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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola, gente. Primero que nada, la próxima semana no hay capítulo porque mi compu anda más para allá que para acá, y voy a tener que pasar un tiempo arreglándola. (Tiene ubuntu, y estoy sin internet -desde que debo ahorrar cada jodido céntimo u_u-, pero jodí las dependencias, no quiero instalarle windows, aunque no quede de otra. Asdf. Anyway. Ubuntu es genial, pero sin internet instalar cosas es medio imposible).

La otra razón... bueno, estoy entre deprimida y molesta. Estaba postulando a un mejor puesto de trabajo, no lo obtuve, a pesar de ser mi propio actual jefe haciendo las entrevistas... gracias, jefe... la vida real apesta y me explayaría, pero esto se pondría muy depresivo. Odio todo esto a veces.

Ok. A leer. Gracias a todos por comentar y leer, se les quiere :)

Capítulo 69

 

-Pensé que después de su cita estarías de mejor humor -Julie alzó el pincel, mirando el cuadro en el que intentaba pintar una puesta de sol. Era lo más fácil que se le ocurrió hacer, mientras acompañaba a Alan en el salón del club de arte, en el que él terminaba de dibujar, con un lápiz carbón, las curvas de una chica que al parecer se había ofrecido a modelar.

-No fue una cita -contestó Alan, deteniéndose un momento para admirar el resultado. Le gustaban los retratos, pero los dibujos en los que los músculos y la proporción eran necesarios no eran su fuerte-. Estoy un poco cansado de esto, ¿sabes? No sé cómo demonios me terminé fijando en él.

-Compartes cuarto con él y tienes que soportar toda su dulzura 24/7 -Julie esbozó una media sonrisa que se evaporó al ver que el naranja que intentaba pintar parecía rojo-. Creo que es bastante comprensible. Y sabes que no puede dejar de querer a Gabe de la noche a la mañana.

-Ya pasó bastante más de eso -murmuró Alan, cansado de escuchar lo mismo una y otra vez, aunque sabía que incluso si Mike se olvidaba de Barnett, no aseguraba nada. Tal vez no quisiera saber nada de nadie por un tiempo. El saberlo, sin embargo, no lo hacía más fácil de aceptar.

-Gabe fue su primer amor -justificó Julie-. Recuerdo que estuvo colgado por él desde la primera vez que lo vio. Le va a ser un poco difícil superarlo.

-Eso es justo lo que necesitaba escuchar -Alan suspiró, echándole un vistazo al cuadro de Julie-. Tu sol se está poniendo verde. Y estás desperdiciando los insumos del club.

-Este es un colegio de riquillos. No le afectará a nadie que gaste un par de pinturas -dijo ella, mirando la pintura que sí, se ponía verde. Bufó-. Quería pintar nubes.

-Nubes verdes -Alan esbozó una sonrisa burlona, y Julie lo amenazó con el pincel, pero no llegó a lanzarle pintura, como pretendía, porque la puerta se abrió, dejando ver a Mike.

-Me dijeron que estabas aquí -dijo, dirigiéndose a Julie-. Hola, Alan.

-¿Pasó algo? -preguntó ella, dejando los pinceles de lado para acercarse a Mike.

-Nada, en realidad -contestó él. Se acercó al taburete que Julie había estado pintando, con una mirada crítica en sus ojos-. Sólo te buscaba, ¿qué es esto?

-Es el intento de Julie de dibujar una puesta de sol -contestó Alan, sin desviar los ojos de su cuadro. Aún podía sentir la calidez de la boca de Mike, y temía que si lo miraba más de lo cuenta, acabaría pidiéndole otro beso.

-¿Por qué el sol está verde? -preguntó Mike. Alan giró el rostro para verlo y Mike le dirigió una sonrisa de complicidad.

-Es un misterio que trato de resolver -contestó él.

-Oh, vamos -reclamó Julie, indignada-. Olvidé pintar las nubes primero.

-Por cierto, Julie, ¿vendrás conmigo el sábado? -preguntó Mike-. Quiero ir a comprar un libro, mi mamá me mandó dinero.

Julie asintió. Mike solía leer en la biblioteca los libros que le pedían para literatura, pero siempre era bueno tenerlos para uno mismo y ella entendía eso.

-Hey, espera -Alan dejó el lápiz y se giró hacia Mike-. Pensé que saldríamos este sábado.

-Sí, lo haremos -asintió Mike-. Pero no creo que te guste ir a comprar libros, puedes alcanzarnos allá.

