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Tiny Monster por Yais

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Notas del fanfic:

Esta historia era para celebrar el cumpleaños de Madara que, por cosas raras de la vida (CofKishicofmoto), nació el 24 de Diciembre ^_^U.

El Fanfiction tendrá 2 capítulos porque quería publicar antes de que terminase el 2010 y porque simplemente sé que no podré terminarlo completo debido a "Las fiestas"... uno pensaría que los días libres darían más tiempo ¬¬.

Notas del capitulo:

- Realidad alterna -

 

Tiny Monster

Por: Yais

 

[––––– Prólogo –––––]

 

La idea de la existencia eterna resultaría tentadora para muchos y aterradora para otros, pero para él era sólo una variable con la que había nacido.

Él y los de su especie eran privilegiados, poderosos, malignos y sádicos. Su propósito era representar la esencia del mal y se decía que la razón de ello era su incapacidad de conocer el significado del sufrimiento y por ende la empatía que te empujaría al bien.

Pero él no lo sabía y mucho menos le importaba, su entender solo atinaba a recordarle que en algún momento sus hermanos y él fueron uno. La completa representación del mal que siempre estuvo irremediablemente atraída por la destrucción del bien y que terminó dividiéndolo en 9 partes bastante irregulares.

Así pues Kyuubi no Youko, el más poderoso de todos, despertó consiente de faltarle algo e, incorpóreo, se dio cuenta de que estaba atrapado en el mundo físico.

 

Solo

 

Vagó por años y no le importó. No sentía la necesidad de buscar a sus hermanos a pesar de que los escuchó llamarlo, sabía que necesitaba llenar un vacío pero ninguno de ellos podría entregarle lo que buscaba, necesitaba a alguien tan basto como él.

Por cantidad de tiempo incontable se entretuvo con las emociones de caza, destrozaba, torturaba y acababa con la raza humana sin pudor; no sabía que otra cosa hacer hasta que escuchó su queda voz llamándolo – Kyuubi – ronca y necesitada.

No fue consiente del porque respondió a su llamado. Sólo sabía que jamás lo había escuchado pero que conocía como nadie su identidad - Ichibi – Cuando se vieron, se dio cuenta de que en ese momento su hermano resplandecía, feliz y excitado de por fin encontrarlo.

 

Así pues, cuando abrió sus piernas y sin mediar palabra lo tomó para fundirse en él, se dio cuenta de que sometía a una de las partes que le faltaba, una que sin ser consiente echaba de menos y que, por la manera tan sumisa y deseosa que se aferraba a él, era la más dependiente y desprovista.

Notaba que no era lo que necesitaba, pero si pudiese elegir entre todos sus hermanos no dudaría en elegirlo una y mil veces. Ichibi no Tanuki era lo más alejado a su verdadero ser y, por la manera en que lo miraba, sus ojos decían que jamás se separaría de él.

 

Y para una existencia eterna eso…

¿Debía preocuparle?

 

 

[––––– Capítulo 1 –––––]

 

- Llueve – Tanuki se levantó de la cama donde dormía con su pareja y miró por la ventana. En esa época del año las nubes siempre eran un manchón grisáceo que cubría el sol y él las odiaba.

Lanzó un suspiró y recargó la frente en el cristal. Detestaba la lluvia porque mojaba su arena y lo debilitaba; aborrecía que las nubes ocultaran el sol porque cada cierto tiempo, cuando el viento soplaba y calaba sus huesos de esa manera tan peculiar, su pareja lo abandonaría y él no podría hacer nada.

- mmmrrgh – Kyuubi gruñó. Acababa de despertar y lo buscó somnoliento al darse cuenta que no estaba pegado a él como siempre.

No que ellos realmente durmieran pero para ahorrar chakra y permitir que el flujo de vida de sus jinchurikis continuara solían practicar esas, tan mundanas, actividades humanas.

