Cuantos años habían pasado, desde que era el nuevo dueño de la tienda??? 10 años??? En su situación no veía pasar el tiempo como las demás personas y el llevar la cuenta de el, solo lo ponía mas ansioso.
Dio una bocanada a la pipa mientras miraba la blanca nieve caer, el frio lastimaba la piel y podía ver su propio aliento; pero aun no era tiempo de entrar al calor de dentro de la casa.
Había tomado una decisión y su nuevo yo, no se retractaba de las cosas. Cumpliría su deseo aunque tuviera que pagar un enorme precio, simplemente porque se trataba de una persona importante para él.
Aquel deseo le había estado rondando en la cabeza, tomo forma cuando se percato de que las estaciones continuamente pasaban (que era lo único de lo que se daba cuenta) dejando sus señales en las fuerzas espirituales, y como esa persona seguía cambiando.
A pesar de que tenía su propia vida y nuevas personas que la componían, seguía constantemente a su lado, lo ayudaba, lo apoyaba con su presencia. Él era su único vínculo con una parte humana de si mismo que pugnaba por no desaparecer.
Doumeki, su arquero, le había dado demasiado de sí mismo, sin pedir nada a cambio…no podía seguir quitándole más…
-Te digo que entres por la puerta principal…-se detuvo al comprender que era en vano estárselo diciendo continuamente-que mas da…-
El moreno se acerco y se sentó a su lado, lo observo cuidadosamente. Era extraño que el dueño de la tienda se encontrara afuera con todo ese frio. Pero el tiempo lo había vuelto más excéntrico.
-Que haces afuera con este frio???-pregunto con su tono serio de siempre.
-Estaba esperando…-lo miro directamente a los ojos- A ti…-contesto a la pregunta antes de que fuera formulada
El de ojos dorados se sorprendió, aunque Kimihiro siempre lo esperaba, nunca se lo decía directamente, excepto cuando necesitaba de sus habilidades exorcistas.
-Necesitas algo???-lo escruto en silencio, topándose con una expresión opaca que de inmediato de perdió.
El de ojos bicolor desvió la mirada, clavándola en un punto inexistente. Al volverlo a mirar, sus ojos mostraban una ternura que antes no había visto, lo miraba dulcemente.
-Escúchame…No podemos seguir así…-dijo despacio, pero claramente. Le dedico una expresión apasionada que el mayor no pudo descifrar.
El chico delgado se puso de pie, el moreno lo imito sin saber porque…
-Exactamente a que te refieres???-pregunto con una mal presentimiento.
-He tomado suficiente de ti, no puedo quitarte también tu felicidad ni tu vida…Ya no quiero que vuelvas a esta tienda…-A pesar de sus duras palabras, su expresión era de cariño y en sus ojos se reflejaba algo que cualquiera pudiera reconocer como amor.
Shizuka se quedo en silencio, más bien porque no supo que decir a eso, la nieve caía lentamente y ningún ruido los perturbaba.
-El venir aquí es mi decisión, no la tuya…-respondió con un poco de ira contenida.
-Sabía que dirías eso…-se acerco lentamente-Tu eres una buena persona, te mereces algo mejor que estar estancado en este lugar, te mereces un futuro. Yo no seré tu cadena-Pasó sus pálidos dedos por la mejilla del mayor.
Doumeki se sorprendió por la inesperada caricia. Que ese imbécil no se daba cuenta de que no deseaba un futuro, donde no estuviera él.
-Deja de intentar decirme lo que necesito o merezco, eso lo decido yo y yo decido quedarme en esta tienda…-La furia refulgió por unos momentos en sus ojos, de verdad estaba enojado. Típico de Watanuki tratar de arreglar su vida cuando él no se lo había pedido.
El menor cerró los ojos y esbozo una sonrisa. Poniéndose de puntitas, tomo el rostro del moreno con ambas manos y lo acerco al suyo.
Lo miro profundamente por última vez, sus respiraciones se entremezclaban. Beso los labios más carnosos de Doumeki, primero con un roce y después con un desbordante sentimiento…
Aunque sorprendido al principio, el mayor no tardo en corresponder ese beso que se volvió apasionado de pronto. Paso sus fuertes brazos alrededor de la cintura de aquel chico pálido, estrechándolo contra si…
Estaba viviendo lo que siempre había soñado y quería más de Watanuki…
-Perdóname…Shizuka…-susurro Kimihiro contra sus labios y antes de que el arquero pudiera sorprenderse al oír por primera vez su nombre de esos labios, todo se volvió oscuro…
Horas después despertaría en su casa, sin saber donde había estado y sin recordar nada relacionado a la persona de Watanuki Kimihiro…
Su delgado cuerpo se desplomo se el piso, aun podía oler aquella fragancia que desprendía el cuerpo del moreno y sentir el calor de sus labios.
Abrazo sus rodillas a la altura de la barbilla y las abrazo. Mokona se acerco a consolarlo.
-Perdóname…perdóname…-susurro ocultando unas lastimeras lágrimas que lo traicionaban, demostrando que aun era humano…
-Porque lo hiciste???-pregunto Mokona abatida
-Él me importa demasiado como para atarlo a mí y a mi destino…-
El viento frio soplo, llevándose el único sollozo que salió de sus labios, el único instante en que volvió a ser el Watanuki de antes…y la blanca nieve oculto los verdaderos sentimientos del dueño de esa extraña tienda…