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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola, otra vez. 

Nadie lo notó, pero había un error con el nombre de Alan -apellido-, me odio, no puedo creer que me equivocara e_e
Tenía una guía de personajes, pero la perdí cuando mi antigua laptop murió... debería volver a hacerla. Como sea, si no lo notaron, ya corregí. 

Por otro lado, fui a ver los Cuatro Fantásticos xDD. Es tan mala como dicen. Y puede que las anteriores fueran malas, pero Doom era Julian, y Julian es una gran razón para seguir lo que sea :3 

Doom

Esto no tiene nada que ver con nada XD

Vamos al capi.  

Capítulo 42

 

Alan se levantó y se deslizó fuera de la cama, sintiéndose enfermo. Era más que la resaca, había tomado lo suficiente como para tener un pequeño dolor de cabeza y un regusto amargo en la boca. Lo que le llevó a encerrarse al baño fueron los recuerdos de sus propios sollozos y sus palabras a Mike. Era lo último que quería hacer, y menos con él.

-Ya puestos a llorar, podrías haber elegido a alguien mejor -susurró a su reflejo. Aún se sentía triste, la muerte de su padre era un recuerdo constante en su mente que ignoraba con éxito la mayor parte del tiempo. Ahora no, se sentía débil y se odiaba por eso. Prefería la rabia, la ira, cualquier cosa a ese descorazonador sentimiento de impotencia y dolor que le inundaba.

Salió del baño después de ducharse, se cambió la ropa por una que; para variar, no oliera a alcohol y le dio una larga mirada a Mike, aún dormido y enredado en las sábanas, antes de salir. No lo entendía. Mike era amable, eso lo sabía, pero desperdició toda una noche con él en vez de correr a los brazos de Barnett, como usualmente hacía. Alan sabía que los dos no se veían mucho, escuchaba a Mike quejarse de eso con Julie casi diariamente. Y aún así, decidió quedarse a su lado. Por lástima, supuso. Debió lucir patético.

El golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos. Alan cogió una chaqueta, y abrió a la que par que se la ponía. No le extrañó al encontrarse con Barnett allí.

-¿Mike está dentro? -preguntó. A Alan no le sorprendió ni la falta de un saludo ni la orden implícita en su tono. Le dijo a Mike que no lo odiaba, pero era difícil cuando se portaba así. Barnett, por decir lo menos, le resultaba odioso. Y no sólo por el apellido. La arrogancia, la forma condescendiente en la que miraba al resto...

-Dormido -contestó, antes de salir. Miró hacia atrás, pero Barnett ya había cerrado la puerta y Alan sólo deseó que Mike se guardara la noche pasada para sí mismo.

Mike abrió los ojos cuando sintió un peso en la cama. Por un momento, esperó ver a Alan allí, zarandeándolo como acostumbraba hacer para despertarlo, pero en vez de eso se encontró con los ojos verdes de Gabriel y una sonrisa tensa que le hizo terminar de despertar y causó que se levantara abruptamente, olvidando el sueño.

-Lo siento, Gabriel, en serio lo siento -empezó a decir, a la vez que se acomodaba el cabello con una mano-. Yo no quería, pero....

Se interrumpió. No podía decir que se le olvidó, pero tampoco podía decir porqué no fue. Alan lo odiaría y él no tenía ningún derecho a exponer su vida. Menos, ante Gabriel.

-Yo... -balbuceó. Gabriel lo miraba desde la cama, con el rostro apoyado en una mano y se levantó, bostezando.

-Olvídalo -dijo, con una sonrisa tranquila que confundió a Mike. Esperaba un reclamo, un alarde de furia o decepción, al menos-. No he dormido nada, sólo quiero acostarme. ¿Me acompañas?

Mientras hablaba, tiró de la mano de Mike y lo hizo caer a su lado. Se había pasado la noche en vela y aún sentía el alcohol en su cuerpo. Wade había insistido en querer ver el amanecer, puesto que hace mucho no lo hacían y él, a pesar del sueño, se quedó despierto por complacerlo. Que haya dicho que lo perdonaba le hacía sentir mejor de lo que creyó que se sentiría y sólo ahora notaba cuán mal lo pasó mientras estaban peleados. Ver el amanecer, en cambio, no le pareció nada del otro mundo. Sólo luz y más frío y la insistencia de Wade de quedarse un rato más.

-¿Pasó algo bueno? -preguntó Mike, notando su sonrisa. Gabriel negó.

-Te perdiste un buen espectáculo.

-Tenía la intención de ir, en serio -se disculpó. Gabe apoyó la cabeza en su pecho, ahogando un nuevo bostezo.

-Está bien, por esta vez vale. Pero no vuelvas a dejarme plantado. Podríamos estar en la ciudad ahora, de paseo... -su voz se fue volviendo más suave mientras hablaba, hasta transformarse en un suave ronquido. Mike suspiró, aliviado de al menos no tener que dar explicaciones. Esperó un largo rato antes de soltarse del agarre de Gabriel y levantarse de la cama. Lo cubrió con el edredón, sonriendo al ver que la expresión de Gabe era relajada. Llevaba varias semanas sin lucir así.

Le dio un beso en la frente, antes de dejarlo e irse al baño. Sabía que la causa del buen semblante de Gabriel era Wade, ya estaba acostumbrado a los cambios de humor de su novio gracias a él, aunque aún no entendía su relación del todo, suponía que el terrible ambiente de sus casas les hizo más cercanos. Si tenía que ser honesto consigo mismo, se sentía algo celoso de Wade, por ser capaz de provocarle tantas cosas y poder poner esa expresión de paz en su rostro. Lo ignoraba porque sabía que ellos dos no se veían de ninguna otra manera que como hermanos.

