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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Holas de nuevo. 

La vez pasada no contesté los reviews, lo haré hoy. No estaba de muy buen ánimo... y pues... tampoco tenía mucho ánimo para escribir, pero creo que si lo dejaba de hacer, sería peor. 

Tenía pensado hablar un poco sobre la situación que paso, pero sigo sin tener ganas y hablar es... no sé...

Anyway, nuevo capi, algunas notas al final. 

Capítulo 47

 

Gabriel abrió los ojos al sentir los golpes en la puerta del cuarto. Era sábado en la mañana y no quería levantarse tan pronto. Se cubrió con la sábana, tratando de ignorar el ruido.

-Wade, abre -rezongó, sin moverse. Cuando no recibió respuesta, se levantó, restregándose los ojos y miró a la cama vacía de su amigo. No lo había sentido irse. Se preocupó un instante, antes de recordar la mujer de la que Wade le hablara. Debía haber ido a verla. Se levantó de la cama descalzo y abrió la puerta, conteniendo un bostezo.

Se sorprendió al ver a Katherine en la puerta y se apartó para dejarla entrar.

-Disculpa por molestar -dijo ella, jugando con sus manos. Gabe se sentó en la cama, asintiendo, deseando regresar a dormir.

-¿Qué quieres? -preguntó. Katherine no pareció molestarse por la brusquedad de la pregunta.

-En realidad, no estoy segura si decírtelo a ti o a Ericka. O a Kristy -murmuró.

-Díselo a alguna de ellas, y déjame dormir -espetó Gabe, volviendo a acostarse. Kathy se acercó a la cama, enfurruñada.

-¡No seas así! ¡Somos amigos!

Gabe la miró, enarcando una ceja.

-Lo que sea, dime qué quieres de una vez.

-Que me ayudes con Luke.

Gabriel pensó un momento, hasta que recordó. Luke, el capitán del equipo de futbol, y novio de Katherine. No entendía cómo podía ayudarle, y no pudo descubrirlo porque la puerta volvió a sonar, y esta vez, cuando Kathy abrió, fue Mike el que entró.

-Buenos días -saludó. Gabe saltó de la cama, pasando las manos por su cabello en un intento por arreglarlo.

-Espérame un momento -dijo, sonriendo y caminando hacia el baño. Mike lo observó, divertido, antes de volverse a Kathy.

-Yo me voy -contestó ésta, desanimada. Sólo viendo el cambio de actitud de Gabriel, supo que no le prestaría atención a nada que tuviera que decir-. Si Gabe te pregunta, no era nada.

Mike asintió, aunque no entendía.

-¿Dónde está Katherine? -preguntó Gabe, cuando salió del baño.

-Se fue -contestó Mike, desviando los ojos de la puerta, que miraba desde que Kathy saliera tratando de encontrar respuesta para su inusual comportamiento desanimado-. Me dijo que te dijera que no era nada.

Gabriel se encogió de hombros, sin darle demasiada importancia.

-Qué chica más extraña -murmuró, acercándose a Mike-. No es que me queje, pero, ¿qué haces aquí tan temprano?

-No nos hemos visto esta semana -dijo Mike, mirando sus manos-. Y, bueno...

Gabriel sonrió, estirando la mano para bajar la cremallera de la chaqueta de Mike.

-¿Y? -preguntó, esbozando una sonrisa. Mike no era tan tímido como antes, pero aún tenía problemas para expresar lo que quería. Y Gabe nada le gustaba más que escucharlo admitir que lo deseaba-. ¿Quieres que me toque de nuevo, como antes?

Mike alzó la cabeza, sorprendido. No podía negar que una parte de su mente estaba pensando en eso, pero sólo quería pasar algo de tiempo con Gabe. No había llegado pensando en nada sexual. Antes de poder responder, Gabriel ya le estaba besando el cuello, jugando a la vez con la cremallera de su chaqueta, y aunque la intención de Mike no era esa, no pudo evitar subir sus manos a los hombros de Gabe cuando éste metió una mano debajo de su camiseta, a la par que besaba sus labios.

El sonido del celular hizo a Gabriel maldecir, mucho más cuando Mike dejó de tocarlo para buscar el aparato en sus bolsillos.

-Sólo di que no estás disponible -pidió, cruzando los brazos en un gesto de molestia. Mike contestó, sonriendo.

-Mike, sé qué estás ocupado, pero, ¿podrías ayudarme? -Julie habló antes que Mike pudiera saludar, incluso. Éste asintió, extrañado de que ella lo llamara. Julie había viajado a ver a su madre, después de todo. 

-¿Qué pasa? -preguntó.

-Es muy estúpido, pero... perdí la tarea que tengo que presentar para Lengua. ¿Puedes revisar en mi computadora y ver si tengo algún respaldo? Por favor, Mike.

-Claro -dijo él. Sabía que no podían dejar de presentar tareas, no si querían conservar la beca. Observó el ceño fruncido de Gabe, pero  no se inmutó-. Te avisaré si encuentro algo.