-No te preocupes, Alan -Julie sonrió, burlona-. Iremos antes y me iré para no interrumpir su cita.

Alan frunció el ceño, y Mike se sonrojó, bajando la vista a sus manos y jugando con ellas, incómodo.

-Entonces -Mike alzó la cabeza, decidiendo ignorar a Julie. Sería lo mejor que tratar de aclarar todo-. Nos vemos el sábado. Los dejo.

-Gracias, Julie -Alan recuperó el lápiz, negando con la cabeza-. Eso fue de gran ayuda.

-Vamos, no te enojes. La forma en que andan en un “ahora sí, pero luego no” es bastante divertida. ¡Al menos tengo que poder divertirme, los estoy soportando!

-¿Por qué mejor no consigues un novio? -sugirió él, causando que su amiga soltara una leve risa.

-No, gracias -negó-. ¿Aquí? ¿En West Lake? Nunca.

-¿Y qué acerca de una novia? -inquirió, esbozando una sonrisa de burla-. Betty es muy cercana a ti.

Julie lo miró, ladeando el rostro, antes de empezar a reír.

-Incluso si me gustaran las chicas, Betty sería mi última opción. Ella es tan pusilánime. Aunque ha mejorado, si no fuera aún detrás de Susan como un cachorrito, sería mucho mejor.

-Señoras y señoras, Julie, la reina de la amabilidad -ironizó Alan. Julie le dirigió un gesto grosero con la mano, antes de acercarse a la puerta.

-Te dejo con tu pintura. Y lo dije en serio, no voy a quedarme a ser el mal tercio en tu tiempo con Mike, cita o no.

-Aprecio tu consideración.

Alan volvió a la pintura apenas Julie cerró la puerta. Una parte de él se preguntaba si era correcto seguir saliendo con Mike, tenerlo cerca, incluso si no podía conseguir lo que quería de él.

---

Wade se quitó los audífonos al ver entrar a Mike en la biblioteca. Estaba vacía a esta hora, eran casi las seis de la tarde y él sólo estaba allí porque habían implementado unos sofás muy cómodos y porque no podía leer con los ladridos de Max en el cuarto. Se puso de pie, dejando el libro a un lado y caminó hasta llegar al lado de Mike.

-¿Buscas algo? -preguntó, apoyándose en el estante en el que Mike miraba nombres, con una expresión concentrada. Alzó la vista al escucharlo, encogiéndose de hombros.

-No te vi -murmuró, volviendo los ojos hacia el estante. Sacó un libro y se dirigió a una mesa. Wade lo siguió, un poco molesto por la obvia manera en que trataba de ignorarlo-. ¿Por qué me estás siguiendo? -preguntó, al ver que Wade se sentaba a su lado.

-No sé -contestó-. Tal vez trato de saber qué pasa por tu cabeza -Wade alzó una mano y tocó la frente de Mike. Éste retrocedió, apartando la mano de Wade de su rostro de un manotazo.

-¿De qué hablas? -preguntó al ver que Wade no tenía intenciones de irse.

-Dejaste a Gabe y ahora andas por allí, en depresión...

-No estoy deprimido -interrumpió Mike.

-Mirándolo cuando crees que nadie lo nota con esa expresión de sufrimiento en tu rostro -siguió Wade, sonriendo-. Así que no entiendo exactamente porqué terminaste todo.

-¿No lo entiendes? Creo que eres la única persona que tal vez sabe todo lo que pasó -dijo, sin poder evitar que sonara como un reclamo-. ¿Gabriel no te lo ha contado?

-Sí -admitió Wade-. Todo eso acerca de él no confiando en ti y cómo querías que te explique todo, y esas cosas. Sigo sin entenderlo, si lo querías tanto, ¿por qué no decidiste quedarte a su lado hasta que pueda confiar en ti lo suficiente?

Mike lo miró por un momento, considerando sus palabras, antes de sacudir la cabeza.

-¿Y si te pones en mi lugar? -preguntó-. ¿Qué harías si fueras tú al que Gabriel le estuviera ocultando cosas, si supieras que sólo puedes verlo sin tener derecho a saber nada?

Wade se encogió de hombros. Él ya había pasado por eso y todo terminó en una pelea, y Gabe prometiendo dejar de guardar secretos. Pero era él, Gabriel y él estaban juntos desde niños. Su relación no tenía nada que ver con la que Gabe tenía con Mike.

