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Better with you... por Kyo_opera

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Y esa… Esa fue la gota que derramo el vaso.

 

—      ¡¿En qué demonios estaban pensado?! ¡Ya sé! ¡NO LO ESTABAN HACIENDO! —

 

Y así los cinco integrantes estaban literalmente cabizbajos siendo regañados por su manager, y bueno, no lo culpaban se habían excedido… Es decir esta bien que pelearan entre ellos en los ensayos, en los pasillos, en el baño… Pero ya de hacerlo en mitad de un concierto, y que aquel sucedo fuera a parar a oídos de medio mundo. Eso, eso era demasiado.

 

—      Ah… Pues, sí Mao no fuera tan… — un ‘’mgrrh’’ salio de sus labios, lo que podríamos interpretar como un ‘’sonido’’ de mala gana para referirse al vocal. — Y no me hubiese tirado el micrófono en el pie, nada habría sucedido.

—      Óyeme bien. No fue culpa mía, si tú y tú guitarra no me hubiesen golpeado no habría tirado el micrófono. Es tú culpa — alego de brazos cruzados.

—      ¡YA BASTA! — grito el manager, el cual, fue olímpicamente ignorado.

—      Supongo que ambos tienen algo de culpa ¿No lo creen? — hablo el segundo guitarrista recibiendo una mirada de odio de parte de ambos.

—      Tú cállate ¿Quieres? — rápidamente volvió a hablar el rubio — No, Tsurugi, no era una pregunta. —

—      Bien… Basta de gritos. — hablo tranquilamente el pelinegro bajista — ¿Qué va a pasar ahora? —

—      Yo me pregunto lo mismo — agrego el batero, ahora mirando a su manager — ¿Qué va a pasar… Ahora? — repitió.

—       Hable con el presidente de la compañía… — los cinco restante colocaron una cara difícil de descifrar — No porque yo quisiera y lo saben. Ahora — se cruzo de brazos — Me dijo que… — suspiro.

—      ¿Qué pasa? ¿Nos van a echar? — resoplo el más bajito. — Habla de una buena vez. —

—      Una pelea más… Sólo una, dónde sea… Y adiós Sadie. —

 

Nadie dijo nada, en aquella sala el silencio reinaba, y es que; nadie se atrevía a decir nada… ¿Todo lo que habían logrado se iba a ir a la mierda? No, no iban a permitir eso. Sin embargo, nadie decía nada aún, ni siquiera se miraban los rostros… El rubio vocal, se movió pasando a recoger sus pertenencias, las echo a su bolso y se acomodo la ropa; todo bajo la mirada de los cinco restantes, se dispuso a salir no sin antes detenerse un momento en el umbral de la puerta.

 

—      Me parece perfecto. Aquí ya no habrá más peleas, al menos no por mi parte… Lo demás es cosa suya. — Volteo un instante, vio a sus compañeros allí parados mirándole y a su manager delante de ellos, el cual en este instante era el dueño de su atención — Tienes la cremallera baja. —

 

Sin más que decir salio de allí y no había llegado al ascensor cuando escucho fuertes carcajadas, a lo que negó para sí mismo sonriendo. Una vez tomo el ascensor y ya abajo se dispuso a salir de la compañía, notó que no hacía un muy buen clima que se diga — Que buen día para tener el auto en el taller. — murmuro para sí mismo mientras sacaba su celular y llamaba un taxi, ni loco se iba caminando.

 

Ya fuera de la compañía se sentó en una de las banquitas que se encontraban en aquel lugar a esperar al dichoso taxi, varias personas pasaban, gracias al cielo estaba casi completamente cubierto por aquello del… ‘’No ser reconocido’’. Había pasado un buen rato desde que llamo al susodicho carro amarillo con rayas negras, al que cualquier persona común y corriente llamaría taxi; él no, él lo llamaba ‘’carro amarillo de mal gusto’’. Se encogió de hombros acurrucándose en sí mismo, ya comenzaba a hacer algo de frío y el clima no mejoraba, tampoco hay que contar con aquel sujeto de apariencia extraña lo miraba insistente desde hacía ya rato. — Dios, e sido bueno… En ocasiones. Mándame un ángel o cualquier cosa. ¿Sí? —   

 

—      ¿Te llevo? — Levanto la mirada exaltado, encontrándose con la sonrisa burlona de su castaño guitarrista… — Dios, gracias por mandarme… Cualquier cosa — pensó el rubio.

