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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

Hola. He tenido un par de terribles semanas, me he quedado sin trabajo, me paso el día buscando, y en entrevistas y en general, muy estresada. Es odioso, espero que se solucione pronto.

Sobre el capítulo, una advertencia, hay una charla de Juego de Tronos (es que no quise quitarla XD). No puedo decir que la próxima semana habrá capítulo, porque no sé qué estaré haciendo la próxima semana. Espero que trabajando. Necesito dinero :'(

Y, fuera de eso, gracias a todas las personas que todavía siguen por aquí! Y gracias por soportar mis inconstantes actualizaciones.

 

 

 

Capítulo 80


 


Mike sonrió mientras terminaba de cambiarse y se ponía una chaqueta sobre el uniforme. Las cosas no habían cambiado mucho desde que él y Alan decidieran ir en serio, los días transcurrían iguales, con ellos estudiando, las comentarios mordaces de Alan hacia él y su extrema responsabilidad y las sonrisas burlonas de Julie, excepto porque ahora Alan lucía mejor, y ninguno se sentía culpable después de besarse. Mientras se subía el cierre de la chaqueta, Alan salió del baño y se acercó por detrás, inclinándose para besarle en la mejilla.


-Buenas -saludó, dirigiéndose al armario.


-Vas a llegar tarde -dijo Mike, sonriendo a su pesar. Fue una sorpresa descubrir lo mucho que a Alan le gustaba tocarlo, sus besos no estaban limitados a los labios, ni a los momentos de pasión, eran suaves, juguetones o como ahora, de alguna forma irrelevantes pero satisfactorios. A diferencia de Gabriel, Mike no se sentía eternamente preocupado o tratando de probarse a sí mismo que lo merecía. Tal vez algunos pensarían en eso como falta de pasión, pero a él le gustaba. Le gustaba no tener el corazón en un puño a cada momento y le gustaba que las cosas fueran tan fáciles, tan sencillas.


-Estás sonriendo de una forma muy rara -comentó Alan, descartando la camisa del colegio y poniéndose una camiseta-. Es aterrador, Michael, para.


-Creo que nunca he escuchado mi nombre tan seguido como la última semana.


-¿No te gusta?


-Me gusta Mike.


-Pero me gusta Michael. Creo que voy a ignorarte y llamarte como se me dé la gana.


-Qué amable -Mike se giró, poniendo los cuadernos en su mochila. Sabía que se estaba demorando de más y notó que lo hacía sin pensar, para esperarlo. Negó con la cabeza y se dirigió a la puerta, pero Alan ya estaba listo y lo alcanzó antes que pudiera salir.


-Noté que me esperaste -anunció.


-No podía encontrar un libro -negó. Alan sonrió. Sostuvo la puerta con una mano, evitando que Mike salga y se inclinó para besarle en los labios. A veces todavía no creía que fuera capaz de hacer eso, en el momento que quisiera. A veces se sentía como si en cualquier momento Mike fuera a cambiar de opinión y decirle que no estaba bien, pero eso no pasaba y cuando se alejó fue Mike el que buscó su boca.


-Vamos a llegar tarde, Mike, deja de distraerme -bromeó, causando que éste le diera un suave golpe en el pecho-. Si hicieras ejercicio como sigo insistiendo, eso me dolería más.


Salieron al fin y a Mike se le hizo difícil dejar de sonreír mientras caminaban hacia el comedor. Pero allí, lo primero que vio fue a Gabriel. Estaba solo, sentado con un pie apoyado en una silla. A pesar de su aparente indolencia, Mike notó que estaba preocupado, tal vez hasta triste y no pudo detenerse de preguntarse qué le pasaría. Suponía que una parte de él siempre querría hacerlo sentir mejor, aunque nunca se atreviera a acercarse. Se sentó en su mesa habitual, mirando a Alan para asegurarse que éste no estuviera enfadado.


Gabriel desvió los ojos cuando los vio entrar. Se había levantado temprano para no tener que verlos, pero la comida se había retrasado hoy y aún estaba aquí, esperando. Cuando al fin tuvo su desayuno, hizo el intento de levantarse, pero Wade se sentó en frente suyo, con una sonrisa que indicaba que no le dejaría irse.


-Huir con el rabo entre las piernas no es tu estilo -dijo, cogiendo el tenedor para comer de su plato.


-¿Podrías al menos respetar mi comida? -preguntó, cansado de todo esto. Preferiría cualquier cosa antes que ver a Mike y Alan juntos, sonriendo como imbéciles y lo único que odiaba tanto como eso era tener a Wade cerca. No quería verlo hasta que arreglara lo que sea que pasara por su mente, hasta que quitara todos esos insanos deseos de meter los dedos en su cabello, que por el amor de Dios ya estaba demasiado largo, tirar de él y probar sus labios. Sólo una vez. Tal vez era él el que necesitaba un psicólogo.


