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West Lake por Hisue

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Notas del capitulo:

¡Hola, otra vez! Ha pasado bastante tiempo, ¿no? No sé cuánto, perdí la cuenta. No les voy a aburrir con historias de mi vida y lo terrible que es todo, así que al capítulo. ¡Nos vemos!

Capítulo 83

 

Wade abrió los ojos, confundido al ver el techo frente a sus ojos. Su cuello dolía y por un momento no supo dónde se encontraba, hasta que el día anterior regresó a su cabeza. Después de discutir con Gabriel, sólo salió del cuarto y no fue capaz de regresar. Había terminado durmiendo en el sofá del salón del Consejo, la razón por la que le dolía el cuello y sentía el cuerpo helado.

Permaneció un rato tendido, preguntándose qué hora era y tratando de decidir cómo sentirse. Estaba furioso, confundido, pero lo que más sentía era incredulidad. Todavía esperaba que Gabriel se apareciera y dijera que todo fue una broma, porque era imposible que fuera verdad. Gabe era lo más cercano a un hermano que tenía, ellos habían jurado serlo cuando niños. Claro, que de niños Gabe aún no desarrollaba su actual gusto por los chicos, pero eso no tenía que cambiar nada. Se sentía decepcionado, traicionado. ¿Qué se supone que pasaría ahora? ¿Cómo tenía que actuar? No tenía ganas de averiguarlo, pero la alarma del celular le recordó que debía ir a clases y se levantó de mala gana, masajeando su cuello adolorido. La próxima vez que durmiera fuera, pensó al toser un poco, se aseguraría de llevar consigo una manta, por lo menos.

Encontró a Gabriel todavía en el cuarto, con cara de haber dormido mal y ninguno de los dos dijo nada cuando se miraron. Wade caminó hacia el armario, cogió su uniforme y desapareció dentro del baño.

-Por eso no quería contarte nada -dijo Gabriel, cuando Wade salió del baño ya con el uniforme puesto y una toalla sobre el cabello. Éste no contestó, todavía inseguro sobre cómo comportarse-. Sabía que te enojarías.

-No quiero hablar contigo ahora -murmuró Wade-. Voy a clases.

Gabriel se mordió la lengua para no gritar. Faltaba hora y media para el inicio de clases, Wade nunca estaba listo tan temprano, y no entendía porqué demonios se comportaba así, de todas formas. No significa que Gabriel fuera a saltar sobre él a cualquier minuto, no tenía porque rehuirle de esa manera.

En el comedor, para sorpresa de Wade, encontró a Ericka. Estaba con la camisa del uniforme puesto, pero llevaba pantalones y un suéter beige y tenía delante una taza de café.

-¿Qué haces aquí tan temprano? -preguntó Wade, tomando asiento frente a ella.

-Creo que eso es lo que yo debo preguntar -murmuró ella-. No podía dormir. Y a esta hora no hay nadie, es tranquilo aquí. ¿Qué te pasa? -agregó, al notar el semblante decaído de Wade.

-Creo que tú sabes muy bien lo que pasa -contestó él. Apoyó los codos en la mesa, mirándola fijamente-. ¿Desde hace cuánto Gabe tiene esa cosa... esa cosa por mí?

-¿Te lo dijo al fin? -Ericka empezó a esbozar una sonrisa, pero su mueca se congeló al notar que Wade ni siquiera sonreía. Eso era raro en él, reírse y burlarse era su primera reacción a todo-. Hace como un mes. Pero insistió en que no era normal, y que no era amor. Y por lo que veo, no te agradó saberlo.

-¿Cómo podría agradarme? Acabo de enterarme que la persona que es como mi hermano quiere follarme. Porque sí, remarcó eso de “en realidad amo a Mike, Wade” -remedó, en un estridente falsete y sin contener su mal humor. Ericka hizo una mueca, Wade supuso que debido a su elección de palabras. Tal vez ella prefería que dijera “coito” con lo apegada a la gramática que era.

Ericka bebió un sorbo de su café, sin contestar. No había creído que Wade se lo tomara mal. Tal vez enfadarse un poco y luego olvidarlo, pero no esta reacción.

-A él le gustan los chicos -dijo, encogiéndose de hombros-. Tú lo eres, así que es lógico.

-A mí me gustan las chicas y te juro que no tengo el menor interés en acostarme con Julie -espetó Wade, más enfadado a cada minuto que pasaba-. Es la misma mierda.

-No lo es, ustedes no son verdaderos hermanos -argumentó Ericka-. No sé porqué te importa tanto, si no te gusta él, entonces da lo mismo, ¿o no?