—      ¿Qué te hace pensar que quiero que me lleves? — le miro enarcando una ceja.

—      Vamos, sube. Hace frío — palmeo el asiento del copiloto.

—      Ya llame un carro amarillo de mal gusto, Mizuki. Lo esperaré vete a casa —

—      ¿Hace cuanto llamaste al taxi… Mao? — silencio por parte del vocal. — No vendrá, déjame hacer una buena acción este día. Quizá luego me de algo de suerte — río.

—       Vete a la mierda. ¿Quieres? — y de nuevo hablo rápidamente — No, no era una pregunta. —

—      Como quieras… Pero cuando algún fanático loco, o de por sí, algún vago intente violarte… No será mi culpa —

 

¿Qué podía alegar ante aquello? En parte tenía razón, y además estaba ese sujeto que lo tenía nervioso. El castaño echo para atrás la palanca de su auto dispuesto a irse, cuando sintió la puerta del copiloto abrirse, y cerrarse de golpe de nuevo.

 

—      ¡Arranca, arranca! — Sonrío burlesco ante los gritos de su vocal, y sin más se alejo de allí.

—      ¿Qué no era… qué no querías que te llevara? —

—      Cállate… Eras tú, o ese extraño sujeto que empezaba a acercarse a mi persona — se encogió de hombros.

—      ¿Estabas asustado… Eh? — río y miro de reojo al rubio quien le dedico una mirada que… Bueno, sinceramente lo asustaba… Sólo un poco.

 

El camino estuvo en silencio luego de aquello, un par de semáforos, el tráfico estaba normal, eso hizo que la trayectoria al departamento del más bajo no fuera tan larga.

 

—      Te la cuidas rubito. — dijo el castaño una vez que detuvo su auto.

—      Cuídamela. — le miro mientras ‘’apretaba’’ su entrepierna y  salía del auto.

—      ¡Vulgar! — le grito divertido el guitarrista desde su auto.

 

El rubio miro a ambos lados cuidando que nadie estuviera cerca, el castaño lo miraba curioso, y más porqué se estaba quitando el cinturón… el botón del pantalón… la cremallera… Y los ojos del otro se abrieron de sobre manera al ver el blanquecino trasero de su vocal al aire y meneándose en su cara…, bueno literalmente en su cara, estaba lejos pero ese gesto era para él.

 

—      ¡Qué no se te salga la baba, Mizuki! — le dijo ya una vez acomodándose el pantalón.

—      Ya quisieras… ¡Enano! —

 

Y antes que pudiese defenderse, el castaño ya había dado marcha al vehiculo. Sin más, bufó y se adentro al establecimiento dónde yacía su hogar, pues las primeras gotas de la fría lluvia y que el mal clima ya había advertido comenzaron a caer. Subió el ascensor hasta el séptimo piso, abrió la puerta de su residencia, tiro sus zapatos importándole poco en que lugar cayeran. Sí, eso era lo bueno de vivir sólo… Sólo.

 

Se metió a dar una refrescante ducha, salió para colocarse unos bóxers limpios y una playera larga… Oh sí, ¿Qué más podía pedir? Fue hasta su refrigerador y saco una soda, no tenia ganas de beber en ese momento…, se tiro a su amplio sofá y tomo el control de su televisor última generación y lo encendió, comenzó a cambiar los canales, hasta que encontró algo que de verdad le era entretenido de ver.

 

—      ¡La pantera rosa! — grito entusiasmado tomando un sorbo de su soda.

