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Refugio por Plock

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Notas del fanfic:

No me pertenece Junjou romantica ni sus personajes me pertenecen.

Y espero con todo mi corazon que su creadora que encuentre a salvo del terremoto y tsunami en japon T_T

Notas del capitulo:

 

¡¡HOLA!!

A que no van a creer, sip así es les traigo otro fanfic, que consta de más de un capitulo ajjjaajja (sere malvada o me encanta sufrir)

Bueno, esque mi mente masoquista pensó ah... me faltan si acaso dos parrafos para terminar el ff de shinigami como que quiero poner algo más, y puff llego esto y nimodo lo escribi y ya tengo la mitad del segundo capitulo. No será muy largo si acaso dos o tres capitulos ;D.

 

 

 

Era una tarde abrumadora, hacía mucho frio en las calles helando a quien estuviese en ellas, así mismo las nubes no daban una buena señal, lluvia intensa o una gran ventisca se acercaban parecía un hecho, se veía en las pequeñas y frías gotas que empezaban a llegar, un joven de 25 años hacía el mayor esfuerzo para entrar al edificio donde hace pocos meses vivía, al entrar a recepción se sintió aliviado, realmente el que estuviera afuera sería una pesadilla.

 

Sacudió su cabellera perfecta y grisácea para que dejara de gotear, hacía tiempo que se había mudado y todavía muchas chicas se le quedaban mirando cuando llegaba, al parecer no se acostumbraban a su presencia aún.

 

No era que le desagradase tanto, le gustaba un poco, que sus escritos fueran buenos y que le gustaran a la gente, pero no le gustaba el escándalo y exageraciones que hacían todos.

 

No había hecho mucho, publicar varios libros incluso uno hacía algunos años había ganado un premio que ni importaba el nombre, le hicieron una fiesta que había sido muuuy incomoda, sólo gente hablándole y el tenía que fingir que se la estaba pasando bien y peor aún ¡Agradeciendo a todos! En definitiva fue una noche muy larga.

 

Pero sin duda había sido un  logro, a los 18 se fue de su hogar, y a los 25 ya tenía un gran departamento situado en los mejores sitios de todo Japón, todo por hecho por su cuenta, pero no se sentía satisfecho, después de todo ¿Para qué le servía todo eso?

 

Dio un largo suspiro mientras se subía al elevador indicando el piso correspondiente, notó que el piso del elevador se encontraba algo mojado, debió suponer que otras personas también habían llegado mojadas.

 

Camino con toda la paciencia del mundo hasta llegar a su apartamento, al sacar la llave, noto que en un descuido la había dejado abierta, en muchas ocasiones le solía suceder, tenía que dejar ese mal habito, pero era un edificio privado a menos que sus vecinos quisieran entrar nadie más entraría.

 

Al cerrar la puerta se escucho en todo el lugar, era espacioso, dos pisos, varios sillones que compro hacía casi el mes, junto con un oso de peluche que le nombro “Suzuki-san” quizás así poco a poco pueda sentir lo que es una infancia normal.

 

Sonrió con cierta nostalgia, como casi todas las tardes, la vida era muy solitaria. Hacía 7 años tenía un amor no correspondido y a cómo iban las cosas no sería correspondido jamás, era con un chico el cual no parecía que le gustaran los otros chicos, ese chico tenía la vida muy dura y sólo le veía como un amigo, había tenido antes este varias novias y para colmo desde hacía más de 3 años que no tenía ninguna comunicación con él, quizás era lo mejor así poco a poco superarlo, no pensaba que se enamoraría de nadie más pero… ¿Dejar de sentir dolor?

 

Dio un gran suspiro, realmente debía dejar de pensar en todo eso. Dejó su abrigo el cual estaba empapado en el respaldo del sofá junto con su bufanda.

 

De repente escucho una respiración bastante agitada, poniendo atención a que el departamento no se encontraba en ese silencio que lo consumía siempre, se alerto más, caminó hacia la cocina que era donde se escuchaba, esa respiración fue dando a sollozos ¿Alguien ahí estaba llorando? Se calmo, quien fuera no parecía ser peligroso.