Consideró quedarse en el cuarto, pero dudaba que Gabriel despertara pronto y empezaba a tener hambre. Buscaría a Julie para tomar desayuno antes de volver.

---

-¿Estás bien? -preguntó Julie. Alan se había quedado mirando la puerta, por la que Betty acababa de salir.

-¿Qué hacía ella aquí? Pensé que no te caía bien.

-No me cae bien -contestó. Se puso un suéter encima de la camiseta de tirantes que llevabas y se ató el cabello en una cola simple, mirando de nuevo a su amigo-, ¿cuándo llegaste?

-Ayer -contestó Alan. Se sentó en el escritorio, llevándose una mano a la nuca. Julie se planteó el abrazarlo, pero sabía cuánto odiaba él que le recuerden a su padre. Si Alan no deseaba hablar, no le obligaría a ello. Cogió sus gafas y se acercó, dándole una palmada en el brazo.

-Asumo que tienes hambre, yo estoy hambrienta. ¿Vamos por desayuno?

-Sí, mientras no sea café. Creo que hoy tomaré algún jugo.

-Estás dejando de ser rudo, ¿qué es lo siguiente, pondrás stickers de flores en tus cuadernos?

Alan bufó, ignorando la broma de Julie. Entraron al comedor y lo encontraron casi desierto, algo que ambos agradecieron. Aún no terminaban de comer cuando Mike entró y se sentó junto a ellos.

-Buenas -saludó, sonriendo. Julie ladeó el rostro, una expresión confusa en su rostro.

-¿No ibas a pasar el día con Gabriel? -preguntó ella. Alan apuró su vaso de jugo y Mike se encogió de hombros-, ¿tienen problemas otra vez? ¿Por qué estás aquí?

-No, estamos bien -contestó-. Sólo...

-No fue, estuvo conmigo -interrumpió Alan. Julie los miró a ambos y una sonrisa pícara se formó en su rostro-. Julie, ni siquiera te atrevas a decir nada.

Ella alzó ambas manos, en un gesto de rendición y Mike suspiró.

-No iba a decir nada. ¿Ahora son amigos o qué?

-No -negó Alan. Mike había decidido empezar a comer su omelette y dejar que Alan contara lo que quisiera-, él sólo es un tonto demasiado amable, Julie. Y ayer yo estaba... un poco fuera de mí.

Julie asintió, comprendiendo a qué se refería Alan.

-¿Y Gabriel? -preguntó ella. Alan miró hacia Mike, él había dejado a Barnett dentro del cuarto, asumiendo que ambos estarían allí un largo rato.

-Durmiendo. Dijo que no había podido hacerlo en toda la noche, supongo que se divirtió.

-Sí, seguro que le fue bien con la reconciliación -bromeó Julie. Mike la ignoró.

-Todavía no entiendo cómo funciona eso -comentó Alan, decidido a hablar de cualquier cosa que no fuera él y cómo se sentía-. ¿Tienen un acuerdo? ¿Es un trío? ¿Comparten o qué?

Esquivó la servilleta hecha una bola que Mike le lanzó, riendo junto a Julie.

-Es raro, Mike -agregó ella-. Tienes que aceptarlo. Tú, tu novio, y su.... 

-Oh, cállense.

Julie sólo río más fuerte, rodeando los hombros de Mike con un brazo y atrayéndolo hacia ella. Mike intentó soltarse y no derramar el jugo del vaso que sostenía en una mano al mismo tiempo. Alan los observó a ambos, sonriendo. No había pensado en Julie como una amiga al principio, pero ahora lo era. A veces no sabía si le gustaba o era sólo que la veía como la hermana que nunca tuvo y era por eso que le alegraba verla feliz. Con Mike las cosas eran diferentes. No se llevaba bien con él, eran demasiado diferentes y le molestaban tanto sus actitudes como sus rutinas, pero el tiempo que pasaban juntos había aumentado gracias a Julie y tal vez estaba empezando a verlo como un amigo. Aunque, claro, él no tenía porqué saberlo.

-No tendrías que haberte levantado si estabas con sueño -la voz de Adriana interrumpió las risas de Julie, que levantó la cabeza y la volvió a bajar al ver a Wade. Éste se apoyó en el hombro de Adriana, bostezando.

-No puedo dormir si tengo hambre, me distrae -comentó. Aunque el tono de niño mimado que usó provocó que Julie hiciera una mueca de disgusto, Adriana pareció encontrarlo divertido.

Ambos se dirigieron a una mesa cercana a la que ellos estaban y Adriana le besó en los labios cuando Wade se sentó, sin preocuparse por la audiencia.

-Voy a conseguirle comida, su señoría -murmuró, antes de alejarse. Wade apoyó los brazos en la mesa y luego la cabeza en ellos, pero no se quedó quieto mucho tiempo.

-Mike- dijo, levantando la cabeza-. Gabriel estaba ayer a punto de un infarto, casi manda a la policía a buscarte.

Era una exageración y Mike no le creyó en absoluto.

-Se me olvidó -contestó-. Y cuando lo recordé ya se habían ido.

-No le digas eso a Gabe -Wade volvió a apoyar la cabeza en la mesa, ahogando un bostezo-. Tendrá que verse en la disyuntiva de decidir entre tú y los camiones, y sufrirá un poco al dejarte. Nadie puede despreciar así a los camiones.

