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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Bueno, decidí actualizar :)

No tengo nada que decir esta vez, como siempre gracias por el apoyo.

Capítulo 71


 


Wade metió una mano en el agua, haciendo ondas en ella. A esto le llamaba relajarse, estar en la piscina, recostado en una tumbona sobre el agua, disfrutando del sol. Gabriel se encontraba a su lado, con los ojos cerrados y una tenue sonrisa en sus labios, algo que lo tranquilizaba. Pensaba que con Mike  cerca, estaría más deprimido. Cierto era que Gabriel apenas le había dirigido la palabra.


-Podría quedarme aquí todo el día -murmuró, estirándose en la tumbona. Gabriel le dirigió una sonrisa, metiendo una mano en el agua-. Estos fines de semana sí que me gustan.


La sonrisa de Gabe vaciló un poco. Wade comentaba muy por encima sus visitas a su casa, casi no mencionaba nada, pero él podía notar que se aburría. No quería preguntar, tampoco, y escucharlo decir que era su culpa la situación en la que estaba.


-¿Te vas a tomar eso? -preguntó, cambiando el tema, señalando el vaso de jugo de fresa que Wade mantenía en precario equilibrio sobre la tumbona.


-Sírvete -Wade le alcanzó el vaso. Gabriel bebió un sorbo, después de sentarse y dejar que sus piernas se hundieran en el agua de la piscina-. Tienes razón. Deberíamos pasar así todos los fines de semana.


-Al menos, las mañanas. Si hacemos esto todo el día, me aburriría. Podríamos salir en la tarde y conseguir un par de chicas, o un chico para ti -se corrigió-. ¿No es extraño que seas mi mejor amigo y que aún así, nunca hayamos ido a ligar juntos?


Gabriel parpadeó, sin entender su lógica.


-¿Por qué tendría que ser eso extraño? -preguntó. Wade se encogió de hombros, lanzándole un poco de agua, que apenas rozó a Gabriel, aunque éste le dirigió una mirada de advertencia-. No me interesa verte con tus chicas.


-Está bien que tengas deseos reprimidos de verme -bromeó. Gabriel bufó, concentrándose en su bebida. Él no tenía ninguna clase de deseo, reprimido o no, hacia Wade. Y si había soñado con él unas cuantas veces, eso era sólo a causa del cansancio y de lo mucho que dolía pensar en Mike. Nada más-, pero la idea de ir a ligar juntos es que cada uno consiga su pareja.


-¿Entonces para qué tendríamos que ir juntos?


-¡Por la experiencia! Dios, eres tan aburrido -reclamó, volviendo a tirarle un poco de agua.


-Deja eso -advirtió Gabriel. Miró hacia el frente, su expresión volviéndose pétrea al ver a Mike acercarse a la piscina, en compañía de Alan, Julie y Katherine. Ellos y Betty eran los únicos que se habían quedado.


-¿Qué hacen aquí? -preguntó Katherine, logrando sonar amable a pesar del desconcierto. Se suponía que ambos se irían en plena mañana.


-Tu mamá nos invitó a quedarnos -contestó Wade-. No te preocupes por nosotros, ya desayunamos. Gabriel, por su parte, se dedicó a terminar el vaso de jugo, antes de tendérselo a Wade, quién enarco una ceja, pero de todas formas se impulsó hacia el borde de la piscina, dejando el vaso en el piso.


-Espero que al menos me hayan traído regalos, ayer no me dieron nada.


-Tendrás que esperar a ver -contestó Wade. Katherine negó con la cabeza, quitándose el pareo.


-¿Vamos a nadar? -preguntó a sus amigos. Mike se sentó en el filo de la piscina, con las piernas dentro del agua y Julie se ubicó a su lado. Alan y Katherine se metieron al agua, ella en una tumbona también y Alan flotando de espaldas.


Wade suspiró, observando a Gabriel. Le cansaba, pero no podía hacer nada para que dejara de deprimirse cada vez que veía a Mike. Volvió a impulsarse para acercarse a su amigo y sin que se diera cuenta, apoyó las manos en tumbona, empujando hacia adelante, provocando que Gabriel cayera estrepitosamente al agua. Se echó a reír, viendo a su amigo emerger, sacudiendo la cabeza.


-Tú... ¡jodido idiota! -exclamó.


-Oh, vamos, estamos en una piscina, ¿y no querías mojarte?


-Te odio -murmuró, acercándose a la tumbona de Wade. Apoyó las manos en ella, suspirando. Sería idiota si no hubiera notado las intenciones de Wade al tumbarlo. Era su extraña manera de animarlo-. Gracias -dijo, en voz baja. Wade se limitó a dirigirle una mirada engreída, y Gabriel negó con la cabeza, antes de tomarlo de un pie y arrastrarlo al agua.


-Estamos a mano -sonrió, pero rodeó su cuello con un brazo y lo hundió nuevamente, sosteniendo su cabeza debajo del agua.


-Su madurez nunca deja de sorprenderme -comentó Julie. Wade salió del agua tosiendo, señalando acusadoramente a Gabriel.


-Es su culpa -acusó. Gabriel lo volvió a hundir en el agua, sus labios formando una sonrisa arrogante. Captó la mirada de Mike y notó que él estaba sonriendo también, aunque bajó la cabeza, tratando de ocultarlo. Gabriel se acercó al borde de la piscina, y a propósito se detuvo cerca de Mike y salió de la piscina sabiendo que los ojos de Mike no pudieron evitar mirarlo. Al menos eso se sentía bien. Saber que aún tenía algo de él.


