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Unas vacaciones en Europa por kitsune gin

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Notas del fanfic:

 

Larga Nota de Autor:

Bien. Se puede decir que estos dias sin publicar, fueron agonizantes. Y sin embargo, me sirvieron para volver a los orígenes, escribir a mano y checar todo el trabajo faltante, pieza por pieza. También, me obligaron a vencerme en una forma que hacía mucho no enfrentaba. No fue sencillo. Afortunadamente, adelanté una buena cantidad de trabajo en mis textos y logré purificar varias ideas y aterrizar otras.

Espero que haya valido la pena.

La primera vez que leí ‘2010’, de Arthur C. Clarke, el 90 por ciento de las ideas me parecieron claras y de un obvio que me daba vergüenza reconocer.

Sé que para mis compañeros scifiosos, el hacer X-over con clásicos de la CF es una especie de herejía…pero me permite dos cosas; dar a conocer obra importante y de paso, utilizar mi propio fandom.

Esta vez, se trata de un fic de la época de la Academia. En este Universo Alternativo, Nero no logra destruír a Vulcano y las cosas se resuelven de una forma un tanto distinta, un poco más cómica o feliz de lo que sucede en la realidad de JJ Abrams.

Mi razón central es que a) detesto la idea de un Spock emo y b) detesto la idea de un Jim santoypecador al mismo tiempo. Creo que ambos personajes son mucho más inteligentes. Al mismo tiempo, aprovecho para presentar a la posible fauna que hipotetizó Clarke, con la ayuda de Carl Sagan; los banyan y los aquerontes.

De modo que es ‘uno de esos fics’ , con situaciones entre trágicas y cómicas y que de seguro, no  tendrá clasificación coherente, como todo lo que escribo.

Por supuesto, el spirk se dá por hecho y de ahí que lo aclare en los primeros capítulos pero no os engañéis; éste es un Nero+Uhura.

Y sí, si escribir slash era un reto, meterme a het lo será aún peor. Quiero recalcar que no se trata del género de la otra persona, sino del amor entre dos, independientemente de todo lo demás.

¿Los disclaimers? Esto es fanfiction y blablablá. Los personajes de AOS ST no me pertenecen. Los personajes de ‘2010’, tampoco. Las caracterizaciones de Nwp y todos los banyan y de Peridondaris y todos los aquerontes, así como la pareja de romulanos (Phurba y Aknah) SON MÍAS.

Escribí este fic porque estoy un poco harta de leer historias ‘llenas de realismo’.

Una ficción –nuestra o fanfiction- debe ser sobre todo, divertida e inspirar alguna idea nueva.

También, nos concedo como especie, algo más de inteligencia.

Claro que si al despertar y mirarse en el espejo, uno se repite el mantra ‘eres un idiota’, terminará por serlo y muy bien hecho.

 Vivimos muy poco tiempo como para perderlo en autorreproches estúpidos.

Y, como sabéis demasiadamente, la única realidad que tolero es la que nos dá la ciencia… la cual es mil veces más divertida de lo que parece, de modo que la Justificación Teórica está revisada como un millón de veces.

 

Originalmente, este fic estaba dedicado a Klan.

 

Dado lo ocurrido, quiero dedicarlo a los héroes que se están esforzando en éste momento, para salvar al planeta y que no dudaron en entregar sus vidas –porque van a morir, quemados por dentro, gracias al cesio y al xenón- por todos nosotros.

 

Namasté – Nartayalar.

FA.

Unas Vacaciones en Europa.

 

Capítulo 1

 

Pike sonrió hacia Barnett, revisando de nuevo el PADD. Uhm…

-Es riesgoso, Rick, no lo crees?

Richard Barnett se permitió contemplar el panorama nublado, más allá del Golden Gate, por diez segundos.

-Los chicos tienen que salir del nido alguna vez, Chris. O hay que sacarlos. Tu mismo dices que hemos perdido cierta cantidad de ¿Stamina? ¿Fuerza de carácter? ¿De espíritu aventurero? No lo sé. Estaba seguro de contar contigo…

Chris pensó unos momentos.

