10 minutos después; el muchacho de cabellos cobrizos llevaba puestos una camisa blanca de manga larga con solapa bastante formal, una corbata negra bien arreglada, unos pantalones de vestir negros y unos zapatos cerrados del mismo color. Bajaba por una escalera elegante para dirigirse al comedor de su hogar, una vez llegado hasta ahí, se encontró con su hermana y madre; la hermana aparentaba tener 14 años, tenia el cabello castaño claro y largo, una cara muy tierna y vestía un traje de colegiala con blusa blanca y falda roja (ya saben como son los clásicos “trajes de colegiala”); mientras que la madre simulaba tener 40 años, tenia cabello corto y castaño oscuro; vestía una blusa blanca de manga corta y una falda larga de color azul cielo; la mamá le sirvió de desayunar.
-aquí tienes el desayuno hijo, no te tardes mucho o se te va a hacer tarde.- en eso pone en la mesa un plato servido con un trozo mediano de milanesa de pollo, con lechuga, arroz blanco y un vaso lleno de naranjada.
-Sí madre.- con la misma cara de fastidio.
-¡estoy muy orgullosa de ti hermano! Pronto vas a estar dentro de la Universidad Sakura (nótese la ironía de que en la serie los problemas se relacionaban con Sakura TV y ahora ésta cambia a ser una Universidad)
-Sí
-no te veo muy animado hijo, ¿acaso no querías hacer tramites a ésta escuela?
-no es eso, siento que no hay un buen desafío en esas pruebas.
-¡por supuesto! ¡Mi hermano es muy listo!
-esta bien hijo, pero no te confíes demasiado, ¿sí?
-por supuesto mamá.- en eso se levanta y deja el plato vacío- gracias por la comida (que rápido, yo me tardo en comer un poco más de media hora y él en solo 20 minutos)
-¡animo hermano!
-claro...
El muchacho se dirige a la puerta para tomar una mochila roja que él había dejado preparada un día antes, abre la puerta principal para luego salir del lugar. En las afueras, el chofer personal de la familia le dice que si lo lleva a la escuela, pero él se niega y prefiere irse caminando hasta el lugar.
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SÁBADO 8 DE JULIO DEL 2006 / 8:05 AM./ UBICACIÓN: LA UNIVERSIDAD SAKURA
El joven pelinegro se encontraba dentro del patio de la universidad, vaya que si era excelente; tenia más de 24 edificios de tres pisos y cada edificio con 15 salones amplios llenos de sillas cómodas, 5 diferentes laboratorios en excelentes condiciones, 3 enormes bibliotecas, 10 talleres de computación, 1 enfermería amplia, 2 enormes cafeterías, 1 cancha para cada deporte, 1 salón diferente para cada genero artístico, un amplio estacionamiento; hermosos jardines llenos de pasto, árboles y flores para el descanso de los alumnos; y en el centro del lugar se encontraba el monumento de la Universidad él cual era una estatua de piedra con forma de mujer que sostenía en sus manos una flor de sakura, ésta se encontraba encima de una majestuosa fuente con bellas luces de color rosa que tenían forma de pétalos de flor. Además, esta prestigiosa universidad desarrollaba diferentes ciencias y materias para las tantas profesiones que se podían escoger. En sencillas palabras, todo era una verdadera obra de arte.
El pelinegro quedo perplejo ante el maravilloso lugar hasta que vio a un hombre entregar una credencial a un muchacho. Supuso que él era el encargado de entregar a los aspirantes sus credenciales.
-disculpe, ¿es el encargado de entregar las credenciales?
-sí, sólo dígame su apellido y nombre, y con mucho gusto le entrego su credencial de aspirante.
-Lawliet... Lawliet Ryuzaki.
-no hay problema, aquí esta su credencial; tu examen se llevara acabo en el módulo E, aula 7.
-muchas gracias.- en eso se dirige corriendo hacia al lugar que le asignaron.
Cinco minutos después, Ryuzaki aún sigue corriendo, pero sin darse cuenta choca con una chica de cabellos rubios los cuales estaban recogidos por dos coletas.
-¡disculpa!, ¡Discúlpame!, ¡Yo tengo la culpa!, ¡Por ir corriendo no me fije en el camino!, ¡Perdóname!
-ay eso me dolió, je pero no hay problema, también yo andaba apurada y no me di cuenta.- en eso levanta la mirada- ¿éstas bien?