No permanecieron dentro del agua mucho tiempo, de todas formas. Gabriel descubrió que Katherine se había aficionado a los videojuegos durante las vacaciones y ahora estaban sentados, repartidos entre el sofá y el piso, repartiéndose los controles. Wade, cosa extraña, jugaba cartas con Betty, que no parecía tan incómoda por su presencia.


-Creo que es tiempo de los regalos -dijo Gabriel, en una pausa del juego. Katherine alzó la vista hacia él, los ojos brillando de emoción.


-Vas a necesitar que sea algo muy bueno, Gabe -dijo ella, dejando el control de lado. Desde su posición en el piso, Wade soltó un bufido de burla, que causó que Betty lo mirara, confundida.


-¿Vamos a comer algo? -intervino Wade-. Estoy muriendo de hambre.


-Nos vas a perdonar, pero nuestro regalo no es caro -Julie se acercó a Katherine y le tendió una pequeña caja. Ella la abrió, tarareando para sí y se encontró con un retrato suyo enmarcado. Miró a Alan, esbozando una amplia sonrisa, sabiendo que él lo había dibujado-. En serio, es difícil saber qué regalar a gente que lo tiene todo.


Katherine la rodeó con los brazos, interrumpiendo sus palabras y Julie fue lo suficientemente amable para devolverle el abrazo.


-Gracias -murmuró, sobre el cabello de Julie.


-El mío no es tan significativo -Wade se puso de pie, sacando una caja pequeña de uno de los bolsillos del jean militar que llevaba-. Es de Ericka. Se disculpa por no haber venido.


Katherine los abrió y Julie se asomó para mirar, dejando escapar un silbido. Incluso Mike se acercó a curiosear. Eran un juego de aretes, que brillaban en un suave rosa.


-Dios. Voy a tener que perdonarle todo de aquí a diez años por esto.


-¿Cambias tu perdón por regalos? Eso es bajo, Katherine -se burló Alan.


-Y éste es el nuestro -intervino Gabriel.


-¿Compartido? -Julie negó con la cabeza-. Ustedes dos nadan en dinero.


-Eso sería bastante extravagante -Wade sonrió, mientras una muchacha se acercaba con una caja larga forrada de azul. Ambos esperaron que Katherine lo abriera, examinara el vestido de un rosa pálido que combinaba con los aretes que Ericka le había dado y se quedara sin aliento al ver la tarjeta. Riendo, se acercó a ellos y rodeó a cada uno con un brazo.


Gracias a Dios, pensó Gabe, la ronda de regalos terminó pronto y ellos pudieron comer. Mike no habló mucho mientras lo hacían, se limitaba a contestar amablemente todo lo que le preguntaran y cuando volvieron a los juegos, se alejó en dirección al jardín. Gabriel lo miró salir y esperó unos quince minutos antes de seguirlo, tratando de no ser demasiado obvio. Caminó entre el laberinto del jardín, mirando a los lados, hasta que escuchó voces delante suyo. Mike y Alan.


Se detuvo, tratando de identificar su procedencia y se quedó de pie a unos metros detrás de ellos, que estaban sentados en el piso, discutiendo algo, por la forma en la que Garton negaba con la cabeza. Genial. Gabriel bufó. Si Garton estaba allí, Mike lo usaría para escabullirse de él. Permaneció de pie, esperando que uno de los dos se marchara, pero nada de eso paso. En cambio, ellos se acercaron más, hablando en voz baja y entonces, se besaron. Gabriel casi tropezó, sorprendido. No reaccionó por un largo momento hasta que notó la mano de Mike moverse para acunar la mejilla derecha de Alan, a la vez que éste posaba una mano en la curva de su cuello. Esto no podía estar pasando. Simplemente no podía. Su primer instinto fue ir allí y pedir una explicación, pero no podía arruinar el cumpleaños a Katherine.  Se alejó, todavía en shock.


---


-Creo que deberíamos hablar -murmuró Mike, alejándose de los labios de Alan. No pretendía volver a besarlo, sólo se alejó de la casa para no sentir los ojos de Gabriel fijos en él. Pero allí estaban otra vez, Alan respirando sobre su rostro y con una mano todavía en su nuca. Una parte de él quería que dejar de preocuparse y volver a besarlo, se sentía bien cuando lo hacía, cálido.


-Creo que me hago una idea de lo que dirás -Alan dejó que sus dedos resbalaran un poco hasta ubicarse a un lado del cuello de Mike, en dónde podía sentir su pulso-. Y no creo que me guste escucharlo.


-Lo siento -Mike se alejó un poco, quitando la mano de Alan de su cuello-. No quiero que pienses que te estoy usando o algo, yo... esto es confuso.


-Podemos intentarlo, al menos. No estoy esperando que caigas enamorado de mí al segundo. No soy idiota.


-Lo siento -murmuró Mike, bajando la mirada.


-Deja de disculparte -Mike alzó la cabeza, para encontrarse con Alan cerca de él nuevamente. No se movió, mirando su rostro, memorizando los detalles, los ángulos de su rostro, los ojos marrón oscuro, tan diferentes a los verdes a los que estaba acostumbrado, la línea tensa de su mandíbula. Éste era Alan e incluso cuando era injusto, cuando no estaba seguro sobre lo que sentía, quería besarlo otra vez. Así que lo hizo, permitiéndose ser un poco egoísta, presionó sus labios sobre los de Alan y se movió contra ellos suavemente.