-Estabas muy relajado después de dormir con Harris, ¿por qué no lo haces otra vez? -Gabriel se limitó a mirarlo-. No me pongas esa cara, sólo busco soluciones.


-Creo que seguiré tu ejemplo e iré a golpear algo. Si imagino que es la cara de Alan, funcionaría.


Wade giró el rostro para verlos, enarcando una ceja.


-No creo que hayan dormido juntos todavía. En realidad, creo que un poco de juego sucio de tu parte y Mike volvería a estar comiendo de tu mano. No es el tipo que sólo se olvida de la gente así nada más.


-No se lo merece.


-Y tan buena gente que eres.


Gabriel suspiró. Wade seguía comiendo de su plato y cuando negó con la cabeza, notando que ya casi se había acabado su desayuno, Wade rio entre dientes y mantuvo la cuchara en alto, ofreciéndole un bocado de su propio plato. Y obviamente esperando que él se agachara y dejara que le diera de comer. Si no hiciera tonterías como ésa, nadie en el colegio pensaría que estaban juntos, nadie le molestaría y tal vez podría controlar un poco sus pensamientos. En vez de agacharse, le quitó la cuchara de la mano y empezó a comer.


-Si dejaras de hacer estas cosas, nadie te molestaría diciendo que eres mi... -se interrumpió. Quería llevar el tema lejos de Mike, pero tener que hablar sobre lo que todos pensaban que había entre él y Wade no era algo que deseaba hacer.


-No me importa -contestó Wade, esta vez tomando su taza de chocolate y dándole un sorbo. Gabe sospechaba que lo hacía sólo porque notaba que le molestaba-. Y nunca te ha importado tampoco.


-No me importa -confirmó Gabriel-. Pero deja de comer mi comida. Estoy cansado de ver cómo me quitan las cosas que me pertenecen.


Cuando dijo eso, Wade se giró a mirar a Mike, asumiendo que lo decía por él y no por la comida. Y él que pensaba que lo estaba superando.


-Insisto, deberías dormir con Clay otra vez. Estabas bien aquella vez, bromeaste, incluso.


Gabriel no contestó. Se levantó, decidiendo que sería mejor esperar en el aula y Wade sólo miró mientras se marchaba, notando que Mike, a pesar de estar charlando con su nuevo novio, giraba el rostro para ver a su amigo partir. Si le preguntaban, que el chico estaba enamorado de Alan era la gran mentira del año. No había punto de comparación entre la manera en que se comportaba con Gabriel, todo sonrojos y miradas necesitadas a la manera en la que estaba con Alan. Sólo parecían buenos amigos. No es que a él le importara, si Gabriel no estuviera involucrado, Mike ni siquiera tendría reservado en su mente un sólo pensamiento. Lo malo era que afectaba a Gabriel y él no sabía cómo demonios la gente se desenamoraba. Demonios, ni siquiera sabía cómo se enamoraban.


---


-Terminen rápido con esta reunión, tengo que ir a mi entrenamiento -dijo Ericka, entrando a salón del consejo. Gabriel levantó la lista de su celular, enarcando una ceja.


-Ni siquiera sabía que ibas a venir -dijo-. Esperamos a Susan.


-Ella fue quién me dijo que viniera -contestó Ericka. Observó a Katherine, que revisaba sus cuadernos con una expresión preocupada en el rostro y a Wade, que leía algo sentado cerca de la ventana.


-Yo estoy aquí representando a Elizabeth. Ella voló lejos -dijo Clay, entrando al aula-. Pero quiero preguntar, ¿nos has llamado a nosotros porque somos cercanos a ti? Veo que Luke no fue incluido en la invitación.


-Siéntate, Harris -ordenó Gabriel-. Kristy me ha estado molestando con esto, así que lo haremos rápido. Estoy demasiado cansado para esto.


-¿Esa es la forma en la que piensas reemplazar a tu padre? -preguntó Clay, sonriendo-. Tus habilidades de negociación no son muy buenas.


Gabriel le dirigió una mirada enfadada. Si los había llamado a ellos era porque no necesitaba fingir delante suyo.


-Disculpas por la tardanza -dijo Susan, entrando al aula. Kristy venía con ella y se sentó en el sofá al lado de Gabriel, acomodando un brazo en el respaldo y cruzando las piernas. Dejando el libro de lado, Wade se acercó y se sentó al otro lado de Gabriel, aunque lo hizo sobre el reposabrazos.


-Estaba en una buena parte, hazlo rápido, Gabe -dijo, cruzando los brazos sobre el pecho. Harris lo miró, sin molestarse en ocultar su pícara sonrisa, y Wade negó con la cabeza, adivinando lo que iba a decir antes que lo hiciera-. Estás enfermo, Harris. Enfermo.


