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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Aquí estamos otra vez. Notas al final xD

 

Capítulo 74

 

-¡Oh, Dios, te extrañé tanto! -la voz de Katherine hizo a Wade sonreír, mientras la veía bajar apresuradamente las escaleras del colegio. Eran menos de las siete de la mañana del sábado, pero Gabriel se había asegurado de llamarles para avisar de su llegada. Ericka caminaba detrás de ella, el cabello trenzado y luciendo todavía un poco dormida. Para su sorpresa, no fue a él a quien Katherine abrazó.

-Pensé que era el herido aquí -dejó escapar, observando a Katherine abrazar a Gabriel y murmurar algo sobre no volver a dejarla sola-. ¿Algo pasó entre ustedes mientras yo no estaba?

-Susan se ha divertido dejando todo el trabajo del consejo en sus manos -informó Ericka. Se detuvo delante de Wade, estudiando su rostro. Él aún llevaba puestas las gafas, aunque lo que quedaba de los golpes era difícil de disimular. La larga herida en la parte derecha de su rostro era imposible de ocultar con las gafas. Le habían sacado los puntos sólo un par de días atrás- ¿Puedo...? -preguntó Ericka, antes de alzar las manos y retirar las gafas. Tocó la herida restante debajo del ojo izquierdo de Wade, ahora sólo como una pequeña marca, antes de volver su atención al lado derecho. De cerca, pudo notar que tenía pequeñas cicatrices, como salpicaduras sobre su piel, pero ella supuso que desaparecerían con el tiempo

-¿Luce tan horrible? -preguntó, esperando sonar como el bromista que era. No quería miradas de compasión por esto.

-Sólo un poco -contestó Ericka, devolviendo las gafas a su lugar. Era extraño ver su rostro con esas marcas, debía admitir-. No avisé a nadie más, supuse que no querían pasar por la ronda de preguntas.

-Suficiente con andar por allí con guardaespaldas y evitar periodistas -murmuró Gabriel. Puso una mano en la espalda de Wade, empujándolo un poco y no se sorprendió cuando Max apareció, restregando su costado contra su pierna. Katherine dio un abrazo a Wade, antes que todos ellos entraran al colegio. Al menos, ambas fueron lo suficiente amables para no pedir detalles y se fueron apenas llegaron al cuarto que Gabriel y Wade compartían.

Gabriel observó a su amigo mientras éste se quitaba la chaqueta marrón que llevaba puesta, dejaba las gafas en la mesa y cambiaba su camiseta por una más vieja, dejándole ver los moretones en su costado izquierdo. Ya no estaban tan visibles como unos días atrás, de todas formas, y Wade había tenido suerte de no romperse nada, ni tener nada más que golpes. Gabriel apretó los dientes. Suerte. Para empezar, no debió tener nada que ver con el asalto.

-¿No quieres desayunar? -preguntó. Wade no hablaba tanto como antes y aunque lo entendía, extrañaba la ligera forma de actuar de su amigo, sus sonrisas, y su manera de estar siempre molestando. Wade ahora se dedicaba más tiempo a leer y dormir. Al menos, eso había hecho los días en su casa.

-Más tarde. Puedes traerme algo aquí también. No estoy de ánimo para ser cuestionado todavía.

-Bien -contestó Gabriel. Max le estaba mordiendo las mangas de la camiseta y Gabe suspiró, dirigiéndose fuera del cuarto-. Lo siento, Wade -susurró, antes de salir.

-¿Lo sientes por qué?

-Te mandé allí -contestó Gabriel, sin atreverse a mirar hacia su amigo. No dejaba de pensar que si no le hubiera dicho que fuera con su madre, no estaría herido. Necesitaba saber que Wade no lo culpaba.

-Sí. Mandaste a un par de asaltantes también. No seas idiota. 

Bueno, eso era algo. Gabriel sonrió para sí mismo, cuidando de cerrar la puerta sin hacer ruido al salir. Wade, aún en la cama, negó con la cabeza. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y qué hacía Gabriel... preocuparse por su estúpido sentido de culpa.

-Jodido mejor amigo que tengo -murmuró contra la almohada, sorprendido de lo enojado que estaba. Pero tenía razón, de todas maneras. Él era el herido y aún así tenía que primero confortar a Gabriel-. Hijo de puta -dejó escapar, antes de incorporarse, sus ganas de dormir desaparecidas. Cogió un libro de su biblioteca y se miró en el espejo antes de regresar a la cama. No habían más moretones, no más zonas moradas y amarillas en su piel, excepto debajo del ojo izquierdo, en el que el puño lleno de anillos le había cortado... y él pensaba que los golpes de su madre dolían, y la larga cicatriz al lado derecho de su rostro. Wade la tocó, siguiendo el camino desde la altura de su ceja derecha, bajando  por su rostro. Recordaba la sangre cayendo, el dolor en su oído... cerró los ojos, sus manos temblando tanto que dejó caer el libro.