-¿Que nave les darás?

-El Jumper.

El capitán soltó la carcajada.

-Debe ser una broma.

Rick Barnett sonrió, demostrando que tras las medallas y el uniforme negro del almirantazgo, había un ser humano, uno de esos antiguos soldados de la Primera Guerra Civil, luchando por los ideales de Abe Lincoln. Rick siguió hablando.

-El Jumper es una nave de entrenamiento…

-…Que normalmente, no sale de Europa, Almirante.

 

Por supuesto, ninguno de los dos se refería al continente.

Europa es una de las lunas más grandes de Júpiter. Está cubierta totalmente por hielo y  hay un mar bastante profundo en su interior. La parte superior de éste océano, atrapado dentro de un glaciar eterno, es fría y luminosa. La parte media es cálida y semi-iluminada. La parte profunda es ardiente y oscura.

Igual que en nuestros mares, las corrientes tienen que ver con los campos magnéticos lunares –de Júpiter e Ío, en éste caso- la gravedad y el vulcanismo del planeta.

El hecho de que contenga la sustancia más valiosa del universo –agua- y ésta esté en forma líquida, dentro de una botella de hielo, lo hizo desde siempre candidato ideal para la vida.

En nuestro racismo, creímos que el mar no podía generar inteligencia.

Simplemente, no generó inteligencia humana.

Pike recordó los tiempos del oscurantismo, previos al Primer Contacto, cuando sabíamos más de Europa que sobre el fondo del Océano Pacífico, por decir lo menos.

 

-Lo sé. El USS Nelson traerá a los prisioneros de Rura Penthe; eso sí lo harán profesionales. Y tus chicos de la Academia se limitarán a practicar en el Jumper, alrededor de Europa. Además, los prisioneros son de muchos mundos. Puedes llevarte a tu equipo entero, desde los científicos hasta los lingüistas. Es un trabajo de campo insuperable, lejano a cualquier simulador.

-Esos prisioneros de guerra klingon… algunos deberían estar en nuestras cárceles y francamente, los siento demasiado cerca, Rick.

-Hey, relájate. Europa es un paraíso comparado con Rura Penthe. Te garantizo que funcionará…

Pike tuvo que admitir que Barnett tenía razón; los cadetes debían ser entrenados más allá de los meros simuladores.

-¿Cuántos votos te faltan?

-Eres el primero. Pero me ayudarás mucho si enrolamos en esto a Numero Uno…

Chris sonrió por lo bajo, mientras estampaba su firma y su huella digital sobre el PADD. Su formidable Primer Oficial indudablemente era de una ayuda indispensable en aquella campaña.

-Cuenta con nosotros, Richard. Sólo porque a Komack no va a gustarle.

-Esperaba que dijeras eso.

 

-0-

 

-¡Cadete Kirk!

Si había alguien que lograba que el comandante Spock perdiera la paciencia, ése era Jim Kirk. Terco, arrogante, infantil, insufrible… ilógico era la más inofensiva de las frases para definir su comportamiento. El aludido se puso en pié, totalmente serio, con el gesto de alquien que está conteniendo la risa. Dos bancas adelante, Chekov y Sulu tuvieron que fingir demencia.

-¿Señor?

La respuesta de Kirk fue perfectamente inocente; Spock habló con naturalidad y sólo Jim logró notar el esfuerzo que el vulcano hacía para no reventar de ira.

-¿Tiene algo que compartir con la clase, cadete?

-No, señor- Jim siguió fingiendo inocencia.

-En ese caso ¿Sería tan amable de descender hasta la primera fila, con el fin de que su interminable platica subrepticia deje de distraer a sus compañeros?

Jim sonrió y le guiñó un ojo a Spock. Las delicadas puntas en las orejas de éste se pusieron de un tono verde lima. Obedeció, gentilmente.

Spock continuó con su clase, oscureciendo el auditorio, indiferente a la brillante sonrisa de Jim, radiografiándolo en la oscuridad.

¡Qué individuo más… irritante! Spock no terminaba de comprender cómo podía tener unas calificaciones tan altas o la mismísima estima del capitan Pike.

