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Él por Layla Keehl

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Notas del capitulo:

Hola gente bella(:

 Antes de dejarles el capi les quiero agradecer sus comentarios, me dieron el valor de seguir con este fic. En especial a Sank, que su review me trajo por las nubes durante dos semanas.

 Se me vino la inspiración de este capítulo en el Interbachilleres de Música, un prodigio de mi bachilleres tocó el piano tan bello qué casi lloré.

Mello le miró maravillado por unos segundos, luego recompuso su expresión a la habitual de hastío. Era su Near el que estaba sentado frente a ese piano, vestido de impecable blanco y con la luz dándole de lleno en la cara haciéndole ver radiante y aun más hermoso. Era ese chiquillo escuálido al que amaba el que tenía una sonrisita idiota en la cara mientras sus dedos revoloteaban sobre las teclas, que  apenas si parecía tocarlas.

 

 

 

 Por qué sí, amaba a ese mocoso, amaba sus sonrisitas idiotas, esas que sólo ponía cuando algo le traía recuerdos felices, amaba esos deditos largos y blancos que lo hacían delirar cada vez que lo tocaban. ¡Y sus ojos! Sus ojos lo atrapaban, se hundía en esos pozos negros y lo peor- o lo mejor, dependiendo de la perspectiva- era que no quería salir. Le encantaba sentirse dominado por Near, le encantaba y lo odiaba al mismo tiempo.

 

 

 

 Ser de Near era un sentimiento completamente maravilloso, adoraba sentirse totalmente suyo y que el albino fuera de él, pero también le asustaba. Se sentía fuera de control y estúpido. Se sentía vulnerable y débil, una escoria. Él quería ser el fuerte de la relación, tener el control y proteger a su niño de todo, pero mientras más lo pensaba más se convencía de que Near era el dominante.

 

 

 

Near dejó de tocar y sacó a Mello de su ensoñación, le miró a los ojos por un rato, sin decir nada y Mello pensó que lo que lo que más amaba de Near era esa mirada. Desde que llegó a Wammy’s lo que más le atrajo de ese pequeñajo fueros esos ojos vacíos, no podía dejar de verlos y pensarlos. Al principio le daba miedo lo que pudieran esconder, Mello imaginaba que el pasado de Near estaba lleno de asesinatos y violaciones, que debía tener una historia muy triste para que sus ojos se vieran tan vacíos. Con el tiempo deseó saber más y más de él, primero por curiosidad, después la curiosidad se le convirtió en obsesión. No pasaba un minuto del día que no pensara en Near o en sus ojos negros, estaba en todos sus sueños y casi sin querer siempre terminaba hablando de él.

 

 

 

No pasó mucho tiempo para que la obsesión se le volviera odio. Odio al saber que ese niño desvalido y desaliñado era mucho mejor que él, que hubiera una persona en el mundo que lo superara. Pero aún así la curiosidad aumentó, su obsesión se volvió peor. No dejaba de mirarlo a todas horas y lloraba de rabia al comprobar que Near no lo miraba a él. ¿Cómo es que no se daba cuenta de lo pendiente qué estaba de cada uno de sus movimientos? ¿Acaso lo ignoraba a propósito para molestarlo? ¡Santo Dios! Ese maldito mocoso…

 

 

 

Y si Matt lo viera ahora se reiría en su cara, y Mello le daría la razón, por imposible que parezca. Después de tantos años de odio, de tantos insultos y golpes, de tantos celos- porque sí, hubo celos. Mello se creía, aún se cree, el único con derecho de molestar al albino-, logró aceptar que sentía algo más que desprecio por el albino. Llegar a amarlo tan intensamente, contra todo pronóstico y lejos de dudas, parecía demasiado extremo. Pero así era Mello, extremo. Y, hablando con la verdad, esa fue la primera vez que se enamoró. La primera y última, lo molestaba Matt, porque el maldito pelirrojo no tenía nada mejor que hacer que sacar a Mello de quicio. Y aunque Mello no lo admitiera, sabía que Matt tenía toda la razón. No podía concebir estar con alguien que no fuera Near, ni esa vez que se quiso follar a Matt pensando en el albino- porque llegó a descubrir que aún pensando en él, le era imposible terminar con el pelirrojo -, ni las muchas veces que las zorritas de su jefe se le insinuaban. Ninguno era Near.

 

 

 

¿Y por qué estaba pensando en eso? Ah sí, porque el amor de su vida se veía realmente hermoso tocando el piano. Bueno, en realidad se veía realmente hermoso en todos lados y todas horas. Demonios… Near era su perdición.

 

Suspiró y el albino le miró con algo parecido a la ternura.

 

 

 

-Hola Mello.

 

 

 

-Hola Near, ¿Para qué querías verme?- casi había olvidado que Near lo había citado para discutir algo sobre el caso de Kira y no sólo para tener sexo.

