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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola otra vez! Tranquilos, no voy a comentar nada de mi vida. Sobre este capítulo... fue difícil hacerlo porque estaba pensando si darle largas o si no... al final decidí que esto ya ha tenido suficientes “largas”, así que no. Directo al grano es mi nuevo modo de vida xDDD


Ah, bueno. Las malas noticias, la próxima semana no hay capítulo. Tengo buenas razones, quiero tener varios capítulos para saber exactamente la longitud de cada uno o si debo o no cortar escenas. Es algo que hago mucho, escribo un esquema de los capítulos -como un script-, y luego voy agregando y corrigiendo y quitando. Esto de escribir sin inspiración es más trabajoso pero más ordenado también (?)


Nos vemos en dos semanas, muchas gracias a todos los que siguen aquí, a pesar de lo laaargo que está resultando esto. Me encantaría tener más tiempo para escribir, pero no paga las cuentas XD. Nos vemos. Muchas gracias por seguir leyendo y comentando :)

Capítulo 72


 


-Luces terrible -Clay se sentó al lado de Gabriel, tendiéndole una botella de agua mineral que éste tomo, extrañado.


-¿Te preocupas por mí, Harris?


-No es divertido molestarte cuando estás así. ¿Qué miras?


-Nada -contestó. Harris bebió un sorbo de su propia botella, siguiendo la dirección en la que Gabe mirada y dejando escapar un suspiro-. Es una buena vista -susurró, mirando a Wade.


Gabriel bufó. Los escasos dos días que llevaba Wade sin hablarle se habían sentido exageradamente largos, tanto que estaba allí sentado con Harris en vez de irse y dejarlo hablando solo.


-¿Hay alguna razón para que lleves tanto tiempo mirándolo? Otra razón más que admirarlo, porque tienes que reconocer que es una muy buena vista.


Gabe regresó a verlo, observando la forma en que se lamía los labios al observar a Wade. No era una visión agradable y no quería saber qué se estaba imaginando.


-No lo estoy mirando -negó.


-¿No? Sé que terminaste con Michael, y ahora no le hablas a Wade... como sea, Barnett, no me interesa darte consejos -hizo una pausa, fijando sus ojos en Wade, que en ese momento se levantaba la camiseta para secarse el sudor del rostro-. No entiendo cómo te pudiste fijar en Mike cuando compartes cuarto con él. Tienes que reconocerlo, Barnett, amigo o no, él es objetivamente apuesto.


-¿Quieres que cosifique a mi mejor amigo? -preguntó Gabriel, bufando. Lo cierto es que lo hacía, algunas veces, y no se sentía cómodo con eso. Era extraño. Y prefería tener esos pensamientos en su cabeza y no discutirlos con nadie, ni siquiera en broma.


-No, tú serías mucha competencia -Clay dejó escapar una risa.


-No le gusta los hombres, Harris. Por enésima vez. ¿Qué esperas de él, de todas formas? ¿Que algún día admita que te quiere? ¿Cuánto planeas seguir así?


Clay regresó a mirarlo. Algunas de esas preguntas no parecían estar dirigidas exactamente a él. Eso, y lo extraño que era hablar con Barnett, lo instó a contestarle. Claro, también quería fastidiarlo.


-Creo que malentiendes las cosas. Me gusta, no lo negaré, pero no lo estoy esperando, como una quinceañera enamorada. Tengo otras relaciones.


Gabriel negó con la cabeza, sin sentirse realmente extrañado.


-Entonces, ¿qué sientes por él? -preguntó. Clay parpadeó, como si nunca hubiera considerado la pregunta. Lo cierto era que no habían muchos sentimientos... no en el sentido en el que Gabriel quería a Mike, por ejemplo. Wade era divertido, discutir con él era estimulante.


-Es divertido -contestó-. Incluso cuando se las arregla para molestarme. Y evita que me aburra -sonrió al ver que Gabriel le dirigía una mirada incrédula-. Y está el que sea muy apuesto. No sólo apuesto, es... te dirige esa sonrisa de superioridad, y Gabe, te lo juro, lo único que quieres es borrársela a besos.


Gabriel hizo una mueca de asco, aunque él recordaba esa sonrisa. Había sido una broma, la mayoría de cosas que Wade hacía eran una broma, pero le seguía perturbando. Sacudió la cabeza, tratando de apartarse de esos pensamientos.


-Y a veces no sólo besos -continuó Clay, notando la obvia incomodidad en Barnett-. Es tan exasperante que no puedo evitar pensar que podría callarlo con mi...


-Cállate, por Dios -interrumpió Gabriel, llevando una mano a su rostro. No quería saber con qué diablos iba Harris a completar esa frase.