-¿Estás seguro que no quieres hablar? -preguntó, Gabriel, detrás de él. De reojo, Wade lo observó recoger el libro. Ni siquiera lo había escuchado volver-. Wade, por favor, apenas me has hablado en estos días...

-No quiero hablar -contestó, volviendo a la cama.

-Creo que lo necesitas -replicó Gabriel, apoyando la rodilla en la cama de Wade. En realidad, planeaba esperar hasta que Wade le contara lo que había pasado, pero viendo la forma en que temblaba, pensaba que era mejor actuar. No sabía qué hacer más que preguntar, de todas formas.

-No, tú lo necesitas -dijo Wade, dejando escapar una risa-. Pero yo no. Es sólo esta cosa que todavía duele -agregó, apretando los dientes y señalando a la cicatriz. Desvió los ojos, apretando los dientes. 

-Quiero ayudar, pero no sé qué hacer -Wade volvió los ojos hacia él, todavía temblando. Gabriel parecía preocupado.

-Sólo déjame solo. En serio, necesito dormir. Y deja de poner esa cara, estoy bien.

Gabriel asintió, volvió a salir del cuarto, y Wade hundió el rostro en la almohada.

---

Mike revisó el estante de la biblioteca. Según el registro, el libro que necesitaba para historia debía estar allí, pero no lo encontraba y empezaba a frustrarse. Podía buscarlo en la laptop, pero los ojos le dolían y quería pasar un rato leyendo en la tranquilidad de la biblioteca. No es como si el colegio fuera muy tranquilo estos dos últimos días. Wade regresó el domingo y desde ese momento, los rumores sólo habían aumentado. No ayudó el verlo aparecer el día anterior en clases, el uniforme inmaculado, pero sin nada que disimule la cicatriz en su rostro. Incluso Mike tuvo que quedarse mirando, la piel rojiza extraña en el rostro apuesto de Wade.

-Apreciaría si te apresuraras -escuchó la voz de Gabriel a su lado y se sobresaltó. No lo escuchó acercarse, perdido en sus pensamientos como estaba-. El libro que busco está justo en esa sección.

Gabriel señaló al estante que Mike cubría con su cuerpo y éste se restregó los ojos, demasiado cansado como para recordar que no se hablaban y que estaba enfadado con él.

-Lo siento, no encuentro un libro. Es de historia -murmuró, alejándose unos pasos del estante. Gabriel asintió, estirando una mano para revisar entre los títulos-. ¿Cómo está Wade?

-Bien -contestó Gabe-. Yo sólo espero que todos dejen de preguntarme como está -Gabriel sonrió un poco y Mike correspondió la sonrisa, asintiendo con la cabeza.

-Debe ser molesto, lo siento.

-Lo es -asintió Gabriel-. Y los que piden explicaciones detalladas son los peores. Me han detenido más veces de las que puedo recordar para empezar con preguntas amables sobre su salud que siempre terminan con “cómo le hicieron eso” -negó con la cabeza, sin ocultar su indignación. Mike bajó los ojos. Él también se había preguntado qué pasó, pero no se atrevería a preguntar incluso si Gabe estuviera dispuesto a hablar con él.

-Al menos parece que lo está llevando bien -comentó, por decir algo. Gabriel lo miró, abrió la boca para decir contestar, pero se detuvo, frunciendo el ceño.

-No estás huyendo de mí.

-Nunca he huido de ti -negó Mike, volviendo los ojos al estante. Gabriel dejó escapar una leve risa, que confundió a Mike porque no estaba llena de amargura. En realidad, era un sonido bastante tranquilo.

-¿Buscando una nueva novia, Barnett? -Gabriel y Mike se giraron al mismo tiempo, Mike sintiéndose sonrojar y Gabriel apretando la mandíbula. John les dirigió una mirada burlona a ambos, aunque el becado no le importaba, sólo quería enfadar a Gabe, le molestaba su actitud fanfarrona, como si nadie fuera mejor que él-. Te entiendo, no tiene que ser agradable acostarse con tu perra ahora que tiene la cara... -John señaló al lado derecho de su rostro, haciendo una mueca de desagrado y antes que Gabe pudiera pensar en lo que hacía, lo empotró contra el estante, los puños apretados sobre el cuello de la camiseta del chico.

-¡Gabe! -llamó Mike, haciendo que se detenga antes de golpearlo. Al contrario de lo que esperaba, Sinclair sonreía, lo que lo enfureció aún más. No entendía cómo hacía Wade para que no le importara cuando insinuaban que él era poco menos que la puta de Gabriel, pero a él siempre le molestaba.