-Lo único que yo sé es que tú y él están como idiotas, sufriendo. No entiendo porqué, en realidad, pero me está empezando a molestar.

-No me has contestado -murmuró Mike.

-Sí, lo haría -contestó, después de un momento en silencio. Mike le dirigió una mirada incrédula, antes de sacudir la cabeza.

-Pues ese eres tú -dijo, en un susurró. Wade apoyó el rostro en una mano, sin dejar de mirarlo. Mike cerró el libro después de un rato. Le era imposible concentrarse con Wade allí, mirándolo fijamente-. De todas formas, ¿por qué te importa?

Wade se encogió de hombres. A él no le importaría, pero Gabriel no paraba de pensar en Mike y deprimirse cuando estaba solo y se negaba a salir con nadie más. Se ponía peor cada día en vez de mejorar, estaba preocupado. Estaba a punto de contestar, pero Gabriel apareció en la puerta y se dirigió hacia ellos. Mike volvió a abrir el libro, fingiendo leer y Wade bufó. El chico era demasiado obvio en su intento de evitarlo, así como Gabriel era demasiado obvio con la sufriente mirada que le dirigió y que trató de enmascarar cuando se volvió a Wade.

-Tenemos clases, Wade -dijo, mirando nuevamente a Mike. Él todavía fingía leer, sin dignarse a mirarlo.

-Lo había olvidado. Vamos -se puso de pie, negando con la cabeza al ver que Gabriel no tenía intenciones de moverse, sus ojos fijos en la espalda de Mike. Esta situación le molestaba cada día más. Carraspeó, llamando la atención de Gabriel, que lo siguió a la salida, al fin.

-No lo digas -dijo Gabriel, una vez que dejaron atrás la biblioteca.

-No iba a decir nada -Wade negó con la cabeza, dirigiéndole una media sonrisa a su amigo-, pero tienes que saberlo. Luces muy patético.

-Gracias -Gabe suspiró-, eso era todo lo que necesita escuchar.

-Sabes que siempre estoy aquí para servirte -Wade hizo una reverencia, en broma y Gabe rodó los ojos. En momentos como éste no entendía porqué eran amigos.

-¿Qué estabas haciendo con él, de todas formas?

-Sólo hablando. Él ha terminado contigo, no conmigo, podemos seguir siendo amigos.

Gabriel se volvió hacia Wade, incrédulo. Lo conocía lo suficiente como para saber que su único interés en Mike residía en cómo poder molestarlo y divertirse a su costa. Dudaba que ahora lo siguiera encontrando divertido. O tal vez lo hacía, en un sentido cruel y retorcido de diversión.

-No lo molestes, ¿quieres? -exigió, causando que Wade soltara una risa.

-¿Por qué crees que lo estaba molestando?

-Porque te conozco. Sólo déjalo en paz.

Wade negó con la cabeza, sin comprender a Gabriel del todo. Si fuera él el que estuviera en su situación, no sería tan noble.

-Vale, como quieras -aceptó-. Entonces, ¿ahora juegas a “quiero que seas feliz aunque no sea conmigo”?

Gabriel se detuvo, a metros del cuarto, encarando a su amigo. No era así, exactamente. Claro, quería que Mike fuera feliz, pero con él. Sin embargo, se sentía lo suficientemente culpable como para saber que no tenía ningún derecho a exigirle nada, ni a hacerle las cosas más difíciles. Era esto lo que le molestaba y le dolía más, saber que todo era su culpa.

-Creo que la jodí lo suficiente con él -susurró.

-Lo superarás -Wade apoyó una mano en su mejilla, antes de retirarla y golpearle en la nuca-. Ahora, vámonos, no quiero soportar un arranque de furia de Julie porque no estemos allí cuando llegue.

---

-Hola -saludó Katherine, entrando al cuarto. Desvió la mirada al ver a Alan sin camisa de pie-. Lo siento, ¿no está Julie aquí?

-¿Te parece que este es el cuarto de Julie? -preguntó él, apresurándose a ponerse una camiseta y bufando. Estas chicas debían parar de considerar su cuarto como un centro de reuniones.

-Ella siempre está aquí -se justificó Katherine. Miró a Alan, sentándose sin pedir permiso en el borde del escritorio-. Recuerdo que eras mucho más amable -comentó Katherine, jugando con un muñeco de plástico que encontró en la mesa.

-Y entonces todo el montón de mierda pasó -Alan sonrió, sin ninguna alegría en el gesto-. Tú lo sabes, como todo el mundo. Y también sabes que tú y tus amigos me trataron como paria después.

