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*Cada 7 de Febrero* [one shot] Milo & Camus por Amy Malfoy

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Notas del fanfic:

Este es un one shot que escribí para un evento dedicado a conmemorar el cumpleaños de Camus de Acuario, del foro Saint Seiya Yaoi :D

La vdd, últimamente no estoy para escribir cosas con finales felices... así que están advertidas XD

De todas maneras, espero les guste ^^

Cada 7 de Febrero

 

  Los gigantescos árboles de cerezos que adornaban el jardín estaban coloreados por bellas flores color rosa, incentivando a todos los internados y sus visitas a pasear bajo ellos y a embriagarse con el bello perfume que emanaban; él no era la excepción, por lo que al arribar fue a buscarlo a su habitación y, luego de pedir la respectiva autorización al doctor a su cuidado, lo llevó fuera para que tomara un poco de aire y se refrescara un poco.

 

- ¿Cómo estás hoy, Milo? – le preguntó como si nada mientras conducía la silla de ruedas en la cual él se encontraba hasta una de las tantas bancas del lugar – El doctor me mencionó la vez pasada que no estabas comiendo bien. Debes alimentarte, si no no estarás fuerte y sano para cuando puedas salir de este lugar.

 

- Es que… no he tenido mucho apetito – contestó el aludido a la vez que volteaba un poco su cabeza y sus turquesas se fijaban tímidas en el rostro de su interlocutor – Lamento preocuparte, Camus. Pero estoy bien, en serio…

 

  El pelirrojo sonrió. ¿Cuánto llevaba ya con ese rutinario vivir? Bastantes meses… ese día se cumplía un año, para ser exactos, y aún no había podido acostumbrarse del todo a la nueva vida que tenía por delante. El doctor que atendía a Milo había sido claro en ese asunto; su amnesia era indefinida, y solo el tiempo diría que ocurriría con él.

 

  Sus nudillos se volvieron blancos al sujetar con demasiada fuerza la silla de ruedas, pero se relajó al notar la mirada inquisidora del rubio sobre él. Lo acomodó con sumo cuidado en la banca y él tomó asiento a un lado, para luego tomar con delicadeza una de las bronceadas manos y sujetarla firme entre las suyas. Milo, quien aún no se acostumbraba del todo a esas gratas y sinceras muestras de cariño, trató de esconder el rubor que se había apoderado de sus mejillas con su largo cabello, pero correspondió el gesto afirmando con un poco más de fuerza la mano del otro.

 

- ¿Qué… qué me contarás hoy? – preguntó el rubio luego de unos momentos de silencio - ¿Continuarás con la historia, cierto? – el pelirrojo no pudo menos que esconder una sonrisa por la expresión de infantil curiosidad que mostraba el otro, y decidió hacérselo un poquito más difícil.

 

- Hmmmm… quizá sí, quizá no… después de todo, no te has portado muy bien – lo reprendió fingiendo enojo – Si prometes desde ahora en adelante cuidar más de tu salud y alimentarte como es debido, seguiremos con la historia… ¿lo pro…? – pero fue interrumpido por el arrebato del más joven, quien, en un santiamén, estaba abrazado fuertemente a él.

 

- ¡Lo prometo! ¡Lo juro, si quieres! – le decía con fervor mientras el otro estaba estático por la muestra de cariño iniciada por el rubio. Este, al darse cuenta de su impulso, se separó veloz como un rayo de Camus y le dijo algo apenado – Lo siento, Camus… yo… no volverá a pasar… - el pelirrojo solo sonreía, por lo que Milo, para cambiar de tema y hacer como si no pasó nada, volvió a insistir - ¡Vamos, no seas malo! ¡Ya prometí que me alimentaría más, ahora cumple tú!

 

- Está bien, Milo. ¿En qué parte quedamos la última vez?

 

- Esto… - el rubio cerró los ojos y arrugó el ceño en señal de concentración, mientras trataba de recordar - ¡Ah! ¡Ya sé! En los cumpleaños de ese tal Acuario, ¿no?