- Hola – el mencionado saludó dejando de lado sus cavilaciones, simplemente había cosas que no se podían evitar.

En ese momento Ichibi ocupaba el cuerpo de un chico de cabello naranja y ojos castaños, ahora rondaba los veintitantos, pero cuando se apoderó de él era bastante joven. Había sido una de esas adquisiciones interesantes en uno de los mejores momentos que él y Kyuubi habían tenido como pareja en esa década.

El zorro movió la cabeza de un lado al otro para calentar los músculos y le dedicó una mirada profunda a su compañero en el proceso. Los ojos negros de su jinchuriki adquirieron los destellos rojizos de los del bijuu.

- Es ahora – como siempre Kyuubi gustaba de dirigirle una voz profunda para esas situaciones y su mirada decía: “No me sigas, no me busques y si te atreves a hacerlo te mataré”

 

Tannuki hizo una mueca, como si quisiera protestar algo, pero se contuvo mordiéndose el labio inferior y apretando los puños, temblando, cuando lo vio abandonar la cabaña que habían allanado.

Kyuubi ya le había perdonado una vez que no acatará las órdenes y no cumplió con su amenaza, pero le había dejado claro que sólo lo haría esa vez.

Decían que ellos no sabían lo que era el sufrimiento pero él discrepaba, pues que Youko lo abandonara sin decirle cuando pretendía volver a permitirle estar a su lado era “Sufrimiento”.

Lo que él hacía para calmar esa desazón era justamente el mal. Nada personal.

 

 

[––––– Capítulo 2 –––––]

 

 

A Kyuubi no Youko le gustaba la dependencia que su pareja tenía hacia él pero igualmente le fastidiaba, así que siempre que él no quisiera a Ichibi a su lado no tenía por qué soportarlo.

Generalmente decidía que estaba cansado del otro en la misma temporada del año cada cierta década, prefería que fuese en un día nublado y lluvioso pues atormentar al menor de los bijuus era uno de sus tantos pasatiempos.

Cuando estaba solo Kyuubi solía experimentar, matar, devorar o simplemente se escondía en la oscuridad a sentir el tiempo pasar. En ese momento tenía la inquietud de una esencia que hacia un tiempo comenzaba a sentir poderosa y que, para ser un humano, se le antojaba interesante.

Así que, a sabiendas de meterse en un nido de hormigas venenosas, ocultó lo más que pudo su chakra y durante meses observó con detenimiento al líder del clan Uchiha, Madara, aquel cuya pericia desafiaba a cualquier humano que hubiese pisado antes la tierra.

Los Uchiha eran en general interesantes, mataban y lideraban guerras sangrientas con el clan vecino de los Senju. Sus vidas consistían en inventar maneras de volverse más fuertes y sufrir la frustración cada vez que no lograban sus objetivos, Madara Uchiha tenía mucho de eso y Kyuubi solía embriagarse de las fuertes y negativas sensaciones que le brindaba.

Aun así, dentro de todo el desgaste emocional en aquel clan había alguien que lo irritaba: Izuna Uchiha quien, a pesar de estar rodeado de tanta perversidad, irradiaba la más pura admiración por su hermano mayor y sus deseos porque el caos terminara eran tales que sólo lograban enfermar al bijuu. Era del tipo de personas que Kyuubi más detestaba y por las que solía hacer lo que fuese para sumirlas y acabar con ellas.

 

Y mientras pensaba que la vida humana era una película cuyo protagonista Madara era tan excelso que no le apetecía intervenir, se dio cuenta del amor retorcido que el líder del clan le profesaba a su hermano menor y que, con un empujoncito, él podría volver enfermizo.

Tal vez se estaba tomando aquello muy personal pero creía que el humano más perfecto que había conocido no merecía, ni por lo menos, sentir deseos por alguien tan patético.

Madara era tan poderoso que únicamente necesitaba un poco de ayuda para que lograra desprender la maldad suficiente para que Kyuubi pudiera decir que había encontrado aquello que había estado buscando.