 

Se acercó todavía más y visualizo a un muchacho, se estremeció al pensar que quizás era un fantasma pero intento pensar que era alguien de carne y hueso, aun que la idea del fantasma se acercaba más a las posibilidades ¿Qué hacía un muchacho llorando en el suelo de su cocina?

 

Caminó hacía él, tenía el cabello rubio, su cabeza oculta entre sus rodillas y al mismo tiempo abrazándolas.

 

—Hey..—Musitó para que no se alterara, sin resultado, dio un respingo donde estaba y apretó más sus piernas.

 

—¡Perdón! ¡Permítame estar aquí por hoy!—Gritó desde su escondite.

 

El peligris lanzó un suspiro al comprobar que no se trataba de un fantasma.

 

—¿Quién eres? ¿Cómo entraste?

 

—¡P..Perdón! ¡He pasado por muchas cosas y quería pasar la noche en recepción pero unos guardias m..me persiguieron y me tope con este lugar! ¡En serio lo lamento!

 

Nuevamente lanzó un suspiro, era lo que se ganaba por dejar la puerta sin seguro, pero le daba algo de lastima llamar a seguridad para que lo sacaran siendo que parecía que no paraba de llorar y realmente no era un buen día para pasar la noche afuera, se quedo pasmado ¿Afuera? ¿No tenía una casa?

 

—¿No tienes una casa?—Le preguntó sentándose para que el muchacho dejara de llorar, no le quedaba de otra, viéndolo de cercas a lo que podía ver por la posición donde estaba era muy pequeño, bastante delgado, no parecía una amenaza, no habría problema con que durmiera en el sofá.

 

—N..No.

 

Realmente esperaba una respuesta con más explicaciones pero al fin de cuentas no era su vida.

 

—Ya levántate—Le dio una palmadita en el hombro poniéndolo a temblar más.

 

—¿Me puedo quedar por h..hoy?

 

—Si, Si— Dijo con algo de enfado, no le quedaba de otra.

 

El chico levantó el rostro dejando ver sus ojos verdes profundos hacía el mayor, dejándolo algo impresionado por las hermosura, pero sus ojos verdes ya se encontraban rojos por tanto llanto se notaba que más de dos horas fácil había llorado

 

—¿Usami Akihiko?—Dijo incrédulo.

 

—¿Eh?

 

—¿Usted es Usami Akihiko?—Se sintió apenado de todos los departamentos quedo en el de una celebridad ¡Que mala suerte la suya!

 

—¿Cómo lo sabes?

 

—Últimamente se habla mucho de usted, p..perdón, realmente, venir, entrar… M..Molestarlo y no era mi intensión, me retirare enseguida.

 

Se levantó de una dejando verle al mayor el cuerpo del muchacho, parecía de unos 12 a 13 años, el cabello desacomodado, bastante estético, pero las ropas que usaba realmente no eran tan malas sólo muy gastadas, con algunos agujeros pero lo curioso era que ese muchacho no era tosco, sus rasgos eran finos.

 

—Ya te dije que te puedes quedar por hoy, la noche estará muy fea como para estar afuera.

 

—P..Pero…

 

—No me hagas repetirlo—Dijo algo enfadado, algo en ese muchacho le parecía raro pero ahora si no quería que pasara la noche en la calle y menos con ese clima.

 

El chico agacho su rostro algo apenado. Se toco el brazo algo avergonzado.

 

—¿Cómo te llamas?—Preguntó.

 

—M..Misaki..

 

De nuevo el mayor se quedo esperando más.

 

—¿No tienes apellido?

 

Ante esa pregunta este negó rápidamente.

 

—Bien, Misaki, creo que te prestare algo de ropa, esa esta mojada…

 

—N..No se preocupe, estoy bien, se secara rápido y no mojare ninguno de sus muebles.

 

Ante eso suspiro ¿Acaso tan mala persona se veía? ¿Qué le hacía creer al muchacho que él lo decía por eso?

 

—Pero tú, te enfermaras, vete a bañar mientras te consigo ropa.

