Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

West Lake por Hisue

[Reviews - 427]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 88

 

Wade sacudió la cabeza. De todas las cosas que esperaba hoy, que su madre se apareciera, se ofreciera a llevarlos y les ofreciera desayunar era la menor en la lista. Dudaba que estuviera allí por él, su preocupación después del asalto duró poco, algo que agradecía, y dudaba que quisiera hablar con Garton. Ahora misma, hablaba con Katherine mientras comían en un restaurante demasiado elegante. Sonrió para sí mismo, era la clase de lugares en los que había comido toda su vida, pero mientras de forma inconsciente elegía el tenedor correcto y adquiría una buena postura, pensaba en el colegio y en la casa de Adriana, en la que solía desayunar de pie, recorriendo la cocina o mirando televisión y nadie se preocupaba por los modales.

-Es amable de Henry dejarlos quedarse todo un día -mencionó Joanna, volviéndose a su hijo-. ¿Dormirás allí hoy?

-Lo haré -contestó-. Es mejor que ir y venir, de todas formas.

-Los llevaré -se ofreció Joanna, sin esperar ninguna objeción. Gabriel asintió y al terminar de comer, los cuatro entraron a la limosina de Joanna. Alan se sentó cerca a la ventanilla, tratando de ocultar su molestia, mientras Katherine retomaba su charla con Joanna. Wade trató de hablar, pero Gabriel le miró, advirtiéndole en silencio que no dijera nada maleducado.

Alan fue el más aliviado cuando llegaron a la mansión. Joanna no le habló más que para saludarlo, algo que le alivió, pero ya no soportaba estar allí. La mansión Barnett seguía tal como recordaba, los jardines bien cuidados, las paredes, los mismos cuadros, incluso. Ellos solían tener casas así, pensó de forma amarga. Y estar allí, como si esa familia no les hubiera destruido le hacía tener ganas de vomitar. Katherine posó una mano en su hombro, dedicándole una sonrisa comprensiva y él se calmó un poco y se unió a ella mientras seguían a la empleada que les llevaría a sus habitaciones, después que Gabriel le dijera que la cena no era necesaria. Al menos, pensó, estaría lejos de Barnett por un par de pasillos.

---

-¿Por qué estamos aquí? -preguntó Gabriel, sentado en la limosina. No había querido ofrecerse a acompañar a Joanna a casa, no era necesario, pero la mirada de ella le obligó y ahora estaba allí, mirándola y esperando una explicación.

-Pensé que debíamos hablar a solas -dijo ella, cruzando las piernas-. Dime, Gabriel, ¿aún planeas recuperar a tu madre?

-Sabes que sí -contestó-. Pensé que querías ayudarme, eso dijiste un par de años atrás.

Joanna sonrió. Era la clase de sonrisa amable que Gabe había crecido viendo y que sabía que era falsa. No recordaba haber visto nunca una sonrisa enteramente feliz en su rostro, 

-En realidad, temo por el futuro. No puedo asegurar que quieras lo mismo de aquí a cinco años.

Gabriel frunció el ceño, considerando qué responder. Podría asegurarle que no cambiaría de opinión, pero ella sólo le acusaría de ser un niño inmaduro.

-Puedo decir lo mismo de ti -contestó, en cambio-. No sé si vas a ir y decirle a mi papá la verdad cuando te convenga.

-Entonces estamos en la misma página -Joanna sonrió-. Pero creo que tenemos que dejar algunas cosas en claro. Para empezar, ¿tienes idea de lo que vas a descubrir si sigues con tu padre?

-No soy idiota, lo imagino -que su madre desapareciera, junto con su hermano, que su padre la mantuviera lejos... no podía tener ninguna explicación inocente y Liam se lo advirtió. Su padre era un criminal.

-Recuerdo lo que me dijiste cuando descubriste que tu madre vivía, en medio de todos esos gritos y sollozos -Joanna se miró las uñas, alzando el rostro para ver a Gabe. Éste apretó los labios, una muestra que se estaba enfadando.

-Dije que quería destruirlo. Y fuiste tú quien me dijo que era un estúpido y me convenció de seguir con él.

-Sí, lo hice. Sólo me pregunto qué tanto has cambiado de idea -Joanna suspiró, mirando a Gabriel a los ojos-. Creo que ya es suficiente de rodeos. No me interesa lo que quieras hacer con tu padre, pero creo que sería bueno que su influencia disminuyera un poco. No me metería en tu camino.

Gabriel pensó un momento. Joanna era lista, y él sabía que no debía confiar en nadie.

-¿Por qué? Te has beneficiado de tu sociedad con él.

-Varias razones. Para empezar, es Edward quien está más cerca a tu padre, y sé que se ha metido en más de un problema. Eso y que trata de poner a su hija bastarda en lugar de mi hijo.

-Julie no está interesada.

-¿Y crees que Julie es la única? No seas ingenuo. Ha tenido muchas amantes, lo sé, si tuvo un hijo con alguna... no todos son Julie.

Gabriel frunció el ceño, nunca lo consideró, pero podría ser cierto. Sin embargo, Joanna se guardaba algo, lo notaba.

-¿Qué es exactamente lo que quieres decirme? Si quieres saberlo, haré lo que sea para recuperar a mi madre. Si mi viejo se perjudica en el proceso, no me importa.

No era un “planeo acabar con él”, pero era algo que Joanna podría interpretar a su conveniencia.