 

  El pelirrojo esbozó una fugaz pero melancólica sonrisa, a la vez que suspiraba. Milo no tenía ni idea de su vida pasada; para él, la vida había comenzado en cuanto abrió los ojos en aquella clínica.

 

  Luego de la victoria contra Hades, la gran mayoría de los caballeros habían muerto, y los que no, se encontraban seriamente heridos, por lo que los dioses se apiadaron de la suerte de Atenea y sus santos y les dieron a éstos una nueva oportunidad de vivir, alegando que habían sufrido mucho todos ellos en el transcurso de las guerras santas y tenían todo el derecho de vivir nuevamente, esta vez, como hombres y mujeres normales sin ninguna obligación para con la diosa.

 

  Todos, por supuesto, agradecieron enormemente el gran corazón del Soberano del Olimpo, y despertaron a su nueva vida sin ningún contratiempo y con todos sus recuerdos. El único que parecía tener problemas para volver, era Milo.

 

  Ni la propia Atenea supo dar respuesta al extraño estado en el que se encontraba su caballero. Estaba vivo ya, puesto que respiraba y su corazón tenía un pulso normal, pero el problema era que no abría los ojos…  Fue trasladado a una clínica bajo la exclusiva responsabilidad de la diosa, y en aquel lugar los doctores dictaminaron que se encontraba en coma… ¿la razón? Nadie la conocía. Y más grande fue su sorpresa al ver que Milo, tras dos meses de encontrarse en ese estado, despertaba sin tener la más mínima idea de quién era, mucho menos de quiénes eran los Caballeros Dorados, Atenea o el mismo Zeus.

 

  Todos sabían que el más cercano al Caballero de Escorpio era Camus y, si bien la diosa era una de las pocas personas que no conocía la relación amorosa que habían sostenido ambos caballeros desde hace años, se percató del profundo cariño que le tenía el aguador a Milo, por lo que lo dejó a su exclusivo cuidado y bajo su responsabilidad. Camus aceptó el trabajo, gustoso de poder ayudar a su amado a recobrar la memoria poco a poco… aunque eso, en algunas ocasiones… dolía…

 

- ¿Camus? ¡Eh, Camus! – el rubio movía con insistencia una de sus manos frente al aludido para que éste saliera de su sopor, pero al parecer el pelirrojo se encontraba en alguna otra dimensión, puesto que no respondía -  ¡Camus, responde!

 

  Acuario abrió los ojos y vio frente a él la mano de su amado que con insistencia se movía, tratando de llamar su atención. Se reprendió mentalmente por perderse en sus recuerdos otra vez.

 

- Lo siento, Milo – se disculpó ante la mirada molesta que le enviaba el otro – Estaba pensando sobre qué cumpleaños sería mejor contarte – mintió.

 

- Dijiste que me los contarías todos. ¡No hagas trampa!

 

- Ok ok… pero no te alteres sino tu doctor me reprenderá por hacer que sientas emociones demasiado fuertes – el rubio ahogó una nueva protesta y se acomodó mejor en la banca con ayuda de Camus, para luego enfocar su vista en éste y mirarlo con impaciencia y curiosidad.

 

  “Bien… ahora que ya nos estamos portando mejor – recibió una mirada fulminante por parte de Milo ante este comentario – seguiremos con nuestra historia. Como ya sabes, Acuario y Escorpio eran pareja luego de que éste último se le confesara. Para Escorpio, Acuario era lo más importante, y viceversa, por lo que a medida que se aproximaba el primer cumpleaños que celebraría de éste siendo su pareja los nervios y las ansias dentro de él crecían más y más. 

 

  “Escorpio sabía que los anteriores cumpleaños de Acuario no habían sido la gran maravilla. Acuario se caracterizaba por mostrar ante todos un semblante frío y sin sentimientos, y una personalidad extremadamente reservada, por lo que nunca se hizo de muchos amigos y, por consiguiente, sus cumpleaños los pasaba en soledad. Pero Escorpio quería cambiar eso a toda costa, por lo que, junto a Aries y Virgo, los más cercanos a Acuario luego de él, le prepararon una pequeña fiesta en aquella ocasión…

- ¿Y…? ¿Cómo resultó todo?

