Una pequeña ángel de casi 15 años se encontraba canturreando y dando saltos como una loca. La razón de esta alegría era que por fin después de estar tanto tiempo esperando, iba ha ser la protectora de un humano.
Los ángeles protectores se educaban en el cielo desde muy pequeñitos para en un futuro velar por la seguridad de su humano.
-Laaaalaaa no puedo creérmelo laaalaaaalaa.- seguía tarareando la ángel- ¡Mañana voy a conocer a mi humano!
Se paró en seco. Había recordado algo muy importante. Tenía que ver su maestro para que le explicara más cosas sobre a quien tenía que proteger, porque era tan despistada que se le olvido preguntar cuando le dieron la noticia.
Como no tenía tiempo para seguir andando despegó un poco sus alas y voló hasta donde residía su maestro.
Llamó a la puerta y rápidamente le abrió el señor.
-Ah Helia, adelante, pasa- Le dijo el señor educadamente.
-Muchas gracias- Respondió esta.
Entraron en el salón. Helia se sentó en el sillón que Eros, su maestro, le indicó.
El se sentó en otro sillón enfrente de esta. Les separaba una pequeña mesa llena de pastelitos y té.
Helia observaba atentamente los pastelitos. Eros la vio.
-Coge uno que me parece que se te está haciendo la boca agua- rió divertido.
¡Gracias!- sonrió. Eligió el que más atención le llamaba. Un pastelito de chocolate con glaseado por encima.
-Cuado termines me explicas.
Terminó de comerselo, pero no sabía por dónde empezar a preguntar.
Maestro me gustaría… yo…-verdaderamente no sabía por dónde empezar a preguntar.
-Se llama Laura-dijo como respuesta el maestro.
-¿Cómo? ¿Cómo supo que vine por eso?- Respondió una Helia anonadada
-Te conosco Helia, y se que eres tan alocada que se te olvido preguntar cosas de ella.
-Ahh…-seguía sorprendida.
-Te cuento. Como te dije, se llama Laura, tiene tu misma edad, y tú te convertirás en su ángel de la guarda porque no tiene a nadie quién vele por ella.
-¿Por qué? ¿No tiene familia?....
…..
Laura terminó de leer la última página de del capítulo que estaba leyendo cuando tocó la campana que finalizaba el recreo
-ahhh- .Suspiró. No tenía ganas de entrar en clase y aguantar a los inmaduros de sus compañeros.
Entró en la clase. O más bien jungla, porque algunos de sus compañeros parecían animales. Se sentó en su sitio y saco los libros de la materia que le tocaba a continuación.
-Laura…- Le dijó uno de sus compañeros.
-¿Si?, ¿ qué quieres?-respondió fría.
-¿Te gustaría ir a una fiesta este sábado?-.Le preguntó con ojos de falso.
-Mmm…-No se fiaba ni un pelo de este tío.
-¡Ahh ohh perdona se me había olvidado que en esta fiesta no pueden entrar bichos raros!- Se rió a carcajadas y se dio la vuelta.
-¡Prefiero ser un bicho raro y no un cerdo como tu!-. Se defendió Laura.
-¡jajajaja!- se reían los compañeros de la clase-. ¡Ahí te han dado Ferd!-Decía uno.
-Oye bicho conmigo no te pases eh , tendrías que dar gracias de ser chica sino ya te hubiera roto la cara.
-Ok, muchas gracias” cerdo”-.Le contestó poniendo interés sobre todo en esa palabra.
-Ahora te vas a enterar…
Pero justo en ese momento apareció la profesora y todos tuvieron que sentarse.
El resto de las horas pasaron aburridas. Pero a la salida todo el mundo (los cuatro tontos que no tienen mejor que hacer que molestar a los demás) esperaban que Ferd se peleara con Laura.
Laura iba a salir por la puerta cuando el matón se lo impidió.
¿Dónde crees que vas?-Pregunta Ferd con cara de odio.
A ti que te importa.-Contestó fría Laura.