-¿Eres amigo de Garton?

-Me odia -dijo, confundido por el cambio de tema-. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver Garton aquí?

-Ya es una historia conocida, después que tu madre muriera, los negocios de tu familia con los Garton se fueron a pique. No pasó mucho para que investigaran y descubrieran el lavado de activos. El escándalo duró meses, mientras se reunían evidencias. Ya sabes cómo terminó. La cárcel, el suicido, el drama.

Gabriel se llevó una mano a la barbilla. Si entendía bien, Joanna le trataba de decir que ambos casos estaban relacionados.

-Mi mamá y el señor Garton, ambos lo sabían, ¿es eso lo que tratas de decir?

-Tu madre pensó que podía enfrentar a Henry y salir ilesa -Joanna suspiró y miró por la ventana, luciendo nostálgica por un momento-. No sé qué creía, exactamente. Garton, por otro lado, no era nadie para Henry.

Gabriel esbozó una sonrisa. Entonces, el odio de Alan estaría más que justificado.

-Tú también sabías algo y no hiciste nada.

-Sabía las especulaciones que tu madre le dijo a tu padre, sospechas y nada más. Y no soy estúpida, Gabriel. No iba a arriesgar mi posición basada en sospechas Ahora, tengo que pedirte un favor -regresó a mirarlo y se quedó en silencio por un largo momento, antes de hablar-. No sé si hay posibilidades, pero si puedes, me gustaría que te hicieras amigo del joven Garton y puedas entrar a su casa. Hay algo en la caja fuerte de su despacho que podría servirnos a ambos.

-Pensé que habían confiscado los documentos y todo lo que tenía -no se negó, tenía curiosidad por saber qué pretendía Joanna. 

-No todo. Después que confesó y suicidara, perdieron un poco el interés. Podría tener una prueba.

-Si en caso pudiera entrar, y Alan me odia, dudo que me deje entrar, ¿cómo la abriría?

-Por algunas razones, tengo la clave -Joanna sonrió. Gabriel frunció el ceño, cada vez más confundido-. Noto que todavía tienes dudas. La tercera razón para es por lo que pasó en Inglaterra -como esperaba, esto provocó una reacción en Gabriel. Alzó la cabeza, una sombra de preocupación y furia empañando su mirada.

-¿Hablas del asalto?

-Así es. Sospechaba algo, aún no tengo más que sospechas, pero estuve allí hace unas semanas, debiste escuchar que capturaron a uno de los implicados, pero cuando llegué allí, ese “implicado” no era nadie que hubiera participado en el asalto. Los demás, son ilocalizables. Con tanto dinero, no debería ser complicado seguirles el rastro.

-¿Dices que fue a propósito? -gruñó, apretando los puños. No podía olvidar la imagen de su mejor amigo ensangrentado en la televisión, ni la manera en que lo encontró en el hospital, todavía con las heridas visibles, ni todo lo que pasó después-. ¿Quién podría...?

-No puedo asegurar nada, sólo tengo hipótesis. Puede que sea un asalto normal y que la policía de Londres sea incapaz. Pero eso no explicaría porque ese tipo se acusa a sí mismo. Puede que sea un mensaje para los Lorenz, o sólo para Edward dado que nadie me ha amenazado o se ha acercado a mí para reclamar la autoría del asalto. O puede que sea Edward, tratando de deshacerse de ambos. Dos de las opciones nos llevan a mi marido y él y tu padre son muy cercanos, lo sabes.

Forzándose a pensar, Gabriel recordó a Adriana. Wade le había contado de su tía, una antigua amante de su padre y su historia con las drogas. Para comprar el silencio de esa mujer, su padre pagaba la educación de Adriana.

-Tratas de manipularme, también -contestó, suspirando y sonriendo. Lucir calmado sin importar qué pasara por su mente le era más fácil cada vez-. Sabes que haría lo que fuera si mencionas que Wade está en peligro.

-Sólo expongo hechos. Es tu decisión en qué creer. Y cómo te dije antes, no sé qué pensarás en unos años. Llegamos, Gabriel. Mi chofer te llevará de regreso. Y si quieres un consejo, no dejes que tu padre sea todo en tu vida. Diviértete, enamórate, no te olvides de quién eres.

Joanna bajó sin esperar su respuesta y el auto se puso nuevamente en marcha. Gabriel sonrió. Recomendarle que se divirtiera después de esa declaración era propio de Joanna, como si no lo estuviera empujando en dirección contraria.

---

Tomando un vaso de jugo, Alan retrocedió hasta que pudo apoyarse a la pared y miró la sala. Debía haber unas cincuenta personas allí, todas conocidas, y todas ellas lo saludaron con amabilidad, lo que no evitó que cuchichearan cuando él no estaba cerca o pensaban que no podía escucharlos. No era nada que no hubiera oído antes, pero dolía de todas formas. Su padre siempre sería un criminal para ellos. No sólo era eso lo que lo mantenía apartado, odiaba tener que hablar con esas personas, odiaba tener que poner una falsa sonrisa y hablar de sus proyectos de vida frente a los mayores y reír de cosas estúpidas con los que tenían su edad. Suspiró, pensando en Julie, en su sarcasmo y en Mike, en la forma en que trataba de adaptarse a cada situación, siendo educado, pero sin fingir.

