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ROSAS CELESTES por n_Shine_n

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Notas del fanfic:

 

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REEDICIÓN

Esta es una edición de la historia ROSAS CELESTES que fue escrita por Annyxth, o sea yo, ahora Shine, así que no es plagio ni nada por el estilo.. n.n

 

 

 

 

 

 

Notas del capitulo:

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CAMINOS CRUZADOS

 

 

 

A lo lejos se podía escuchar el sonido de la lluvia, cayendo constantemente una y otra vez, las gotas que golpeaban su ventana eran demasiado abrumadoras para Emma, de hecho las detestaba, para ella no había nada peor que ir a estudiar un día lluvioso.

 

–Maldición –dijo para sus adentros, mientras abría los ojos manteniendo la esperanza de no ver su ventana empapada de agua, pero la lluvia seguía allí y no tenía ganas de ir a ningún lado.

 

 

 

Se levantó de su cama incorporándose más lentamente que lo normal, realmente  odiaba la lluvia, un mal recuerdo de la niñez. Mientras tomó un  baño, meditó sobre su vida, todo lo que había transcurrido en esos diecisiete  años pasados, descubrió que nada interesante había sucedido, pues desde que tenía uso de razón se había sentido vacía, como si no tuviera ningún fin su existir, parecía tan automática, tan maquinal…

 

 

 

Constantemente se preguntaba que habría de malo en ella, sin embargo nunca había intentado decirle lo que sentía a nadie, ¿a quién? Se preguntaba, ¿a su madre?, tal  vez…No, la iba a preocupar y pediría una cita con el psicólogo más costoso de la ciudad, ir con  un psicólogo pensaba, no era la primera vez que consideraba esa posibilidad, pero al contemplarla se negaba cada vez más a ella; que le diría se preguntaba; que su vida no tiene sentido alguno, que se siente vacía, vana, superficial... 

 

 

 

 

 

Solía especular sobre todas las teorías que tendría el especialista para ella, estas suposiciones iban desde que diría que se sentía así porque sus padres no pasaban tiempo con ella, hasta que era por asistir a la escuela pública. Emma asistía a la escuela del estado hace ya un año, una decisión que había tomado cuando cursaba noveno grado pues estaba harta de toda la superficialidad que rodeaba  a todos los colegios privados a los que había asistido… todos eran iguales: una cantidad de adolescentes crueles y mimados siempre hablando de dinero, moda, dinero, autos, dinero, viajes, dinero... todos en sus inestables vidas giraba en torno al dinero.

 

 

 

 Así que cuando terminó el cuarto grado de secundaria decidió inscribirse en la escuela pública, un acto de valor que le había costado la vida a un ser querido. Pero ya no se podía arrepentir, no cuando   había conseguido su propósito. Sus padres le pusieron como condición sacar el mejor promedio de todo el curso, pero esto para ella no fue realmente difícil, ya que siempre se había destacado por sacar buenas calificaciones, pues el no tener amigos tenía sus ventajas.

 

 

 

Sin embargo en la escuela pública las cosas no mejoraron mucho, todos sus compañeros la habían hecho a un lado por ser adinerada y además la sabelotodo de la clase, pero a pesar de eso y de todos los insultos y provocaciones que recibía por parte de ellos, se sentía mejor en ese lugar por lo menos sentía que su existencia le importaba a alguien aunque sea para odiarla.

 

 

 

Cuando se encontró  vestida bajo a desayunar, sus padres como siempre ya se habían ido, solo se encontraba su empleada aguardando por ella.

 

-Buenos días Señorita- dijo la delgada mujer

 

 

 

- Buen día – respondió Emma intentando recordar cómo se sonreía

 

-¿qué desea desayunar hoy?- preguntó amablemente la mujer. Emma tomo aire en un suspiro, otro día mas pensó depresivamente.

 

 - ¿Señorita? –articuló de nuevo la empleada.

 

–ahm… la verdad nada, voy tarde, dijo con mirada fulera. Y sin esperar respuesta dijo adiós,  mientras se dirigía a zancadas hacia la puerta. Pero antes de atravesar el portal, la empleada volvió a hablar casi gritando.-Señorita!