-Oye, son mis fantasías, y en mis fantasías, Wade es mío para lo que yo quiera. Y en mis fantasías, él simplemente adora lo que yo... -Clay se interrumpió al sentir la mano de Gabriel en su garganta, en un gesto amenazador.


-Cállate -espetó. Para su mala suerte, Wade se acercó a ellos y dejó escapar un silbido al ver su posición.


-Suelta a Harris, es un idiota, pero no merece que lo ahorques -dijo, sonriendo. A Gabriel le extrañó que le hablara, pensó que seguía bajo la ley del hielo. Apartó la mano del cuello de Clay, refunfuñando y Wade se dirigió a Harris-. ¿Qué has hecho para ganarte tal muestra de amabilidad?


-Nada en absoluto. Se enoja por las cosas más nimias.


-Si lo hubieras escuchado, habrías hecho algo peor que ahorcarle -replicó Gabriel. Se distrajo un momento observando a Mike, que acababa de bajar de las gradas, y se aprestaba para jugar tenis. Este año, el profesor de física les estaba obligando a todos a hacer ejercicios y Gabe recreó por un momento cómo serían las cosas de seguir juntos. Podría burlarse de él cuando llegara adolorido o ayudarle, o acariciar su espalda, tratando de relajarlo antes de llevarlo a la cama. Se removió, incómodo, y regresó a la realidad para descubrir que Harris ya no estaba allí y que Wade se llevaba un cigarrillo a los labios, al parecer de dulce porque mordió un pedazo.


-Trato de dejar de fumar -explicó.


-¿Vuelves a hablarme?


-No, en realidad. No hasta que admitas que eres un completo idiota -se puso de pie, negando con la cabeza-. En realidad, sólo tenía una cosa qué preguntarte. Mi madre me ha pedido que la acompañe este fin de semana, viajamos a Inglaterra. Faltaría un par de días a clases, pero no parece que le importe.


Gabriel lo miró, sin entender porqué necesitaba contarle eso. Wade notó su confusión y suspiró.


-¿Tengo que ir o no? -preguntó. Gabe estuvo a punto de preguntar a qué se refería, hasta que lo recordó. Wade le había planteado la posibilidad de irse y abandonarlo todo y si él la aceptaba, significaba que Wade ya no debería fingir obediencia a su madre. El número de Liam estaba ahora en sus lista de contactos y alguna vez durante las noches, cuando la ausencia de Mike dolía más, había considerado llamar. Pero no lo hacía. Tenía varias razones para no hacerlo... su madre, arriesgarse a la furia de su padre, querer saber lo que pasó realmente... pero más allá de cualquier otra razón, no quería dejar que su padre ganara, que pensara que siempre salía librado de lo que hacía. No quería perder contra él y no había nada de altruista en ese pensamiento-. ¿Aún no lo decides?


-Hazlo -contestó, odiándose un poco. Pero él lo había decidido, y egoísta, equivocado o no, no iba a echarse a atrás. Cruzó las manos, apoyándolas sobre sus labios para ocultar su sonrisa que esbozó. Así las cosas, entendía porqué Wade estaba tan enfadado con él por no poder dejar ir a Mike, sabiendo que nunca podría, tampoco, alejarse de su padre. Wade lo entendía, después de todo. Se preguntó si Mike lo haría también. Alzó la vista, para observar a su amigo, que terminaba el dulce y se lamía los restos de los labios y sintió que la boca se le secaba, a la par que la anticipación le calentaba las venas. Era la clase de reacción que tenía cuando estaba con Kristy o con Mike, no lo que debería sentir observando a Wade. Desvió los ojos, maldiciendo entre dientes. Con todo lo malo que era pensar en Wade de esa manera, era mucho mejor que ver a Garton en la pista de tenis, tomando las manos de Mike para enseñarle a coger bien la raqueta. No pudo seguir mirando, Wade puso una mano sobre sus ojos, bloqueando su visión.


-¿Qué haces?


Wade no contestó, por supuesto y Gabriel no se atrevió a retirar la mano... no quería mirar, hasta que sintió que su amigo se alejaba. Al menos, Mike ya no estaba a la vista.


---


-No necesito que me cuides, Julie -Alan tomó el libro de sus manos y lo puso en el estante, en el que ella pretendía ponerlo, pero sin alcanzarlo.


-Todo esto me pareció muy buena idea, pero ahora no lo sé -murmuró ella, llevando una mano a su barbilla. Si al menos estuviera segura de los sentimientos de Mike por Alan, no se preocuparía tanto, pero había notado la desilusión en sus ojos cada vez que Gabriel los veía juntos y no hacía nada por separarlos. No quería que usara a Alan para tratar de provocar a Gabe, y aunque habitualmente confiaba en el buen juicio de Mike, cuando se refería a Gabriel...-. Tú podrías acabar odiándolo.