-Vamos, Barnett, golpéame -incitó John-. Sé que no puedes, te van a expulsar si vuelves a pelear, no importa que tu papá sea el dueño. Lo averigüé.

Gabe suspiró. John tenía razón. Se preguntó qué haría Wade en esas circunstancias y sonrió de repente. Sabía lo que haría y supuso que no estaba de más intentarlo. Apartó las manos de la camiseta de John sólo para deslizarlas un poco por el torso del chico, asintiendo.

-Tienes razón, buscaba a alguien nuevo -dijo, logrando que su voz no traicionara la furia que sentía-. Y ahora que lo pienso, podrías servirme -alzó los ojos, observando el rostro confundido de John-. No por tu rostro, incluso así, él es mucho más agradable de ver que tú, pero el resto de ti puede servirme -dejó que sus ojos recorrieran el cuerpo del muchacho, antes de sonreírle-. ¿Qué dices? Nos vemos, Mike -se despidió, alejándose con un par de libros bajo el brazo. Mike se alejó también, sin querer estar cerca de allí más tiempo, ni arriesgarse a que el chico lo vuelva el blanco de su ira.

-¿Qué estaba pasando allí? -preguntó Wade, cuando Gabriel se sentó frente a él-. ¿Y por qué no luces deprimido después de ver a quién tú ya sabes?

Gabriel observó a su amigo detenidamente. Wade no parecía afectado por la cantidad de preguntas que recibía, le había escuchado contar diferentes versiones de la historia según quién preguntara y en vez de dejar que su cada vez más largo cabello -le llegaba hasta el final del cuello ahora- ocultara la cicatriz, hoy apareció después del almuerzo con el cabello peinado hacia atrás, la cicatriz completamente visible en su rostro.

-No quiero que quieras escuchar lo que dijo de ti -contestó-. Y tal vez he decidido hacerte caso y dejar de estar deprimido.

-Eso sería un buen cambio -asintió Wade-. Déjame adivinar. ¿Sinclair nuevamente diciendo que yo era...?

-No lo digas, ya es desagradable escucharlo de ellos -Gabe apoyó el rostro en una mano, abriendo un libro. Dudó un momento, antes de agregar-. Dijo que no me acostaría contigo con la herida que tienes.

-Siempre supe que sólo me querías por mi cara bonita -dijo Wade, en un falso tono dolido-. Me hieres, Gabe.

Gabe rodó los ojos, volviendo su mirada al libro, pero no se pasó mucho tiempo antes que volviera a mirar a Wade. Se veía extraño con el cabello hacia atrás. No mal, más bien al contrario. Todos los ángulos de su rostro resaltaban más y sus labios se veían... apetecibles, pensó, antes de poder detenerse. Excepto por la cicatriz, la marcada protuberancia destacando sobre la piel de Wade, dañando el conjunto de su rostro.

-No es por nada, pero es un poco molesto que me mires tanto -Wade alzó la vista, encontrándose con el ceño fruncido de su amigo.

-Odio esa cicatriz -murmuró Gabe. No creía que Wade quisiera lucirla, tampoco. Era sólo su forma de enfrentarse a las cosas. Cuando descubrió que Julie era su hermana y tuvo que convivir con los rumores sobre su familia, hizo lo mismo. En vez de evitar el tema, lo ventiló a los cuatro vientos, burlándose antes que cualquiera pudiera usarlo para hacerle daño. O al menos, pretendiendo que no le hacía daño.

-Realmente me quieres sólo por mi cara bonita -se quejó Wade.

-Por suerte para ti, yo no lo hago -Harris se deslizó en el asiento al lado de Wade, apretando la mano sobre su hombro-. Te lo juro, Wade, este lugar es muy aburrido sin ti. Por cierto, bonita forma de deshacerte de Sinclair, Barnett. Siempre es mejor un ataque sutil.

-¿Qué le dijo? -preguntó Wade, curioso.

-Que sí, buscaba un reemplazo para ti y que él era una buena opción. Aunque tú seguías siendo más guapo con heridas y todo. En resumen.

-Quería fastidiarlo -murmuró Gabriel.

-No te estoy criticando, Barnett. Si no te molesta un poco de atención, Wade, cancelamos salir a ninguna parte en deferencia a ti, pero ahora que estás aquí, podemos ir. Apenas que todavía quieras descansar.

-Una fiesta es todo lo que necesito -murmuró Wade. Gabriel estiró un libro y un cuaderno con apuntes delante de él-. Y ponerme al día -agregó, riendo. Clay sonrió. No había mentido, este lugar no era lo mismo sin Wade y por Dios que había extrañado escucharlo reír.

