Con Durazno o con Sandia
Leslie volvió a la oficina después de aquella llamada algo desesperada a la JLA. Esperaba que no tardaran en llegar porque sinceramente no sabía a ciencia cierta lo acontecido a Bruce para que terminar en ese estado, siendo lógicos no había forma posible de devolver a un adulto su niñez, el tiempo no perdona y…
La escena frente a ella la conmovió, Bruce se retorcía de dolor de vez en vez y Jasón le sostenía la mano, el joven Wayne reconocía ese afecto apretándola y gimiendo su nombre, al menos la fiebre había bajado y respiraba con mas normalidad.
Jason sonrío complacido cuando los ojos azul eléctrico de Bruce se abrieron, lo miraba con confianza.
Un remolino estrepitoso de colores azul y rojo entro a la estancia por la ventana, lanzando más de una cosa por los aires. Superman miraba en todas direcciones, la doctora Tomkins parecía seriamente molesta con la intromisión y Jasón apenas si tuvo el tiempo suficiente para tomar a Bruce entre sus brazos sosteniéndolo fuertemente temiendo le fuere arrebatado.
—Bruce. —Gimió dando un paso al frente, tenía que ser el caballero oscuro ese que Jason Todd sostenía con tanta devoción, pero la duda se dibujaba en el rostro del hombre de acero al ver el tamaño de la persona. El adolecente en los brazos de Red Hood no podía ser Batman.
Jasón aprovecho la incertidumbre de Superman para sacar una capsula de polvo de Kriptonita, lo sentía demasiado cerca y lo ponía de los nervios, con una sonrisa socarrona lanzo el gas directo a donde se encontraba el hombre de acero, cantando victoria y dispuesto a salir de ahí lo más rápido posible.
Superman contuvo la respiración, no era tan idiota como para caer en el mismo truco dos veces, suplo con relativa suavidad, solo deseando limpiar el aire. Sus ojos azules brillaron, Jasón lo miraba con odio y apretaba contra su pecho al joven, ya no cabía duda, ese era Bruce, su Bruce.
Green Lantern, Green Arrow, Diana y Kara entraron en el segundo exacto en que Red Hood salía volando por los aires estrellándose contra la pared y destrozándola al impacto. Superman tenía los ojos rojos de la ira y a un jovencito de unos dieciséis años gritaba histérico mientras trataba con todas sus fuerzas, que era nada en contra del súper hombre de llegar a donde Jasón.
Superman tomo al chico por la muñeca levantándolo del suelo sin esfuerzo. Bruce se removía incomodo conteniendo lo mejor que podía el llanto ante la frustración, lo miraba con ira mal contenida, soltando improperios a más no poder y uno que otro golpe que no llegaba ni hacer cosquillas en el cuerpo del hombre de acero.
—Bruce, Bruce, calma, cálmate. —Decía Clark sin lograr que el jovencito para de llorar.
—Bájalo Supernan, a este paso terminara por hacerse daño. —Exclamo asustada Diana sin disimularlo
—¡Bájalo! —Pidió también Kara con los ojos bien abiertos por el movimiento mal calculado del adolescente el cual podría haber terminado en la luxación del hombro, Bruce a esa edad solo era un poco más que un niño, asustado y sin forma de defenderse, obviamente el miedo le inundaba haciéndole reaccionar cual animalito acorralado listo para atacar e incluso morir en pro de su defensa.
Superman no creía lo que escuchaba, era él quien estaba salvando a Bruce, ¿entonces por qué sus amigos lo miraban como si fuera el villano de la historia?
—Suéltalo. — Escucho decir a Green Lantern antes de sentir un golpe en pleno rostro.
Bruce no perdió oportunidad ya libre corrió hacia un Jason inconsciente e indefenso, con la misma delicadeza que el sintió al ser cuidado por ese hombre tomo su rostro entre sus manos llamándolo con suavidad, no quería estar solo, todo le era desconocido, desde el lugar hasta las personas.
—Bruce, aléjate de él. —Exigió Clark ante la escena.
Wayne apretó los labios y frunció, de forma adorable a la vista del Kriptoniano, las cejas para inmediatamente negarse y abrazar a Red Hood sin quitar la mirada fría y desconfiada del héroe de Metrópolis. Green Arrow corrió a colocarse en medio de ambos, la mirada furiosa de Superman le erizaba la piel y en realidad estaba temiendo por el pequeño y lindo Bruce, vale que el Batman que él conocía era todo menos lindo o indefenso, pero ese chiquillo de mirada arisca y cuerpo enclenque no era ni por asomo una pisca del hombre en el que se convertiría en su madurez o seria, se convirtió, fue, ya ni sabia en que tiempo catalogarlo, sin embargo en este instante lo indispensable era protegerlo del toro embravecido que representaba Superman, porque casi podía ver el vapor saliendo por las fosas nasales del hombre de acero.
—Bruce, no lo repetiré, aléjate de él y ven aquí. —La voz de Clark dejaba muy claro que no aceptaría replicas.
—Y porque debería hacerlo? Yo. —Recalco muy bien el pronombre. —No te conozco, no sé quién eres o que buscas de mi.
—¡Ah! Y supongo que sabes mucho de ese. — Y señalo a hombre que ahora descansaba en el regazo de Bruce.
—No, pero desde que desperté él no ha hecho otra cosa que protegerme y cuidar de mi, en cambio tu eres un mastodonte que entro haciendo alboroto, golpeando sin razón aparente y buscando llevarme a la fuerza a no sé dónde, ni siquiera se tu nombre, además de que luces bastante peligroso y poco confiable, por tanto señor héroe le sugiero se largué porque yo me quedo con Jason.
—Ya escuchaste grandote, esfúmate. —Jason acaba de reaccionar y se mofaba de la actual situación sonriendo y alegrándose por dentro, Bruce, su Bruce, Batman acaba de elegirlo a él antes que al kriptoniano.
—Jason. —Gruño intentando controlarse y no asesinar ahí mismo al narcotraficante.
Continuara…