 

Luego de un rato de risas y tiempo para sí mismo preguntándose ¿Porqué el monito blanco tenía ese afán de molestar a la pantera rosa? Y lo peor era que hiciese, lo que hiciese siempre salía perdiendo. Apago la televisión y de recostó en el sofá con su celular en manos, lo reviso haber si tenía algún mensaje, llamadas perdidas, o algo en particular, sin embargo en aquel aparato no había absolutamente nada, llego a la conclusión simple que nadie lo quería. Pero eso, eso no le impediría molestar a alguien para complacerse así mismo; ya le empezaban a asustar un poco sus pensamientos, hasta el mismo en ese momento creía que de verdad tenía alguna especie de parentesco con aquel rudo — Aparentemente — vocalista de aquella banda dónde todos asustan… ¡Dir en Grey! Suspiro y comenzó a buscar en su directorio telefónico.

 

—      Mh… Aki… No, él de seguro estará dormido. Vago — siguió buscando — ¿Kei? — lo pensó un poco y volvió a buscar — ¡Tsurugi! Él de seguro no esta haciendo nada lucrativo. — y marco…

 

Repicaba…

 

Y seguía repicando…

 

—      ¿Hola? — se escuchó de la otra línea, sí, justo estaba por colgarle.

—      ¡Tsurugi! Amigo mío, ¿Qué estas haciendo? — comentó fingiendo interés.

—      Mhh… espera… — sintió como apartaba el aparato de su oído. — ¡Abre más las piernas Aki… más! ¡Así! —

—      ¿Eh…? —

—      Ya… ¿Qué paso Mao? —

—      Nada, yo sólo… —

—      Ahhh… A-Aki… ¡Ya basta! —

—      Mierda, ¿Qué estas haciendo? —

—      Mao yo… ¡AHHH! —

 

Decidió que era mejor cortar la comunicación, por su salud mental, así lo hizo.

 

—      ¿A quién llamo? — decía al aire mirando su móvil — Supongo que hoy no haré nada… —

 

Dejo aún lado su móvil y se dispuso a acomodarse en el sofá abrazando uno de los mullidos cojines del mismo. Tranquilidad, paz, se sentía tan bien… Aquello voz que se oía a lo lejos pero sin embargo sentía las caricias de aquella persona, esa voz pacifica y calmada, le decía que lo amaba… — Mao… Mao… — cada vez se escuchaba más claro.

 

—      También te amo… mmh… — y allí fue donde sintió un fuerte golpe en su nuca que lo hizo abrir los ojos de golpe.

—      ¿A quién mierda amas? ¡Ya vístete que vamos tarde! —

—      Por un demonio Mizuki, ¿Qué haces aquí? —

—      Si serás… — ‘’mggrh’’ otro sonido de mala gana para referirse al rubio. — Recuerda que ayer el manager dijo que hoy ensayaríamos, a pesar que fuese sábado… Por lo del castigo. —

—      Ah… Cierto. — se levanto — Iré a bañarme —

—      Sí, bastante falta que te hace. — y antes que el rubio pudiese objetar estaba siendo empujado al pasillo de su hogar, por el castaño. — ¡Muévete, muévete! —

 

Luego de haber dejado a su vocal en el baño, se dispuso a tirarse en el sofá de este… Cerro los ojos y echo su cabeza para atrás relajándose un poco. La verdad estaba un poco afligido, y es que no todos los días de enteras de que esa cierta persona que, quizá y sólo es una suposición te gusta, hasta podría decir de la que estas enamorado… Ama a alguien más. ¿Quién seria aquel que inunda los sueños de su pequeño? Para así poder estrangularle, sí, esa idea se hacía bastante tentadora…, es decir, el no iba a permitir que le quitaran lo suyo, aunque técnicamente no lo fuera, bueno, en su mente, así era.

