Capitulo 9. Contrarios.
—Señor Stuart. ¿Sabe lo que es un Ecogravinisador? —El afro negó. —Es un instrumento de gravedad, en principio además de la NASA, cualquier departamento de inteligencia gubernamental tenía solo conocimiento de este, sin embargo, a dos años de hoy, este aparato terminara en manos de Lex Luthor, quien como sabemos, tiene un único propósito.
—Destruir a Superman.
—Exacto. — Exclamo feliz de evitarse ciertas explicaciones. —Una vez hechos algunos cambios, esta arma, sirvió para cambiar la atmosfera de la tierra, la sacaría de su órbita lo suficiente para acercarla lo más posible al sol.
—Pero, Superman obtiene sus poderes del sol amarillo, entre más cerca…
—¡Error! —exclamo Terry, de alguna forma le divertía saberlo todo. Ahora entendía lo que sentía Bruce cuando daba alguna explicación. —Si bien el sol amarillo de nuestro sistema solar le proporciona sus habilidades, un acercamiento conllevaría a un exceso de poder, el hombre de acero a duras penas mantienen bajo control los que ya tiene, un aumento solo minaría su estabilidad emocional, más que ser beneficioso, se convertiría en un peligro para él y para el mundo. Por otro lado su amor por este planeta le impidió marcharse, su última acción fue regresar a la tierra a su lugar, Batman, logro construir una maquina que contrarrestaría el efecto de la de Luthor. Sin embargo el cuerpo y la mente del Súper hombre no soportaron, colapsaría, y siendo sinceros no existía ni existiría nadie con el poder suficiente para frenarle. Solo le quedaba una opción.
—¡¿Clark se suicido?! —John cayó al suelo, el linterna verde no lograba procesar esa información, su amigo y compañero había elegido su propia muerte antes de hacerle daño a alguien más. Tenía sentido. Eso era muy boy scout.
—Ahora entiende el porqué no podía hablar, no seria para nada beneficioso si todos se enteraran que la verdadera amenaza a final de cuentas había llegado a ser Superman. Cuanto menos que la maquina que reprodujo el sol rojo en que su cuerpo fue incinerado la construyo, Wayne Tech —Stuart asintió, su cabeza comenzaba atar clavos y lo que sus conclusiones arrojaban no le gustaba en lo absoluto. —Bruce, perdió la cordura cuando se dio cuenta, que aunque indirectamente, había matado a un ser humano. Batman siempre mantuvo ese límite, jamás propaso esa tenue línea. Y para colmo, se trataba de la persona que amaba. —El patrullero intergaláctico lo observo con asombro. —Aunque lo niegue, Bruce Wayne ama a Clark Ken, eso lo supe desde siempre.
—Supongo que cualquiera enloquecería si se ve obligado a matar a alguien querido. —Susurro para sí. —Después de todo Bruce es humano y debajo de esa mascara tiene un gran corazón. —Encontraremos a Bruce. Stuart lo miro directo a los ojos, decidido, orgulloso, ese joven tenía más cordura y más conciencia que muchos de sus actuales colegas. — Ustedes regresaran a un futuro mejor. Te lo prometo muchacho. Terry no supo que contestar, tampoco hacía falta.
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La cabeza le punzaba como si la tuviera en una prensa. ¡Dios! Se prometía no volver a beber, o por lo menos controlarse un poco más. Intento llevarse la mano a la sien, algo de presión en su frente posiblemente menguara la molestia, sin embargo esta nunca llego, se forzó a despertar del todo, sintiendo sus extremidades atadas a lo que a su gusto debía ser una mesa de disección.
—¡Oh!¡No! —grito ahogadamente. — Me han secuestrado. —Se escandalizo. Seguramente Alfred, debía estar intentando pagar el rescate y aun así ellos… horror, estaba claro que de esa situación saldría en una camilla y con una etiqueta forense en el dedo gordo del pie.
Una puerta se abrió a sus espaldas, no podía verla, pero si escuchaba el ruido de las bisagras al moverse, los pasos lentos y casi apáticos resonaron con fuerza, se trataba de un solo individuo. La máscara roja que apareció frente a él le hizo dar un pequeño brinco, la risa suave y cristalina del sujeto lo extrañaron.
—Hay una gran diferencia. —Dijo feliz su captor, mientras retiraba la capucha. —Sin duda entre el tu de… —Cayo de golpe. No le convenía tentar a la suerte dando datos extras. La máscara se estrello en el suelo con un ruido sordo. El joven y agraciado rostro de Jasón se dejo ver. —Bruce. —El chico en la plancha tembló, la sola mención de su nombre en los labios de ese joven le erizo la piel. Cerró los ojos con fuerza, una de las manos de Todd acaricio su mejilla. —Bruce. Estas a salvo. —Wayne lo miro con desconcierto, ¿Cómo podía estar a salvo, atado y todo? por respuesta el otro oprimió un botón a su costado, las amarras se abrieron. Lamento las sujeciones. Pero no sabía cómo sería tu despertar, no podía permitir que te hicieras daño. —Se encogió de hombros restándole importancia a la mirada muy al estilo Batman que le regalaba. —Ahora dime. ¿Qué es lo último que recuerdas?