A menos que se tratase de algún favoritismo familiar, lo que no habría sido extraño, tratándose de humanos: Pike y George Kirk habían sido amigos. Era natural que ahora, protegiera a su hijo.

Y no, Spock no iba a fijarse en un chico tan hermoso, por más placentero que fuese el tender la mirada sobre él. No por que tuviera unos ojos increíbles o un cuerpo perfecto o una sonrisa que derretía a alumnos y alumnas por igual –incluyendo los que no eran terranos, no.

Él estaba condicionado a seguir los pasos de la lógica y, si se diera una elección de semejante naturaleza entre los humanos que lo rodeaban, ésa sería Nyota  Uhura, su cadete predilecta –aunque claro, los vulcanos no tienen predilecciones. Había que hacer notar que Jim Kirk era tanto o más brillante que Nyota y cuando ponía empeño en algo, era rabioso hasta conseguir sus metas; era el único alumno que había presentado dos veces hasta ahora el examen Kobayashi Maru y Spock dudaba que fuese incapaz de comprender los términos de un examen que no tenía calificación, diseñado para hacer notar las debilidades y aciertos de la personalidad en un alumno, para ver si éste estaba preparado para la capitanía.  Y Jim no era tonto. En absoluto. Y su inteligencia y terquedad intrigaban al vulcano hasta un límite que no era capaz de reconocer.

Su reloj interno le hizo una clara advertencia; había perdido los últimos diez minutos de su concentración pensando tan sólo en el joven terrano. Vaya, tendría que meditar sobre ello; semejante descontrol no podía permitirse. O significaba otra cosa y tenía que desentrañarla…

Spock mantuvo la vista fija en algún punto por encima de los cadetes, quienes tomaban notas, en silencio. La sonrisa de Jim permanecía, en la oscuridad.

Su PADD tintineó, con un sobre diminuto en la esquina superior; un mensaje.

 

Prioritario para todos los Comandantes de los grados tercero a quinto;

Presentarse en el Almirantazgo, a brevedad.

 C. Pike.

Capitán

 

Por un momento, Spock se permitió la humana indulgencia de sospechar; ese mensaje sólo podía significar que el grupo seleccionado iría a Europa, pese a todo. Contuvo la tentación de frotarse el puente de la nariz; Christopher Pike era humano y Spock no podía parar su entusiasmo cuando le venía una idea nueva… y ¿Qué iban a hacer con un grupo de cadetes jóvenes y descontrolados, al lado de exprisioneros peligrosos, en una luna situada prácticamente en el patio trasero de la Tierra? Tendría que hablar con la comandante Majel, mejor conocida como Número Uno, Primera Oficial de Pike.

-¿Profesor Spock? ¿Una palabra, por favor?

Spock volvió de su instantánea distracción, frente a los ojos de su alumna.

-Cadete Uhura.

-Sé que no es propio preguntarle  ¿Sabe usted si nos mandarán a Europa?

Por lo visto, el runrún de los rumores estaba esparciéndose rápido. Spock se resistió a hacer alguna observación sobre la lógica que había en no querer preguntarle y terminar haciéndolo de todas formas, así que respondió de inmediato.

-No poseo esos datos, cadete.

El brillo en los ojos de la joven no disminuyó un ápice.

-Mis disculpas, comandante. Usted sabe, se ha hablado mucho sobre el proyecto Europa, tanto entre alumnos como entre profesores.

-Temo que no poseo la información –recalcó Spock, obviando el hecho de que, de saberla, de todas formas no se lo mencionaría a Uhura- Sin embargo, sí puedo anticiparle que, de darse el proyecto, usted se hallaría con seguridad entre los alumnos seleccionados.

Uhura sonrió.

-Sé que hay prisioneros de varias nacionalidades planetarias entre los rescatados en Rura Penthe y será una oportunidad magnífica para afinar una serie de lenguajes. Cha’i t’naat…

-Malating.

Nyota se alejó; Gaila y Christine se acercaron a ella y las risas de las jóvenes se escucharon de inmediato.