-Espero que sí, porque mi mamá se enojará si ve que hago tareas allá. Pensará que la estoy esquivando, y me echará una bronca...

-No te preocupes, Julie. Te llamaré luego.

-No me digas que te vas a ir -refunfuñó Gabriel.

-Lo siento -Mike volvió a guardar el celular-, Julie necesita un archivo que perdió. No me voy a demorar mucho.

-Debería tener prioridad.

Mike se estiró para besarlo, tratando de apaciguar su mal humor.

-No te enfades. Podrías acompañarme mientras lo busco.

-No -dijo Gabe, enfadado. Hizo un mohín que lució adorable a los ojos de Mike, y tuvo que morderse la mejilla para evitar sonreír-, ve y haz lo que te pidieron. Volveré a dormir.

-Podrías hacerlo después -insistió, cuando vio que Mike no pensaba quedarse.

-No puedo -dijo éste-. Si no encuentro el respaldo, Julie tendrá que hacerlo de cero. Es mejor que lo sepa cuanto antes.

-Vale -Gabriel se dejó caer en la cama, malhumorado. Mike salió, sin decir nada más, a sabiendas que sería ignorado. Se sentía mal de dejarlo allí, pero Julie era su amiga, le ayudaba con sus tareas de español y si necesitaba ayuda, debía dársela. Y no era para tanto, pensaba. Miraría en la computadora y regresaría, no le llevaría mucho tiempo como para que Gabe se enojara. Aunque, en secreto, le encantaba que se enojara por no poder verlo.

---

Ericka se detuvo al pie de las escaleras de la entrada, frunciendo el ceño. No había visto a Katherine en todo el día, justo en el momento en que necesitaba de su optimismo para no pensar que todo lo que hizo la noche pasada con Bryan fue un error. Tampoco contestaba el celular. Escuchó los ladridos del perro y miró a Gabriel, ocupado en bañarlo con una expresión enfadada en el rostro. Sin nada más que hacer, se acercó a él, cuidando de mantener la distancia. Como siempre, el perro gruñó al verla y al hacerlo, advirtió de su presencia a Gabe.

-Buenos días -saludó él, pasando una esponja por el lomo del perro que se sacudió, mojándolo en el proceso. Al contrario de lo habitual, Gabe se limitó a resoplar en vez de reírse.

-Hola. ¿Te pasó algo?

-Fui tirado por un favor para Julie -Ericka ladeó la cabeza, hasta que comprendió.

-Oh, Mike. Pensé que el chico te prefería sobre todo.

-No todo -gruñó él-, y cambiando de tema... es extraño que no te hayas quejado todavía del conserje.

-¿Te lo contó? -Ericka bufó, aunque no estaba sorprendida-. No he tenido tiempo para “quejarme”. ¿Qué tiene de especial esa cabaña, de todas formas?

-Nada. Un par de palos de madera que ya deberían caerse. No es interesante -Gabriel alzó la vista, fijando sus ojos en su amiga-. Al menos, no tanto como verte al lado de ese chico otra vez. ¿Se llamaba Bryan?

-¿Acaso te importa? -preguntó Ericka. También esperaba eso, era una de las razones por las que no había intentando hablar con él los últimos días. 

-¿Estás saliendo con él? -como respuesta, Ericka frunció el ceño y Gabriel negó con la cabeza-. Sabes que eso está mal en muchos niveles, ¿verdad?

-¿Como lo tuyo y Mike? -refutó ella-. Bryan no es tan diferente a tu novato.

-Es diferente -afirmó él-, y lo sabes.

-No, no lo es. La única diferencia es que siempre mides las cosas diferentes cuando se trata de ti.

-No es por eso. Y tú lo sabes -repitió. Le dejó caer el último chorro de agua a Max y dejó que se alejara corriendo y sacudiendo la cabeza-. Las cosas son diferentes para los hombres y las mujeres, y aunque te moleste, sabes que es así. Y se supone que tú lo entiendes mejor que yo.

Ericka hizo el ademán de irse, pero Gabe la detuvo sosteniéndola por el brazo.

-Escúchame. Si mi papá descubre lo mío con Mike, será un problema, pero no tanto. A él probablemente le bastaría con saber que no hago de chica y que me siguen gustando las mujeres. Pensará que estoy experimentando, o alguna cosa así. Pero si descubre que tú te has acostado con un simple empleado, pensará que no eres más que una tonta que se deja manipular por un par de palabras bonitas y que se abre de piernas con el primero que se le cruza.

Ella se soltó y le dio una bofetada, temblando de ira. Gabriel no se inmutó.

-No es lo que yo piense lo que importa -siguió diciendo-. Es como lo toman los demás. Lo que verán los demás si saben que estás con él. Pensarán que eres débil, sabes que es así. 

