-Voy a matar a Kohara.-
-¿Pero qué dices, Shinji? Si ha sido super divertido.-
-Sí, claro, porque tú no has tenido que disculparte de cien maneras distintas. Siempre me hacéis lo mismo, paso muchísima vergüenza, ya sois mayorcitos.-
-¡Eh! A mi no me metas, que yo simplemente observo.-
-Pero también te gusta bastante meter baza, Takashi, que nos conocemos.-
-Eso parece, mami Tora.-
-Por desgracia…-
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Sí, y menuda desgracia. Todavía recuerdo cuando nos conocimos. Estábamos en sexto grado, iba con Nao cuando apareció.
-¡Vosotros, darme todo el dinero que tengáis!- Siempre me pregunté que tenía el idiota de Saga en la cabeza en ese momento amenazándonos con la caña de un brick de zumo, sobretodo cuando en esa época yo medía mucho más que él.
-¿Qué no me habéis oído?...Ra… ¡TORA! ¿¡No me has oído!?-
-Ah… perdona, estaba pensando en unas cosas.- Suspiré cansado, después de aquella escenita me tocó soportarlo durante todos estos años.- Y dime, ¿qué tontería amenaza por salir de tu boca ahora?-
-Deja de insultarme.- Se hizo el ofendido, pero sabía que no le importaba.- Bueno, da igual. Te decía que entre Kohara con Takahiro y Nao con la ardilla tú y yo seremos los únicos en acabar con descendencia.- Golpeó mi hombro, suspiré dolido y no por el fuerte golpe que me acababan de propinar.
-…Sí, eso parece. ¿Sigues con la misma novia?- Fui bajando el volumen mientras lo decía, observando como aparcaba su coche con maestría. Menos mal que es tonto, así por lo menos puedo estar tranquilo sabiendo que nunca captará mis pésimos estados de humor.
-Ay, pequeño padawan anticuado, no es mi “novia”, es una amiga con “derechos”.- Rió fuertemente, que poco tacto tiene este hombre.
-Siento no ser tan moderno como tú.- Le contesté sarcásticamente.
-¡Tonto! Así y todo te quiero, vamos, subamos que te invito a algo.-
¿Querer? Recuerdo que me dijo eso una vez, cuando lo dejó su primera novia.
-P-pero… ¡hip!... ¡Shinji-kun!- Lloraba y lloraba, no se le había ocurrido otra cosa que presentarse en mi casa borracho como una cuba.
-Sí, sí. Lo sé, la quería mucho y se ha portado muy mal contigo.- Sólo esperaba que se durmiera pronto, mi madre estaba apunto de matarme por tanto jaleo.
-S-si… ¡Tú si que me comprendes! P-por eso eres mi mejor amigo.- Se abrazaba a mí, mi poca o nula experiencia con borrachos me hacía abrazarlo contra mi pecho, acariciándole el pelo instintivamente para tranquilizarle.
-Sólo debes olvidarla, hay chicas mejoras.- Me moría de sueño, ni sabía lo que decía. Takashi hipaba y lloraba sin control entre mis brazos cuando se lanzó encima de mí y me besó, suavemente. ¡Fue mi maldito primer beso, joder!
-No… no quiero otra chic-chica…- Comenzó a dormirse entre mis brazos. ¿De verdad un simple beso lo había tranquilizado tanto? Yo todavía estaba perplejo, no comprendía la situación, ¿qué mierda? ¡No entendía nada de nada!- Porque te tengo a ti, Tora-chan…- Y acabó por dormirse, cosa que yo no pude hacer en varios días.
-Que mono estabas acurrucado entre mis brazos…- Pensé en voz alta.
-¿Has dicho algo? Hoy estás muy distraído.- Entramos a su piso, ni me había dado cuenta pero ya era de noche.- Será mejor que bebas conmigo para recuperar la consciencia, viejo amigo, hoy hemos tenido muchas experiencias extrañas.- Sacó un par de cervezas de la nevera, entregándome una.
-No sé… debería irme, siempre bebes de más y hoy no me apetece irme andando.- Me senté a su lado, tantos sintiendo este calor que me inunda cuando lo tengo cerca, subiendo por mi garganta.-… acabaré siendo inmune.-
-¿A qué? ¿Al alcohol? Tampoco bebes tanto.- Mierda, volví a pensar en voz alta.- Y sobre lo otro…- Bebió de su bote de cerveza.-Quédate a dormir, mañana no hay clase.-
Creo que… mi cara se desencajó en ese momento. Tantos años evitando quedarme a solas con él, faltando a Educación Física solo para no compartir vestuario, trayendo a Nao conmigo a cualquier lugar al que Saga me invitara… ¿hoy que se me ocurre despistarme tenía que ser?
-P-pero… no tienes espacio.- Me defendí, en verdad no lo tenía.
