gafas como las mías, un suéter de rombos y le daremos libros de Austen.

-Por Dios, no- gimió Alan. La risa de Julie le hizo sonreír y se incorporó para verla, apoyando un codo en el piso.

Gabriel los vio y se detuvo a unos metros de ellos. Mike reía, con la cabeza echada hacia atrás y se veía más feliz de lo que él lo había visto en días. Sintió una fugaz ráfaga de ira al verlo, seguido de tristeza. Si Mike no se veía feliz a su lado era por su culpa y no tenía derecho a arruinar su fin de semana con su mal humor. Regresó sobre sus pasos y estaba a punto de entrar al colegio cuando Max ladró desde su caseta. Volteó la cabeza para encontrarse con Mike acercándose.

-Alan te vio- dijo, deteniéndose. Notó la ira de Gabe y dejó de sonreír-. ¿Estás bien?

-Sí...- empezó a decir y se corrigió-. No. Deberías volver, soy una mala compañía ahora.

-Si me gustaras por ser una buena compañía, no me habrías gustado nunca- comentó Mike, juntando sus manos en la espalda. Gabe esbozó una sonrisa.

-Gracias- dijo-. Pero creo que necesito un rato a solas.

Mike frunció el ceño.

-Lo sé. No te estoy apartando, sólo necesito pensar- apoyó las manos en los hombros de Mike y dejó que sus frentes se tocaran-. Promete que te vas a divertir por mí, ¿vale?

Mike dejó escapar un suspiro resignado. Se acercó a él y se alzó para poder tomarlo del rostro y darle un beso suave. Cuando se apartó, Gabe tiró de él hasta ponerlo contra la pared y posó sus manos a ambos lados de la cabeza de Mike. El beso que siguió fue violento más que apasionado. Atrapado entre el cuerpo cálido de Gabe y la pared, dejándose besar, Mike sintió que estaba pagando culpas ajenas. Los labios de Gabe presionaban, su lengua recorría el interior de su boca sin darle tiempo a unirse o corresponder. Besos rápidos, profundos y luego, las manos de Gabriel sosteniendo su rostro, manteniéndolo quieto. La furia no estaba dirigida a él, Mike lo sabía, y no debería pero se estaba excitando, gimiendo e intentando seguirle el ritmo, cazar la lengua que se movía ávida en su boca, tratando de alcanzar a Gabe entre la rabia con la que lo besaba. Cuando se apartó, Mike tenía los labios húmedos e hinchados, rojos de los besos, y una erección incipiente que le incomodaba en los pantalones. Gabriel parecía arrepentido.

-Lo siento- murmuró-. Lo siento- volvió a decir. Se acercó nuevamente y le besó de nuevo, esta vez sólo un roce suave-. Sólo estoy molesto y no es tu culpa y no te mereces esto...

Mike no contestó. Gabriel le besaba mientras hablaba, besos suaves de disculpa que revoloteaban en sus labios sólo un instante y se apartaban. Mike trató de concentrarse y escuchar lo que decía, ignorando que a cada segundo, su cuerpo se calentaba más.

-Él es como un hermano. Nunca se ha enojado tanto. Nunca pensé que tendría que... que tal vez no me perdone nunca.

-Pero no hiciste nada tan malo- dijo Mike, tomando aire. Gabriel había dejado de besarlo. Soltó una risa corta, dolorida que causó que Mike olvidara su excitación.

-Él cree que sí- contestó.

Gabriel de llevó una mano al rostro, tratando de calmarse. Su hermano de sangre desapareció después del falso entierro de su madre y lo dejó a él en una casa vacía y en la que creía escuchar y ver el fantasma de su madre, solo para cumplir las expectativas de su padre, en una familia a la que nunca más pudo poner ese nombre. Julie estaba allí, pero ella permanecía apartada. La casa nunca le había parecido tan grande y solitaria y no sabía si le daba más miedo la soledad que enfrentarse a la mirada fría de su padre.