-Hay veces en que no estoy muy segura qué es lo que piensas en realidad -dijo, apretando los dientes. Pero, a pesar de eso, sabía que era cierto. Betty fue humillada por acostarse con Wade. Si ella argumentaba el “gustar” para justificar su relación con Bryan, le iría mucho peor. Pero no entendía porque no podía salir con quien quisiera y seguir siendo quien era y seguir siendo juzgada por lo que era.

-Gracias por el consejo -murmuró-. Me cuidaré que nadie se entere. Apenas que quieras contarlo.

-No haría eso.

Ella le dirigió una sonrisa tirante antes de marcharse y Gabriel suspiró, agobiado. Sintió a Max restregarse contra su pierna y se agachó para acariciarle el cuello. Al menos, el perro no era tan difícil de tratar como las personas.

---

Mike entró al comedor, suspirando. Solucionar el problema de Julie le tomó más tiempo del necesario, al no encontrar el archivo de respaldo y escuchar a medias por el celular una discusión entre ella y su madre. Al parecer, intentando convencerla de aceptar que Lorenz la reconociera como hija. Considerando que no estaría de ánimo para hacer tareas, se ofreció a ayudarla, pero ella sólo aceptó que le buscara el temario y se lo mandara por mail. Entre llamadas y llamadas, se demoró un par de horas y no había encontrado a Gabriel por ningún lado desde entonces. No estaba en el patio, ni en las gradas del gimnasio donde solía dormir o en la azotea. Mike suspiró, con la bandeja de almuerzo en sus manos y  se sentó en su lugar habitual. Le había mandado un par de mensajes también, pero no obtenía respuesta. Sólo le quedaba esperar que apareciera en el comedor.  No fue Gabe quien apareció, sino Susan, que sonrió al verlo y se sentó a su lado. Ella había dejado de molestarlo, ocupada como estaba con el club de ajedrez y al parecer, demasiado satisfecha con los resultados como para dedicar tiempo a Mike, algo que éste agradecía.

-Qué extraño que estés solo -dijo, tamborileando los dedos en la mesa.

-Podría decir lo mismo de ti -contestó Mike. Siguió comiendo sin prestarle importancia. Con Susan, era peor si demostrabas alguna clase de reacción.

-Yo no soy tan apegada a mis amigas como tú y Gabe, eso puedo asegurártelo -Susan pasó una mano por su cabello, arreglando un par de negros mechones que ya empezaban a crecer y le caían por el rostro-. Aunque tal vez ustedes ya no sean tan cercanos, según lo que he escuchado.

A pesar de no querer darle el gusto de verse afectado, Mike no pudo evitar levantar la cabeza, confuso. Ella respondió a la pregunta antes que él la formulara.

-El último rumor dice que el heredero de los Barnett es novio de una muy guapa muchacha y compañera de clases, aunque su familia no sea la mejor. Y que fue a la última fiesta con ella.

-¿Katherine? -preguntó Mike, sin poder evitar la sonrisa. Si había alguien del que nunca creería que estuviera con Gabe, era ella. Solía ser amable con él, tenía una gran ilusión por el romance y, en todo caso, Gabe la trataba como a una hermana pequeña algo tonta-. Si quieres hacerme sentir mal, no te estás esforzando lo suficiente.

-Sí, yo también pensé eso cuando me lo dijeron. Imposible -dijo ella, apoyando el rostro en una de sus manos, reflexionando-. Pero entonces, Luke terminó con ella y empecé a dudar. Aunque, claro, no tiene que significar nada que Katherine rompa con su novio días después que ella y Gabe fueran a una fiesta, ¿verdad?

Susan se levantó, le dirigió una última sonrisa y se alejó, tarareando entre dientes. Mike sacudió la cabeza. Ella no era más que una instigadora, sabía que le encantaba fastidiarlo. Y sabía que Gabe no lo engañaba, menos con Katherine. Sin querer, recordó que la había encontrado esta mañana en su cuarto y que parecía deprimida. Pero eso no tenía que significar nada, ¿verdad? Miró a Susan, que conversaba con Elizabeth y Kristy y exhaló. No podía dejar que ella le influenciara.

Cuando terminó de comer, fue hasta el cuarto de Gabriel, pero nadie respondió y caminó desanimado hasta el suyo. Alan no estaba allí y por un momento, Mike deseó que regresara de dónde fuera que estuviera. Al menos, tendría alguien con quien hablar. Miró el celular, sonriendo al ver que al fin Gabriel le había contestado y casi al instante, la puerta sonó.

-Disculpa, estaba paseando a Max -dijo Gabriel, mientras entraba.

-No importa. Me demoré un poco más de lo que pensaba -Mike bajó la cabeza, jugando con sus manos-, y creo que dañé un poco el día.

-Está bien -dijo Gabriel, pasando de largo y sentándose en la cama. Se quitó la chaqueta, estirando los brazos-. Max tiene cada vez más energía, casi no puedo seguirle el ritmo.

-¿Fueron al bosque? -preguntó.

-Sí. ¿Lograste ayudar a Julie?

Mike asintió.

-Era una tarea importante y parece que no tendrá tiempo para hacerla mientras esté en tu casa.