Un leve sonrojo cubrió las mejillas de Katherine. Bajó la mirada, avergonzada.

-Y lo siento por eso -dijo, entrelazando sus dedos. Ella solía creer que era más amable y considerada que sus compañeros, pero no lo fue con Alan. Probablemente nunca hubiera hablado con él de nuevo de no estar allí, con Mike. Tal vez no era mejor que nadie allí.

-No necesitas hacerlo. ¿Para qué buscas a Julie?

-Sólo vine a invitarla -contestó Katherine, sin insistir en sus disculpas-. A ella y a Mike. Y a ti -agregó, tímida. Alan le dirigió una mirada interrogante-. Hay un evento en mi casa. No creo que sea algo que les agrade, pero planeaba una reunión luego... es en un mes, por mi cumpleaños, así que pueden dejar su agenda libre. ¿Por favor?

-Pregúntale a ella -Alan se encogió de hombros-, aunque no es su estilo.

-Lo sé, por eso vine aquí -Katherine suspiró-. Esperaba que me ayudaran a convencerla.

Alan dejó escapar una risa, sin poder evitarlo.

-¿Nosotros? -volvió a reír-. Vaya apoyo que buscas, Katherine.

-Mike podría convencerla -replicó ella. Giró la cabeza al escuchar la puerta abrirse y sonrió a Mike, que le devolvió la sonrisa.

-Hola -saludó. Era extraño verla a ella junto a Alan, solos, pero lo agradecía. Las cosas entre ambos no habían dejado de ser incómodas-. ¿Necesitas algo?

-Venía a invitarlos a todos a una fiesta -anunció ella, bajando del escritorio.

-¿Otra fiesta? -preguntó Mike, sin lucir nada animado. Katherine asintió.

-Es mi cumpleaños en un mes -explicó-. En mi casa, organizan un evento, pero después de eso, podemos quedarnos y usar la piscina y sólo relajarnos. Sería fantástico, con lo difícil que está siendo este año...

-¿Y cuántos días nos tomaría viajar? -preguntó Mike, acercándose a su cama. Alan supuso que trataba de buscar una excusa para no rechazarla abruptamente.

-Iríamos en avión, yo los llevo. Vamos Mike -Katherine se acercó a él y le tomó de las manos, mirándolo suplicante. Mike desvió la mirada hacia Alan, en busca de ayuda. La cara de pena de Kathy era difícil de resistir.

-A mí no me mires -dijo éste-. Espera a que Julie decida.

-Tienes que convencerla, es mi cumpleaños y estaría sola....

-Tienes muchos más amigos que nosotros... -intervino Alan, sentándose en la cama y observándolos-. Ya que vamos, ni siquiera soy tu amigo.

Katherine hizo un puchero, antes de contestar.

-Quiero que estén allí. Incluso tú, Alan, porque somos amigos digas lo que digas. ¿Por favor? -se volvió a él, juntando las manos y componiendo una expresión de tristeza-. ¿Mike?

-Trataré, pero no te prometo nada -accedió. Envidiaba a Alan por poder resistirse a su cara de pena, pero para él era imposible.

-¿Por qué el interés de llevar nuevos amigos a tu casa, de todas formas? -preguntó Alan, deteniendo a Katherine a medio camino de la puerta. Ella se giró, encogiéndose de hombros y bajando la cabeza, luciendo tímida.

-Sólo quiero que todas las personas me agraden estén allí ese día -contestó, antes de despedirse y abandonar el cuarto. Alan se puso de pie, acercándose al escritorio.

-¿Crees que Julie acepte ir? -preguntó. Mike negó con la cabeza en respuesta.

-Lo dudo. ¿Y tú?

-No me estoy muriendo por la expectativa, si a eso te refieres. Preferiría evitar cualquier cosa que se asemeje a un evento social.

Mike asintió, comprensivo. Suponía que para Alan ir a un evento social, como los llamaba, implicaba tener un montón de gente charlando a sus espaldas. Dudaba que fuera agradable.

-Y, por cierto... -Alan observó su camiseta sudada, sonriendo-. Pensé que te saltabas las clases de gimnasia.

-Ya no podré hacerlo -contestó, frunciendo el ceño-. No creo haberme sentido nunca tan cansado.

-No seas una niñita, dudo que hayas hecho algo más que correr.

-Si Julie te escucha decir eso, te mataría -respondió Mike, aunque Julie no fuera la persona más atlética del mundo-. E hice abdominales también. No es divertido.

