Secretos, mentiras y sentimientos
Capítulo 19
Perdiendo el control.
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Uno de los equipos para encontrar al Uchiha de la máscara y a Kabuto y rescatar a las niñas estaba conformado por Itachi y Deidara, obviamente el primero no quería desaprovechar esta oportunidad por lo que cuando ya iban bien adentrados al bosque saltó sobre el segundo dispuesto a pedir respuestas.
Itachi lo agarró fuertemente por el brazo mientras lo mantenía inmovilizado contra un árbol. Su mirada era dura y muy seria, y esto hacía estremecer a Deidara que no sabía si empujarlo o clavarle un kunai para que lo soltara; sabía que si Itachi estaba de verdad de muy mal humor ni lo segundo funcionaría.
—Deidara... yo...—, e Itachi también estaba muy nervioso, pues era la primera vez, desde que se separaron, que hablaba o intentaba hacerlo con Deidara.
Hasta que por fin Deidara decidió pronunciarse. —Bien, Uchiha, te lo diré una sola vez. Primero, abstente de tocarme...—, aparto la mano del otro de un manotazo —y segundo, no tengo nada que hablar contigo, la última vez las cosas quedaron dichas y sabes que nunca me retracto de mis palabras. Así que terminemos esta maldita misión, salvemos a mi hija y volvamos a donde pertenecemos, bien muertos.
Al escuchar de la supuesta hija, no pudo evitar que algo en su interior se removiera, si la niña esa tenía la misma edad que las hijas de Naruto quería decir que Deidara la había engendrado justo después de su pelea y ya no eran nada, o antes y lo había estado engañando le susurro una voz en su cabeza.
—Mierda, Deidara—, masculló volviendo a agarrar el brazo del otro, —nunca me has hecho las cosas fáciles.
—Porque se supone que soy yo el que te hago las cosas difíciles, ¿he Uchiha?—, le escupió las palabras en la cara con ira.
Las cosas entre ellos nunca habían sido fáciles, menos con el deber de Itachi para con Sasuke, o como ahora que ambos habían muerto y vuelto a la vida complicándolo todo aún más.
Itachi sabía que estaba alterando al artista, sabía que lo mejor era retroceder y darle su espacio para que se calmara, pero por primera vez e ignorando completamente a su sentido común decidió acercarse aún más todavía a Deidara. Sintió como el susodicho se estremecía como siempre que estaban tan juntos, y tentando a su suerte decidió que valía la pena arriesgarse y tocar un poco más.
Itachi condujo su mano lentamente hacia la cintura, no estaba seguro de si en esa forma podían sentir algún tipo de placer físico pero estaba decidido a averiguarlo. Con su mano y aprovechando que Deidara estaba distraído intentando mantener un duelo de miradas le tomo de la cintura acercándolo aún más hacia sí. Deidara jadeó sorprendido y no dudo en intentar patear al Uchiha para que se alejara, pero Itachi le agarró la pierna y lo inmovilizó con el sharingan.
Deseaba tanto tocarlo, por lo que sin medir las consecuencias bajo un poco más su mano hacia el trasero y lo apretó con satisfacción.
—Maldito, bastardo de mier...—, y lo calló con un beso. Deidara se quejó bajo el beso, seguía sin poder mover ninguna parte de su cuerpo; además, sentía perfectamente como la mano de Itachi toqueteaba más de lo debido, ¿qué mierda estaba planeando ese bastardo?, abrió los ojos aún más sorprendido, ¿acaso pensaba violarlo?
Los besos bajaron por su mentón hacía su cuello, y Deidara intentó cerrar los ojos, Itachi lo estaba asustando.
El Uchiha por el contrario no entendía razones, había descubierto que ese nuevo cuerpo sí podía sentir y quería aprovecharlo al menos por una vez, por una vez y segado por los celos se estaba permitiendo ser egoísta.
Deidara se quedó de piedra cuando sintió la erección de Itachi chocar contra su pelvis y restregarse. El Uchiha seguía bajando y repartiendo besos, disfrutando completamente ese cuerpo que había extrañado con demasía incluso en la muerte. No dándose cuenta del daño que le estaba haciendo.
Itachi bajó un poco los pantalones contrarios y liberó el pene aún dormido, lo masturbó intentando lograr una erección para sí. Instintivamente Deidara jadeó, los toque solo lograron una semierección, pero esto pareció ser suficiente para el Uchiha quien acercó su propia erección para unirlas, restregarlas y masturbarlas juntas.
El cuerpo de Deidara temblaba mentalmente pues físicamente estaba paralizado. Nunca se esperó eso de Itachi, tenía ganas de gritar, ganas de golpear, ganas de explotar. Se sentía asqueado y mancillado. Si Itachi lo había herido en el pasado con su abandono en ese horrible momento lo estaba destrozando.