Gabriel chasqueó la lengua. Que Julie aceptara el apellido Lorenz era el primer paso para nombrarla heredera, sabía que su madre intentaría convencerla. Ella la única persona que podía hacerla ceder. Aún no sabía si le gustaba la idea, y menos le gustaba la indiferencia de Wade con el tema. Y algo le decía que tener el mismo apellido, iba a alejarlos más que a unirlos.

-Supongo que decidir si aceptar o no el apellido le afecta lo suficiente para perder tareas -comentó. Mike lo miró, parpadeando.

-¿Sabías eso?

-Mi papá me lo comentó. Ella no aceptaría, pero...- Gabe se dejó caer en la cama, son los brazos estirados- ...la única que puede convencerlo de eso es su madre.

Mike se acostó a su lado, apoyando un codo en el colchón y la cabeza en su mano.

-¿Y qué piensas que debería hacer? -preguntó. Recordó la manera en que Edward Lorenz había hablado de Julie, y la manera en que fingió que no tenía más hijos que ella. Considerando que Gabriel era el mejor amigo de Wade, dudaba que estuviera de acuerdo.

-Él es su padre. Julie tiene todo el derecho a llevar su apellido.

Gabriel giró la cabeza, para ver a Mike. Hablar de Julie era lo que menos quería ahora, en especial porque lo ponía de mal humor. Si Edward no planeara reemplazar a Wade con ella, a él no le importaría que la reconociera, pero no era así. Esbozó una sonrisa que esperaba luciera real y estiró una mano para tocar la mejilla de Mike.

-No hablemos de eso. Pensé que podríamos pasar algo de tiempo juntos.

-Ya estamos pasando tiempo juntos -replicó Mike, tomando la mano de Gabe con su mano libre y llevando la palma a sus labios-. Estamos aquí, juntos. Y el tiempo pasa.

-Esperaba que usáramos el tiempo en algo más -murmuró Gabe. Mike sonrió, bajando la mirada. No podía negar que estaba esperando por eso, también, en especial porque no había podido tener más que un par de besos en toda la semana. Soltó la mano de Gabriel y se acercó para besarlo. Gabriel se dejó hacer, suspirando cuando Mike acarició su cabello y lamió sus labios. No hizo nada por apresurar las cosas y se limitó a enroscar sus dedos en el cabello de Mike, esperando porque él tomara la iniciativa. Mike fue lentamente acercándose, hasta quedar sobre Gabe, las manos en la cama, dejando besos suaves en la boca de Gabe. Se extrañó cuando no lo sintió moverse, ni hacer intento alguno por desnudarlo, como solía hacer, y adivinó sus intenciones cuando dejó de besarlo y observó la falsa expresión inocente en su rostro. Sin poder evitar sonrojarse, Mike dirigió los besos al cuello de Gabriel, mientras sus manos se movían al borde de su camiseta y tiraban de ella. Gabriel se arqueó para poder quitársela y volvió a quedarse quieto, gimiendo hasta que se cansó del ritmo lento de Mike y cogió su cabello para jalarlo de nuevo hacia su boca.

-Estoy a punto de creer que no quieres esto tanto como yo -susurró, lamiéndose los labios y llevando una mano hasta la entrepierna de Mike. Éste negó.

-No es eso -respondió. Gabriel besó su cuello, mordiendo levemente la piel-. Sólo quería ir lento.

-Y yo sólo quiero hacerlo -Gabe soltó una risa sobre su piel-. Ya.

Mike se separó, sólo para quitarse la camiseta y desabrochar sus jeans, ansioso de repente. Gabriel cruzó los brazos detrás de su nuca, sonriendo.

-No sé tú, pero yo estoy a favor de un espectáculo -Mike abrió la boca, pero no logró decir nada. Gabriel notó su incomodidad y se incorporó, suspirando-. Estoy bromeando. Te quiero, y ahora te deseo más que a nada.

-Yo también -contestó-. Es sólo... es un poco... vergonzoso.

Gabriel ladeó la cabeza, observando el cuerpo semidesnudo de Mike. No es que tuviera músculos y el andar siempre con sudaderas, hacía que su piel fuera pálida. Alzó la mano, acariciando la piel desnuda, recorriendo el abdomen de Mike.

-No entiendo qué es vergonzoso -Mike no respondió. Gabriel alzó la cabeza, observando su rostro sonrojado, y más que eso, el leve disgusto en su mirada-. Tú no lo eres.

Mike se limitó a encogerse de hombros. Discutir de su atractivo con Gabe no era su idea de un buen plan. Gimió cuando sintió la lengua de Gabe en su piel.

-No quiero hablar de eso -murmuró Mike. Lo besó antes que Gabriel pudiera responder, y éste cambió las posiciones, asintiendo.

-Como quieras.

---

-¿Qué te pasa? -preguntó Ericka, observando a Katherine ir y venir en el cuarto. Ella estaba sentada frente al tocador, trenzando su cabello.