Wade frunció el ceño, cruzando los brazos sobre el pecho. No, no sería lo mismo. No podría verlo de la misma manera, no sabía cómo demonios actuar ahora, ni qué esperar. Ericka terminó su café sin decir nada más. Era extraño estar con Wade y que éste permaneciera en silencio, pero lo hizo y cuando los primeros alumnos entraron al comedor, se levantó y se fue. De lo que Ericka estaba segura es que no había razón para enfadarse por gustarle a alguien a quien no le correspondías, más si esa persona era un amigo tuyo. Nunca podría enfadarse con Katherine, por ejemplo, tal vez se sentiría triste por ella, en un hipotético caso. Considerando lo cercanos que ambos eran, la furia era la reacción que menos esperaba.

---

-Si estás cansado, deberías ir a dormir -dijo Julie, cerrando el libro con fuerza. Mike se volvió hacia ella, sobresaltado-. ¿Qué te pasa? Llevas días distraído.

Mike bajó la mirada a su libro. No quería seguir usando a Julie para comentar sus problemas y  sus confusiones, así que sólo negó con la cabeza, culpando a las clases.

-Son un poco duras -murmuró. Su manera de distraerse no tenía nada que ver con las clases, de todas formas. Era culpa de Alan y de lo que pasó ese día, cuando fue consciente que en algún momento su relación se convertiría en algo más físico. Cuando se distraía, se encontraba pensando en cómo sería hacerlo con él, mirándolo mientras dibujaba, admirando la mirada de seriedad en su rostro mientras lo hacía, la forma en que sus dedos se movían sobre el cuaderno de dibujo. De repente era consciente de todo, de las veces que se demoraba en la ducha o cuando salía del baño sin camiseta. Se seguían besando, pero Alan detenía las cosas antes que pudiera repetirse la situación de hace un par de semanas y Mike no sabía si sentirse aliviado o decepcionado.

Julie observó a su amigo, negando con la cabeza. Ya había visto una versión de esa mirada perdida cuando era Gabriel a quién Mike quería y dudaba que sus momentos mirando al vacío tuvieran nada que ver con las clases, y además, Alan hacía lo mismo, mirando a Mike de reojo y pareciendo ansioso y preocupado. Si había algo en lo que debía de estar de acuerdo con Wade era que el amor era una complicación de más. Claro que el idiota ése prefería acostarse con quien pudiera y ella prefería alejarse, pero el concepto era el mismo.

-Entonces, ¿vamos al cine el sábado? -preguntó, en un intento de distraer a su amigo-. Betty y yo iremos, pero ella no es tan divertida como molestar a Alan.

Mike le dirigió una mirada reprobadora. Julie podría ser un poco más amable con Betty, a su parecer.

-No lo sé, le preguntaré. Su mamá vino la semana pasada también y aunque no lo diga le encanta verla -Mike esbozó una sonrisa dulce. Si él pudiera ver a su madre regularmente, tampoco lo cambiaría, pero no era la clase de cosas que esperaba de Alan, antes de llegar a conocerlo.

-Pensándolo mejor, me haría bien alejarme de tanta melosidad. Invitaré a Katherine, ella estará encantada.

-Tal vez te use para su experimento sobre si le gustan las chicas -bromeó Mike, tratando de avergonzarla, pero ella bufó, quitándole importancia con un ademán de la mano.

-Conociéndola, seguro hará un casting entre supermodelos o algo así.

-¿Quién hará un casting? -preguntó Katherine, apareciendo detrás de Mike. Apoyó las manos en el respaldo de la silla, agachando el rostro para dedicarle una sonrisa a modo de saludo.

-Tú, para buscar a tu futura novia -comentó Julie, su sonrisa deslumbrante.

-No te burles, ya tengo suficiente con Wade -Katherine hizo un puchero, tratando de lucir ofendida, sin lograrlo.

-No sé, pero tengo la sensación que si haces un concurso para encontrar novia, Ericka estará allí, seleccionando candidatas y frunciendo el ceño -siguió bromeando Julie.

-No lo haría -negó Kathy-. Ella nunca se ha metido en eso, ni siquiera con Luke -su semblante se ensombreció un poco al nombrarlo, pero volvió a sonreír al instante, agitando los brazos-. ¡Y se acerca el viaje, necesitamos ir de compras! Le dije a Gabe, pero refunfuñó y dijo que para eso existía la web, cómo si no fuera mejor ir y seleccionar las cosas uno mismo... ¿me acompañan?

-Creo que podría ir -contestó Mike.

-¿Podrías ir? -Julie negó con la cabeza-. Acabo de invitarte al cine y dijiste que ibas a esperar a ver si Alan tenía planes, ¿y con ella aceptas? Me hieres, Mike.

-Pero tú nos invitaste a ambos -replicó Mike, con una sonrisa conciliadora-. Y sigo sin saber si él estará libre el sábado.

-Podemos ir al cine y a comprar, todos en grupo.