-Ignóralo, Mike -intervino Adriana. Dejó la bandeja con pollo frito y papas en la mesa y se sentó al lado de Wade, posando una mano en su espalda-. No fastidies a Mike, no es una buena manera de empezar la mañana.

Julie se levantó, saliendo del comedor sin decir una palabra. Alan y Mike la siguieron, aunque éste se despidió de Adriana antes de irse. Cuando se fueron, ella se volvió hacia Wade.

-¿Por qué la tratas así? Molestaste a Mike para incomodarla.

-Por favor, no me digas que estás intentando cambiarme -dijo él, bromeando a medias.

-No lo intentaría -contestó ella-. Sólo tengo curiosidad.

Wade se encogió de hombros.

-Siempre han sido así las cosas entre nosotros. Es algo complicado.

-Ella es tu hermana y la odias -Adriana sonrió, ladeando el rostro. En otro momento, Wade habría apreciado la caída de sus rizos sobre la piel desnuda de sus hombros, pero ahora sólo tenía sueño-. No es muy complicado.

-Como sea... es lo que es -contestó Wade. Adriana frunció las cejas, encontrando el comentario incoherente.

-Como sea -repitió-. ¿Quieres venir a mi casa la próxima semana?

-¿Segura que no quieres que sea tu novio? -preguntó, sonriendo. La pregunta era en serio, incluso si intentaba que luciera como si no lo fuera. No quería que ella pensara que tenían algo más que amistad, ni mucho menos perderla porque le exigiera más de lo que ya tenían.

-Para nada -contestó Adriana-. Mi mamá quiere que lleve un amigo, insistió en eso. Quiere asegurarse que me va bien aquí. Mira, las chicas de mi clase no me hablaban antes de ti, soy demasiado pobre para ellas y demasiado poco lista para los nerds y demasiado amigable para los resentidos -ella se interrumpió, riendo-, pero desde que me haces caso, se ha vuelto peor. Así que tienes que ir. Además, a mi mamá le encantaría saber que tengo un amigo guapo y rico. Puedes fingir ser mi novio, eso la haría doblemente feliz.

-¿No has visto películas? Fingir ser novios es el primer paso para ser novios. Prefiero ir como el amigo fiel que te protege y cuida que no caigas en brazos de algún idiota mujeriego que no te merece.

Adriana dejó escapar una risa entre dientes. Wade se había acercado mientras hablaba y su aliento rozaba sus labios. Ladeó la cabeza para besarla, dejando resbalar la lengua entre sus labios. Ella se apartó luego de un momento, con la sonrisa aún en el rostro. Contrario a lo que pensaban, aún no se habían acostado. Wade aceptaba sus avances sin presionarla, algo de lo que ella no le había creído capaz, pero que le gustaba. Estaba feliz de saber que tenía el control.

-Si te presentas como mi amigo, no tendrás ni uno de éstos -susurró, antes a atrapar los labios de Wade en otro beso. Esta vez, él llevo una mano hasta su cuello y la acarició, formando círculos en su piel.

-Eres cruel, mujer -bromeó. Se apartó, volviendo a bostezar. Adriana se levantó, cogiendo la bandeja.

-Creo que es mejor que vayas a dormir. Antes que lo hagas sobre la mesa.

Wade asintió. Salieron juntos del comedor, y caminaron por los pasillos cogidos del brazo. Adriana se sorprendió un poco al ver al perro de Gabriel correr hacia ellos y dar círculos entre las piernas de Wade, que se agachó para acariciarlo.

-Pensé que ese perro odiaba a todo el mundo.

-Al parecer, que casi te arranque la piel es el método para que te quiera -bromeó Wade. Había dejado un tazón de comida y agua para Max antes de incluso desayunar él, dado que Gabe se había ido a buscar a Mike y los había dejado jugando en medio del bosque.

Adriana se despidió de él y el perro lo siguió hasta el cuarto. Max tenía una cama dentro del cuarto que, dado el cambio en su arisca personalidad, ahora estaba ubicada a un costado de la cama de Wade. Éste lo miró dar vueltas hasta que se acostó, ocultando el hocico entre sus patas. Pensó que se veía tierno, a pesar de no ser un perro de comercial y se acostó, bufando. Estaba mal si empezaba a considerar al perro de Gabriel lindo.

Se durmió en poco tiempo, sin llegar a quitarse las zapatillas, enredado en el edredón. Despertó más de un par de horas después, por el ruido en la puerta. No recordaba haberla cerrado. Se levantó, restregándose los ojos con una mano.

-Todavía estoy durmiendo -gritó, a quién sea que estuviera tocando. Reconoció la risa de Clay y lo vio entrar, cerrando la puerta esta vez de verdad. Harris lo miró un momento, con el rostro ladeado. Wade casi se había acostumbrado a esa mirada, a su intensidad, casi como si quisiera comérselo con los ojos. La sexualidad de Clay no le incomodaba, el que fuera él lo que quería, sí. Pero lo manejaba y era divertido hacerlo enojar.

-¿Cómo haces para lucir bien, incluso con marcas en la cara y despeinado?

-Es parte de mi jodido encanto -contestó. Se sentía tentado a volver a tirarse a la cama, pero Clay se sentó en ella, mirando al perro que había asomado la cabeza y los miraba atentamente.

-Mira, mi guardián despertó. Seguramente olió que venías a intentar aprovecharte de mí.