Entre todo eso, tenía a Wade. Lo había consolado más veces de las que podía contar, por los problemas de sus padres y los ocasionales golpes de Joanna. Si había sido capaz de sobreponerse era porque Wade insistía en pasar más tiempo del necesario en su casa, por una vez no buscando consuelo, sino dándolo. Lo distraía con libros, fabricaba travesuras cada vez que lo veía deprimirse y le permitía llorar a los gritos, como nunca podría hacer delante de nadie más. Era su hermano mucho más que él que tenía y en el que apenas pensaba. No había creído que nada pudiera separarlos, y tenía que aceptar que fue su culpa.

-En serio, regresa con Julie- dijo, después de un rato en silencio-. Yo voy a dormir. Estaré bien- agregó, cuando notó que Mike se preparaba para replicar.

-Está bien- aceptó Mike, a regañadientes.

---

Wade bajó del auto y observó el lugar, curioso. No era un sitio que relacionara con Ericka, había música rock sonando en altavoces, chicos y chicas vestidos de negro, con piercings o con gorras debajo de los cascos, en skates y con tatuajes en los brazos. Se preguntó qué buscaba ella e un sitio así y se giró para interrogarla, una vez dejaron el auto en la cochera.

-Este no parece tu tipo de sitio- dijo. Ericka se limitó a encogerse de hombros. Se detuvieron y observaron a una muchacha hacer piruetas. Todos allí parecían tener un skate o patines, al menos, menos ellos. Wade divisó una tienda y se preguntó si no debía comprar unos para no desentonar con el ambiente.

-¿Dónde vas?- preguntó Ericka, al verlo alejarse. Lo siguió a regañadientes, mirando a los lados. No  había visto a Bryan y una parte de ella esperaba no verlo. Cuando alcanzó a Wade, éste examinaba un par de tablas con gesto concentrado.

-¿Cuál te gusta más?- alzó dos tablas, una totalmente negra y otro con un diseño tribal rojo sobre la superficie marrón oscuro.

-Las dos están bien- contestó ella. No tenía ninguna intención de subirse a una de esas cosas, pero antes que pudiera agregar más, Wade ya las había comprado y le ofrecía la que tenía el diseño rojo.

-Combina con tu pelo- sonrió. Todo su mal humor se había evaporado. Cuando Ericka le mencionó “patinaje”, pensó que iban a un espectáculo sobre hielo, o así, no encontrar pistas de skate, chicas con el rostro pintado de negro y tops ajustados, y una mezcla de canciones punk rock en altavoces. Ericka, en cambio, no parecía tan emocionada y no dejaba de mirar a los lados, como si buscara algo.

-No pienso usar esto- dijo, mirando el skate. Si hubiera venido con Katherine, podría empezar a buscar a Bryan, tal vez hablar con él e irse. Ni siquiera sabía porqué quería hablar con él, en primer lugar.

-¿Entonces, qué estamos haciendo aquí?

Ericka se encogió de hombros, por respuesta, pero por una vez, Wade no respondió con una burla. Le señaló a un grupo de chicos agrupados en una de las pistas y ella lo siguió, tratando de recordar porqué le pareció buena idea venir con Wade. Había el suficiente espacio alrededor para mirar sin necesidad de pelear a empujones, algo que Ericka agradeció. Por unos minutos, ambos se dedicaron a observar a varios patinadores subir a lo más alto de la rampa y dejarse caer, haciendo piruetas de vez en cuando. Wade celebró cada una de ellas y Ericka apartó la vista, algo mareada. No haría eso ni aunque su vida dependiera de ello. Miró a su izquierda, tratando de encontrar otra cosa que ver que no fuera la pequeña y delgada muchacha que se preparaba a lanzarse. Ubicó a Bryan en el mismo puesto en el habían estado un rato antes, dando vueltas en círculo sobre un skate. Llevaba el casco colgando de una mano y cuando la vio, bajó al piso y la saludó elevando una mano.

-¿Te quedas aquí? Voy por una gaseosa- le dijo a Wade. Él dejó de mirar la pista para verla.

-¿Te acompaño?