Spock se preguntó las razones de externar su entusiasmo; no había lógica en emocionarse. Bueno, aunque el interés científico bien podía ser una razón.

Se inclinó sobre el escritorio para recoger sus PADDs  y fue cuando sintió en su oreja el cosquilleo de una voz humana, sintiendo un escalofrío al reconocerla.

-¿Comandante?

Se enderezó a toda velocidad, descubriendo a Jim Kirk frente a él, los ojos imposiblemente azules y el gesto de asombro de un chico de diez años, dispuesto a comerse al mundo.

-¿Le asusté?

Spock no iba a admitir nada. Y los vulcanos no se asustan.

-Se acercó inesperadamente, cadete Kirk.

-O sea que sí, le asusté.

Spock NO hizo ojos de espiral; terminó de asegurar los cierres de su portaPADDs.

-¿No va a preguntarme por qué le estoy hablando?

-Usted va a seguir hablando, ya sea que yo le pregunte o no, cadete. Es ilógico que lo haga.

Jim sonrió y Spock contuvo dos cosas; reflejos de respuesta física  y feromonas territoriales.

Hum.

Mala cosa haber terminado más o menos sin pena la adolescencia humana, para ir comenzando con la adolescencia vulcana y perder cierto grado de control sobre sus hormonas, en los momentos menos esperados, a lo lado de las personas mas inverosímiles.

Sus reacciones podían bien haber estado dirigidas hacia alguien lógico e inteligente y no sólo simpático y hermoso.

Su mitad humana parecía querer insistir en la ilogicidad y Jim le producía sentimientos y el vulcano se negaba a que éstos asomaran por cualquier parte, así fuesen de agrado.

Un vulcano controla perfectamente sus emociones y él, pese a la llaga que le implicaba el ser mestizo, no iba a permitirse el sentir en absoluto, fuera gusto o disgusto por cualquier sintiente, del sexo que fuera.

-Bueno, ya que nos entendemos ¿Qué le dijo a Uhura?

La mirada oscura del vulcano atravesó a Jim.

-No es asunto suyo, cadete.

-Oh, pero sí me interesa, comandante ¡Todos queremos saber si nos mandarán a Europa o no!

Spock lo consideró dos segundos.

-Dado que de todas formas usted insistirá, cadete Kirk, y pese a que no le compete, le dije que ignoraba si el grupo de su promoción, irá a Europa.

-No le creo.

-Los vulcanos no mienten.

-Las chicas saltaron de gusto con algo que usted le dijo a Uhura.

Spock perdió hasta la última gota de su paciencia. Sin embargo, no lo demostró.

-La cadete Uhura tiene uno de los promedios más altos de su promoción, cadete Kirk. Me pareció lógico hacerle ver que sería seleccionada, en caso de darse el proyecto Europa.

-De modo que yo también iría…

Spock comprendió al instante. Claro que Jim iba a ir. Y su amigo médico y el  joven genio ruso y el piloto loco, ese japonés que le encantaba volar helicópteros viejos, tanto como a Jim conducir su antigualla de motocicleta. Ese grupito podría ser clasificado como delincuentes, si no fueran también los cadetes más brillantes de toda la promoción.

-Así lo creo – se limitó a contestar.

Las sonrisa de Jim fue más grande, si cabía.

-Gracias, señor…

Seguramente Jim iba a decir alguna de sus ‘listadas’, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien le gritó desde la puerta. Leonard Mc Coy.

-¡Jim!

Éste contestó de igual forma.

-¡Booooones! ¡Bonesy bones! ¡Hasta luego, comandante!!

Y se fue a toda velocidad.

 

-0-

 

El arco de hielo sobre La Piscina estaba grabado con las tres palabras en vulcano; Rata, Tafar, Tapan, traducidas Disciplina, Concepto, Ejecución-Proceso.

No sólo porque la construcción había sido mixta, sino porque la especie descendiente de los feroces le-matya,  no era ajena al concepto de disciplina rigurosa, valentía y determinación que requiere un deporte extremo.