Quería irse de allí. Suspirando, observó a Gabriel. Él, por supuesto, no parecía aburrido. Su sonrisa no era ni la mitad de cálida de las que solía dirigirle a Mike o a su perro, pero era amable, y hacía de anfitrión caminando de un lugar a otro e intercambiando impresiones con todo el mundo. Terminó su jugo, decidido a salir de la sala y buscar algún lugar tranquilo, pero se detuvo volviendo a observar a Gabriel. Bufó al ver a una mujer que pasaba los cincuenta acariciar su mejilla y comérselo con los ojos. La conocía también y siempre le pareció repulsiva. Sólo imaginarse una vida rodeado por ellos le hacía sentirse enfermo. Esperando que nadie notara su ausencia, siguió a uno de los mozos y se metió a una de las cocinas. No había nadie allí y por el espacio pequeño y la mesa, Alan supuso que allí comían las empleadas. 

-¿Qué estás haciendo escondido aquí? -escuchó preguntar a Barnett.

Alan alzó el rostro, bufando. No llevaba ni quince minutos lejos de la sala.

-¿Te importa? -espetó. Esperaba que se marchara, pero Barnett se quedó de pie, sin dejar de mirarlo.

-No quieres estar aquí -afirmó-. ¿Por qué viniste? Nadie te obliga.

-No me digas que no lo sabes.

-Escuché algo. Tu madre tiene planes y tú estás en ellos. No todo está perdido para tu familia y cosas así -Alan frunció el ceño ante el leve tono de burla y Gabriel sonrió-. Y tú lo odias porque nunca quisiste vivir esa vida, pero lo haces para no decepcionar a tu madre, ¿me equivoco?

-Supongo que no, desde que estás en la misma situación -contestó, tomando el vaso que tenía frente a él. Le dio un sorbo al jugo, observando la expresión de Gabriel. La arrogancia en su mirada le hizo tener ganas de golpearla.

-No estamos en la misma situación.

-¿No estás siguiendo las órdenes de tu padre, aunque lo odies?

-No -contestó Gabriel, sentándose frente a él-. Nadie me está obligando a hacer nada, y escúchame bien, Garton, todo lo que hago es mi decisión. No soy como tú.

-No bromees conmigo, te vi después que terminaras con Mike, ¿eso también fue tu decisión?

-Hice lo que fue necesario -contestó Gabriel, encogiéndose de hombros-. No voy a negar que lo pasé mal, pero podría haber recuperado a Mike si quisiera. Sólo no quise. ¿No me deberías agradecer? Es la única razón por la que puedes estar con él. 

Alan se levantó, dispuesto a golpearlo o hacer algo, pero Gabriel no se movió, todavía sonriendo desde abajo.

-Pero tú -siguió diciendo-. ¿Vas a hacer lo que tu madre te diga y ser miserable después?

Alan se volvió a sentar. No dejaba de pensar en eso, por un lado no quería que la relación con su madre se enfriara otra vez, y por el otro, sabía que nunca sería feliz si seguía sus planes. Quería poder elegir, sin importar lo mucho que le pudiera tomar encontrar algo que hacer.

-¿Viniste aquí sólo para restregarme tu superioridad, Barnett?

-Eso, y que se supone que tienes que estar allá y hacer un buen papel -Gabriel lo miró por un momento y a Alan le pareció que dudaba, antes que volviera a hablar-. ¿Quieres que te haga un favor? Puedo ayudarte con tu madre.

-¿De qué demonios hablas?

-Sólo digo, si quieres ser sincero con ella y decirle que odias que decida sobre tu vida -se burló-. ¿Qué tal si te ayudo? Podría lograr que ella lo acepte.

-¿Cómo mierda harías eso? -espetó. Lo conocía bien y no le estaría diciendo eso si no lo creyera y jamás le ayudaría gratis-. Más importante, ¿por qué lo harías?

-Deja que me ocupe de eso. Y sobre el porqué, me deberías un favor -Gabriel sonrió, inclinándose hacia Alan-. Vamos, Garton, lo que dije antes todavía está en pie y no me importa cuánto me tome. Y puedo ayudarte con esto como extra, sólo necesitas prometer que harás algo por mí cuando te lo pida.

Alan lo miró, parpadeando. Recordaba a Barnett diciéndole que iba a destruir a su padre, pero en momentos como éste, Gabriel le parecía más cercano a Henry que en cualquier otro. Éste, en definitiva, no era el Gabe del que Mike estuvo enamorado.

-No podrías hacer cambiar de opinión a mi madre.

-Pruébalo. Ahora, mientras estés aquí debes comportarte. Sal de aquí y sé un bien invitado.

Alan esperó a que Gabriel saliera para retornar a la sala, sin saber exactamente qué pensar. Ambos, padre e hijo eran iguales y aunque prometieran favores, al final todo era para su conveniencia. Creerle a uno fue lo que mató a su padre, después de todo.

---

-Padre, ¿puedo hablar contigo?

Henry levanto la cabeza, observando a su hijo de pie en la puerta del despacho.

-Pensé que habías regresado al colegio.

-Quería hablar contigo antes -contestó Gabe, cerrando la puerta y caminando hacia el escritorio-. ¿Tienes tiempo?

-Por supuesto. ¿Qué pasó?

-¿Piensas asociarte con Melinda Garton otra vez? -preguntó Gabe, apoyándose en la silla frente al escritorio de su padre.

