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LIKE A STRAY DOG por sariali

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Notas del capitulo:

   Saludos! He decidido que para ahorrarmenoches sin dormir y disculpas, a partir de ahora actualizare todos los sábados. 

   Por otra parte, en este capitulo comienzan a moverse las cosas entre nuestros protagonistas y los antagonistas; además de que ya tengo bosquejado como se desarrollara todo, así que espero ahora ser capaz de hilar las acciones de los personajes de un mejor modo. Sin más a leer, es pero que disfruten este capitulo. 

Capitulo 4: “Fragmentos”

 

 

            La noche había caído totalmente sobre la ciudad, envolviendo todo en un manto de negrura impenetrable, ni siquiera podían verse las estrellas  o la luna en el cielo, Kiba supuso que la luna debía estar en su fase oscura y que la contaminación en el aire impedía ver el débil brillo de las estrellas. Los dos chicos se encontraban nuevamente dentro de su improvisado refugio; aquel viejo departamento era lo más parecido a un hogar que ambos tenían y por eso siempre era agradable volver allí, de cierta manera, ese sitio representaba algo muy importante para ambos. No había mucho por hacer, no obstante. A diferencia de muchas personas, ellos no podían ponerse a ver televisión o leer los diarios o revistas que allí tenían. No tenían el dinero para una televisión y Naruto no sabía leer, Kiba sólo podía comprender un par de palabras escritas, apenas las necesarias para sobrevivir.

   En aquellos momentos ambos se encontraban sentados, frente a frente, ambos sumidos en sus pensamientos. El trayecto de vuelta a su hogar había sido realmente normal, a excepción de que no habían hablado a lo largo de todo el viaje; desde que Naruto había dicho que quería hablar en privado, en casa, a Kiba le había parecido un poco descortés el seguir presionándolo, y ya que no podía pensar en otra cosa que no fuera el saber lo que había pasado esa tarde, prefirió no hablar hasta que el rubio decidiera por si mismo contarle sobre aquello. Por su parte, Naruto estaba buscando la mejor manera de preguntarle a su amigo sobre lo que quería… Y es que desde su conversación con Sasuke, una extraña idea se había apoderado de su mente. El silencio que los rodeaba le añadía un toque muy serio a aquel momento, y Kiba presentía que algo estaba por ocurrir. Él no quería parecer insistente, ni mucho menos presionar a Naruto, pero por otra parte, ya se estaba cansando de aquel horrible e incomodo silencio.

   — ¿Y bien, vas a contarme qué ocurrió hoy, o sólo nos vamos a quedar aquí sentados viéndonos el uno al otro? — Preguntó el moreno, rompiendo el silencio de la noche; su voz denotaba cansancio y un poco de aburrimiento aún a pesar de que muy en lo profundo, se sentía muy ansioso, ansioso por escuchar la historia de Naruto. Éste suspiró sonoramente y levantó la vista del piso para mirar a su amigo a los ojos.

   — Bueno, en realidad no es una gran historia. — Comenzó el rubio con un poco de aprensión en su voz; tomó aire y contó todo lo que había pasado: —  Yo estaba en el parque, descansando después de haber robado un par de monedas; estaba recostado detrás de unos arbustos, escuchando las típicas conversaciones de los que creen comprender las dificultades de la vida.

   — Típico…

    — Si — condescendió Naruto  con una sonrisa y un ligero rubor causado por la pena. — Es un mal hábito que tengo. En fin, después de un rato me levanté y como tenía tiempo de sobra decidí ver si podía obtener un poco mas de dinero… Pero justo cuando estaba por irme aparecieron los malditos bastardos de Hebi y comenzaron a perseguirme. Y como comprenderás, ni siquiera el increíble Naruto puede vencer solo a seis pandilleros. Así que tuve que correr por mi vida — Narraba el rubio con grandes aspavientos que lograban sacarle una sonrisa al moreno. — Pero en el camino tuve un pequeño accidente: Choque con un tipo que iba caminando.

   — ¿Cómo pudiste chocar? — Preguntó divertido el castaño mientras contenía una risita.

   — ¡Cállate! ¡A todos nos pasa en alguna ocasión! — Le recriminó desviando la mirada e inflando un poco los mofletes — Pero en fin, choque con un chico de pelo negro y piel blanca y él… — La duda del rubio alertó a Kiba. ¿Qué le había hecho ese bastardo a SU Naruto? — Él me miró.

   Kiba sintió que un ladrillo le golpeaba la cabeza. ¡¿Eso había sido todo?!  ¿A qué se refería Naruto cuando decía que lo había “mirado”?  Además estaba la expresión en el rostro del chico, una expresión llena de agradecimiento, con una sonrisa diferente a todas las que le había visto hasta ese entonces. ¿Realmente había significado (fuera lo que fuera) tanto para Naruto?

   — ¿A qué te refieres con eso? — Preguntó Kiba.