 

- Fue sorpresa. Ese 7 de Febrero, Acuario regresaba a su Templo luego de un largo  entrenamiento, como cualquier otro día, y al ingresar a su morada ya te imaginarás lo que encontró… globos y adornos por todas partes, y un gran cartel en el centro que decía “¡FELIZ CUMPLEAÑOS CUBO! ¡TE QUEREMOS!”

 

  “Acuario estaba estático; después de todo, jamás alguien se había animado a hacerle una fiesta de cumpleaños, ni siquiera quienes lo saludaban en aquella fecha – Aries, Virgo y, por supuesto, Escorpio –, por lo que su rostro mostraba desconcierto absoluto. Fue este último quien lo sacó de su ensimismamiento sorprendiéndolo con un abrazo.

 

“- Feliz cumpleaños, amor – le dijo suavemente al oído antes de separarse de él, para luego propinarle un suave beso en los labios – Ya sé que no te gustan estas cosas, pero no la tomes con ellos… están aquí porque yo se los pedí.

 

“- Ya lo sé… ¿A quién más que a ti se le ocurriría sorprenderme con una fiesta de cumpleaños? – Escorpio solo sonrió ante el comentario de Acuario y se dirigió a la mesa del centro, para luego volver con refrescos para los cuatro – Aries, Virgo… gracias por estar aquí. Y no se preocupen, no los echaré – ese comentario causó risa en los asistentes.

 

“– Debo admitir que eso pensábamos que harías, Camus – comentó Aries, y Virgo solo asintió.

 

“- Bueno…. ¡A disfrutar! – dijo Escorpio mientras ponía música y los cuatro se sentaban dispuestos a pasar un rato agradable junto al dueño de casa.

 

- ¿Y Acuario no se enfadó?  - cuestionó Milo – Después de todo, por lo que me has contado, Acuario era un hombre solitario y no disfrutaba mucho la compañía de los demás.

 

- Es verdad – admitió el pelirrojo con una leve sonrisa en los labios – Pero a pesar de ser como dices, Acuario siempre disfrutó estar con quienes apreciaba, a su manera, claro. Aunque si se enfadó, Escorpio supo compensarlo luego cuando ya todos se habían marchado.

 

- ¿Qué quieres decir? – preguntó el rubio totalmente descolocado, ante lo cual Camus no pudo evitar soltar una pequeña risita.

- ¿No se te ocurre nada si están ellos dos solos, sabiendo que son pareja?

 

- Oh… ya… - contestó Milo luego de unos momentos de silencio, mientras sus mejillas se coloreaban de carmín. Eso solo acentuó la sonrisa que tenía Camus en su rostro, y, sin poder evitarlo, acarició suavemente ese rostro que amaba tanto… que aún seguía amando…

 

- Me encanta cuando te pones así… - le dijo en un susurro casi imperceptible, el cual solo Milo alcanzó a oír. Como siempre que Camus se ponía más cariñoso, el rubio cambió drásticamente de tema, haciendo como si no pasaba nada.

 

- ¿Y…? ¿Qué más? – preguntó.

 

- ¿Cómo que qué más? ¿Acaso quieres saber lo que ocurrió con ellos luego de que Aries y Virgo se fueran, con todo detalle? – dijo el aguador con el solo fin de apenar más al otro, y lo logró. Las mejillas de Milo se pusieron más rojas que el tomate mismo, y trató de cubrir ese rubor con sus flequillos mientras el otro se reía suavemente.

 

- ¡No seas idiota! – contestó el rubio muy apenado, zafándose sin querer de la caricia que aún le era otorgada - ¡Quiero saber sobre los demás cumpleaños de Acuario!

 

- Eres muy impaciente, ¿eh? – le dijo mientras se acomodaba mejor para continuar su relato, tratando de no darle demasiada importancia al hecho de que Milo haya alejado su mano – Veamos… el segundo cumpleaños junto a Escorpio…

 

  “Ese fue más o menos en privado, por decirlo de alguna manera. Acuario quería pasar ese cumpleaños solo con su pareja, pero no decía nada, aunque Escorpio, conociéndolo tan bien, adivinó los deseos de su amante y preparó una cena en su Templo para ambos, a la luz de las velas…

 

- ¡Qué romántico! – exclamó Milo sin contenerse, interrumpiendo al pelirrojo. Este solo le sonrió, y continuó su relato.