Al final, la esencia que lo embriagaría y lo haría sentirse completo.

 

 

[––––– Capítulo 3 –––––]

 

 

A mitad del bosque Izuna sintió escalofríos en la nuca, llevaba tiempo percibiéndolos y mientras más días pasaban más los atribuía a la guerra con el Clan Senju.

Ese día había tenido una discusión con su hermano y era por ello que estaba siendo bastante malo a la hora de acertar los blancos con la kunai. Madara solía ser muy necio y ya no sabía si aquello era lo que admiraba del mayor o si lo odiaba por completo, él estaba seguro que se estaban precipitando con el ataque, los Senju se habían estado movilizando y aquello no le traía buena espina.

Apretó un puño frustrado al ver como fallaba el blanco. Era bastante poderoso como para ser llamado el segundo al mando pero en esos momentos un genin estaba más calificado que él.

Cuando niños y antes de que comenzaran con la locura de la guerra las cosas habían sido más simples, la lucha siempre había sido entre él y Madara, pero ahora no podía evitar pensar que su aniki había alcanzado un nivel tan alto que ya no veía necesidad de tomarse molestias con él y sólo pensaba en como vencer a ese estúpido de Hashirama.

¿Acaso era que Madara ya no se daba cuenta de que él estaba ahí?

Se sentía enfadado, detestaba la guerra, no lo entendía y no le encontraba sentido, pero si su aniki lo decía él no podía oponerse, jamás se atrevería a negarle algo.

 

Tan sumido estaba en sus pensamientos que no notó cuando una presencia se aproximó a él hasta que ya estaba a unos metros detrás suyo.

- Izuna – cuando el pelinegro se giró se encontró con que Tobirama estaba parado en una rama de árbol.

- ¿Tobirama que haces aquí? – Izuna se concentró para asegurarse que no hubiese nadie a parte de ellos dos

El mencionado sonrió – Podrías saludarme, tiene tiempo que no nos vemos –

Izuna bufó – Si alguien te encuentra te irá muy mal y lo sabes, estamos en guerra por si lo has olvidado –

Rió e hizo un gesto con la mano a modo de restarle importancia – Te he extrañado y aunque sé que siempre preferiste jugar con Madara quiero preguntarte por última vez si ¿quieres venir conmigo? –

El pelinegro le dedicó ese gesto frio característico de todos los Uchiha ¿Tobirama en verdad tenía la osadía de pedirle que traicionara a su hermano?

El receptor lo ignoró - Hashirama dice que no quiere continuar la pelea pero sigue haciendo estrategias y temo que algo malo pueda ocurrirte en la próxima batalla – lo miró directo a los ojos en un voto de suma confianza tomando en cuenta de que Izuna era poseedor del mangekyou sharingan.

- Sabes que mi lugar es a un lado de mi familia – el pelinegro detestaba aquello situación como a nada – ¿Me dirías tú que tipo de estrategia usarán? –

Tobirama se meneó ansioso – Ni siquiera yo lo sé, pero aunque lo supiera... – cortó la oración intencionalmente

- Entonces – Izuna jugueteó con el flequillo que cubrió su ojo derecho al ladearse ligeramente - ¿Quién nos ha traicionado?, dudo que alguien de tu clan sea lo suficientemente bueno para vigilarnos de esa manera – resopló.