-No te quejes. En serio necesitas hacer ejercicio.

-No soy un fanático del ejercicio, como tú.

-Y yo tampoco soy un fanático del estudio, pero me esfuerzo para sacar buenas notas -Mike le dirigió una mirada de burla, sabiendo que lo Alan menos hacía era esforzarse en estudiar-. Trato de no desaprobar -se corrigió Alan-. Deberías hacer lo mismo.

Mike lo ignoró, dejándose caer en la cama.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó Alan, la desaprobación colándose en su tono.

-Descanso. Estoy muerto -Alan rebuscó en su mochila, y le tiró un chocolate, que cayó sobre la cama, al lado de la cabeza de Mike-. ¿Chocolate? Pensé que el ejercicio era para mantenerse en forma.

-Come eso, es bueno comer carbohidratos después de hacer ejercicio, para el dolor -explicó Alan-. Y date un baño.

Mike se incorporó, a regañadientes, tomando el chocolate. Otra cosa volvió a caer en la cama, casi golpeándolo.

-Es una crema. Mañana te van a doler los músculos.

-Gracias -murmuró, levantándose de la cama-. ¿Estás seguro que no quieres que me bañe porque apesto? -bromeó. Se arrepintió al instante al notar que Alan se acercaba a él y se inclinaba, olfateando su cuello.

-Tienes razón, apestas -le dijo, alzando el rostro. Mike retrocedió, tratando de esbozar una sonrisa que no traicionara su nerviosismo, antes de desaparecer en el baño. Alan se preguntó si ese nerviosismo era una buena señal, o era Mike tratando de no acercarse mucho a él para no darle esperanzas.

---

-¿Entonces, qué responden? -preguntó Katherine, sentándose al lado de Mike. Miró a Julie, expectante.

-No es mi tipo de diversión -dijo ella, haciendo una mueca. Mike le había contado sobre la fiesta de Katherine y no creía que fuera una buena idea, para ella menos que nadie, asistir.

-Pero es mi cumpleaños, Julie -Katherine bajó la mirada, entristecida.

-Eso de ir a un evento social... -Julie se encogió de hombros-. Ninguno de los tres encajaría allí. Somos un pobre becado, una bastarda y una paria. Sin ofender.

-Pueden salir de paseo durante la tarde -replicó Kathy-. No tienen que estar allí. Vamos, se relajarán.

-¿Y quién más va a ir?

-Betty y Adriana -contestó Katherine.

-¿Adriana? -preguntó Julie, interesada a su pesar. Conocía a la chica sólo porque andaba con Wade, todo el mundo comentaba que ambos se acostaban-. ¿La conoces?

-No mucho, pero me pareció mal no invitarla. Es la novia de Wade. Aunque a veces, su forma de actuar me confunde -Katherine sacudió la cabeza. No entendía del todo su relación, pero dado que llevaban meses juntos, supuso que novios lo definía bien.

-Las pocas veces que Gabriel la mencionaba, no parecía creer mucho en su noviazgo -intervino Mike-. Pero ella parece amable.

Parpadeó al notar las miradas de Julie y Katherine fijas en él, y suspiró.

-No necesitan poner esas caras -dijo, apoyando el rostro en una mano-. Sé que he estado evitando incluso decir su nombre, pero no creo que esa sea la forma de superar las cosas. De todas formas, tengo que verlo todos los días. Es tonto actuar como si no existiera.

-¿Así que estás probando a tratarlo como a cualquier otro? -preguntó Julie. Era la primera vez que Mike hablaba de su rompimiento con Gabe sin lucir apenado y que no trataba de evitar el tema. Sonrío, estaba completamente a favor de superar las cosas.

-Más o menos -admitió Mike. Quería convencerse a sí mismo de no esperar nada de Gabe, y a la vez, quería pasar los días sin que escuchar su nombre le resultara doloroso-. Estaba pensando que, a pesar de lo que decía y de las evidencias, tenía la esperanza de solucionar las cosas, que en algún momento... pero eso se acabó. No más falsas esperanzas -Mike sonrió a pesar que le dolía decirlo.

-Es una gran decisión -comentó Julie. Katherine le puso una mano en el hombro, a modo de apoyo.

-Entonces, avísenme un par de días antes si van, ¿vale?

Julie asintió. Mike y ella, que ya habían terminado de comer hace un rato, se levantaron, despidiéndose y Kathy se acercó a su mesa habitual, deslizándose en una silla al lado de Ericka.