-Puedo ir sola. Parece que te estás divirtiendo.

-No puedes negar que esto es genial- dijo Wade, señalando a la muchacha que volvía a lanzarse a la rampa. Ericka asintió, y negó con la cabeza.

-No, no en realidad.

La risa de Wade le contestó. Considerando que no había nada más que decir, ella se alejó, caminando hasta Bryan.

-¿Conoces algún lugar dónde vendan gaseosas por aquí?- preguntó, en vez de saludar. Bryan estaba mirando a Wade, y sacudió la cabeza.

-¿No?- preguntó Ericka-. ¿No venden nada que beber aquí?

-¿Qué?- inquirió, confundido-. Sí, es sólo... ¿es ése Wade Lorenz?

Ericka asintió, incómoda.

-¿Cómo lo conoces?

-Limpio el colegio- contestó él. Empezó a caminar, señalándole un puesto de comida y preguntándose qué hacía ella allí. Pensó que no volvería a hablarle, desde que dejó de entrenar por las madrugadas sin siquiera avisarle. Aunque, claro, ella no tenía por qué avisarle de nada y él lo sabía-. Conozco a todos ustedes, todos los que trabajan allí los conocen. ¿Qué haces aquí?

Ericka consideró la respuesta. Pasó una mano por su cabello, incómoda. Se quedó callada hasta que llegaron a un puesto de bebidas. Miró los sandwichs expuestos en la vitrina y se arrepintió de haber tomado sólo un café y un pan con mermelada en el desayuno. Pidió dos botellas de gaseosa y un agua y le ofreció una a Bryan. Él la tomó y la observó fijamente, preguntando en silencio.

-Vi que participabas y decidí venir. No fue muy amable desaparecer sin avisar- contestó. Su voz era monocorde y a Bryan le pareció nada más que una obligación auto impuesta. Para estar bien con ella misma más que para disculparse con él.

-No tenías porqué- contestó. Ericka le miró frunciendo levemente el ceño y Bryan sonrió. La había extrañado. Todo en ella, desde su voz que a pesar del tono agudo ella convertía en severo y casi brutal. Su forma de fruncir el ceño y su cabello, que al fin podía ver bajo la luz del día y esa arruga que se formaba en su nariz cuando se enfadaba.

-Pero lo he hecho- contestó ella. Volvió a mirar los sandwichs y se dio por vencida. Pidió dos, volvió a ofrecerle uno a Bryan y le dio un mordisco desconfiado al suyo. No sabían mal, pero no eran más que pan con pollo y mayonesa barata- ¿Haces esos trucos también?

-Por eso estoy aquí- sonrió, mostrando el skate-. Pero no voy salir hasta dentro de un rato. Pensábamos hacerlo de noche, pero no conseguimos el permiso.

-¿Has organizado esto?

-Ayudé. Sólo un poco. Tengo que trabajar y estudiar.

-Me dijiste que no estudiabas.

-Te dije que no iba a la universidad. Estudio para mi próximo examen- caminaban mientras hablaban y Ericka volvió a detenerse en un puesto, esta vez para comprar unas mandarinas que alcanzó a ver. Prefería la fruta al pan que vendían allí- Si tienes hambre, hay un restaurante cerca.

-Estoy acostumbrada a comer algo de fruta en el desayuno- contestó ella-. Como sea, me estabas contando cómo organizaron esto.

-No hice mucho. Ya era un parque de patinaje, sólo contactamos con skaters de otras ciudades y un par de revistas locales, y la idea es que sea un evento anual. Empezando hoy. Un día, podremos traer a ESPN, helicópteros, comentaristas, una banda de rock. Aunque una nada conocida se presentará hoy, al cerrar.

-¿ESPN?- preguntó ella.

-Sí, ESPN- contestó. Notó la expresión desconcertada de Ericka y se vio tentado a reírse-. ¿El canal de deportes, juegos extremos?

-No, no suelo ver canales de deportes-. Bryan estaba a punto de contestar cuando notó como sus labios se estiraban en una sonrisa-. Dime que no creíste que no conocía ESPN.