Pike miró sobre el horizonte helado al Jumper, colgado de sus velas como un barquito de juguete, flotando en el espacio entre Ío y Júpiter y, pese al traje de aislamiento, se estremeció de frío. Una figura se acercó.

-S’tlenn Ch’phurba, Capitan Pike, comandante Spock…

Chris sonrió frente al Jefe de Base europano, haciendo el ta’al.

Ciertamente, Spock había sido el primer mestizo entre humanos y vulcanos.

Ch’phurba era mitad romulano, mitad vulcano: era un poco escalofriante mirarle, con sus negros cabellos desordenados, el tono verdeolivo de las razas felinas y los ojos verde brillante de un gato, la sonrisa enorme y las cejas y orejas características.

Christopher Pike estaba acostumbrado a la seriedad impoluta de Spock y a la solemnidad impasible del Embajador Sarek y T’Pau.

Mirar de pronto a alguien con los mismos rasgos físicos, sonriendo y dando órdenes a gritos era por lo menos, desconcertante.

Ch’phurba dió un salto de tres metros en la baja gravedad de Europa y aterrizó en el borde de La Piscina.

No era tal, pero los ingenieros así la habían nombrado; la forma más rápida de construcción había sido horadar un hueco en el hielo, de la profundidad de un edificio de treinta pisos y la extensión de una hectárea. Cubierta en sus paredes por una membrana de fullerenos de tritanio, la estación de Europa obtenía su energía del calor radiante del océano de ésta luna y  utilizaba el frío del vacío sobre ella, para activar los superconductores que aprovechaban hasta el último grado de ese calor. La cúpula superior era un plástico especial, sostenido por propia presión interna. Prácticamente estaba excavada en el hielo y la temperatura reinante en el interior de la base era de unos buenos 26 grados centígrados… demasiado fría para los vulcanos que habían construído La Piscina.

S’tlenn Ch’phurba, sin embargo, dirigía el Campo RTT de la Academia sin una queja, llevando encima la parka calefactora puesta y los guantes de dedos descubiertos. Pike decidió pincharlo un poco.

-Ch’phurba, me dicen que eres un alpinista.

-Desde el Kalpan hasta Purgatorio, capitán Pike, he ido a todas las montañas altas de casi todos los sistemas. He subido al Olimpo en Marte y al Everest en Terra. Cuando estuve allá, los sherpas pensaron que era uno de ellos… hasta que vieron mis orejas. Por eso me bautizaron Phurba –mintió, descaradamente. Chris soltó la carcajada.

Aunque S’tlenn no tenía los ojos tan rasgados y era obvio su origen alien, podía darse cuenta de por qué los sherpa lo habían considerado uno de ellos.

Spock percibió de inmediato que se trataba de un plebeyo, dado que su nombre carecía de vulcanismos.

Un V’Tosh k’atur había sido su padre, uno de los vulcanos sin lógica; su madre había muerto durante la hambruna de Tarsus IV.

Cómo es que este niño romulano había venido a parar a la Federación y se había vuelto instructor de la Academia, era algo que sólo podía deberse a tres personas; la almirante Irina Nechayev, Winona Kirk y Christopher Pike, en ese orden.

Spock sumó dos mas dos.

Winona Kirk, irónicamente, se había dedicado a rescatar niños, después de lo ocurrido en Tarsus IV, un rescate dirigido por la todavía capitana Nechayev y el recién nombrado capitán Pike.

Al lado de George Samuel y James Tiberius y en el otro extremo del planeta, cuatro jóvenes mestizos de romulano y vulcano se habían salvado, gracias a la honorable tradición Graca de los romulanos: su madre los habían mantenido vivos de una forma que los humanos considerarían horrenda y abominable.

Andirakneh Ch’phurba sin embargo, no dudó un minuto en cortar las venas de sus brazos y alimentar a S’tlenn y a su joven prometida Ch’Aknah, con su sangre, durante una semana, hasta que la Federación los rescató.

Y, por supuesto, no logró sobrevivir a semejante sacrificio y S’tlenn y Ch’Aknah no se avergonzaban por haber sobrevivido de esa forma, gracias a ella.

