26-junio-2010
the GazettE – Zakuro Gata no Yuutsu
En ese momento me encontraba huyendo del que sería mi destino, como consecuencia de una maldición hecha minutos atrás. Corría por los inmensos pasillos del castillo, a toda prisa y sin mirar atrás. Mi vida estaba regida injustamente por un rey, y yo no soy más que una campesina a la que se le acusa injustamente de un crimen no cometido. Tal vez ahora sí lo he hecho, pues haber maldecido a una familia entera de poderosos nobles: los Fritzenwalden; es la razón por la cual, ahora se me condena a la horca.
- ¿Tus últimas palabras antes del final? – me preguntaron una vez estando ya con la soga atada a mi cuello.
- En el décimo tercer beso de la última heredera la maldición culminará, pasando así al responsable de éste... los males de – lo último que sentí fue como la cuerda se tensaba, mientras ajustaba a mi cuello.
Época actual ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
Se encontraban 3 de los 5 chicos más influyentes y respetados de la universidad, esperando a los dos restantes fuera del aula de éstos.
- ¡Aish! No contesta – dijo el más pequeño de ellos, dirigiéndose a sus amigos, mientras lo veían un tanto divertidos y desesperados por encontrar al dichoso, rubio novio de su amigo.
- Ah se nos va a hacer tarde... – se quejó Takashi.
- Disculpen... – escucharon una tímida voz detrás de Shinji, a lo que éste sólo volteó por encima del hombro - ¿No han visto a Akira?
- ¿Akira?, ¿Akira? – preguntó molesto y confundido, Ruki - ¿Por qué nos preguntas por alguien que no conocemos?
- Eh... Ruki, así se llama tu novio – Ruki se desconcertó, pues tenía mucho que no escuchaba el nombre real de su novio; ya que entre su circulo social no utilizaban los anticuados nombres impuestos por sus padres y en su lugar se nombraban a sí mismos con sobrenombres que más convenían a su estatus.
- ¡Ah! ¿Por qué buscas a Reita? – dijo mientras lo miraba con desprecio.
- Es que... quedamos de salir
- ¿Quedaron en salir? – nuevamente su tono era molesto.
- Chibi... deja de interrogar, lo vas a asustar – le hizo notar Tora al pequeño rubio.
- No lo encontramos, también lo estamos buscando, saldríamos juntos... ¿Y adónde irían ustedes, pobretones? – preguntó Saga esta vez, con una expresión casi tan caprichosa como la de Ruki.
- Chicos, dejen de pelear – se abrió la puerta del aula, dejando ver a los tan esperados pelinegros - ¿Por qué no vienen con nosotros también, Kohara? – preguntó Kai con cortesía y amabilidad, virtudes que ninguno de sus demás amigos poseía.
- Bueno... le hablaré a los chicos – dijo contento, pues no era para nada normal salir con los chicos más ricos del colegio.
- Ay si tú, no te hagas del rogar – decía Ruki mientras comenzaba a caminar rumbo a la salida.
Caminaron hasta la salida del colegio, encontrándose ahí con el perdido novio de Ruki. Kohara al ver a su amigo, caminó hacia él, agitando una mano y esbozando una boba sonrisa, Reita, al contrario, al ver a su novio, pasó de largo ignorando por completo a su amigo para saludar a su sexy novio. Ante aquella escena Tora golpeó suavemente a Saga con el codo y ambos rieron ruidosamente por la desgracia de Kohara, quien los miró con reproche.
Al llegar al estacionamiento se encontraron con el resto de quienes saldrían con ellos esa noche: Naoyuki, Hiroto y Kouyou; amigos de Kohara. Comenzaron a discutir de quién se iría en cada auto, pues ellos eran 10 y únicamente contaban con 5 autos, y uno de ellos pertenecía a Takashima, quien a pesar de millonario, disfrutaba de la buena compañía de los, bautizados por Ruki: pobretones.
- Bueno, como esta mañana llegué con Tora, me voy con Tora – dijo Saga, zafándose vilmente del problema.