Clay soltó una carcajada.

-Claro, eres una princesa virginal que necesita que la cuiden. No lo había notado entre todo tu sarcasmo y el que no eres una chica.

-Algo que agradeces -apuntó Wade, levantándose. Sólo por fastidiar, se quitó la camiseta y se entretuvo más de la cuenta buscando una en el ropero. Clay observó su espalda, los músculos no tan definidos, algunos lunares en ella y se acostó en la cama, con las manos en la nuca, para apreciar la vista. Si Wade quería fastidiarlo, al menos podía disfrutar del espectáculo. El cabello le comenzaba a crecer y ya le llegaba a la nuca y Clay se lamió los labios cuando Wade se acarició la nuca, en un gesto de cansancio, enredando los dedos en su cabello-. No te gustaría si fuera una chica.

Wade se puso la camiseta, volvió a bostezar y se acercó a la cama.

-Podríamos ser muy buenos amigos si no insistieras en que te gusto, ¿sabes? -dijo. Lo creía de verdad, se divertía con Clay y con su torcido sentido del humor y su maldad refinada.

-No puedo hacer que dejes de gustarme, Wade. O ya lo habría hecho -Clay sonrió. Wade negó con la cabeza-. ¿Tienes planes para lo que queda del domingo?

-Dormir, cuando dejes de usar mi cama, y esperar a que no te alegres mucho por estar en ella.

-¿No quieres salir a algún lado?

-No hoy.

-¿La próxima semana?

-Ya tengo un plan -contestó. Se acostó en la cama de Gabriel al ver que Harris no tenía intenciones de levantarse. Estaba demasiado cansado como para insistir en algo-. Tengo sueño, Harris. Dame un par de semanas y te acompañaré dónde quieras, pero déjame dormir.

-¿En serio? -Clay se levantó y se acercó a él. Wade asintió, empezando a dormirse otra vez-. Es una promesa, entonces.

---

-No sé qué pensar -Gabriel se apoyó en la baranda de la azotea, mirando al horizonte-. Primero me deja plantado y luego no está cuando despierto. A este paso, voy a creer que Katherine tenía razón y es la rutina acabando con todo.

Ericka lo observó, sentada en el piso, aguantando la risa.

-¿Te voy a escuchar quejarte demasiado? Porque creo que no es lo más interesante el domingo.

-No fue a la cita, no me ha dicho por qué, y no he insistido porque no quiero pelearme otra vez, y ahora está de nuevo con Julie, seguramente.

-Primero, tú le has hecho varios desplantes, no tienes derecho a quejarte. Y en segundo, ¿estás celoso de Julie? Gabriel, Mike es gay. Y Julie es una chica, eso invalida cualquier tipo de celos que puedas sentir.

Gabriel frunció el ceño. Había despertado hace poco, para encontrar la habitación vacía. Mike no estaba en el comedor y él no quiso seguir buscándolo. Pensó que después de no aparecer la noche pasada, sería él el que lo buscaría para pedirle perdón. Como mínimo. Ericka río en voz baja y se dedicó a escribir en su celular, como ahora hacía a menudo.

-¿Conoces a un tal Bryan? -preguntó. Ericka negó, sin plantearse demasiado la respuesta.

-¿Por?

-Ayer habló con Wade. Dice que trabaja aquí y parecían muy cercanos.

-Ah -dijo ella-. Sí, ya recuerdo. Lo conoció en esa cosa de patinetas.

-¿La cosa de patinetas a la que tú lo llevaste?

Ericka alzó la vista. No le preocupaba mentir o no a Gabriel, sólo no quería que nadie opinara sobre lo que hacía o dejaba de hacer con Bryan. Que en este momento se reducía a hablar por mensajes.

-Si quieres saber, yo lo conocí antes -admitió. Trató de que su tono no demostrara más que una fría indiferencia-. No me pareció importante divulgarlo. Wade lo conoció de casualidad y ahora son como los mejores amigos. Si no te hubieras peleado con él, lo sabrías.

Gabriel decidió dejar de preguntar, al notar el desafío en la expresión de su amiga, y se dedicó a mirar hacia abajo, observando a las personas que llegaban al colegio, después de salir el día anterior. Al menos, la noche había sido buena. Pocas cosas podían animarlo más que el ver autos siendo destrozados y unirse al coro de la gente gritando. Era relajante. Si no fuera por Mike, podría estar totalmente feliz. Suspiró, desanimado y maldijo al escuchar a Ericka reír otra vez.

Escuchó pasos acercarse, pero no se giró ni siquiera cuando escuchó la voz de Mike saludando a Ericka. Tenía derecho a enfadarse un poco.

-Me voy. Hablamos luego, Gabriel.

Se volvió para despedirse de Ericka y observó a Mike, parado con las manos en la espalda a unos metros de él, con una expresión avergonzada en el rostro.

-Pensé que dormirías mucho más -dijo, cuando Ericka se hubo marchado-. Te veías muy cansado.

Gabriel bajó la cabeza. Podría reclamarle, comenzar una pelea que sólo arruinaría el buen humor que empezaba a sentir. Podría llevarlo por la paz y perdonarlo. Actuar con algo de madurez, para variar.

-Tenía la ilusión de encontrarte cuando despertara -dijo, y siguió antes que Mike pudiera replicar-. ¿Dónde estabas ayer? ¿Por qué no fuiste?