Mike asintió, aunque dudaba que a Alan le agradara la perspectiva de pasar el fin de semana al lado de Katherine y Betty. Tenía algo de dinero para comprar, al menos, su tía y su madre estaban felices con el viaje, a ambas les parecía que estudiaba mucho y su madre estaba más que feliz desde que se enteró que ya no salía con Gabriel. Mike todavía no se animaba a contarle que tenía otro novio, le volvería a decir el mismo discurso y tal vez pondría lo que pasó con Gabe de ejemplo y no quería pasar por eso.

-Vale -aceptó Julie. Katherine le dedicó una sonrisa y se alejó, de regreso al lugar en el que Ericka se encontraba.

-Iré a preguntarle a Alan -dijo Mike, poniéndose de pie. Julie le despidió con un gesto de la mano y Mike salió de la biblioteca, rumbo al salón de arte. Como esperaba, encontró a Alan allí, solo, con los dedos manchados de pintura y una expresión malhumorada en el rostro. Mike había llegado a aprender que le prefería con un lápiz a un pincel.

-Hola -saludó, sentándose en una silla cercana. Alan alzó la vista y le dedicó un pequeño asentimiento con la cabeza-. Julie nos ha invitado al cine este sábado, y Katherine a comprar. ¿Quieres ir?

-¿Con quién? -preguntó Alan, limpiándose los dedos en la camiseta que llevaba puesta.

-Con ambas, al final decidieron que podíamos ir todos juntos.

Alan pensó durante un momento. Tendría que ver primero si su madre vendría nuevamente el fin de semana.

-Voy a sonar como un idiota, pero llamaré primero a mi mamá.

-No suenas como idiota -sonrió Mike-. A mí me encantaría ver a mi mamá, por ejemplo.

Mike bajó de la silla y se acercó, mirando el lienzo.

-Hoy vimos puntillismo -explicó Alan a su pregunta no formulada. La imagen formaba un rostro, en rojos y verdes, pero Alan no parecía feliz por el resultado.

-Está bonito.

-Si tuvieras el menor gusto artístico, te creería -bromeó. Mike le dirigió una mirada ofendida.

-A ti te gusta el ruido ése que escuchas y yo no digo nada.

-Es música -dijo Alan, recalcando cada sílaba-. Buena música. De verdad.

-Es ruido -Mike respondió a la mirada enfadada de Alan con una sonrisa y estaba a punto de estirarse para besarlo cuando la puerta se abrió. Era sólo una de las chicas del club, que los miró a ambos, se encogió de hombros y salió del aula después de recoger unos pinceles, sin despedirse.

-Una cosa mala de estar en clubs, tengo que escuchar las mismas tonterías otra vez, sobre mi familia -murmuró Alan, haciendo el ademán de pasar una mano por su cabello y deteniéndose al notar que todavía seguía sucia. Esta vez Mike no se detuvo, apoyó una mano en su pecho y le besó, presionando sus labios juntos, a medias porque quería hacerlo desde que entró al salón y porque verlo enfadarse por lo que decían de su familia no le gustaba. Desde ese día en el gimnasio y después de su charla, algunas veces sus besos eran incómodos, como si ambos no pudieran relajarse lo suficiente. Otras veces, ninguno parecía recordar el asunto y se besaban como antes, como justo ahora. Mike suspiró en su boca, abriendo los labios, dejando que la lengua de Alan se colara en su boca y sintiéndose caliente y entumecido. Alan hizo un esfuerzo para separarse antes que las cosas llegaran más lejos y Mike saliera corriendo otra vez-. Creo que podemos ir con ambas, a mi madre no le molestará si le digo que voy con Katherine.

Mike parpadeó, por un momento confundido, sin saber de qué hablaba Alan y porqué habían dejado de tocarse. Se sonrojó, recordando lo que le había preguntado antes de besarse.

-Sí, supongo que sí -murmuró, notando que su camisa se había manchado con los dedos de Alan sin que él lo notara.

-La repondré, lo siento.

-Está bien, puedo ir a las clases en camiseta -Mike volvió a sonreír. Se empezaba a sentir incómodo, sin saber qué hacer. Quería volver a besar a Alan, pero no sabía si estaba listo para hacer algo más y no quería empezar cosas que luego no podría terminar. No quería verlo enfadarse de nuevo, tampoco.

-De todas formas, la repondré. Salgamos de aquí, ya tendría que estar el aula cerrado de todas formas.

---

-Entonces, te vas de compras con Julie y Betty y han arrastrado a Alan y Mike con ustedes -dijo Ericka, cogiendo una pieza de pizza y dándole una mordida. Estaban sentadas en el piso en el cuarto de Gabriel, a quién no parecía importarle su presencia. Wade estaba allí también, de espaldas en la cama, tecleando y riendo entre dientes de algo que leía en el celular.

-Puedes ir también. Podemos ir todos.