-Ella necesita ayuda, y planeo apoyarla, ¿por qué?

-No tengo nada contra ella -dijo Gabriel, encogiéndose de hombros-. Pero no creo que sea bueno que su hijo siga con sus planes.

-¿Alan? -Henry alzó la vista, mirando a su hijo en espera de una explicación.

-Él nos odia, padre. No sé si lo has notado, pero estudio con él y lo sé. No creo que sea muy prudente tener a alguien que nos odia y que nunca va a creer en tu inocencia andando libre por allí, menos darle poder.

Henry ladeó el rostro, observando a su hijo. Sabía que Gabriel no era imbécil, que había sumado dos más dos y que dudaba que Garton fuera culpable. También sabía que, en el espectro general de las cosas, los Garton le importaban bastante poco, pero tenía algo de razón.

-Sólo creo que siempre es mejor tener a alguien que pueda estar de nuestro lado, ¿no? -agregó Gabriel, luciendo dudoso por un segundo, antes de carraspear y adoptar su postura confiada.

-Es decisión de Melinda, no tengo nada que opinar en ese asunto.

-Está bien, sólo quería que supieras mi opinión. Y que lo tengas en cuenta.

-Y lo valoro. ¿Vas a regresar ya al colegio? -Gabriel asintió, sin moverse del sitio-. Lo tendré en cuenta, hijo, puedes irte.

-Bien -aceptó Gabriel, no del todo satisfecho. Salió del despacho hacia la sala y sonrió cuando vio a Wade allí, esperándolo.

-¿Y me vas a decir por qué nos hemos quedado un par de horas más, en vez de regresar con Kathy y Alan?

-Te dije que fueras con ellos -contestó Gabriel, acercándose a su amigo.

-Lo hiciste, pero también tenías esa mirada que decía “totalmente quiero que te quedes”. Eres tan obvio.

-Deja de hablar y vámonos de una vez.

Wade sonrió, poniéndose de pie y alcanzando a Gabriel de camino a la puerta.

-Por cierto, Katherine quiere hablar contigo, desde hace días ya. Podrías irla a ver cuando regresemos.

-Vale -suspiró Gabriel, sin ninguna gana de hacerlo. Quería llegar al colegio, contarle todo a Wade y ver si podía relajarse un poco.

---

Katherine se abrazó las rodillas, suspirando. Se había cuidado de no acercarse a Julie o a Mike mientras trataba de decidirse, pero los extrañaba. Tampoco podía hablar con Gabriel, casi nunca estaba en su cuarto después de las clases, algunas veces estudiando y otras con Harris. Y ella que creía que se detestaban. Se levantó, decidiendo que iría a buscar a Gabriel, ya debía haber regresado al colegio y ella necesitaba hablar con alguien.

Encontró a Gabe en su cuarto, apenas llegando de su casa y bostezando. Wade no estaba allí, algo que agradeció, no quería enfrentarse a sus burlas.

-¿Podemos hablar? -preguntó, cerrando la puerta tras ella.

-Claro -contestó él. Katherine tomó asiento en la cama de Wade, posando las manos sobre sus rodillas-. ¿Pasa algo grave?

-No, no en realidad -contestó, estudiando sus manos. Gabriel frunció el ceño, confundido. La última vez que ella estuvo tan desanimada fue cuando terminó con Luke-. No pienses cosas raras, pero quería saber, ¿cómo te diste cuenta que te gustaban los chicos?

-¿Por qué quieres saberlo? -preguntó Gabriel, fijando sus ojos en ella.

-Es sólo curiosidad, sólo... ¿no te confundiste?

-No me digas que eso de gustarte las chicas era en serio.

-Te prometo que te contare si me contestas, por favor, Gabriel.

Gabriel ladeó el rostro, considerando qué responder. No había sido gran cosa para él, estaba más preocupado por Liam y su madre en esos tiempos.

-No sufrí una conmoción, si eso es lo que preguntas -contestó-. No fue nada, sólo lo supe y, bueno, tenía más cosas en la cabeza. Creo que no lo consideré en realidad hasta Mike. Wade hizo un escándalo cuando se enteró, pero yo sólo lo acepte. Y si quieres saber cómo me di cuenta, es difícil de ignorar cuando tienes fantasías con chicos también. Entonces, ¿qué pasó?

Katherine bajó los ojos. No quería decirlo, creía que Julie la odiaría más si se enteraba que lo divulgó.

-Es que besé a una chica y no sé por qué lo hice. Sólo fue un impulso. Y quería saber, no sé qué se supone que deba sentir, yo sólo quiero volver a hablarle y que no crea que soy... igual al resto -murmuró, en voz baja.

-¿Julie? -Katherine alzó el rostro, sorprendida-. Por favor, no se han hablado en días y siempre la miras y pones esa cara deprimida. Y ella te evita, es fácil de notar cuando antes pasaban todo el rato juntas.

-Ahora cree que sólo la estaba usando para mi experimento, pero todo eso sólo era una broma.

-¿Y quieres besarla ahora? -Katherine parpadeó, luciendo confusa-. Si te gusta, físicamente, al menos deberías pensar en besarla o algo.

-No -negó Katherine. Estaba demasiado triste como para pensar en algo así, sólo se arrepentía y quería solucionarlo-. No podría, sólo quiero volver a ser su amiga. Pero no tengo como explicarlo y no sé si ella...