-Eres una persona rara, Ericka. No puedes culparme si lo creí.

-Tengo que estar de acuerdo en lo de rara- Bryan alzó los ojos y Ericka se giró. Wade estaba allí, sonriendo. Cogió la gaseosa que Ericka llevaba en la mano-. Y yo pensando que estabas preocupada por mi falta de hidratación. ¿Escuché ESPN?

Bryan asintió. 

-¿Quieres que la ESPN cubra esto?- siguió preguntando Wade sin esperar respuesta-. He visto muchos trucos buenos, pero creo es un espacio muy pequeño. Sería más fácil que uno de ustedes se presente en un gran evento de ESPN, a que lo traigan aquí, en un lugar como éste no sacarían mucho dinero. Hay una chica que creo que no tiene más de catorce que lo hace espectacular. ¿Tú vas a patinar? Quiero verlo. ¿Y cómo conoces a Ericka? ¿Es tu novio?

Bryan parpadeó, sin saber a qué cosa responder primero. Era obvio que la última pregunta no estaba dirigida a él. Notó que Lorenz llevaba dos tablas en las manos y decidió que bien podía preguntar él también. Al menos para no sentirse incómodo.

-¿Tú patinas?

-No, no- negó él, sacudiendo la cabeza-. Pero creo que debería aprender. Lo que hacen es asombroso.

-Cierto- asintió Bryan-. Yo empecé a los diez o así, pero demoré mucho en mejorar. Pero, con suerte, ESPN será mi parada algún día.

-Suerte, tío- asintió Wade-. Y, en serio, ¿cómo se conocen?

-Trabaja en el colegio- contestó Ericka-. Nos conocimos allí.

-Nunca te había visto- comentó Wade. Estiró la mano y Bryan la tomó, sonriendo. Wade no parecía ser tan odioso como le contaban. Pero uno pocas veces podía confiar en la primera impresión.

-Tengo el turno de noche.

-Lo conocí mientras entrenaba para entrar al equipo- aclaró Ericka-. Creo que Katherine ya les ha comentado de mis escapadas nocturnas.

Wade asintió, mirando a Bryan de pies a cabeza.

-Pues vaya- comentó. Los miró a ambos sonriendo y Ericka trató de ignorar la forma en que se lamía los labios y se mordía la lengua antes de seguir hablando-. Escapadas nocturnas. Vaya. Supongo que puede dejarte con tu... amigo, y perderme por allí. Llámame cuando sea hora de irnos.

Se marchó silbando entre dientes y durante un momento, Bryan y Ericka permanecieron en silencio, él mirando en la dirección por la que Wade se había marchado y ella con los ojos clavados en el piso.

-Él... insinuó que nos acostamos, ¿cierto?

-Él tiene el cerebro atrofiado- replicó Ericka.

-Pensé que él y tú... que te gustaba o algo- Ericka negó con la cabeza, ofendida-. Te lo dije, se comentan muchas cosas entre mis compañeros. Piensan que él y tú están juntos, pero él es un mujeriego. Y que Barnett es gay y sale con un becado.

-¿Cómo saben todo eso?- preguntó Ericka, decidida a ignorar el hecho de que todos pensaran que quería a Wade.

-Porque ninguno de ustedes presta atención a la gente que trabaja allí. Es sólo “el servicio”, somos invisibles. Si alguna vez quieres saber algo de un ricachón, gánate a la gente que limpia sus mierdas.

-Excelente consejo- dijo ella. Bryan se subió al skate, señalando hacia adelante.

-Si has venido, tienes que ver algo. Vamos.

Ericka se encogió de hombros y lo siguió, mirando de vez en cuando el skate y preguntándose cómo Bryan podía hablar y coordinarse para no caerse, al mismo tiempo.

---

Alan abrió la puerta y  se detuvo en el umbral, sorprendido de encontrar la luz encendida y aún más sorprendido de encontrar a Mike despierto, recostado en la cama y leyendo un libro.