-No lo creo -Ericka suspiró-. ¿Quieres poner a Alan y Gabe en el mismo lugar, con Mike allí?

Katherine se volvió hacia Gabriel, tendiéndole una rebanada de pizza en señal de conciliación.

-¿Qué crees, Gabe? ¿Podemos ir? Wade puede llevar a Adriana.

-No me importa -murmuró Gabriel, desviando la mirada sólo un instante hacia su amigo. Ellos no hablaban más de lo necesario, aunque al menos Wade sólo había pasado una noche lejos de cuarto. No es que fuera mucho consuelo, lo evitaba cada vez que podía y si estaba allí ahora era porque ellas estaban acompañándolos-. Pero no creo que a ellos les agrade verme allí y no quiero problemas.

-Puedes ir tú con ellos. Gabe y yo iremos juntos. Hay algunas cosas que quiero comprar.

-Si necesito algo lo encargaré -Gabriel apoyó el rostro en una mano, deseando que ambas dejaran de insistir en hacerlo salir. Sólo quería quedarse a estudiar y dormir y jugar con Max, tal vez.

-Puedes ir conmigo -intervino Wade, incorporándose en la cama.

Ericka bufó, negando con la cabeza.

-No, tú no vienes -dijo, y ni siquiera a Katherine se le escapó el enfado mal disimulado en su voz. Miró a ambos, tratando de saber qué pasaba ahora-. Gabriel y yo vamos de compras, y tú de todas formas sales los fines de semana.

-No esta semana -farfulló Wade, aunque sabía que Ericka no admitiría discusiones. La siguió cuando salió del cuarto, una hora más tarde y le dio alcance mientras se dirigía al gimnasio-. ¿Qué te pasa? ¿Qué fue eso de “tú no vienes, Wade”?

Miró su rostro, buscando la respuesta y la mirada enfadada que Ericka le dirigió le confundió un poco. No había hecho nada para enfadarla, excepto lo de Gabriel.

-¿Estás molesta por Gabe? -preguntó, confundido-. Espera, ¿lo estás tratando a él como la víctima?

-Pensé que eras mejor que esto -dijo, negando con la cabeza un instante después-. No espera, sé que no eres nada sino de lo peor, pero pensé que eras mejor cuando se trataba de Gabe.

-Hablas como si él no fuera el culpable de todo este desastre.

-¿Y esa es una razón para que ya no le hables? Wade, es tu mejor amigo, el que le gustes no es una razón para que le dejes de hablar.

Wade se mordió el interior de la mejilla, pensando en qué responder. Su primer instinto fue decir que ella no tenía porqué meterse, pero se contuvo de hablar, sabiendo que sólo lograría enfadarla más. No quería hablar con Gabe, no sabía qué demonios pensar o hacer y los días que pasaban no le ayudaban a encontrar una solución.

-Es mi hermano -dijo, al fin-. Y ahora, mi jodido hermano dice que me quiere para acostarse conmigo, ¿y tengo que actuar como nada pasara y apoyarlo? ¿Por qué ninguno de los dos lo entiende?

-Eres un dramático -Ericka se cruzó de brazos, enfadada-. Que a la gente le guste alguien, no significa que vayan a hacer algo al respecto, no significa que vayan a hacer algo. Ni que las cosas tengan que cambiar. ¿O cambiaron cuando a mí me gustabas? Es la misma cosa. Gabe ya tiene suficiente cosas encima como para que tú también te alejes.

-¿Segura que no es tu culpa hablando porque gracias a ti él no pudo regresar con Mike? -replicó él, esbozando una sonrisa tensa e ignorando su comentario sobre ellos-. Podría haber engañado a su padre de no ser por ti, lo sabes.

Ericka sintió que sus mejillas se calentaban, pero no se permitió sentirse culpable.

-Gabriel decidió eso. Pero yo no soy su mejor amigo, ¿verdad?

-Como sea, Ericka. Ve a consolarlo o como quieras -espetó, volviendo sobre sus pasos. Ericka no lo entendería.

---

Ericka se dirigió al cuarto de Gabriel ese sábado, armándose de paciencia. Éste había seguido poniendo excusas para no salir del colegio y ella  no dudaba que lo volvería a hacer. Como esperaba, lo encontró vestido con un jean desteñido y un suéter que había visto mejores días, todavía despeinado y descalzo, viendo vídeos en su laptop.

-Gabe, ¿es en serio? Íbamos a salir hoy.

-Podemos estudiar aquí -murmuró-. No quiero hacer nada que implique que tenga que moverme, Ericka -agregó, apoyando un pie en la silla. Ericka no recordaba haber visto nunca una actitud tan indolente en él.

-Vamos, prometiste ir conmigo. Katherine va con Julie y Betty, sabes que no me llevo bien con ellas.