Estaban educados en el profundo honor de Rómulo y comprendían, pese a su juventud, lo que ella había hecho por ellos.

La Federación tomó custodia sobre los cuatro jóvenes y dos de ellos fueron vivir a Vulcano; Taklan y Sava.

Los otros dos, se quedaron con el grupo que Winona había rescatado, entre quienes se incluían Sam y el pequeño Jim.

De modo que cuando Jim estaba aún en la escuela primaria, S’tlenn ya era un cadete; la diferencia en años era de diez y el joven mestizo era el comandante de Base más joven de la Federación.

El haber sido destinado a un Campo RTT como Europa, sólo era un reconocimiento a su habilidad en los deportes extremos y la disciplina estricta que éstos requieren.

S’tlenn miró a Spock y sonrió enormemente.

-Spock Cha Sarek -se inclinó, con respeto- tu padre adoptó a mi hermanastro mayor como hermano.

El vulcano rememoró de inmediato.

-¿Taklan?

-T’Gai Taklan, comandante…

Spock elevó una ceja, recordando.

-El Cthi’as…

-Precisamente- respondió Ch’phurba- ambos pasaron por la Iniciación en el desierto.

Spock casi sonrió; recordaba a su joven tío Taklan y a su hijo, su primo HunTak. Ellos eran de los pocos vulcanos que jamás lo habían tratado como a un paria.

 

La conversación fue interrumpida por varios gritos, más que exclamaciones.

-¡Sherpa verde de todos los diablos!

S’tlenn soltó la risa al ver a Jim saltar en la baja gravedad de Europa.

-¡Tiberio Kirk!

Uno cayó encima del otro y el rechocar de las parkas de mylar y las risas contra el piso de hielo hizo eco en las paredes de la Piscina.

-¿Qué carajos… digo, qué estás haciendo aquí?

-Dirijo el Campo RTT de Europa, Jimmy-jimy…

Chris tosió educadamente y fue turno de Jim de poner cara de circunstancias, frente a la mirada divertida de su futuro capitán y la desaprobación de su comandante académico. Spock no pudo evitar la curiosidad, pero no dijo nada. Jim en cambio, no tardó en informarle.

-S’tlenn y yo escalamos el Capitán y el Aconcagua, en unas vacaciones…

-¿Les dicen así ahora? ¡Pensé que estabas huyendo de la cárcel!-exclamó Ch’phurba. Jim puso cara de perrillo herido.

-Ofendes mis sentimientos, sherpa.

Chris decidió que había sido suficiente.

-Kirk…vamos adentro. Y por favor, es comandante Ch’phurba: no relajes la disciplina más de lo necesario, comprendido?

Jim guiñó un ojo.

-Entendido, señor.

Y, pese a las indicaciones dadas a Jim, el romulano y el terrestre caminaron enfrente de ellos, cargados de bultos y hablando a gritos, como si fueran a hacer un lindo día de campo.

La media luna de Júpiter colgaba en el cielo negro, hinchada monstruosamente sobre el horizonte.

 

-0-

Ch’Aknah terminó su meditación, las manos unidas y luego, cubrió su desnudez con la ropa térmica y tapó ésta con el largo manto de lana marrón. Terminó con un chal, atando sus largos cabellos en un molote sobre la cabeza, haciendo un lindo y elegante conjunto. Al final, retocó con maquillaje las escarificaciones en su rostro; los romulanos hacían una marca por cada pariente muerto, como homenaje y ella llevaba dos complicadas rosetas en el ángulo de cada mandíbula, en memoria de Andirakneh y diez más, repartidas en su cuello y mandíbula, en honor del grupo de chicos asesinados en Tarsus IV, a quienes no habían logrado defender.

Los ecos de las voces en el hielo la hicieron sonreír; pese a ser Europa un mundo frío, no dejaba de tener sus acentos de calidez.