-Nunca te lo haría rápido -comentó, aún sonriendo.


-Detengan sus estúpidas bromas, no estoy de humor para escucharlos -espetó Gabriel.


-Hey, no tenemos que aguantarte tampoco -Clay bufó, tomando asiento-. Pero parece que da igual. Hazlo rápido -repitió, sólo para molestar a Gabriel.


-Siempre pensé que cuando discutiéramos las celebraciones por dejar el colegio habría un poco más de alegría -Kristy hizo un puchero, mirando a Gabriel. Éste dejo de fruncir el ceño y trató de no parecer tan molesto, en deferencia a ella.


-Lo que yo no entiendo es porqué tenemos que hacer una reunión, tenemos el dinero. Sólo es cuestión de saber qué haremos.


Al menos, ninguno de ellos hizo bromas mientras discutían. Gabriel escuchó mientras Katherine y Kris trataban de convencer al resto de irse de viaje y Susan opinaba que hacer el baile dentro de la escuela era un desperdicio. Ella quería un salón más grande que el que ya tenían, un buen escenario para la banda y Wade sólo parecía interesado en la cantidad de alcohol que podrían obtener si se arriesgaban a salir de los muros del colegio, en donde nadie cubriría sus desastres.


-Dejemos el baile y el viaje. Puedo coordinar las fechas -Kristy se volvió hacia Gabriel, esperando una respuesta. Él la conocía lo suficiente como para saber que seguiría adelante con sus planes sin importa lo que él dijera. Y sólo quería dormir y olvidarse de todo el maldito coqueteo que había tenido que soportar entre Alan y Mike durante el día. Asintió, acariciándose las sienes.


-Y no olvidemos la prueba de valor -agregó Wade.


-No haremos ninguna prueba de valor -Ericka se cruzó de brazos, frunciendo el ceño-. Es estúpido.


-¡Es una costumbre! -exclamó, haciendo aspavientos con las manos-. ¡Todos lo hacen! No puedes ir contra las costumbres, Ericka.


-Podemos votar -sugirió Katherine, levantando la mano y volviéndola a bajar-. Voto en contra.


-No es real, voto que sí -Susan sonrió, complacida al ver que Ericka bufaba. Para una persona que no creía en nada de eso, le preocupaba mucho entrar a la capilla. Y, como esperaba, Harris, Wade y Gabriel, después de una mirada de Wade votaron a favor. Eso les hacía mayoría.


-No te preocupes, Gabriel. Ahora que has reafirmado tu autoridad, nos haremos cargo de todo -agregó. No podía perder la oportunidad de enfadarlo, después de todo-. Lo que me recuerda, ¿qué pasa con los becados? Su beca no incluye gastos de fiestas y viajes. Y sabemos que no pueden costearlo.


-Dejarlos aparte tampoco suena demasiado justo -replicó Gabriel, volviendo a llevar una mano a su frente. Susan esbozó una sonrisa traviesa.


-Tú puedes pagarle los gastos a tu novio, y Wade puede hacer lo mismo con la suya. ¿Por qué la preocupación?


-Él no es más mi novio -dijo Gabriel, entre dientes. Susan no se sorprendió al escucharlo, sólo hizo una mueca de burla-. De todas formas, todos los becados irán. Se vería algo racista si los dejamos de lado.


-Qué lindo. Si tú te encargas, tampoco tengo problemas. Sólo no me preguntes por dinero para ellos. Aunque yo no haría nada por alguien que ya me reemplazó. Betty me contó lo de Alan -agregó. Gabriel se mordió el interior de la mejilla. Esa tonta de Betty. Y Mike creía que era su amiga.


Harris carraspeó. A él no le importaba molestar a Barnett, en realidad, lo disfrutaba, pero sólo enfadarlo, no echarle en cara sus fallidas relaciones. Incluso para él la forma en que Susan le estaba restregando la relación de su ex con Garton era cruel.


-No soy tú -contestó Gabriel, sin que su voz mostrara rastros de su enfado-. Si eso es todo, haz lo que has dicho y encárgate.


-Por cierto, Ericka -Wade se acercó a ella, pasando una mano por su cabello-. La cabaña del tío Tom, ¿la has leído?


-¿Quién no? -preguntó ella a su vez, extrañada por el cambio de tema. Wade sólo sonrió, saliendo del aula al ver que Gabriel se alejaba.


-Es un buen libro -dijo, desde la puerta-. Deberías leerlo otra vez.


-¿De qué estaba hablando? -le preguntó Katherine.


-No tengo la menor idea -dijo Ericka, sacudiendo la cabeza-. No sé de qué habla la mitad del tiempo. ¿Sabías lo de Mike y Alan?


Katherine asintió, luciendo avergonzada.


-No te dije porque no creí que te interesara.