 

  “Como te decía, le preparó una cena a la luz de las velas. Para ser sinceros, a Escorpio se le daba terrible todo lo que tenía que ver con la cocina, además que su odio por eso era enorme, pero como amaba tanto a Acuario, hizo un esfuerzo y digamos que su cena salió más o menos… decente.

 

  Milo solo sonrió ante esto último, y dejó al pelirrojo proseguir.

 

  “Para ser sinceros, el sabor de la comida fue inversamente proporcional a las ganas que le puso Escorpio al prepararla. Aunque por supuesto, Acuario se la comió toda sin chistar bajo la atenta mirada del otro mientras comía.

 

“-¿Y? ¿Te gustó? – preguntó ansioso al ver que Acuario había acabado toda su comida.

 

“- Claro – contestó él, de manera segura – Estuvo deliciosa.

 

“- No mientas – le refutó el otro mientras bajaba su cabeza con algo de tristeza – Si cocino horrible… debí comprar la comida, mejor…

 

  “Acuario, al ver a su amado así, se levantó de su asiento y, al llegar junto a él, se arrodilló y acobijó las manos del otro entre las suyas, para luego darles un dulce beso.

 

“- Cualquier cosa que hagan estas manos es delicioso para mí – le dijo con toda sinceridad, a lo que el otro solo pudo responder lanzándose sobre los brazos de su amado.

 

“- Te amo, Camus – le dijo al oído dulcemente – Espera un momento… voy por tu regalo.

 

  “Acuario, mientras se ponía de pie, vio como Escorpio desaparecía y regresaba en un santiamén y le entregaba una pequeña cajita envuelta en papel de regalo.

 

“- Ábrelo – le instaba él y Acuario no se hizo de rogar. Al abrir el paquetito, no pudo menos que abrir los ojos y mirar alternadamente a lo que había dentro de la caja y el rostro sonriente de Escorpio – Al parecer te gusta… no sabes cuánto me alegro. Me costó muchísimo elegirlo – decía mientras se sentaba a su lado.

 

“- Esto es demasiado… debió costarte una fortuna…

 

“- ¿Me permites? – le preguntó haciendo caso omiso a sus reclamos sin base. Escorpio tomó la cadenita de plata que se encontraba dentro del paquetito y procedió a ponérsela con suma delicadeza a Acuario. La cadena era finísima, eso se notaba, y el dije con la forma de una mujer con el jarrón en un hombro, lo era aún más – Te queda perfecta – le dijo luego de ponérsela a la vez que depositaba un pequeño beso en el cuello del otro – Y más te vale que la aceptes y no me vengas con cosas como el dinero y eso…

 

  “Acuario no respondió, y solo atinó a atraer a Escorpio hacia él hasta que quedara sentado sobre sus piernas. Lo abrazó posesivamente tratando de esconder en el cuello del otro las lágrimas que pugnaban por salir de sus orbes.

 

“- Te amo… gracias… de verdad, gracias… - le dijo mientras intentaba contener los espasmos que lo afectaban. Escorpio, al comprender como se sentía su amante, se soltó un poco del abrazo y luego…

 

  Al llegar a ese punto, Camus se encontraba con los ojos cerrados, rememorando como si fuese ayer todo lo que le contaba al rubio, siendo observado muy atentamente por las turquesas de Milo. Este supo de inmediato que no se necesitaba ser genio para saber qué paso después entre Escorpio y Acuario e iba a hablar, pero, al ver que rebeldes lágrimas resbalaban sin control por las blancas mejillas de su acompañante, prefirió guardar silencio y no interrumpir. No sabía qué era lo que había afectado así a Camus, pero esa opresión extraña que sentía en el pecho al verlo de esa manera, tan indefenso y humano, lo instó a rodearlo con sus brazos como pudo y a atraerlo contra sí.