-¿Sigues pensando invitarlos? -preguntó Ericka. Kathy asintió.

-Son mis amigos, también. No te molesta que invite a Mike, ¿cierto Gabe?

Gabriel levantó la vista del celular, encogiéndose de hombros.

-Es tu fiesta, Katherine -contestó. A ellos no había necesitado invitarlos, su madre se había encargado de eso. Ella, por otro lado, aún sentía cierta reticencia a hablar con Gabe, recordando siempre la mirada herida en los ojos de Mike.

-Mike dijo algo interesante hoy -comentó, robando un poco de pastel del plato de Ericka-. Sobre ustedes dos.

Gabriel no dijo nada, pero ella pudo ver la forma en que sus manos se tensaron.

-No lo tomes a mal, creo que es algo que ambos deberían hacer. Él dijo que ha decidido superar todo entre los dos, dejar de tener esperanzas en que algún día arreglarán las cosas. Y creo que es lo mejor, no sólo para él. También deberías hacerlo tú, porque lo creas o no, noto que no estás bien. Y si ninguno está bien y nadie va a solucionarlo, lo mejor es dejarlo atrás.

Esperó que Gabriel contestara, pero él la miró un momento, antes de regresar su atención al celular nuevamente. Katherine tamborileó los dedos de la mano derecha sobre su antebrazo izquierdo. Esperaba una reacción de Gabe, cualquier cosa que le indicara que le importaba algo.

-O tal vez me equivoqué y ya lo superaste -agregó. Wade soltó una risa.

-¿Más de cuatro meses? -se burló-. Tiempo suficiente para superar cualquier cosa.

Gabriel se levantó, dejando a sus amigos conversando y se apresuró por las pasillos. Al parecer, no caminaba tan rápido, pensó, al sentir la mano de Wade en su hombro.

-¿Dónde vas? -preguntó Wade. Lo soltó, empezando a caminar de espaldas para ver a su amigo.

-Ningún lugar que te importe.

-Supongo que tampoco te importará que te siga, entonces -Gabriel se detuvo, negando con la cabeza, observando el rostro sonriente de su amigo. Asumía que Wade sabía perfectamente dónde pensaba ir y por eso lo había seguido.

-¿Me dejas en paz? -pidió-. ¿Por favor?

-Vas a ver a Mike -contestó Wade. Se detuvo también, enarcando una ceja-. ¿Qué fue de querer lo mejor para él y todo eso?

-Una parte de mí quiere lo mejor para él -contestó, sabiendo que sería imposible deshacerse de Wade ahora-. Quiero que sea feliz, que deje de verse tan triste, en serio lo hago -Gabe pasó una mano por su cabello, apoyándose en la pared-. Lo hago, pero... -miró a Wade, sabía que él entendía lo que trataba de decir y se preguntó si se vería obligado a decirlo, de todas formas.

-¿Pero?

-Ya lo sabes -rezongó.

-¿Lo sé? -Wade sonrió, divertido, escuchando a Gabriel bufar. Tenía que soportar toda su depresión, al menos podía divertirse torturándolo un poco.

-Pero tengo esta otra parte de mí. Y es terrible, pero no quiero que se olvide de mí. Porque mientras siga como está, sufriendo y todo, significará que me quiere. Sea como sea -Gabriel bajó la mirada. Era más fácil pensarlo que admitirlo en voz alta-. Soy un bastardo, al final de cuentas.

-Ya lo sabía -se acercó a él, volviendo a poner una mano en su hombro-. Entonces, ¿ibas a ver a Mike para tratar de hacer algo, de recordarle que existes?

Gabriel podía sentir la desaprobación en la voz de Wade. Bajó la cabeza.

-Mal plan, lo sé. No haré nada, si eso te preocupa.

-Me preocupa lo mucho que dejas que ese chico entre en tu cabeza -murmuró. Gabriel alzó los ojos, para encontrar los ojos grises de Wade a un palmo de los suyos, sin más diversión en ellos, sólo pura y llana preocupación-. Porque no sé qué puedo hacer para ayudarte, y eso me saca de quicio. Verte me saca de quicio.

-Ya me estás ayudando -susurró Gabe, sin levantar la mirada. Sintió los dedos de Wade en su pelo, seguido de una pequeña risa incrédula.

-Claro, Gabe. Veo cómo mi ayuda constante te beneficia cada día.

-Esto no va a durar por siempre, ¿vale? Y aunque agradezco la preocupación, no necesitas hacerlo. Estoy bien.