 

Un par de sonidos de cosas cayendo al suelo lo hizo sobresaltarse, y llevar su mirada hasta el pasillo dónde noto la puerta del baño entre abierta. Parpadeo un par de veces para luego encontrarse con el rubio vocal atravesando el umbral hacía la sala murmurando quien sabe cuantas maldiciones. Mizuki, como persona madura — En ocasiones —, y coherente, sabía que ya iban bastante atrasados, entonces sin esperar nada, o, bueno una buena patada en el trasero jalo al su vocal escaleras abajo, y luego lo tiro al auto; sí el portero del lugar no le conociera pensaría que el más bajo estaba siendo victima de un secuestro, pero era eso o ser al que vayan a ver en un funeral. Dio marcha a su auto, y agradeció mentalmente  que el tráfico esa mañana no estuviese tan concurrido como en otros días y claro era sábado en la mañana la gente normal estaría en su casa, dormido en su calida cama, pero ellos… Ellos simplemente no podían darse el lujo de hacer tal cosa, al menos no ahora.

 

—      Tengo hambre. — vocifero el rubio.

—      ¿Y? ¿Qué quieres que haga? — le miro de reojo el castaño.

—      No sé, tu ves… Me sacaste de mi casa, y yo iba a comer. —

—      ¿Tú quieres fallecer? Gracias a ti, y a tus sueños con quien sabe quien. — sonaba molesto — Estamos llegando tarde. —

—      ¿Ahora es mi culpa, no? Pues, que esperen… Tengo hambre, dame de comer — dijo de brazos cruzados.

—      No… Aguanta, ya estas grandecito. —

—      ¡Pero tengo hambre! — le jalo la manga al otro.

—      Déjame conducir o tendremos un accidente… — suspiro. — Ya todos deben estar allá, quizá, esperándonos. —

—      ¡Já! Créeme, Aki y Tsurugi deben estar exhaustos — frunció el entrecejo.

—      ¿Qué? ¿Por qué lo dices? — volvió a mirarle de reojo, esta vez, enarcando una ceja.

—      No es nada, olvídalo. —

—      Mao… —

—      ¡Ya basta! Conduce a la jodida compañía —

 

Y de ese momento en adelante toda la corta trayectoria que quedaba por recorrer fue en toral silencio, incluso del momento en que aparco el auto, bajaron y entraron para tomar el ascensor… Un incomodo silencio. Él castaño abrió la puerta de su sala de ensayos, y como esperaba allí estaban los otros tres miembros de la banda…, entro y se dispuso a tomar su guitarra para afinarla con rapidez y colocarse en su posición para comenzar a practicar, estaba ofuscado, quería descargarse.

 

—      ¿Hola? — hablo el batero al ver al guitarrista.

—      Vamos a ensayar de una buena vez. — fue la voz del vocal quien los saco a todos se su trance y se posicionaron. — Bien, ¿Comenzaremos… —

—      Grieving dead soul… —

 

Simplemente asintió ante la petición del guitarrista; y de ese modo comenzaron a ensayar. Luego de unos minutos todos notaron la tensión del  anteriormente nombrado guitarrista, hasta parecía que iba a romper las cuerdas, incluso el mango del instrumento…, sin embargo nadie comento nada y sólo continuaron en lo suyo, después de todo mal, mal no lo estaba haciendo. La mañana fue desapareciendo, dejando tras el paso de la tarde, momento en el cual decidieron tomar un descanso bien merecido, no habían discutido y las canciones les salieron de maravilla. El pelinegro bajista salio con un encendedor y una caja de cigarrillos en mano, acompañado por el batero, seguido salio el rubio vocal, quedando únicamente ambas guitarras en la sala.

 

—      Tsurugi… — le llamo el castaño.

—      ¿Qué pasa Mizuki? — contesto ensimismado acurrucándose en el sofá de ese lugar.

—      ¿Ayer estuviste con Mao…? —

—      ¿Con… Mao? — debuto unos segundos. — No, pero sí, él me llamo, cuando estaba con Aki. —

—      ¿Con Aki? ¿Qué hacían? —

—      Pues… — río un poco — Le dije a Aki que fuera a mi casa, para… —

—      Ya, ya sé. No tienes que decirme el resto — se encogió de hombros haciendo una mueca con la boca.

—      ¿En serio? ¡La próxima vez podrías ir tú también! —

—      ¡¿QUÉ?! —

—      ¡Y Mao! — se exalto. — ¡Todos, Kei también! —

—      ¿Estas demente? Jamás haría algo así con la banda… Es decir no te juzgo con Aki, pero... —

—      ¿Qué? Hacer Yoga es bueno, para el cuerpo y el alma…, con unas sesiones más Aki podrá estirar bien las piernas. — río.