Alan suspiró. Julie se preocupaba en demasía. Muchos de sus puntos eran válidos, pero era su decisión si se metía en problemas o no. Él conocía los sentimientos de Mike, sabía que algo había pasado entre él y Barnett aunque no lo dijera, y si quería seguir insistiendo era su problema, no de Julie.


-Mira, es mi decisión. Sé que él aún quiere a Barnett, ¿está bien? Pero es mi problema, no tuyo.


Julie suspiró. Se sentía herida. Mike, al menos, no rechazaba sus palabras directamente, aunque por la forma en que aún seguía besando a Alan... hace poco menos de dos horas, los había encontrado besándose contra la pared del cuarto. El que la escuchara no significaba que le haría el menor caso. No podía evitar sentirse un poco desplazada.


-Como quieras -aceptó, frunciendo el ceño.


-Julie -Alan la detuvo cuando ella intentó irse-. No estoy diciendo que... mira, es sólo... sé lo que puede pasar, sé en lo que me estoy metiendo... pero pensé que querías que lo intentara.


-Eso fue antes de ver que Mike mira a Gabriel esperando que haga algo para apartarlo de ti -espetó ella, pasando una mano por su cabello-. No digo que Mike sea un mal chico, es el mejor que conozco. Pero se van a hacer daño los dos y no quiero verlo.


-Sigue siendo mi decisión -replicó Alan. Julie asintió, antes de soltarse de su agarre, de manera amable, y salir de la biblioteca.


Alan siguió sus pasos poco después, pero no regresó al cuarto, como debería. Quisiera admitirlo o no, las palabras de Julie le habían afectado, no porque no supiera que eran ciertas antes que ella hablara, sino porque era mejor cuando podía fingir que nadie notaba lo obvio. Mike todavía seguía enamorado de Barnett, a saber Dios qué veía en él. Hablando de él, Alan lo observó mientras caminaba fuera del colegio, al lado de su perro. Alan se detuvo, considerando si debía seguir caminando, hasta el bosque como había planeado o regresaba al colegio, esquivando a Barnett, aunque aquello se viera como si lo estuviera evitando. Bufó, antes de continuar andando, pero se detuvo al ver que Barnett se ponía de pie al verlo.


Alan puso las manos en los bolsillos de sus jeans, esperando.


-¿Están juntos? -preguntó. A Alan le sorprendió el tono tan calmado en su voz. Tal vez su amor por Mike no era tan fuerte después de todo. 


-No creo que eso sea tu asunto -contestó. Habría dicho otra cosa, pero ni él mismo estaba seguro de cuál era su relación con Mike ahora y tampoco preguntó cómo lo sabía. Debió verlos en casa de Katherine, eso explicaría porque se fue de la forma en que lo hizo.


-Entonces no -Gabriel acarició la cabeza de su perro, como si el gesto le transmitiera calma-. ¿Lo están intentando?


-¿A qué viene el interrogatorio, Barnett? Tú lo dejaste -Alan hizo una mueca de fastidio, esperando que la charla termine pronto.


-Sí, ya lo sé -murmuró Gabriel. El perro ladró, reclamando su atención y Gabe lo miró, su expresión suavizándose mientras le sonreía al perro-. Espero que lo disfrutes -dijo, volviendo su mirada a Alan. Alan frunció el ceño, dudando que Gabe aceptara las cosas así de fácil-. Al menos, mientras tratas de no recordar que cada vez que lo tocas piensa en mí.


Alan no pudo responder. Gabriel pasó de largo, de nuevo sonriendo hacia el perro, que le siguió, y él sólo se quedó allí de pie. Lo peor de todo era que tenía razón. Podía tener razón. Algo pasó entre Mike y Gabriel que encendió nuevamente las esperanzas ya perdidas de Mike y ahora él no podía saber si cuando se besaban era otra persona la que estaba en su cabeza, si sólo esperaba el momento para regresar a él. Tal vez Julie tuviera razón, después de todo.