 

  El pelirrojo abrió los ojos sorprendido al sentir aquella calidez que tanto extrañaba a su alrededor, y, sin contenerse más, se aferró con más fuerza al menor y soltó todas aquellas lágrimas que había estado guardando en su interior desde que Milo se encontraba en aquel estado.

 

- Camus… - le hablaba el rubio suavemente, mientras trataba de reconfortarlo con tímidas pero cariñosas caricias a lo largo de su espalda – Camus...

 

- Estuve con él dos años… - interrumpió entre sollozos el pelirrojo, y Milo lo dejó hablar, a pesar de no entender nada – Dos años… los más maravillosos de mi vida… luego fuimos separados por el capricho cruel de los dioses, cumpliendo nuestro deber como caballeros… y después de todo eso… sentí… sentí que de verdad podíamos ser felices… pero no… no fue así… tenía que pasar esto… ¡MALDICION!

 

- ¿Qué dices?... – cuestionó en un susurro el rubio, sintiendo que su cabeza daba vueltas por haber recibido tanta información de golpe - ¿Entonces… entonces tú… eres Acuario?...

 

  El aludido se separó del abrazo y miró con sus ojos aún llenos de lágrimas a Milo, mientras una pequeña sonrisa se formaba en sus labios, señal de que la respuesta a esa pregunta era afirmativa.

 

- Entonces… Escorpio… - pero Camus no dejó que aquella conclusión se formara en la mente del rubio, ya que, sin pensarlo dos veces, sus labios se posaron delicadamente en su boca, para luego comenzar a acariciarlos con suavidad y amor.

 

  El receptor de aquella caricia estaba estático y con sus turquesas abiertas de par en par. El sujeto que lo visitaba cada semana desde que había abierto los ojos… ¿era uno de los protagonistas de aquella historia que él mismo le contaba? Y si Acuario era él, ¿quién era Escorpio?

 

  Al no sentir respuesta alguna por parte del otro, Camus se separó abruptamente de él y, sin pensarlo dos veces, se levantó, tomó su chaqueta y se dirigió a la salida. Milo, quien podía caminar pero muy poco, se puso de pie con dificultado y trató de seguir al pelirrojo.

 

- ¡Espera! ¡CAMUS, ESPERA! – gritaba mientras avanzaba lo más rápido que podía, tratando de alcanzar al otro.

 

  Luego de ese beso que lo había tomado por sorpresa, las emociones en su interior estaban en caos, por lo que, sin pensarlo dos veces, le gritó lo suficientemente alto para que el pelirrojo lo escuchara:

 

- ¡Feliz cumpleaños!

 

  Camus, al escucharlo desde la distancia, se volteó sorprendido, y lo vio ahí, tratando de darle alcance pero sin poder hacerlo debido a su condición. Quiso ir hacia él, abrazarlo, besarlo, decirle que lo amaba más que a nadie en esta tierra… pero lo único que pudo hacer fue cerrar con fuerza sus puños, enterrando sus uñas en la palma de las manos hasta hacerlas sangrar, y salir corriendo del lugar.

 

  Al verlo reaccionar así, Milo sintió que algo se partía dentro de él, aunque no supo descifrar qué era aquello. Caminó como pudo hasta el lugar en donde Camus había detenido sus movimientos al escucharlo, y vio que en el suelo se encontraba un pequeño papel doblado que, seguramente, pertenecía al pelirrojo y se le había caído sin que se diera cuenta.

 

  Milo lo tomó sin dudarlo y, al desdoblarlo, sintió que la respiración le faltaba y que su corazón se estrujaba del dolor…  lo que veía era una fotografía… antigua, se podía notar, pero no por ello menos nítida… habían dos personas abrazadas, mirándose con infinito amor… Eran Camus… y él…

 

 

~*Fin*~ 

Notas finales:

¿Demasiado drama? D:

¿Muy triste? D:

Buee... ya saben como hacerme llegar sus comentarios/tomatazos/críticas y demases :P

 

Saludos y gracias por leer :D


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