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Reglas para convivir con un ex-novio por cutebeast64

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Notas del fanfic:

Los personajes no son de mi autoría (bueno, en parte sí, digo, yo fui la de la idea de que Sasuke fuera un celoso neko así que en parte tengo crédito ¿o no?) y las situaciones no son reales, cualquier parecido con la vida real o personas que creas conocer es mera coincidencia (O tal vez no ¿O.O?)

Notas del capitulo:

Aquí CuteBeast64 con lo que todos ustedes esperaban, la gran continuación de Reglas para Convivir con Un Neko. Espero esto les quite la depresión sobre el final de la otra historia.


 


ADVERTENCIA: Leer esto puede causar que gente que sufra de homofobia quiera demandarme, así que por favor, no dejar al alcance de ese tipo de personas


OTRA ADVERTENCIA: Por favor, no lean este fanfic si no han leído el anterior “Reglas para convivir con un neko” porque ¡No van a entender un carajo! Así que si no lo han leído, vayan a mi perfil haciendo click en el Cutebeast64 que aparece bajo el nombre de la historia y busquen ahí “Reglas para Convivir con un Neko”, léanlo, y luego sí, pueden volver a venir aquí y mofarse de esta advertencia


 


Ahora sí, pueden seguir con el primer capítulo de esta historia ¡Disfrútenla y no olviden dejarme un par de reviews en remuneración a mi esfuerzo de escritora!


 

REGLA 1. ASEGURATE DE CERRAR PUERTAS Y VENTANAS


 


Lazos del destino, amor imposiblemente eterno y verdadero, amor por el que darías tu vida y cada fracción de tu alma y tu corazón sin ningún remordimiento, amor por el que solo estar al lado de la persona que amas es más que suficiente para vivir. Todas las películas de amor dicen lo mismo, y en todas los protagonistas surfean miles de problemas para salir enamorados de nuevo. Sasuke empezó a odiar ese tipo de cosas desde hace ya un tiempo, pero a su novia le fascinan, así que por complacerla, suele acceder de mala gana a ver una de esas chifladas películas con ella una vez a la semana. Han visto tantas películas que llegan al borde de la cursilería que muchas veces se ha creído a punto de sufrir diabetes por tanto caramelo.


 


Titanic, PS. I Love You, Leyendas de Otoño, Meet Joe Black, Los amores de Moll y quién sabe cuántas películas más sobre las clásicas historias de amor que se hacen realidad y los amores que pasan a través de los años se suman a la larga lista que se vio obligado a ver, entre los impacientes sollozos de su querida novia, quien se sujetaba a su brazo y le pedía que la sujetara más fuerte y le prometiera que no se iba a ir a ningún lado. Y él se lo decía con un suave tono de voz, sin creer en esas palabras que salían de sus labios.


 


De tantas películas, solo lloró con una, mostrando por una fracción de segundo la debilidad que hace mucho olvidó al sentir el golpe del mundo contra su rostro diciéndole “¡Eso no es cierto, el amor no es así, el amor se ríe en tu cara y luego huye como una rata traicionera dejándote con las lágrimas en los ojos y el dolor en el corazón!”…la película fue la primera que vio con su novia al regresar a Japón después de terminar su carrera en Inglaterra, se llamaba “5 cm X Segundo” y estaba en un ciclo de animación en un cine de Kyoto. Lo que quizás le dolió tanto de la película, fue que le hizo recordar su amor, el pasado que se había obligado a dejar atrás por el bien de sus sueños y el futuro que su padre siempre había esperado de él.


 


La película en sí le hizo llorar dos veces, mostrando aquel lado ligeramente “uke” que había desarrollado durante su relación con Naruto en aquel último año de preparatoria antes de tomar ese viaje que les separaría. La primera, cuando vio aquella despedida que le recordó la suya propia, despidiéndose por la ventana de un vagón casi vacío del único amor de su vida. La segundo en la tercera parte de la película, cuando mostraron que ambos, después de que sus vidas hubieran cambiado tanto, se cruzaron en la calle, se dieron cuenta de que eran ellos…y siguieron por sus caminos, olvidando el pasado en el que se habían amado con locura, para, probablemente, jamás volver a verse…


 


¿Sucedería lo mismo con el amor que Naruto le había dicho, duraría 7 días, 6 semanas, 5 meses, 4 años, 3 décadas, 2 siglos o incluso 1 milenio si con eso al final podían estar juntos? Sí, ese era un reflejo de su amor “eterno”. Esa respuesta que tanto dolía, la sabía desde que su padre decidió que debería dejar de ser un niño, y como Itachi, tratar de llevarse bien con su “prometida”, porque, más que un hombre o él mismo, Sasuke era un Uchiha y como tal, tenía que hacer las cosas bien y no cometer errores.