Gabriel la miró, haciendo una mueca de cansancio. No quería hacer nada, nada más que ver vídeos, sin necesidad de cambiarse de ropa, o bañarse o fingir que le importaba algo. Se sentía débil. Pero Ericka sólo entornó los ojos y se cruzó de brazos, esperando que se moviera y no tuvo más remedio que apagar la laptop e ir a bañarse, sabiendo que ella no dejaría de fastidiarlo.

Sólo para incomodarla, salió del baño con la toalla amarrada en la cintura, dispuesto a cambiarse allí mismo, pero Ericka enarcó una ceja, antes de girarse, mirar hacia la puerta y sacar su celular.

-¿Debo sentirme mal por tu falta de interés?

-Lo siento -contestó ella, divertida-. Pero nunca consideraría algo contigo. Jamás.

Al menos, obtuvo un bufido de Gabe, eso era más que cualquier otra reacción que hubiera mostrado desde su pelea con Wade. Ericka no entendía porqué ambos se veían tan afectados, pero en cierta forma los envidiaba. No creía tener una relación así de cercana con nadie. Cuando Gabe terminó de ponerse algo más decente, salieron del colegio. Las primeras horas la pasaron en un café, comiendo galletas y capuchinos mientras repasaban las lecciones y sólo cuando Ericka se aseguró que no había ninguna tarea sin hacer, se dirigieron al centro comercial.

-No necesitabas hacer esto -comentó Gabriel, mientras Ericka examinaba bloqueadores. Lo más probable era que no comprara ninguno, si la conocía, pero seguía comparando marcas-. Hacer el teatro para sacarme del colegio.

-¿Y pensabas quedarte el día entero encerrado en tu cuarto, viendo videos de gatitos en youtube? -preguntó ella, sarcástica.

-Era un buen plan. Lo que quiero decir es que no necesitas preocuparte por mí.

Ericka negó con la cabeza, dejando el pomo que tenía entre las manos de vuelta en el estante.

-Deberías dejar de mentir, para variar.

Gabriel bufó, alejándose hacia la sección de mascotas. Vio una jaula y la tomó, examinándola y tratando de imaginarse a Max dentro de ella.

-Voy a tener que acostumbrarlo, de todas formas -murmuró. Ericka, que ya había llegado a su lado, le dirigió una mirada confusa.

-¿No estás pensando en llevar a tu perro al viaje, o sí? -la forma en que Gabe se encogió de hombros fue respuesta suficiente. Él en realidad pensaba en llevar al perro consigo, al viaje de fin de curso. Ni siquiera debería extrañarle-. ¿Estás seguro?

-Necesito que aprenda a viajar conmigo, y no quiero dejarlo solo.

-Nos vamos sólo unos días, Gabe. Y te preocupas por eso perro más que por la mayoría de personas.

Gabriel esbozó una sonrisa desganada.

-Bueno, mi novio está con otro, mi mejor amigo me odia, creo que sólo me queda mi perro.

-Y dices que no tengo que preocuparme -se burló ella, pero un instante después se apoyó en él, dejando caer la cabeza en su hombro-. Me tienes a mí también, ¿sabes eso? Somos amigos.

La sonrisa que Gabe esbozó fue un poco más sincera esta vez, sabía que Ericka no era dada a las expresiones de afecto y debía estar realmente preocupada para que lo hiciera. Una parte de él se sentía mejor al saber que al menos alguien estaba preocupado. Wade diría que Ericka se movía por la culpa y tal vez tuviera razón, pero ella estaba allí y eso era bastante.

-No es su culpa, después de todo -susurró-. Fui yo quién jodió todo.

-¿Hablas de Mike o de Wade?

-Ambos -admitió Gabriel. Había tenido miedo de lo que su padre pensaría y por eso mintió y luego no pudo arreglar nada y era su culpa que Wade no le hablara ahora-. Estás enfadada con Wade, no deberías estarlo.

-No puedes elegir quién te gusta. Pensé que él lo entendería -Ericka se mordió el labio, suspirando-. Siempre los he envidiado un poco. La forma en que son tan unidos y eso... no pensé que se lo tomaría tan mal, o que se alejaría del todo. Es decir, ¿dejar de hablarte? Es tan infantil.

Gabriel se encogió de hombros. No quería racionalizar el comportamiento de Wade, el mismo todavía encontraba raro e incómodo pensar en su amigo de esa forma. Incluso aunque él también pensaba que estaba sobre reaccionando, no podía culparlo.

-¿Entonces puedo regresar al colegio y ver videos de gatitos en el youtube? -preguntó Gabriel, desviando el tema-. Puedes ir con Katherine.

-Eres una terrible compañía -Ericka sacudió la cabeza. Tal vez Wade tenía razón y era su sentido de culpa actuando, pero no quería dejarlo solo ahora-. Voy contigo. Esos videos no se pueden ver solos.