—      ¿Yo-Yoga…? — su cara se torno completamente rosa.

—      Sí… ¡Oye! Dijiste que sabías. — le miro interrogante — Un minuto… ¿Qué pensabas, eh? —

—      ¿Qué? ¡¿Yo?! Nada… Nada, eh… Tengo que… que… — su lengua se enredo — El perro. Adiós —

 

Salio de inmediato de allí, recriminándose por pensar mal, es decir, no fue del todo culpa suya… Seguro que el enano de su vocalista también lo había echo, era culpa de él. Comenzó a caminar por los pasillos casi desolados de la compañía, como cambiaba ese lugar los sábados. A diferencia de los días de semana, todo concurrido gente corriendo y saltando de un lado a otro, o simplemente  perdiendo el tiempo, chismoseando, porque eso era algo que no faltaba en los pasillos de ese lugar chismes, y hasta difamación. ¿Qué cosas, no?; La verdad no tenía mucha hambre que se diga, y aún faltaba algo de tiempo para volver al ensayo… Entonces tomo camino al baño, buen momento para tomarse fotos en el espejo. Un vez en el baño, comenzó a arreglar su cabello y estaba dispuesto a tomarse muchas fotos, y es que a él le gustaba complacer a sus Fans y él sabe lo que les agrada, o al menos esos eran sus pensamientos…, hasta que escucho varios tosidos provenir de uno de los cubículos.

—      ¿Quién esta allí? — pregunto curioso, no se imaginaba quien podría ser después de todo estaban sólo la banda y una que otra persona. — ¿Hola? —

 

Fue su sorpresa ver salir del cubículo a su vocal, agitado y con los ojos llorosos, quien se dirigió de inmediato a uno de los lavabos para limpiar su rostro, sin dudarlo mucho el castaño se acerco a él con una expresión bastante confusa que sinceramente no sabía que estaba realizando en ese momento.

 

—      ¿Qué te pasa? — intento colocar su mano sobre el hombro del otro pero esta fue detenida por un manotazo. — ¿Qué mierd… —

—      Déjame. —

—      Mao… Tú… ¿Por qué vomitabas? —

—      ¡Eso no es tú problema! — dijo casi gritando.

—      ¡Claro que es mi problema! — respondió de igual manera.

—      ¿Por qué? Es mi asunto… Tú no eres nadie para entrometerte en mi vida ¿Entendiste? —

—      Mao… —

—      M-Mizuki yo… N-no… —

 

No logro articular una palabra más pues, el castaño guitarrista había dejado ese lugar hecho una furia. El vocal se sentía destrozado de igual manera, provocando que golpeara con el puño cerrado el espejo del baño haciendo que este se rompiese y también cortara sus nudillos…

 

Mizuki entro a la sala de ensayos sin decir palabra, tomo sus cosas y se largo. En el ascensor ya no logro reprimir las amargas lágrimas que salían sin parar — ¿Por qué? — era lo único que podía pensar en esos momentos… Subió a su auto y apretó el acelerador, por mucho que amara a ese rubio, sí el quería que las cosas fueran de esa manera, pues así iban a ser. Agradeció mentalmente que no estuviese lloviendo pues seguro iba  a parar directo al hospital y con su auto estampado a un árbol. Estando ya en su apartamento tomó su móvil y envío un texto con rapidez… Pasando a dejar el aparato botado sobre el sofá, se saco la camisa, y los zapatos quedando únicamente en pantalones. Fue hasta la cocina y de uno de los gabinetes saco una botella de Whisky, y de otra una copa ya cual dejo sobre el mesón y se apresuro a destapar el licor y beber del pico de la botella. Poco tiempo después el timbre comenzó a sonar y se apresuro a abrir la puerta.