 


Por eso había regresado a Japón, dispuesto a enfrentar el miedo al olvido, o más bien dicho, dispuesto a ser él quien se olvidara de esa relación por el bien de su futuro. Ya habían pasado seis años desde que se habían separado, seis años de ser fiel, seis años de no permitir que nadie le tocara, de vivir únicamente en base al recuerdo de los besos, los abrazos, las caricias bajo las sábanas, el potente cuerpo que se hundía en el suyo…Seis años de mantener el amor en su corazón, de llorar cuando las cartas y las llamadas dejaron de llegar…seis años de sufrimiento, para finalmente librarse de ese doloroso lazo que le oprimía y retomar su vida, con su delicada novia.


 


Todo parecía volver a sonreírle cuando apareció por las calles de Tokio, lugar al que no había querido ir por miedo a encontrar a Naruto y que este no le devolviera la mirada. Se sintió feliz de ser tan fuerte, pasando ante los vitrales de las tiendas con la presunción Uchiha en su mirada, conquistando a cuanta chica se pasara frente a sus negros ojos.


 


Una mañana como cualquier otra, se levantó en la mañana junto a una mujer que por efectos del alcohol, había retozado con él sin siquiera notar las peludas orejas y la cola felina, pero que si despertaba y le veía, sería un gran problema. Caminó hasta el baño y se miró al espejo. Su complexión física no había cambiado mucho desde la preparatoria, y aunque sus rasgos se denotaban algo más maduros, seguía siendo delgado, con un rostro delicado y el cabello sobre la cara, dándole un aire un tanto femenino, ó, como lo diría Naruto “uke”.


 


Y sin embargo, en ese preciso momento no se acordó de Naruto al ver su largo flequillo, no le imagino abrazándole la espalda y deslizando las manos por su pecho hasta meterse entre los elásticos de su ropa interior. No, en ese momento pensó que quizás debería de cortarse el cabello un poco, y al darse cuenta de ese avance, creyó que finalmente lo había superado. Ya no se sentía solo o deprimido, es más, ya ni siquiera se sentía como un uke necesitado de afecto, al contrario, se sentía dispuesto a darle amor a la primera chica que se topara.


 


Y con eso en mente, juró amar como a nadie a la primera persona que viera al dar la vuelta en la esquina, camino a la cafetería donde desayunaría, le haría un cumplido a la mesera y disfrutaría de la música romántica sin pensar en el rubio idiota que le había quitado seis años de su vida. Sí, todo sería maravilloso. Se arregló lo mejor que pudo, usando la ropa que mejor le quedaba y corrió escaleras abajo, dispuesto a cumplir el destino que había planeado para sí mismo en unos pocos segundos frente al espejo, sin contar con que su verdadero sino era un poco distinto y más doloroso.


 


-       ¿Sasuke-kun? Ha pasado mucho tiempo- Realmente era la última persona que esperaba encontrar al dar la vuelta en la esquina, pero ahí estaba sonriéndole como si nada hubiese pasado


-       ¿Na-Naruto?- Realmente estaba sorprendido- ¿Qué-qué diablos estás haciendo aquí?


-       Visitándote…-


 


Naruto Uzumaki, más alto que él, de espalda ancha y afilados ojos azules, rasgos fuertes y cuerpo atlético, se había convertido en el chico más atractivo del mundo entero, usando una chaqueta negra y naranja combinada con jeans deslavados y botas militares de puntera metálica… Parecía el tipo de hombre ardiente y peligroso que captura a las chiquillas desprevenidas con sus encantos, quitándoles su inocencia en el progreso.


 


-       Lo siento, hay una chica realmente ardiente en mi apartamento, así que no puedes ir- Respondió ideándose algo de la nada antes de empujarlo a un lado y seguir su caminata a la cafetería.


 


Ya no sentía nada por él, ya lo había superado. Ya había superado la falta de cartas, la falta de llamadas, la falta de cariño y no pensaba volver a caer en la misma mentira de hacía seis años… “por siempre”. Maldita frase, no iba a caer de nuevo en ese intento patético de seductor. ÉL era mucho mejor que Naruto


 


-       Oye ¿No vas a saludarme, bijin*-kun?- la voz ardiente, las manos apoyándose en sus caderas, acercándole peligrosamente a ese cuerpo que conocía de antes pero que se había vuelto más “grande” y por lo tanto, peligroso con el tiempo


-       ¡No me toques, usuratonkachi!- respondió fiero a la vez que se giraba y le golpeaba firmemente. Tal vez ya no tuviera la ventaja de altura, pero como neko, seguía teniendo la ventaja de fortaleza- Y no te vuelvas a acercar a mi-


-       ¿Eh? ¿Y qué hay de tu promesa de esperarme el tiempo que hiciera falta hasta encontrarnos de nuevo y que te casaras conmigo? ¡Mira! Incluso el destino se las ha arreglado para encontrarnos como dijiste- Tan insistente que era molesto


-       ¡Lo siento idiota pero tengo mejores cosas que hacer con mi vida que esperarte!- gritó frustrado recordando todo el tiempo que pasó…


 


Tic, tac…el reloj se movía lentamente logrando deprimirle hasta que las lágrimas desbordaban de sus ojos. Acurrucado en el rincón más oscuro de su habitación, oculto por las persianas cerradas, la cama desarreglada y la luz apagada, abrazándose las rodillas sobre las que tenía su rostro lleno de lágrimas que resbalaban hasta el suelo, esperando junto al teléfono una llamada que jamás llegó, dándose coraje con la última carta que le envió.


