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Atraso por MrsRobinson

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Notas del fanfic:

Bien, bien, bien: Me presento, soy Mrs. Robinson, mujer de mediana edad con cierta afición por el amor homoerótico y la escritura. Hace unos cuantos meses llegué a un nuevo trabajo y una situación se me presentó, automáticamente mi instinto de literata vino a mí y quise relatarla y regalarles a ustedes un pequeño trocito de mi vida (aunque les otorgo el beneficio de la duda y no aclararé si el hecho me ocurrió a mí o a otra persona).

Por ultimo me resta decirles que disfruten y las críticas (sean del tipo que sean) están bienvenidísimas.

 

 

Es curioso pensar que hay personas que están predestinadas a llegar atrasadas doquiera que vayan…

 

Ése fue el primer tema de conversación que tuve con él, con Víctor. Yo llegaba a mi turno de tarde en la oficina con diez minutos de adelanto como de costumbre mientras él esperaba los restantes diez para su horario de salida, me senté en un cubículo continuo al suyo y cruzamos esas palabras, el comentó con jocosidad que yo llegaba siempre muy temprano y con total honestidad le mencioné que odiaba demorarme, él por su parte era de aquellos que siempre se retrasaban, por más que su intención fuera la contraria.

[-Hola compañero, cómo está?- preguntó mostrando todos sus dientes en una gran sonrisa.

-Bien, bien, y tú?- le respondí impregnándome yo mismo de esa característica alegría, sintiendo en mi pecho un cosquilleo cálido.

-Bien, aunque con algo de sueño. Usted sabe compañero, anoche me fui de cervezas- comentó, para terminar con esa risilla amistosa que me produjo otro cosquilleo-Llegó temprano compañero- dijo casualmente sin dejarme responder a su anterior comentario.

-Si? La verdad es que no he visto la hora- le respondí con sinceridad, sonrojándome de manera inexplicable, para luego mirar el reloj de mi computadora y disimular mi bochorno.

-Todavía quedan diez minutos. Eres de esos que siempre llega temprano- declaró, sonriendo de esa manera eternamente cálida, lo que me había dicho despertó una inevitable curiosidad en mí. Él prestaba atención a mis hábitos y además los destacaba.

-Puede ser. Es que, sabes, jamás me ha gustado llegar tarde, prefiero siempre llegar adelantado- le relaté sincerándome.

-Está bueno eso. En cambio yo soy un desastre, jaja. Pero no es algo que haga con intención, casi siempre deseo llegar temprano y aunque me lo proponga termino llegando retrasado, jaja.- me explicó siempre riéndose, yo le miré comprensiva y cómplicemente.

-Al parecer tú eres del tipo contrario. Me refiero a que eres de esos que siempre llega tarde- terminé diciendo, y la conversación duró algunos minutos más con temas irrelevantes sobre el trabajo.]

El que esa haya sido nuestra primera conversación no significaba que nunca antes habíamos cruzado palabra, de hecho me lo atravesaba día tras día desde los cuatro meses transcurridos a partir de mi arribo en aquel trabajo. Habíamos sido presentados por un amigo y desde el principio yo había disfrutado de cada uno de sus saludos, era todo un placer para mí verle a lo lejos, acercármele a estrechar su mano o simular un pequeño abrazo, mirar esos ojos risueños y esa sonrisa exultante que hacían surgir en mí un genuino “cómo estás”, por primera vez en mi vida interesado en la respuesta.

Víctor era todo un enigma y, como era conducta repetitiva en mí, me había enamorado idealísticamente de él con solo un atisbo nimio de su atención. Patético.

Por un lado Víctor era todo lo contrario a lo que mi historial de parejas dictaba, estaba por completo alejado del patrón que cumplían mis anteriores novios, no era ni por asomo el típico cliché de homosexual atractivo, elegante y siempre bien vestido, con un tono alternativo y, para qué negarlo, con un rasgo de sutil feminidad que rellenaban mis listas. Víctor más bien no obedecía a ninguno de esos calificativos, no era atractivo ni mucho menos una gran belleza, sino un ajado y despreocupado hippie que llevaba jeans rotos y una maraña de cabellos rastas. Tenía ojitos de canabis y, como deben estarlo pensando, no era ni en mis mejores sueños homosexual. Tenía novia.

[…-Y compañero, va a ir usted con los amigos después del trabajo por unas cervezas?- me preguntó en tono compinche, palmeando mi espalda con su mano izquierda.

-Yo creo que sí, no tengo mucho que hacer hoy en la noche… Y es mejor que nada- le respondí, terminando con una media sonrisa. Él la correspondió inmediatamente.

-Claro, hay que divertirse, además ahí estarán todos- me dijo.

-Tú vas?- pregunté, disimulando mi ingente interés.

-No, no puedo. Hay que cumplir con la novia- soltó una risilla mientras decía lo último.

-Ah! Tienes novia- afirmé, sonriéndole, escondiendo en mi tono divertido ese deje de decepción que me embargó.