Sin previo aviso Ferd lanzó su mochila al suelo y cogió a Laura por el cuello.
Suéltame… degenerado….-Dijo Laura en apenas un suspiró.
-No, te soltaré hasta que digas: Ferd lo siento, soy una bicho raro idiota y tu eres el mejor de todo el mundo.- concluyó Ferd.
-Jamás….-Logró pronunciar.
Le apretó más fuerte el cuello hasta tal punto de no poder casi respirar.
-Si no lo dices apretaré todavía más.
-Está bien …pero…. suél- suéltame.
La soltó esperando a que se lo dijera.
-Venga, dilo.
Laura iba ha explotar de la rabia, no quería rebajarse a Ferd, pero o lo hacía o sufriría las consecuencias.
-Ferd… lo siento, soy una… una bicho raro y tu eres el mejor- La rabia iba aumentando.
-Muy, pero que muy bien bicho, ¿has visto como no era tan difícil?- Reía el condenado.
Laura no dijo ni una palabra y se fue oyendo por detrás el coro de idiotas partiéndose de la risa. Pero ella no le veía la gracia, se había humillado delante de cuatro tontos, pero aún así se había humillado.
Tenía ganas de llorar.
-¿Porqué cojones la gente se mete conmigo?¿tan rara soy?- se repetía una y otra vez.
En ese mismo instante empezó a llover.
-Y encima llueve, genial, esto parece una película, solo falta que me parta en dos un rayo.
Se refugió en un portal de un piso y esperó a que terminara de llover. Pasaron como unos eternos 20 minutos y por fin terminó la lluvia.
Salió del soportal y siguió caminando. Pero se paró delante de un gran charco. Vio su reflejó.
Laura era una chica de también casi 15 años .Con el pelo liso cortado a capas, negro como la noche; que le llegaba por debajo de los hombros, ojos grandes de un color azul intenso, tenía unas encantadoras pecas en las mejillas, sus labios no eran ni muy grandes, ni muy pequeños, vamos perfectos, su nariz era pequeña y respingona .
Era una autentica belleza.
-¿Tan rara soy?- se volvió a repetir.
El problema no era que fuera fea, no, al contrarío era la más guapa de la clase. Por eso muchas chicas le tenían envidia y la tomaban por tonta por no aprovechar su potencial, porque Laura aunque era muy guapa no hacía nada con su aspecto. Siempre iba con sudares una o dos tallas más grandes de la suya normalmente en negras, moradas o en tonos oscuros, NUNCA iba maquillada, y jamás llevaba otra cosa de calzado que no fuera unas convers. Aparte de todo esto tampoco era muy sociable, pero es que fuera tímida, por que no lo era, es que la mayoría de su instituto eran desagradables o unos pijos que solo piensan ellos mismo. En fin ( que me voy por las ramas) que prefería estar sola en su mundo a estar con gente falsa.
Siguió caminando y llegó hasta su casa en donde al abrir la puerta no encontró a nadie. No había nadie porque sus padres murieron hace ya unos meses y vivía un tutor con ella en su casa. Bueno, “vivía” no era precisamente la palabra porque
El tutor pasaba totalmente de esta y con el dinero que le tocaba por parte de la herencia de los padres de Laura se compró un piso en el extranjero y desde entonces Laura no le ha vuelto a ver el pelo.
Ella no necesitaba a nadie, sabía cuidarse ella solita, o eso era lo que aparentaba, porque cada noche desde la muerte de sus padres lloraba hasta quedarse dormida. Necesitaba tanto el cariño, la comprensión de alguien … ( probrecita :,( )
Al entrar en casa no estaba en silenció como de costumbre estaba. Se estaban oyendo paso.
Laura se quedó helada, pensó que había entrado un ladrón en casa. Retrocedió con sigilo para escapar. Pero al estar a punto de salir vio algo que nunca antes había visto y que jamás pensaría ver.
Vio a un ángel salir de unas de las habitaciones….