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Fantasia Tentadora por darthmocy

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Notas del capitulo:

kaname y zero han decidido que es hora de enfrentar su realidad

ambos se gustan y desean

Capítulo 6


Estás genial con esa ropa —dijo Meg, haciendo que zero se girara a verla—. Espera a que te vean todos esos tíos. Van a necesitar reanimación.


Zero  se miró en el espejo del hotel. No estaba muy convencido del resultado. Quizás debería haberse comprado un traje mas formal para la fiesta, en lugar de acceder a ponerse el que Megan le alquilo. Aquel traje negro estaba pensado para el cuerpo esbelto de un modelo o algo asi, pero a el se le ceñía demasiado según sus espectativas.


—En serio: estás fantástico —Megan le arreglo el pelo —. Tienes un pelo precioso y poco común. No deberías llevar spary o gel nunca.


—Es que me estorba —dijo, aún incapaz de creer el aspecto que veía reflejado en el espejo.


Megan frunció el ceño.


—Entonces, recortalo un poco solamente de la parte de enfrente  para no tenerlo en la cara, pero no lo escondas. Asi no le gustaras a nadie a muchos les gusta el cabello al natural


—A mí no me importa lo que a ellos les guste —replicó.


La respuesta de Megan fue un suspiro y siguió retocando el  pelo hasta que lo declaró perfecto.


—Nadie te va a reconocer, cariño. Tim hace años que no te ve y no sabrá que eres tú. Y Kaname  se va a quedar sin habla.


Zero terminó de ponerse las mancuernillas y la miró.


—No empieces.


Megan puso los brazos en jarras y lo miró fingiendo inocencia.


—¿Que no empiece con qué?


—Pues que no intentes liarme con Kaname . Ya te he dicho que no me gustan los hombres, además somos socios y eso es todo. Y antes de que digas que tú no has intentado tal cosa, te diré que ya lo hiciste ayer en el albergue.


Megan le ayudó a ponerse la corbata.


—Eres un tpnto, zero. ¿Qué sentido tiene trabajar con un tío como Kaname si no piensas seducirlo? Si yo no estuviera casada, estaría persiguiendo a Kaname por todo el hotel.


 


—¡Ah, se me olvidaba! Tienes que llevar esto.


Zero  se acercó y se detuvo de golpe al ver lo que su amiga llevaba en la mano.


—¡Por amor de Dios, Megan! No voy a necesitar preservativos ni lubricante.


Megan elevó los ojos al cielo y los guardó en la mesilla.


—Nunca se sabe.


Zero  respiró hondo. Sabía que Megan solo pretendía ayudar, pero estaba apuntando muy lejos.


—No voy a tener nada con Kaname  además somos hombres – que idioteces estaba diciendo -.


Megan sonrió.


—De acuerdo. A mí me parece perfecto que no quieras tener una relación a largo plazo con él, pero los dos estáis aquí esta noche, estás de muerte con ese traje y con un poco de suerte, puede ocurrir algo. Así que…


—Vamos a llegar tarde —dijo zero. Había decidido no discutir con ella. Era lo mejor. Recogió la cartera  y tiró del brazo de Megan—.Vámonos.


Pero al subir al ascensor, sintió que el estómago se le hacía un nudo. ¿Qué pensaría Kaname al verlo? ¿Tendría la misma opinión que Megan? ¿Le importaría algo su aspecto?


Lo raro era que Kaname  parecía sentirse atraído por él  independientemente de lo que llevase puesto. Lo había besado en Dallas llevando él su aburrido traje. ¿Sería porque Kaname  flirteaba con todas las personas  independientemente de su aspecto?


Como el pensamiento no le gustó nada, lo apartó. Aquella noche iba a disfrutar. Estaba con una de sus mejores amigas, aquel traje le quedaba genial y se sentía de maravilla. Por una noche, podía olvidarse de la agencia y del futuro.


******************************


 


Cuando llegaron abajo, salieron del ascensor y fueron al bar en busca de Kaname y Tim. Los encontraron viendo un partido de béisbol en la televisión.


Tim fue el primero en verlos. Era un hombre alto al que empezaba a faltarle el pelo y su personalidad tranquila era el contrapunto perfecto a la exuberancia de Megan.


—Hola, zero —dijo, acercándose a su mujer para rodearle la cintura con el brazo—. Estáis de infarto ………………...


Megan lo besó en la mejilla.