-Deberías estar hablando con ella y no conmigo -le interrumpió Gabe-. Mira, Julie es muy odiosa y se enoja fácilmente, pero es una buena chica. Nunca ha sido amigo de uno de nosotros, tal vez por eso se enfadó tanto, pero es peor que dejes pasar el tiempo, debes disculparte antes que se convenza que sólo la usabas.

Katherine asintió, bajando la cabeza. Tenía miedo, pero Gabriel tenía razón. Sin embargo, consideraba que podía esperar hasta mañana, sería bueno terminar su domingo sin discutir.

-¿Dónde está Wade? -preguntó.

-Con Adriana, tal vez -contestó Gabriel-. No es que quiera botarte, pero en serio quiero dormir.

-Duermes mucho -le fastidió ella, mientras Gabe acomodaba las sábanas.

-Bueno, soy una persona floja por naturaleza -bromeó él, en respuesta.

-Gracias por escucharme. Hablaré con ella mañana, y por favor no se lo digas a Wade.

-Por descontado, no soy idiota.

Katherine sonrió y salió de la habitación. Tenía que dejar de esquivar las cosas y hablar con Julie, disculparse y aclararle que nunca pretendió usarla. Sólo esperaba que ella no se enfadara cuando se diera cuenta que su explicación para el beso era un simple no lo sé.

---

Mike dejó su mochila en la cama y observó a Alan, dudando si hablarle o no. Había notado lo decaído que estaba desde que volvió de casa de Gabriel y tenía pensando respetar su espacio y no hacer preguntas, pero verlo allí, con la vista en el techo y una expresión preocupada le hacía querer acercarse e intentar hacerle sentir mejor. Se acercó a él y le rodeó el cuello con un brazo, causando que Alan sonriera.

-Puedes confiar en mí, ¿lo sabes? -le dijo. Alan acarició su muñeca, sonriendo.

-Lo sé -contestó.

-Y me puedes contar lo que sea.

-Sutil forma de preguntar sin hacerlo -bromeó Alan. Cogió la otra mano de Mike y se llevó la palma  a los labios, bajando los ojos. No estaba deprimido, ni nada, sólo pensaba si sería capaz de atreverse a decirle a su madre que no quería estudiar administración, ni seguir el mismo camino de su padre. Barnett dijo que ayudaría, pero era lo de menos. No se sentía capaz de hacerlo ni de volver a tener que ver a su madre como una extraña.

-¿Me darías alojamiento en tu casa si algún día lo necesito? -preguntó, tratando que su voz sonara ligera y despreocupada.

-Tendrías que pedirle permiso a mi mamá -respondió Mike, en el mismo tono.

-A veces te envidio -suspiró Alan-. No tienes ningún problema con tu madre y sabes lo que quieres hacer y no dudas.

-Supongo que sí -respondió Mike, después de un rato en silencio. Le molestó un poco que Alan hablara como si su vida fuera fácil, pero no podía negarlo. Su padre los abandonó, pero nunca se sintió solo y supo desde pequeño lo que quería hacer y era listo, lo suficiente como para entender las lecciones sin demasiado esfuerzo. La vida en su anterior escuela no fue fácil, pero aquí, era un paraíso-. ¿Crees que podrías vivir en mi casa? Tú nunca has salido de aquí y de lugares parecidos.

Alan se soltó de su agarre para girarse en la silla y mirarlo al rostro. Hasta el momento, ninguno de los dos había insinuado siquiera la posibilidad de, en serio, quedarse juntos más allá del colegio.

-Es cierto -dijo, tratando de calmarse. No es como si estuvieran hablando de vivir juntos-. Pero creo que podría soportarlo, si estás conmigo.

Mike le dio un golpe cariñoso en la cabeza, antes de inclinarse y besarle la frente.

-Lo que sea que te preocupe, te apoyaré sin importar lo que decidas.

-Gracias. Por cierto, me olvidé de decirte, ¿has notado lo desanimada que está Katherine? Quería preguntarle, pero no se me dan bien esas cosas.

-Lo noté. Creo que se peleó con Julie, nombré a Kathy delante suyo y me ignoró. Hablaré con ella -contestó, dejando que Alan cambiara el tema.

---

-¿Puedo hablar contigo, por favor?

Julie se detuvo, miró a Katherine un momento y se volvió a su mochila. Estaban en el salón, no podía despedirla con un grito.

-No -contestó. Detrás de ella, Mike le dirigió una mirada reprobadora que casi le hizo reconsiderar su decisión. Le ignoró y salió del aula, frunciendo el ceño al notar que ella la seguía. No tenía tiempo para estas cosas, quería estudiar, ir a su cuarto, dormir un rato y nada más.

-Voy a seguirte incluso hasta tus tutorías si no aceptas hablar conmigo -dijo Kathy. Intuía que ser amable no le daría muchos resultados. Julie se giró, con los brazos cruzados sobre el pecho y ella esbozó una sonrisa nerviosa, algo intimidada.

-Pensé que querías hablar -espetó Julie. Katherine miró a los lados, a las personas que se agolpaban en el pasillo y que se detenían a mirarlas.

-¿Podemos hablar en otra parte? Todo el mundo está mirando.