   — Pues, precisamente a eso: Él me miró. — Ante el desconcierto de su amigo, Naruto sólo  pudo ensanchar su sonrisa. — Él… Él no me ignoró como todos lo hacen, no pretendió que no existía o que era una especie de animal inferior. A diferencia de todos los demás, Sasuke me trató como una persona, se enfadó conmigo e incluso tuvimos una corta conversación. — Explicó el rubio. — Pero luego los de Hebi lo confundieron contigo y tuve que tomar una decisión. ¡Si lo hubiese dejado allí después de que Hebi lo relacionara conmigo lo habrían matado! Así que lo sujeté de la muñeca y lo arrastré conmigo. Corrimos un rato y luego recordé el escondite que habíamos encontrado hacía poco en esa zona.

   — El escondite que nunca tuvimos tiempo de probar… — Le recordó el castaño. — Te dije que no lo usaríamos hasta saber si era realmente seguro y que se podía entrar y salir fácilmente de allí. ¿Lo recuerdas? — Naruto sonrió y se rascó la nuca con incomodidad. Kiba lo miró entornando los ojos. No necesitaba que el rubio le respondiera porque era más que obvio que no lo recordaba. Y por ese descuido, había terminado en una situación bastante riesgosa. — ¿Qué crees que hubiera pasado si yo no los hubiera encontrado? ¿Qué hubiera pasado si uno de esos  piromaniacos de los que nos habló Hinata los hubiera visto allí, indefensos e incapaces de pedir ayuda?

   — Vamos, vamos… — Contestó el rubio, tratando de evitar el regaño de su amigo, que ciertamente, tenía razón de estar molesto. — A fin de cuentas nos encontraste; y confiaba plenamente en que lo harías antes que ningún otro. — Y le dedicó una sonrisa que le hizo acelerar el pulso. ¡Maldición!  Cuando le sonreía así no podía enojarse con él.

   — Esta bien… Me alegra haberte encontrado rápidamente, creo que si no te hubiera encontrado hoy… —“Te habría seguido buscando para siempre” pensó el castaño con un dejo de culpa, pero no podía decirle eso a Naruto. — No habría podido dormir. Por el frio, obviamente.

   — Oh qué adorable… ¡Admite que no dormirías de la preocupación! — Le dijo el rubio con clara intención de fastidiarlo un poco. No obstante, el moreno ignoró su provocación.

   — Tal vez. Sólo puedo decir que me alegra que estés a salvo. — le dijo sonriéndole con sinceridad. — Pero hay algo que me intriga: ¿Qué hicieron tú y Sasuke todo el tiempo que estuvieron allí atrapados?

   — Sólo conversamos de… algunas cosas. — Dijo el rubio. Ese era el momento, era el momento de preguntarle a Kiba sobre las dudas que tenía desde aquella tarde; Kiba era como su hermano mayor y estaba seguro de que sabría explicarle todo. Sólo esperaba que no lo malinterpretara.

   — ¿Cosas?

   — Si. Oye Kiba… ¿Puedo hacerte una pregunta? — Cuestionó el rubio, bajando el tono de su voz e inclinando su cabeza para que no se notara su avergonzado rostro.

   — Ya la hiciste. — Le dijo burlón el castaño. No obstante, Naruto no le respondió, así que se imaginó que aquello debía ser realmente algo serio. — ¿Qué sucede?

   Hubo un momento de silencio, entre los dos podía sentirse una extraña tensión. Kiba observaba a su compañero mientras éste se armaba de valor para realizar su pregunta. Naruto maquinaba en su mente la mejor manera de hacer su pregunta. No obstante, al final optó por preguntarle directamente a su amigo:

   — Kiba… ¿Puede a un hombre gustarle otro hombre? Me refiero a gustar como pareja, como novios.

   La inocente pregunta del rubio hizo estallar una bomba dentro del corazón y la mente de Kiba. Su respiración se detuvo y por un momento creyó que su corazón también lo había hecho. Lo invadió una cascada de sentimientos encontrados: Terror, alegría, esperanza, desesperación, gozo. ¿Por qué Naruto preguntaba eso?  Podía ser que… ¿de algún modo se había dado cuenta de lo que sentía por él? Y si así era, ¿cómo había pasado? No recordaba haber cometido ningún desliz que denotara su amor por el rubio. Más importante aún: ¿Le correspondería?  “¡Por favor, que así sea!” — Pensó con emoción. — ¿Pero y si le decía que no? Peor aún: ¿Qué pasaría si le decía que la simple idea le daba asco y que ellos ya no podían seguir juntos por lo mismo? Ante éste pensamiento su corazón se contrajo. ¿Realmente podían estar juntos como algo más que como amigos?  “Tranquilo, tranquilo… ¡Tranquilo!” — Se dijo mentalmente el moreno. — “No saquemos conclusiones antes de tiempo”

   — S- supongo que sí. Es algo normal, creo. — Le respondió dubitativamente.

