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Recién Casados por NanaMii

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Notas del fanfic:

Bueno los personajes no me peretenecen, sus personalidades, asi como el texto son enteramente mios, este fis esta basado en la pelicula con el  mismos nombre.

Notas del capitulo:

Ham si yo de nuevo con mis proyectos *O*,  queria subirlo hasta terminarlo pero no me dejaba dormir las ansias que tengo de que lo lean n.n.

 

Abrió lentamente los ojos, la cabeza le dolía horrores y la luz le molestaba de sobremanera – no vuelvo a tomar- pensó y una linda sonrisa se posó en sus labios, por su estúpido pensamiento… ¿No volver a tomar? Si él era se llevaba el premio al hombre bebedor y mujeriego de todo Tokio. Pensar en bebida le recordó que tenía tanta sed que podría beberse el mar entero, claro si este no tuviera tanta sal, volvió a reír ante sus ocurrencias y se sentó en su cama, sintiéndose un poco mareado por lo brusco de su movimiento y por la jodida luz que iluminaba por completo la habitación.–Nota mental, cambiar las cortinas, por unas completamente negras– Tomó con sus manos su cabeza y se talló los ojos con sus puños, al tiempo su boca profería un enorme bostezo; De repente escuchó un suave suspiro a sus espaldas, lo primero que pensó, estúpidamente, fue que se trataba de un alma en pena y sintió un escalofrió recorrerle la espalda. Se armó de valor y volteó lentamente la cabeza hacía un costado, encontrándose con un hermoso castaño que dormía plácidamente…

 

 

No recordaba nada de anoche, pero supuso que la había pasado en grande con aquel hermoso jovencito –seguro lo tuve gimiendo toda la noche– Supuso. Con una sonrisa ladina en sus labios se dispuso a abrir lentamente las cobijas para observar que tan buena…estaba su conquista. Se relamió los labios y su ego se infló un poco más cuando observó ese esbelto cuerpo desnudo que se alzaba ante sus pupilas, enfundado en una piel nívea, suave, sin ninguna imperfección. Un par de botoncitos cafés y un ombligo perfecto eran el relieve de ese pecho liso; Sin embargo, lo que más le impresiono fueron ese par de piernas y, por qué no, ese prominente miembro también. Después de darle el visto bueno a su hermosa conquista, deicidio que ya era hora de irse a trabajar, así que saltó de la cama y se dirigió a la ducha.

 

 

Escuchó movimiento a fuera, supuso que su compañía estaba por irse y pidió a todas las ánimas que aquel castaño le dejara su teléfono en algún lugar, sería brillante adornar su peculiar agenda personal con ese número, seguro  sería de sus favoritos.

 

 

Así era Takanori Matsumoto, aquel hombre con talento especial para seducir personas. A veces, aquellos que le tenían tanta envidia, se preguntaban como era posible que un cuerpo tan pequeño pudiera fungir como imán sexual, teniendo escondido en su interior la sensualidad de 10, quizá 20, personas. Matsumoto, amaba su vida, tenía todo lo que cualquier persona podría soñar, no se limitaba en nada y no se tentaba el corazón para dar uso de sus encantos, finalmente por eso Dios se los dio ¿No?

 

 

Terminó de enjuagarse y comenzó a secarse el cabello, mientras su mente revoloteaba en los planes para aquel día, específicamente los de la noche por qué realmente su rutina diurna era aburrida:

 

 

* Salía del trabajo (era dueño de toda una productora de vinos que papi le había heredado, así que no hacía la gran cosa en el trabajo, solo mandar personas, firmar papeles y lamerle las botas a los inversionistas).

 

 

* Regresaba a su casa, se daba una larga ducha, y se ponía su atuendo más provocativo que tuviera (claro, siempre a la moda y siempre vistiendo lo más caro y exclusivo del mercado).

 

 

* Iba a los mejores bares de la ciudad, aquellos exclusivos donde te cobraban hasta por respirar.

 

 

* Estaba un rato ahí, donde bailaba, tomaba y fumaba todo sin medida, todo lo que su cuerpo pudiera aguantar o lo que se le diera la gana.

 

 

* Al día siguiente siempre despertaba al lado de bellos jóvenes o lindas muchachitas, con los cuales tenía un sexo de fábula, que muchas veces no recordaba.

 

 

Sus encuentros siempre terminaban, como todo, con un “adiós”; de vez en cuando una persona de lo más ingenua le dejaba algún recadito con su nombre y su número de teléfono. Todos los guardaba, pero pocos tenían la dicha de volver a tener a Takanori sobre ellos, ese privilegio solo era para los especiales, como aquel anónimo que, suponía, estaba por marcharse.

 

 

Así que, cuando salió de la ducha completamente vestido y arreglado, le sorprendió de sobre manera ver a ese castaño cocinando en su amada cocina. Sí su concina era una de las, pocas, cosas que mas amaba Takanori Matsumoto.

 

 

— ¡Oye! no es necesario que hagas eso. A decir verdad me molesta que usen mi cocina…— Intentó no ser grosero, pero no pudo esconder ese tono acusador y molesto en su voz. Era temprano y no tenía ganas de explicarle a un niñato que lo de ayer nunca se repetiría, o tal vez sí pero era solo sexo…“Eso me gano por ser todo un semental”.

 

 

—  Cariño, pero ¿Cómo dices eso? Yo tengo que atender a mi esposito…— dijo el joven con voz bastante melosa, mientras acariciaba el rostro del otro, que lo miraba atónito. ¿Cómo era posible que por una noche de sexo lo estuviera ya llamando esposito? No, eso sí que no.

 

 

— ¿Esposito? Oye niño no te confundas, digo fue increíble… pero esto se queda hasta aquí ¿vale?...— Afirmó con fingida amabilidad, mientras quitaba las manos del castaño de su rostro y retrocedía un par de pasos.

 

 

— ¡Hay que lindo eres amor!  Me encanta  que seas así, tan dulce— respondió el castaño mientras le llenaba la cara de besos, a lo que el otro solo se lo quitó de encima, con un pequeño pero firme empujón.

 

 

—  ¡Deja de decirme así! ¡Por favor deja de actuar de esta manera! te pido que te vallas de MI casa…

 

 

— Aww bebé, pero esta también es mi casa— El de piernas largas compuso un adorable puchero, haciendo que Takanori se figara en esos curiosos labios. Seguro se sentían bien mamando su…Sacudió la cabeza alejando aquellos pensamientos.

 

 

—  Mira, quería ser amable pero ya terminaste con mi paciencia; lo de ayer fue ¡Solo sexo! sé que cojo muy bien pero, por favor,  no te ilusiones ¡Deja ya tus niñerías!…— Elevó la voz, enojado mientras se dirigía hacia la sala. Escuchó un leve sollozo a sus espaldas y se paralizó “no puede ser está llorando, lo que me faltaba.”

 

 

—    Entonces solo para ti fue sexo ¿no?— preguntó el castaño con la voz quebrada y los ojos atestados de lágrimas— Así que explícame esto por favor…- dijo mientras le lanzaba un papel, el cual tomó.

 

 

Tal cual como si estuviera leyendo su sentencia de muerte, su rostro se tornó pálido, sus labios se tensaron y sintió como le costaba respirar.  Fue como si el alma se le hubiese salió del cuerpo cuando leyó el contenido. Tuvo que leer y  releer aquellas palabras varias veces…

 

 

 

 

Acta de matrimonio…

Takanori Matsumoto y Takashima Kouyou… son ante la ley… esposos….

 

 

 

 

 

Notas finales:

(:


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