-Y no lo hace. Pero pensé que Gabriel me lo comentaría, al menos -Ericka bufó. Lo único que le había dicho era de su gusto según él sólo físico por Wade, y sólo se lo había dicho porque no se lo podía decir a Wade. En cierta forma, le molestaba-. ¿Desde cuándo?


-Sólo una semana -dijo Katherine-. Pero Gabe piensa que salen hace mucho. Desde mi cumpleaños.


-Genial. Eso explica que esté tan confundido.


Katherine ladeó el rostro, preguntándose a qué se refería Ericka. Esperaba que Gabe estuviera afligido, no confuso.


-Me voy a entrenar. Te veo después.


Katherine se quedó acomodando las cosas en el salón, con los audífonos puestos. No notó cuando la puerta se abrió y saltó en su sitio del susto cuando una mano se apoyó en su hombro.


-Oh, Dios -exclamó, girándose. Luke se apartó de ella, negando con la cabeza-. ¡Me asustaste!


-Te estaba hablando, si no llevaras puestas esas cosas, me habrías escuchado.


-Lo siento por eso -dijo ella, alejándose un poco de él-. ¿Qué quieres?


-Susan me dijo que habían discutido sobre los planes para fin de año, ¿por qué no me invitaron?


-Yo no invité a nadie -negó ella-. Si quieres discutir con alguien, habla con Gabe.


-No sé qué demonios ven ustedes en él. Si no fuera porque su padre es el dueño, ni siquiera te le habrías acercado.


-¡Somos amigos! -exclamó Katherine, indignada. Puede que a veces, muchas veces si tenía que ser sincera, ellos no parecieran amigos, o que sólo parecieran estar juntos por interés, pero ella creía que podían ser amigos, fuera de apellidos y responsabilidades-. Ahora me vas a decir que sólo saliste conmigo por interés.


-Sabes que estaría mintiendo.


Katherine se cruzó de brazos. Si Luke estaba intentando disculparse, ella no lo quería escuchar. Agradeció cuando la puerta se volvió a abrir, aunque sólo fuera Adriana. Le sonrió y se unió a ella.


-Puedes cerrar la puerta cuando salgas -dijo, cogiendo a Adriana del brazo y saliendo fuera del salón.


-Sólo buscaba a Wade -dijo ésta, cuando se alejaron unos metros.


-Lo siento, tenía que salir de allí.


Adriana asintió, sabía que Luke era su ex novio, era conocido por todos en el colegio, tanto como la razón por la que terminaron.


-No te preocupes. Asumo que Wade no estaba allí.


-Debe estar con Gabriel -contestó Katherine. Adriana asintió-. ¿Están bien ustedes dos?


Ella volvió a asentir. No quería explicar el sólo somos amigos con algunos beneficios, así que mover la cabeza le pareció una buena opción. En realidad, llevaban un tiempo siendo amigos sin los beneficios incluidos. No habían dormido juntos desde el accidente, y aunque lo extrañaba, suponía que Wade aún no estaba cómodo.


-Supongo que tengo que dejar el buscarlo para después -comentó.


-Será lo mejor -murmuró Katherine. Gabriel había salido del salón enfadado, ella suponía que necesitaba más compañía ahora de lo que Adriana podría querer.


---


Wade bajó la mirada del libro que leía recostado en su cama y observó a Gabriel. Desde que regresaron al cuarto, se había dedicado a las tareas y él había desistido de hablarle cuando notó que sus preguntas eran contestadas con monosílabos. Pero, justo ahora, Gabriel no hacía nada más que mirar fijamente a la pared, con el lapicero en la mano, sin moverse. Wade se preguntó cuánto tiempo llevaba así.


-Hey -llamó, pero su amigo no dio señales de escucharlo. Wade se levantó, caminando hacia el escritorio, moviendo una mano delante del rostro de Gabriel, que parpadeó, reaccionando-. Me empiezas a asustar, hermano.


-Me distraje -murmuró Gabriel. Miró su cuaderno, suspirando. No recordaba qué estaba haciendo antes de distraerse.


-¿Es por Mike? -preguntó Wade-. Porque ya sabías que él y Alan...


-Sí, pero parecían estar mejor. Antes era como si no se decidieran y ahora... lo detesto, Wade -admitió, bajando la mirada-. Estaba tratando de no pensar en ellos dos, juntos. Y no puedo detenerme ahora. Sólo imaginar que ese idiota puede tocarlo...


Gabriel apretó los dientes, desviando la mirada. No quería pensar en ellos estando juntos, pero compartían el cuarto, lo raro sería que no hubieran hecho nada.


-Lo odio -murmuró, hablando sin esperar a que Wade contestara-. Y odio tener esa idea en mi cabeza. Desearía poder de pensar.


-Si te sirve de consuelo, no me parece que esté enamorado de Garton. No tanto como lo está de ti.