-Ni que te fueras a morir por compartir la cama conmigo.- No me había dado cuenta, pero ya llevaba tres botes de cerveza.
Eso empeoraba las cosas, pero negarme tan rotundamente extrañaría hasta al idiota de Takashi.
-Bueno, vale. Pero no bebas mucho.- No quería tenerlo borracho, delante de mí… demasiada tensión para mi cerebro y mi “pequeño Shinji”
-No, mamá.-
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Después de ese repentino beso nada volvió a ser igual, por lo menos para mí, ya que parecía ser el único que lo recordaba.
Me veía (y me veo) como una maldita quinciañera enamorada. Intenté quitármelo de la cabeza. Salí con chicas, pero nada. Sin mencionar los ataques mal disimulados de celos que tenía por culpa del “play-boy-del-instituto, Saga”
Pero hubo algo que no cambió, cada vez que su novia le dejaba (cosa que siempre me pareció extraño, puesto que eran las chicas las que lo perseguían a él) venía a mi casa a llorar, yo lo acogía como buen amigo aunque… ¿a quién pretendo engañar? Sólo quería volver a probar aquellos labios amargos, bañados por el sabor a cerveza y vozka.
-¡Ah~! ¡Shinji~!- Otra vez la misma historia, pero algo fallaba. ¿Qué no estaba soltero?
-¿Qué? ¿Me despisto un momento y ya estás borracho?-
-E-s es que… Kohara está super feliz/de-luna-de-miel-permanente con Takahiro, Nao ha parecido encontrar a la ardilla de su vida… y… y…- Ahí viene.- ¡Yo sigo solo!-
-Vamos, vamos. Me tienes a mí, recuerda, juntos forever alone.- Le alejé el bote de cerveza disimuladamente, según experiencias anteriores llorará un rato más y en media hora se dormirá entre mis brazos.
-Shin… Shinji, pero yo te quiero a ti.- Me quedé un poco sorprendido, borracho me había dicho muchas tonterías, decía que me amaba, me quería… pero hoy había algo distinto, estaba como más… calmado. Me quedé en silencio.- ¿A-ahora me odias?- Sollozó. ¿Cómo puede ser tan tierno? Pensé. No Shinji, no, concéntrate, está borracho.
-Idiota, nunca podría odiarte, ahora duérmete que estás diciendo muchas tonterías.- Le medio regañé, me miró con los ojos aguados, se me partió el corazón.
-No me crees…-
-Cuando vas borracho es difícil hacerlo.-
-Pero sé lo que me digo.-
-No, no lo sabes, y para ya porque…- Me atraganté con mi propio argumente. ¿Acaso iba a decirle que “porque sino podría violarte aquí mismo”?
-Porque…- Repitió, lanzándose sobre mí, apretando mis labios contra los suyos. Nuestros dientes chocaron fruto de la repentina pasión. Los sabores se mezclaban en mi boca conforme su lengua comenzaba a hacerse paso por ella; cerveza, café, tabaco, culpa… Sí, aquello no estaba bien, por mucho que dijese él, yo sabía que estaba borracho. Lo intenté apartar.
-Taka…shi…Quita…- Pero hizo caso omiso a mis palabras.
Una lujuria insaciable parecía correr por sus venas. Sus manos recorrían mi cuerpo de arriba abajo, provocándome corrientes de placer.
Comencé a sentir mi excitación, ya no había vuelta atrás. Mi cuerpo solo respondía a las caricias rabiosas de Saga.
Metió las manos por debajo de mi camiseta, sin dejar de besarme. Recorrió todo mi torso con las yemas de sus dedos, su lengua se movía por mi boca casi sin dejarme respirar.
-Ahm…Tak…-
Algo duro se rozaba contra mi entrepierna, tardé varios minutos en descubrir que era su propia erección. ¡Se le levantó! ¡Al purísimo heterosexual se le levantó gracias a mí!
Sus manos no paraban quietas, ya me había quitado la camiseta. Su boca bajaba por mi cuello depositando suaves besos y algún mordisco que indudablemente dejaría marca al día siguiente, yo me limitaba a controlar mis espasmos y gemidos de placer, haciendo uso del poco autocontrol que aún me quedaba.
Perdí el recorrido que había llevado su boca hasta mis pezones. Humedad, dolor, placer… con los dientes había conseguido endurecerlos.
Siguió bajando, yo temblaba. Técnicamente y a mis 24 años de edad, aquella sería mi primera vez, entonces paró en seco. Me miraba suplicante, ¿se habría dado cuenta de lo que hacía y se había arrepentido? Quería huir, estaba avergonzado.
-Takashi…- Susurré.