   — ¡Claro que no es normal! — El corazón de Kiba pareció agrietarse ante la respuesta del rubio. — No es normal — prosiguió — lo normal es que a un hombre le guste una mujer. ¿No crees?

   — Bueno, supongo que tienes razón. Un hombre debe estar con una mujer si quiere tener hijos. — Trataba de controlar su voz, que parecía a punto de quebrarse, no obstante logro mantener milagrosamente su compostura.

   — ¡Claro! Dos hombres no pueden tener sexo ni mucho menos tener hijos.

   — En realidad, Naruto, dos hombres si pueden tener sexo, pero ciertamente no pueden tener hijos.

   — ¿De qué hablas Kiba?  — La conversación había escalado rápidamente. — La última vez que tuvimos una charla de éste tipo me dijiste que el sexo es meter el pene en la vagina de las chicas, ¿no es verdad?

   — Si, lo dije pero…

   — ¿Cómo pueden dos hombres tener sexo si ambos tienen pene y ninguno tiene vagina? Se conforman únicamente con besarse y con tocarse supongo, pero eso no puede llamarse sexo.

   — Pues… — Kiba estaba más que avergonzado; conversar de esos temas tan delicados con el chico que le gustaba en secreto no era bueno para su salud física ni emocional. No obstante, ahora que el tema estaba sobre la mesa, se sentía con la responsabilidad de enseñarle a Naruto todo lo que supiera. — De hecho, cuando… cuando dos hombres tienen sexo entre ellos, introducen su pene en… en … en el ano del otro.

   Naruto sintió como si le hubieran dado una descarga eléctrica. ¿Había escuchado bien? Kiba había dicho que… No, no; seguramente había escuchado mal. ¿Había dicho que se podía meter el pene en el ANO de alguien? ¿Quién haría algo así?

   — Pero… es un lugar sucio. MUY sucio. — Le respondió Naruto. — ¿No es riesgoso para el que lo mete? Imagino que su pene debe salir totalmente cubierto de…

   — No lo sé. — Le interrumpió Kiba, avergonzado al extremo. — Supongo que debe haber una manera segura de hacerlo. ¡Qué se yo!

   — Pues a mi me parece que sabes bastante. — Le recriminó Naruto, entornando ahora él los ojos. — ¿Cómo sabes tanto del tema?

   — S-sólo digamos que he escuchado de estas cosas… por ahí. — Respondió elusivamente el castaño. — Pero respondiendo a tu pregunta inicial: Si, es posible que dos hombres se amen lo suficiente para romper lo que dicta la sociedad como correcto, y sean novios.

   — ¿Y es normal besar a otro hombre aún si no están enamorados el uno del otro? — Preguntó nuevamente Naruto, volviendo a atacar el corazón de su amigo.

   — Yo supongo que si. Es decir, es como si besaras a una chica cualquiera, únicamente por el placer de hacerlo, ¿no? Supongo que es normal… mientras el otro no te golpee.

   — Bésame. — Le ordenó repentinamente Naruto. Kiba sintió que el mundo se le venía encima. ¿Había escuchado bien?

   — Perdón, estaba un poco distraído… ¿qué fue lo que…?

   — Bésame. — Repitió el rubio, con determinación en su mirar y con la vista fija en su compañero. — Dijiste que es normal, ¿no? Anda, quiero que me beses. Necesito comprobar algo.

   — ¡E-estás loco! ¡No pienso besarte! — Le dijo casi gritando. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Acaso estaba dentro de otro de sus sueños donde besaba y le hacía el amor a Naruto? No recordaba haberse dormido, pero de igual manera se dio un pellizco en el antebrazo para ver si despertaba. Pero el dolor le indicó que, efectivamente, estaba despierto, y que Naruto también lo estaba… ambos estaban despiertos y lúcidos. Y Naruto le pedía que lo besara. Su respiración se agitó al tiempo que su corazón arrancaba a latir a mil por hora. — ¡No voy a besarte! — Le repitió.

   — ¡Vamos! ¡Somos amigos! Eso no cambiará por un simple beso. — Le respondió un poco molesto el rubio, sin entender lo que realmente pasaba por la mente de su amigo. Él sólo quería comprobar si sentía lo mismo al besar a cualquier hombre que el besar a Sasuke. Porque cuando éste lo había besado, se había sentido extremadamente bien y le había gustado, le había revuelto el estómago y le había provocado un suave mareo. Él suponía que había sido por besar a un chico en lugar de una chica, y por eso le estaba pidiendo a Kiba que lo besara, para ver si sentía lo mismo. — ¡Bésame!

   — ¡Estás loco!