-No es un consuelo -Gabriel volvió su atención al cuaderno, tratando de concentrarse. Intentó leer un poco, pero no podía mantener su atención. Suspiró, cerrando el cuaderno-. Quiero que se detenga, Wade.


-No sé, Gabe, creo que debes buscarte alguien más. No tiene caso que sigas con esto. Ahí tienes a Harris.


-Deja eso, aún trato de olvidar lo que hice -Gabriel negó, apoyando el rostro en una mano-. Podría quedarme contigo -agregó, esperando que sonara a una broma.


-Claro, si no te importan las infidelidades, estoy dentro -contestó Wade, echándose a reír. Por supuesto que Wade no lo consideraba más que a una broma y Gabriel esbozó una sonrisa cansada. A él le gustaría que sólo fuera un chiste-. Pero no soy Jaime o Cersei, no estoy a favor del incesto.


-¿Eso es lo que estás leyendo? -preguntó Gabe, decidido a hablar de cualquier cosa que no fuera cómo se sentía-. ¿Juego de Tronos?


-Es bastante famoso, tenía curiosidad. Pero, ¿sabes? -dijo Wade, decidido a cambiar el tema-. Cersei es muy imbécil. Pensé que ella sería mejor cuando tomara el lugar que quería, pero no... sólo vive de su hermano, pero no tiene ninguna habilidad más que su cara bonita. Y me estaba gustando.


-Pensé que no estabas a favor del incesto -comentó Gabriel, recostándose sobre la mesa.


-Yo no soy Jaime.


-Supongo que serías Loras -bromeó Gabe.


-¿El niño bonito? -Wade exclamó, indignado-. ¡Dios, no! ¿Y quién serías tú? ¿Ned?


Gabriel negó con la cabeza.


-No creo que me hubiera dejado matar así.


-No, claro que no. Tú hubieras sido Ned, pero habrías planeado la muerte de Robert, luego denunciarías la relación entre Jaime y Cersei y tomarías al imbécil del niño bajo tu cuidado y saldrías con tu cara de “sólo trato de hacer lo correcto”. Corrige eso, me habrías mandado a mí a matar a Robert y hacer todo lo demás, mientras finges que sólo haces lo que las circunstancias te obligan.


Gabriel esbozó una sonrisa, parte de su tensión olvidada.


-Creo que mandaría a Ericka a hacer el trabajo sucio. Porque tú sigues siendo Loras y estarías muy ocupado tratando de llamar la atención de... en realidad, no recuerdo con quién estaba él...


-Renly, según las fans -contestó Wade-. Y yo sería Varys, totalmente. ¿Crees que Ericka sería Brienne?


Gabriel consideró la pregunta un momento, imaginó a su amiga como la tímida e insegura Brienne y negó con la cabeza.


-Ella ni siquiera hubiera tenido la necesidad de aprender a pelear para que la tomen en cuenta. Ella sería una buena Cersei.


-Tienes razón. Habría reinado sin tener que acostarse con su hermano. Nuestra Ericka es así de fantástica.


Esta vez, Gabriel se rio suavemente y Wade se puso de pie, palmeando su espalda mientras salía.


-Por cierto -dijo, de pie en la puerta. Gabriel se giró en la silla para verlo-. Si yo fuera Loras, no tendría la necesidad de llamar la atención de nadie. Y no habría puesto en peligro mi vida para vengarme por nadie. Sólo disfrutaría de las atenciones.


-Olvida a Ericka -replicó Gabe-. Tú serías una buena Cersei. Acostándote con medio mundo.


-¿Mientras mi amado hermano piensa que le soy fiel? -Wade soltó una carcajada-. Ni siquiera puedo negarlo.


---


-¿Qué vamos a hacer el fin de semana? -Alan estiró los brazos por encima de su cabeza mientras hablaba. Mike, sentado en el piso y esperando su turno para correr, se encogió de hombros.


-Estudiar, ¿no?


-¿Estudiar otra vez? -Alan bufó-. Podemos ir al cine o a tomar algo, no seas aburrido, Mike.


-Eres tú quién más lo necesita -replicó. Julie, que llegaba de correr, se dejó caer al lado de Mike, resoplando-. Hiciste un trato con tu mamá, ¿no lo recuerdas?


-Sí, pero me cansa estar sólo aquí metido. ¿Qué dices, Julie? ¿Salimos este fin de semana?


-Lo crean o no, iba a ir con Betty al cine. No quiero salir con ustedes dos, no quiero estar en medio de toda su melosidad.


-No somos así -murmuró Mike. No pudo decir más porque el profesor lo llamó y, suspirando, se quitó la chaqueta y se puso en la línea de meta. Odiaba hacer ejercicio y lo odio más cuando notó que Wade se ubicaba a su lado.


-Vaya, podrían haberme puesto con alguien que fuera un reto -comentó, sonriendo-. ¿Quieres apostar, Mike?


