I'm so happy
¿Estás sufriendo?
Me gustaría decir “lo siento”, pero no seria cierto.
En realidad pienso que te lo mereces. Si, te lo mereces.
Te mereces estar sufriendo. ¿Crees que soy rencoroso? Talvez lo soy, porque no puedo dejar de sentirme un poco complacido con lo que te pasa.
Te engañó y te dejó. Como hiciste conmigo ¿recuerdas?
Ya se, ha pasado mucho tiempo de eso, se que ahora somos amigos y que aquello quedo en el pasado, pero no puedo dejar de pensar, cuando te veo tan destruido “Bien, así fue como me sentí yo. Te lo mereces porque lo que me hiciste, ahora lo entiendes, entiendes cuanto daño me causaste”
No puedo dejar de pensar en eso, lo siento por ti y también por mí.
¿Por qué por mí? Porque pensar así significa que no he olvidado nada de lo que paso entre los dos, ni el mas mínimo detalle, porque pensar así quiere decir que aun me duele lo que me hiciste, pensar en eso solo comprueba que no he podido olvidarte, ni un solo día de todos estos años.
Incluso me siento un poco patético.
Para ti fue tan fácil desplazarme de tu vida, dejarme de lado, concediéndome solo el papel de un amigo cercano.
Y para mí, en cambio…
Y ¿sabes? Esa es la única cosa que me gustaría decir sinceramente. Me gustaría decir que no te amo.
Aunque suene contradictorio no me gusta verte en ese estado, pienso que te lo mereces, pero no por eso me gusta. Me gustaría poder consolarte, si pudiera, pero cuando me acerco y levantas tu rostro, mostrándome tus ojos llorosos, no quiero decir “Calma, Hyde, esto va a pasar” quiero decir “Tu tienes la culpa, por dejarme. Por dejar a la única persona que te amara siempre”
Porque, aunque suene tonto, sigo esperando que me pidas al menos una disculpa. Y ahora que él te traiciono quiero que te arrepientas de eso.
No se si sentir mas lastima de ti o de mi. Solo sonrió con ironía mientras tú sigues en el piso llorando en silencio.
Te ha dolido, ¿verdad? Y como no, si te has enterado de su dichosa boda por televisión. Ves la persona de la que te enamoraste, ni siquiera es capaz de cortar contigo de frente, y aun así lloras por el.
Me duele ver que aun lo amas, me duele saber que estas allí, derrumbado, por el, porque el si merece tus lagrimas, ¿cierto?
-Levántate, Hyde- me escucho hablar, tu te restriegas los ojos con el dorso de la mano y me miras.
¿Sabes que deseo? Deseo acercarme a ti, inclinarme y besar tus ojos, para borrar tus lágrimas. ¿Recordarías algo de lo que sentías por mí si hago eso? ¿Alguna vez sentiste algo por mí?
-Sakura- dices y tu voz suena ronca por el llanto- Perdóname.
Perdóname, ¿Por qué lo dices? ¿Por qué lo me hiciste? ¿Por engañarme con ese idiota? ¿Por irte cuando me arrestaron? ¿Por no ir a verme ni una vez en esa clínica? ¿Por aparecer años después y fingir que nada había pasado? ¿O por tenerme aquí viéndote llorar?
No importa, no seria capaz de perdonarte por nada.
-No tienes por que pedir perdón- digo, sin moverme de la pared en donde estoy apoyado- No tiene caso.
Tu pecho se convulsiona un poco por un nuevo acceso de llanto.
-No me dijo nada- empiezas a hablar en un susurro que se convierte en un grito- Todo estaba bien, todo estaba bien… ¡Porque se fue! ¡Porque me engaño con esa! Y se caso, no lo entiendo.
Niegas con la cabeza mientras sigues repitiendo “no lo entiendo” y yo… yo siento como la ira crece cada vez más.
-¿No lo entiendes?- pregunto, acercándome a ti y mi voz suena cargada de una furia contenida- ¿Por qué te fuiste, Hyde?
Pregunto, sentándome en cuclillas frente a ti. Siempre he querido preguntarte eso. ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué fingías que todo iba bien mientras al mismo tiempo te acostabas con el? ¿Por qué no me dijiste nada? Es lo mismo que el te ha hecho, deberías comprenderlo.
Abres la boca, como intentando decir algo, pero te quedas callado. La expresión incrédula en tus grandes ojos oscuros me hace ver que no lo sabias. No lo sabias. No sabias que yo aun no puedo olvidarte. En todos estos años, jamás sospechaste lo duro que era para mi tenerte cerca, oírte hablar de lo bien que te iba, sin reprocharte. Ni siquiera imaginas que debía contenerme cuando me abrazabas, cuando me tocabas, para no ceder a la tentación de tocarte, besarte y, de ser necesario, obligarte a ser mío nuevamente.
-Sakura, eso fue hace años- dices suavemente.
Tu mirada incrédula sigue en la mía. De repente has dejado de llorar.
-Lo siento, no quise…
-Entonces ¿Por qué?- te interrumpo.