   Naruto se levantó del piso y se acercó a Kiba, con paso y expresión decididos. Se arrodilló para quedar de frente a su amigo. Se miraron a los ojos por un momento; los ojos azules destellaban con una firme resolución, los ojos oscuros rebosaban temor y confusión. Kiba parecía suplicarle con la mirada que no hiciera lo que estaba por hacer. Pero una vez que algo se le metía en la cabeza al rubio éste no se detenía hasta saciar su curiosidad; y ésta vez no sería la excepción.

   El rubio tomó con firmeza la cabeza de su amigo por los lados, notando lo rasposo que estaba su cabello; tragó saliva, pues él también estaba nervioso por lo que estaba por hacer. Kiba no podía apartarlo de sí aún a pesar de saber lo que iba a pasar, y no podía hacerlo porque… porque él deseaba más que nadie aquello. Sin darse cuenta había comenzado a temblar un poco. Y Entonces pasó: Naruto cortó de inmediato la poca distancia que los separaba y unió sus labios con los del moreno, el cual se dejó hacer sin oponer ninguna resistencia.

   El beso duró un minuto completo, el minuto más feliz de toda la vida de Kiba. Finalmente estaba besando a su amigo, al chico que tanto le gustaba. Los labios de Naruto estaban un poco resecos y agrietados por el frio, pero eso no le importaba porque seguramente los suyos debían sentirse igual. Las manos del rubio no disminuyeron en ningún momento la cantidad de fuerza aplicada para mantener su cabeza quieta; Kiba al principio usó sus propias manos para tratar de soltar las de su amigo, pero después de unos segundo únicamente se dedicó a sentir el beso de su mejor amigo, sujetando con sus palmas el dorso de las manos de Naruto y sintiéndose por unos breves instantes el hombre más feliz del mundo.

   Sesenta y tres segundos después, ese instante terminó. Naruto se separó de él, y Kiba resistió la tentación de hacerse hacia adelante y volver a capturar los labios de su amigo; no había sido un beso profundo, tampoco pasional, sólo había sido un largo contacto entre sus labios, los cuales habían permanecido quietos durante todo el acto. Naruto miró a su compañero, éste no le devolvió la mirada; apartó el rostro de inmediato para que Naruto no pudiera ver lo increíblemente rojo que estaba. Tenía una gran sonrisa en su rostro, la cual se apresuró a borrar para que no se prestara a malentendidos; sencillamente se sentía feliz.

   — No sabes besar, Naruto. — Le dijo, tratando de hacer de todo aquello un acto sin importancia. Tratando de que no se notara lo mucho que le había gustado todo.

   — Tú tampoco. — Le respondió el rubio, componiendo nuevamente una sonrisa. — Gracias por no golpearme.

   — No hay de qué. — Respondió a su vez, tímidamente el moreno. — ¿A qué demonios vino todo eso?

   — Nada, sólo quería comprobar algo. — Dijo avergonzado el rubio.

   — ¿Q-qué querías comprobar? —  Preguntó Kiba, aún con la pequeña esperanza de que su compañero rubio le dijera que había sido porque creía estar enamorado de él. En cuyo caso el le declararía sus sentimientos sin dudarlo… le diría lo mucho que lo amaba, y lo feliz que lo hacía el hecho de que le correspondiera. ¿Y qué si no estaba realmente seguro? Ya tendrían el tiempo para solidificar lo que sentían el uno por el otro. Sólo deseaba escuchar que Naruto creía estar enamorado de él. No obstante…

   — Quería comprobar si lo que sentí cuando Sasuke me besó era únicamente porque ambos éramos hombres.  Pero… No es así.  Cuando te besé, en realidad no sentí… nada.

    Kiba sintió que su corazón era totalmente aplastado, como una manzana podrida al caer desde el techo de un edificio de seis pisos y chocar contra el suelo. El dolor que sintió en su pecho al escuchar esas palabras no tenía comparación, era como si le hubieran estacado el corazón con un cincel y un mazo; una sensación de frio se extendió desde el centro de su cuerpo hacia sus extremidades y su rostro que unos segundos antes estaba ardiendo se enfrió de golpe; sus ojos se anegaron en lágrimas, lágrimas que logró reprimir en el último momento para que el rubio no las notara; apretó los puños, así como sus dientes con tal fuerza que incluso se hizo daño, pero el dolor que sus acciones le provocaban no se comparaba con el de su pecho. Contuvo un gemido de desesperación y con un esfuerzo sobre humano logro recuperar la compostura.

   — Si, yo t-tampoco sentí nada. — Mintió el castaño, muriéndose por dentro.

   — Entonces… ¿eso significa que…? — “¿Significa que me gusta Sasuke o algo así?” Se preguntó internamente el rubio, sin poder externar realmente su sentir.

   — Significa que no sientes nada por mi. — Le dijo Kiba, sonriéndole  falsa pero convincentemente; en su interior, sus palabras no hacían más que acrecentar el nudo en su garganta. — Y descuida que en realidad yo tampoco siento nada por ti, tú lo dijiste, somos amigos y siempre lo seremos.