 

 – ¿si? , respondió Emma un poco irritada pero conservando su tono amable.

 

–Solo quería desearle un Feliz cumpleaños- concluyó la señora con gesto cordial.

 

–Gr Gracias –dijo  desconcertada y salió rumbo al colegio.

 

 

 

Como todos los días le pidió a su conductor que la dejara unas cuadras antes de la institución, pues  creía que ya tenía suficiente con ser la sabelotodo adinerada de la clase y no tenía ganas e ser la sabelotodo adinerada con un Audi  A3 celeste metalizado.

 

 

 

Siempre al bajar del auto se percataba de que ningún estudiante pasara por ahí, por eso le agradaba llegar temprano al colegio, ya que pocos estudiantes les gustaba madrugar a clases, y la mayoría llegaban caminando o en bicicleta, Emma vivía demasiado  lejos  para llegar caminando, y en bicicleta sus padres jamás lo permitirían, de hecho ella no sabía montar en bicicleta y el transporte escolar no cubría la ruta del sur, así que su Audi de regalo de cumpleaños número quince era la única opción que tenia, aunque ya hace dos años que lo poseía todavía no se había acostumbrado a él.

 

 

 

Un embotellamiento en la avenida había retrasado su adelantado arribo a la escuela, pues faltaban cinco minutos para las ocho, la hora en que todos los estudiantes hacían su aparición, pero esta vez gracias a la  lluvia que tanto despreciaba, los estudiantes tardarían mas en llegar.

 

Se asomó cuidadosamente a la empapada ventana del Audi, La banqueta se veía húmedamente desolada por la precipitación, entonces decidida intentó salir  rápidamente del auto, siendo recibida por la apacible lluvia, por en afán su maleta purpura se atoró en la puerta del  A3, cuando consiguió zafarlo por fin, sintió a alguien pasar por su lado, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, había sido descubierta, un año ocultando la existencia de su flamante auto para que un día de trafico eche y todo a perder, ahora sí que sería el centro de atracción de todo el colegio. Cerró de un portazo y al voltear  pudo ver un cúmulo de bolas de icopor de colores embrolladas con filamentos en lo que parecía era una especie de sistema solar, y debajo del enredijo  se encontraba un niño con gruesas gafas y pelo turbio al igual que su proyecto de ciencias, tendría unos once años aproximadamente y seguro cursaba el primer grado de secundaria, Emma se sintió aliviada al ver que el chiquillo en medio de su prisa y su limitada visión no se percató ni siquiera de que casi se tropieza con ella, seguramente tampoco pudo ver el celeste Audi.

 

 

 

 

 

 Se tranquilizó  y casi sonriente empezó a caminar por la acera, viendo desaparecer el A3 en la carretera, no había dado ni tres pasos cuando de fue aventajada por otra chica, era seguro que esta sí que habría visto el auto aunque este ya casi no se distinguía a lo lejos, -todo este tiempo intentando que nadie se entere y viene esta chica y lo ve así no mas, pensó Emma, realmente  enfadada.

 

 

 

 

 

-¿Quién es esa chica?-se preguntaba, mientras la seguía a sus espaldas, la muchacha caminaba pausado y sin prisa pero Emma caminaba más lento aun tras ella  observándola con ceño fruncido.

 

La joven era de la estatura de Emma un poco más alta de 1.62,  llevaba un suéter gris con la capota puesta y uniforme del colegio la falda a unos diez centímetros de sus rodillas se veía desgastada abandonando su color azul por un tono grisáceo,  medias blancas cortas y algo amarillentas, -debe tener mucho frio- pensó Emma mirando las blancas piernas de la chica empapadas por el agua.

 

Emma quería ver cara a cara a la persona que descubrió su estúpido secreto, pero no se atrevió a adelantarla en su andar  y la chica nunca volteo a mirar hacia tras, como si no le importara de quién era ese  radiante auto, eso era un comportamiento raro para alguien que estudie en una institución pública.

 

Al  entrar a la escuela la lluvia había cesado y los estudiantes empezaron a aparecer con sus bicicletas, capas, paraguas, gorros, chaquetas empapados por el agua formando un tumulto difícil de transitar donde perdió de vista a la extraña chica que se cruzó en el camino.

Notas finales:

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