 

Notó como al muchacho se le humedecían los ojos, lo que dejo más pensativo al mayor.

 

—¿Qué? ¿Ahora piensa que lo violare en la ducha?—Pensó algo enojado pero la dulce voz del pequeño le interrumpió.

 

—Gracias…—Dijo suavemente mientras limpiaba algunas de sus lagrimas con una sonrisa, que hizo estremecer al más grande.

 

Le indicó donde estaba el baño a lo que el rubio agradeció cortésmente.

 

El peligris fue a su cuarto para buscar algo de la talla del muchacho, no tenía mucho, ese chico era muy pequeño y toda de su ropa le quedaría grande, pero no le quedaba de otra era eso o nada.

 

Una playera y un bóxer sería lo único que se pondría.

 

Tocó la puerta del baño.

 

—Misaki, la ropa estará aquí saliendo del baño en el piso—Dicho eso la dejó en sitio, y bajo las escaleras para prepararse un café.

 

Mientras tanto asimilaba la información, vaya noticia, debía decir que eso rompía con la rutina. Le intrigaba el muchacho, sin apellido y sin domicilio.

 

Calentó el agua y sirvió con tranquilidad su bebida, se quedo algo pensativo, tenía visitas era una extraña visita pero sólo por cortesía le sirvió un café también al muchacho.

 

En pocos minutos bajo en chico algo tímido por cómo le quedaba la ropa del mayor, la playera era algo grande, por lo que se le veían las líneas del pecho por lo grande del cuello y el bóxer le quedaba como un short algo entallado.

 

El mayor se quedo bastante mudo ante lo bello que podía ser, no lo había notado, bueno, claro que antes no usaba esa ropa bastante sugestiva.

 

—Gra..cias… Usami-san…

 

Se acercó a la sala junto con el mayor.

 

—No tienes porque agradecer—Después de todo se estaba divirtiendo un poco, alejándose de la monotonía de su vida, ese chico era bastante lindo y esa timidez sólo lo resaltaba más, le daba curiosidad acerca de él.

 

—Y bien Misaki ¿Por qué no tienes casa?

 

—Prob..blemas…—Musitó.

 

Realmente este no deseaba responderle sus dudas, sin más suspiro y le acercó una taza llena de café.

 

—Toma un poco.

 

—¿E..Está bien?

 

—Si

 

—Es muy amable Usami-san—Tomó la taza con sus dos manos para tomar a pequeños sorbos.

 

—¿Cuántos años tienes?

 

—15—Le miró algo confundido por la pregunta.

 

—Pareces algo menor—Sonrió levemente sin notarlo.

 

—Eso dicen—Hizo un lindo puchero.

 

—Y Misaki ¿Dices que vives solo en la calle? ¿Por qué?—Repitió intrigado.

 

—Si, tuve problemas pero… Pues el clima de afuera hizo que me refugiara en algún lugar, en serio perdón…

 

—Si, si, ya te dije que te puedes quedar por hoy.

 

—¿Usami-san?

 

—Dime

 

—¿Vive solo?

 

—Si

 

—Ah, vaya…

 

Se quedo el departamento en silencio hasta que el mayor lo interrumpió— Tengo hambre ¿No tienes hambre?

 

El pequeño se le quedo mirando casi como si le hubiera regañado, asustado con las manos en el pecho casi a la defensiva, realmente algo malo le había pasado a ese muchacho.

 

—¿No quieres comer algo?—Repitió.

 

—¿Por qué es tan amable conmigo?—Dijo después de unos segundos de silencio.

 

—No es por algo en especial, solamente tengo hambre y sería horrible que coma solo mientras puedes tener hambre tu también—Sonrió amablemente.

 

Ante eso el rubio agacho el rostro—Si, tengo hambre…—Dijo suavemente con algo de vergüenza con sus mejillas ardiendo, ni siquiera el mismo sabia porque su corazón empezó a latir tan rápido.

 

A Akihiko algo en ese chico le parecía encantador era una buena persona, amable, tierno, atento ¿Por qué estaba en la calle alguien así?

