Capítulo 2
Espirales.-
Hacía rato que estaba parado enfrente de la puerta de la sala de ensayo.
Eran las 6:30 de la mañana, y se había despertado a las cuatro sin ni una sola pizca de sueño: una pesadilla lo había despertado de su tranquilidad; y ahora estaba ahí, con aquella puerta de metal cerrándole el camino, No era como si no la pudiera abrir, es que no quería abrirla ya que ELLOS deberían de estar ahí.
Bajó la mirada, para ver el suelo alfombrado, como si tuviera algo interesante; de alguna manera, esperaba que las hebras rojizas le dieran la fuerza necesaria para soportar aquel cruce de emociones. Volvió a alzar la mirada, y después de aclararse la garganta, tomo el pomo de la puerta. Trato de hacer el mayor ruido posible al abrir, y una vez dentro, miró que sus sospechas eran ciertas:
ELLOS ya estaban ahí...
Sin querer fijarla en ellos, observo que todo estaba en su lugar -como siempre-, completamente impoluto y listo para el día de hoy... lo cual no sentía en ninguna parte de sus ser.
“Ruki, buenos días. Llegaste temprano.”
"También ustedes, ¿es que duermen aquí?" pregunto, con un tono neutro de voz, mirando las orbes oscuras de su interlocutor, que le dirigía una sonrisa. Ante aquella pregunta, ambos largaron una risa para nada ofendida o forzada “Claro que no, pero como el líder que soy, debo de llegar antes para hacer los preparativos” Kai se sentó en el banquillo de la batería y comenzó a ajustar los platillos "y Reita llega temprano, porque ya lo amenazaron con kit kat"
"Aún no entiendo la manía de meterse con mis chocolates" alegó el rubio, meciendo sus dedos por sobre las cuerdas del bajo, sin dejar de mirar el piso. "Porque de otra manera continuarías llegando a más de la mitad del ensayo, y eso no nos conviene, mucho menos cuando Ruki ya tiene las canciones del nuevo single" respondió, dando por terminado su trabajo "a todo eso, ¿cómo se llamará el single?" alzó su mirada "ni idea, hay que ponernos de acuerdo con el grupo".
Y ahí estaba de nuevo ese horrible vacío, conjunto al profundo odio hacía Reita.
"¿Tienes algún nombre, Ruki?" le pregunto Kai, sacándolo de su trance, involuntariamente. "Aún no, pero estaba pensando que una canción se llamará 'Headache' o algo así, ¿qué te parece?"
Pero ahora que la suave y aterciopelada voz de Kai hacía eco en su cabeza, junto con sus ojos que lo estrellaban contra la pared detrás de él; aquel odio irracional comenzaba a disminuir conforme diluía sus palabras en su torrente de ideas y pensamientos.
"Me parece estupendo, me gustaría poder ver la letra algún día; desde que nos dijiste que ya las tenías, no las haz traído, cuando normalmente apenas la escribes, la traes para empezar a ponerle música"
"Se me ha olvidado" dijo con simpleza "además, desprendí las hojas de la libreta"
“Que mal, esperemos que no se pierdan, porque no creo que sea fácil conseguir nuevas letras en menos de un mes (estúpido manager y estúpido límite de tiempo)" la voz de Reita llamo su atención, notando en su mirada una preocupación que le hizo sentir asco; pero la mano del batero en su hombro lo hizo volver a mirarlo "Espero lo mismo, no quiero verte estresado el mero día de entrega".
"No te preocupes”
No te preocupes, era una frase que le gustaría poder decirse a sí mismo. Fue en ese momento que llegó Aoi, seguido de Uruha, y parecían divertidos por algo.
“¿Qué ocurre? ¿Por qué tan risueños?” pregunto Kai, al tiempo que hacía unos últimos ajustes a la batería.
“Nada” contestó Aoi, como si la cosa no fuera con él, pero con el pequeño detalle que un ajusto rubor cubrió sus mejillas normalmente pálidas. Aquello prendió una alarma en los otros tres.
“¿Cómo que nada?” empezó Reita, al tiempo que se levantaba y dejaba su bajo a un lado “¿Qué ha pasado, eeh?”
“¡Pero qué cotillas están!” exclamó, abrazando su black forest como si la vida se le fuera en ello.
“¡Oh, vamos!” insistió Ruki, con ojos brillantes.
“Lo que pasa” comenzó a contar Uruha, esquivando habilidosamente un pedal (cortesía de Aoi), que fue atrapado a duras penas por Kai “es que cuando íbamos al estacionamiento del complejo departamento para ir a buscar mi coche, un niño sujeto a Aoi por el pantalón y le preguntó ‘disculpe, ¿es usted chico o chica?’” y es que, a pesar de que Uruha era el más femenino de todos, Aoi tendía bastante a usar ropa demasiado estrecha; vaya, que es bastante puto “¡Pero la cosa no termina ahí! ¡Esperen! Pues cuando Aoi le dijo que él era bien macho, el niño se le quedo viendo fijamente durante largo rato ‘¿está realmente seguro?’”
Todos se reían a más no poder de aquella anécdota, menos Aoi, claro, aunque en su rostro se mostraba una sonrisita. Después de tanta revuelta, el ensayo inició, con un ambiente totalmente relajado, y más para Ruki, que después de mucho tiempo, no disfrutaba de algo semejante. Parecía que ningún problema lo agobiaba.