---

-¿Es tan malo pensar en tener sexo? -preguntó Alan, cerrando la puerta del cuarto detrás de él. Julie estaba bebiendo un soda y se ahogó con ella y Katherine alzó la cabeza, sonrojada-. ¿Qué haces aquí?

-Es mi cuarto, cualquiera que yo quiera que esté aquí puede estarlo -dijo Julie, entre estornudos-. Y no sé si quiero escuchar lo que sea que tengas que decir. En serio, Alan, hay un límite, y además Mike también viene a contarme sus cosas que se supone son privadas y no puedo guardar secretos de ambos cuando vienen y me molestan con lo mismo.

Alan la miró, cruzándose de brazos. Julie estaba casi gritando al final, aunque no parecía tan enfadada, pero no era eso lo que le había llamado la atención.

-¿A Mike le preocupa lo mismo? -preguntó, tratando de fingir desinterés.

Katherine, desde su sitio, carraspeó un poco y Julie regresó a mirarla, sonriendo.

-Oye, Katherine ha tenido un novio y se ha acostado con él. Yo no. Habla con ella.

-No es necesario que lo publiques -murmuró, avergonzada.

-¿Por qué? Todo el mundo lo sabe.

Katherine hizo una mueca, pero decidió ignorar a Julie, acostumbrada a su forma ruda de hablar.

-Entonces, ¿aún no pasa nada entre Mike y tú?

Alan negó con la cabeza. No se sentía cómodo hablando con Katherine, una cosa era Julie, pero ella... suspiró, retrocediendo hasta la puerta.

-Está bien, en realidad -dijo, antes de salir-. Lo siento por entrar así.

-Eres como Ericka -comentó Katherine-. Con Wade y Gabriel, ambos llegan a contarle sus penas.

Julie notó su tristeza y la miró fijamente, mientras ella esbozaba una sonrisa nerviosa.

-A mí nunca me cuentan nada, incluso ahora. Están peleados otra vez y Ericka sabe todo lo que pasó, pero yo... soy su amiga, pero ninguno de ellos considera necesario decirme nada.

-Te envidio -le interrumpió Julie, un poco incómoda por la expresión desolada en el rostro de Kathy-. No es divertido que dos personas se confiesen contigo, luego tienes que verlos preocupados por la misma cosa sin poder decir nada para que no te acusen de hablar de más.

-Sólo me gustarían me confiaran un poco en mí.

Julie suspiró, apoyando su rostro en una mano.

-Entonces son idiotas -declaró, frunciendo el ceño-. No creo conocer a una persona más confiable que tú.

Como esperaba, ese simple comentario hizo a Katherine sonreír y ella sonrió en respuesta, complacida de haber borrado la tristeza de su rostro. Lo que no se esperaba era que Kathy se levantara y le diera un beso en la mejilla, sus ojos brillando. Cuando Katherine se fue, Julie se quedó mirando la puerta, negando con la cabeza a la par que sonreía. Kathy no sólo era confiable, también confiaba demasiado y aunque ella había crecido en un ambiento en el que eso era un defecto, lo apreciaba.

---

A solas en su cuarto, Alan se tiró a la cama, mientras maldecía entre dientes. Había sido una tontería hablar antes de fijarse si Julie estaba sola. De todas formas, sólo quería un consejo, o alguien que le reafirmara que no había nada malo en tener fantasías con su jodido novio, porque era su novio, después de todo y era culpa de Mike, su lo pensaba. Hoy, después del cine y acompañar a las chicas a comprar, Mike sólo se le había acercado, puesto sus manos en sus mejillas y le había besado en un pasillo desierto de la tienda, para después dedicarle una de sus miradas avergonzadas. No era su culpa si no podía quitarse esa mirada de la cabeza y no era su culpa que sólo pensara en cómo serían las cosas si pudieran ir un paso más allá, si la próxima vez que Mike lo sintiera excitado, se animara a tocarlo en vez de reaccionar como si hubiera tocado algo hirviendo y de lo que debía alejarse. Incluso con sus explicaciones, le dolía recordarlo.

Cerró los ojos, alejándose de esos pensamientos y volvió a concentrarse en el recuerdo de Mike, sus labios húmedos y el leve sonrojo en sus mejillas. Se preguntó si estaba mal, de alguna forma, porque de un tiempo a esta parte sólo pensaba en acostarse con él y aunque no lo quería sólo para eso... era lo último en que se había fijado, no podía quitarlo de su cabeza.

-Es normal -se repitió a sí mismo, negándose a sentirse culpable cuando metió una mano en sus jeans y se tocó de manera apresurada.