- Reita se va conmigo, Tora con Saga, Aoi que se lleve a éste – señaló a Naoyuki con un movimiento indiferente de su mano – tú Kai, llévate a Haru – dijo refiriéndose a Hiroto – tú te vas solo – dijo viendo a Takashima, y volteando a ver a Kohara, añadió: - y tú, como ya no cabes, te vas en metro.
Después de una larga discusión y por azares del destino, Kohara terminó en el auto de Tora. El ambiente entre ellos era terroríficamente tenso y ninguno de los dos se atrevía a romper el silencio.
- ¿Por qué no hablas? – preguntó el dueño del auto.
- Porque eres rico – ante esa respuesta Tora lo vio incrédulo.
- ¿Y qué tenemos los ricos?
- Dinero – Tora comenzó a reír fuertemente ante la inocente respuesta de su acompañante, sin apartar la vista de enfrente.
- Eres divertido.
- Y tú eres rico – Tora volvió a reír fuertemente, y esta vez, Kohara rió con él.
Al llegar a su destino: un lujoso bar en el que Takashima ya tenía hecha una reservación; entraron y casi inmediatamente los chicos se separaron, como si unos no pudiesen convivir con los otros. Habiendo claro sus excepciones, y sólo por el hecho de ser pareja.
- Kohara es agradable – comenzó una amena conversación Tora, tomando asiento en la barra y ordenando un trago, mientras su acompañante se sentaba a su lado pero dando la espalda al barman.
- Deja de jugar – le contestó como quien responde a una broma. Tora sonrió.
- Es en serio, te dije que me gustaba desde hace un tiempo, Saga, ¿tan difícil es creerlo?
- No eres gay – contestó Saga bastante seguro
- Entonces Kohara no es hombre… - contestó sarcástico - El hecho de que tú no aceptes que tienes preferencias por los hombres no quiere decir que yo tampoco pueda hacerlo
- Yo no soy gay… y tú tampoco
- Ves a lo que me refiero… ¿Aoi puedes decirle a este necio que si es gay? – ante esa pregunta el pelinegro recién llegado comenzó a reír fuertemente.
- Si Saga no es gay entonces Ruki mide 3 metros – dijo y siguió riendo
- ¿Por qué siempre que hacen bromas tienen que hacer mención de mi estatura? – preguntó Ruki, un tanto molesto, quien llegaba a charlar con sus amigos.
- Ya basta, no soy gay… ¡Kai! – le gritó a su único amigo faltante, quien acudió inmediatamente al llamado – Diles que no soy gay – Kai esbozó una sonrisa entre divertida e inocente. Saga, ante la falta de apoyo y su exagerado nerviosismo dijo casi sin pensar: - Bien… se los demuestro… escojan – sus palabras fueron ordenes y todos sonrieron triunfantes, Tora señaló una figura distante y Saga sin decir más salió a un encuentro seguro con el infortunio
La chica se encontraba platicando alegremente con un par de amigas cuando sintió que tomaban su hombro por atrás, giró ligeramente y vio a un chico castaño detrás de ella, bastante atractivo a su vista, sus amigas rieron por lo bajo y la chica sonrió.
- Hola… estaba pensando que quizá… podríamos bailar – dijo Saga tomando la mano de su victima.
- Claro… por qué no – le contestó nerviosa, viendo como su ahora compañero de baile se inclinaba un poco acercándose cada vez más a ella y sin esperárselo sintió los labios del mayor sobre los suyos. Saga sólo buscaba demostrar lo dicho a sus amigos, no se esperaba nada por aquel beso, mucho menos lo que ocurriría segundos después, se separó del beso realmente no deseado, miró a la chica a los ojos, dispuesto a pedir una disculpa, cuando pudo ver en su mirada miedo, dolo y agonía. Fue cuestión de segundos para que la chica se desplomara frente a los ojos de Saga, quien miraba incrédulo y asustado lo que sucedía al mismo tiempo que escuchaba los gritos de terror de las amigas que minutos atrás sonreían.
** En el décimo tercer beso de la última heredera la maldición culminará, pasando así al responsable de éste **
Retumbó la frase en los oídos de Saga… y de un par de presente más.