Julie suspiró, hizo una mueca de disgusto y empezó a caminar sin responder. Katherine lo asumió como un sí y la siguió. Cuando se hablaban, su comportamiento brusco no le resultaba molesto, siempre tenía una media sonrisa cuando se burlaba de alguien, pero ahora, se sentía terriblemente mal no siendo capaz de hablar con ella.

Al llegar al cuarto, Julie dejó la mochila en el escritorio y la miró, esperando. Katherine jugó con sus dedos, sin saber bien por dónde empezar.

-Antes que nada, lo siento -empezó a decir-. Te prometo que no haré nada como eso otra vez y no tenía ninguna clase de segunda intención, Julie, sólo... fue una cosa del momento, pero...

-¿Te gustan las chicas? -le interrumpió Julie. Katherine alzó el rostro, y se encogió de hombros.

-No lo sé -contestó, de forma sincera, aunque se ganó una mirada incrédula de parte de Julie-. Es en serio. Nunca... o sea, nunca me han atraído, puedo decir si alguna es bonita, objetivamente, pero nunca...

-Entonces, ¿por qué lo hiciste?

-¡No lo sé! -exclamó, desesperándose un poco-. Quiero seguir siendo tu amiga, me gusta ser tu amiga, es lo único que sé, no quiero que me odies.

Julie la miró y desvió los ojos. Katherine siempre lucía muy inocente, muy dulce y muy buena. Hacía que fuera imposible odiarla y si tenía que ser sincera consigo misma, la extrañó esos días en que no se hablaban. Pero no quería que pensara que ella podía ser su juguete.

-Uno no besa a la gente sólo porque sí.

Katherine se mordió el labio, sin saber qué decir. Después de todo, incluso si a ella le gustara Julie, eso nunca pasaría, Julie jamás saldría con alguien de ellos, era muy orgullosa para eso.

-Solía hacerlo con Luke -murmuró, bajando la mirada-. Tal vez sólo extrañaba tener a alguien cerca.

-Y me usaste como reemplazo, eso es bastante bueno de oír.

-¡Estoy tratando de explicarme! -gritó, esta vez perdiendo la paciencia-. ¡Estoy tratando de disculparme, porque soy tu amiga! ¿No me consideras así? ¿Estás bien dejándome de lado? ¿Al menos me has considerado tu amiga alguna vez?

Julie frunció el ceño. Se suponía que estaba allí para disculparse, no para reñirla.

-Me caes bien -contestó-, después de Gabriel, creo que podría confiar en ti.

-¿Confías en Gabe? ¿Después de lo que pasó con Mike? Pensé que lo odiabas -dijo Katherine y se tapó la boca. Eso no tenía nada que ver con su discusión, pero no pudo evitar preguntarlo. Además, Julie esbozó una casi invisible sonrisa, ya era algo.

-Confío en Gabe. Confío en que siempre hará lo que le convenga y tratará al resto según le convenga. Y confío en que no se meterá conmigo.

-Es una forma extraña de confianza.

-No quiero empezar a gustarte o nada parecido. Aunque no lo creo posible, no quiero que eso pase. Tienes razón, estamos bien como amigas.

-Entonces, ¿me perdonas?

-No es tan simple. Aún no sé porqué lo hiciste y odio no encontrar explicación a las cosas. Sólo... bueno, al menos creo que puedes comer con nosotros otra vez. Además, si no lo haces, Mike empezará a acosarme -murmuró la última frase en voz baja, pero Katherine la escuchó de todas maneras. No era lo mismo, pero era algo. Asintió, suponiendo que era hora de irse.

-Gracias, de todas formas. Te veré mañana, en el desayuno.

Julie chasqueó la lengua cuando Katherine se fue. Lo que menos quería era problemas, mucho menos tan cerca a terminar el año. Uno de sus compañeros nunca se hubiera fijado en ella, no era sólo pobre, era una bastarda de la que crecieron burlándose. Ninguno de ellos fue su amigo nunca, excepto por Gabe, hasta Alan. Y Katherine. Katherine fue la primera que se acercó a ella sin ninguna otra intención que ser amigas. Estaba aliviada por no haber tenido que escuchar una confesión, no le gustaban las chicas e incluso si lo hicieran, salir con uno de esos niños ricos sólo sería un problema.

-Son sólo unos meses más -se dijo, mirando el calendario colgado en la pared sobre la cama. Unos meses más, y tendría la excusa para irse de casa y, gradualmente, no regresar.

---

-Entonces, ¿mi madre cree que ese idiota puede tener otros hijos?

Wade silbó, Gabriel no supo si de admiración o por burla, pero asintió.

-¿No estás preocupado?

-Bueno, no es que no supiéramos que ambos, tu padre y el mío, se traen algo muy sucio entre manos. Recuerda a la tía de Adriana.

-Sí, pensé en eso.

Wade miró el techo por un momento, antes de fijar la vista en su amigo.

-¿Todavía quieres seguir adelante? -preguntó. No era tarde para llamar a Liam y hacer que Gabe desapareciera. Isabelle estaría feliz si su hijo no se mezclaba más con esto, tal vez podría buscar algo que le guste. Pero él se quedaría solo, no estaba incluido en el trato. Y su madre no lo dejaría ir tan fácilmente. Mientras esperaba por una respuesta, se dio cuenta que no quería que la respuesta fuera no. No quería que lo dejara atrás.

-No -contestó Gabriel y Wade sonrió, sintiéndose culpable-. No me gusta para nada esto y dudo que me guste cuando sepa más, pero no voy a dejar las cosas como están. Pero pensaba... no tienes que seguirme a esto.