-No es que no... -Mike se interrumpió. No solía mentir, no recordaba haberle mentido a Gabriel desde que se conocieron y no quería hacerlo, aunque no tenía opción. Alan nunca volvería hablarle si llegaba a enterarse que habló con Gabe sobre sus problemas-. Es que no me gustan esas cosas. No quería decirte porque estabas muy emocionado, pero yo... no es lo mío.

Gabriel lo observó, entornando la mirada. 

-No me engañarías, ¿cierto, Mike?

-¿Qué? -Mike recorrió el espacio que los separaba y posó sus manos en los brazos de Gabriel-. ¡No! ¿Cómo puedes...? Te quiero, Gabriel.

-¿De verdad? -preguntó, acariciando el rostro de Mike. Éste asintió. Se puso de puntillas para alcanzar los labios de Gabriel y dejar un beso sobre ellos. Lo que menos quería era que élpensara que no lo engañaba, y sólo por no ir a una cita. Se arrepintió un poco de haber pasado la noche escuchando a Alan, cuando podría haber estado con Gabriel y tal vez despertar en sus brazos.

-De verdad. Creo que soy yo quien debería preocuparse de eso, no al revés -susurró. Gabriel atrapó su labio inferior con los dientes y le besó lentamente, disfrutando de la calidez en la boca de Mike.

-Dime que no tienes planes la próxima semana -susurró, contra sus labios-, porque te extraño y quiero poder pasar un tiempo contigo sin interrupciones.

Mike rodeó su cuello con los brazos, y asintió. Lo extrañaba también, y no sólo el sexo, aunque su cuerpo comenzaba a calentarse con los besos de Gabriel en su cuello y las caricias de sus dedos en su abdomen, debajo de su camiseta. Extrañaba dormir con él y despertar con él, como solían hacer el año pasado.

-Te lo prometo -Gabriel sonrió y lo soltó, al ver que la puerta de la azotea se abría.

-Lo siento, no sabía que estaban aquí -dijo Julie. Se rascó la nuca, en un gesto de incomodidad. Detrás de ella, Betty bajó la mirada para ocultar su sonrojo.

-Da igual -contestó Gabriel. Le echó un vistazo a Betty, divertido por su actitud. Aún no entendía cómo Wade fue capaz de acostarse con ella, si se sonrojaba al ver un beso-. Te veo después, Mike.

Mike hizo el ademán de seguirlo, pero Gabriel negó.

-Voy a ir con Ericka. A mitad de semana tengo que ir a otro de esos concursos en los que ella nos ha metido y voy a intentar zafarme.

-Suerte con eso -Mike se volvió a las dos chicas y se unió al juego de ajedrez que Julie intentaba que Betty aprendiera. Al menos, pensó, las cosas con Gabe no salieron mal, como él imaginaba que lo harían.

---

Mike se sentó en la mesa que solía usar en el comedor, feliz de terminar las clases por hoy y mucho más al saber que no tenía ni una más por la tarde. Había terminado de comer, pero esperaba a Julie, que aún no volvía de dónde sea que estuviera. Fue Gabriel el que se acercó, sonriendo antes de sentarse al frente de él y dejar la caja de un celular sobre la mesa.

-¿Y eso? -preguntó Mike-. ¿Te has comprado otro celular?- agregó, divertido, sabiendo lo mucho que le gustaba a Gabriel cualquier avance tecnológico.

-No -contestó Gabriel. Empujó la caja hacia Mike, que dejó de sonreír-. Es para ti.

Mike miró la caja y luego a Gabriel. No quería aceptar, lo que menos quería es que Gabe empezara a regalarle cosas. Negó con la cabeza. Era consciente de la diferencia entre ellos, sabía que para él un celular así no era nada, pero no quería tener que recibir regalos que no podía corresponder.

-No puedo aceptarlo -dijo. Bajó la cabeza, mirando a los lados, nervioso-. No quiero que me regales cosas, Gabe, no es necesario.

Gabriel apoyó su rostro en una mano, suspirando.

-Sí es necesario -dijo, arrastrando las palabras. Mike notó su rostro desanimado y se abstuvo de replicar-. Me dejaste el sábado y no tenía forma de encontrarte. Podría haberte pasado algo y yo no tendría forma de saberlo. Y cuando estoy lejos, ni siquiera puedo escuchar tu voz.

Mike tomó la caja y la abrió, sólo para que Gabriel dejara de hablar con el tono lastimero que estaba usando. No le extrañaba que fuera un último modelo, que él no podría comprar por su cuenta. Quería tener uno así, claro, pero aceptarlo le parecía incorrecto, como si lo quisiera sólo por su dinero. 

-¡Y ni siquiera es un regalo! -exclamó Gabriel, cortando de nuevo la réplica de Mike-. Es un préstamo. Me lo devolverás en cuanto tengas uno o nos vayamos de vacaciones. O te canses de mí y decidas dejarme.

Gabriel le dirigió una mirada implorante y Mike asintió, a su pesar.

-Al menos dime que no pagarás tú las facturas -pidió. Gabriel negó.

-Pensé que te molestaría. Es prepago. Aunque, no deberías sentirte mal. Eso no es nada para mí, lo sabes. 

Julie se acercó a ellos en ese momento, miró el celular en las manos de Mike y sonrió, quitándoselo.

-¡Genial! Me muero por uno de éstos, ¿es tuyo? Como primera amiga oficial, exijo ser el primer contacto en la lista.

Soltó una risita y empezó a teclear en el celular. Gabriel rodó los ojos, antes de hacer una mueca de molestia al ver a Harris entrando al comedor al lado de Wade.

