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Maldita navidad por Rie Maxi Owo

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Notas del fanfic:

Bien, aunque esto no este del todo bien hecho y aunque este muy, muy cursi, es su regalo de navidad y año nuevo.

(Si...mis regalos no son muy buenos, ¿eh?)

Sé que probablemente sientan un poco de, ¿eehm? rareza con el Hiruma de esta historia, pero este Hiruma es para mí, el cómo nuestro rubio sería si está enamorado.

You know, the love is beautiful ( ♥ )

Sin más espero comentarios de todo tipo, ¡feliz año nuevo! ♥

Notas del capitulo:

Espero les guste, al menos un poquito...♥

— ¡Ah!, Hiruma-san…—jadeó Sena, apenas consciente de sí mismo.

El mayor yacía debajo de él, dilatando su pequeña entrada de manera tortuosa; arriba, abajo, a un lado, al otro...nunca adentrándose más.

Sus huesudas manos se mantenían firmes sobre la cadera, apresándola, invitándole a seguir.

El menor jadeaba maravillosamente, lo que hacía despertar a su entrepierna aún más si era posible, y rogar a aquella suave cadera para que se moviera más rápido.

Hiruma observó las lágrimas que descendían por las mejillas de Sena, cuando comenzó lentamente a introducir su miembro en él.

Y se sintió un bastardo.

Sena quería hacer otras cosas, quería salir, quería reír, quería caminar por las lucidas calles cogido de la mano de su novio. Después de todo era navidad.

Y como pocas veces, le había expresado esos deseos a él, a su comandante del infierno particular.

Pero cómo todo demonio, él no celebraba la navidad, se excusó con ello y arrastró al corredor a su departamento, sólo para satisfacer sus carnales deseos egoístas.

El pequeño sintiéndose indefenso ante aquellos dientes feroces que deseaban morderle, no dijo nada y se dejó llevar por aquella corriente rubia que tanto amenazaba con tragarle por completo.

Ni siquiera habían bebido el ponche que "amable y desinteresadamente" Mamori le había dado a Sena para que convenciera al demonio de tomarlo.

Él, traicionero, egoísta y deseoso de lo que le pertenecía, llevó al castaño a la cama violentamente, y mintiendo cual le convenía, le comunicó a su novio que quizá comenzaría a celebrar la navidad si recibía un regalo a cambio.

Su inocencia no desistió ni en aquellos momentos e ilusionado preguntó por el producto de su deseo, Hiruma no se inmutó en nada, sabiendo que siendo quién era jamás sería rechazado por ese hermoso y lascivo pequeño.

—Quiero que follemos. Tú montado en mí.

Los ojos del pequeño no tardaron en mostrar sorpresa y en apagarla. Lo que quedó fue desilusión. Ese era el sentimiento que mostraba, pero el rubio, cegado por sus ansias no lo vio. Tal como siempre.

—Si eso es lo que Hiruma-san quiere...—comenzó el pequeño—eso tendrá.

Al oír las últimas palabras el "amiguito" de Hiruma saltó enseguida, deseoso de visitar de nueva cuenta su lugar favorito.

 

 

 

—Ah…

De verdad gemía muy bien.

Tanto, que le daba la sensación de que podría quedarse "parado" por el resto de la eternidad.

—Hiruma-san—logró decir, mientras su cadera comenzaba a moverse en círculos, alrededor de la hombría de Hiruma.

— ¿Que sucede enano?—cuestionó, evitando tartamudear por el placer.

Sena se acercó a la oreja del rubio, jadeó un poco antes de que su respiración le permitiera hablar más o menos normal.

—Te amo—dijo al fin—sólo recuerda eso.

Segundos después la semilla de Hiruma inundó el interior suave y caliente de Sena, mientras que la del pequeño manchaba sus vientres, fogosos por el sudor.

— ¿Sabes lo que has dicho?—cuestionó, haciendo emerger su miembro del cuerpo de Sena, ahora flácido—no sonaste como tú.

—Ese era el...punto—aclaró, completamente encima del mayor, aferrándose al pálido pecho.

—Eres raro jodido enano, y ¿porque te me acercas tanto?—había diversión en su voz e ironizo lo último cuándo abrazó a Sena, hundiendo el cuerpo pequeño en el suyo, haciéndoles más difícil el respirar pero facilitándoles calor.

— ¿Soy raro? —musitó Sena luego de un rato. Hiruma buscó su cara y besó sus labios, haciendo el beso profundo cuándo su lengua decidió visitar la boca tibia de Sena. Lo besó por un rato, acariciando su boca, haciendo crujir sus labios mutuamente y finalmente, mordiendo un poco su barbilla, antes de retirarse.

—Cállate—fue lo único que dijo.

Todo estaba bien.

Ambos estaban a punto de dormirse, cuándo Hiruma, movido por un pensamiento, llamó a Sena.

—Hey...—zarandeó un poco al castaño por los hombros—lo siento.

Los parpados de Sena no pudieron más que abatirse ante lo imposible.

Hiruma Youichi, aquel irrespetuoso y terco estudiante se estaba disculpando con alguien. Y ese alguien estaba vivo y entero, y podía contarles a los demás vivos su increíble experiencia.

— ¿Eh?—alcanzó a decir. Hubiera gritado, pero el aire que poseía no era suficiente.