   Si; así era como debían ser las cosas, ellos no podían ser más que amigos. Kiba lo sabía, lo había sabido todo el tiempo: Su amor hacia el rubio era unilateral y no había las más mínima oportunidad de que eso cambiara, por mucho que le doliera; y en esos momentos estaba sufriendo por su propia culpa, por pensar que podía haber algo diferente. Se había dejado llevar por sus emociones, por sus estúpidas fantasías y había creado dentro de sí una pequeña esfera de esperanza que en realidad no tenía un núcleo, no estaba sustentada en nada; y cuando esa esfera había hecho explosión los fragmentos de su esperanza se habían incrustado en su interior, causándole tanto dolor que en esos momentos sólo podía pensar en salir huyendo. ¿Cómo podía haber sido tan iluso?

   “Soy un estúpido… soy un gran y completo estúpido”

   — Gracias por acceder a mi petición. — Le dijo Naruto sonriendo; y esa sonrisa no   hacía otra cosa más que incrustar más los trozos de sus destrozadas ilusiones en su carne.

   — No es como si me hubieras dejado alguna opción, ¿no te parece? — En cualquier momento estallaría en llanto, así era como se sentía; por eso debía cortar la conversación ahora que aún podía fingir entereza. — Vamos a dormir, ha sido un día extraño y agotador. Honestamente sólo quiero dormir.

   — Claro. — Le dijo Naruto abriendo los brazos para abrazarlo como la noche anterior. Pero Kiba no podría tolerarlo en esos momentos. —  Ésta vez tú abráza…

   — No. — Le dijo escuetamente, empujándolo con tanta fuerza que el rubio cayó de sentón frente a él. — Hoy no tengo tanto frío como para tener que compartir el calor corporal… No hace tanto frío, así que con las páginas del periódico que traje debería bastar.

   — Pero… — Comenzó Naruto, dispuesto a quejarse tanto por la actitud del castaño como por el hecho de que lo había tratado con demasiada rudeza.

   — ¡Dije que no te necesito para mantenerme caliente! ¡Buenas Noches! — Le gritó antes de acurrucarse y meter entre sus ropas varias páginas de papel gris, cuando terminó, cogió una un poco más grande  y se cubrió con ella, dándole la espalda a Naruto, el cual comprendió que su compañero estaba realmente de mal humor. No pudo evitar sentirse un poco culpable por eso. Lo miró una última vez y él también le dio la espalda, imitando sus acciones y cerrando los ojos para tratar de dormir, en la esquina contraria a la que su amigo estaba acurrucado. Se durmió casi de inmediato debido al cansancio que aquel día le había traído. En la otra esquina, las lágrimas escurrían silenciosas por las tatuadas mejillas de Kiba, quien hacía todo lo posible para no gritar o gemir de dolor… un dolor que parecía no querer salir de su pecho y el cual lo atormentó toda la noche. No fue sino hasta que  el sol se asomó por la ventana que Kiba se dio cuenta de que no había podido conciliar el sueño.

 

<><><> 

 

   Sasuke se encontraba recostado en su cama. Sobre sus piernas descansaba su ordenador portátil, cuya pantalla iluminaba su rostro con una luz azulada. En ella se podía ver la última parte de una conversación nada agradable que había sostenido con cierta persona:

GlassesBoy19: “Lamento escuchar eso, pero aún así estoy molesto: Me dejaste plantado por más de dos horas”

U.S.17: “Que pena, ya te dije que lamento lo que pasó, no estaba en mis manos”

GlassesBoy19: “¿Quieres que crea que otro chico te ‘secuestro’ y que ambos se quedaron atorados en un sótano por horas? No me hagas reír. Mira, si no querías verme en realidad sólo lo hubieras dicho. No me hubiera molestado seguir únicamente masturbándonos por webcam. Pero me molesta mucho las personas como tú, que sólo me hacen perder valiosas horas de trabajo”

U.S.17: “Ya me disculpe; si no quieres creerme es muy tu problema. ¿Hablas de odiar a un tipo de persona? Entonces te diré: Yo aborrezco a las personas que juzgan a otros sin conocerlos realmente.

GlassesBoy19: “Creo que conozco bastante de ti”

U.S.17: “Que conozcas la forma de mi polla y de mi cuerpo no significa que me conozcas. Tsk, honestamente, que arrogante eres.”

GlassesBoy19: “¿Arrogante? ¡Deberias hablar! Aquí el único arrogante eres tú.”

U.S.17: “Ohhh, claro. Como tú digas… Honestamente no sé qué carajos me pasaba por la puta cabeza cuando accedí a que nos viéramos en persona”

GlassesBoy19: “Jajajaja, pensabas en mi polla y no digas que no, miserable perra reprimida”

U.S.17: “Si como no. Me alegra que aquello pasara, no hubiera querido meter mi pene en una basura como tú.”