- Muchos van a morir – Tobirama se llevó una mano a la frente irritado y bajó del árbol – si pudiera ser más egoísta yo de verdad lo abandonaría todo, e iría al otro lado del mundo – tomó la mano de Izuna entre las suyas y a ambos los cubrió un leve rubor en las mejillas - Izuna, si no nos debiéramos a la aldea, a nuestra familia… si estuviéramos en otra vida ¿Huirías conmigo? –

El pelinegro sonrió con pena – ni aun estando en otra vida abandonaría a mi familia ni tú a la tuya, lo sabes –

Tobirama entrecerró los ojos y dejó salir un suspiro – podrías haber contestado simplemente que si –

- Baka, no tendría sentido mentirte –

El peliblanco lo tomó de la cabeza y junto sus frentes – Hasta que logremos terminar con esta estupidez mantente con vida –

- Tú eres quien debería preocuparse por mantenerse vivo, yo lo haré –

- Uchiha – Gruñó Tobirama y se dio la vuelta – Te veré en batalla – se despidió dándole la espalda e Izuna sólo lo vio partir sin responder al gesto.

 

Aniki ¿Por qué peleamos?

 

[––––– Capítulo 4 –––––]

 

 

Madara al igual que su hermano había sentido esos escalofríos en la nuca durante esos meses. La sensación de sentirse observado no era buena en plena guerra y mucho menos cuando por más que investigaba era incapaz de descubrir quien seguía sus pasos.

Sabía que a sus espaldas los miembros del clan solían decirle paranoico, pero ir contra los Senju ameritaba precauciones extremas y más. Él tenía muy metido en el cabeza que entre ellos había un traidor, simplemente era como si alguien se lo susurrara al oído todo el tiempo y él debía de descubrirlo, si no lo hacía le costaría la vida y la cordura.

 

En ese momento estaba sentado en el sillón de su sala de reuniones. Acababa de tener una pelea con Izuna y se acariciaba las sienes, frustrado. Se hermano había llamado a su cruzada una guerra por poder y sin sentido.

Suspiró. A pesar de los años su otouto seguía sin entender que aquello no era por la tierra o su dominio, sino una cuestión de honor y de proteger lo suyo.

 

Él lo único que quería era un mundo mejor para ellos, nada difícil de comprender. Sabía que estaba sacrificando mucho pero nada comparado con su prometedor futuro, imaginaba un mundo en el que pudiese vivir con su hermano sin problemas.

Elevó una mano y se imaginó tener a su otouto frente a él, acariciar sus suaves cabellos y derretirse con su sonrisa. No lo quería decir pero la pelea con los Senju era por él, si no hacía nada le quitarían a Izuna y no lo permitiría.

Tobirama no lo obtendría, no cuando él no podía tenerlo de la manera en que lo deseaba.

 

De pronto el ambiente se caldeo y sin embargo sintió frió atravesar sus huesos. Volvía a tener aquella sensación con una intensidad avasalladora y por instinto activó el mangekyou.

Sus ojos carmín como la sangre recorrieron toda la habitación y de un lado a otro se volvió a dar cuenta de que a pesar de saber que no estaba solo, no podía ver nada.

 

¿Quieres conocer al traidor?” Fue un susurro leve, tanto que parecía estar dentro de su cabeza “Izuna”.

 

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Su hermano nunca lo haría, pero a pesar de creerlo emprendió la carrera más rápida que pudo y sintió la garganta secársele cuando encontró a Izuna sonreírle como bobo al aire que Tobirama Senju había respirado.

- Izuna – Fue un quejido de dolor y su rostro se descompuso aún más cuando su hermano menor hizo un gesto de terror y sin ser consiente bloqueó el camino por el cual Tobirama había desaparecido.

- Madara –

 

[––––– Capítulo 5 –––––]

 

 

- ¡¿Porque?! – Madara no solía ser consiente de sí cuando se desesperaba e Izuna en ese momento lo había llevado a un nivel superior

- Tranquilízate – El pelinegro menor había usado todas sus habilidades para esquivar el ataque de su hermano, simplemente no se esperaba aquello y por poco recibe un daño irreversible – Madara, no es lo que parece –

- Eras tú – El mayor que antes tenía la respiración acelerada la detuvo por completo – Me traicionaste –