 

—Mejor pido algo—Se detuvo unos instantes—Pero con este clima dudo que entreguen algo a domicilio.

 

—AHum…—Dijo notoriamente el ojiverde—Y..Yo puedo cocinar algo, si quiere…

 

—¿Sabes cocinar?

 

—Un poco….

 

—Bueno, pero de igual forma no tengo mucha comida.

 

Misaki se levanto de su asiento, con algo de timidez para dirigirse a la cocina el mayor le siguio.

 

—¿Pue..do?—Dijo temeroso pidiendo permiso para abrir la puerta del refrigerador.

 

—Si—Dijo algo confundido ese chico, sus movimientos eran muy rígidos, era obvio que algo le tuvo que haber pasado.

 

“Lo habrán violado”

 

Pasó por su mente, sintió una pequeña punzada en su pecho por pensar algo así era fácil de suponer siendo que era un chico tan lindo, se sintió confundido por sentir tal sensación pero concluyó que era un buen chico no quería que eso le hubiera pasado, se excuso con eso en su mente.

 

Notó como  empezó a moverse con algunos de los ingredientes que tenía, no eran muchos, no era una persona que le gustara cocinar.

 

Se sentó de nuevo, todo era tan extraño, un chico entro a su casa, chico el cual en ese momento traía su ropa y que se veía sumamente seductor con ella, además de prepararle la comida, sin duda había sido un buen día.

 

Al paso de algunos minutos comenzó a sentirse un buen aroma en el departamento quizás como nunca lo hubo.

 

Intrigado fue con el más chico para ver que estaba cocinando un platillo algo elaborado, carne con algo encima, podía ver que también cocinaba arroz junto con verduras al vapor.

 

—¿Pudiste cocinar esto con lo que tenía en el refrigerador?

 

—¿Eh? Si, no era tan poquito—Sonrió levemente el pequeño, la primera sonrisa que veía en el muchacho, era… Ese chico… era muy bello.

 

Se sirvió la comida y pacíficamente comenzaron a comer, era extraño comer junto con alguien, pero a diferencia de la gente, la cual odiaba, ese chico le agradaba, a pesar de apenas haberlo conocido algo en él sentía que congeniaba consigo.

 

—¿Cuánto tiempo llevas en la calle?—Siguió preguntando, era normal, era lo más nuevo en su vida y quería entretenerse un rato.

 

—Humm..—Detuvo los palillos en su boca y se quedo pensativo, en su mirada perdida se notaba la nostalgia y dolor en sus ojos— Dos años aproximadamente…

 

Se sorprendió, dos años era mucho tiempo, más para un chico tan indefenso y lindo como él en un mundo muy cruel.

 

—Misaki ¿Realmente no tienes apellido?

 

Este negó nuevamente con su cabeza.

 

—Usami-san, y ¿Por qué vive solo?

­

 

—No me agrada mucho la gente, no me gusta que invadan mi espacio.

 

Ante tal contestación el muchacho se estremeció, realmente estaba siendo una molestia para el escritor. Por lo que dejo de hablar, suponiendo que era lo que deseaba el mayor.

 

Mas entrada la noche, el escritor tomó algunas cobijas extras y unas almohadas para que durmiera cómodamente en el sillón.

 

Al salir de su habitación se encontró con una imagen muy tierna, el muchacho había abrazado al gran oso que se encontraba sentado en uno de los sillones, para luego sonreírle.

 

—Suzuki-san.

 

—¿Eh?— Volvió con el mayor el cual se acercaba.

 

—Así se llama, Suzuki-san—Le sonrió lográndole sacar un sonrojo al pequeño.

 

—Es muy lindo—Pensó el escritor—Casi como para comérmelo…

 

—Gr..gracias…—Dijo al tomar las cosas que le daba—Ha sido muy amable conmigo siendo que me inmiscuí en su hogar.

 

—Está bien, tener compañía no está mal—Le ayudo a acomodar las cosas.

 

—¿No acaba de decir que no le gusta la gente?

 

—Si, pero eres bastante extraño, creo que no te tomo por gente­—Dijo casi sin pensarlo mientras terminaba de acomodar las cosas.