—Gracias, tesoro. Estoy totalmente de acuerdo: zero  está guapísimo. Nada de trajes de chaquetas holgadas  o cabellos aplastado con gel.  Va a ser la persona más sexy de la fiesta. ¿No te parece, Kaname?


Zero hubiera querido estrangular a Megan y al volverse a Kaname para decirle que no era necesario que estuviera de acuerdo con su amiga, las palabras se le evaporaron en los labios.


Fuego. La mirada de Kaname era puro fuego liquido sus bellos ojos tenían un tinte carmesí . La sangre se le disparó en las venas y dio un paso hacia él antes de pensar si era juicioso o no hacerlo. Él también estaba muy guapo. Llevaba el traje que más le gustaba a el, uno negro  de Armani que le hacía parecer un sueño hecho realidad.


—       Zero , estás impresionante —dijo en voz baja , hubiera querido decir hermoso pero sabía que era algo que haría enojar al cazador asi que se contuvo de hacerlo —. Absolutamente devastador.


No cabía duda de su sinceridad y aunque no quería preocuparse por lo que Kaname pudiera pensar de su aspecto, no podía evitarlo. Le importaba y mucho. Y saber que él lo encontraba impresionante le hacía sentirse  de maravilla.


—Gracias. Tú también estás muy bien.


Kaname le guiñó un ojo.


—Eso se lo dirás a todos.


Cuando tomó su mano, el corazón se le desbocó. Las cosas iban mal. Muy mal. Había razones más que suficientes para que Kaname  y él  mantuvieran las distancias. Razones basadas en la lógica, pero en aquel momento, no se le ocurría una sola.


Kaname se acercó a su oído para decirle:


—Estás verdaderamente guapísimo, pero tengo que decirte que también me gustas con esos trajes de maestro  tuyos. Me aceleran el pulso.


Zero  no supo si reír o besarlo.


—Ah, sí. Reconozco que mi aspecto habitual es irresistible.


—Eso creo yo.


Zero lo miró a los ojos. No podía estar hablando en serio. Pero la media sonrisa con la que lo miraba le empujó a creerlo. Y saber que Kaname  lo encontraba atractivo aun sin llevar un smokin  como aquel lo hacía sentirse… especial.


—Gracias por decirme algo así.


Él le apartó un mechón de la cara.


—Lo digo y lo pienso.


—¡Eh, chicos! —los llamó Megan—. Ya tendréis tiempo esta noche de deciros secretitos al oído. Ahora tenemos que darnos prisa si no queremos llegar tarde.


Kaname  sonrió a Megan y Tim sin soltar la mano de zero.


—Vámonos, entonces. Lo vamos a pasar bien esta noche. ¿A que sí, zero?


Él se limitó a asentir, porque el corazón lo tenía en la garganta. Aquella noche iba a ser muy divertida. Miró a Kaname, que lucía aquella endiablada sonrisa suya y se corrigió: aquella noche iba a ser muy divertida.


**********************


—No tenías por qué haber hecho esa donación al albergue —dijo zero.


Kaname estaba mirando a Megan y Tim y a Takuma  y su novia, que bailaban en la pista, pero en aquel momento se volvió a zero. La verdad es que estaba increíble. Vibrante. Sensual.


Y lo deseaba. ¡Cómo lo deseaba!


—¿Quieres bailar? —le preguntó, decidido a utilizar cualquier excusa que pudiera acercarlo a su cuerpo.


—Prefiero dar un paseo. Hace calor aquí.


¿Calor? Aquello era el infierno. Sobre todo cada vez que zero se inclinaba para acercarse a hablar con Megan. El movimiento mostraba sus perfectos musculos tonificados por el ejercicio


—Me parece buena idea —contestó y se levantó para apartar la silla de zero.


El hotel tenía un jardín muy elaborado y varias parejas paseaban ya por sus caminos de césped. Ojalá el aire fresco de la noche le enfriara la sangre. Pero la atmósfera era veraniega, e iba a costarle mucho dejar de pensar en sexo.


—¿Por qué lo has hecho? —preguntó zero.


—¿El qué?


—La donación al albergue. Porque Megan sea amiga mía no tenías porqué colaborar.


Kaname se paró para mirarlo. La luz de una de las farolas le iluminaba la cara. Su expresión era cálida, dulce y lo único que él deseaba era quitarle aquel traje  y hacerle el amor hasta la extenuación. Respiró hondo y se obligó a mirar hacia otro lado.


—Me gustan los animales —dijo—. Mi hermana dice que una cara triste me puede.


—¿Tienes una hermana?