Era normal. Era normal tocarse e imaginar cómo sería si fuera Mike, tratar de dilucidar si lo haría lento o rápido, si gemiría su nombre o si se pondría a recordar al idiota de Barnett. Se detuvo, aún excitado, pero sin más ganas de pensar en Mike. Gabriel fue su novio antes, debía asumirlo, y todo lo que hiciera con él ya lo habría hecho antes con Barnett, eso también debía asumirlo. Y no era el problema lo que hubiera hecho antes con Barnett, era que Mike aún parecía recordarlo lo que le enfadaba y le hacía sentir inseguro.

 

Extra 1.

Luke/Gabriel

Como saben, dije que escribiría lo que me pidieran si es que adivinaban a lo que me refería (que sí, era Bob Dylan, porque yo no estoy dentro de los que odian ver que le han dado el Nobel). Así que.... sólo uno por persona, primero a Kiriguiri, Luke/Gabriel. Intentaré que esto sea IC (y puede o no ser canon. No sé ustedes, decidan xD) (Falta uno, para mi querida hermana de otra madre, leí tu review, Jen, pero publicaré el Henry/Joanna la próxima semana... por alguna razón tu review desapareció…)

 

Gabriel entró a las duchas, deteniéndose para apoyarse en la pared y masajearse el cuello. El profesor de física se había ensañado con ellos hoy y Gabe se preguntaba si era por las veces en que se había ido de la clase, sin importarle nada. Debería estar en su cuarto, casi nadie usaba estas duchas, pero no quería ir y enfrentarse a la imagen de un Wade sudado con la camiseta pegada al cuerpo o semidesnudo... no podía tratar de borrar esa clase de pensamientos de su cabeza si tenía que verlo así. Por eso estaba allí, apoyado contra la pared fría, tratando de relajarse y de encontrar fuerzas para meterse a la ducha.

-Vaya, miren a quién tenemos aquí -Gabriel abrió los ojos, maldiciendo su mala suerte. Luke estaba allí, vestido con jeans y una camiseta azul y se preguntó cuánto tiempo había pasado porque la última vez que lo vio estaba con la ropa de gimnasia-. ¿Qué haces aquí, sin ese perro tuyo?

-¿Desde cuándo te importa Max? -preguntó, llevando una mano a su nuca. Debió meterse a la ducha antes. Así, no tendría que ver su estúpida cara.

-Oh, perdón, mi error. Quería decir, esa perra tuya -dijo Luke, pronunciando lentamente cada palabra y esbozando una sonrisita. Gabriel no necesitó más para saber a quién se refería e incluso cansado como estaba, se movió y le cogió del cuello de la camiseta. Le encantaría romperla la cara, de no ser porque eso significaba una expulsión segura-. No puedes golpearme, Barnett, mala suerte.

-En realidad, ahora mismo me estoy preguntando porqué lo mencionas tanto -murmuró. Se había desechó de Sinclair insinuando algo parecido, tal vez Luke lo dejaría en paz si lo incomodaba un poco-. ¿Celos, Luke?

-Vamos, Gabe -contestó él, negando con la cabeza-. Nos conocemos bastante como para que ya sepas que no soy un marica, como tú.

-Empiezo a dudarlo -dijo Gabriel, soltando a Luke y volviéndose a apoyar en la pared, sonriendo-. ¿Has escuchado de “homosexualidad reprimida”? Hay estudios que dicen que la homofobia es sólo una forma de lidiar con deseos ocultos.

-¿De qué jodidos hablas? -Luke soltó una risa, pasando una mano por su cabello. Se acercó a Gabriel, enfadado a pesar que intentaba no mostrarlo. Ese imbécil siempre le sacaba de sus casillas y no quería más que darle una lección. Humillarlo-. Los que dicen no son más que maricas, como tú, desesperados por creer que un hombre de verdad podría fijarse en ellos.

-Y tú eres un hombre de verdad -ironizó Gabriel, soltando una risa entre dientes. El golpe de Luke le cogió por sorpresa y cayó de rodillas, sosteniéndose el estómago. Se puso de pie al instante, pero Luke retrocedió, riendo.

-Oh, vamos, pégame. Me encantará ir con el director -Gabriel apretó los dientes, maldiciendo a todos lo que conocía por su mala suerte. Él sólo quería relajarse, demonios, no soportar las estupideces de Luke-. Atrévete, jodido maricón.

Gabe no supo que cruzó por su mente en ese momento. Tal vez el estrés o que éste era el año en que, al parecer, todas las decisiones que tomaba eran estúpidas, pero se encontró besando a Luke, presionando su boca contra sus labios cerrados y empujándolo hacia una de las duchas.

-¿Qué demonios haces? -gritó Luke, empujándolo. Gabriel lanzó una carcajada, que sólo logró enfadarlo más. Pero, al parecer, enfadarse no era la forma de salir de esta-. Como dije, un marica.