---


Mike estiró los brazos por encima de su cabeza, ahogando un bostezo. Los dos últimos días había tenido tantas tareas que no recordaba haber hecho algo más que pasar de la biblioteca a buscar cosas en su laptop y escribir informes. Al fin, había terminado los ejercicios de química y miró la hora en el reloj ubicado en la mesa, sorprendido al ver que pasaban las cinco. Olvidó almorzar y ahora que se detenía a pensarlo, su estómago gruñía de hambre. Miró hacia la cama de Alan, e hizo una mueca al comprobar que no estaba allí. Era el primer fin de semana que no pasaban un tiempo juntos. Mike se levantó, buscando su chaqueta. No era tonto, notó como el comportamiento de Alan se volvía frío esos últimos días, sin saber el porqué, aunque lo suponía. Tal vez se había cansado de su indecisión y de la forma en que iban las cosas entre ellos. No es que hubiera algo entre ellos. Estudiaban juntos, bromeaban de la misma forma en que lo hacían habitualmente, se lanzaban pullas... lo único nuevo es que Mike no lo detenía cuando él trataba de besarlo y que un par de veces se había sorprendido iniciando él los besos. A Mike no le gustaba, no le gustaba la persona en que podría convertirse si seguía tratando a Alan como... se detuvo en medio del cuarto, parpadeando. ¿Cómo qué? ¿Cómo una forma de distracción, una manera de conseguir olvidar a Gabe? ¿O de provocar sus celos?


Sacudió la cabeza. Aún recordaba el beso de Gabriel, la rabia que le transmitió y la manera en que durante un momento quiso abrazarlo y olvidarlo todo. Justo cuando pensó que lo estaba olvidando.


-Mike, hola -Julie entró al cuarto, mirando a los lados-. ¿No está Alan?


-No, no lo he visto desde la mañana -contestó. Julie también actuaba diferente con él, aunque ella trataba de no juzgar. Mike no la culpaba, agradecía que no lo hubiera golpeado.


-Tengo unos datos que me pidió. Si lo ves, le dices que me llame -ella abandonó el cuarto tan rápido como llegó y Mike la siguió, al menos hasta salir del área de las habitaciones de los chicos, dispuesto a comer algo. Ya no había comida para esa hora, tuvo que conformarse con un par de sándwichs y un batido, además de un poco de fruta. Decidió volver a comer algo para la cena, mientras caminaba a su lugar habitual y se sentaba, suspirando. Estaba más cansado de lo que había supuesto y se sentía un poco solitario, sin Alan allí para hablarle.


-¿Dónde estará? -murmuró en voz baja. No es que él tuviera que saber cada movimiento, pero Alan solía estar cerca la mayor parte del tiempo. Llevó dos dedos al puente de su nariz, apretándolo con rudeza. Si Alan estaba tratando de alejarse de él, era obvio que no lo esperaría para almorzar.


-Eres como una bomba de tiempo. Puedo escuchar los tic tac -Mike escuchó la voz de Ericka y alzó la cabeza, manteniendo a raya el impulso de levantarse e irse cuando notó que le hablaba a Gabriel-. En serio, ¿tenías que gritarle al taxista?


-Casi atropella a Max -gruño Gabriel, apoyando una mano en la cabeza del perro. Él sabía que estaba irritable, no necesitaba recordatorios. Entre saber que Mike y Alan estaban juntos, Wade sin hablarle y esos pensamientos que no podía purgar de su cabeza, nadie podía culparlo por estar irritable. Observó a Mike, pero Ericka ya se había sentado en su mesa y comprado comida para ambos. Se limitó a dejar que sus ojos se encontraran, esperando no lucir furioso. Ahora mismo, no se sentía furioso, sólo necesitado. Necesitado de algo tan simple como una sola sonrisa. Mike, por supuesto, no le sonrió. Parpadeó un par de veces, antes de regresar a su comida.


-Liz va a ir a una discoteca la próxima semana. Me ha invitado. Podríamos ir -dijo Ericka, cuando Gabe se sentó frente a ella.


-Odias ir a fiestas -señaló él.


-Sí. Pero creo que me voy a unir a la campaña de Wade de tratar de hacerte salir a cualquier lugar que no sea a los que vas por tu padre -Ericka cogió una cuchara, probando el dulce de fresas que había pedido y asintiendo en aprobación-. ¿Por qué se han peleado esta vez?


-Porque soy un idiota -contestó Gabe, sin entrar en detalles.


-Eso es algo que ya es de conocimiento público -bromeó ella, esperando que Gabriel hiciera algo más que poner una cara triste. Al menos, frunció el ceño y entrecerró los ojos, era algo-. Él está preocupado por ti y vistas las circunstancias, tiene razón.


-No necesita preocuparse por mí. Y tú tampoco -Ericka negó con la cabeza, antes de tenderle la cuchara llena de dulce. Sonrió al ver que Gabriel no la rechazaba y que lucía menos enfadado al saborearla- ¿Cómo te va con el equipo? -preguntó, decidido a cambiar de tema.