-Nunca podría ganarte -contestó éste. Wade asintió, desviando la mirada. Por curiosidad, Mike hizo lo mismo sólo para bajar la cabeza cuando vio a Gabriel sentado en el borde de la cancha, con Max recostado sobre sus piernas.


-Podríamos apostar un beso. No conmigo, claro, con Gabe. Apuesto que lo estás deseando más de lo que jamás desearías tocar a Garton.


Mike abrió la boca, pero no dijo nada. Había olvidado lo odioso que era Wade y lo mucho que podía retorcer todo con unas cuantas palabras. Decidió que lo mejor era ignorarlo, y agradeció cuando el profesor les ordenó empezar a correr. Eran sólo cien metros, que Mike hizo en el doble que tiempo que a Wade le tomó llegar a la meta. Pudo sentir la mirada decepcionada del profesor mientras volvía a su sitio y se sintió un poco envidioso. Nunca fue bueno en deportes, pero Wade sólo necesitó descansar un momento antes de estar listo para ofrecerse a seguir corriendo. A él le dolían las piernas. Tal vez Alan tenía razón y debía ejercitarse más.


Cuando regresó al lado de Julie, se sentó y ella le dio su botella de agua.


-Tal vez deberíamos hacer más ejercicio -dijo ella, estirando las piernas.


-Lo he pensado también -contestó.


Las siguientes personas en correr fueron Gabriel y Ericka y aunque ella llegó segunda, parecía complacida con su tiempo. Mike recordaba un tiempo en que ella no podía seguir el ritmo de los ejercicios, pero eso había empezado a cambiar a mediados del año pasado.


-Espero que la próxima clase hagamos algo más que correr -comentó Alan. Mike movió la cabeza en negación-. Vamos, Mike, Ericka es más rápida que tú. Y la recuerdo cuando se cansaba corriendo en los cincuenta metros.


-Todos son más rápidos que yo -replicó Mike.


-Y eso es tan bueno -Alan bufó-. Ustedes dos podrían morir de un infarto a los treinta. O sufrir de obesidad, o diabetes.


-Estás exagerando -intervino Julie.


-Deberían salir a correr conmigo, podríamos hacerlo en la mañana, antes de clases.


-No, gracias -contestó Julie, apoyando las manos en el suelo y alzando el rostro para ver a Alan-. Puedes obligar a tu novio aquí, si estás tan interesado en cuerpos esculpidos, pero a mí déjame aparte. Además, mi peso es normal. Lejos de aquí y todo el “oh, tengo que ser perfecta”.


-No estoy interesado en cuerpos esculpidos -contestó Alan. De reojo, notó que Mike prestaba demasiada atención a la cancha, como si tratara deliberadamente de no escuchar su conversación. Nunca habían hablado de eso, pero él no estaba atraído a Mike, físicamente. No al principio, claro, y tenía que reconocer que si no fuera Mike, nunca lo habría mirado dos veces. Estaba más atraído a como era él que a su físico-. Y no lo digo por buscar perfección. Es por salud.


-Creo que podríamos salir el sábado -dijo Mike, en un intento de distraerlo del tema. Alan se volvió hacia él, sonriendo y se tuvo que conformar con revolver su cabello cuando lo que quería era inclinarse y besarlo.


-Acepto, pero seguiré insistiendo.


Mike no tuvo ocasión de responder. Luke estaba llamando a Alan, ahora que la clase había terminado, para jugar con ellos y él parecía feliz de ir.


-¿Vas a quedarte a verlo? Porque quiero ir a darme un baño.


-No, voy a regresar -contestó Mike. Le dio una última mirada a Alan, sonriendo cuando éste notó su mirada. En un lado del campo, vio a Gabriel. Estaba sentado, pero no estaba solo. En realidad, discutía con Harris. Julie carraspeó, llamando su atención.


-No sabía que Gabe y Harris eran amigos -comentó ella, caminando hacia el colegio.


-No parecen amigos.


-Bueno, el año pasado, lo único que Gabe hacía con Harris era gritarle y sacarlo del camino de Wade. Ahora, se sientan juntos. Para los estándares de Gabriel, eso es amistad.


-No quiero hablar de Gabriel -dijo Mike. Julie lo miró, enarcando una ceja-. No me mires así, lo he superado, pero no quiero... sólo no quiero hablar de él.


-Bueno -aceptó Julie. Supuso que lo único que le quedaba era confiar en sus amigos.


---


La mañana del sábado, Mike se levantó más temprano que de costumbre. Alan aún dormía y él aprovechó para dirigirse a la ducha y pasar más tiempo del necesario debajo del agua, algo que no podía hacer diariamente. Sonrió al pensar en el día que tenía por delante, lo dijera o no, también se cansaba de los exámenes y las clases y de estar todo el tiempo en el mismo lugar, y pasar el día con Alan le agradaba. Salió del baño ya cambiado y se estaba secando el cabello cuando la puerta sonó, muy levemente. Julie estaba allí y dejó escapar un suspiro de alivio cuando lo vio.