-¿No has escuchado los rumores? -preguntó a su vez Kathy. Ericka negó. Después de su discusión con Gabe, el día anterior, había ignorado a casi todos, sumida en sus pensamientos, y se había pasado el tiempo entre su cuarto y la biblioteca, en donde era improbable encontrar a alguien los fines de semana-. Melanie le ha dicho a todo el mundo que Gabe y yo salimos.

-¿Melanie? -preguntó, terminando de amarrar la trenza y girándose en la silla.

-Sí, ella. Cuando fuimos a esa fiesta, asumió eso... ¡y ahora me entero que se lo ha dicho a todo el mundo! -Katherine apretó los dientes. No era eso lo que la tenía tan enfadada, sino que su propio novio no confió en ella y le reclamó por los rumores -. La hermana de Luke se lo contó, y él pensó que era cierto.

-¿Y le explicaste la verdad?

-¡Sí! -exclamó ella-. ¡Me trató de zorra! ¡No me vino a preguntar si era cierto, me vino a reclamar! ¡No pudo confiar ni siquiera un poco en mí!

Katherine bajó la cabeza y apretó los labios, dejando que el cabello cubriera su rostro.

-Le podrías decir a Gabriel que vaya a aclararle las cosas.

-Fui ayer a hablar con él -murmuró Kathy-. Pero ya sabes cómo es, me trató de “no me molestes, Katherine”, y luego llegó Mike, y decidí no decir nada. No me iba a hacer caso de todos modos.

Ericka frunció el ceño, negando con la cabeza.

-Gabriel tiene esa costumbre, de asumir que sus sentimientos son más importantes que los del resto.

Katherine ladeó el rostro, confusa. Ahora que lo notaba, Ericka parecía casi tan enfadada como ella.

-¿Pasó algo con Gabe?

-Discutimos -contestó, de forma escueta. Kathy enarcó las cejas-. Por Bryan. A Gabe le parece que no debería tener nada que ver con él.

Ericka se revolvió en la silla incómoda, pero Kathy sonrió, en cambio, casi a punto de dar saltos.

-¿Entonces tú y él? ¿Desde cuándo? ¿Y por qué no me lo contaste?

-Regresé el viernes y lo vi. Quería contarte, pero no estabas...

La expresión de Katherine se ensombreció. Se sentó en la cama, con las manos en las rodillas y la  mirada baja. Aquella noche fue a ver a Luke, decidida a pasar algo de tiempo con él, y se habían acostado antes que él le reclamara por los rumores. Más que los insultos, le dolía el que hubiera esperado a acostarse con ella para reclamarle. Ericka se acercó a ella y le apartó el cabello del rostro. Katherine desvió la mirada. Había dormido con él, y sólo por eso, Luke creyó que también podía hacerlo con Gabriel. Como si hacerlo con una persona, significara que pudieras acostarte con cualquiera. Se restregó los ojos, decidida a no llorar.

-Dormí con él. E insinuó que tal vez hice lo mismo con Gabe.

-Es un idiota -murmuró Ericka. La abrazó, sin saber que más decir-. ¿Sabes? Gabriel también es un idiota, pero si se lo cuentas, encontraría la manera de darle un susto, y no sólo aclararle las cosas

Katherine escondió el rostro en su cuello y río. Una parte de ella, quería dejar el malentendido atrás, que Luke entendiera que no había nada entre ella y Gabe y la otra, sólo quería alejarse de él y llorar.

-No quiero que esto afecte lo tuyo con Bryan -dijo, sinceramente-. No quiero que pienses que todos los chicos son unos idiotas o algo así.

-Bryan es un poco idiota -murmuró Ericka, divertida. Acarició el cabello de Katherine, intentado darle consuelo-. ¿Piensas terminar con él?

-¿Crees que si lo hago pensará que me seguiré acostando con Gabe?

-Creo que él puede pensar lo que quiera. No es tu culpa si le explicaste y no te creyó.

-¿Porque no pudo creerme? -Katherine se deslizó en la cama, hasta que apoyó la cabeza en las piernas de Ericka. Ésta siguió acariciando su cabello, sin saber que más decir. No era buena consolando a la gente, ni siquiera había sabido qué decir cuando se enteró que la madre de Gabe estaba viva, mucho menos ahora, cuando se trataba de un tema que siempre había considerado menos serio. Se preguntó cómo reaccionaría si Bryan la engañaba o la decepcionaba de alguna forma y sacudió la cabeza al sentir la desazón recorrerle el cuerpo.

-Te mereces algo mejor -dijo, por decir algo. Katherine soltó una leve risa, pero no contestó. Ericka la movió lo suficiente para poder acostarse ella también en la cama, y la rodeó con los brazos, escuchando sus sollozos ahogados. Si no podía decir nada, al menos estaría allí hasta que Kathy se calmara.

---

Teresa se sentó en la cama, observando al muchacho frente a ella. Suspiró. Le había robado lo poco que le quedaba de inocencia y eso siempre la torturaría. Recordaba a ese niño, la soledad en sus ojos, el dolor, y la forma en la que se enfocó en ella para olvidar. Debió alejarlo, o al menos no acostarse con él. Pero aquí estaba de nuevo.