Itachi estaba perdido en su mundo, jadeaba contra el cuello de su amante y movía las caderas intentando llegar al orgasmo sin importar qué, algo no estaba del todo bien con Itachi Uchiha.
Cuando Itachi terminó y levantó la mirada hacía Deidara se dio cuenta de la expresión llena de terror. Y entonces, todo se derrumbó para él dándose cuenta de la abominación que había cometido.
—Lo siento, lo siento tanto—, casi sollozó mientras se guardaba el pene de nuevo en el pantalón y se alejaba hacia atrás con pasos torpes. El sharingan abandonó sus ojos poniéndole fin a la aterradora técnica.
A pesar de ya no estar inmovilizado Deidara seguía ido con la mirada al frente, sin mover o decir nada, ¿qué podía hacer o decir?, aún no lo podía creer.
—¿Deidara?—, era la primera vez que la voz de Itachi salía tan asustada. Esperó que Deidara lo golpeará o intentará explotarlo, verlo totalmente quieto y en silencio solo le aterraba aún más, él no era de esa manera.
Deidara cerró los ojos con fuerza y se aguantó las ganas de gritar por primera vez en su vida.
—Solo continuemos con nuestro camino— fue todo lo que salió de sus labios antes de acomodarse la ropa y darse la vuelta para seguir saltando por los árboles. Lo único que le importaba era salvar a su hija.
Itachi lo siguió sin saber qué hacer, había lastimado al amor de su vida, ¿en qué estaba pensando?, pensó en decir algo, pero se abstuvo, ya había causado demasiado daño.
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Naruto iba con Sakura quien estaba muy preocupada por él. El rubio no decía nada, ni siquiera la miraba, tenía una expresión que la chica nunca había visto. Las cosas estaban mal, Sakura no paraba de pensar en las niñas que habían aparecido, sobre todo en la rubia que claramente era hija de Naruto, desde hace rato que quería preguntarle cosas a su amigo, desde hace rato que se mordía la lengua intentando entender qué estaba pasando.
—Creo que debemos detenernos y descansar—, decidió hablar por primera vez en todo el trayecto, su voz sonaba bajita, tímida y dudosa. Al parecer Naruto no la escuchó porque no hizo ninguna señal de detenerse ni nada —Naruto, creo que deberíamos de detener...
—Te escuché, Sakura-chan.
—Ento...
—No pienso detenerme—, la voz de Naruto estaba quebrada, hablaba bajo y arrastraba las palabras con enojo y tristeza.
—Idiota, debemos descansar, recuperar fuerzas, todo está muy oscuro, no podemos...—, Sakura se quedó callada al ver que el cuerpo de Naruto temblaba—, ¿Naruto?— preguntó dudosa.
—No pienso detenerme—, fue todo lo que volvió a escuchar, pero esto no pareció ser suficiente para silenciarla.
—¿Eres estúpido?, te dije que necesitamos descansar.
Y entonces explotó —¡Cállate!, ¡¿acaso no ves que estas siendo una molestia?!, ¡no me voy a detener, ya he esperado demasiado!, ¡mis hijas me necesitan!— Naruto se había detenido y prácticamente se lo gritaba en la cara, Sakura se encogió en sí misma, nunca lo había visto tan alterado.
—Si estas tan cansada y quieres detenerte, ¡hazlo y deja de ser un maldito estorbo! no te necesito, no necesito a nadie, me he cuidado yo mismo y a mis hijas todos estos años y puedo seguir haciéndolo—, Sakura estaba de piedra, no solo por las palabras sino porque Naruto estaba llorando.
Ahora Naruto la miraba con los ojos llenos de lágrimas y al borde de la desesperación. —Tantos años, tantos años esforzándome y no logré nada, Sakura-chan. Nada de lo que hago, sin importar cuanto me esfuerce, vale la pena. ¿De qué me sirve ser Hokage o nunca darme por vencido si soy incapaz de salvar a las personas que amo?
El rubio agarró a Sakura de los hombros fuertemente lastimándola en el proceso, pero la chica era incapaz de quejarse, no cuando tenía a Naruto de esa forma tan dolorosa frente a ella. —Soy un inútil, Sakura-chan. Soy yo el que debería haber muerto.
Y entonces la palabra que de verdad quería salir de su boca desde hacía horas lo hizo, fue un grito desgarrador lleno de dolor y desesperación que penetró con fuerza los oídos de Sakura y recorrió el bosque, —¡¡¡Sasuke!!!— y Sakura fue la única testigo de cómo Naruto Uzumaki se desmoronaba. —¡¡¡Sasuke!!!, ¡¡¡¿por qué?, Sasuke!!!—, Naruto se dejó caer en el suelo soltando terribles gritos de dolor, y finalmente aceptando que Sasuke Uchiha, su mejor amigo, rival y el amor de su vida estaba muerto.