-¿Pasó algo? -Julie negó con la cabeza.


-Bueno, pasó algo. Al parecer. ¿Vas a salir con Alan hoy, cierto?


-Sí, ya lo sabías.


-No dejes que vea las noticias de espectáculos.


Mike le miró, confuso y Julie le enseñó el celular. Mike alzó la vista, alarmado. Uno de los últimos chismes decía que Henry Barnett y Melinda Garton estaban saliendo, y habían fotos de ellos en un desayuno. No era nada explícito, pero Mike sabía que Alan odiaba a los Barnett, dudaba que se sintiera feliz leyendo esas insinuaciones. Se preguntó si a Gabriel le importaría.


-Gracias por avisarme -dijo-. Voy  a tratar que no vea nada. Por hoy al menos.


-De nada. Disfruta el día -Julie se despidió con un guiño y Mike cerró la puerta tras ella, suspirando.


-¿Ya estás despierto? -preguntó Alan desde la cama. Estaba sentado, con las sábanas enredadas en sus piernas y se masajeaba el cuello mientras bostezaba-. ¿Quién era?


-Julie. Sólo venía a preguntar por una tarea -contestó. No le gustaba mentir, pero esta vez era por una buena razón. Se aseguraría de estar allí cuando Alan descubra los chismes sobre su madre, al menos para calmarlo.


-¿Incluso en sábado? -Alan bostezó, estirando una mano para alcanzar el reloj en su mesa de noche-. Todavía no es tarde, ¿puedo seguir durmiendo?


Mike se acercó a la cama, sentándose en el borde. Observó a Alan un momento, mientras éste se restregaba los ojos con el brazo, bostezando ruidosamente y no pudo evitar sonreír. Se veía muy infantil con el cabello desordenado.


-Pensé que querías pasar todo el día fuera de aquí -contestó.


-El día empieza en dos horas -rezongó Alan, dejándose caer en la cama. Mike negó con la cabeza, aunque encontraba su comportamiento divertido.


-Entonces me adelantaré e iré a desayunar.


Alan suspiró, considerando la situación un momento, antes de levantarse.


-Espérame -dijo, estirando los brazos para desesperezarse-. ¿Y no eres muy frío con tu novio?


-No lo creo -contestó Mike, ladeando el rostro. Sabía que con Alan no actuaba igual que lo había hecho con Gabriel, era el único con quién podía compararlo, pero pensaba que era porque ambos eran diferentes. Él siempre fue demasiado consciente de Gabriel, siempre pensó que había algo raro en que Gabe lo quisiera, mientras que con Alan las cosas se sentían menos complicadas. Llevaban más de un año siendo amigos, después de todo.


-Sí que lo eres -replicó Alan, de camino al baño. Mike parpadeó, mordiéndose el labio. Tal vez estaba actuando igual que antes, pero no era porque no lo quisiera o no se sintiera nervioso cuando Alan se acercaba, dispuesto a besarlo. Sólo se sentía más cómodo. Y aún le era difícil tomar la iniciativa. Suspiró, sin saber si debía hacer algo para corregir su comportamiento o si Alan sólo lo había dicho por fastidiarlo, sin esperar un cambio. Se acostó en la cama de Alan, suspirando.


-Deja de acaparar mi cama -Alan le tiró una camiseta que Mike esquivó, soltando una risita. Se levantó de todas formas, arreglando su camiseta.


-Todavía pienso que deberíamos quedarnos y repasar las clases. Le prometiste a tu mamá que saldrías bien...


Alan lo interrumpió, poniendo una mano sobre su boca y la otra sobre uno de sus hombros. Mike alzó los ojos para reclamar, pero notó que Alan estaba demasiado cerca, con el cabello mojado cayendo sobre su rostro y sintió que sus latidos comenzaban a acelerarse. Con la mano de Alan en sus labios, no podía besarlo. Alzó el brazo para ponerlo sobre la muñeca de Alan, tratando de forzarlo a moverse, pero éste sólo sonrió al ver que los esfuerzos de Mike eran inútiles.


-Promete que no hablaras de clases hoy y te suelto.


Mike asintió, distraído por su cercanía y Alan lo soltó, esbozando una sonrisa.


-Espera -dijo Mike, antes de considerarlo, tomando su camiseta. Le dio un beso que fue sólo un roce, todavía demasiado incómodo por ser él quien tomara la iniciativa como para hacer algo más.


-Sólo debiste decir que querías besarme, Mike -dijo Alan, con una sonrisa de burla en los labios. Mike bufó. Las burlas de Alan no habían disminuido porque salieran ahora.