---

El lapicero resbaló de las manos de Alan y éste lanzó una maldición, sacudiendo la cabeza. Estaba empezando a quedarse dormido mientras estudiaba, algo que no se suponía que debía pasar. Quería aprobar el examen y sólo le quedaban dos días para tener todas las lecciones metidas en su cabeza.

-¿Quieres ayuda? -Alan alzó el rostro, observando a Mike. Hablaban muy poco estos días y lo extrañaba bastante. No sólo los besos, extrañaba hablar con él y burlarse de él-. Creo que tienes que aprobar ese examen a como dé lugar.

-Estaba pensando en sobornar a la maestra -murmuró Alan.

-Es sólo historia -Mike se encogió de hombros.

-No soy un nerd como tú -Mike no pudo evitarlo, esbozó una sonrisa, bajando los ojos. Había extrañado la manera en que Alan se burlaba de él, por tonto que sonara.

-Pero este nerd puede ayudarte -replicó. La sonrisa de Alan vaciló y Mike agregó, recordando que ya no se hablaban tanto-. Si quieres, claro. Sólo por el examen.

-Claro. Tengo que aprobar, después de todo.

Mike se sentó a su lado, la sonrisa de regreso a su rostro, mientras tomaba los cuadernos y un resaltador. Estudiaron hasta que el reloj dio más de las doce y Alan volvió a dejar caer el lapicero de entre sus dedos, sus ojos cerrándose sin su permiso.

-Dejémoslo por hoy -sugirió Mike-. No tiene caso estudiar si no vas a recordar nada.

-Bien -murmuró Alan, dejando caer la cabeza en el escritorio.

-¿Qué haces? -le sacudió-. No puedes dormir allí.

-Si me paro, no podré dormir, ¿no te pasa? -comentó entre dientes, su voz adormilada. Mike sonrió. Sí le pasaba y a menudo, pero no podía dejar a Alan durmiendo en la mesa. Mañana estaría cansado si no descansaba correctamente.

-Podríamos estudiar un poco más en tu cama -sugirió, antes de poder pensar en lo que estaba diciendo. Se sonrojó un poco al ver que Alan levantaba los ojos, sorprendido-. Así, si te quedas dormido, ya estarás en la cama -agregó. Alan no tenía que mirarlo como si le hubiera crecido una segunda cabeza, no le estaba proponiendo dormir juntos.

-Supongo -aceptó Alan. Ahogando un bostezo, se ubicó en la cama y Mike lo siguió. Estudiaron un rato más, sólo leyendo y subrayando algunas cosas y ninguno de ellos notó cuando cayeron dormidos.

Mike despertó por el sonido del despertador. Se movió, todavía soñoliento, pero se incorporó un poco al sentir un cuerpo a su lado. Su primer pensamiento fue para Gabriel, habían pasado meses desde la última vez que despertaron juntos, pero luego recordó la noche anterior y a Alan. Se masajeó el cuello, preguntándose en qué momento se quedó dormido. Mirando a la cama, notó que los cuadernos seguían allí e incluso había un lapicero cerca al rostro de Alan, que él tomó. Eso no era muy seguro. Bajó de la cama rápidamente, no quería que Alan despertara con él ahí, se suponía que trataban que las cosas entre ellos no se complicaran.

-Recuérdame nunca seguir tus ideas -le dijo Alan, cuando Mike regresó de darse una ducha-. He dormido con un cuaderno bajo mi cuello.

-Lo siento, no lo noté.

Alan observó la cama de Mike, tan acomodada como el día anterior y no tuvo que mirar a sus mejillas sonrojadas para saber que habían dormido juntos.

-No pongas esa cara, no pasó nada.

-Intentaba respetar lo de darnos espacio -murmuró, arreglándose la camisa del uniforme. Alan bajó de la cama, rumbo al baño.

-No sé si esté funcionando para mí -murmuró. Mike no supo qué contestar. Por un lado, se sentía halagado de saber que Alan aún lo quería, por el otro, sólo quería que volvieran a ser amigos. Alan entró al baño sin que él tuviera tiempo de contestar y decidió adelantarse al comedor.

Cuando llegó al comedor, encontró a Gabriel sentado en su lugar, el rostro apoyado en una mano mientras revolvía los huevos de su plato con la otra sin mucho ánimo. Julie se detuvo al lado de Mike, dirigiéndole una mirada interrogativa.

-¿Qué haces aquí? -preguntó ella. Gabriel suspiró, llevando la cuchara a su boca.