Wade parpadeó, sorprendido. Por lo general, Gabriel le pedía que se quedara con él, no al revés.

-Sólo digo -dijo Gabe, antes que él pudiera contestar-. Nunca has querido nada de esto y seguro serías más feliz si te alejaras de tus padres.

Gabriel bajó la mirada a las manos que mantenía juntas sobre una de sus rodillas, mordiéndose el interior de la mejilla.

-No seas estúpido -contestó-. Te lo dije, estaré contigo, ¿quién aguantaría tus depresiones de no estar yo? Como sea, ¿piensas meterte en la casa de Garton y buscar algo que ni siquiera sabes si existe?

-Ya pensaré en eso -contestó Gabriel, llevando una mano a su barbilla-. Es terrible estar todavía aquí, me siento inútil.

-Todavía no podrás hacer nada hasta dentro de muchos años. Lo principal, no hables de esto con nadie más, ni siquiera a Ericka.

-No pensaba hacerlo, no soy imbécil. Eres la única persona que estoy seguro que no me traicionará, eventualmente.

Lo dijo con el mismo tono de voz indiferente con el que solía hablar y Wade sonrió, complacido. Le gustaba ser la única persona. Y tal vez era un poco egoísta, pero esperaba que Gabriel jamás encontrara alguien en el que pudiera confiar tanto como en él. Y después de lo de Mike, lo dudaba. Si ese chico, que era tan bueno y paciente, no pudo soportar sufrir un poco y que le guardaran algunos secretos, nadie lo haría.

-Hey, ¿todavía despiertos? -ambos se giraron para mirar a Harris, de pie con una mano en el pomo de la puerta-. Estaba abierta.

-Y tú no tocaste -Wade negó con la cabeza, esperando que él no hubiera escuchado nada. Llevaban en silencio los últimos cinco minutos, eso le hacía tener esperanzas-. Deberías respetar un poco más la privacidad.

-Oh, lo siento -se disculpó, sin sentirlo en absoluto-. Sólo venía a jugar. Si quieren.

Wade le dirigió una mirada a su amigo, que se encogió de hombros, sin saber explicar la presencia de Harris allí.

-Como sea -dijo, suponiendo que Gabe necesitaría relajarse después de tantas cosas que su madre le dijo-. Préstame la llave de tu cuarto, Clay.

-¿Y eso como para qué?

-Sólo hazlo -dijo, buscando su chaqueta y caminando hacia Harris-. No tengo ningún problema con el voyerismo, pero ustedes no son chicas.

-En serio, sólo venía a jugar -sonrió Clay, aunque le dio las llaves y esperó a que se marchara para volverse a Gabriel y reafirmar-. Sólo venía a jugar, ¿por qué no me creen?

Gabriel suspiró, desde su posición en el piso, en el que había estado sentado desde antes. Se llevó el puño a la frente, pensando. Wade se había ido, era como darle permiso de usar la habitación toda la noche y no fue nada sutil al respecto. Y Harris era odioso, pero pensar en Joanna, en sus padres, en lo poco que podía hacer siendo sólo un adolescente era peor que la alternativa.

-Da igual -espetó-. Ven aquí -dijo, sin notar el tinte imperativo de sus palabras.

-Tu amabilidad me conmueve -bromeó Harris, pero se acercó y se puso de rodillas para quedar a su altura. Gabriel enredó los dedos en su cabello, tirando de él hacia sus labios y besándolo sin ninguna ceremonia. Actuar como si Harris estaba aquí para otra cosa, ya era ridículo.

---

Clay suspiró, dejando el libro al lado y esperando que su prima hablara. Ella llevaba un rato mirándolo fijamente y le empezaba a poner nervioso. Suponía lo que iba a decir, para su mala suerte, fue a verlo hace unos días en la mañana y encontró a Wade en su cuarto y aunque lo único que hizo ese día fue negar con la cabeza al verlo, ahora parecía que quería hablar.

-No me estoy enamorando -le dijo, decidiendo saltarse lo que sea que fuera a decir.

-Llevas dos días durmiendo en su cuarto.

-No es mi culpa, en realidad -murmuró Clay. Y no lo era, Wade le quitó las llaves el día anterior y no se las devolvió. Se lo dijo a Elizabeth y ésta suspiró, negando con la cabeza.

-¿Y no la puedes pedir de regreso?

-Vamos, Liz, deja que me divierta. Ya lo hemos discutido.

-Bien, no opinaré. Me preocupo por ti, primo, pero no eres un niño.

-Exacto -sonrió Clay, señalándola con un lapicero. Su prima podía ser un poco obsesiva cuando se trataba de su seguridad, algo a lo que estaba acostumbrado, porque ella no se permitía demostrarlo. Era todo por el accidente en el que murieron sus padres, que Clay no recordaba. Se suponía que debía sentir algo por ellos, pero desde que tuvo memoria, sólo existieron para él sus tíos y su prima. Cogió la mano de Elizabeth y, sabiendo que la desarmaría, llevó la palma a sus labios-. Te lo prometo, me cuidaré.

-Eres un tonto, Clay, lo eres. Pero al menos me gustará decir “te lo dije”.