-No sé si pueda.. -comenzó a decir, sin alejarse de los labios de Alan-. No sé cómo hacer esto.


-No sé de qué hablas, pero creo que yo tampoco -se burló Alan, causando que Mike se alejara y frunciera el ceño-. ¿Qué tal si sólo dejamos las cosas fluir?


-Estás demasiado relajado.


Alan sonrió. En realidad, estaba más nervioso de lo que parecía y estaba pensando mucho en cada palabra que salía de su boca, para no decir algo estúpido que arruine todo. Había hablado con Julie esta mañana y con toda su insensibilidad, al menos ella estuvo de acuerdo que había que luchar por las cosas que uno quería. Alan quería a Mike. Nunca pensó que lo haría, algunas veces miraba lo torpe que era, la responsabilidad que a sus ojos rayaba en la obsesión y se preguntaba por qué le gustaba. Pero Mike le sonreía y él recordaba lo fácil que era estar con él, la forma en que estuvo a su lado cuando su tristeza por su padre fue demasiada...


-La opción es no besarte en absoluto -dijo, una sonrisa torcida en sus labios.


-Regresemos -susurró Mike, poniéndose de pie. Alan lo siguió. Estaba tratando de no forzar las cosas y no presionar a Mike y al parecer, funcionaba. Esbozó una sonrisa satisfecha que se esforzó en ocultar, y no notó la mirada de rabia que Gabriel le dirigió al verlos entrar.


-¡Alan, ven aquí! -Katherine se acercó a ellos y tomó a Alan de la muñeca, tirando de él-. Alan es el mejor para estos juegos.


-¿El mejor? -Wade enarcó una ceja, engullendo el pedazo de torta de chocolate que tenía en las manos, antes de sentarse en el sofá, cogiendo el control-. No recuerdo jugar contigo, Garton, no sé porqué.


-¿Lo preguntas? -Alan le dirigió una mirada de burla-. Cuando éramos niños, apenas te acercabas a nosotros. Por eso es que no recuerdas jugar con nadie. ¿En qué estamos compitiendo, de todas formas?


-Mortal Kombat. El que pierda le deja su lugar al siguiente -informó Julie-. Acabo de perder. Véngame.


Alan regresó a mirar a Mike, que sonreía por lo serio que se estaban tomando un juego, y se encogió de hombros.


-Somos un equipo, necesitas tomar venganza -opinó.


-¿Desde cuándo somos un equipo? -bromeó Alan, aguantando las ganas de acercarse y besarlo. Mike era demasiado lindo cuando sonreía. Pero no creía que fuera prudente hacerlo, con Barnett cerca.


-Oh, vamos, dejen esa mierda y jueguen. Y derrótenme si es que pueden.


Alan tomó el otro control, ignorando la confiada sonrisa de Wade y Mike retrocedió, para poder ver el juego. Mientras acomodaba su espalda en la pared, notó que Gabe estaba sentado en el piso, los ojos fijos en el celular. No había hablado en todo el rato y la mano que mantenía sobre sus rodillas estaba tensa, formando un puño. Incapaz de detener las ganas de acercarse e intentar saber qué pasaba con él, se dirigió al cuarto en el que había dormido y pasó una mano por su cabello, tratando de poner sus sentimientos en orden. Había besado a Alan, pero no se engañaba, sabía que aún quería a Gabriel. Saltó cuando escuchó la puerta del cuarto abrirse y su corazón se paralizó un momento antes de acelerar sus latidos al ver a Gabe de pie en la puerta, una mano todavía en la perilla, mirándolo con una furia que no había visto nunca dirigida hacia él.


-¿Alan? -preguntó Gabe, su voz tan calmada que parecía indiferente-. No te tomó mucho tiempo encontrar un reemplazo.


Mike guardó en silencio unos segundos, sorprendido. No se suponía que Gabriel supiera...


-Los vi en el jardín -agregó él, esbozando una sonrisa y contestando la pregunta no formulada-. Entonces qué, Mike. ¿Lo quieres a él ahora? ¿Te olvidaste de mí así de rápido?


-No es así -murmuró, sin saber qué más decir. No estaba preparado para afrontar a Gabriel ahora, apenas y comprendía lo que pasaba por su cabeza-. Y deja de hablar como si fuera mi culpa, tú fuiste quién...


-Sí, lo sé, no confié en ti y todo eso -Gabriel se acercó un poco, sin dejar de sonreír, aunque su sonrisa transmitía más amenaza que otra cosa-. Entonces, ¿lo estás usando o él te está usando a ti? ¿Te olvidaste de mí? ¿Puedes besar a alguien más sin que te importe?


-Besaste a Wade -le recordó Mike, retrocediendo por instinto-. Podría preguntarte lo mismo. Dices que me quieres, pero no tuviste problemas en besar a alguien más.


Gabriel apretó los puños sobre sus piernas, enfadado. El beso con Wade no había sido para nada como el beso que él había visto. Con Wade fue una broma, lo que vio entre Alan y Mike parecía real.


-Él no cuenta y tú lo sabes. Respóndeme.