-Estoy cansado de las preguntas -murmuró, mirando hacia su mesa. Como ya era costumbre los últimos días, la mesa en que solía sentarse estaba llena de gente rodeando a Wade, exigiendo saber los detalles reales del asalto o de chicas que se conformaban con mimarlo un poco. A Gabriel le cansaban, en especial porque apenas podía hablar sin tener que escuchar a una de ellas suspirar y acariciar el rostro de Wade-. Y de toda la atención en general.

Julie se sentó y Mike la imitó. De todas formas no podían permanecer de pie en medio del comedor, con las bandejas en la mano, luciendo como idiotas.

-Hay alguien a quién toda esa atención no parece importarle -comentó Julie.

-Ya sabes cómo es él -contestó Gabe, lacónico.

Mike se centró en su comida. No sabía si esto significaba algo entre él y Gabriel. No habían hablado después de la vez en la biblioteca y no sabía si debía preguntar. No tuvo ocasión de decir nada, Alan se acercó a la mesa y se quedó de pie, sus labios formando una mueca enfadada. Gabriel no le prestó atención, concentrado en comer lentamente.

-No es lo que crees -dijo Mike, al ver que Alan pensaba irse. Miró la silla desocupada, esperando que Alan se sentara, en realidad no quería que se fuera y creyera que él y Gabe habían vuelto o lo que fuera que pasara por su cabeza.

-Estaba aquí antes que llegaran, Garton -intervino Gabriel, sonando aburrido. Alan regresó sobre sus pasos y se sentó, aunque la idea de pasar el desayuno al lado de Barnett no era de su agrado.

-¿Cómo está Lorenz? -preguntó, decidido a no dejar que se notara su incomodidad.

-Ya lo ves -contestó Gabe, señalando hacia su mesa-. Disfruta de todo esto.

-Para ser honesta, pensé que estaría peor -comentó Julie.

Gabriel sonrió. Sólo él sabía de las pesadillas de Wade, sólo él estaba allí cuando se levantaba sudando de madrugada y sólo él había visto el pánico en sus ojos. En la mañana, Wade elegía simplemente no hablar de todo eso y poner una sonrisa en su rostro. A Gabe no le importaba cómo se comportara delante de sus compañeros, pero que se negara a hablarle lo frustraba sobremanera.

Mike notó que la sonrisa de Gabe no tenía mucho de real, pero bajó los ojos cuando notó que estaba mirándolo fijamente. Se sentía terrible sentado allí, demasiado consciente de la presencia de Alan cada vez que se atrevía a mirar a Gabriel.

-Vaya mesa incómoda -comentó Wade. Gabriel alzó la cabeza, aliviado al ver que nadie lo seguía-. Podría escribir una novela con ustedes tres. ¿Sintiéndote amenazado, Garton? ¿Pensando en las posibilidades de un trío?

-No -contestó Alan, haciendo un esfuerzo para no demostrar ninguna molestia. Dudaba que se viera bien golpear a alguien que llevaba dos semanas fuera del hospital-. Sólo tenía la esperanza que tantos golpes te arreglaran la cabeza.

-Qué puedo decir -murmuró Wade, una amplia sonrisa adornando sus labios-. No lo hicieron tan fuerte.

Gabriel rodó los ojos. Tiró de su amigo lejos de la mesa, regresando a mirar a Mike mientras lo hacía. La idea de dejarlo allí con Garton le hacía sentirse enfermo, pero ya no quería seguir en lo mismo, sufriendo por él, cuando sabía que no podía tenerlo. No era idiota, notaba la manera en que Mike miraba a Alan, cada vez más parecida a la manera en lo que miraba a él y aunque eso le hacía hervir la sangre, no podía esperar a que Mike regrese con él y no podía esperar tenerlo cuando a la vez, él prefería seguir al lado de su padre. Decisiones. Ahora entendía porqué su padre siempre insistía con las decisiones y sus consecuencias.

-¿Todavía pensando en Mike? -preguntó Wade.

-No -contestó Gabriel, suspirando. Dejarlo ir, aceptarlo de una vez iba a ser difícil-. Ya no más.

Wade sonrió. Mentiría si dijera que no estaba complacido de escucharlo. Lo único que faltaba ahora es que Gabe pasara página.

---

Wade se sobresaltó cuando sintió una mano en su rostro, apartando su cabello. Se encontraba dormitando en el salón del consejo, un poco harto de la misma ronda de preguntas a la que tenía que responder todos los días. Abrió los ojos, apartando por reflejo la mano de su rostro.

-No se ve tan mal -dijo Kristy, sonriendo. Wade la miró, parpadeando. Kristy era de las pocas que no se había acercado apenas llegó buscando obtener detalles del asalto, ni pareció muy preocupada. Notó que ella se había cortado el cabello, los largos mechones rubios desaparecidos. Ahora, llevaba el cabello muy lacio y corto.