GlassesBoy19: Jódete, tío. Me hiciste perder una semana de mi vida y un día libre, ¿y sabes qué?, no lo vales. Repito: Jódete. Marica de Closet.”

 

   Y a pesar de la ira que tenía en esos momentos, Sasuke no pudo responder aquel último comentario, ya que, por mucho que le doliera, era verdad. Él era un joven de diecisiete años que tenía preferencia por los de su propio género, no obstante no podía revelar sus gustos a nadie y mucho menos a su familia… Así que si, era lo que muchos conocían como “gay de clóset” y no podía hacer nada para cambiar aquello. Furioso y vencido, Sasuke borró de sus contactos a GlassesBoy19 para siempre. No tenía la más mínima intención de volver a hablar con aquel tipo ni mucho menos de volver a verlo ya fuera por webcam o en la vida real; quizás si no se hubiera comportado como todo un pelmazo, lo habría considerado, pero ciertamente él odiaba y despreciaba a las personas que se tomaban todo tan enserio cuando en realidad no había necesidad de hacerlo. Como le había dicho, no había estado dentro de sus planes que un joven vagabundo de cabello rubio se entrometiera en su camino, chocando con él para luego secuestrarlo y meterlo dentro de un sótano del cual habían tardado horas en salir. ¿Quién podría predecir algo así?  Había sido una inmensa coincidencia, cuestión de mala suerte o quizás algo del destino, no importaba; en lo que concernía a Sasuke, el mero hecho de haberle dicho que sí a aquel contacto de internet cuando le pidió verse cara a cara había sido un error. Ciertamente había disfrutado aquellas largas sesiones nocturnas en las cuales ambos usaban sus computadores para masturbarse mirando al otro hacer lo mismo, pero todo debió haberse quedado en eso. ¿Qué hubiera pasado si aquel tipo hubiera planeado hacer algo malo con él? ¿Qué hubiera pasado si lo hubieran secuestrado realmente por un simple momento de calentura? Al pensar en eso se odió a sí mismo y al mismo tiempo se sintió extrañamente agradecido con aquel rubio tan alocado que había conocido aquella tarde. ¿Cómo dijo que se llamaba?

   — Naruto… — Dijo antes de cerrar su computador. — Si, dijo que se llamaba Naruto.

   Recordó todo lo que había pasado aquella tarde desde el punto en el que Naruto lo había chocado en el parque, a tan sólo unos quinientos  metros del punto en el que él y su contacto de internet habían quedado de verse antes de ir a algún hotel barato de la zona. Recordó el dolor que había sentido con el choque y también la ira que había experimentado; ira que, no obstante, se había evaporado al ver al chico frente a él. Naruto (cuyo nombre conocería posteriormente), era un joven rubio, de aproximadamente su edad, tenía un rostro curiosamente aniñado y estaba cubierto de arañazos y polvo. Sus ojos lo había cautivado en cuanto los vio: parecían dos grandes y brillantes pozos de agua azul, tan azul como el cielo de verano, tenía cabello rubio y muy sucio y vestía como todo un pordiosero, con sus ropas naranjas totalmente sucias de tierra y rasgada/remendada por todas partes. Su diagnóstico fue inmediato: Un sin hogar  un miserable vagabundo de esos que su padre odiaba tanto. Se comportó como con cualquier persona haría y trató de escabullirse de manera elegante diciendo cosas sarcásticas y luego insultándolo un poco. Pero, por alguna razón aquel muchacho lo había detenido y le había preguntado… Le había preguntado si podía verlo. ¿Qué significaba aquello? De cualquier forma, antes de que pudiera darse cuenta, ambos corrían por sus vidas y habían terminado ambos atorados en un sótano del cual no podían salir por su cuenta. Habían comenzado a conversar, Naruto le había dicho sobre los riesgos de pedir ayuda y mientras esperaban a su “caballero de reluciente armadura” como lo había llamado el mismo Naruto, él había decidido abrirse un poco con el chico, para sacar de su pecho tantas emociones que llevaba guardando demasiado tiempo. Y honestamente se había sentido mucho mejor después de contarle a alguien en carne y hueso sobre sus preferencias sexuales sin tener la preocupación de que éste pudiera revelarlo a la sociedad.  Además había pasado otra cosa, un pequeño detalle que no podía sacar de su mente y que tenía parte de la culpa en su ruidosa discusión con GlassesBoy19: Había besado a aquel vagabundo, lo había besado en los labios; y la parte más impresionante era… que le había gustado. No era la primera vez que besaba a otra persona en la boca, pero si era la primera vez en que se había sentido tan… tan bien. Si, honestamente hablando se había sentido rematadamente bien. En cuanto sus labios tocaron los del rubio se había sentido mareado y  había conocido finalmente la sensación de “tener mariposas en el estómago”, cosa que nunca había experimentado antes.  Él se sabía gay desde los doce años, cuando había empezado su cambio de niño a adolescente y había comenzado a sentirse atraído por el cuerpo de sus compañeros mientras que todos los demás parecían sentirse atraídos por el cuerpo de las chicas… nunca había tenido sexo, pero si había experimentado besarse y tocarse con algunos compañeros curiosos,  aun con todo eso jamás había sentido ni de cerca lo que había sentido con Naruto. Y si le agregaba el hecho de que no podía parar de pensar en el rubio lo llevaba a una única conclusión, conclusión a la que había llegado después de un buen rato de pensarlo:  Se había enamorado a primera vista (o de primer beso, en su caso) de Naruto.