—Sí. Yuki. Es más joven que yo y está en la universidad —echó a andar con la esperanza de deshacer el hechizo. Habían acordado no volver a besarse, pero no se lo estaba poniendo fácil. Zero  lo estaba mirando como si acabase de regalarle la luna por el hecho de que le gustaran los animales y tuviera una hermana.


—¿Estáis unidos? ¿La ves a menudo?


Zero le rozó con el brazo y él no pudo moverse.


—Mucho.


—Eso me gusta.


Su voz le obligó a apartarse un poco.


—No dirías lo mismo si vieras cómo nos peleábamos de niños. Siempre me ponía en ridículo delante de mis novias.


Lo único que consiguió fue que la expresión de zero se volviese aún más dulce. ¿Hasta cuándo iba a resistir?


—       Zero, creo que deberíamos volver a entrar —dijo, con la esperanza de poder escapar antes de que llegase a cometer una estupidez.


Pero en lugar de encaminarse de vuelta al hotel, se acercó más a él.


—Eres un buen hombre o debería decir vampiro sangre pura , Kaname kuran.


Aquello fue la gota que derramo el vaso.


—No, no lo soy —dijo, mirándole a los ojos—. Estoy pensando toda clase de cosas malas en este momento. Me pediste que no volviera a besarte, pero si seguimos aquí fuera, no podré mantener la promesa. Y para que lo sepas, quiero hacer mucho más aparte de besarte.


—¿Ah, sí?


Su voz parecía ahogada.


Kaname apretó los dientes.


—Así que tenemos que entrar.


—Primero dime una cosa: ¿sigues saliendo con Ruka?


¿De dónde se habría sacado esa idea?


—No. Al final, ni siquiera le pedí que invirtiera en D&S.


—¡Oh!


—zero , no estaría aquí contigo si estuviera saliendo con otra persona. Sólo para que lo sepas… hace mucho que no hay una persona, mujer u hombre  en mi vida.


Él le contestó con una leve sonrisa que atizó aún más el fuego de su deseo.


—En ese caso, ¿y si yo sintiera lo mismo que tú? —ladeó la cabeza, estudiándolo—. ¿Y si yo también quisiera hacer algo más que sólo besarte?


Kaname sintió que se quedaba sin aire y este se hacia mas pesado a cada momento. No se esperaba algo así.


—¿Crees que es buena idea? Yo creía que estábamos de acuerdo en que tener una aventura es arriesgado.


—Lo sé —admitió—, pero no vamos a trabajar juntos durante mucho tiempo más. Tú ya estás buscando inversores y yo no tardaré en dejar de formar parte de D&S.


Kaname respiró hondo.


—Tienes que saber que… que no estoy interesado en sentar cabeza.


—Yo tampoco busco algo a largo plazo. Ademas yo quiero regresar a la asociación, ser cazador de tiempo completo Cuando hayas comprado mi parte. No tendré tiempo para una relación —dio un paso hacia él—. Creo que los dos queremos lo mismo, sobre todo esta noche.


¿Pero de qué lado estaba el? Zero  no le parecía de las personas  que querían aventuras casuales.


—No estoy seguro de que queramos lo mismo. Lo que yo quiero es que te despidas de tus amigos, volvamos al hotel, nos metamos en la primera cama que encontremos y no salgamos de ella en dos días. —Alargó el brazo y rozó su mejilla. La necesidad hizo que su voz sonase ahogada al decir—. Quiero hacerte el amor de todas las maneras que se me ocurran. Quiero oírte gritar mi nombre y luego quiero volverte tan loco que no puedas recordar ni cómo te llamas. ¿Es eso lo que tenías pensado?


El corazón le saltaba en el pecho mientras esperaba la respuesta. Durante un momento se miraron el uno al otro.


Un hombre inteligente le llevaría de vuelta al hotel, le desearía buenas noches y se metería de cabeza en su propia habitación antes de que las cosas llegasen demasiado lejos. Un hombre inteligente reconocería el peligro al verlo. El estar con un cazador no era sensato.


De modo que quizás no fuese muy inteligente al fin y al cabo. Porque cuando zero  susurró la palabra «Sí», se acerco despacio hacia él y su último pensamiento antes de que sus labios se encontraran fue que quizás ninguno de los dos fuese muy inteligente.


Zero  no se había dado cuenta de lo mucho que deseaba besarlo hasta que sus bocas se unieron a pesar de las diferencias de él ser un cazador y Kaname un vampiro  de sangre pura. La sensación de estar haciendo lo correcto fue instantánea. Sobrecogedora. Aquello era lo que tanto había esperado, lo que llevaba semanas deseando.