-Pareces Pink. Sin los piercings y todo eso -comentó. Wade se preguntó qué hacía ella allí, nunca se llevaron bien. Bueno, a él no le importaba y ella lo detestaba y lo culpaba de su rompimiento con Gabriel, algo en lo que tenía un poco de razón-. ¿Qué haces aquí?

-No eres mi persona favorita en el mundo, pero incluso yo estaba preocupada -admitió ella, volviendo a estirar la mano para tocar su rostro, aunque evitó deliberadamente la cicatriz-. Debió doler.

-Lo soporté bastante bien -alardeó Wade. Se sintió mejor cuando la puerta se abrió y Kristy retrocedió, girándose. Wade observó a Mike y alzó la mano, a manera de saludo.

-Hey, novato. Eres uno de los pocos que no ha venido a expresar su preocupación por mí, ¿me has traído algo?

-Buscaba a Katherine -respondió Mike-. Y Gabriel dice que estás bien.

-¿Hablas con él ahora?

Mike no contestó. Gabriel sólo fue a comer a su mesa esa mañana y nada más. En todo caso, lo sentía más lejano que dos semanas atrás, como si algo más hubiera captado su atención. Supuso que era de esperar, considerando lo unidos que Wade y él eran pero no podía evitar, a pesar de todos su esfuerzos, sentirse mal por eso. Odiaba esperar algo de Gabriel, cualquier cosa, pero no podía evitarlo.

-Si ven a Katherine, ¿le pueden decir que la busco? -preguntó, cambiando el tema y dejando el salón antes de tener una respuesta.

-¡Espera, Mike! -llamó Kristy detrás de él. Llegó a su altura, bloqueándole el paso-. ¿Terminaste con Gabriel? -preguntó, sin ningún tacto. Mike asintió. No creía que tuviera caso negarlo y no supo si sorprenderse cuando ella sonrió y dejó escapar una risa-. Lo siento, no me burlo de ti. Es sólo que él se veía muy enamorado de ti. No pensé que nada los separara.

Mike no supo qué responder. Nunca había hablado demasiado con ella, no sabía cómo se suponía que debía hablar con la ex novia de tu ex novio. De cualquier forma, fue ella la que siguió hablando.

-No creo que hayas sido tú la causa. Déjame adivinar. De repente te dejó de prestar atención y no confiaba en ti lo suficiente, sin mencionar los planes de los que no te avisaba -Kristy volvió a reír-. ¿Algo parecido?

-Parece que lo disfrutas -contestó Mike, en cambio. Ella se detuvo, negando con la cabeza.

-No, no lo hago. O sí, en cierta forma -Kristy esbozó una sonrisa. Le hubiera gustado que Gabe sufriera así cuando terminó con ella, su orgullo se resentía por saber que quería a Mike más de lo que la quiso a ella-. Si quieres saberlo, disfruto verlo sufriendo, aunque me enoja. Cuando terminó conmigo no estaba así, pero si puede sentir lo que yo sentí, me siento conforme.

-Pensé que ustedes eran amigos -murmuró Mike.

-¡Y lo somos! -exclamó Kristy. Aunque aún le molestaba la forma en que terminaron, lo superó-. Pero eso no quiere decir que no quiera que sufra un poco. No digas que tú no quieres eso.

-No exactamente -murmuró Mike.

-Lo superarás -dijo ella, posando una mano en su brazo, en un raro gesto de amabilidad-. Estaba muy dolida cuando me dejó, y más cuando me enteré que salía contigo. Pero ya no más.

-Gracias -dijo Mike. Kristy sonrió. Al fin notó qué veía Gabe en el muchacho, le estaba sonriendo de forma dulce y esas gracias sonaban sinceras. Viviendo entre gente acostumbrada a adularla, entre cinismos e intrigas, Kristy podía entender que la sinceridad sin dobles intenciones de Mike resultara atractiva. Ella misma no sentía lo que acababa de decirle, sólo lo hizo por compromiso.

-Da igual -dijo ella-. ¿Por qué terminaron?

-Como dijiste. Cosas que hace y que no explica, cosas que asume que debes aceptar...

-Como si no fueras tan importante -asintió ella, soltando un suspiro. Se dio cuenta que estaban llegando a un pasillo lleno de alumnos y se alejó de Mike como si nunca hubiera hablado con él. A pesar de eso, Mike sonrió. Supuso que si ella pudo superarlo, él también. Y al menos él no tenía que verlo saliendo con otra persona, sólo en ese momento asumió lo duro que debió ser para ella saber que Gabriel salía con él. Y tal vez era de la misma forma en que Gabe se sentía ahora al verlo con Alan. Pero fue su culpa, se dijo. Y ya no intentaba nada con Alan, no salían lo sábados, no se besaban, no tenía su intensa mirado haciéndolo sentir tan extraño y consciente de sí mismo.