-Yo no quería que sufrieras.
Siento la furia nublar mis sentidos. Si claro, no querías que sufriera, pues la forma de destruirme si que fue un nuevo y poco efectivo método para evitar el dolor.
-No querías que sufriera. ¿Y que crees que hiciste? ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué no me dijiste de frente que no me amabas?
Tu cara se contrae en una mueca de angustia. Te has dado cuenta ¿cierto? El te ha hecho lo mismo que tú me hiciste.
-Quien mejor que tu para entender a Ogawa- digo, sin poder contenerme. Las lágrimas empiezan a resbalar de nuevo por tu rostro. ¿Duele? Espero que si. Espero que estés sufriendo, incluso más que yo.
-Perdóname.
Pero no es algo que yo pueda hacer. Tus disculpas llegaron muy tarde y ahora, ahora no puedo esperar nada de ti y aun así, contradictoriamente de nuevo espero que me quieras.
Aunque suene estúpido, esperaba que me quisieras. Es raro, porque no creo que pueda volver contigo, pero aun así esperaba que me quisieras de nuevo. ¿Me amaste alguna vez, Hyde?
Tú sigues llorando y con tus lágrimas mi furia se desvanece. No puedo enojarme contigo, aunque lo desee, no puedo odiarte, no puedo hacer nada mas que amarte. Que idiota soy.
-No llores- te susurro y te abrazo. ¿Me podrías querer de nuevo, Hyde? Cuando te tengo así, apretado contra mi cuerpo, deseo eso más que nada. Deseo que me aceptes. Aunque no puedas amarte y yo no pueda perdonarte.
Es irónico, patético y estúpido.
Te suelto y vuelvo a mi antigua posición, recostado en la pared. Es mejor que permanezca alejado de ti, odio descubrir esa debilidad que causas en mí, odio ver el ansia que ya no debería recorrerme cuando te toco.
Tú te levantas y te adentras en la casa, talvez al baño, a lavarte el rostro. Yo enciendo un cigarrillo y me dedico a sentir como fluyen esta mezcla de emociones disímiles, cambiando de la ira, hasta la lastima pasando por la esperanza.
-¿Por qué?- preguntas al llegar a mi lado, no bajo la mirada para verte, no quiero observar la posible lastima que sientas por mi, ni tampoco el dolor que sientes por el idiota ese reflejado en tus ojos.
-¿Por qué qué?
-Debiste olvidarme- susurras, caminas hacia la puerta. Te marchas.
Cuanta razón tienes, debí olvidarte, superarlo, intentarlo al menos.
-¿Adónde vas?
-A mi casa- contestas simplemente.
-No lo hagas- digo antes de poder pensarlo siquiera. “No lo hagas, quédate” que deseo mas tonto y egoísta. Quédate aunque solo puedas estar a mi lado físicamente. Quédate para poder seguir regodeándome en tu dolor y de esa forma, convencerme que soy mejor para ti de lo que el fue. Y sufrir también yo.
Soy un idiota sadomasoquista. Tú empiezas a reír. Una risa divertida y a la vez desprovista de alegría, si tal combinación puede existir.
Supongo que entiendo la gracia de todo esto, o la ironía. Anda, ríe. Siempre ha sido un sonido que he amado oír.
Dejas de reír y volteas a mirarme.
-Lo siento, solo pienso en lo tonto que es esto.
Te miro, sin rastro de alegría en mis ojos.
-No quise decir que eres tonto- casi te disculpas, pero tu tono te traiciona- Solo pienso en lo mucho que nos parecemos. Los dos buscamos algo que no podemos obtener. Aun así, si el me hubiera dicho “quédate” yo lo habría hecho sin importar las circunstancias. Lo siento.
¿Y por que te disculpas ahora? ¿Por no poder quedarte a mi lado?
Yo también lo siento, siento que ese idiota no te haya destruido antes, siento que se haya demorado tanto en acabar contigo.
-Ya no pareces triste.
Te encoges de hombros y sonríes con tristeza.
-Solo no estoy llorando.
-¿Por qué lo amas? ¿Por qué a pesar de todo?
Otra cosa que siempre he querido preguntar, la vida es un asco, es lo mismo que yo debería responder. Te has movido y ahora estas sentado en el sofá, mirándome fijamente.
-Lo haré- susurras. No se si debo sentirme feliz o desgraciado. Debo ser feliz, ¿no? Estarás conmigo, al fin. Me acerco y me siento a tu lado, siento como te acurrucas en mi pecho.
-Esto no va a funcionar.
-No- confirmas.
Que poco sentido tiene esto. Aunque ¿Quién dice que las cosas deben tener sentido? Anda, Hyde, vamos a destruirnos juntos. Tu con tu eterno amor por él y yo con mi eterno rencor hacia ti. Siento tus labios rozar mi boca.
Debes estar pensando en el, ahora mismo. Pero tus labios me besan y es suficiente para que el odio se oculte un momento.
Tengo suficiente con esto.