-No quería -negó, sólo para irritarlo. No lo logró, Alan mantuvo su sonrisa.


-¿No? -murmuró, acercándose nuevamente. Mike negó con la cabeza, aunque no se apartó. Alan ladeó el rostro, posando una mano en la nuca de Mike, que se estremeció al sentir el frío de sus dedos sobre su piel-. ¿Estás seguro?


-Bastante -susurró Mike. Sabía que se iban a besar en algún momento y la anticipación calentó su estómago. Alan había llevado sus dedos fríos hacia su mejilla y él alzó una de las suyas para tocarle el cuello. No supo quién cerró la distancia entre ellos, sólo que cerró los ojos, disfrutando la sensación de los labios de Alan sobre los suyos, dejando escapar un gemido cuando la lengua ajena se coló en su boca, devolviendo el beso con la misma intensidad, su mano resbalando del cuello de Alan hacia su pecho, sintiendo los latidos del corazón bajo sus dedos.


-Desayuno -dijo Alan, sin aliento. Mike asintió, quitando la mano de su pecho y bajando la mirada. Sentía su piel vibrar. Se apoyó en la pared, revisando su celular en un intento de distraerse. Alan terminó de cambiarse rápido y la presencia de Julie y Betty en el comedor le distrajo de pensar en sus labios y lo mucho que deseaba volver a sentirlos.


---


Gabriel abrió la puerta de su cuarto, se dejó caer en la cama y dejó escapar un suspiro, exhausto. Llevaba corriendo la última hora, primero para acompañar a Ericka y luego jugando con Max, quién lo había seguido y ahora estaba enroscado en su cama, en un lado de la habitación. No tenía fuerzas ni para levantarse a darse un baño. Revisó en sus bolsillos y sacó el celular, revisando su correo y las noticias primero, antes de marcar el número de Wade.


-Te demoraste en contestar -dijo, después que al fin le cogiera la llamada.


-Lo siento, madre, estaba ocupado -contestó Wade. Sonaba cansado, casi más que el propio Gabriel.


-¿Sigues con esa idea de aprender a disparar?


-Sí -Gabriel se acomodó en la cama, recostando su cabeza en las almohadas-. En eso estaba hoy, ¿recuerdas al tipo que llegó con mi madre la última vez? Es un ex-marine. Al parecer, necesita el dinero y aceptó ser un guardaespaldas privado después de su retiro. Es odioso y me desprecia.


-Puedo sentir tu felicidad, Wade, ¿qué tiene de bueno que te desprecie?


-Es divertido -en su propia cama, Wade se apoyó en la cabecera, masajeando su cuello con la mano libre. No era lo que él había imaginado, se había pasado el día corriendo y haciendo ejercicios, y sólo la última hora pudo tocar un arma. Eso tampoco fue como lo imaginó. Recordaba a los tipos del asalto, y recordaba a uno de ellos apuntando un arma hacia su madre, como si no pesara nada. Lo cierto era que pesaban más de lo que lucían.


-Eres jodidamente raro.


-No tan raro -Gabriel bostezó, recordando que había llamado para saber si no había algún episodio de pánico.


-Entonces, ¿estás bien? ¿No te congelaste hoy?


-Estoy bien -contestó Wade-. No necesitas preocuparte de más.


-Me dijiste que permaneciera cerca -rezongó Gabriel-. Y luego te marchas, perdona si estoy preocupado.


-Sólo pasó un momento -respondió, ignorando el malhumor de Gabe-. Pero estaba en casa, así que no fue grave. Nunca pensé que me alegraría de estar en casa. Por cierto, ¿leíste las últimas noticias?


-¿Hablas de lo de mi padre y Melinda Garton? Sí, lo hice -Gabriel se quedó en silencio. No sabía qué pensar, después de todo lo que su padre había hecho, no debería sorprenderse, pero imaginarlo con otra mujer le enfadaba más que el saber que apartó a su madre y a su hermano. Como si lo estuviera traicionando-. No debería sorprenderme.


-¿Hablarás con él? Isabelle está viva, no soporto la idea que la engañe -comentó Wade, diciendo en voz alta lo que Gabriel estaba pensando.


-Tal vez -contestó-. Él ha hecho peores cosas.


-¿En serio no te afecta? -dijo Wade, y esta vez fue él quien bostezó.


-Ve a dormir, Wade.


-¿Algo más, madre?


-Come tu cena, no te desveles y lava tus dientes -bromeó Gabriel. Wade bufó, y colgó sin más ceremonias. Gabriel hizo un esfuerzo por levantarse de su cama, todavía pensando en su padre y Melinda. No quería verlo con otra mujer, no quería a nadie en el lugar de su madre y no quería que también él actuara como si de verdad estuviera muerta, no cuando ambos conocían la verdad. 


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