 

 

 

-Gevanni encontró algo interesante- Mello bufó algo molesto, jamás le había gustado ese tal Gevanni, le daba mala espina la manera en qué miraba a su novio. Sin embargo, Near dejó pasar el gesto- ¿Recuerdas que no pudimos encontrar nada de la investigación de L porque Wattari borró todo antes de morir?- Mello asintió un poco desorientado- Pues Gevanni estuvo trabajando en eso y logró recuperar algunos archivos, aun no termino de leerlos, pero parecen de gran ayuda.

 

 

 

Aunque era buenas noticias Mello no dejó de sentirse algo decepcionado. Él tenía a Matt trabajando en recuperar esos archivos desde que llegó a Los Ángeles. Y ahora, así como así Gevanni los había recuperado. Menuda mierda de día.

 

 

 

-Me alegro- le contestó tratando de esconder su molestia. Pero Near ya la había notado, además sabía de la aversión de Mello hacia su mejor y más confiable agente- Ahora, si me permites- caminó hasta quedar muy cerca de Near- te he extrañado mucho- susurró en su oído y el albino no pudo evitar estremecerse.

 

 

 

-Yo igual.

 

 

 

Mello  le pasó un brazo a Near por detrás de la cintura para acercarlo más y así poder besarlo. Near enganchó sus bracitos en el cuello de Mello y se dejó llevar por las sensaciones que su rubio le provocaba. Le hacía arder, soñar, gritar, callar, amar, odiar. Con Mello había descubierto que el mundo era un lugar lleno de sensaciones y sentimientos que, aunque no todos fueran placenteros, valía la pena explorar. Le había abierto los ojos a una realidad casi psicodélica donde su cabeza daba vueltas y sus sentidos se magnificaban. Pero sólo Mello, sólo cuando estaba con él se dejaba llevar, se hacía vulnerable y sucumbía a las necesidades de su cuerpo.

 

 

 

 El beso se volvió rudo y necesitado, se habían extrañado mucho, además Near quería, necesitaba, saber que Mello lo amaba y deseaba después de lo que pasó con Linder. Aunque el rubio no se enterara jamás- al menos por boca de Near, el albino no planeaba decirle ni una palabra- sentía que moriría si no era capaz de hacer que el rubio fuera igual de adicto a sus labios como él lo era.

 

 

 

Near gimió dentro de la boca de Mello y esto encendió al rubio. Bajó la mano que tenía en la cintura del más pequeño hasta su trasero y lo apretó recibiendo otro gemido como recompensa. Sonrió separándose de su albino y le besó el cuello y la clavícula, respirando pesadamente sobre la piel de su amante, excitándole. Su mano libre viajó hasta los botones de la blanca camisa de Near y comenzó a desabotonarla, acariciando cada pedazo de piel descubierta, cuando estuvo desnudo del torso bajó sus labios hasta los rozados pezones y los lamió con ahínco.

 

 

 

-Mello… ¡Oh Mmello!- gemía Near, y Mello se complacía en escucharlo, ser capaz de provocar tanto a su novio le devolvía la confianza perdía ante el descubrimiento de Gevanni. Toma esa maldito pedófilo degenerado. Pensó medio sonriendo.

 

 

 

Estaba a punto de bajar los pantalones de su amante cuando un extraño sonidito captó su atención. Trató de ignorarlo, pero el molesto sonidito no cesaba.

 

 

 

-Mello- jadeó Near- es mi teléfono.

 

 

 

-Pues has que se calle.

 

 

 

-No puedo, es Halle- Mello bufó y lo soltó muy a su pesar.

 

 

 

El frágil cuerpecillo de Near se alejó de él para tomar su teléfono de la mesa y contestarlo.

 

 

 

-¿Si?... Está bien… Sí, todo listo. Gracias agente- suspiró y miró a su rubio amante- Gevanni ha llegado por mí. Al parecer el Comandante Lester tiene algo muy importante que tratar conmigo y no puede esperar ni un minuto más- terminó haciendo algo parecido a un puchero.

 

 

 

Mello resopló y, un poco indignado y derrotado, le dio un corto beso en los labios. Sabían dulces, cómo a miel, mucho mejor que el chocolate.

 

 

 

-Está bien, ya vete antes de que cambie de opinión y te secuestre- le sonrió.

 

 

 

-Lo siento. Te llamaré cuando esté libre. Te amo- Y albino dejó solo a Mello en el aula de música de alguna escuela cualquiera de Los Ángeles, impaciente y ansioso por su llamada, esperando el glorioso instante en que sus pieles volverían a encontrarse.

Notas finales:

No me maateeen~~~ *puppy eyes* las recompenzaré con otro leemon mucho más largo y caliente más delante ;D

 Dirán que Mello y Near me quedaron extremadamente OoC en el cap, pero yo quería ponerlos como una pareja normal. Una que ríe, llora, se pelea, se contenta, etc...

 Gracias por leer!


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