-sí... ¿eh?.- al observar a la jovencita se sonrojo, pues era bastante encantadora. Tenia una mirada inocente, piel clara, ojos azules y brillantes, una bella cabellera rubia, labios pintados de rosa, aunque era más chaparra que él, tenía un cuerpo bastante atractivo; vestía una chamarra negra con cuello de peluche la cual dejaba poco mostrar su blusa roja estrecha, llevaba una falda roja recta y unas pequeñas botas negras con tacones chicos.- que guapa eres... -lo dijo en silencio hacia el mismo.
-¿en serio?, ¡Gracias!, Es un detalle muy dulce de tu parte.
-¿eh?- se quedo con los ojos bien abiertos y una sonrisa nerviosa- n-no hay de que.
-jejeje, bueno ya me tengo que ir, ¿qué salón te toco?
-m-me toco el módulo E, a-aula 7-lo dijo muy nervioso y hasta tartamudeando.
-que lástima, a mí me dieron el módulo D, aula 12. Pero aun así nos podemos acompañar hasta llegar a nuestros destinos, ¿nos vamos?- diciéndolo con mucho entusiasmo
-sí, claro.
Los dos iban muy felices caminando y en menos de 5 minutos ya habían llegado a sus respectivos puestos. La chica se despidió con mucha alegría mientras movía su mano en forma de despedida al igual que Ryuzaki, hasta que ella desapareció de su vista. Llego al salón y se sentó en los antepenúltimos asientos del lugar; miró su reloj de muñeca, él cual marcaba que eran las 8:15, luego se quedo pensando.
“que chica tan linda... espero encontrármela al terminar los exámenes, estaba tan embelesado que se me olvido preguntarle su nombre”
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El muchacho de cabello cobrizo por fin llega a la Universidad, sin mucha preocupación, se dirige al centro del terreno para hablar con el mismo tipo de las credenciales.
-disculpe, ¿usted tiene mi credencial? Me apellido Yagami.
-déjeme revisar... Yagami... Yagami... ¡aquí esta! ; su examen se realizara en el módulo E, aula 7, pero apúrese que ya son las 8:20 y ya han de haber comenzado.
-no hay problema.- toma su credencial sin mucha gana- gracias.
Caminaba lentamente a su lugar asignado y mientras más se acercaba a la puerta de su salón, la cual se encontraba semiabierta, escucho una voz femenina que nombraba lista dentro del aula.
-Watashii Ikaro
-presente
-Xeros Saga
-presente
-Yagami...
-presente.- por fin entra el chico a la aula.
-¡vaya jovencito! ¡Qué horas de llegar! ¿Al menos si recogió su credencial? Si la tiene, déjeme revisarla de que no haya error alguno.
-si la tengo, ya la vi y no tiene fallas.- decía con un poco de enfado.
-a ver... –se quedo observando la credencial por un momento- todo esta correcto, puede sentarse, aunque ya solo queda un pupitre.- señala el lugar que esta enfrente del chico pelinegro (es decir, Ryuzaki; recuerden que estoy centrada en Yagami)
-con permiso.
Ya por fin sentado, empezaron a entregar los exámenes, decir como tenían que poner sus datos, donde escribir las respuestas, que hacer si tenían dudas, etc.
Habían transcurrido 20 minutos de haber comenzado los exámenes; Yagami terminó de contestar la sección de gramática pero accidentalmente se le cae su lápiz.
-demonios, ¿dónde esta?.- decía en silencio con tono de enfado.
-¿esto es tuyo?.- contesto quedito el chico pelinegro.
-gracias... – quedo asombrado al ver el rostro del chico (que no lo pudo reconocer simplemente por su ropa, vaya que si se complica la vida)
“esos penetrantes ojos, aquellas profundas ojeras, esa mirada tan dulce... se parece mucho a aquel niño”
-¿te sientes bien?- lo mira con cierta incertidumbre.
-sí gracias.- aunque su rostro se mostraba pálido.
Pasaron dos horas y media, por fin todos habían terminado de contestar los exámenes de gramática, álgebra, estadística y probabilidad, redacción indirecta e inglés; ya habían entregado sus papeles y la mayoría de los aspirantes lucían cansados y sin esperanzas de haber logrado una buena puntuación.
Yagami lucía bastante confiado en cuanto a las pruebas, sin embargo, en cuanto al chico ojinegro empezaba a sentir inquietud, y más cuando lo encontró en las afueras de ese mismo edificio. Se atrevió a hablarle.
-hola.
-hola.
-he... ¿cómo se te hicieron los exámenes?
-fáciles, no se porque los demás les dicen “los exámenes pesadilla”
-cierto, bastante exageración.
-sí verdad
-“demonios, debo preguntarle algo que se relacione con aquel niño...” y dime, ¿esperas a alguien en especial?
-sí, estoy tratando de encontrar a una chica rubia.
-ah, que bien. “De seguro no es él, ¿en qué estaba pensando?”