-¡No te importa! -exclamó Mike-. No estamos juntos, puedo hacer lo que se me de la gana.


-¿Con Garton? -preguntó Gabriel, apretando los dientes. Se acercó a Mike, posando un brazo en la pared al lado de su cabeza. Mike trató de no lucir intimidado-. Respóndeme, ¿ya te olvidaste de mí? -repitió.


Cuando Mike no contestó, Gabriel maldijo entre dientes, antes de presionar sus labios juntos. Mike trató de empujarlo, pero él se limitó a abandonar sus labios y besar su cuello, lamiendo la piel expuesta, mientras sus manos se aferraban a sus caderas. No era esto lo que necesitaba, de todas formas, lo que Gabriel quería era a Mike respondiendo sus besos, quería sus manos sobre su cuerpo, quería que lo quisiera, quería la manera en que Mike había respondido ante Alan, suave y dulce. Mike gimió, casi sollozando. Gabriel no sabía si de placer o si era un llanto de verdad.


-Aléjate -pidió-. Gabe, por favor, no me hagas esto.


Mike cerró los ojos. Quería empujarse contra él, enredar las manos en su pelo y fingir que todo estaba bien, pero eso no cambiaría nada entre ellos, no cambiaría el hecho que Gabe no confiaba en él. Pero no podía alejarlo. No podía.


-¿Y Garton puede? -preguntó, contra su piel-. Dios, Mike, es Garton -se detuvo, sólo para volver a besar los labios de Mike, antes de presionar sus labios contra su garganta.


-Me odia, ¿lo recuerdas? ¿Crees que él está pensando en algo más que no sea fastidiarme? -graznó, apretando su agarre sobre las caderas de Mike, que abrió los ojos, reaccionando. Lo empujó, esta vez de verdad, en contra de todas las ganas que tenía de gemir y guiar las manos de Gabriel hacia su entrepierna.


-¿Crees que Alan me besó para molestarte? -preguntó, sin aliento, pero aún así rozando la indignación.


-¿No lo ves? -Gabriel bufó-. A él no le importabas hace unos meses y de repente terminamos y ahora te quiere Me odia. Haría lo que fuera por hacerme sufrir un poco.


-Alan es mucho mejor persona que eso -exclamó, negando con la cabeza. Por encima de todo, Alan era su amigo. Incluso se había ofrecido a contarle lo que sea que Gabriel ocultara-. No lo conoces en absoluto, ¡él es mucho mejor que tú!


Gabriel pasó una mano por su rostro, aguantando las ganas de echarse a reír. Eso era gracioso, ahora estaba perdiendo contra Garton.


-Lo quieres, entonces.


Mike no contestó. No quería decirle que no y aumentar su ego, ni quería darle razones para que pueda burlarse de Alan más tarde. Se preguntaba quién era este Gabriel tan amargado... él siempre había tenido una dosis extra de rabia, pero no a este punto. O tal vez él nunca lo vio. Julie le dijo varias veces que era un bastardo, sólo no lo era delante de él, tal vez tenía razón.


-Déjame en paz -murmuró. Desvió los ojos. No quería llorar, pero se sentía cerca del llanto. Había estado tan feliz hace unos minutos. Gabriel no dijo nada y Mike regresó a verlo. Lucía herido. Estaba de pie, con una mano sobre el escritorio, los ojos caídos, como si no supiera qué decir o hacer. Mike sintió la culpa recorrerle, recordando lo que Wade le dijera semanas atrás, que debió esperar a que Gabe confiara lo suficiente en él y no alejarse. Gabriel nunca lucía así de afectado en público, pero Mike sabía que solía mantener una imagen que varias veces no tenía nada que ver con lo que sentía en realidad. Antes que pudiera pensar en algo más que decir, Gabriel alzó la cabeza, sus labios esbozando una sonrisa amarga. No dijo nada, sólo se fue, dejando caer la puerta con toda la furia de la que fue capaz.


Fuera del cuarto, Gabriel se detuvo un momento, tratando de calmarse, pero le fue imposible. No podía hacer más que recordar a Alan besando a Mike, las miradas cómplices que compartieron antes, cuando hablaban del juego y la forma en que Mike lo había apartado para defender a Garton.  No sabía si estaba más dolido que enfadado, o ambas, pero sabía que era mucho mejor sentir rabia a  dolor, así que la dejó crecer, apretando los puños a sus costados.


---


-Nos vamos -Wade giró la cabeza al escuchar la voz de Gabriel, tan exenta de emoción que le sorprendió. Estaba de pie allí, sosteniendo la mochila con la que había venido.


-¿Nos? -preguntó. Se volvió a la pantalla de inmediato, poniendo pausa al juego sin preguntar. Alan negó con la cabeza, cruzándose de brazos.


-Estamos tratando de jugar aquí, Barnett -dijo, sin regresar a mirarlo.


-Cállate -espetó Gabriel y la rabia en su voz encendió una alarma en Wade.


-Podrías esperar a que termine de humillarlo -comentó. Julie negó con la cabeza-. ¿Por qué estás tan molesto ahora? -preguntó, dejando que su voz sonara tranquila y sin ninguna señal de preocupación.


-Sólo párate y vámonos.


-¿Te vas a ir con él, el idiota que se enoja por nada, en vez de quedarte a jugar? -preguntó Julie, bufando-. Por qué no me extraña.