   Sonrió con tristeza. No importaba cuántas vueltas le diera al asunto, sus divagaciones siempre aterrizaban en la misma conclusión: Estaba enamorado. “No puede ser” se maldijo internamente… Ya bastante problemas tenía con lo de ser homosexual como para que encima de todo hubiera terminado enamorándose de un miserable vagabundo que apestaba a sudor y a suciedad (aunque curiosamente, el recordar su olor no le molestaba del todo, de hecho, incluso le parecía un poco atractivo). Soltó una pequeña risa de desesperación que reverberó en los muros de su alcoba. Un par de lágrimas descendieron por sus mejillas, las cuales el limpió con rabia de inmediato, porque un Uchiha no podía permitirse ser débil y llorar era, según su padre, la muestra de debilidad más grande que podía existir.

    Su padre… Él era la causa directa de todo su sufrimiento, así como de la risa y las lágrimas de aquellos instantes. ¿Qué pensaría de él su padre? ¿Qué pensaría de él su hermano y su tío?  Su padre era un homófobo declarado ante la sociedad y era famoso por tener mano dura contra aquellos que demostraban su cariño abiertamente en la calle. Y como si eso no fuera poco, también manifestaba un odio casi irracional contra los pandilleros y vagabundos. Sasuke no tenía ni idea de lo enfadado que podría ponerse su padre si se daba cuenta de que propio hijo representaba una de las cosas que más odiaba en el mundo y estaba enamorado de otra de las cosas que más odiaba en el mundo. Seguramente lo excomulgaría de su familia, lo correría de la casa e incluso podría meterlo a la cárcel; o tal vez… en el peor de los casos, y para ahorrarse la humillación… si las cosas se salían de control, podría terminar matándolo. Un escalofrío le recorrió la espalda al pensar en esa posibilidad, porque sabía que su padre era capaz de hacerlo. Honor antes que familia, había dicho en alguna ocasión.

   — Sólo mi suerte; finalmente logré enamorarme de alguien y ése alguien tiene que ser un miserable vagabundo. Soy todo un orgullo para la familia Uchiha. — Dijo sarcásticamente con resignación mientras se contenía para no derramar más lágrimas. — Mientras nadie se entere, no debería haber ningún problema. Es como lo que hago por internet… si nadie se entera, nadie sale lastimado.

   No obstante, Sasuke sabía que no podía esconderse tras la seguridad del anonimato para siempre. Si realmente quería ser feliz, en algún momento tendría que buscar una pareja… y decirle a su familia. Si tan sólo pudiera cambiar lo que era, lo haría con gusto y sin rechistar; pero tristemente, eso no era posible, y lo había comprobado. Aún a pesar de haber tratado de salir y enamorarse de una chica atractiva (pretendientes no le faltaban), sus ojos siempre terminaban desviándose hacia algún chico atractivo que pasara a su lado. Finalmente, a los quince, se había rendido en tratar de cambiar y había aprendido a aceptarse tal como era. Pero no creía que su familia lo aceptara igual de fácil, así que había decidido mantenerlo eternamente en secreto, de ser posible.

   Porque el amor, en su caso, significaba abandonar su orgullo como Uchiha. Y eso era algo que él no podía hacer.  Bufó y volvió a encender su computador. Ciertamente que él no podía darse el lujo de ser feliz, pero al menos podía darse el lujo de disfrutar en el anonimato del internet. En ocasiones podía encontrarse a tipos muy calientes y disfrutar de un rato de fantasías frente a la cámara de su ordenador. Y ya que  como siempre estaba solo en su casa… ¿por qué no?

 

 

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     El líder de Hebi, Orochimaru, era un hombre de apariencia extremadamente joven pero que ya rozaba los cuarenta años. Tenía la piel de color blanco cadavérico, casi rayando el color gris, era de facciones afiladas y de complexión delgada, tenía el cabello negro largo hasta la espalda y unos ojos afilados y fríos como el hielo los cuales siempre delineaba y sombreaba con colores morados y amarillos para acrecentar su aspecto de serpiente, para acrecentar su aura de peligro; ciertamente funcionaba, su aspecto amedrentaba tanto a  aliados como a enemigos; si a eso le sumabas que era un genio en el uso de armas de filo y armas de fuego de cañón corto, entonces se comprendía el porqué todos le tenían tanto miedo y tanto respeto. Había sobrevivido a quince intentos de asesinato, tanto por parte de sus aliados como por parte de los insignificantes miembros de Akatsuki; así como también a tres redadas policiacas dirigidas por el mismísimo Fugaku Uchiha, todo lo cual le había granjeado la fama de inmortal y le había concedido su sobre nombre de Fumetsu Orochi.