-Las clases, Mike -murmuró en voz baja-. Sólo piensa en las clases.

---

-¿Qué haces aquí solo? -Harris se sentó al frente de Gabriel, acercándole una cerveza. Gabe la tomó, bufando.

-Eso te pregunto yo a ti. ¿Por qué no estás persiguiendo a Wade, como siempre haces?

-Ya encontró compañía -contestó él. Gabriel desvió el rostro, la mesa en la que estaba se ubicaba cerca a las barandas y se podía ver el primer piso de la discoteca, sin tener que aguantar lo peor del ruido. No pudo ubicar a su amigo, de todas formas y volvió su atención a la cerveza.

-De todos modos, no soy tu persona favorita en el mundo.

-Lo sé, pero ya no soporto estar allá abajo -contestó Clay. Seguía sonriendo, pero Gabe notó que no había mucho ánimo en su rostro-. Mi prima a veces se olvida que no me gustan las chicas y sigue preparando cosas tan heterosexuales.

-¿No te gustan para nada? -preguntó Gabe. Prefería hablar con Harris a estar solo allí, sumido en sus propios pensamientos. Como era de esperar, Mike no se unió al grupo que abandonó el colegio buscando festejar, y a Gabriel se le revolvía el estómago cada vez que lo imaginaba con Alan. Decidirse a dejarlo no volvía más fácil lo que sentía.

-¿A ti sí? -Harris parpadeó, realmente curioso.

-Sí. En realidad, no logró entender a los que no les gustan -contestó.

-Bisexuales -bufó Harris.

-¡Gabriel! -exclamó Wade, casi corriendo para llegar a la mesa-. Dios, ¿qué haces aquí? Me tuve que arriesgar a morir para que aceptaras salir y estás aquí sentado con Harris. Me hieres, hermano.

Antes que Gabriel o Clay pudieran contestar, Wade volvió a alejarse hacia la barra.

-Está bastante animado -murmuró Clay. Se fijó en la manera en que Gabriel lo seguía con la mirada y sonrió para sí-. Entonces, ¿ya asumiste que lo tuyo va más allá de ser hermanos o sigues en negación?

-No todo el mundo busca acostarse con él, como tú -replicó Gabe. Bueno, él quería besar a Wade en ocasiones, pero de allí a algo más, estaba lejos de suceder.

-En este momento, me acostaría con cualquiera que tenga una cara pasable -bromeó Clay. Gabriel no contestó. A pesar de la insistencia de Wade e incluso de la Ericka, de lo que menos tenía ganas era de tratar de salir con alguien. Bebió lo que quedaba de su cerveza y no se negó cuando Harris pidió un par de tragos coloridos.

Horas más tarde, Gabriel se encontró a si mismo empotrado contra la pared de su cuarto, una mano todavía sosteniendo una botella y la boca de Harris cubriendo la suya. Tuvo un instante para pensar cuando Harris abandonó su boca, sus labios bajando por la línea de su garganta.

-No estoy tan borracho -murmuró, aunque todo el cuarto parecía girar y el piso bajo sus pies se sentía inestable. Harris murmuró algo ininteligible contra su cuello, sus labios bajando y subiendo y a su pesar, Gabriel gimió cuando sintió el miembro de Harris rozarse contra el suyo. Qué demonios estaban haciendo-. Joder, espera -espetó, apartándolo de su cuerpo.

Clay se tambaleó, soltando una risita. Liarse con Barnett no estaba en sus planes, pero era guapo y podría reírse de él por meses por esto, era aceptable. Esperó, apoyándose en una silla para no sentir las piernas tan débiles mientras Gabriel se restregaba los ojos con una mano y parecía reparar en la presencia de la botella en su mano. Se volvió a acercar cuando Gabe apartó la mano de su rostro, buscando sus labios.

-Vamos, Barnett, no te estoy pidiendo matrimonio -susurró, empujando a Gabriel hacia la cama-. Sólo un rato divertido y nada más.

-Te lo dije, no estoy tan borracho -Gabe se sentó en la cama, mirando alternativamente a Harris y a la botella en su mano. Todavía tenía la cabeza lo suficientemente clara para rechazarlo, debía hacerlo. Pero estaba excitado también y qué podría tener de malo si buscaba un poco de entretenimiento, es lo que Wade llevaba diciéndole por meses. En vez de hablar, llevó la botella a sus labios y le dio un par de tragos. Harris sonrió, trepando a la cama, agradecido de no tener que estar más de pie. Lo volvió a besar cuando Gabriel estiró el brazo para dejar la botella en la mesa de noche y esta vez no encontró resistencia alguna. Gabriel se dejó besar y empujar hacia la cama y no reaccionó más que gimiendo cuando Clay le quitó la camiseta y se dedicó a besar su pecho.