-¿Dices que puedo dejarte solo y no harás ninguna estupidez? -Gabriel asintió-. Por eso ibas al cuarto de Mike.

Gabriel no contestó, y Wade frunció el ceño. Que el chico se recuperara más rápido que Gabe era algo que nunca pensó, menos que su amigo empeorara con los días en vez de superarlo. Se miraron durante un rato, hasta que alguien carraspeó y Wade se giró. John lo miraba, enfadado y él respondió a su enfado con una sonrisa, rodeando el cuello de Gabe con un brazo.

-Hola. Sinclair, ¿verdad? ¿No te han dicho que es de mala educación espiar?

-Sólo pasaba por aquí -contestó el chico, mirando el brazo que Wade tenía sobre los hombros de Gabriel, con evidente fastidio-. Me voy, pero no deberían hacer esto en el pasillo.

-Es que pensar que te van a atrapar es bastante exitante -susurró Wade. Se pegó un poco más a Gabe, deslizando la mano por su pecho, hasta que éste lo aparto, hablando antes que Sinclair se alejara.

-Sólo lo hace para molestarte -explicó. John no pareció creerle. Se alejó, mirando hacia atrás de cuando en cuando.

-No entiendo si ese chico es homofóbico o sólo está reprimido -comentó Wade, sacudiendo la cabeza-. Entonces, ¿todavía con ganas de hacer algo estúpido? No me importa qué pase con Mike, pero luego serás tú el que andará por allí, cargando con la culpa. Si no fuera por eso, no te detuviera.

-No necesitas preocuparte por mí, no tienes que jugar a la niñera -espetó, empezando a enfadarse. Agradecía la preocupación, lo hacía, pero sólo quería que lo dejaran en paz, incluso Wade-. Déjame solo, ¿quieres? Y no voy a ver a Mike, para de mirarme así.

Gabriel se alejó, murmurando entre dientes, y Wade observó su espalda, cruzando los brazos sobre su pecho. Se sentía enfadado, él sólo trataba de ayudar y Gabriel nunca lo alejaba así cuando lo hacía. Definitivamente, este asunto con Mike se estaba saliendo de control.

---

Gabriel se detuvo en la puerta del cuarto, resoplando. La última semana, había pasado más tiempo del necesario corriendo al lado de Ericka, llenando los tiempos muertos en un rincón de la bibliteca, para luego ir al gimnasio, tratando de estar ocupado y evitar de esa forma pensar en Mike. No funcionaba del todo, pero en las noches estaba lo suficientemente cansado para dormir sin sueños, tan cansado que no tenía que quedarse en vela, pensando en él y la forma en que lo había perdido y en cómo no podía culpar a nadie más que a él. El cansancio valía la pena por evitarlo.

Empujó la puerta suavemente, alzando la vista para encontrarse con Wade allí. Pero no estaba solo y Gabriel se congeló en el sitio, observando la espalda desnuda de su mejor amigo, mientras las manos morenas de Adriana la recorrían. Ella estaba sentada sobre el escritorio, el cuerpo de Wade encajado entre sus piernas, gracias a Dios aún cubiertas por un jean desgastado. No es que le molestaría verla desnuda, la chica era guapa y él no era ciego, pero una cosa era verla desnuda y otra, desnuda junto a su mejor amigo. No podía ver su rostro, y pensó en retroceder y dejarlos allí, pero no se movió, algo parecido a la curiosidad morbosa reteniéndolo en la puerta. Tal y como estaba, cualquier case de distracción era bienvenida.

Entre los suaves suspiros de Adriana, le llegó el sonido de los jadeos de Wade, los roncos gemidos que dejó escapar cuando una de las manos de Adriana se enredó en su cabello y la otra se perdió en la parte delantera de sus pantalones. Gabriel no necesitaba ver qué estaba tocando ella para saberlo. Eran suficientes los gemidos y la manera en que las caderas de Wade se movían hacia adelante, en un movimiento suave y rítmico. Agradeció que el rostro de la chica estuviera oculto y parpadeó, reaccionando. Si seguía parado allí, lo que vería... necesitaba irse. Retrocedió, con la mano en la perilla de la puerta, hasta que cambió de opinión. Wade le había interrumpido en incontables ocasiones, cuando él estaba con Mike, un poco de su propia medicina no le haría mal. Carraspeó ruidosamente, causando que ambos se separaran. Wade le dirigió una mirada ofendida y Adriana bajó de un salto del escritorio al verse libre, girándose para poder abotonarse la blusa abierta. A Gabriel no le pareció que no luciera avergonzada. 