 

—      Leí tu mensaje y vine lo más rápido que pude… ¿Qué suced… —

 

El castaño tomó de la cadera a su invitado y empezó a devorar vorazmente sus labios, mientras de este se dejo llevar hasta que terminaron sobre el sofá… Entre lamidas, besos y toqueteos, la ropa empezó a desaparecer, más, el sonido del celular del dueño de la casa les saco un poco de lugar. Lo tomó y vio el remitente — Mao… — leyó internamente, y corto la comunicación para poner en vibrador el móvil y tirarlo por allí, para pasar a seguir con lo suyo.  Quizá luego pensaría en sus acciones, ahora sólo quería descargarse…

 

 

Y… Todo el camino hasta su departamento fue un tanto incomodo. A decir verdad, hubiera preferido quedarse en el auto que tener al pelinegro mirándole reprobatoriamente en su sofá, sí… Ese era un hecho.

 

—      Bien… Te escucho. — hablo al tiempo que bebía de su café.

—      Yo… ¡No fue mi intención! Estaba molesto y… —

—      ¿Qué le dijiste? —

—      Que no era nadie en mi vida… — dijo en un hilo de voz mirando al suelo, a lo que el otro soltó unas carcajadas. — ¿De qué mierda te ríes? — ya se empezaba a cabrear.

—      De ti, eres tan tonto… Ahora Mizuki debe estar echando humo. — dijo tranquilamente — ¿Qué piensas hacer? —

—      No sé, no tengo idea… ¡Y tú no me ayudas! —

—      ¿Por qué no lo llamas? —

—      Eres un hijo de puta Aki… ¿Crees que no lo e intentado? —

—      Oye, no objetare nada contra eso. — río — Pero tú igual lo eres, y hasta peor —

—      ¿Sabes? Eso sigue sin darme ánimos ni me ayuda… —

—      ¿Tienes algo de comer por allí? —

 

El vocal suspiro cansado, y es que supuestamente su pelinegro bajista, le acompaño para ayudarlo a resolver los problemas que en ese momento tenía, entre los cuales estaban el guitarrista y su mano que ya se empezaba a hinchar. Pero no, de cierta manera presentía que algo como eso iba a pasar, se reiría un poco y luego iría a por su comida, seguramente viendo televisión aplastado en su sofá…, Fue al baño para sacarse los trozos de vidrio de los nudillos y desinfectarlos, luego se coloco una venda, con eso estaría bien hasta que sanará… O al menos así lo pensaba y como si fuera alguna especie de mago y/o adivino, todo lo que antes había pensado con respecto al bajista estaba haciéndose realidad.

 

—      ¿A dónde se te va la comida, eh? —

—      Al trasero. Por eso es así de sexy ¿Quieres ver? —

—      Claro, me encantaría. — ironizo — ¿Sabes? Podría echarte de mi casa… —

—      Vamos, hazlo. — dijo cruzándose de piernas sonriente.

—      No, te necesito aquí para que me lleves mañana al trabajo — le sonrió igual — No confío en esos carros amarillos de mal gusto… —

 

Aki le miro de una manera poco agradable a la vista de cualquiera, Mao, bueno el le tiro un beso y desapareció por el pasillo… Llevo a su habitación y se dejo caer sobre su cama, esta noche dormiría, o al menos lo intentaría. Mañana intentaría hablar con su guitarrista, y sino el lunes en el ensayo… Es decir, se ven todos los días ¿No pueden estar así, cierto? — No puedo perder su amistad… Es decir es sólo por eso… — Tomó una de sus mullidas almohadas y la coloco sobre su rostro soltando una especie de gruñido, para luego acomodarse abrazando la misma. Pasaron unos veinti…tantos minutos cuando por fin lograba conciliar el sueño.

 

— Calling the loser… Cutting the blue heart... — murmuraba entre sueños, pues escuchaba bastante claro aquella melodía que lo hacía cantar aquello ya por inercia, de igual manera fue abriendo con pesadez los ojos para encontrarse con su celular sonando y brillando… Lo tomo de mala gana para contestar — ¿Quién mierd… — una especie de corriente recorrió toda la extensión de su espalda. — Mizuki… —


 

 

 


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