Capítulo 2: los que residen en el cielo
Un muchacho de cabello castaño se movía un tanto inquieto en las sábanas blancas de una cama ajena, en sus sueños se hallaba la última persona que vio y que por algún motivo no podía dejar de pensar
-parece que está soñando contigo…- decía con una pequeña sonrisa un hermoso hombre de cabello azulado y ojos azul profundos, mientras de su frente desaparecía una marca un tanto extraña,* era el arcángel Nowaki quien dominaba el viento al igual que tenía el mayor poder de curación** y estaba vestido con un traje completamente blanco, a diferencia del otro que traía otro traje del color del cabello de Nowaki con una corbata amarilla
-¡déjate de juegos y dime si se encuentra bien!- anunciaba el hombre de ojos violetas
-tranquilo Akihiko él está bien… aun con tu hougan pudiste saber cómo se encontraba – le recordó mientras tapaba a Misaki con las sabanas que había hecho a un lado aun en sus sueños
-el hougan que tengo no es tan fuerte como el de un arcángel- reprochaba sentándose al lado del chico
-el hougan se utiliza para que la naturaleza te preste el poder, el poder de ataque y de auxilio se te dan fácil, ¿me vas a decir que el de curación no se te da?
-mejor calla, quería estar seguro de que Misaki estuviera bien, y ¿quién mejor que tú?- se levantó de donde se encontraba y se dirigió a la salida seguido por el arcángel que había sacado aquellas hermosas alas.
-¿él es el chico de tu nueva misión?- miro al mayor y noto cierta tristeza en su mirar
-si… él… ha sufrido mucho… toda su familia murió…
-si escuche de ello… ¿no era la ángel Hitomi la que estaba más cerca de él? ¿Por qué te dio Dios esta misión?
-bueno…- lo miro a los ojos y susurro -es mi última misión, después de esto tendré que regresar al Tenkai***- se dirigió a las escaleras pero fue detenido por Nowaki el cual se hallaba flotando enfrente de el
-¿estás seguro de dejar todo lo que creaste en este mundo?- lo miro con preocupación.
-yo ya sabía que esto podía pasar, después de todo yo no soy un humano- lo aparto y bajo las escaleras para sentarse en uno de los sillones rosados del departamento en el cual vivía.
-eres un ángel… -susurro tras haber llegado hasta el sin tocar el suelo- pero eso no significa que no puedas ser feliz…
-¿discurso de un arcángel?... mira yo…
-¿qué pasa?- pregunto al ver que paraba de golpe lo que iba a decir- ah ya va a despertar… entonces mejor me voy, luego nos vemos Akihiko…
-como que “luego nos vemos”, ¿tu…?- miro al chico con sorpresa
-sip, ahora también yo fui mandado a una misión, Dios me dijo que era el único que podía llevarla a cabo
-¡guau!, así de importante debe de ser para que “el” mande a su arcángel favorito- se levantó de su asiento con una sonrisa burlona
-ya deja de decirme “arcángel” y además… -se elevó y voló hasta la ventana abierta para antes de salir volando mencionar- tú también eres uno de sus favoritos- y se marchó enseñando su hermosa sonrisa
-ese arcángel… -dirigió su vista a la puerta del cuarto donde el muchacho se encontraba descansando – espero y el chico se encuentre bien pero… es muy lindo…
En el cielo nocturno de Tokio…
-¡¡¡NOWAKI!!!
-eh?- se detuvo en el aire y voltio encontrándose con un joven rubio también con alas- ¡¡¡¿Shinobu?!!! –espero a que el chico llegara a el- ¡¿qué haces en la Tierra?!
-¡¡¡¿¿¿TU POR QUE TE FUISTE DEL TENKAI SIN AVIZAR???!!!
-es que…
-¡¡¡SABES CASI CASI TE VOY A BUSCAR AL CHIKAI!!!**4 - gritaba mientras agitaba los brazos
-tranquilízate…- lo miro y noto que el ángel estaba molesto- hay que bajar sería peligroso que alguien nos vea
Así ambos bajaron a tierra firme, se encontraban en un parque solitario con columpio y demás juegos que se hayan en ese tipo de lugares
-guarda las alas… -vio que el chico no le hacía caso y volteaba a todos lados- es la primera vez que bajas a la Tierra ¿cierto?