-Tío, ¿qué te pasa? -preguntó Wade, respirando agitado-. Estamos un poco ocupados aquí.

-Y estoy cansado -respondió, tratando de sonar confiado y burlón. Y de no mirar al obvio bulto en los pantalones de Wade-. Este aún era mi cuarto la última vez que miré.

-Lo siento, Adriana -Wade se volvió a la chica, que sonrió, indulgente-. Este idiota pierde cada día más sus modales.

-No te preocupes -ella se puso en puntillas, dándole un beso ligero en los labios, que Wade convirtió en algo más cuando introdujo la lengua en su boca, haciéndola gemir.

Desde la cama, Gabriel los observó, sintiéndose extraño. Siempre había sabido que su amigo se acostaba con chicas, Wade no hizo nada para mantenerlo en secreto. Y no era la primera vez que lo veía besar a una chica. Tal vez porque era la primera vez que lo veía tan de cerca, y él aún estaba semidesnudo y excitado y eso le hizo notar que jamás había pensado en Wade teniendo sexo. No es que quisiera pensar en eso, se conformaba con saberlo y tratarlo como una información que estaba allí y a lo que no debía dar más importancia que para usar en bromas y charlas ocasionales, no como algo serio o a la que debiera dedicar más que un pensamiento, no era nada porque lo que sentir curiosidad. Agradeció cuando terminaron de besarse y Adriana se despidió de ambos con un gesto de la mano.

-Eres un estúpido imbécil inoportuno -gruñó Wade. Encontró su camiseta en el piso y se la puso, no sin que antes Gabriel notara que las uñas de Adriana habían dejado marcas sobre la piel de su espalda-. ¿No podías irte y ya?

-Es molesto cuando te interrumpen, ¿cierto? -bromeó. Bromear era más seguro que dejar sus pensamientos tomando rumbos que no quería que tomaran.

-¿Te estás vengando de mí?

-Es bastante divertido enojarte.

Wade le tiró un cuaderno, causando que Gabriel riera, aunque no esquivó el golpe.

-Eres el peor amigo del mundo. Y yo que te dejaba el cuarto para tus nochecitas con Mike. Joder. Ya podrías regresarme el favor.

Gabriel volvió a reír, escuchándolo quejarse. Esa noche, a pesar del cansancio, soñó con Mike. En su sueño, Mike subía a la cama, todo timidez y mejillas sonrojadas como acostumbraba y le besaba suavemente hasta que Gabe se sintió derretir por el anhelo y las ganas de fundirse en él. Escuchó los te quiero que extrañaba más de lo que atrevía a admitir ante sí mismo, y en los que trataba de no pensar porque era demasiado doloroso hacerlo y sintió el calor del cuerpo de Mike al pegarse al suyo, sus labios temblorosos cuando fue él quien lo besó. Hasta ese momento, no había nada extraño en el sueño. Pero las manos que de repente se enredaron y tiraron de su cabello no eran las de Mike, demasiado agresivas y demandantes para pertenecerles, y Gabriel interrumpió el beso para encontrarse con los familiares ojos grises de su mejor amigo, su cuerpo semidesnudo sobre el suyo. Las manos de Wade abandonaron su cabello para apoyarse a ambos lados de su cabeza, con la media sonrisa que solía dirigirle a Harris cuando lo molestaba. Gabriel notó la manera en que se lamió los labios, antes de inclinarse con intenciones de besarlo, y despertó, ahogando un grito.

Se tapó la boca, tratando de normalizar su respiración en la oscuridad, sin poder creer del todo lo que acababa de pasar en su cabeza. No podía ser posible. Simplemente, no podía. Se movió, notando la incómoda erección entre sus piernas y maldijo entre dientes. Debía ser por Mike. Había soñado con Mike y se excitó, era lógico, y la parte de Wade sólo fue una pesadilla.

-Una jodida pesadilla -repitió, volviendo a acostarse. No se atrevió a tocarse, no quería tener que pensar en Mike y en cuánto lo necesitaba, temía que si dejaba que sus sentimientos se salieran de control, no sería capaz de seguir adelante, probablemente se echaría a llorar sin poder contenerse. Y tampoco quería que esa escena de su sueño se repitiera. Era sólo tan jodidamente enfermo.

 

Notas finales:

Sólo diré: no cunda el pánico. Todo tendrá sentido. Tal vez(?)


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