 

—Gracias Usami-san, le prometo que me iré a primera hora de la mañana.

 

—Ehg…. Me voy a arrepentir por esto—Pensó— Pero no puedo dejar que se vaya me va a tener todos los días preocupado.

 

—Misaki, porque no te quedas un rato aquí.

 

—¿Eh? ¿A qué se refiere?

 

—Un poco de compañía no esta tan mal y tú no tienes donde ir, sé que es algo precipitado pero por un tiempo, es mejor que estar en la calle.

 

—Usami-san, aprecio mucho su amabilidad pero eso es demasiado no podría quedarme aquí… Bueno quedarme tanto tiempo…

 

—Por mi está bien, como veras soy muy malo cocinando, puedes cocinar, la comida que preparaste me gusto mucho, me sigue sorprendiendo que alguien como tú pueda vivir en la calle siendo como eres.

 

—¿Cómo soy?—Dijo un poco ofendido con un semi-puchero.

 

Sonrió ante tal gesto realmente ese chico le había cautivado, y también sabía que sería tomado pedófilo siendo que el tenia ya los 25 y ese muchacho apenas tenía 15, pero quien iba a saber, vivía en la calle y ni siquiera tenía apellido.

 

—Acepta, digo, es lo mejor que puedes hacer considerando tus circunstancias.

 

—¡Y..Yo lo sé! ¡Pero! ¡Estoy pensando en usted Usami-san! Por mí no hay problema pero, yo no le podría pagar renta, no tengo empleo y si consigo no será uno lo suficientemente bueno como para pagar una renta de esta magnitud, además usted es un famoso escritor ¡Esos son muchos inconvenientes!

 

—Pues yo ganó bien, no necesito dinero, no tengo ningún problema, hacía bastante tiempo que no platicaba con alguien y creo que no sería tan malo.

 

Se quedo pensativo en que decirle, era obvio que no aceptaría esa oferta no importa lo tentadora que sonara.

 

—Sólo unos días si no te gusta y prefieres volver a la calle, de acuerdo—Mencionó como para dar el ultimátum en la conversación.

 

El chico sólo asintió para gusto del mayor realmente le había agradado, sentía algún deseo de protegerlo verlo así tan vulnerable, tanto física como emocionalmente, le causaba algo de tristeza que estuviera ese chico tan a merced de todos.

 

—Bueno, descansa—Le acarició el cabello rubio del menor para ir a su cuarto, antes de entrar escucho desde abajo un débil “Buenas noches Usami-san”.

 

Entro a su habitación, y después de tantos años, terminó el día feliz, quizás luego se arrepentiría pero por el momento todo le parecía que iba bien.

 

 

 

 

 

Habían pasado seis días, al parecer el menor ya hablaba con más confianza con el escritor, sonreía más a menudo, eran sólo días de prueba lo sabía bien Misaki, sabía que cuando se hartara o mostrara un signo de negatividad el mayor él se iría por lo que no deseaba encariñarse mucho con él, pero casi imposible no hacerlo, tenía que admitir que era muy desordenado y como mencionó antes no sabía para nada cocinar, además de ser descuidado e irresponsable, se preguntaba cómo alguien así pudo ser tan famoso en sus escritos, pero era bastante fácil con esos defectos encariñarse con ese joven.

 

Por su parte el novelista le fascinaba por el momento Misaki, era un chico en general muy tierno, sus facciones, sus gestos y sus acciones, le gustaba apreciar esos pequeños gestos que apostaba que ni el mismo sabía que hacía. Aún le intrigaba el porqué estaba en la calle y también lo de su familia después de todo ya era su compañero de apartamento o al menos así lo veía él, quería saber algo más del menor, sobretodo le intrigaba que el chico se negara de salir del apartamento de día, sólo salía en la noche y obviamente salía con la ropa que antes usaba, la que estaba muy desgastada debido a que la otra ropa era muy grande.

 

—Misaki—Le llamó mientras este bajaba por las escaleras con la ropa vieja.

 

—Mande—Se acercó al mayor que se encontraba en la cocina preparándose un café.