-Sip, hace tiempo ya- me relató.-Y usted, compañero?-

-Yo?... Nop, no tengo NOVIO-remarqué, sonriéndole con honestidad.

-Ahhhh, eres gay?- me dijo con lo que realmente parecía asombro, pero que terminaba asombrándome a mí, no podía imaginarme el que no se diera cuenta, ya que yo no solía ocultarlo.

-No te diste cuenta?- Le pregunté genuinamente extrañado.

-Tú sabes que soy un distraído, no me exijas demasiado jajajaja.- rió con total dulzura y volvió a palmearme la espalda con su mano izquierda.

Finalmente la conversación tomó otros rumbos y yo agradecí internamente su total aceptación.]

Pero por otro lado juntaba en su personalidad narcótica toda una mezcla de rasgos que le hacía totalmente irresistible en mí: Partiendo por su sonrisa, brillante, sencilla, honesta y embriagante.

[…-Listo para empezar la semana, compañero?- me preguntó ese día lunes, con la sonrisa más brillante de todas, reclamándole calidez a mi cuerpo entero, cosquilleos y mariposas.]

Sus palabras, siempre dispuesto a robarme una risa con un adorable chiste o comentario.

[…-Ánimo, quedan dos horas y salimos compañero!- me dijo con aire amistoso, apretándome el hombro mientras me veía a mi mismo con aire cansado después de toda la jornada laboral.]

Sus manos, inquietantemente finas y de dedos largos, misteriosamente buscando mi hombro o mi espalda para tocarlos con aire de compañerismo.

[…-Cuídese mucho compañero, que tenga buen fin de semana y nos vemos el lunes- se despidió, mientras me apretaba en un gentil abrazo, manteniendo su mano en mi espalda, lo que hizo sentir en mí escalofríos en la parte tocada.]

Su afición al alcohol, bendita afición al alcohol, la que lo llevó aquella vez a emborracharse de manera graciosa, arrancando de él todo eso vilmente oculto, para luego transformar esa tarde otoñal en un barcito de la capital en la más entrañable de todas. Me alejó del grupo de compañeros de trabajo, me llenó con alguna conversación de insulsa borrachera para finalmente atreverse a profanar mi boca con un beso tan malditamente excitante que me hizo ver estrellas en menos de dos segundos, momento en los que sentí su barba crecida de hippie restregarse contra mi rostro limpio, percibir su olor a marihuana, alcohol y delicioso perfume masculino, sus manos aferrándose a mi cuello y cintura con demasiado fervor y una vieja y horriblemente cursi canción de miguel bosé sonando en el local. Finalmente el beso se terminó con rapidez, dejándome con la añoranza de sus labios, lengua y sabor bailándome en la boca y el alma. Le miré serio, él inesperadamente me correspondió de la misma, cosa que no duró demasiado ya que todo terminó en una estridente risa que inevitablemente contagió en mí, me abrazó amistosamente y volvimos a la mesa.

[…-Te invitaría a bailar conmigo, pero no esta música, jajajaja- me dijo riéndose, acercándose demasiado a su vez, lo que me extrañó pero no intenté alejarme, solo le atajé por los antebrazos.

-Yo tampoco bailo miguel bosé. Por muy gay que sea, esto definitivamente no es mi estilo.- le dije jocosamente, yo no estaba tan borracho, pero en mi cansada y brumosa mente prefería seguirle el juego. Además su aliento etílico y tibio me estaba tentando en demasía.

-Deberíamos buscar una canción que nos identificara a los dos y esa sí la bailamos- me dijo, sonriendo, siempre sonriendo.

-Una que nos identifique a los dos?...Difícil, nada más diferentes que tú y yo, jeje- le respondí, mirándole con sutil insinuación.

-En algún punto debemos converger… Te lo puedo apostar- Y su conversación ya totalmente inexplicable terminó ahí, de manera abrupta, ya que me tomó con sus manos por el cuello y la cintura y me atrajo sin mucha fuerza hacia él. Acercó su boca con premura a mis labios y me besó, rápidamente abrió aquella cavidad e introdujo su lengua en mí, lo que nos hizo perdernos en un instante tóxico de caricias. No duró demasiado, pero el poco tiempo fue increíblemente intenso. Se alejó y me miró. Ninguno de los dos sabíamos qué habíamos hecho.]

No me explicó nada, ni yo se lo exigí, sabía que aquello no había sido más que una locura narcótica… Y deliciosa, sinceramente no la olvidaría, pero tampoco me revolvería demasiado en ella.

Tiempo después de eso las cosas continuaron su curso y en la normalidad nadie descubrió nada, ni siquiera nosotros mismos.

 

Es curioso como existen personas que están predestinadas a llegar atrasadas doquiera que vayan. Yo realmente no soy una de ellas, pero por primera vez en mi vida había llegado tarde. Y Víctor me demostró que me había retrasado demasiado en aparecer en su vida.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Eso es todo, espero haya sido de su agrado y lo retribuyan con algún comentario, estaré agradecida y feliz.

Por último, por si alguien quiere saber... La canción fue "Te diré" de Miguel Bosé ;)


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