-Soy regular ahora -Ericka esbozó una sonrisa orgullosa-. Estaré entre las titulares en los próximos juegos, para la clasificación regional, pero es en dos meses. Tiempo suficiente para mejorar mi técnica.


-Lo harás bien. Y desde que me dejaste todo el trabajo del consejo a mí, espero que ganes en todo.


-Lo espero también -contestó ella. Nunca había sido insegura y cuando se trataba de matemáticas, siempre participaba asumiendo que ganaría. No con la natación. No era algo en el que podías memorizar fórmulas. Llevó otra cuchara de dulce a su boca, tratando de enmascarar su inseguridad, lo que fue fácil, dado que éste había regresado su atención a Max, en lo que parecía un deliberado intento de no observar a Mike. Ericka suspiró, prometiéndose que de una forma u otra, lograría que Gabe se olvidara, o al menos superara, a Mike.


---


-¿Dónde estabas ayer? -preguntó Mike, alcanzando a Alan en el pasillo-. No viniste a dormir.


Alan metió las manos en los bolsillos, sin mirarlo, y Mike sintió que su ánimo decaía. Alan lo estaba evitando, después de todo, y no podía culparlo. La idea de no dejar de hablarle, dejar esa confianza, la fluidez entre ellos le asustó más de lo que habría supuesto que lo haría. No quería perder a Alan.


-Regresé a dormir -contestó Alan-. Sólo que tarde.


-¿Has bebido otra vez? -preguntó, sin poder contenerse. Esta vez, Alan lo miró, luciendo culpable.


-Sólo un poco, lo prometo -dijo, mientras cruzaban el umbral de la puerta. Julie se les acercó cuando ya estaban sentados, con los ojos fijos en el celular.


-Alan, revisa tu celular -ordenó, tomando asiento. A Mike le sorprendió su voz, lo exenta de cualquier sentimiento que sonaba.


-¿Pasó algo? -preguntó, pero Julie no había despegado los ojos del celular y tampoco contestó.


-¿Qué estoy buscando, Julie? -preguntó Alan, empezando a alarmarse. Mike se levantó y se puso al lado de su amiga, tratando de mirar el celular que su amiga sostenía. Alcanzó apenas a leer un titular.


-Busca noticas de Inglaterra -le dijo a Alan. Julie cerró se puso de pie, apartó a Mike, y se alejó, caminando hacia el sitio de Gabriel. Antes que Mike pudiera seguirla, sintió la mano de Alan en su muñeca y miró la pantalla de celular que Alan le mostraba-. Oh, Dios -suspiró-. Gabe...


Mike lo observó. El no parecía estar afectado, lucía aburrido mientras miraba la pizarra y jugaba con un lapicero, hasta que Julie se le acercó y le habló en rápidos susurros. Mientras ambos hablaban, Ericka entró corriendo al aula. Mike regresó a mirar a Alan, sin saber qué decir. La noticia que le había mostrado hablaba de un asalto a un banco londinense, un asalto que derivó en la toma del banco por las parte de los ladrones. Hasta allí, la noticia no les afectaba, excepto porque Joanna y Wade Lorenz habían sido reportados como parte de los rehenes.


Gabriel se levantó, apartando a Ericka de su camino. El profesor entraba cuando él trataba de salir, e intentó detenerlo. Fue Ericka la que se adelantó a explicar la situación y salió del aula con él.


-Regresa a clases -ordenó Gabe, al ver que ella lo seguía-. Necesitaré que me pases notas después.


-No voy a dejarte solo -replicó ella.


Gabriel no respondió. Caminó hasta su cuarto y conectó la laptop, marcando a su padre mientras lo hacía. Él no contestó a la primera llamada y Gabriel maldijo mientras ubicaba una página de stream y le subía el volumen a los parlantes. Ericka se cubrió la boca con una mano al ver la escena. Una periodista hablaba en la pantalla, relatando los hechos, pero no había mucho que decir. La policía no dejaba que se acercaran demasiado y no había información de los asaltantes. Hasta el momento, los rehenes parecían estar bien.


Al fin, su padre contestó.


-¿Qué está pasando con Wade? -preguntó, sin esperar nada más. Por una vez, Henry no le recalcó la necesidad de mejorar sus modales.


-Estoy viajando hacia allá. Ya hablé con la policía, lo tienen bajo control.


-¿Bajo control? -reclamó-. ¡Está allí, a merced de esos tipos! Tienes que arreglar esto, padre, tienes que...


-Y eso haré -le interrumpió Henry, su voz mucho más seria. Gabriel se tragó el resto de insultos que pensaba decir-. Ahora, vuelve a clases. No te preocupes, ambos saldrán de allí ilesos.