Sobre todo aquel día. Todo el día se había sentido más cerca de él de lo que lo había estado de cualquier otra persona.


Y es que durante las últimas semanas, había llegado a confiar en Kaname . Tras la desaparición de Ichiru, él se había quedado y juntos estaban salvando la agencia y sus inversiones. Lo admiraba por su fortaleza, por la forma en que trataba a la gente a su alrededor. Kaname estaba resultando ser completamente distinto a lo que él esperaba. Siempre le había parecido un hombre como su hermano o su padre. Un hombre que sólo se preocupaba por sí mismo. Pero era mucho más. Y aquella noche, mirándolo con el deseo brillando en esos ojos color vino con destellos rojizos, era irresistible.


¿Qué daño podía hacerles rendirse a la necesidad de lo que ambos sentían? Los dos eran adultos sin compromiso. ¿No debería aprovechar por una vez la oportunidad de hacer el amor con una persona  que lo volvía loco? ¿Por qué su vida tenía que estar siempre tan controlada?


Cuando sus labios se rozaron, el deseo lo sacudió y supo que estaba haciendo lo correcto. Quería estar con Kaname , experimentarlo todo con él por primera vez. Casi sin pensar, le rodeó el cuello con los brazos para acercarlo más. Nunca había sentido aquella tentación de estar con un hombre y no uno cualquiera sino un vampiro de snagre pura, se hundiría en el infierno  , pero deseaba a aquel maldito y arrogante sngre pura. A aquel hombre divertido, sexy y tierno y porque no decirlo peligroso.


Despacio, con caricias lánguidas, exploraron sus bocas y la cordura se vio reemplazada por la necesidad, una necesidad imperiosa y primitiva.


—Kaname  —susurró sin voz cuando él le besó en la frente.


—No podemos hacer esto aquí —dijo él, mirándole a los ojos—. ¿Quieres que volvamos al hotel?


Sabía lo que estaba haciendo: pretendía darle otra oportunidad para que cambiase de opinión, pero no lo dudó.


—Sí.


—De acuerdo.


************************


Tomó su mano y juntos volvieron a entrar al hotel. Primero buscaron a Takuma  y a su novia y después se despidieron de Megan y Tim y en un taxi, volvieron al hotel en el que estaban hospedados. De camino, Kaname volvió a besarlo una y otra vez, unos besos lentos y profundos que lo dejaron ardiendo, débil y emocionado por no decir muy exitado.


—       Zero, me estás volviendo loco —dijo él con voz áspera y cuando él le apretó con los brazos, gimió en su boca. Zero sabía bien cómo se sentía, porque Kaname sabía como debía saber el mismísimo paraíso, el mismísimo pecado.


Llegaron al hotel tras un recorrido que fue toda una eternidad para zero . Sin decir nada, Kaname pagó el taxi y los dos atravesaron el vestíbulo. En el ascensor, siguió dándole la mano y sólo allí y durante un breve segundo, zero  sintió dudas, pero se negó a escucharlas. Aquella noche con Kaname no significaría nada y ya se aseguraría de que no cambiase nada. Por una vez quería desbocarse, experimentar el fuego, la lujuria, la locura.


—¿Estás completamente seguro? —le preguntó Kaname  una vez más cuando ya estaban frente a la puerta de la habitación de zero .


Zero solo  se sonrió.


—¿Es que no aceptas un sí como respuesta?


Para convencerlo, abrió la puerta y tiró de él para hacerlo entrar. Aquella iba a ser su noche, el momento elegido para ser la clase de persona  que nunca se había permitido ser hasta aquel momento, esta no che no le importarían los prejuicios de la asociación de cazadores, ni la idea de que los vampiros en especial los sangre pura eran bestias con piel de humana, ni tampoco que Kaname fuera hombre, siempre le habían gustado las mujeres pero él Kaname tenía algo que lo volvia totalemnte loco y ya no podía ni quería resistirse  ………………..


Cuando Kaname volvió a besarlo, ladeó la cabeza para saborearlo mejor y acarició con la lengua su labio inferior. Y cuando él respondió, la necesidad lo empujó con una urgencia inusitada.


—Hazme el amor, Kaname  — le susurró.


Él sonrió.


—Será un placer.