Clay se rio, buscando con la mirada a Gabriel. Estaba con Wade, como siempre, y Ericka, repasando las tareas y actuaba como si nada pasara, como si esta mañana no hubiera despertado a su lado, abrazándolo. Clay sabía que no era a él a quien quería abrazar, pero le molestaba que le ignorara. A despecho de la forma en que su prima negó con la cabeza, se levantó cuando Ericka lo hizo y ocupó su lugar.

-Tu llave -le dijo Wade, tendiéndole la llave que había robado un día antes. Clay la cogió, lanzándola al aire y atrapándola al vuelo.

-¿Debo entender que mis servicios ya no son necesarios?

-No tienes que preguntarme eso a mí -respondió Wade. Gabriel, en respuesta, tiró de un mechón de su cabello, causando que éste se quejara y sobara la cabeza, aunque sonreía-. Deja mi pelo en paz.

-Necesitas cortarlo.

-Largo se ve bien -intervino Clay. Wade le sonrió, y ambos chocaron las palmas.

-Me gusta este chico, Gabe, puede ser el siguiente, tienes mi permiso.

-Oh, lo siento. No estoy en el negocio de la exclusividad.

-Como sea, me voy -y, como siempre, Gabriel frunció el ceño y se levantó. Harris sonrió. Si no lo hubiera visto por sí mismo, no creería que el Gabe que ahora lucía a punto de perder la paciencia era todo menos rudo en la cama.

-¿Te puedo preguntar algo? -le dijo Wade, cuando él tenía pensado levantarse. Se acomodó en la silla, esperando-. Tú y Gabe, sabes, él no es de hacer esto. Y me sigue diciendo que odia hacerlo contigo, pero no te aleja.

-¿Preguntas si vamos en serio? Por favor, Wade. Espera, ¿estás preocupado por él? -que Wade no contestara y se encogiera ligeramente de hombros le dio la respuesta-. No puedo creerlo, soy el que está siendo usado, ¿eres consciente de eso?

-Lo haces porque quieres. 

-Sí, no lo niego. Pero sólo cuando a tu amiguito se le antoja. No necesita que te preocupes por él. -Wade suspiró. Sí, Gabriel y Harris insistían que no tenían nada, pero conocía a Gabriel, no importa lo muy bastardo que fuera, se preocupaba por la gente cercana a él y era la primera vez que se acostaba con alguien sin gustarle. No le extrañaría que confundiera el confort del sexo con gustar-. Vamos, Wade. Si me gustara alguien serías tú y eso también lo sabes.

-Eso nunca pasará.

-Lo he llegado a asumir -Clay sonrió y se levantó, para ir detrás de Gabriel, como pretendía desde un principio.

Estaba enfadado, notó cuando lo encontró caminando en el pasillo junto a su perro. El asumir que sí, sabía que Barnett sólo lo estaba usando lo enfadaba. Si Gabe no lo ignorara cada vez que se acostaban, no se sentiría así, pero esa completa indiferencia le fastidiaba. Y Wade se preocupaba por Gabriel... eso era irónico. Lo encontró caminando por el pasillo de su cuarto, hablando en voz baja con su perro. Era más amable con ese animal que con la gente. Compuso una sonrisa antes de acercarse y apoyar una mano en su hombro

-¿Qué quieres? -preguntó Gabriel, alejándose de su agarre. Clay suspiró. De nuevo esa mirada en el rostro de Barnett, como si fuera una plaga. Se estaba enfadando todavía más, cosa que no pasaba a menudo.

-Oh, nada en especial -dijo, sonriendo aún-. Sólo pensaba que tenía algo de ganas de jugar.

-Es tu problema -espetó Gabriel, frunciendo el ceño-. ¿Por qué me preguntas?

Clay volvió a acercarse, esta vez posando la mano en su nuca.

-Déjame replantear. Quiero jugar y quiero que juegues conmigo -Gabriel lo miró, parpadeando y Clay notó que estaba a punto de replicar algo hiriente y se adelantó-. Barnett, no pienses que esto será sólo cuando tú quieres.

Para su sorpresa, Gabe no replicó. Se inclinó hacia el perro, le acarició la cabeza y le habló en voz baja.

-Ve con Wade, Max, ¿bien?  Jugaré contigo después.

-Espero que te laves las manos antes, no quiero tener pelos de perro sobre mí -bromeó, mirando al perro alejarse. Gabriel rodó los ojos.

-No tientes mi paciencia, Harris.

Clay sonrió, sintiendo que su enfado todavía estaba cerca a la superficie. Su prima tenía razón, si no podía mantenerse con la cabeza fría, no podía decir que esto fuera sólo una relación casual. Pero no se le daba bien corregirse a pesar de saber que cometía un error y siguió a Barnett hasta su cuarto, que era el más cercano y lo siguió al baño y antes de notarlo, lo estaba besando sin darle oportunidad a secarse las manos. Bueno, que quisiera dejar en claro que no era sólo Barnett marcando la pauta, no quería decir que sintiera algo, se dijo a sí mismo, mientras lo besaba y lo empujaba contra la pared. Porque no sentía nada, estaría jodidamente loco si empezara a sentir por algo por Barnett, de toda la gente. 

Notas finales:

Alan y Mike participarán más en el próximo capítulo, promise. 

Y eso es todo, no creo que a muchos les guste el capi de hoy jajajajaj

Cosas pasas en mi vida, pero me deprimen mucho para contarlas, so... hasta la próxima!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).