—Que lo siento, no hicimos nada aburrido y cursi de lo que querías hacer, lo siento.

Mientras más lo repetía Sena menos lo creía. ¿Qué mierda le había pasado a su novio?

—Hice que calentaras mi polla y no te he dado nada a cambio—pero al oír eso, se dio cuenta de que no estaba frente a ningún extraterrestre de intercambio.

Aquel ser si era su novio, su tan jodido y amado novio.

—No, Hiruma-san también me ha dado algo.

— ¿Eh?, ¿tú también lo querías?

—No es eso—sonrió—es sólo que...

Un suave y rápido besó calló sus labios, que, sonrojados, clamaron explicación.

—Dúchate. ¿Crees que aún alcancemos el postre?

Los ojos de Sena se iluminaron y sus labios se curvaron en una perfecta y gran sonrisa.

— ¡Sí!—se abalanzó con los brazos abiertos hacia el otro, apachurrándolo con el suave deseo de no ser rechazado.

—Vamos, apresúrate—pidió, apretando su boca contra el hombro de Sena para ocultar su sincera sonrisa.

—Si—asintió, sintiéndose feliz y dichoso.

 

 

 

Sena se bajó de la cama de un brinco y ya se dirigía al baño cuándo Hiruma habló, no sin un tono de picardía que trataba de ocultarse bajo otro de seriedad.

—Hay que bañarnos juntos. Para ahorrar tiempo.

Sena parpadeó cómo un cachorro por unos segundos, y Hiruma por poco y comenzaba a gritar victoria, pero entonces la puerta del baño se cerró.

—Si me baño contigo nunca vamos a salir de aquí, ¡pervertido!

Hiruma sonrió.

— ¡Límpiame bien! —gritó.

— ¿Qué? —Sena asomó la cabeza de cabellos castaños mojados, para hacer su pregunta.

—Que me limpies bien. Ya sabes, si algo de esoqueda dentro de ti, con algo de suerte podríamos tener un bebé dentro de 9 meses.

Sena primero cambió de color. Luego azotó la puerta y gritó a todo pulmón.

Hiruma por su lado, reía, materializando —sin querer—, un bebé de ambos en su mente.

Sin duda tendría los ojos de Sena.

Bonitos ojos cafés de cachorro.

 

 

 

— Hiruma-san.

— ¿Hm?

Caminaban de la mano, Hiruma ignorando las miradas curiosas, molestas o entusiasmadas, y Sena fundiéndose en vergüenza gracias a las últimas.

— ¿Por qué cambiaste de opinión?

— Porque mucho.

Sena parpadeó sin entender, pero un apretón en su mano le explicó todo. Y más aún cuando Hiruma le sonrió, sin tinte alguno de malicia.

"Porque mucho", esa oración no estaba completa.

Pero si se agregaba un "te amo", se entendía de sobra.

"Porque te amo mucho", aquel era el mensaje escondido.

—Bueno...—articuló Sena, sintiendo que no se escuchaba ni a sí mismo por el repicar de su corazón—ya sabes...yo también, mucho.

Hiruma rio de su propia estupidez, aún no era capaz de decir algo tan comprometedor sintiéndolo tan potente, pero si una estupidez como esa le permitía observar aquella sonrisa de diamante en su rostro favorito, no le importaba volverse el ser más estúpido sobre la faz del universo.

—Milagro de navidad, ¿eh?—retó el menor, sabiendo que quizá algo como eso no volvería a salir de los labios de su rubio.

—Coño...no lo digas como si fuera imposible.

—Haha.

Los ojos de Sena rodaron al techo, y allí, escondido como si temiera que le vieran, una ramita de muérdago reposaba feliz pensando que nadie le utilizaría cómo excusa para posarse en labios ajenos.

Lanzó una mirada de insuficiencia a la ramilla y Hiruma curioso alzó la vista también, antes de sonreír socarrón para luego mirar a Sena.

El castaño observó a su novio con la mirada destellante de aquello que el rubio no supo describir.

Lucía hermoso, con los labios entreabiertos, que poseían una barrera que podía fácilmente ser destruida por los labios ansiosos del otro.

No dijeron nada.

Tan sólo sus respiraciones inundaban el silencioso lugar de forma cálida y agradable.

La fría mano de Hiruma se posó sobre una de las mejillas de Sena haciéndolo estremecer, pero a Sena no le importó y dejó al otro continuar.

El castaño se esperaba algo salvaje, lleno de pasión desbordada cómo el mismo demonio pero, contra la suposición los labios lánguidos y helados del rubio se posaron sobre los suyos, compartiendo sabor y calor lentamente.

Pequeños roces cargados de ternura y amor, solo tomando sus labios con suavidad sin llegar a llamar a la lascivia.

—Feliz navidad Sena—suspiró el mayor, apenas separado de los labios del otro para hablar.

—Feliz navidad Youichi—dijo feliz, para después abrazarse a su novio, apresándolo entre sus brazos con la cara tiernamente agazapada contra el pecho del mayor.

No, por mucho que lo pareciera no era un milagro, era amor.

Y la intervención de mucha, mucha programación de la temporada que había logrado poner sentimental al rubio.

Ah.

Notas finales:

¡Feliz año nuevo 2011! ♥

Mucho yaoi, mucho de todo lo que aman y disfrutan.

Felicidad, felicidad~~ ♥


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