Wade se acercó a ella, lamiéndose los labios y posó una rodilla en la cama, antes de llevar sus manos a su blusa y desabrochar un botón.

-Pensé que habías venido para hablar -dijo ella.

-Es cierto -admitió Wade-, pero temo no estar de humor luego.

Ella posó una mano en su rostro, dejando su culpa de lado. No podía cambiar las cosas. Que Wade siguiera viniendo a ella le sorprendía, sin embargo. Podía conseguir, y si no pagar, a quien sea.

-Hablemos primero -dijo, retirando la mano que él había posado sobre su pecho. Wade hizo un mohín, pero aceptó. Se alejó y jaló una silla para sentarse al revés, apoyando la cabeza en el espaldar.

-¿Recuerdas que te hablé de Marissa? -Teresa asintió-, ¿puedes contarme más?

-No hay mucho que decir de ella -contestó. No veía a Marissa hace años-. Era un poco cerrada con sus cosas.

-No me interesa saber de su familia -dijo Wade, decidiendo ir al punto-. ¿En algún momento vendió drogas?

Teresa abrió los ojos, sorprendida.

-¿Cómo lo sabes?

-Me la encontré. La convencí que me contara parte de su vida, somos muy buenos amigos ahora y casi familia -ironizó él. Teresa frunció el ceño levemente, desaprobando su tono.

-¿Por qué quieres saberlo? -preguntó y contestó antes que Wade pudiera hacerlo-. Ahora me dirás que sólo tienes curiosidad. Si quieres saber, sí, lo hizo. Algunas chicas en este medio lo hacen, no es tan inusual.

-¿Nada más? -insistió Wade- ¿Algún detalle más?

Después de un momento en silencio, Teresa siguió hablando.

-Era un nuevo tipo, se hizo muy famoso en nuestro círculo. Yo sigo prefiriendo el cigarro, pero muchas... para muchas es difícil hacer esto y la droga ayuda. Nunca la probé, no sé cómo funciona. Y tampoco supimos de dónde venía. Sólo que ella la vendía, y unos meses más tarde, Marissa se fue, pero la droga se siguió vendiendo. Eso tampoco es extraño, seguro quién sea que se la diera consiguió a alguien más. Casi siempre la escuchó en bares y creo que es famosa en discotecas.

Wade encendió un cigarrillo, pensando.

-¿Cómo se llama?

-Crimson Spell -dijo Teresa, riendo-. Les ponen nombres muy imaginativos, estos días. Es por el color, una pequeña pastilla roja. Una chica me dijo que se parecía al LSD, pero quién sabe -se interrumpió, observando a Wade a través de sus largas pestañas-... dime que no estás interesado en drogas.

-Ya tengo la mía, y le soy fiel -dijo, mientras alzaba el cigarrillo-, sólo tenía curiosidad. No creo que sepas cómo se hacen y se comercializan nuevas drogas, ¿verdad?

-No, Wade -la voz de Teresa adquirió un tinte duro que hizo sonreír a Wade-, es imposible que sepa algo así. ¿No me dirás porqué estás interesado en algo así?

-¿Y conoces a alguien que la consuma o la venda? -cuestionó a su vez, ignorando la pregunta.

-¿Quieres hablar con un dealer? ¿Tengo que llamar a un médico?

Wade consideró el asunto un momento. Por más curiosidad que sentía, no quería meterse en problemas. Menos, hablar con gente que era susceptible a personas haciendo preguntas.

-No, no es una buena idea. 

Teresa se levantó de la cama y tomó el rostro de Wade entre sus manos, obligando a éste a levantar la cabeza para verla a los ojos.

-Escúchame, no te metas en eso. He escuchado lo que dicen, que está bien fumar un poco y luego dejarlo, pero he visto a esas chicas. He visto cómo terminan y lo que hacen para conseguir una pastilla más. ¿Por qué crees que en esos reportajes sobre putas en las calles, sus chulos siempre les dan drogas? Así las controlan.

-Yo no soy una prostituta.

-No, tú eres un niño. Y no me discutas en esto -agregó, al ver que Wade volvía a abrir la boca-. Eres un niño, incluso aunque te acuestes conmigo e incluso con todo lo que has vivido, no tienes ni la menor idea de cuán duras son las cosas lejos de tu mansión, de tu vida. Y no quiero que lo sepas. Promételo, Wade. No vas a salir de aquí a buscar una de esas drogas, no importa lo que te hayan dicho, o lo que sea que te esté llevando a preguntar.

Wade posó las manos en las palmas que Teresa aún mantenía en sus mejillas, y suspiró asintiendo.

-No te estoy preguntando por eso -dijo, suavizando su tono-. No tengo curiosidad por probarla.