-Vuelve a clases -dijo a Ericka, cuando su padre colgó. Ella negó-. Anda, Ericka. No podré concentrarme, pero no podemos hacer nada desde aquí.


Ella suspiró, y se levantó. Antes de volver a clases, fue hasta la caseta de Max y con más miedo del que pretendía sentir, llamó al perro y le acarició la cabeza, tratando de ignorar sus gruñidos. Caminó unos pasos, esperando que la siguiera.


-Vamos, tu dueño te necesita -dijo-. Vamos, Max.


Al fin, el perro la siguió. No hubo necesidad de golpear la puerta, estaba abierta. Gabe se había sentado delante de la computadora y tenía abierto el noticiero mientras navegaba en diferentes páginas, todas de noticias. Ella dejó entrar al perro, antes de retirarse y exhalar, intentando relajarse.


---


Cuando empezó el receso, Mike se levantó, sin saber bien qué hacer. Todo el mundo estaba enterado de la noticia, de lo que había pasado en las dos horas desde que empezó el asalto. Casi nadie prestó atención a las clases. Al final, los asaltantes negociaron. Lo único que querían era salir libres, o al menos eso informó la policía, aunque corrían rumores en la web de un pago millonario. Lo que estaba confirmado es que les cedieron un auto, y los dejaron escapar. Nadie de la policía parecía feliz, pero no hubo mucho que hacer cuando la vida de Wade estaba en peligro. Ésa era la otra cosa confirmada. La amenaza de muerte y los golpes. No había más imágenes que la de Joanna y una ambulancia, además de un cordón de policías evitando que los periodistas captaran algo.


-Tengo que ir a ver a Gabriel -le dijo a Julie. Ella había permanecido callada y no se había movido del sitio desde que el receso empezó. Mike no podía adivinar cómo se estaba sintiendo o qué pasaba por su cabeza. Asintió sin mirarlo y Mike desvió los ojos hacia Alan, sintiendo que debía disculparse. Éste asintió y Mike salió del aula.


La puerta del cuarto de Gabriel estaba abierta. Mike entró y miró alrededor. Habían pasado meses desde que estuvo allí y seguía igual, excepto por la laptop, que seguía en el canal de noticias. Max alzó las orejas al verlo y Mike miró hacia Gabriel, sentado en el piso.


-¿Qué haces aquí? -preguntó.


-Quería saber cómo estabas.


-Estoy jodidamente feliz -contestó, alzando la cabeza hacia Mike. Sus ojos verdes brillaban con rabia contenida-. ¿Cómo demonios crees que estoy?


-Lo siento, Gabriel...


Gabriel golpeó el suelo con el puño, interrumpiendo las palabras de Mike. No quería ningún consuelo, no quería a nadie diciéndole que lo sentía. Él había mandado a Wade a ese jodido viaje, si sólo le hubiera dicho que no fuera... y ahora estaba en un hospital y su padre no le daba más noticas, no tenía más que las especulaciones de los noticieros. Algunos hablaban de una bala y el único testimonio creíble era el de un empleado que estaba en el lugar. Según él, se habían llevado al chico y su madre lejos de la recepción y cuando regresaron, el chico sangraba y su madre no hacía más que llorar. Él ni siquiera recordaba haber visto a Joanna llorar en toda su vida. Y Wade ensangrentado. Cerró los ojos, apretando los dientes... si era grave, si era una bala, si le habían hecho algo más...


-Jodida mierda -gruñó, llevando una mano a sus ojos.


Mike se acercó, posando sólo la punta de sus dedos en su hombro. No sabía qué más hacer.


-No hagas eso -Gabe abrió los ojos, apartando la mano de Mike de su cuerpo-. No puedo tenerte siendo amable conmigo ahora, Mike, no si luego me vas a decir que...


Ericka entró al cuarto en ese momento. Mike se puso de pie, apartándose.


-¿Qué vas a hacer? -preguntó ella. Observó a Mike, ladeando su cabeza hacia la puerta, indicando que deseaba que se marchara. Mike lo hizo, después de notar que Gabe no hacía el menor intento de mantenerlo allí.


-Quiero ir a verlo -contestó Gabriel-. Pero no puedo hacerlo. ¿Puedes excusarme en las clases? No voy a poder...


-Está bien. Llamé a mi mamá. Ella irá apenas saque el vuelo. Cualquier noticia que me diga, te la haré saber.