 

—Vamos a ir a comprarte ropa, yo la pagare no te preocupes—Declaró.

 

—¿EH? ¡¡¿Claro que no?!! ¿Cómo va a gastar su dinero en eso? No lo acepto.

 

—No fue si quieres o no, te dije que vamos a ir, así que saldremos en quince minutos.

 

El menor miró nervioso la ventana declarando que todavía era de tarde.

 

—Otra cosa ¿Por qué no te gusta salir en la tarde?

 

—¿Eh? ¿De qué habla?

 

 —Notó que te pones nervioso y evitas salir, sólo cuando es de noche sales.

 

El menor miro a un costado, algo nervioso tomándose el brazo, se mordía el labio inferior algo nervioso, pero por una extraña razón al mayor le entraron unas ganas de abrazarlo, en esa posición se veía sumamente seductor.

 

—¿Acaso eres un vampiro?—Bromeó el mayor con una sonrisa acercándosele.

 

—¡Claro que no! Es sólo que… Es sólo que…. Sí es de día… M..me verán…—Musitó esperando no ser escuchado.

 

—¿Quiénes?

 

El menor se quedo en silencio, se miraba muy triste por lo que sin pensarlo el mayor se acerco rodeando su cuerpo con sus brazos, este no era muy grande de hecho era bastante pequeño por lo que cabía a la perfección en estos y sobre todo en su pecho.

 

—¿Te están buscando? ¿Tus padres?

 

El menor negó con la cabeza, no se zafo del abrazó más por confusión que otra cosa, además de sentirse bastante vulnerable en ese momento.

 

—¿Quién?—Dijo.

 

—Los mismos por lo que escape del negocio.

 

—¿Negocio?

 

Se volvió a quedar en silencio, ¡Dios! Ya la curiosidad lo estaba matando, pero eran asuntos complicados del menor no podía entrometerse tanto, pero a pesar de todo le daba gusto que le empezara a contar.

 

—No tuv..ve casa desde los 8, me metieron a un negocio pero… No pude hacer bien el trabajo, pasaron muchas cosas y… No sé bien si me corrieron o me escape… Pero no quiero volver…

 

Sintió como el pequeño comenzaba a sollozar en su pecho y correspondía el abrazo, ahora si era un hecho no podía irse, teniéndolo así junto a él le provocaba una sensación muy extraña pero dejaba una especie de adicción a ese sentimiento.

 

—Misaki—Le acaricio el cabello para llamarle un poco la atención—Está bien, comprendo, pero no puedes sólo salir en la noche.

 

—Ahumm Pue..s este… yo..

 

—Saldremos al centro comercial, hace frio así que te pondrás uno de mis abrigos.

 

—¿Eh?

 

—No habrá problema, estoy seguro.

 

Tal y como lo dijo el mayor el abrigo que se puso le quedaba grande, pero tenía una capucha que tapaba en parte la cara del pequeño sin contar con cubrir su cabello rubio.

 

—Te vez..

 

—No diga nada…—Dijo algo avergonzado por lo grande que le quedaba el abrigo.

 

—Ah Misaki, una cosa más.

 

—¿Qué pasa?

 

—Quiero que me tutees.

 

—¿Qué?

 

—Tú sabes, es normal en compañeros ¿No?

 

—Pe…. Está bien—El ojiverde comprendió que era mejor darle la razón al mayor después de todo siempre se salía con la suya.

 

Salieron al rumbo del centro comercial, lleno de tiendas y departamentos.

 

—Primero pasaremos aquí—Dijo el mayor apuntando uno de los locales.

 

—Está bien—Mencionó confundido.

 

Entraron a lo que le atendieron cordialmente.

 

—Bien, quiero un tinte para el menor.

 

—¿¡EH?!—Se quedó confundido, vio mejor el lugar, era una estética, trago saliva fuertemente ¿Qué iba a hacer?

 

—Eso solucionara tu problema ¿No?

 

—Pues… Algo—Dijo con algo de rubor en las mejillas desviando la mirada.

 

La señorita le removió el abrigo y lo sentó en una de las sillas para comenzar con su trabajo.