-¿Cómo crees que reaccionará Wade si se entera? -preguntó, con la manos en el cinturón de Gabriel. Su situación ideal sería con él en vez de Barnett, pero dudaba que se dejara besar como Gabe se estaba dejando. En realidad, le extrañaba que se estuviera dejando besar y acariciar sin apenas nada más que gemir y soltar jadeos entrecortados. 

-¿Tienes que mencionarlo? -alzó la cabeza, viendo a Harris lamiendo su abdomen, su cabello rubio desordenado. Se preguntó si debía participar, pero se limitó a observar mientras él le quitaba el cinturón y abría sus jeans. Harris sonrió antes de cerrar sus labios sobre el miembro de Gabe y éste echó la cabeza hacia atrás, gimiendo. Kristy nunca se lo había hecho y Mike lo intentó sólo una vez. Para su confusión, los labios de Harris se sentían mucho mejor de lo que los de Mike se sintieron, la boca de Harris estaba húmeda y caliente rodeándolo y no pudo evitar elevar sus caderas, embistiendo-. Joder, Harris, basta- gimió.

Clay se separó para quitarse su propia camisa. Las reacciones de Barnett eran extrañas, considerando la forma en que actuaba. Estaba gimiendo, mordiéndose los labios para evitarlo, el cabello desordenado y los labios entreabiertos. Nada de su constante mal humor y su arrogancia, sólo un chico excitado por él. Se movió para rebuscar en la mesa de noche y encontró un par de condones y un bote de lubricante que no había sido usado.

-Año aburrido, ¿eh? -se burló. Gabe se lamió los labios cuando Clay apoyó una mano sobre su entrepierna, alzando las caderas-. Quién lo diría, Barnett. Nunca hubiera apostado que eres tan dócil en la cama.

Gabriel parpadeó. Por un momento casi había olvidado que era Harris el que estaba allí con él, y que lo detestaba. Estaba demasiado excitado para detenerse ahora, quería volver a sentir su boca sobre su miembro, pero no podía permitirse estar allí tendido y dejarle hacer todo a él, dejar que se burlara de él. Se incorporó, haciendo caer a Harris sobre su espalda.

-Sólo te dejaba jugar -espetó. Sostuvo sus manos por encima de su cabeza, pero no eran tan pequeñas como para hacerlo con comodidad, diferente a Mike. Gabriel mordió el interior de su mejilla, si iba a estar pensando en Mike todo el maldito rato, sería incapaz de hacer nada. Y tal vez él estuviera haciendo lo mismo con Garton ahora. La furia que lo embargó le hizo besar a Harris tratando de distraerse y se alegró cuando éste empezó a arquearse contra él, rozando sus miembros juntos.

-Mierda, Barnett -jadeó Clay. De alguna forma había terminado con el rostro contra la almohada y Barnett detrás de él, empujando su erección dentro de su cuerpo. Gabriel soltó una risa suave cerca a su oído, mordiendo levemente el lóbulo de su oreja.

-Calma, voy a ser suave.

Lo peor fue que cumplió. Clay hubiera entendido que fuera rudo, después de todo, Barnett lo detestaba, pero fue suave, embistiendo lentamente y sin dejar de besarle el cuello y los hombros, y murmurar tonterías contra su piel, antes de perder el control, pero para ese momento Clay no estaba en mejores condiciones, ocupado en gemir cada vez que Gabe embestía dentro de él, su cuerpo sudoroso cubierto por el de Barnett. Se corrió antes que Gabriel terminara, algo que hubiera considerado humillante de haber estado en sus cabales, pero se distrajo con la lengua de Barnett en su boca.

Cuando se separaron, Clay se dejó caer sobre la cama, demasiado cansado y con la mente muy embotada como para moverse. Barnett no parecía estar mejor, acostado a su lado, resoplando. Clay no tuvo tiempo de preguntarse si iban a hablar de esto, antes que Gabriel acomodara la cabeza sobre la almohada y se durmiera.

 

 

Notas finales:

Asumo que medio mundo está odiando a Gabe ahora. Estaba pensando si debía justificar su comportamiento o no. Bueno, creo que muy pocas personas son libres de no cometer estupideces durante su adolescencia, o más tarde. O en algún momento. Si hay algo que he notado es que a veces -muchas veces- no hay razones inteligentes, o razones de ningún tipo para la cosa estúpida que hacemos. Ya, eso es todo xDDD

Nos vemos luego! No me odien -y a Gabriel- demasiado! 


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