Gabriel asintió. Ericka se marchó, y Gabriel dejó caer la cabeza entre sus piernas flexionadas. Su padre le había explicado, más o menos, la situación. La policía nunca tuvo intención de dejar espacar a nadie, fueron él y Edward los que presionaron. La vida de Joanna y Wade y por consiguiente del resto de rehenes no podía ser puesta en riesgo. Lo de Wade, herirlo, fue para demostrar que estaban dispuestos a hacer cualquier cosa. El estómago de Gabriel se encogió ante el pensamiento. Podrían haberlo matado para probar su punto, no importa lo mucho que su padre insistiera en que no lo habrían hecho, que lo necesitaban para salir de allí. Podrían haberlo matado. Podría morir todavía, si las heridas eran graves, y él no sabía si lo eran.


Apretó los puños contra sus ojos cerrados, tratando de alejar el repentino pánico. No podría resistirlo, no otra vez. Volvió a llamar a su padre.


-Necesito ir -dijo, antes que su padre pudiera decir nada.


-No harías nada viajando hasta aquí, Gabriel. Te mantendré informado.


-Hasta ahora no me has dicho como está.


-Joanna es quien se está encargando, ella está bien, aunque un poco en shock. Si quieres saberlo, sí, le dispararon -Gabriel apretó los puños-, pero no fue grave y sólo le rozó el hombro. Joanna aún no quiere hablar, excepto que está en el hospital y está siendo atendido. Ahora, hijo, compórtate. La policía tiene que atrapar a unos criminales, y debemos colaborar.


Gabriel se quedó mirando el celular, sin saber qué pensar. Su padre no le mentiría en eso, al menos podía estar seguro de eso, pero no podía calmarse, no sin ver a Wade primero.


---


Mike entró a su cuarto y se quedó de pie en el umbral de la puerta, observando a Alan, repentinamente inseguro. No habían hablado en todo el día, no después que él fuera a ver a Gabe a mitad de clases. No quería seguir arruinando las cosas, pero tampoco sabía qué decir para arreglarlas.


-¿Cómo estás? -preguntó, avanzando hacia él. Alan levantó la vista del libro que trataba de leer, encogiéndose de hombros.


-No creo que me tengas que preguntar eso a mí. Este sí que ha sido un día raro.


-Tenía que intentar hablar con Gabriel, ¿entiendes? -dijo. Necesitaba encontrar una manera de empezar a hablar.


-Lo sé -contestó Alan-. Y sé que tú y yo... ni siquiera sé que somos, no es como que tengas que darme explicaciones.


-No quería confundirte -susurró Mike. Alan soltó una breve risa, sin saber qué contestar-. Lo siento, Alan.


-¿Sientes algo por mí? -preguntó. No se había atrevido a preguntarlo, a sabiendas de cuál sería la respuesta, pero ya era suficiente. Tenía que tener las cosas claras. Mike alzó los ojos, mirándolo a través de sus pestañas. Sentía algo, pero no sabía si era amor, si era lo suficientemente fuerte como para hacerlo olvidar a Gabriel, si era suficiente para estar con él.


-Siento algo -admitió-. No sé...


-Tal vez sólo debí escuchar a Julie -murmuró Alan-. Pensé que sería más fácil, tenerte cerca incluso sin estar seguro de nada, pero no lo es.


-No fue mi intención herirte. He estado actuando de forma tan egoísta -Mike sacudió la cabeza, apretando los dientes. Alan levantó una mano, dispuesto a acariciarle el cabello, pero la dejó caer. No quería las sobras de Barnett.


-Da igual, Mike. Entonces, ¿te dijo algo Barnett? La mayoría ha escuchado rumores, y los únicos que parecen tener las cosas claras son los Harris, pero Clay no ha hablado con nadie. Va a resultar que ese juego suyo con Lorenz es en serio.


-No, no dijo nada -contestó Mike-. Traté de hablar con Ericka luego, pero según ella, no quiere hablar con nadie y no ha salido del cuarto.


-Supongo que es comprensible. Él y Lorenz son como siameses.


Mike asintió. No sabía qué más decir, pero Alan le ahorró el trabajo bostezando y despidiéndose para ir a dormir. En soledad, Mike dejó caer la cabeza contra la mesa. Lo mejor era mantener las distancias con Alan, y sobre Gabriel, por mucho que le gustaría hacer algo, no podía hacerlo.


---


-Este año está siendo una maldita montaña rusa -Julie posó la bandeja sobre la mesa con más fuerza de la necesaria, antes de sentarse-. Voy a agradecer cuando tengamos un momento de paz.


-¿Cómo estás? -preguntó Katherine, hablando por todos en la mesa. Betty y Mike alzaron la vista, curiosos. Julie no había dicho nada sobre Wade aún. Ella alzó la vista, luciendo confundida-. No puedes decir que esto no te afecta, él es tu hermano.


-No creas que soy insensible. Estaba preocupada, pero ya dijeron en las noticias que está en el hospital y fuera de peligro -Julie se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto-. Claro que desearía que nada de esto hubiera pasado, pero...