- Yo… - Izuna tembló, la voz de su hermano era completamente diferente – No, sabes que no lo haría, jamás ¡Eres mi hermano!, ¡Son mi familia! – sintió ganas de llorar – ¡NO!, yo sólo… -

- entonces, te has aliado con ellos para parar mi guerra por el poder – El sharingan giró rápidamente en su ojo

Izuna cerró los ojos y cuando los abrió resignado el sharingan también los acompañaba – Ya no hay manera de parar esto y si debo luchar sabes que siempre lo haré a tu lado, no importa el resto, ni siquiera Tobirama – lo último lo dejó salir con un murmullo y Madara sintió ese frio golpe en el estómago como cada vez que su otouto mencionaba el nombre de aquel Senju.

- Aun así te encuentras con él, ¿Cómo pretendes que te crea que estas de mi parte? –

- ¡Y ¿Qué tendría que hacer para que no lo dudaras?!, ¡ESTOY AQUÍ!, siempre lo he estado – Gruñó - ¡ABANDONÉ A LA PERSONA QUE MÁS HE AMADO POR SEGUIR TU CAUSA!, LO ENTIENDES –

Aquello no lo soportó, jamás pensaba que se lo restregaría de aquella manera en el rostro – No repitas eso jamás – Se había movido muy rápido y ahora sujetaba a su hermano menor de los cabellos, obligándolo a mirarlo fijamente a los ojos – No lo digas –

Izuna compuso un gesto adolorido pero guardó silencio unos instantes. Ambos hermanos, en acto reflejo aparecieron el mangekyou y se perdieron en los destellos rojos eran los ojos de cada uno.

 

– Suéltame – Izuna se removió un poco pero Madara no se lo permitió pasando la otra mano por su cintura y enterró el rostro en su cuello.

“No te ama”

- Me amas más a mi ¿No es así? – los susurros en su oreja le causaron un escalofrió – por eso te quedaras siempre a mi lado –

Hicieron silencio unos instantes y después Izuna devolvió el abrazo derrotado – Eres mi hermano, no te ab… aah espera me lastimas – El mayor usaba toda su fuerza para aferrarse a él

Claro que no

- Si no fuera tu hermano ¿Me amarías? –

- Yo, si, eres la persona más importante para mí –

No es verdad”

- Sabes que te quiero como a nadie - continuó

“Cuando te descuides te abandonará

- Pero ámame, yo quiero que me ames – Madara hizo un movimiento rápido y torpe, desesperado, capturó los labios de su hermano.

 

Era un choque eléctrico y suave que había deseado tener desde que tenía memoria. Había soñado tanto tiempo con probar los carnosos labios de Izuna que ahora podía morir loco de dicha y embriagado de la pasión que el simple roce le causaba.

- Mmm espera – Izuna empujó lejos a Madara - ¿Qué es lo que haces? –

El mayor no salía del estupor, necesitaba más – Dijiste que era lo más importante para ti, tú también lo eres para mí – lo tomó de los brazos para volver a sentirlo pero Izuna forcejeó y le propinó un golpe

- No, tú… - Tenía la voz entrecortada – no de esta manera, ¡Eres mi hermano! –

Si él hubiese elegido no estarías en su vida

- Pero yo te amo –

Solo eres un estorbo

Izuna se aterró. Aquello era mucho para él, no sabía qué hacer, no podía pensar. Así que girándose emprendió carrera, necesitaba alejarse de todo.

- ¡Espera! – Madara lo tomó de la mano en un intento desesperado porque no lo abandonara y cuando Izuna se giró para mirarlo no pudo reaccionar. Los ojos del mayor lloraban sangre y él ya estaba atrapado en su poderosa y perversa ilusión.

 

[––––– Capítulo 6 –––––]

 

Era de noche cuando despertó. El cuerpo le dolía y lo primero que hizo fue llevarse las manos al rostro para llorar su dolor y pena.

Por más que había rogado por que parara, lo mucho que había intentado liberarse o los gritos que lanzó sintiéndose miserable por ser vejado, él no paró.