-Yo… estoy tan excitado que se me ha olvidado como desabrochar un pantalón.-
… No sabía si debía reír o llorar, opté por lo primero. Era tan típico de él. Me levanté cogiéndolo de la mano, lo conduje a su cuarto con las pocas fuerzas que aún tenía. Me deshice de la ropa sobrante, sonriéndole. Lo amo, ¿qué más daba?
Noté su mirada hambrienta sobre mi cuerpo, volvió a tirarse sobre mi cuello. Nuestros erectos (y ahora libres de toda presión ofrecida por la ropa interior) miembros chocaban, causándome un sin fin de corrientes eléctricas que me hicieron perder el equilibrio, cayendo sobre la cama con Saga encima. Le sonreí complicemente. Me miraba sediento de MÍ, lo notaba y, ¿para que mentir? Lo disfrutaba.
Agarré su miembro mientras él seguía ocupado en mi cuello. Acaricié la punta con suavidad, pasando el dedo índice por toda su extensión. Notaba su respiración entrecortada empañar mi cuello.
-Shinji…yo no pu-puedo más…- Susurró en mi cuello, excitado.
Sabía que venía a continuación, Kohara no fue capaz de callarse su primera vez con Takahiro, yo no estaba preparado. Pero Saga estaba tan excitado que ni se molestaría en hacerlo, por lo que mientras aún lo tenía entretenido en mi torso, comencé mi propia preparación. Humedecí mis dedos, tanteando comencé a meter uno. Ahogué un pequeño grito de dolor que amenazó por desgarrar mi garganta, más me valía no preocupar al idiota de Takashi o era capaz de dejarlo todo a mitad sólo para ponerme una tirita en el culo.
Moví mi dedo, dilatando mi entrada para un segundo.
-¡Ah…mmm!-
Metí otro, comenzaba a notar más placer que dolor y parece que Saga también, pues no dejaba de gritar en mi oído que se corría.
-Esp…espera un puto min…minuto- Mascullé.
No tenía más tiempo, la preparación había sido poca pero era mejor que nada. Solté el miembro de Saga, él dejó de besarme el cuello, lo miré serio, acertando a su momento de lucidez.
-¿Seguro?- Preguntó.
-Sí…-
Rodeé su cadera con mis piernas, buscó mi orificio a medio dilatar y comenzó a meter la punta de su miembro. Me agarré a lo primero que encontré. Dolía, dolía mucho.
Arqueé las espalda en busca de comodidad mientras el se abría paso en mi interior.
-Relájate…- Susurró en mi oído.
Perdí la noción del tiempo, oleadas de dolor y placer me inundaban, acompañabas de una melodiosa combinación de gemidos.
Lo noté dentro, palpitaba en mi interior. Comencé a moverme, el placer empezaba a desbancar al dolor.
Él me seguía el ritmo, nuestras caderas chocaban emitiendo un ruido sordo. Nuestros cuerpos eran uno. Mágico, simplemente eso.
Noté su calor inundar mi interior, y el mío propio mancharnos a ambos, fue lo último que recuerdo.
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Me desperté, me dolía todo.
-¿Qué mierda he hecho?- Masculle, metiendo la cabeza debajo de la almohada, pero… ¿espera?- ¿Qué hago limpio y vestido?
-Es que leí en una página que era muy malo dejar el se…men dentro.- Casi susurró lo último, claramente avergonzado. ¿Se había preocupado por limpiarme y encima me traía el desayuno?
-…- Desvié la mirada, seguía muy avergonzado, no debía hacerme ilusiones.
-Shinji…- Dejó la bandeja con la comida a un lado, arrodillándose justo a mi lado, con la cabeza pegada al suelo.- ¡Por favor, no te vayas, deja que me explique!
-Bien, explícate.- Podía sonar frío pero tampoco pensaba moverme, mejor dicho, no podía hacerlo.
-Seguramente pensarás que lo de anoche fue raro, sería normal si me odias.- Tragó saliva. ¿Intentaba disculparse alegando que estaba borracho o algo así? Si me soltaba alguna de esas lo mato, lo juro.- Pero yo te qui… te qui… ¡Ah, mierda!-
-…Pff.- Me aguanté la risa, quizá todavía tendría una oportunidad.
-No te rías, esta es mi primera vez.- Desvió la mirada completamente sonrojado.
-¿Eh? Pero si has tenido miles de novias…-
-Ya pero… ninguna eras tú, ¿por qué crees que todas me dejaban?-
-Vamos, que con ninguna se te levantaba la tienda de campaña, ¿no?- Mejor dejaba de reírme de él, pero era demasiado tierno.- ¿Entonces puedo considerar que te gusto?- Le sonreí, mira que podía ser lento.
-Ajá…- Se acercó, dándome un beso en la mejilla, tan dulce…
-Baka…-
El desayuno podía esperar, abrazar y besar a mi tonto y dulce amante, no.