   — Entonces, ¿es algo seguro? — Preguntó el líder de Hebi al sujeto frente a él; un hombre joven, de cabellos rojo y mirada astuta.

   —  Por supuesto que lo es. Fugaku Uchiha nos envió la información en un memorándum de papel inflamable. Eso es algo que sólo hace cuando va muy en serio y nosotros, sus oficiales de confianza, tenemos la obligación de quemar ése papel inmediatamente después de leer la información. — El joven pelirrojo decía con una sonrisa de superioridad, una sonrisa causada por la idea de pensar que por muy perfecto que fuese Fugaku, había cometido el error de nombrarlo a él, Akasuna Sasori, como un “oficial de confianza”. Pero bueno, después de todo, era un actor increíble, así que era comprensible. — En este caso la información era muy clara: Por orden del “honorable alcalde”, Fugaku ha obtenido poder absoluto para tratar con los pandilleros. Nos ordenó organizarnos en escuadrones muy grandes y principal intención es acabar completamente con Hebi y con Akatsuki. Y para lograrlo ha pensado en un asedio a largo plazo, cortando nuestra principal fuente de ingresos.

   — Ya veo. ¿Y Fugaku realmente cree que puede ganar un asedio a largo plazo contra mi? Además, estoy seguro que Yahiko no se quedará sentado mirando. — Dijo burlón. —  Fugaku sabe que él no tiene la capacidad para atrapar a ninguno de nosotros dos.

   — Sí que lo sabe. Es por eso que… — Dijo con un poco de duda Sasori. — Fugaku sabe que únicamente una persona ha estado cerca de atraparte a ti y que logró capturar al anterior líder de Akatsuki. Y es por eso que ha mandado traer al gran Jiraiya de su estancia en el extranjero.

   Orochimaru se tensó, cambió su postura relajada por la de un animal en peligro. Curiosamente, las cicatrices en su espalda  comenzaron a arderle nuevamente, como si hubieran vuelto a abrirse después de tantos años. No obstante, únicamente ensanchó su sonrisa de superioridad. ¿Conque el estúpido jefe de policía creía que sus posibilidades de atraparlo (vivo o muerto) aumentaban al traer a ese viejo perro de caza? Pues que lo intentara.

   — Te agradezco por tu informe, Sasori; si no fueras un oficial de policía te ofrecería una chica totalmente gratis en agradecimiento… Oh, es cierto — Dijo, siempre manteniendo su tono de burla. — Tu eres de los que prefieren a los chicos, ¿verdad? Da igual, también tenemos algunos a nuestra disposición. Si quieres, puedes pasar a verlos; ¡escoge el que mas te guste, la casa invita!

   — Je... Gracias, pero tengo que volver a mi trabajo, si desaparezco demasiado tiempo mi jefe se enfadará a sobre manera. Otro día quizás… Por cierto, Orochimaru, vigila a tus chicos. Cuando hablé sobre la principal fuente de ingresos no me refería a las drogas o a los órganos, sino a los que los proveen. Y eso incluye a tus adorados chicos.

   El hombre pelirrojo se dio media vuelta y se retiró sin nada más que decir de la guarida de la pandilla mas poderosa de la ciudad… tal vez del país entero. Y él estaba orgulloso de pertenecer a ella. Ahora, tenía que volver a su puesto de trabajo en la oficina del jefe Uchiha, y más tarde iría a visitar a su querido amigo Yahiko para darle las noticias sobre los planes de acción de los uniformados. Si… él estaba orgulloso de pertenecer a la pandilla Hebi, así como estaba orgulloso de ser parte de la honorable pandilla Akatsuki y también estaba igualmente orgulloso de ser parte de la policía de la ciudad y un reconocido artista a nivel nacional. Si, sin duda Sasori era una persona muy compleja y que disfrutaba al máximo de cada faceta de su vida, de cada fragmento de su existencia.

   — Me pregunto si Kiba seguirá trabajando aquí. Le preguntaré a Orochimaru la próxima vez que venga a “cobrar” por mis servicios.

 

 

>>>Continuara.

Notas finales:

   Y bien? No sean malos conmigo, lo de Kiba y Naruto tenía que pasar de esta forma para que lo que sigue tenga una razón de ser. Espero que hayan disfrutado la breve lectura de esta semana. Prometo esforzarme más de aqui en adelante (honestamente fue un capitulo dificil de escribir). 

 

 Gracias por darse el tiempo de leer y si les gustó o no, dejar un review no cuesta nada. 

Nos vemos el próximo sábado.


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