-si… pero eso no importa, ¿POR QUE…?
- …¿por qué baje a la Tierra?, bueno Akihiko quería que viera a alguien, y además… tengo cosas que hacer aquí- miro a la dirección hacia donde momentos antes se dirigía
-¿“cosas”?, ¿tú también fuiste mandado como “ángel guardián”?
-¡sip!- respondió con una sonrisa
-¡no deberías estar feliz!, no se supone que los arcángeles deben ayudar a todos los ángeles en el Tenkai?, no entiendo a Dios…
-Shinobu, cálmate…
-… ellos no valoran nada de lo que Dios les da ¡¡¡y aun así él manda a sus ángeles y arcángeles a ayudarlos!!!
-¡¡¡SHINOBU!!!- grito el peli-azul asiendo que el menor se callara, pero también se asustara, cuando Nowaki se lo proponía podía dar miedo- ¿quieres calmarte?, no deberías hablar así de los humanos, Dios y también nosotros deberíamos quererlos…
-PERO…
-pero nada…- lo interrumpió y le puso ambas manos en los hombros mientras suspiraba- regresa al Tenkai, no creo que me lleve mucho tiempo mi misión, te encargo mis deberes, ¿de acuerdo?
-de acuerdo- respondió resignado, se elevó con las alas que no guardo y echo una última mirada alrededor para desaparecer en el cielo
-Shinobu aun cuando has estado más tiempo que yo en el cielo te quedan muchas cosas por aprender de la Tierra, no todos los humanos son iguales…- decía el arcángel mirando el cielo
-aun cuando no es el primero en decirme eso, nada mas no puedo llevarme bien con los humanos- se lamentaba el oji-gris mientras sobrevolaba el cielo en busca del “portal” para hacer el conjuro y marcharse de ahí.
En su búsqueda miro que un hombre de cabello negro estaba leyendo un libro mientras caminaba en un cruce peatonal, y aun cuando estaba el semáforo en rojo un coche se aproximaba a toda velocidad, sin pensarlo se dirigió hacia peli negro que se seguía leyendo y lo salvo justo a tiempo levantándolo en el aire
-¡¡¡justo por esto no me agradan los humanos!!! -grito cuando dejo al hombre en el suelo
-¡¡¡¿¿¿ehhhhh???!!!- el ángel voltio al escuchar la voz del sujeto que había salvado viendo su cara entre confusa y sorprendida
-¿qué?, ¿ni siquiera me agradecerás que te haya salvado el pellejo?, sí que son malagradecidos
-¿t… tu... q-que e-eres?
-eh?- y fue entonces que se acordó que aún no guardaba sus alas y que por eso el humano se hallaba tan conmocionado- etto… olvídalo… rayos no puedo usar mi hougan en la tierra sin ser ángel guardián o arcángel… ¿ay qué hago?, ¡¡¡estoy en problemas!!!- el muchacho se hablaba a si mismo mientras que el otro seguía sin levantarse y no alejaba su mirada de las blancas alas
-e-eres u-un… ¿a-ángel?- el mencionado voltio y se sorprendió en ver el color de sus ojos, negros, solo los había visto en algunos demonios, pero no pensó que algún humano los tendría de ese singular color, así que le puso más atención en su aspecto gracias a la luz que emitía la pastelería que tenían a un lado de donde estaban.