-Ella tiene razón -Wade le dirigió una sonrisa a Gabriel, que frunció el ceño, apretando las manos tan fuerte que podía sentir las uñas sobre su piel-. Entre verte molesto por lo que sea que estés molesto ahora y patear el trasero a Garton, creo que la elección es bastante fácil.


Gabriel se fue sin decir nada más y Wade volvió al juego, sonriendo. Alan se encogió de hombros. Estaban jugando al mejor de diez ahora y perdió casi inmediatamente. Maldijo entre dientes, mientras Wade volvía a seleccionar el mismo personaje. Esta vez, Alan  ganó los tres round sin apenas hacer esfuerzo y Wade dejó escapar una risa cuando terminó.


-Bueno, hay veces en que las cosas salen mal -dijo, tirando el control hacia Julie-. Voy a buscar algo de comer, estoy hambriento.


-Puedo hacer que te traigan algo -intervino Katherine. Estaba sentada en el piso, divirtiéndose mientras trenzaba el cabello de Betty, experimentando formas.


-No te preocupes, lo haré por mi cuenta.


-Idiota -murmuró Julie, cuando lo vio salir.


-¿Qué les pasa? Gabriel parecía a punto de pegarle a alguien -Katherine se volvió hacia Mike, que había permanecido todo el tiempo desde que regresó del cuarto en silencio y que se dedicaba a mirar la pared como si no hubiera nada más interesante.


Julie fue la única que no se extrañó cuando Wade no regresó, ni cuando una de las empleadas de Katherine les informó que ambos se habían ido. Wade nunca dejaría a Gabriel solo si él lucía así de afectado por lo que sea que fuera. Miró a Mike, suponiendo que el enfado de Gabriel tenía mucho que ver con su repentino mutismo.


---


-Hey, bonita, ¿esperas a alguien? -Wade se apoyó en la ventanilla, sonriendo. Gabriel, que mantenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el asiento, abrió los ojos y frunció el ceño. Wade entró al auto y no se extrañó al mirar el asiento trasero y encontrar su propia mochila allí-. ¿Qué tal si no salía? ¿Te irías y me dejarías sin un cambio de ropa?


Gabriel se limitó a mirarlo, sin responder.


-¿Qué fue lo que pasó? -preguntó, decidiendo que era mejor sacar el tema de una vez.


-Vi a Mike besando a Alan -contestó Gabriel. Wade tamborileó los dedos en su rodilla mientras Gabriel encendía el auto. Alan y Mike juntos era una imagen bastante extraña. Hizo una mueca, sin saber qué decir. En realidad, sabía que era lo que quería decir, pero dudaba que fuera lo que Gabe quisiera escuchar justo ahora. Hicieron el viaje en silencio y no se hablaron incluso cuando estuvieron en el avión, reservado exclusivamente para ellos, ventajas de tener padres asquerosamente ricos. Wade cogió un libro y se puso a leer, ignorando deliberadamente a su amigo.


Gabriel se sentó, reclinó el asiento y cerró los ojos. Podía sentir la furia emanando de su amigo, incluso aunque no entendía el porqué.


-¿Qué te pasa? -preguntó, horas más tarde, mientras bajaban del auto. Wade esbozó una sonrisa.


-¿Qué puede pasarme?


-Deja las tonterías. No me has hablado desde que salimos de casa de Kathy y soy yo el que debería estar enfadado -estaba casi gritando cuando terminó de hablar, pero Wade sólo parecía aburrido.


-No me gusta repetirme, Gabe -contestó, haciendo un ademán con los brazos-. ¿Quieres seguir sufriendo por un niñato al que puedes reemplazar cuando quieres? Bien. Pero no vuelvas a sacarme de ningún lugar por una razón tan estúpida como ésa.


Gabriel se mordió los labios para no responder y dejó que su amigo se marchara. Tenía mucho que podría decirle, desde que no consideraba a Mike alguien “reemplazable”, hasta lo mucho que lo enojaba que hablara de él así, como si fuera una cosa, como si querer a alguien fuera tan simple como cambiar de celular. Se quedó callado porque no quería seguir discutiendo, no con Wade. No cuando ya hacía lo suficiente por él.


Entró a la escuela después de pasar por la caseta de Max y se detuvo en los pasillos, sin ninguna gana de ir a su habitación. Cambió sus pasos hacia las habitaciones de las chicas, y tocó la puerta de Ericka, esperando que ella se encontrara. No era mejor que hablar con Wade, en realidad, su brusquedad era incluso mayor, pero al menos ella no se tomaba las cosas personales, ni él sentía que le debía nada.


Ericka abrió al tercer golpe y lo dejó pasar, aunque lucía soñolienta.


-¿Llevas mucho aquí? -preguntó Gabe.


-Llegué hace dos horas. Estoy terminando las tareas -informó ella.


-¿Y competiste?


-En realidad, lo hice -esbozó una sonrisa satisfecha-. La titular de estilo libre se lesionó. Quedé en quinto lugar, lo cual es bueno para una principiante.


Gabriel le devolvió la sonrisa, detestando no poder sentirse más feliz por ella. Una parte de él la culpaba por lo que pasó con Mike, sería más fácil si pudiera culparla a ella de todo.


-¿Qué pasa contigo? No te ves muy bien.


-Mike ha decidido empezar una relación con Alan -informó, logrando que su voz sonara impersonal. Ericka dejó escapar un suave suspiro y se giró, sin saber qué decir.