-Pensé que dejaría de andar con ese idiota -comentó. 

-¿Por qué? -preguntó Julie. Le regresó el celular a Mike y se sentó, sonriendo a Gabriel- ¿Porque ya se reconciliaron y no debería serte infiel con Harris?

-Se llevan bien -comentó Mike. Dejó el celular en su caja y ante la mirada insistente de Gabriel, la guardó en su mochila. 

-Harris es un idiota.

-Y Wade también, por eso se llevan bien -comentó Julie, sin molestarse en bajar la voz cuando Wade se acercó. Él la ignoró y se inclinó, rodeando el cuello de Gabe con un brazo.

-No te preocupes, Gabe. Sabes que mi corazón es sólo tuyo.

-Aunque comparte su cuerpo con todo el mundo -murmuró Julie. Mike decidió no intervenir, sabía cuando Julie se proponía fastidiar y ésta era una de esas veces. 

-Pero el corazón es lo que cuenta -dijo él, apretando más el agarre al cuello de Gabriel. Éste se revolvió, tratando de soltarse.

-Suéltame, imbécil.

-Con gusto. Me voy a seguir compartiendo mi cuerpo por allí -le sonrió a Julie que bufó en respuesta. Gabriel río entre dientes y Mike le observó. El alivio era más que tangible en Gabriel y le alegraba, aunque la punzada de celos siempre estaba allí. Gabe notó su mirada y le sonrió, levantándose.

-¿No tienes más clases hoy?

Mike negó. Gabriel señaló a la salida y se levantó. Mike lo siguió fuera del comedor, tratando de no lucir muy ansioso mientras caminaban hacia el cuarto de Gabe y de no besarlo apenas entraron. Gabe se quitó la chaqueta que llevaba y esperó a que Mike dejara la mochila sobre la mesa del escritorio antes de rodearle la cintura con los brazos.

-Por favor, dime que no te vendrán a buscar, que no tienes que darle clases a Betty o algo así -murmuró, ocultando el rostro en el cuello de Mike. Éste negó.

-No, no esta vez -tiró del cabello de Gabriel, instándole a mover el rostro para poder besarle. Gabriel correspondió, abriendo los labios y dejando que Mike marcara el ritmo y le empujara hacia la cama. Se dejó caer de espaldas sobre el colchón.

-Ven aquí -ordenó. Mike miró la mano de Gabe que se acercaba a su entrepierna y se acariciaba por encima de la ropa y tragó saliva. Él no lograba ser tan extrovertido como Gabriel, aún se sonrojaba y le invadía la timidez cuando tenía que desnudarse.

-Ven aquí, Mike -repitió, esta vez desabrochando el botón del jean y bajando la cremallera. Disfrutaba más del rostro ruborizado de Mike que de la exhibición. Le sonrió, mordiéndose los labios y Mike se subió a la cama, con las rodillas a ambos lados del cuerpo de su novio. Gabriel cogió una de sus manos y la dirigió a su erección.

Mike gimió al sentir el miembro bajo sus dedos. Se inclinó para besarlo, mientras Gabe enredaba una mano en su cabello. La otra seguía en su entrepierna, acariciándose a sí mismo al mismo tiempo que Mike. Liberó su miembro, escuchando a Mike gemir nuevamente cuando empezó a masturbarlo. Era mucho mejor tocarse cuando sus dedos se encontraban con los de Mike, aunque ninguno seguía el ritmo del otro. Se encontró jadeando, alzando las caderas embestir en sus manos y tratando de desabrochar la camisa de Mike con la mano que tenía libre. Por una vez, fue Mike el que reaccionó y se separó. Se quedó de rodillas y se quitó la camisa, dejándola caer a un lado de la cama. Gabriel se incorporó para besarle el abdomen. Mordió levemente su piel, trasteando con el cinturón a la vez.

-¿Te gusta? -preguntó, cuando le bajó los jeans y empezó a tocarlo. Mike asintió. Llevó las manos hasta el borde de la camiseta que Gabe llevaba y tiró de ella. Gabriel levantó los brazos, dejándose desnudar.

Gabriel lo hizo caer en la cama, se quitó los pantalones y se movió hacia el borde de la cama, maldiciendo entre dientes mientras buscaba el lubricante. Al menos, Mike ya estaba desnudo cuando regresó. Se inclinó sobre el cuerpo de su novio, marcando un camino de besos desde su pecho, alentado por la manera en que las manos de Mike se aferraron a su cabello y lo empujaban hacia abajo. Cuando los labios de Gabe se cerraron en torno a su miembro, Mike dejó escapar un gemido estrangulado. Trató de no moverse, pero no pudo evitarlo. Gabriel se retiró y lo observó desde abajo, con una sonrisa de burla en sus labios.

-Por favor -murmuró Mike. Sintió un dedo lubricado entrar en su cuerpo y echó la cabeza hacia atrás, abriendo las piernas. Gabe se acomodó entre ella, descansando la cabeza en su hombro, respirando agitado.

-Me gustas -susurró Gabriel contra su piel, agregando un dedo más en el cuerpo de Mike.

-Gabe -sollozó Mike. Tenía una mano apretando las sábanas y la otra en la espalda de Mike y sólo quería tener a Gabriel dentro. Lo escuchó reír y abrió los ojos que había cerrado para mirarlo con el ceño fruncido, pero no pudo reclamar como quería. Gabe retiró los dedos, le tomó de los muslos y empujó dentro de su cuerpo, provocando que se arqueara y gimiera. Gabe deslizó los dientes por su garganta, mordiendo levemente. Mike le rodeó el cuello con los brazos, mientras sus gemidos subían de tono. Volvieron a besarse, Gabriel intentando mantener el ritmo para no terminar muy pronto.