Su cabello también era negro, el libro que había estado leyendo eran algunos poemas de Matsuo Bashō y parecía de unos 30 años e iba vestido de traje negro sin el saco, pero en la corbata (negra también) traía una especie de identificación en donde se leía que era profesor de literatura de la universidad Mitsuhashi y su nombre era…
-Miyagi You…- lo volvió a ver a los ojos y se quedó sin habla
-si… oye yo… -pero fue interrumpido al ver que el chico se alejaba volando con aquellas imposibles alas, para después darse cuenta que la puerta de la pastelería se abría dejando ver a una pareja de chicos que salían de ahí con una caja rosa
-ah, ¿señor se encuentra bien?- preguntaba uno de los chicos acercándose al profesor
-si… estoy bien- aclaraba mientras se levantaba, pero era mentira, se encontraba confuso, ¿qué había pasado?, ¿fue una alucinación?, ¿un sueño? o un… ¿ángel?
-¡¡¡RAYOS, RAYOS!!!, ¡¡¡DEBI DEJARLO JUSTO CUANDO LO SALVE!!!... ¿seguro y lo olvida no?- el rubio voltio hacia cierto lugar en el cielo y se dirigió hacia ahí en velocidad record para detenerse, suspirar y hacer un circulo con sus manos poniéndolas donde se encuentra su corazón
-Abre la puerta del camino hacia el Tenkai y la Tierra… -separo sus manos, poniéndolas a sus costados apuntando con el dedo índice, mientras aparecía en su frente una marca que ocupaba toda esta, tras unos segundos llevo sus manos enfrente de él, como deteniendo algo, para después hacer aparecer un tipo circulo- ¡¡¡Llévame al camino hacia el cielo!!!- miro el frente y como si se tratase de una puerta abierta se lograba observar su interior- por lo menos puedo hacer este conjuro- susurro el ángel para después volar hacia enfrente; al momento de atravesar el círculo mágico este desapareció para mostrar el cielo normal como si nada hubiera pasado.
Con Misaki…
El castaño se encontraba despertando de “un sueño muy raro”, el caerse de un mirador y haber sido salvado por un hombre con alas era de verdad un sueño.
-¿don…de estoy?- se llevó una mano a la cabeza, no se sentía mal solo estaba confuso
-¿te encuentras bien?- el menor dirigió su mirada hacia la puerta donde se hallaba el mayor de cabello gris apoyado en el marco de la puerta
-si… ¿dónde estoy?- miro a su alrededor y noto que la habitación se encontraba repleta de juguetes
-en mi casa… -camino hacia él y se paró al lado de la cama en donde estaba sentado Misaki aun con la mano en su cabeza- ¿qué es lo último que recuerdas?- pregunto mirándolo a los ojos, después de todo él no le había borrado la memoria, no sabía cuánto había olvidado
-me hallaba en el parque y luego…- recordó partes de su “sueño” y con ojos como platos voltio a ver al mayor que había desviado su mirada
-¿sí?- se aventuró y lo volvió a ver, para su suerte el chico se encontraba mirando las sabanas- ¿enserio te encuentras bien Misaki?
-¿co-como sabe mi nombre?- hablo en un hilo de voz sin mirarlo aun
-bueno… traías esto contigo…- el castaño voltio y miro lo que le enseñaba el mayor, era su credencial de la universidad, que por obviedad decía su nombre
-ah… pe-perdón por molestarlo, sobre todo por ocupar la habitación de su hijo- esta vez sí lo miro encontrándose con una amable sonrisa de parte del peli gris
-no tengo hijos, es mi cuarto…
-EH?!- “un hombre adulto como el ¿tenía un cuarto como ese?” se preguntaba Misaki mirando a todos lados y por último al mayor que se había sentado a un lado de él, para después tocarle la frente con una fría mano
-tienes un poco de fiebre- le comunico con una cara de preocupación- ¿cuándo fue la última vez que comiste y dormiste a tus horas?- lo miro un poco molesto y vio que el chico prácticamente lloraba, seguro le recordó su pasado, así que para “corregir” su error abrazo al menor que aunque sorprendido devolvió el abrazo y se soltó a llorar.
-per-perdón… yo…- Misaki trataba de hablar entre el llanto
-no te preocupes Misaki, aquí estoy yo… ya no vas a estar solo…- le tranquilizo el ángel mientras abrazaba más fuerte al menor que no paraba de llorar, esta sería una misión bastante difícil.