-Lo siento.


-No quiero pensar en eso -murmuró Gabriel. La miró. Ericka no estaba afectada por terminar con Bryan, le gustaría ser como ella, o como Wade, que podía ir de una chica a otra sin problemas. Le gustaría que Mike no le importara tanto-. Supongo que lo mejor que puedo hacer es dejar que sea feliz y eso -murmuró, mirando la mesa de noche de Ericka y prestando más atención de la necesaria a un reloj.


-Detesto estar de acuerdo con Wade en algo, pero ¿no has pensado en salir? Suena terrible, pero tal vez así te distraigas.


-Quieres que vaya y me acueste con alguien para olvidar a Mike -dijo Gabriel, inexpresivo.


-Más o menos. Quiero que salgas a otro lugar que no sea las reuniones con tu padre. No es que yo sea el parangón de la diversión, Gabriel, pero tú...


-Tienes razón, es terrible que estés de acuerdo con Wade -interrumpió.


Ericka se cruzó de brazos. Si no se sintiera culpable, ya lo habría botado del cuarto y le habría exigido que se levante de la cama en la que ahora se había acostado, con las manos en la nuca. Pero la culpa era algo difícil de manejar, se sentía responsable por su sufrimiento. Maldijo internamente. Wade tenía razón, lo mejor era que Gabriel se olvidara del muchacho.


-Si no quieres opiniones, no deberías pedirlas -replicó.


-Trataré -aceptó, después de un rato en silencio.


---


-¿Me vas a explicar que pasó en casa de Katherine? -Julie se interpuso en el camino de Mike, mientras éste regresaba de clase de español. Lo tomó por el brazo y lo arrastró a un salón vacío, cerrando la puerta tras ellos. Se cruzó de brazos, esperando una respuesta. No sabía qué pensar, Mike y Alan habían pasado de compartir sonrisas a apenas mirarse, y Gabriel rezumaba odio cada vez que de casualidad veía a alguno de ellos. Incluso a ella. Suponía algo, pero era mejor saber la verdad.


Mike hizo una mueca. No quería hablar de eso, ni siquiera le dijo a Alan que Gabe los había visto, aunque él lo había adivinado.


-Mike, vamos -insistió Julie-. Tú y Alan de nuevo han vuelto a no hablarse y la forma en la que Gabriel salió...


-Nos besamos -interrumpió, bajando los ojos al piso.


-¿Gabriel y tú? -Julie negó con la cabeza, en desaprobación-. Mike, pensé que...


-No -negó. Llevó una mano al puente de su nariz, acariciándolo. Estaba tan confundido-. Alan y yo. Dos veces.


-Creo que tienes que explicarme eso. Tú... o sea, ¿están juntos?


Mike negó con la cabeza. No lo sabía, no sabía qué quería y la mitad del tiempo recordaba cómo se sintió tener a Gabriel nuevamente cerca, lo ardiente de su aliento, incluso con toda la rabia. La otra mitad, pensaba en Alan.


-Gabe nos vio -murmuró-. No sé qué hacer, Julie. Él nos vio y se enojó, y me besó... y no quería, pero a veces pienso... Wade me dijo que debí esperar a que confíe en mí si lo quería tanto y tal vez tenga razón, porque -se interrumpió, sabiendo que estaba balbuceando y hablando sin hilar sus pensamientos antes, pero no pudo detenerse. Tenía que sacar todo de su mente de alguna forma-. Y no quiero herir a Alan, no quiero. Pero es Gabriel y si lo hubieras visto... y sí, fue muy cruel, pero... pero nunca lo había visto tan fuera de sí.


Julie cerró los ojos, dejando escapar un suspiro, antes de hablar.


-Déjame ver si entendí. Besaste a Alan, dos veces. Gabe los vio, te fue a reclamar, se besaron y por eso se fue tan molesto, y ahora tú... ¿piensas que no debiste terminar con él porque te dio lástima verlo mal de alguna forma?


-No es lástima -murmuró Mike. Julie cerró los ojos, luciendo enfadada.


-Mike, me disculpo de antemano si esto te molesta, pero tengo que decirlo. Primero, ¿crees que cambiaría algo si regresas con Gabe y esperas pacientemente a que confíe en ti? Piénsalo, porque sé que lo de su padre no fue la primera vez en la que decidió ocultarte cosas. Cada vez que él estaba mal, tú lo estabas por no saber cómo ayudarlo. ¿Crees que cambiaría algo más allá que Gabe dé por sentado que puede hacer lo que quiera contigo, porque después de todo lo vas a perdonar?


Mike desvió los ojos. Sí, había pensado en eso. Lo hacía, se lo repetía cada vez que la tentación de ir y arreglar las cosas con él se hacía muy fuerte. Pensó que lo estaba superando y le descolocaba lo mucho que le había afectado su dolor, su rabia. Julie tenía razón. Si Gabriel no había sido capaz de confiar en él sabiendo que se arriesgaba a perderlo, no lo haría ahora.


-Te lo aseguro, he visto ese teatro del hombre arrepentido y herido más veces de las que me gustaría recordar -siguió Julie, pensando en su padre y la manera en que su madre siempre lo justificaba-. Además, ¿qué estás haciendo con Alan? Ustedes dos son mis amigos, y sabes que te aprecio mucho, Mike, pero no voy a soportar que juegues con él o lo uses para aliviarte. No puedo, Mike. Él te quiere. Y es una buena persona, aunque no lo parezca.