La miró un momento, pensando si decirle la verdad o no. Sabía que ella era discreta, en su negocio debía serlo. Iba a fiestas, se acostaba con uno y otro que la trataban como un ser al que podían contarle cualquier cosa. Y, siendo sinceros, después de Gabriel, confiaba en ella.

-Mi padre fue quién le dio las pastilla a Marissa -dijo. No tuvo que fingir la amargura en su voz. Ella sólo entornó los ojos-. Por eso quiero saber. Parece que cada cosa que descubro de él me muestra que un hijo de puta más grande de lo que pensaba.

En respuesta, Teresa se inclinó y lo besó. Wade no esperaba esa reacción, pero no le sorprendió. Lo primero que ella vio en él fue su necesidad de afecto y la falta de sus padres. Teresa lo compensaba con sexo. Al principio, él había creído que era amor, pero no le tomó mucho entender que no era así. Aunque no lo admitiera nunca, a Wade le gustaba pensar que eran algo más. Amigos, o algo cercano a eso. Por encima de todo eso, gradecía que al menos ella se tomara el tiempo en tomarle un poco de atención y respondiera a sus cambios de humor. Odiaba pensarlo, pero su relación con ella era bastante edípica. Cuando empezó a desabotonarle la blusa, Teresa se levantó y caminó hacia la cama.

-Ven aquí, mi niño -bromeó, sentándose en la cama y apoyando las manos en el colchón.

-No empieces con eso -contestó Wade, esbozando una sonrisa. Se quitó la chaqueta y la dejó caer al piso, causando que ella bufara. Hizo lo mismo con su camiseta y cuando estuvo de pie frente a ella, Teresa alzó una mano, tocando su abdomen. Lo que le gustaba del paso de los años es que Wade crecía y con eso, disminuía su culpa por acostarse con él. Aunque le llamaba un niño, lo cierto es que su cuerpo ya no lo era. Lo observó, sonriendo, y Wade se lamió los labios, incómodo. La emoción que vio en su mirada se parecía bastante al orgullo, algo que había visto en sus padres muy pocas veces, y que en general, no estaba acostumbrado a recibir. 

-Vas a ser un chico muy guapo -murmuró ella, entre risas, subiendo la mano por el pecho de Wade.

-Por favor, ya soy un chico guapo -ironizó él-. Deberías ver mi club de fans.

Teresa metió los dedos en sus jeans y tiró de él para acercarlo. Posó su boca en la piel del abdomen de Wade, besando y lamiendo. Culpa o no, hacerlo con él era mejor que con sus clientes. Con ellos, era una actuación, ella era lo que ellos querían que fuera. Dulce, atrevida, paciente... según lo que ellos querían. Con Wade, era todo lo contrario. Era patético que se sintiera libre con un muchacho, pero era la verdad.

Wade jadeó. Teresa tenía las manos dentro de sus jeans, con la cabeza alzada hacia él y sonriendo mientras pasaba la lengua por su piel. Ella le tiró a la cama sin ningún tipo de amabilidad y Wade río.

-Pensé que estarías de peor humor después de ese discurso -dijo él, apoyándose en los codos para incorporarse a medias. Teresa le empujó hacia abajo, sentándose a horcajadas sobre él y Wade alzó una mano, tocando la piel debajo de su blusa. Le acarició un pecho, sonriendo al escucharla gemir.

-Te prometo que no siento ninguna curiosidad por probar esas drogas -murmuró, sabiendo que eso era lo que ella quería escucharlo.

-Espero que lo cumplas -Teresa se inclinó para besarlo. Wade enredó las manos en su pelo, elevando las caderas para rozarse contra la entrepierna de Teresa. Bajó las manos por su espalda, gimiendo cuando ella dejó su boca y besó su cuello. La hizo girar y se apoyó los brazos a ambos lados de su cabeza, observándola. Tocó los mechones negros de su cabello con dos dedos, su frente y sus labios que, sin el maquillaje, tenían un color rosa pálido. Le terminó de abrir la blusa y ella se arqueó para que pudiera desabrochar el sujetador. Cuando Wade se inclinó entre sus pechos, ella posó una mano en su cabello, recordando divertida lo mucho que se había sonrojado la primera vez que lo intentó. Ahora, sin embargo, ya no demostraba ningún tipo de aprehensión. 

---

Wade tecleó “crimson spell” en el buscador de su celular. Le había prometido a Teresa no involucrarse, pero esto era sólo averiguar algo más, no involucrarse. Las primeras páginas le dirigieron a unos pequeños artículos sobre la droga, pero no había mucho más. Supuso que debía buscar algún foro para saber algo concreto, pero buscar en la web no le daría las respuestas sobre su padre que él quería saber. Sintió la puerta abrirse y cerró el navegador, alzando la cabeza.

-¿Cuándo llegaste? -preguntó Gabriel.

-Hace unos minutos. ¿Por qué no estás con Mike?

-Julie llegó hace poco y fue a hablar con ella. Estaba un poco sensible.

-¿Julie? -Wade enarcó una ceja-. ¿Sensible?