Sus expresiones cambiaron al ver a la chica rubia de coletas correr desesperada de un grupo de 5 rufianes, hasta que estos la acorralaron.
-¡por favor déjenme en paz!, ¡Qué es lo que quieren!- gritaba inconsolablemente aquella chica que mostraba lágrimas en su rostro.
-por supuesto que a ti preciosa- contesto uno de los bandidos, mientras trataba de quitarle la ropa.
-eso te pasa por andar tan provocativa.- hablo otro del mismo grupo.
-¡kyaaaa!, ¡Suéltenme!, ¡Auxilio!.- mientras trataba de soltarse de las manos del pandillero.
-jajá jajá, como si pudieras impedirlo.- reía placidamente hasta que recibió una pedrada del chico pelinegro.
-¡suéltala en este instante!- gritaba el furioso pelinegro (ustedes ya saben que es Ryuzaki, el que aun no sabe es Yagami)
-¡huye!, ¡Por favor huye!- gritaba aún atrapada.
-¡no te entrometas... zombi!
Éste ultimo comentario hizo enfadar al chico, él cual respondió con una poderosa embestida. Los otros miembros trataron de golpearlo pero él los esquivaba fácilmente, el líder soltó a la chica para darle un puñetazo al muchacho, pero él recibió esa fuerza con la palma de su mano para después usarlo en contra de su rival. Los demás trataban de darle pelea pero solo lograron recibir más patadas y puñetazos del chico; mientras tanto, la chica de coletas huía hacia la dirección donde se encontraba Yagami.
-¿estas bien?...¿Misa?- pregunto un poco angustiado Yagami.
-snif, snif, ¿eres tu... Raito?- mientras que sus ojos aun dejaban escapar lagrimas.
Aunque el chico se encontraba peleando escucho aquel nombre, y por ese breve momento quedo paralizado.
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Ryuzaki se quedo asimilando aquella información sin prestar atención en su exterior; los pandilleros se dieron cuenta y poco a poco comenzaron a acercársele.
“Raito... Raito, acaso será aquel niño que me dio su amistad hace 10 años... por si acaso, tengo que presentarme...”
Los bandidos estaban detrás de él y entonces se escucho la voz de Misa advirtiéndole el peligro.
-¡cuidado, detrás de ti!
Pero no alcanzo a esquivar el puñetazo del líder de los rufianes y cayó sobre el piso.
-jajaja, ¡y ahora el golpe final!- iba a darle una patada en las costillas pero Raito lo empujo con todas sus fuerzas.
-¡vaya, solo eres peligroso cuando tu víctima esta indefensa!, ¡Verdad!- grito furioso Light.
-¡maldito!- trato de golpearlo pero Light fue más rápido y lo noqueo.
-¡contra él!- gritaron los otros miembros.
-¡te encuentras bien!, ¡Deberías huir junto con Misa!- le dice Light a Ryuzaki mientras éste trataba de levantarse y recuperar el equilibrio ( L ya descubrió a Light pero éste a él aún no)
-¡estoy bien! Además... – con una sonrisa maliciosa en su rostro-... “No pienso dejarte toda la diversión”.
Y así, ayudándose y atacando juntos, el par de jóvenes derrotaron fácil y rápidamente a todo el grupo de bribones hasta que estos quedaron inconscientes. Al finalizar se dirigieron hacia donde estaba esperándolos Misa con una gran sonrisa.
-¡muy bien hecho!, ¡Les dieron su merecido!- gritando de felicidad- ¡Light, eres muy fuerte!
-no es para tanto, recibí ayuda.
-jejeje, gracias aunque tu también me ayudaste.- cambia su mirada hacia dirección de Misa.- ¿entonces te llamas Misa?
-sí, mi nombre completo es Amane Misa; mucho gusto, ¿y como te llamas?, Me has salvado y ni siquiera sé tu nombre.
-... tienes razón.- entonces su mirada se centra en Light.- yo... yo soy L.
-¿eh?, ¿Qué significa “yo soy L?”; ¿Light sabes que quiso decir con eso?
-sí.- dijo con cierta inseguridad y alegría- que él se llama Lawliet Ryuzaki.
-oooh, mucho gusto Ryuzaki.- hablo Misa con felicidad pero con duda al no entender la situación.
-igualmente, Misa, Raito...
-...“Quiero que volvamos a vernos de nuevo...”- contesto Light con un tono bastante serio.
-...” y que otra vez juguemos juntos...”- respondió Ryuzaki con el mismo gesto
Los dos se quedaron viendo a los ojos en ese momento, no lo podían creer; por fin, después de 10 años, estaban reunidos.