-Dios -jadeó-. Mike, voy a...

-Sí, por favor -la voz rota de Mike lo llevó casi al límite. Mike metió una mano entre sus cuerpos para masturbarse y Gabe se dejó llevar, embistiendo y jadeando sobre su cuello. Se dejó caer sobre el cuerpo de Mike cuando terminó, sin dejar de besarlo. Llevó una mano hasta el miembro aún duro de Mike y lo acarició hasta que éste se arqueó, corriéndose entre sus dedos.

-Tenemos que hacer esto más seguido -dijo Gabriel, cuando recuperó el aliento. Se movió de encima de Mike, quién se mordió la lengua para acallar el gemido que le causó sentir el miembro de Gabe deslizándose fuera de su cuerpo.

-¿Más? -preguntó. Gabe estiró una mano, tanteó la cama y encontró su camiseta. La miró un momento mientras asentía y procedía a limpiar el estómago de Mike y el suyo.

-Quiero tenerte todos los días, Mike -le susurró al oído. Como esperaba, Mike se sonrojó, y desvió la mirada.

-Incluso si tuviera mi cuarto libre, estoy más ocupado que el año pasado... -Gabe le interrumpió con un beso.

-Lo sé. Pero no hables de clases por ahora, ¿sí?

Mike asintió. Se apoyó en su pecho y en poco tiempo, los dos estaban dormidos. No despertó hasta entrada la tarde. Se levantó de un salto de la cama, despertando a Gabriel, que lo observó buscar su ropa y meterse en el baño.

Gabriel bostezó y miró la hora en el reloj que llevaba en su muñeca. Ya eran las seis de la tarde y él no había avanzado ni una tarea.

-Mierda -dijo, levantándose. No se molestó en ponerse ropa, revisó su celular y encontró dos llamadas perdidas de su padre, lo que hizo que volviera a maldecir. Se metió al baño, miró a Mike desnudo bajo la ducha y se prometió que debían hacerlo allí en otra ocasión.

Ambos salieron de la ducha, Mike con la ropa que llevaba antes y una toalla en el cabello y Gabriel con una toalla amarrada en la cintura. Abrió el cajón de su armario, mirando camisetas y jeans con gesto crítico. Escogió una azul oscuro con el logo de Abercrombie y unos jeans, además de una chaqueta. Mike vio un trozo de papel volar cuando Gabe retiró la última prenda y se acercó para recogerlo. Regresó a la cama y se sentó en ella, mirando el papel que resultó ser una foto. Un Gabriel niño sonreía en ella, rodeado de sus padres y un muchacho que Mike supuso sería el hermano del que nunca hablaba. Todos estaban fuera de la mansión que él había conocido, sonriendo a la cámara.

Gabe se acercó a él. Vio la foto y frunció el ceño.

-Es una buena foto -dijo Mike, sin dejar de mirarla y sin notar la incomodidad de Gabriel.

-Es una foto vieja -replicó Gabriel.

-Tu hermano se parece mucho a ti -siguió diciendo. En realidad, el hermano de Gabe tenía el cabello rubio oscuro, más parecido al de Isabelle, pero ambos compartían los mismos ojos verdes.

-Sí, bueno -Gabriel cogió la foto de las manos de Mike, le dio un vistazo y éste notó la forma en que sus labios formaban una línea severa mientras lo hacía. No había visto esa foto en años, tenía nueve cuando la tomaron. Vio la sonrisa de su hermano y la hizo una bola, dispuesto a tirarla a la basura.

-¿Qué haces? -se extrañó Mike. Se levantó, tratando de coger la foto de las manos de Gabriel, quién regresó a verlo, encogiéndose de hombros.

-No es importante. Es una foto vieja -dijo.

Su voz no dejaba notar ningún sentimiento. Mike apoyó una mano en su antebrazo, sin saber si debía decir algo o no. Sólo era una foto y Gabe podía hacer con ella lo que quisiera. Bajó la mano y se volvió a sentar en la cama, mirando como Gabriel se acercaba a la papelera y dejaba caer la foto en ella. Se giró hacia Mike, buscando algo que decir para alejar la tensión-

-Desapareció el año siguiente a eso -dijo. Mike lo miró, sin interrumpir-. Mi mamá murió, él se fue. No sé a dónde. La noche en que se fue, estaba con Wade en el cuarto. Se quedaba conmigo todo el tiempo luego de lo de mi mamá.

Gabe se sentó al lado de Mike en la cama. Evitaba hablar de esas cosas, intentaba no recordarlas. Suspiró, antes de seguir.

-Vino a vernos. No habían pasado ni dos semanas y estuvo allí, jugando con nosotros cuando nunca lo hacía porque éramos muy niños para él. Casi nunca estaba en casa, era el mejor en todo lo que hacía y disfrutaba mucho de la atención. Si no estaba aquí, en el colegio, estaba en campamentos, en cualquier cosa que pudiera aprender y ganar elogios. A pesar de eso, era mi hermano. Sabía que tenía que volver a casa, y podría molestarlo o sólo verlo... se quedó con nosotros hasta que Wade empezó a dormirse y luego salió del cuarto, y a la mañana siguiente no estaba. Y no regresó.

Gabe bajó la cabeza, sus labios esbozaron una sonrisa, antes de volver a mirar a Mike.