El recuerdo de sus embestidas era tan real, tan doloroso y desgarrador que aun parecía que lo hacía, que era su verdadero cuerpo y no su psiquis quien había recibido los chupetones y arañazos.

- A…niki – Ya ni siquiera sabía cómo llamarlo. Su cuerpo estaba frio y no sabía, él ¿Podría perdonarlo?, ¿Podría aceptarlo?... ¿Lo odiaba?

El sentimiento que empujaba en su garganta, la traición, el desamor; no tenía idea de cómo describir aquello.

Aún recordaba como en cada caricia rezaba que lo amaba. Sus negros flequillos resbalando por su pecho tembloroso al tiempo que depositaba cuantos besos podía. Le confesó que siempre había querido hacerle eso, lo mucho que luchó para negarse esos sentimientos y al final darse cuenta de que era amor.

Madara le rogó, tanto como él que parara, que jamás lo abandonara y él, al final y en la cúspide de la confusión y amargura, le prometió que no pensaba dejarlo.

Era su hermano y lo quería, pensaba que no de la misma manera que el mayor esperaba, pero por más que se sintiera defraudado y humillado, ya lo había perdonado, antes de que siquiera comenzara.

Sabía que amaba a Tobirama pero la verdad era que siempre sintió algo muchísimo más fuerte por su hermano, por eso lo había elegido a él. Estaba en su bando y su amigo tenía razón “Siempre prefirió jugar con Madara”…

Siempre pensó que era porque era su hermano.

¿Sería acaso que él también lo amaba?, ¿Incluso en eso también estaría detrás de su Aniki?... en darse cuenta de sus sentimientos.

 

 

- Morirá – aquel fue un silbido frio e Izuna levantó el rostro al sentir como el ambiente se volvía, de poder más, sofocante.

- ¿Quién eres? – estaba débil pero incorporándose activó el sharingan, volvía aquella sensación que lo había acompañado esos meses.

- Él va a morir, ahora – Parado frente a la puerta cerrada estaba un chico pelinegro, su piel era pálida y sus ojos eran uno pozos negros con tintes violáceos.

- ¿Quién eres? – Izuna intentó rastrear al resto de los miembros del clan, pero no sintió nada

- Todos se han ido – comentó el chico y se acercó a él sin temer por que pudiese atacarle – hoy es la batalla decisiva –

- ¿De qué hablas?, ¿Qué quieres? ¿Quién eres? – Izuna sintió la cabeza punzarle

- Un bijuu, Kyuubi no Youko, hablo de Uchiha Madara y estoy aquí para ayudarte a cumplir un deseo – sus palabras fueron acompañadas con el brillo del fuego que era su crakra

- Kyuubi… - Izuna pudo entonces percibir el inmenso poder del ser que tenía frente a él y le creyó - ¿Porque? -

- Te he estado observando, dime Izuna ¿No te gustaría terminar esta guerra?, yo puedo terminarla si me lo pides –

El pelinegro menor se echó para atrás. Los bijuus hacían leyendas y él había escuchado muchas de ellas – Un deseo – no se fiaba de la persona frente a él, los bijuus al final eran entes malignos.

Kyuubi sonrió y desprendió una belleza que hubiera embobado a cualquiera, incluido Izuna. Dio unos cuantos pasos y aun vestido con aquella ilusión se sentó a un lado del joven – Dime Izuna – acarició con suavidad su mejilla - ¿Qué te ha hecho tu hermano? –

El menor tembló y saliendo del ensueño apartó la mano del bijuu de sí.

El zorro gruñó para sus adentros pero mantuvo el gesto apacible. Como odiaba a ese niño, si no lo necesitara ya lo hubiera matado, destazado vivo.

- Vete, no necesito ningún deseo. No hay nada que me puedas dar – Izuna temblaba y Kyuubi acopió su milenario autocontrol.