Kaname no podía recordar la última vez en que el deseo le había atacado de aquel modo. Zero  lo volvía loco. Frenético, hacia que la bestia que mantenía dormida dentro de él despertara y quisiera saciarse de zero. Quería tomarlo allí mismo, en aquel preciso instante. Contra la puerta. Con todas sus fuerzas. Después en la cama, despacio y con suavidad. De todas las formas posibles.


Pero no podía hacerlo hasta no estar seguro de que el comprendía que aquel frenesí iba a conducirles solo al sexo. Nada de promesas. Nada de compromiso.


Lo miró a los ojos, pero no encontró en ellos duda alguna. Aun así, intentó inyectar algo de cordura a la situación era lo minimo que le debía


—zero , tienes que entender que yo no quiero una relación seria, ni un matrimonio. No puedo prometerte nada, somos de mundos diferentes —respiró hondo—. No puedo ofrecerte nada y quiero que me digas por última vez que lo comprendes.


Esperó con impaciencia su respuesta, preparándose para su reacción, consciente de que corría el riesgo de que le dijera que había cambiado de opinión. Pero no iba a aprovecharse de él . Si zero quería practicar el sexo con él aquella noche, tendría que ser consciente de que respondería sólo a una necesidad física.


—No había pensado pedirte que te casaras conmigo —contestó él con una sonrisa—, a menos que tengas la sensación de que me estoy aprovechando de la debilidad de un sangre pura .


Él se rió.


—Cuento con ello.


La risa de él  fue más un suspiro.


—Bien, porque eso es precisamente lo que pretendo hacer. Sin embargo —dijo, acariciando su hombro—, tengo que reconocer que el sexo nunca ha conseguido hacerme olvidar mi nombre, aunque me gusta la idea —con un solo dedo, recorrió la línea de sus labios—. Me gusta mucho. ¿Crees que podrás cumplir esa promesa?


Kaname  no había estado tan seguro de algo en toda su vida.


—Desde luego.


Él sonrió y lo beso. Kaname lo abrazó contra su cuerpo para que se diera cuenta de lo que le excitaba y cuando él se frotó contra su cuerpo , un gemido se le escapó de los labios.


Con la sangre volándole por las venas, se rindió a la necesidad de acariciarlo. Primero la curva de su espalda, luego la de una cadera. La suavidad de los pectorales  firme y bien tonificado por encima de la ropa . zero separó su boca, con esfuerzo puesto que él no quería y tomó su mano.


—La cama está por aquí.


—Me alegro de que tú lo sepas, porque he perdido el sentido de la dirección —contestó él.


Riendo, zero  apagó la luz.


—De eso nada —contestó él, impidiéndoselo—. Quiero verte.


Quería ver su cuerpo desnudo, mirarlo a los ojos, esos ojos color amatista cuando lo penetrase, poder contemplar su rostro debajo de él mientras lo acariciaba y sobre todo cuando alcanzase el clímax. No podía recordar si alguna vez había sentido lo mismo por alguna otra perosna, pero se negó a analizar aquellas emociones no era el momento . Aquel era el momento de pensar  solo en el placer que sentirían, el  placer de sentir las mano de zero recorrer su cuerpo.


Por una décima se segundo, vio indecisión en sus ojos.


—No soy tan………………..  atractivo  como las personas a las que tú estás acostumbrado, yo no tengo experiencia en , con – pero kaname no lo dejo terminar -


—No. Eres mucho más hermoso y atractivo Tanto que no puedo explicarte cuánto te he deseado.  y con respecto a lo otro no te preocupes – no dijo nada más - Fue a besarlo de nuevo, pero él lo detuvo con una mano en el pecho. Lo estudió con intensidad y lo que viera en sus ojos pareció convencerlo de que estaba siendo sincero. Luego se separó un par de pasos.


—cuando te conoci y me di cuenta que me gustabas empece a tener un sueño —dijo, sonriendo—. ¿Te interesan los sueños, Kaname?


Estaba completamente seguro de que el corazón se le había parado durante unos instantes.


—Estoy dispuesto para cualquier cosa. Esta noche va a ser perfecta para ti, Chibi.


—Bien.


Respiró hondo y se deshizo del saco y lenta muy lentamente se desabrochoso al camisa y se la quito dejándola caer  a sus pies.


—Ahora, tú.


Sus palabras fueron apenas un susurro en el silencio de la habitación.