-Repites mucho esa palabra -Gabriel se apartó, limpiándose los labios con el dorso de la mano. No había más que furia en su cabeza y unas ganas terribles de hacer que Luke se arrepintiera de sus palabras. Bajó los ojos, fijándose en la entrepierna de Luke, mientras una idea empezaba a formarse en su cabeza. Dios, iba a odiarse después-. Creo que puedo ayudarte a llegar a una conclusión.

-¿De qué mierda hablas? -Luke trató de retroceder, pero lo único que había detrás de él era la puerta semiabierta de una ducha. La sonrisa que Gabriel lucía ahora no le tranquilizaba en absoluto y se odió un poco por ponerse nervioso a causa de ese imbécil.

Gabriel no contestó. Apoyó una mano en la puerta de la ducha, que se terminó de abrir ante el contacto y usó la otra para tocar el pecho de Luke, sin mostrar nada más que un poco de curiosidad en su expresión. Luke abrió mucho los ojos, sin saber qué hacer, cuando la mano de Gabriel se posó en su entrepierna.

-¿Tan desesperado estás por esto, Gabe? -preguntó, moviendo un poco sus caderas para rozarse más contra la mano de Gabriel-. ¿No tienes suficiente con tu pequeña zorra?

Gabriel alzó la vista y Luke se mordió la mejilla. Los ojos de Gabe, esos jodidos ojos verdes, no demostraban más emoción de la habitual, nada más que arrogancia en ellos. Quería romperlo y tal fue eso el que hizo que llevara una mano a su nuca, retrocediendo para poder apoyarse en la pared y atrayéndolo hacia él. Esta vez, el beso no fue sólo un roce de labios, ambos correspondieron, aunque tampoco fue dulce, ambos tratando de dominar al otro. Luke sintió la mano de Gabe moverse, abriendo sus jeans y por un momento pensó que no se atrevería, no había manera en que lo hiciera, pero un instante después, Gabe tenía los dedos en su miembro, rodeándolo y acariciándole. Ese jodido idiota lo hacía tan bien como cualquier chica, tal vez mejor, porque no había ni un sólo rastro de vergüenza en la forma en que recorría su longitud. Para su horror, Luke se sintió endurecer y tuvo que apartarlo de sus labios y morderse el interior de la mejilla para no gemir.

-¿Te gusta? -le preguntó Gabe, apoyando la frente en la suya-. Es un marica el que te está haciendo esto, no deberías disfrutarlo.

-Eso deberías decirlo tú -replicó Luke-. Lo harías con quien fuera, ¿verdad? Tú, el jodido Gabriel Barnett, le abriría los pantalones a cualquiera. Vamos, disfrútalo mientras puedas, puedes chuparlo si quieres.

-Dejaré eso para cuando estés fantaseando -se burló Gabriel, esbozando una sonrisa. No volvieron a besarse, aunque Luke seguía teniendo los dedos en su nuca y los enredó en su cabello cuando el placer creció. Gabe soportó los tirones en su cabello estoicamente, sus labios apenas a unos milímetros de los de Luke, respirando tan cerca que se sorprendió que no volvieran a besarse.   Sintió el miembro de Luke crecer entre sus dedos, los empujes de sus caderas y se contuvo para no cerrar los ojos. No quería mostrar ninguna debilidad. Cuando Luke se corrió entre sus dedos, empezó a reírse, y Luke lo empujó, arreglando sus jeans y al parecer tratando de contener su furia.

-¿Feliz, Gabriel? -preguntó, antes de irse. Al menos, no podía permitir que ese idiota tuviera la última palabra-. No te preocupes, si algún día quieres sentir un hombre de verdad, puedes venir a rogarme. Tal vez alguno de los chicos quiera hacerte el favor.

-Vaya broma. Tú eres el único que se ha excitado por un marica aquí.

Luke regresó sobre sus pasos, apretando sus dedos sobre el cuello de Gabriel.

-Si dices una sola palabra, ni ser el hijo del dueño te salvará de una paliza, Gabriel. Y si no puedo tocarte, será Lorenz el que lo pague. Apuesto que no te gustaría ver otra cicatriz en su cara.

-No te preocupes, por el momento, tu pequeño sucio secreto está a salvo. No queremos espantar a los nuevos sabiendo lo que su capitán podría exigirles, ¿no?

Ambos se miraron sin decir nada por un largo rato, sin decir nada. Gabe sabía que si uno de los dos hablaba, volverían a gritarse e insultarse y se mordió la lengua para evitarlo. Al menos, Luke pareció estar de acuerdo con él esta vez, porque se limitó a empujarlo, haciéndolo trastabillar. Cuando se fue, Gabriel dejó escapar un suspiro de cansancio. De una larga lista de cosas estúpidas, ésta debía llevarse la palma.

Fuera de las duchas, Luke negó con la cabeza, casi sin poder creer lo que acababa de pasar. Pero ése era el problema con los maricones, iban detrás de cualquiera. Barnett no era la excepción.


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