-Vaya- dijo, cerrando la puerta y apoyándose en la pared. Mike alzó la cabeza. Alan sonrió al ver la desaprobación en sus ojos, suponía que a causa de la lata de cerveza que llevaba en una mano-. Es la segunda vez que tienes el cuarto y no te encuentro con tu... novio.

Se tambaleó un poco al caminar, y se detuvo, para equilibrarse.

-Debes dejar de venir borracho- contestó Mike. Alan le contestó con una risa. Se sentó en la cama de Mike y le dio un sorbo a la cerveza, antes de hablar.

-No estoy borracho. Sólo tomé dos o tres, o cuatro. Menos de cinco. ¿Problemas en el paraíso?

-No te importa lo que Gabe y yo hagamos.

Mike puso el libro en su mesa de noche y señaló la cama contraria, esperando que Alan se levante de la suya. Alan le ignoró.

-Tampoco te debería importar que tome. Es más, deberías probar- le acercó la lata, sonriendo-. Eres demasiado perfectito, Mike.

-No creo que tenga nada de malo ser responsable- masculló Mike, bajando la mirada. Alan se acercó un poco y antes de que Mike pudiera procesarlo, lo tenía sentado a su lado, y con un brazo sobre sus hombros.

-Ambos sabemos que no eres tan responsable como dices- comentó-. Te la vives follando con tu novio, no eres el estudiante modelo.

-Gabe y yo no...- Mike se calló. Apartó la mano de Alan de su hombro, empezando a enfadarse.

-No, tú no haces eso. Seguramente haces el amor y toda esa estupidez.

-¿Qué tienes en contra de Gabe?- preguntó Mike, perdiendo la paciencia-. Fue su padre, no él, con el que tu familia tuvo problemas, ¿verdad? ¡Deja de odiarlo!

Mike lo miró, esperando un golpe o un grito, pero Alan se había quedado rígido, los dientes apretados y la mirada dolida, fija en un punto en la pared.

-Lo siento- susurró-. No te quería recordar eso.

Suponía que para él debió ser terrible, el escándalo y el saber que su padre estaba muerto ahora.  No había pensado en cómo le afectarían sus palabras, aunque lo cierto es que era la primera vez que lo veía triste por algo. Le incomodó más de lo que esperaba, demasiado acostumbrado a verlo burlarse, como si no le afectara nada a su alrededor.

-Deja esa puta cara, novato- masculló Alan-. ¿No leíste las noticias? Mi padre era culpable. Debería agradecer que me dejen estudiar aquí y que no le hayan quitado hasta el último centavo a mi madre. Todo por la gracia de los Barnett. Son unos putos santos. Debería besarle los zapatos. ¿Quieres que le agradezca a tu jodido novio cuando lo vea?

-Pueden ser santos, pero entendería si los odias- dijo Mike, conciliador. Alan se había levantado mientras hablaba. Bajó la vista para mirar a Mike. Esperaba un discurso sobre que no debía odiar a su novio, que nadie tenía la culpa, que debía dejar de culpar a los Barnett, o cualquier cosa que no fuera esa comprensión en sus ojos. Mike se encogió de hombros, antes de continuar-. Creo que en tu lugar, también los odiaría mucho. Y no podría hacer distinciones. Lo siento, por decirte antes que pares de odiarlo. Yo no sabría cómo hacerlo.

Alan no contestó. Se metió en su cama y le dio la espalda. Se sentiría mejor si no tuviera su tácita aprobación para odiar a Barnett. Odiaba a Mike y a su templanza, y a su voz comprensiva. Le odiaba, por contestar a su rabia con tanta calma, aceptando su furia. Le odiaba más porque disipaba su rabia y era lo que menos quería que pasara.  

Notas finales:

Emmm... el anuncio que dije al principio es que no podré actualizar la próxima semana. Estaré muy ocupada, y creo que tendré que viajar. Así que... nos vemos en agosto. 

Aviso porque no quiero que piensen que abandono otra vez XD

Bueno, lo de siempre, gracias por leer y si dejan reviews me hacen feliz xD


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