-Por lo que a mí respecta, sólo tengo un hermano. Y no es ése que está en la foto.

-Perdón -dijo Mike. Lo besó antes que Gabe contestara. Éste se separó y le acarició la mejilla.

-Tengo tareas que hacer -dijo. Mike asintió, sabiendo que lo mejor era dejarlo a solas. Volvió a besarlo, sólo para no sentirse tan mal por hacerlo hablar de algo que era obvio no quería recordar.

-Al menos, ahora puedo llamarte -bromeó. Gabriel asintió y se levantó, caminando hacia el escritorio. Mike hizo lo mismo, cogió su mochila y se dirigió hacia la puerta.

-Te veo luego -se despidió. Gabriel asintió, sin contestar.

Mike cerró la puerta y apoyó la cabeza contra la pared, molesto por la forma en que habían terminado las cosas. Y todo por recoger un papel en el suelo. No permaneció lamentándose mucho tiempo, aún tenía que hacer tareas.

---

-Hey, ¿qué pasó? -preguntó Wade, al entrar al cuarto-. Mike anda por allí con una cara de pena que hasta a mí me dio lástima.

Se acercó al escritorio en el Gabriel escribía, esperando una respuesta.

-Nada -dijo éste-. Estamos bien.

Wade enarcó una ceja, antes de apoyar un brazo en la cabeza de Gabriel.

-Permíteme recordarte que paso la última vez que me mentiste de forma tan descarada.

-No me digas que ahora tendré que contarte cada cosa que me pase, por favor -contestó. Wade se sentó en el escritorio, asintiendo-. ¿También puedo hablar de sexo?

-Vale, no todo -admitió Wade-. Pero, en serio, ¿qué pasó con Mike?

-Encontró una foto mía con mis padres y Liam. Quiso saber porque quería botarla y se lo dije -resumió Gabriel. A Wade, a pesar del tono monótono de la voz de su amigo, no se le paso por alto su incomodidad.

-Eso explica todo -asintió. No había mucho que decir cuando el tema era la familia de Gabriel y la desaparición de su hermano. Wade bajó del escritorio y se metió en la cama, cogiendo antes un libro de su biblioteca personal. Gabriel se levantó poco después y se acostó a su lado -. ¿Te vas a poner cariñoso otra vez?

-¿Alguna vez piensas en Liam? -preguntó, ignorando a Wade. Éste dejó el libro a un lado.

-Antes sí. Cuando se fue. Luego... bueno, nunca fui muy cercano a él.

-Yo también, o sea al principio. Pero ahora, estaba pensando... -Gabe se giró, apoyando su rostro en una mano para poder mirar a Wade-, ¿qué pasa si tenía algo que ver con lo que pasó a mi mamá? Recuerdo que estaba triste, pero no destrozado.

Se ahorró el “como yo” que pensaba decir, pero Wade lo sobreentendió.

-No se me había ocurrido. Da igual, no podemos hablar con él. Ni con mi tía.

Gabriel chasqueó la lengua. Pensar no servía de nada, suponía.

-Me hubiera gustado verla, al menos. Y saber qué mierda pasó para que todo terminara así.

-Tu padre es un criminal -dijo Wade, divertido.

-No le veo el chiste -replicó Gabriel. Wade soltó una carcajada, que provocó que Gabe ahorrara las ganas que tenía de ahogarle con una almohada. A veces era difícil entenderlo.

-Estuve leyendo el caso de Garton. Te apuesto lo que quieras que ese tipo era inocente. Es raro, primero defendía su inocencia y luego se declara culpable y se suicida. Lo que parece claro es que no podemos hablar con nadie que sepa algo de tu padre. Están mis padres, pero seguro están metidos en lo que sea que mi tío tenga las manos metidas.

Gabriel pensaba lo mismo, y no era la primera vez que lo hacía. La desaparición de su madre, la muerte del padre de Alan, y quién sabe qué más cosas.

-¿Qué has pensado hacer con tus padres? -preguntó, cambiando el tema.

-No sé. Igual, deben mantenerme hasta que cumpla la mayoría de edad y les interesa mucho su imagen para dejarme por libre ahora. Ya estaba estudiando y mejorando mis notas y todo eso. Sigo sin tener intenciones de tener algo que ver con las empresas Lorenz.

-Sigues sin tener intenciones de nada -comentó Gabriel. Wade asintió.

-No todos tienen objetivos tan claros como los tuyos, hermano.

-Cuando tengas tiempo, ¿me haces un favor? -Wade asintió-. Busca cualquier otro caso en el que una de las empresas de mi padre esté involucrada. Lo que sea que encuentres, si es que lo haces.

-¿Por qué no lo haces tú?- preguntó Wade.

-Porque regreso a mis actividades del consejo. Ya no estoy castigado por pelearme contigo.

Wade río. La marca de los dientes de Max seguían aún en su pierna y había decidido dejarlas allí, en vez de usar algo que borre la cicatriz. Al menos, podría inventar alguna interesante historia sobre ella.

-Mi pierna siempre lo va a recordar -bromeó. Gabe bajó de la cama. Hace mucho que no pensaba en su hermano, pero parecía que ahora no podía detenerse. Se puso un pijama, y se metió en la cama, preguntándose dónde estaría. 

Notas finales:

Esto... no sé si publique la próxima semana, así que si no hay capítulo, no se asusten, sólo estaré recargando energías (??)

Nos vemos, dentro de una o dos semanas. 


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