Julie se concentró en comer, dejando de hablar. No tenía ganas de seguir hablando de sus sentimientos, y agradeció que sus amigas no insistieran, aunque el tema no cambió mucho.


-¿Y tú sabes algo, Kathy? -preguntó Betty.


-No más de lo que saben todos. Traté de hablar con Gabe, pero... -Kathy miró a Mike, quien asintió, comprensivo. Sabía que Gabriel no era la persona más comunicativa en estos momentos.


-¿Por qué Alan no se está sentando con nosotros? -preguntó Julie a Mike, cuando sus dos amigas se marcharon.


-Nosotros... tratamos de no pasar mucho tiempo juntos -confesó. Sabía que Julie estaba enfadada con él por la forma en que había manejado las cosas con Alan.


-Es lo mejor, si me preguntas. No quiero que pienses que soy una entrometida, pero iban a terminar mal si seguían forzando algo que tú no sientes.


-Lo sé -replicó Mike. No quería que se lo recuerden más. Julie se fue un rato más tarde y Mike se quedó a solas en la mesa, bebiendo en lentos sorbos el yogurt. Se sentía solo ahora, no porque no hubiera nadie allí, junto a él, sino porque la forma fría en que Julie actuaba con él, porque Alan apenas le había mirado en todo el día. No quería perderlos, a ninguno de los dos.


---


-¿Te vas? -Gabriel se detuvo al escuchar la voz de Harris. Se giró hacia él, asintiendo.


-¿Tú no?


-Mi tío se negó a dejarme viajar -explicó él-. Supongo que la fiesta de esta semana se cancela.


Gabriel observó la sonrisa de Clay. No era la habitual altanera en él, se notaba que fingía y eso casi hizo que sintiera un poco de simpatía por él. En su clase, todos decían estar preocupados por Wade, pero eran pocos los que lo estaban de verdad, más allá de cotillear y especular sobre los detalles del asalto. Harris no parecía de esa clase.


-Le daré tus saludos. Mi padre dijo que está despierto. Algo de lo poco que me comunicó.


-Dale un beso de mi parte -bromeó Clay, palmeando la espalda de Gabriel. Éste bufó, y se aprestaba a irse cuando notó que Adriana esperaba a metros de ellos. Se acercó cuando Harris salió de la vista, con las manos ocultas en la espalda.


-Me gustaría ir contigo, pero es imposible para mí. Mi mamá escuchó las noticias -dijo, sonriendo y tendiendo un pequeño taper a Gabriel-. Ella cree que todo se soluciona con comida y dulces -se disculpó.


-A Wade le encantan esos dulces -contestó. No tenía muchas ganas de hablar y se esforzó en mantener una sonrisa amable en su rostro. Le tomó por sorpresa el que Adriana le abrazara, los brazos rodeando su espalda. La sintió temblar un poco y le dio unas palmadas en la espalda, en un burdo intento de consuelo.


-Cuídate -dijo, antes de irse. Gabriel metió el taper en su mochila y caminó hacia la salida, esperando no tener más interrupciones. Casi no había podido dormir esperando el viernes, obteniendo apenas noticias de su padre, sin que Joanna le contestara el celular. No podía evitar imaginarse los peores escenarios y ahora mismo, todo lo que quiera era estar allí, con Wade. Por una vez, no se preocupó en despedirse de su perro, apurado en llegar al taxi que esperaba por él en las afueras del colegio. No por primera vez en la semana, marcó el número de Wade y le contestaron los tonos y una voz impersonal pidiendo que dejara su mensaje.


Gabriel cerró los ojos, apoyando la cabeza en el cristal de la ventanilla. Se sentía tan exhausto ahora, no creía haber pasado nunca un tiempo tan largo sin verlo o escuchar su voz. Cuando se separaban en los veranos, solían llamarse o mandarse mensajes diariamente. Se percató, por primera vez, que Wade nunca había estado lo suficientemente lejos para extrañarlo. Y aunque sabía dónde estaba, la incertidumbre, el saber que estaba herido, hacían su ausencia peor. Wade siempre había estado allí para él. Y él... bueno, él lo mandó a un maldito viaje que casi lo mata. Apretó los dientes, en el momento en el que taxista le anunciaba que llegaban al aeropuerto. Se sorprendió al ver parte del personal de seguridad de su casa esperando allí. Su padre nunca ponía tanta seguridad, pero no debía extrañarse, después de lo sucedido. Subió al avión, sin hablar con nadie, y suspiró, programando su alarma. Necesita verlo, necesitaba verlo y saber que estaba bien.


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