 


-       No tienes que esperar más, ya llegué- Respondió el rubio tratando de abrazarlo, haciendo que su sangre hirviera y usara toda su fuerza para tirarlo lo más lejos posible


-       ¡Ya no quiero estar contigo, imbécil! Empieza a aceptar que ya no formas parte de mi vida- No podía soportarlo, no podía soportar que Naruto se comportara de esa manera después del tiempo que había sufrido por su culpa


 


Le dio la espalda, y olvidando su plan de ir a la cafetería, corrió escaleras arriba hasta llegar a la puerta de su apartamento, encerrándose en su interior, resbalándose por la puerta hasta quedar sentado en el piso


 


-       Oye ¿Eres tú con el que estuve anoche?- la voz de la mujer acostada sobre la cama le hizo volver en sí


 


Ups. Al parecer se le había olvidado algo importante. Se levantó, fue al lado de la mujer, le entregó su ropa diligentemente recogida del piso, la paró casi a la fuerza y la tiró al corredor


 


-       No quiero volver a verte, no preguntes porqué. No soy yo, eres tú- Luego cerró la puerta para seguir pensando en sus propios problemas


-       ¡Qué bueno que la sacaste! Ahora sí podremos tener tiempo de calidad juntos- Abrió los ojos como platos al ver al ojiazul sentado en una de las sillas de la sala con un ponqué en la mano ¿en qué momento el usuratonkachi había entrado a su apartamento?- ¿Quieres?


-       ¡Largo!


 


Abrió la puerta, levantó a Naruto de la silla con una mano y lo tiró al corredor sobre la mujer que aún no lograba salir de su asombro, y que quedó aplastada por el piel-canela.


 


-        No quiero volver a verte, no preguntes porqué. No soy yo, eres tú- Luego cerró de un portazo, quedándose a escuchar lo que decían


-       Dice mucho esa frase ¿no?- Naruto se rió al escuchar esas palabras venidas de la mujer, y Sasuke creyó que ya todo se había solucionado, así que se levantó y caminó al sofá, sentándose a ver una buena película de acción…¿o quizás terror? Simplemente puso la primera que encontró y empezó a verla


-       ¿Quieres un ponqué con leche para ver la película?- escuchó y asintió sin pensar, recibiendo un vaso de leche fresca con un ponqué de fresa, que empezó a degustar


-       ¿Qué? ¡espera dobe! ¿Cómo le hiciste para entrar?- Preguntó confundido


-       La puerta estaba sin candado- Respondió señalando la puerta entreabierta, por la que se veía a la mujer que le saludó confundida


-       ¡¡LÁRGATEEEEEEEEEEEEE!!-


 


Lo levantó con una mano y lo lanzó volando al corredor, nuevamente sobre la mujer. Esta vez, asegurándose de cerrar adecuadamente la puerta, con la cadena, la llave y un candado. Tomó el vaso con leche y el ponqué, se sentó en el sofá y siguió viendo la película, creyendo que todo se había solucionado


 


-       Realmente la primera parte era mucho mejor- La voz de Naruto viniendo de la silla de atrás le irritó hasta el punto de que simplemente le lanzó por la ventana, esperando que se diera contra el pavimento y no regresara


-       ¡Y no vuelvas!-


 


La siguiente en cerrarse fue la ventana, y la persiana, antes de que Sasuke, mucho más enojado que al principio siguiera comiendo y viendo la película. Pasó el resto del día sin más contratiempos, y creyendo que su ex-novio finalmente se había rendido, decidió ir a la reunión de la empresa, tomar con la chica peli-rosada que a nunca se había dejado el cabello de un tono más natural y que tampoco se rendía a la idea de ser su enamorada.


 


Cuando regresó a su casa solo, pues la chica había tenido que correr con su novio oficial para que este no sospechara, se tiró al sofá y encendiendo la televisión, se quedó ahí hasta ser capturado por Morfeo en un lindo sueño.