-Su madre intenta convencerla para aceptar tu apellido -dijo Gabe, acercándose a la cama y quitándose la chaqueta. Miró a su amigo, a la espera de algún indicio que le indicara que pensara, pero éste se limitó a asentir, para luego quitarse la camiseta y estirar los brazos-. Entonces, ¿averiguaste algo?

-Sólo comprobé lo que ya sabía -contestó, abriendo el armario para buscar la camiseta que usaba como pijama-. Pero aún no sé porqué mi viejo estaba metido en eso.

-¿Algún día la conoceré? -Wade se dio la vuelta, sorprendido por la pregunta-. Me da un poco de curiosidad.

-No -contestó, de forma tajante. Gabriel frunció el ceño.

-¿Por qué no?

-Porque sería muy extraño -Wade terminó de ponerse la camiseta, y volvió a negar-. Deja de fruncir el ceño -dijo, acercándose y tocando la frente de Gabe, que lo apartó de un manotazo.

-¿Y Adriana no dirá nada porque vayas por allí, acostándote con otra?

-Ya te he dicho que lo nuestro no es así. Y estoy muy cansado, Gabe, hablamos mañana. 

Gabe asintió y se metió en la cama. Miró al techo, con los brazos cruzados detrás de la cabeza, preguntándose quién y cómo sería esa mujer. Si recordaba, hubo un momento en el que Wade dejó de ir tanto a su casa y a actuar con algo más de madurez. Dejó de llorar después de la supuesta muerte de Isabelle y pocos meses después, su carácter se volvió incluso más sarcástico y despreocupado. Tal vez esa mujer fue la razón. Miró la cama de su amigo, sabiendo que no obtendría ninguna respuesta de su parte. Decidió que no era tan importante y se levantó de la cama un par de horas después, sin poder dormir. Vagó por los pasillos y terminó sentado a los pies de las escaleras, mirando el cielo y envuelto en una chaqueta. Sonrió cuando notó que Max se acercaba a él y le acarició las orejas. El perro ladró y Gabe advirtió la presencia de otra persona, acercándose a la puerta. Se sorprendió al ver que era Julie vestida con un largo abrigo cubriéndole hasta la mitad de las piernas y unos jeans desteñidos. 

-¿Qué haces aquí? -preguntó, acariciando el cuello del perro para mantenerlo tranquilo. Ella se asombró al verlo.

-Podría preguntar lo mismo -contestó, arreglándose las gafas.

-No podía dormir -dijo Gabriel. Julie subió las escaleras y se detuvo a dos gradas de Gabriel. Se apoyó en el concreto, sonriendo.

-Yo tampoco -Gabriel la miró un momento, considerando si preguntar o no. Julie soltó un bufido.

-No he aceptado aún -dijo, a su no formulada pregunta. Gabriel enarcó las cejas-. Mi mamá quiere que me lo piense hasta el fin del curso. Ella está decidida a aceptar, pero ese hombre nunca fue mi padre.

-No te entiendo -Gabriel alzó la vista, ladeando la cabeza-. No necesitas aceptar que es tu padre, ni actuar bien con él. Sólo aceptar que te de su apellido y aprovechar su dinero.

-¿Es así cómo lo ves? -preguntó Julie, esbozando una leve sonrisa, a la par que negaba con la cabeza.

-¿Por qué no? De todos modos, tú eres la única a la que considera su hija -murmuró Gabriel. Julie dejó caer la cabeza hacia atrás, riendo con ganas.

-¿Y me odiaría más Wade si acepto? -preguntó, conteniendo la risa-. También podría fastidiarlo a él, de paso.

Gabriel no contestó.

-¿Y tú? -volvió a preguntar Julie- ¿Tienes alguna preferencia?

Gabriel sonrió. Si era por seguir las órdenes de su padre, debía estar de parte de Edward.

-Acepta -dijo. Julie dejó de reír. Se sentó a su lado, ignorando los gruñidos del perro.

-Pensé que estarías de parte de Wade.

-No estoy de parte de nadie -contestó Gabriel-. Me da lo mismo, si quieres la verdad. Pero lo cierto es que, independiente de lo que sientas por él, tendrías un mejor futuro que ese plan tuyo de irte con tu familia. Lo podrías tener todo. Cumplir lo que sea que quieras.

-Pero no lo tendría de la forma que quiero -Julie le dio una palmada en la espalda, antes de levantarse. Julie sabía que si sus padres decidían firmar los papeles, lo harían sin su aprobación o no. Al menos, agradecía que consideraran su opinión. Aún así, considerar su padre a Lorenz y llevar el apellido que odiaba, era algo inaceptable-. No espero que lo entiendas, de todas formas.

 

Notas finales:

No sé si habrá capi la próxima semana, depende de cómo escriba en el transcurso. 

Una cosa rara, mientras que las escenas entre Bryan y Ericka se me resisten, es muy fácil escribir las cosas entre ella y Gabe XD.

Bueno, nos vemos. En algún momento mis notas volverán a ser divertidas, i promise


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