 

Después de todo el proceso, el joven se miro al espejo, se sentía muy diferente casi ni se reconocía a pesar de sólo haberle pintado el cabello.

 

—Me veo raro..

 

—Ese es el punto.

 

Se quedo mirando en el espejo, cabello castaño, tenía que reconocer que así no lo reconocerían porque sabrían a la perfección que él no tendría el dinero para pintarse el cabello.

 

Salieron del local, esta vez con la capucha del abrigo abajo, el mayor se quedo deslumbrado de lo bien que se podía mirar con el cabello castaño ese jovencito de ojos verdes.

 

—Te queda bien, creo que te queda mejor que el rubio—Acaricio tiernamente su cabellera.

 

—¿Le parece?

 

—“Te parece” recuerda lo que hablamos.

 

—Humm ¿T…te parece?

 

—Si te vez adorable.

 

—¡¿Adorable?!—Se exalto un poco, era la primera vez que alguien le llamaba así, a pesar de que le incomodaba algo, le incomodaba más que su corazón se hubiera sobresaltado.

 

Entraron a las diversas tiendas de ropa, para comprar algunas prendas, Akihiko casi quiere vendarle los ojos al, ahora, castaño para que no mire los precios porque a pesar de quedarle bien le menciona que está bien así y más cosas sin importancia.

 

A pesar de las disputas salieron con bastante ropa por lo que al menos un cambio ya estaba siendo usado por el pequeño junto con un saco de su medida.

 

—Te miras muy diferente en buena manera, no me lo esperaba de un niño de la calle—Bromeó al final viéndolo de pies a cabeza, realmente el chico tenía un gran potencial y ahora lo estaba sacando más que nunca.

 

—Gracias, ha.. has hecho mucho por mi Usami-san t..te lo agradezco mucho—Dio una pequeña reverencia para seguir caminando.

 

—¿Por qué suena como si te estuvieras despidiendo?

 

—¡Ah! Perdón, no quería que sonara así, sólo estoy muy muy muuuuy agradecido—Sonrió con un ligero sonrojo en el rostro.

 

Sin duda verlo sonreír era una buena manera de alegrarle el día. No estaba seguro que era lo que pasaba con exactitud en la vida del menor pero de algo estaba seguro, que no permitiría que le pasara nada a ese pequeño.

 

—Por cierto, ya no puedes seguir durmiendo en el sofá.

 

—Ehmm perdón, tiene mucha razón, será mejor que me vaya del apartamento—Rio nerviosamente, algo triste y un poco confundido— Pero gracias.

 

—Hey, no lo malinterpretes—Le acaricio nuevamente al menor—No exageres— Sonrió levemente, era obvio que lo que menos quería era perderlo—Sólo digo que hay una habitación enseguida de la mía, hay que comprarte una cama.

 

La sorpresa del menor no se hizo esperar, abrió los ojos como platos y volvieron a salir lágrimas, junto con sollozos, sin pensarlo se aferró al peligris.

 

—¡Gr..acias! ¡N..No sé porque hace esto por mí pero… Gracias!

 

—Cálmate— Le acarició la espalda sintiendo como seguía llorando—Lo hago porque quiero, y quiero hacerlo porque te quiero.

 

Lo dijo sin pensarlo, ahora se sentía algo nervioso no tuvo porque haberlo dicho.

 

—Yo también lo quiero Usami-san.

 

Suspiró aliviado, era verdad apenas era un chico, era obvio que malinterpretaría ese “te quiero” a un “te quiero” fraternal, pero no se quejaba al menos sabía que una parte del castaño tenía algo de afecto hacía el escritor.

 

—Vamos, tenemos mucho por comprar, empezando por un pañuelo—Dijo divertido mientras veía la cara roja del pequeño separándose de ese abrazo.

 

 

Notas finales:

¿Quien sospecho que era vampiro? yo por un momento me dije ¿Alguien pensara que es vampiro? pero no creo xD pero al principio mas o menos concuerda.

 

Ejejje bueno, espero acabar pronto con el de shinigami realmente ya falta concluir lo sencillo ;D

 

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