Correr era todo lo que podía hacer para salir de aquel infierno, tenía que huir de esa vida de mierda como fuera y más importante aún alejarme del lado de aquél que por años ha abusado de mí, torturando y humillándome por que estoy seguro cualquier lugar del mundo es mejor que junto a él. Por eso debía correr alejarme lo más rápido que dieran mis piernas, correr hasta quedar sin aire.
Podía escuchar perfectamente los pasos de aquellos que me perseguían, si no apresuraba mi carrera me atraparían y estoy seguro el castigo por mi osadía no seria agradable. Aunque dudo me haga algo que ya no me haya echo.
Y es que ser el juguete sexual del príncipe no es ninguna gracia, al menos para mí; me siento sucio cuando él trata de hacerme suyo yo mismo me doy asco, y la verdad no quiero morir en un lugar y con una vida así. Yo quiero conocer la libertad y sobre todo el amor, sí ese sentimiento que dicen te lleva al cielo y te deja en el infierno de un suspiro, jamás he sentido esas mariposas en el estomago o esa plenitud y nervios al estar cerca de la persona amada, y de verdad quiero sentirlo.
El sol al fin da las primeras señales del nuevo día, he corrido toda la noche sin detenerme, la verdad no se donde estoy, me siento cansado solo quiero sentarme y dormir; pero para eso debo encontrar donde primero.
Camino unos pasos mas dando con una posada, la cual tienes estacionada una carreta afuera, y una loca idea cruza mi cabeza, con mis últimas fuerzas corro hasta llegar a está y me meto dentro, y está al ser techada y para mi suerte está llena de cosas, será un escondite perfecto por algunos minutos.
Lo único malo es que en cuanto pongo mi trasero en el piso de la carreta el sueño se apodera de mi, lo que pase conmigo ahora dependerá de la piedad de Kami.
[Mientras en un castillo no muy lejos]
- ¡¡Como que no lo encontraron!! –
- Lo sentimos su majestad, pero desapareció – decía un hombre mirando la imponente figura delante de él, misma que tenia sus azulinos ojos fijos en él – es mas rápido de lo que parece –
- ¿Me estás diciendo qué un niño fue más listos qué ustedes? – se levanto de su trono y camino hasta quedar frente al hombre - ¿me estás tomando el pelo acaso? – el soldado solo podía temblar.
- No su majestad, eso jamás - dijo el atemorizado hombre bajando la cabeza- es solo que, pareciera como si la tierra selo hubiera tragando – dijo para tratar de calmar un poco la furia de su reina.
- Escúchame bien. Tienes hasta mañana al medio día para encontrarlo o será tu familia la que page tu incompetencia – su vos sonó fría, tanto que todos lo que estaban ahí en ese momento sintieron miedo.
- Si mi señora – sin mas el hombre iso una reverencia y luego salió del gran salón, tenía que encontrar al muchacho como fuera o su familia lo pagaría, ya bien sabia lo que era capas de hacer la soberana de Castle.
- Mas les vale traerlo antes de que mi hijo vuelva – se dijo para si – no quiero ni pensar en lo que hará si se llega a enterar que Ruki escapo -
Y es que ella conocía bien el carácter de su primogénito y peor aún, la obvención de éste por el pequeño rubio. Y es que éste había sido su más grande dolor de cabeza si hijo era capas de quemar aldeas enteras por aquel rubio.
Matsumoto Takanori, hijo supuestamente de una de las empleadas del castillo, y si supuestamente por que el peque no era nada mas que un hijo bastardo del rey, mismo que en uno de su viajes tubo la osadía de engañarla fruto de ese engaño fue Takanori, al morir la madre de éste el Rey trajo al niño a vivir al castillo aunque claro está jamás podría darle el apellido, así como tampoco reconoceré como tal.
La mejor opción fue entregarle el recién nacido a una de las sirvientas que lo crio como propio; y ese mismo niño era el que había logrado conquistar el corazón de su hijo, el príncipe Satoshi Shinohara mismo que a través de los años se había obsesionado con el rubio. Por eso Miyuki temía cual seria la reacción de su primogénito.
Por que cuando vio a su hijo mirar al pequeño de cierta manera supo que aquello no terminaría bien, y así fue.
- Tengo que encontrarlo a como de lugar – se dijo sentándose nuevamente en su trono. Y es que desde la muerte del su esposo y padre de Satoshi que éste se había transformado, era violento y muy cruel incluso con ella
[Mientras en la carreta]
El dueño de ésta dio marcha a su viaje de regreso a su hogar sin siquiera imaginar que dentro de está estaba quien cambiaría su mundo por completo.
- Espero mi madre tenga la comida lista cuando llegue – se quejo – me muero de hambre –
Mientras detrás el rubio dormía plácidamente ajeno al hecho de que la carreta se movía, y más aún que en ese viaje
conocería lo que tanto espero, el verdadero amor.