- Puedo darte el poder para que termines esta guerra – intentó volver a hipnotizarlo con su esencia, pero como suponía el sharingan protegía la visión de los Uchiha y los hacia resistentes a las ilusiones.

El menor miró a la nada y aplicó la frialdad a sus palabras – Eres un bijuu, no quieres parar una guerra –

Kyuubi sonrió – Izuna eres listo, no, eres un genio como tu hermano – Las palabras eran justas para abogar a la confusión del joven – Dime algo ¿Por qué sigues esta guerra? – el Uchiha hizo un gesto desconcertado pues no sabía la respuesta – Después de lo que te hizo aún crees que Madara merece que lo sigas a pesar de que no lo deseas. Sé que tienes miedo de que los Senju lo maten si no estás a su lado y le prestas tu fuerza, por eso lo sigues – Kyuubi buscó su mirada y lo capturó con sus siguientes palabras – y tienes razón Madara está a millas de ganarle a Hashirama y Tobirama él solo –

Izuna aceleró la respiración ansioso

- ¿Pero eso estaría bien no es así?, una vez que él muera la paz vendrá para todos. Te hizo daño y merece morir por ello –

Las palabras rondaron por su cabeza

- No – su murmullo fue débil – él me quiere y yo… no importa lo que haga porque lo amo –

 

El zorro sonrió satisfecho.

 

- Morirá – Repitió el bijuu y recibió la mirada aterrada del menor pues cuando se daba cuenta de sus sentimientos ocurría eso – ahora están en batalla –

El Uchiha se paró y sintió que su cuerpo estaba débil pero la idea de que Madara pelearía solo contra los hermanos Senju lo ayudaba a dar un paso delante del otro.

- Izuna, déjame ayudarte a terminar con esta guerra – Kyuubi también se paró y llamo cuando el otro estaba a pasos de cruzar la puerta.

El menor lo ignoró dispuesto a seguir con su camino

- ¿Crees que esto alguna vez va a terminar? Incluso ahora si logras ayudarlo, alguno de ustedes morirá – las piernas del chico temblaban – Sabes que eres débil como para hacer gran diferencia pero yo tengo el poder suficiente para acabar con todo, ¿No te gustaría que te ayudara? –

Izuna estaba consciente de ello, se sabía débil pero no confiaba en el bijuu - ¿Qué es lo que quieres a cambio? – cuestionó intentando aparentar serenidad cuando sin darse cuenta el Zorro ya estaba frente a él y le cerraba el paso

- Tú confusión – Kyuubi puso una mano a la altura del pecho del pelinegro – Eso que no necesitas –

Izuna cerró los ojos cuando el bijuu hizo contacto con su pecho y sintió la inmensidad de su poder. Fue como si por un segundo todos sus sentidos se agudizaran y su sharingan alcanzara un nivel impresionante. Alcanzó incluso a oler la batalla kilómetros hacia el sureste de donde estaban y sus deseos lo llevaron a ver a su Aniki, en mitad de una batalla que evidentemente no iba a ganar.

Hashirama era indudablemente fuerte y estaba por asestarle un golpe mortal a Madara cuando Kyuubi deshizo la conexión entre ellos, dejando a Izuna con la incertidumbre de lo que había ocurrido.

 

- Aniki – Su jadeo fue adolorido y Kyuubi sonrió al darse cuenta de que ya tenía en su poder a aquel chiquillo.

 

 

TBC

 

Notas finales:

Estoy pensando que... bueno, en el siguiente chap se los diré ;D.

Ichibi chan tendrá participación en el próximo chap porque justo ahora anda de parranda intentando detener el impulso de ir a buscar a Kyuubi y "Literalmente" joderle los planes. ¿Ustedes qué dicen? ¿Agrego un irrelevante pero divertido Madara/Ichibi?

Nos veremos, Felices fiestas

BSoS

YAIS


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