 


-       Ohâyo, kawaiii neko-chan- Fue lo primero que escuchó al despertarse, mirando el techo de madera de lo que parecía ser su habitación. Se giró levemente y encontró a su lado al rubio de ojos azules, apenas con la ropa interior, abrazándolo cariñoso


-       ¡AAAAHHHH! ¡Suéltame!- Chilló a la vez que le mandaba una patada, haciéndole caer de la cama. Se sentó asustado, cubriéndose el cuerpo con la sábana a la vez que miraba al rubio con una expresión aterrada


-       ¡Ittai! Sasuke-chan, eres realmente cruel. ¿Porqué tenías que golpearme?- preguntó el ojiazul confundido a la vez que se levantaba sobándose el golpe


-       ¿Yo cruel? ¡Tuve que hacerlo! Eres un maldito acosador ¿Quién te dijo acaso que podías meterte en la casa de quién quisieras sin su consentimiento? ¡¡Acosador pervertido!!- Chilló frustrado tratando de evitar desviar sus ojos por la perfecta anatomía de su acompañante


-       Pero es que no eres cualquier persona. ¡Eres MI Sasuke! Ahora mismo estoy tratando de recuperar tu amor.


-       Trata de recuperarlo en tu propia casa en tu propio hogar ¿quieres? Digo, tengo una vida de la cual ocuparme- Dijo enojado con aquel rubio que se rehusaba tremendamente a salir de su vida- Es más, yo ya no quiero tener nada que ver contigo. Acéptalo, éramos demasiado jóvenes, inexpertos, deseosos e idiotas, pero ahora que he madurado no pienso volver a caer en tu juego.


-       Me imaginé que dirías algo como eso- Sonrió sentándose en el piso para devorarle con la mirada- Pero realmente, no tengo donde vivir, pues me echaron del departamento y mi familia no me apoya. ¿Podría quedarme en tu casa por unas semanas hasta que vuelva a conseguir trabajo?- preguntó con una delicada sonrisa


-       ¿Trabajo? Creí que estarías en la universidad- dijo algo confundido, retomando algo de confianza


-       Estoy aplazando semestre hasta que consiga el dinero para continuar. En un par de semanas podré dar el dinero e ingresar a los dormitorios estudiantiles así que ¿Podría quedarme aquí hasta que lo logre?- Dijo uniendo las manos suplicante, a la vez que cerraba firmemente los ojos


 


Siempre tan sincero, siempre tan cálido. Sabía que si lo dejaba quedarse, volvería a enamorarse, pero algo en su interior le impedía simplemente sacarlo a patadas de su vida… el recuerdo de ese primer amor, de esos seis años de espera, de esos ojos que le habían prometido el amor…


 


-       ¿Cuántas semanas?- preguntó aparentando seriedad a la vez que miraba al rubio que sonrió emocionado


-       Siete- Respondió poniendo las manos entre las tablas y haciendo que algo de miedo se aferrara al corazón de Sasuke, obligándole a desviar la mirada para pensarlo mejor, a la vez que se mordía el labio inferior preocupado- No te preocupes, haría cualquier cosa por ganar tu aprobación nuevamente-


 


El rubio se había arrodillado sobre la cama, inclinándose suavemente sobre él para hablarle delicadamente al oído, dejándole sentir la calidez de su respiración, la sensualidad de sus labios, las cosquillas del rubio cabello sobre su piel…


 


-       ¡Ya, basta, lo entendí!- Dijo empujándolo a un lado para pararse y mirarlo, ocultando su sonrojo en el largo flequillo negro que agradeció no haberse cortado- Siete semanas, ni un día más ¿Lo oíste?


-       ¡Arigato!- Una sonrisa acompañada de los cálidos labios tratando de capturar los suyos. Asustado retrocedió hasta llegar al baño y cerrando la puerta se encerró para evitar estar más tiempo cerca de él


-       No te acerques, bakka- Dijo nervioso


-       Okay. De todas maneras, vas a ser mío pronto-


-       ¿Qué dijiste usuratonkachi?- la mirada de asesino psicópata que tenía Sasuke cuando salió del baño, le valió para que Naruto retrocediera hasta la otra pared, recordando los momentos cuando conoció a Sasuke


-       Nande monai**- respondió con un nerviosismo idiota


-       Y a todas estas ¿cómo entraste?-


-       Dejaste una ventana abierta-


 


“Nota mental, conseguir candados para cada entrada”


 


Regla 1. Asegúrate de cerrar puertas y ventanas

Notas finales:

*lindo, precioso


**Nada en lo absoluto.


 


Yeah! Finalmente empecé esta nueva historia sobre como Naruto logrará hacer que Sasuke caiga nuevamente en sus garras, totalmente enamorado. Espero les haya gustado este primer capítulo como la otra historia y por favor, dejen un review con lo que les gustó, lo que no y lo que esperan ver en próximos capítulos de esta conmovedora secuela de Reglas para Convivir con un Neko. ¡Kiotsukete! ¡Ja ne!


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