—¿Yo? —Contesto tratando de hacer memoria.
—¿Sabes quién soy? O ¿Cómo me llamo? ¿Quién eres tú?
—Soy Bruce Wayne, y no, no sé quién eres tú. —Respondió al fin de un largo silencio. —Y recordar, recuerdo perfectamente todo, hasta ayer. —Red Hood levanto una ceja, esa afirmación despertó su interés.
—¿Y qué paso ayer, según tú?
—Pues… fue mi cumple años. —Bruce, nunca se abría a los extraños tan fácilmente como para responder preguntas, pero de alguna forma sentía algo cuando miraba a ese sujeto, algo entre tristeza y cariño, y eso era mucho decir de quien el corazón se detuvo hacia tanto en un punto inexacto del tiempo, impidiéndole sentir. Su acompañante suspiro.
—Error. —Su mirada divertida y condescendiente lo observaban. —Mi nombre es Jason Todd. —El millonario asintió sin tomarle mucho sentido a la presentación. Aunque si correspondió cuando este le tendió la mano. —Muchos me conocen como Red Hood. —Bruce asintió. —Fui tiempo atrás tu compañero.
—¿Compañero? —La entonación que Todd le dio, sugería otras cosas, y siendo sinceros, si en ese momento el tal Jason le decía que son novios no le sorprendería.
Un momento. “¡NOVIOS! ” Pero que estaba pensando. Vale, que no era mojigato, o al menos no con todas las letras de la palabra, pero de ahí a estar liado con un tío. Vamos, él no podía ser gay. ¿Ó sí? A su parecer Jason debía tener no más de veinte años, cuerpo atlético y músculos torneados.
—Bruce, no tenemos mucho tiempo, debo inyectarte un antídoto. —Como marca el protocolo del entrenamiento recibido de Batman, había pensado en lo impensable, que Bruce no recordara nada, ya que Mr. Freeze le conto casi todo referente al pequeño experimento de Luthor, y su deseo de engendrar un ser con habilidades sobre humanas para traspasarse a él, desechando ese cuerpo enfermo, a su parecer el calvo ese estaba loco. Nadie en su sano juicio… y ahí estaba la clave de todo, SANO JUICIO. Nadie en la liga de la injusticia poseía tal cosa, o eso pensó Jason
Victor Fries, estaba de acuerdo, e incluso le gustaba la idea de un reto a nivel genético, pues podría utilizarlo en el futuro, y todo estaría bien de no ser por un pequeño detalle, Batman. Eran enemigos: cierto. Sin embargo el guardián de Gotham fue el único en ayudarlo y apoyarlo en su investigación, gracias a él ya podía curar los niveles más simples del síndrome de McGregor, y comprendio que su única meta, era salvar a su esposa. Así que por ese lado le debía una al murciélago, pero a pesar de ese pensamiento no pudo evitar desear retenerlo un poco más, las células del Caballero Oscuro, reaccionaron de forma tan favorable al experimento que valía la pena verificar si su sangre no era ahora un poderoso antígeno que curaría cualquier mal.
Pero Mr. Freeze, de entre toda la liga de la injusticia no encontró nadie con quien pudiera contar. Entonces recordó a Jason, si bien el muchacho no deseaba nada que ver con ellos, podía apelar a su obsesión por el Caballero de la Noche. Además de no ser nada despreciable el hecho de ser el único con la habilidad para atrapar al murciélago sin armar un escándalo. Al final solo sería un intercambio, la información de cómo salvar la vida de Batman, además de datos extra extraídos de los archivos de Poison Ivi, el espantapájaros y el Joker, aunque este ultimo de poca fidelidad, nunca se sabía con ese descerebrado; Jason solo tendría que dejarle tomar dos muestras de sangre del héroe.
Volviendo al presente.
Jsason sentía una sonrisa aflorando. Hasta donde el sabia, Bruce Wayne, se convirtió en Batman o la idea nació cuando cumplió diecinueve, el jovencito delante de él tenía unos años mas que Tim, es decir dieciséis o diecisiete.
Por esa parte llevaba las de ganar, su sentido de justicia aun no despertaba, cuanto menos conocía a Superman.
—Jason, Jason, JASON. —Grito Bruce, Todd parpadeo varias veces, estaba embobado mirando a Bruce. Quería patearse.
—¿Me envenenaron?
—¡Eh! —Dijo, el joven Wayne era tan lindo, adorable, tierno.
—¿Quien me enveneno? ¿Tendrían que ir a un hospital? ¿Estaré bien con el antídoto? —Los ojitos azules marinos brillaban como si dentro de ellos tuvieran una lluvia de estrellas. Hermoso, pensó Jason sin poder reprimirse.
Meneo la cabeza alejándose pro un instante la imagen de Bruce completamente indefenso y trémulo en su cama. Con agilidad cogió la jeringa, y sin pensarlo la acomodo y clavo en la vena del pequeño millonario, este gimió de dolor y sorpresa, luego solo observo como el liquido se introducía en su cuerpo, posterior a eso, solo obscuridad.
Continuara.