La música comenzó a fluir, el sonido ahogado y rápido de la batería, que parecía huir por sus venas, electrizando cada vello de su cuerpo; el bajo y su sonido tan grave que se confundía con cada latido de su corazón; y su garganta dejando escapar todas y cada una de las notas que conformaban las canciones que, una tras la otra, se iban tocando sin orden alguno. Todo en un vaivén contagioso, a veces tan lento, tan perezoso y otras, como si sólo quisiera desgarrarse. Todo eso, para él, era un pedazo de existencia.
Y en ese pedazo de existencia, no estaba él... sólo estaba la música.
El ensayo estaba por terminar y su garganta escocía de todo, pero se sentía liberado; en su mente, una pregunta tomo forma, después de mucho tiempo "¿por qué?" y así, se preparó a ir a su departamento.
"¡Ruki!"
¡Oh, aquella detestable voz! Siempre grave y molesta para su oído.
Con sus manos en los bolsillos, volteo a ver a su dueño, y dirigirle una mirada tan afilada y desinteresada, cómo si viera un bicho "¿Que fue, Reita?" pregunto, intentando limitar el veneno de su voz "¿Podemos ir juntos?" mostro una sonrisa, que si bien era linda, a él le parecía lo más imbécil del mundo. "Claro, vamos"
Fueron los primeros en irse, caminando uno al lado del otro, a una ciertamente distancia prudencial. En el rostro de Reita, libre de aquel pedazo de tela que siempre usase, se notaba una suave tristeza -aunque los flecos de cabello parecían querer ocultarlo-; Ruki ni siquiera lo noto: no quería recordar quien estaba a su lado, y sólo fingir paciencia.
Fingir paciencia con ese hombre que le sacaba de sus casillas como nunca nadie lo había hecho, ni siquiera los que en su infancia -y aún hasta ahora- solían burlarse de su estatura de manera indignante.
"Taka" murmuró Reita, deteniéndose de pronto en medio de la calle, perdido en el ir y venir de la gente. Siendo consciente de aquello, y dejando sus ganas de simplemente ignorarlo, por educación, se detuvo y se le quedó viendo; por fin notando aquella expresión de tristeza. En su interior, aquel asco volvió a resurgir "¿Qué ocurre?"
El rubio camino hacía él, quedando frente a frente, con molestia, alzo su rostro a él. "Me había estado preguntando, y realmente no sabía cómo podía decirlo, especialmente porque siento que es un mal lugar para hablar pero, sabes que soy un cabezón" rió suavemente ante ello, pero calló rápidamente "y pues, ¿qué ha pasado? ¿Por qué estas así?"
"Ya me gustaría saber también yo" pensó, pero no planeo decírselo "¿Estar cómo?" preguntó, haciéndose el tonto.
"¡Así! Tan indiferente y seco conmigo" exclamó, pero lo último apenas y si salió como un susurro "Antes, siempre estábamos bromeando y haciéndole travesuras a Uruha, pero ahora ni siquiera me dices 'buenos días'" expuso, retorciendo con sus manos, la orilla de su sudadera negra "y es sólo conmigo" volvió a murmurar, con la cabeza gacha y mirando sus zapatos.
Para ese momento, un nudo cerraba su garganta, haciéndole atragantarse con su saliva.
"Creo... simplemente creo, que merezco saber el porqué de ese cambio..." dijo, intentando elevar el tono de su voz "¿Qué hice para que....?" su mente no logro procesar aquella interrupción, pero percibía el sonido de los gritos femeninos llenar el ambiente así como el dolor que le atenazaba.
Ruki acababa de estrellarle el puño en su mejilla, haciéndolo caer de sentón en el sucio sueño.
"¡¡¿¿Que quieres saber qué hiciste??!!" le gritó, viéndolo desde lo alto, con una mirada que buscaba transmitir todo el veneno que estuviera guardado desde hace tiempo "¿Quieres saber?" pregunto un poco más tranquilo pero con la misma intensidad en su mirada, a un impactado Reita, que sólo atinó a asentir con un movimiento de cabeza, mientras una mano reconfortaba su mejilla adolorida. Una sonrisa apareció en su rostro al ver como la sangre se acumulara en su boca y cayera, manchando su jean "Existir, eso es lo que hiciste... "
Reita abrió los ojos a toda su capacidad, para ese momento solo quedaban pocas personas viendo aquello; quietos, solo observando "¿Cómo?" su cerebro ahora no procesaba las simples palabras de su vocalista, quien deformo su expresión por una de burla, de pura y cínica burla "¿Ni siquiera algo tan sencillo lo puedes comprender? ¿Es que tengo que explicar siempre?" pregunto, al tiempo que se acercaba a él. Se acuclilló a su lado, y tomándolo por el cuello de la camiseta, lo acercó a él "Te odio: odio tu estupidez, tu voz, odio todo de ti y odio, más que nada, tu existencia" susurró en su oído, antes de aventarlo hacía atrás, haciéndolo golpearse contra el piso "y de una vez te digo, en tu vida, te vuelvas a acercar a mí..." y sin más, se levanto y dando media vuelta, caminó con tranquilidad, la gente haciéndole espacio para que pasara, hacía su casa.
Un tipo se le acercó al rubio, y lo levanto, preocupado "¡Joven! ¿Está bien? ¿Llamo a la policía?" como si acabara de salir de un trance, miró al hombre y simplemente negó "No, está bien" se soltó de él y, buscando otro camino, se dirigió a su departamento. Algo le dolía, y no era el rostro.
Continuará.
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Seguimos con el tercero <3
Kiel