-No quiero herirlo, Julie, nunca fue mi intención.


-Bueno, lo haces. Lo haces cada vez que lo dejas acercarse y no te decides -Julie se acercó a la puerta, apoyando una mano en la perilla-. En serio no quiero enojarme contigo, sólo decide lo que vas a hacer y no enredes más las cosas. No con Alan.


Abrió la puerta, saliendo del aula y Mike la siguió, no tenía nada que hacer en un aula vacía de todas formas. Julie se alejó, caminando a grandes zancadas y él decidió no seguirla, sabiendo que no sería lo mejor hasta que a ella se le pase el enfado.


Suspiró cuando entró al cuarto, masajeando su cuello. Este año estaba resultando difícil y no sólo por las clases.


-¿Vas a quedarte allí suspirando todo el día, o qué? -preguntó Alan. Había estado agachado buscando un lápiz y se dirigió al escritorio, en donde tenía los cuadernos.


-¿Estás estudiando? -preguntó Mike, echando un vistazo al escritorio.


-Pregunté primero -señaló Alan-. ¿Y por qué el tono de sorpresa? Yo estudio.


Mike sonrió, sintiéndose mejor de repente. 


-Sólo lo haces cuando Julie te obliga, es raro que empieces por ti mismo.


-Estoy cambiando -replicó Alan, sentándose sobre el escritorio-. Soy una nueva y renovada persona -Mike bajó la cabeza, esbozando una tenue sonrisa que hizo que Alan deseara eliminar la distancia entre ellos y lamer sus labios-. Entonces, ¿por qué tenías esa cara cuando entraste?


-Julie habló conmigo -admitió. Supuso que sería mejor si dejaban las cosas claras, no le gustaba pensar en sí mismo como alguien que jugaba con las personas a su alrededor-. Sobre lo que pasó el domingo, en casa de Kathy.


-Ah -fue lo único que dijo Alan. Desvió la mirada, ordenando sus ideas-. ¿Quieres hablar de eso?


-Más o menos. Mira, sólo... todavía estoy confundido, ¿bien? Y no quiero herirte, no quiero arruinar nada contigo...


-Por favor no digas “porque eres mi amigo” -interrumpió Alan. Supuso que Julie le había obligado a hablar con él, a su manera. Ella estaba preocupada y aunque al principio pareció entusiasmada, dispuesta a juntarlos incluso, ahora temía que Alan saliera perjudicado. A él le halagaba su preocupación, le alegraba saber que le importaba tanto que quería protegerlo incluso de Mike, pero no lo consideraba necesario. Sabía en lo que se estaba metiendo-. Mira, sé que no sientes lo mismo por mí, lo sé. Y sé que esos besos no fueron lo que yo quería que fueran.


Alan apretó las manos sobre la madera, era difícil de admitir que Mike no lo quería de la misma manera, y era mucho más difícil mantenerse tranquilo.


-Y es por eso que creo que es mejor que ya no acercarnos más -replicó Mike. Alan frunció el ceño.


-No quiero que dejes de acercarte -replicó, cruzando los brazos sobre su pecho-. Y no me importa. Julie quiere cuidarme, pero no lo necesito, no soy un niño. Si lo ponemos en una balanza -dijo, bajando del escritorio para acercarse a Mike-, prefiero que te sigas acercando y lo que sea que pase después a que decidas alejarte ahora.


-Pero te estaría usando -murmuró Mike, bajando la vista a sus manos.


-Da igual -se acercó un poco más, acercando su boca a la mejilla de Mike. Rozó la piel ajena con los labios, sin poder contener el alivió que lo recorrió cuando Mike no se alejó, ni lo empujó.


Mike no supo cómo, pero estaba besando a Alan de nuevo, a pesar de sus propias intenciones de no hacerlo, de evitar más confusiones entre ellos. Cuando se separaron, Alan metió las manos en los bolsillos de sus jeans para evitar tocarlo.


-No estoy pidiendo nada de ti, Mike -Mike alzó la mirada, luciendo culpable, pero Alan se limitó a esbozar una sonrisa arrogante-. No importa, hay muchas posibilidades que te enamores de ti.


Y nuevamente, a pesar de la culpa y del resentimiento hacia sí mismo, Mike se encontró sonriendo, relajado sólo porque Alan también lo estaba.


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Gabriel se dejó caer en la cama, suspirando. Cerró los ojos, maldiciendo cuando todo lo que pudo ver fue a Mike en brazos de Alan, a ambos sonriendo y mirándose como si... se interrumpió, incorporándose, apoyando el puño en su barbilla. No podía calmarse. Lo estaba intentando, estaba tratando de asumir que todo fue su culpa y que no tenía ningún derecho de exigir nada de Mike, lo intentaba, pero no resultaba. Lo único que quería era ir, buscar a Mike y recordarle de alguna manera que no podía dejar de quererlo. No tan pronto, ni por Garton. Trató de disimular cuando Wade entró al cuarto, pero éste bufó, negando con la cabeza. Gabriel estaba empezando a acostumbrarse a la frialdad de su amigo y apenas se extrañó cuando se sentó, abriendo un cuaderno sin decir nada. Aún así, era terrible pasar por esto y no poder quejarse con Wade o confiar en él para que lo consuele, a su manera.