Kaname sintió que el deseo le palpitaba con fuerza al mirarlo. Su blanca piel era hermosa  deseable el pantalón lo tenia abierto a media cadera y se notaba la ropa interior de color negro que estaba usando . A él siempre le había encantado la ropa interior negra y aunque tenía prisa, le dejó hacerlo a su manera. Quería que aquella noche fuera inolvidable y aun mas sabiendo que el nunca había estado con un hombre así que satisfaceria todos sus sueños. Y por su parte, estaba decidido a saborear cada segundo, cada caricia, cada suspiro que lograra arrancar a este hermoso y terco cazador.


Se quitó la chaqueta y la dejó sobre una silla sin apartar la mirada de zero. Estaba tan hermoso (era la palabra correcta aunque a él le disgustara,mucho más que cualquier vampiro con el que hubiera estado antes)  tan perfecto que las manos le temblaron al desabrocharse la camisa. Al final, consiguió deshacerse de ella y la dejó junto a la chaqueta. Cuando volvió a mirar a zero, le encontró con la atención puesta en su pecho. Dio un paso corto hacia él y se detuvo.


Zero  lo miró por fin a los ojos.


—Siento… siento mirarte así. Es que eres tan… eres tan…


Él se rió. A pesar de no haber estado tan excitado en toda su vida, no pudo resistirse al deseo de bromear.


—¿Increíble? ¿Fenomenal? ¿Sobrecogedor?


Su sonrisa fue pura picardía.


—Sí a las tres cosas  además de arrogante y sexy —contestó y sin poder evitarlo se sonrojo el le estaba dando piropos un un sangre pura - señaló con un gesto sus pantalones—. Aún estás en tu turno dijo mientras dejaba caer sus propios pantalones al suelo


—¿Eres siempre tan mandon? —se quejó mientras se desabrochaba los pantalones. Ansioso por terminar con aquel juego, se quitó los zapatos y los calcetines al tiempo que el pantalón y se quedó delante de él en calzoncillos—. ¿Los recuerdas?


Zero tardó un instante en contestar. Parecía estar totalmente concentrado en aquella ropa de color negro.


—¿Te los has puesto para mí?


—Sí.


Su sonrisa fue muy dulce.


—Gracias.


—Puede que no pienses lo mismo cuando te diga que espero que te pongas ese pijama de color negro en algún momento de esta noche, porque pienso quitártelo después con los dientes.


Zero enrojeció, pero en lugar de parecer avergonzado, parecía excitado.


Kaname estudio su pecho desnudo y bien tonificado. No estaba seguro de cuánto más iba a poder aguantar. Estaba ardiendo como un volcán.


—Ahora estoy completamente seguro de que estamos igual —dijo él, la voz áspera por la necesidad.


—Sí —musitó él.


Cuando movio los brazos hacia abajo para deshacerse de lo que le quedaba de ropa Kaname  contuvo la respiración. Era evidente por la pequeña torpeza de sus movimientos que nunca había estado realmente con un hombre y el hecho de que confiase tanto en él como para atreverse a explorar aquella fantasía con él le hizo sentirse humilde.


Por fin, con una agónica lentitud, se quito lo que quedaba de la ropa. Por un segundo, vio incertidumbre en sus ojos y sin mas la dejó caer al suelo.


Kaname no pretendía mirar tan abiertamente, pero no pudo evitarlo. Era tan… perfecto, nunca había vista tanta perfeccion en un humano y menos en un cazador, el crei que todos eran toscos , llenos de cicatrices pero no era así, sabia por Ichiru que zero ejercía como cazador y se ejercitaba diariamente y sus pectorales y bíceps pedían a gritos que una lengua los acariciara. Gimió.


—Ese gemido, ¿es bueno o es malo? —preguntó él.


Kaname  sonrió.


—Significa que he debido morirme e ir al cielo.


Él sonrió tímidamente, complacido y Kaname se dio cuenta que no podía seguir negando que aquel maldito y terco cazador le llegaba muy adentro. Por supuesto que sentía algo por zero. Le gustaba y lo respetaba, pero eso era todo. Aun así, pretendía pasarse toda la noche demostrándole lo deseable que era.


Quería acelerar aquel espectáculo visual, así que se quitó los calzoncillos y se le acercó.


—¿Es cosa mía, o hace mucho calor aquí dentro? —le preguntó, rodeando su cintura.


—Hace muchísimo calor.


Murmurando una disculpa, deslizó una mano entre sus muslos y entonces sintió como se  endurecía y  vio cómo sus ojos se oscurecían de deseo.


—Ya no quiero jugar más. Ha llegado el momento de que nos pongamos serios —dijo y ahogó su boca en un apasionado beso.


 

Notas finales:

espero que les guste el capitulo

lamento al tardanza en actualizar


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