-Wade -llamó. No obtendría respuesta, pero al menos se distraería y no tendría que pensar en Mike... mierda-. Wade, ya deja eso.


Rodó los ojos cuando Wade no le contestó y tamborileó los dedos sobre su rodilla.


-No puedo estar sin hablarme por siempre -dijo, poniéndose de pie y sentándose al lado de Wade, que cerró el cuaderno de un golpe y se volvió hacia él, ceñudo-. ¿Por qué estás tan molesto?


-Porque eres idiota -contestó Wade, apretando los dientes-. Y estoy cansado de cuidarte y verte sufriendo. Y de repetir las cosas. ¿Quieres ponerte en plan masoquista? Hazlo sin mí.


-No soy un masoquista -replicó Gabe. Sintió su rabia crecer y sin nada más qué hacer, la dejó fluir-. Tú sólo no lo entiendes, quiero a Mike, no sé cómo parar, no sé cómo hacer para no pensar en él y para que no me duela saber que está con otro y puede que tú lo entiendas porque nunca has querido a nadie pero...


-¿Sabes qué? -le interrumpió Wade, sacando el celular y buscando un número entre sus contactos, antes de tenderle el aparato a Gabriel. Éste lo miró, sin entender-. Es el número de Liam. ¿Amas tanto a ese chico? Llama. Le puedes decir la verdad a tu jodido novio y luego, antes que Ericka vaya y le cuente a tu padre, te vas con Liam y te inventas una forma de mantener a tu novio mientras termina el colegio sin que estés alrededor. Es simple. Pero decídete de una puta vez, Gabe, porque estoy cansando de cuidarte, de ver si comes o no, si duermes o no, y todo por un estúpido chico.


Gabriel miró el celular, enfadado. No era eso lo que quería, sólo quería que su mejor amigo le diera un poco de consuelo. Su ira no había disminuido y a falta de un blanco mejor, la enfocó en Wade.


-Sabes que no haré eso -masculló-. Y no sé quién demonios te ha dicho que tienes que cuidarme. No tienes porqué demonios hacerlo, nadie te lo ha pedido. No es como si fueras mi madre o cualquier cosa, no necesito tenerte detrás de mí, vigilando cada paso que doy.


Wade lo observó, lívido. Se levantó de la silla, dándole la espalda y apoyando las manos en las caderas, antes de soltar una risa y girarse hacia Gabriel.


-Sí, no es como si fuera tu familia o lo que sea, ¿verdad? -espetó. Odiaba no lo que Gabriel había dicho sino que Mike fuera la causa, como si ese chico fuera de repente tan importante que Gabe pusiera en duda que fueran algo menos que hermanos y que siempre sería su responsabilidad cuidar de él. Gabriel se arrepintió de sus palabras apenas notó la mirada herida en los ojos de su amigo. Se levantó, estirando una mano para sostenerle la muñeca, pero Wade se soltó.


-No te atrevas a hablarme antes que decidas tus prioridades. Porque si no lo recuerdas, estoy siguiendo órdenes de mi madre, viendo negocios en los que no puedo estar menos interesado por ti -se acercó a Gabriel, enredando una mano en su cabello, apretando con más fuerza de la necesaria, y Gabriel, sin importar la situación, recordó que de esa forma había tirado de su cabello cuando se besaron. Pero el recuerdo se fue rápido de su mente, ahogado en la furia rampante en la voz de Wade-. Si ese chico es tan importante, lárgate.


Lo soltó, saliendo del cuarto y Gabriel observó el celular todavía en la mesa, en el que el nombre de Liam brillaba. Podía hacerlo, llamar, explicarle todo a Liam, explicarle las cosas a Mike, irse y confiar a que Mike lo quisiera lo suficiente como para aceptar esperarlo hasta que saliera del colegio y pudieran reunirse, si es que su padre no hacía contra Mike. Irse y olvidarse de sus planes, de volver a ver a su madre y decepcionar a Wade, que había puesto sus propios intereses por debajo de los suyos. Aunque tal vez las cosas serían mejores para Wade si él se iba, había admitido que odiaba los negocios de su madre y odiaba ser un títere. Con él lejos, no tendría ninguna responsabilidad con nadie.


Se dejó caer en la silla, apoyando la cabeza en la mesa. Amaba a Mike, más de lo había creído, lo extrañaba, a veces aún no podía creer que lo había perdido. Nunca quiso perderlo, como tampoco quiso decirle a Wade que no eran familia. Después de todo, si Wade no hubiera estado allí después de la muerte de su madre, él no habría sido capaz de soportarlo.


-¿Qué estoy haciendo? -susurró, apretando los dientes. Quería tener a Mike, sentir sus brazos rodeándole, confortándolo y quería que Wade no se hubiera ido, que estuviera allí, acariciándole el cabello y tratando de convencerlo que todo mejoraría. Quería la sonrisa dulce que siempre lograba que su rabia remitiera y quería poder acostarse con él, sintiéndose como un niño pequeño de nuevo, en el que unos brazos, unas bromas y la sábana sobre sus cuerpos, apartándolos del resto del mundo era todo lo que necesitaba para sentir que era libre. Quería sus besos, sólo quería que regresara, por Dios.

Notas finales:

Al final del cap, Gabe está confundido y mezcla un poco lo que quiere de Mike y de Wade, ¿vale? Pobre Gabe, su cabeza está hecha un lío xDD


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