Había que hacer sentir bienvenidos a los cadetes; después de andar cazando shambuts en las lodosas grietas del hielo de la superficie o buceando junto a los banyan en el fondo de Europa, Ch’Aknah se encargaba de hacerles recoger suficiente comida en el Jardín de Oxígeno, en el centro del Domo y luego, les enseñaba a prepararla, usando desde fuego hasta microondas y retenedores de luz, que en los mundos que visitarían en un futuro, no siempre habría un replicador a mano y tenían que estar preparados para todo.

Salió con sus dos canastas y las botas blandas –para no lastimar la valiosa tierra del jardín- y recogió leola, plomeeks, zanahorias, brócoli, sitaan, kaava, sandías y naranjas, al lado de los cadetes.

Algo hizo sombra sobre ella y Ch’Aknah alzó la vista; era Nwp, uno de los banyans.

En realidad, el nombre era obvio, porque eso parecía, un árbol banyan de Manyar, (Sumatra, en la Tierra) , lleno de raíces y ramas, el alto tronco de tres metros y las hojas tubulares de inumerables colores, cayendo por todas partes, con diminutas flores azules en la punta de cada rama. Cada una de éstas ‘flores’ era en realidad, un ojo. Y, careciendo de boca, no hablaban propiamente, sino con un lenguaje a señas muy parecido a una danza en el viento o en este caso, en las corrientes de agua. Se alimentaban de forma muy parecida a los corales, exprimiendo el contenido de los gusanos de mar y las esponjas en sus raíces y podían avanzar sobre éstas o anclarse en el fondo.

 Nwp era inteligente, sensible y estaba encantado de tener visitantes; podía vivir igual sumergido en su mar natal que en el aire de La Piscina y su especie era comunicativa y juguetona. El metabolismo banyan está diseñado con base en azufre, hierro, y toques de oxígeno, como el humano en hierro y oxígeno y el de los vulcanos y romulanos, en cobre y oxígeno; de ahí su capacidad anfibia.

Los de su especie habían descubierto ésto en el desdichado Primer Contacto, cuando una nave exploradora había tenido a bien perforar el hielo y toparse con ellos, atraídos por la luz intensa de los reflectores de ésta.

Sin intención de atacar, el primer banyan había saltado a la superficie, destruyendo la nave y congelándose en el esfuerzo de salvar a los supervivientes.

La colaboración entre ambas especies vino después y la gente de Nwp tenía un rol importante; se encargaban de entrenar a los cadetes en las artes natatorias y de buceo, en un mundo diferente a la Tierra, lo que para muchos era en verdad, su primera expedición extraterrestre.

El agua, transparente y helada en la superficie, de un verde claro y tibia en el medio y de un marrón oscuro y una temperatura ardiente en el fondo, habitada de una fauna diversa que competía con la Terrana, era un medio fascinante para los chicos. Y el hielo y los glaciares de la superficie terminaban por construír aquel magnífico y helado munco como un campo de entrenamiento natural.

Los banyan eran lo suficientemente inhumanos y ‘diferentes’ para adaptar a los cadetes a sus próximos encuentros, en naves que partirían por muchos mundos y, de paso, eran una de las mejores pruebas de la soberbia de la humanidad, quien por durante mucho tiempo se habían creído los únicos en el Sistema Solar.

La joven romulana acarició el tronco, con afecto.

-¿Qué sucede, amigo?

Nwp movió sus ramas en la configuración de señas que usaban para ‘hablar’.

‘El que es uno de ustedes, no sonríe.’

Ch’Aknah asintió.

-No es uno de nosotros. Se parece, solamente.

‘¿Está triste acaso?’

Ella rió.

-No. Es un vulcano. A ellos no les gusta sentir, así que controlan lo que sienten.

Nwp sacudió las ramas, incrédulo.

‘¡Que locura es esa!¡Mis ramas zumban! ¿Acaso la luna deja de brillar? ¿O el mar no calienta? ¿Cómo algo puede controlar el sentir?’

Un ruido vino a distraerlos; Ch’phurba y Spock estaban en el tapete de Shuus M’aana, rodeados de cadetes.

Y tanto Ch’Aknah como Nwp escucharon de nuevo, claramente el ruido.

Un rugido.

Spock estaba RUGIENDO.

La joven se llevó una mano a la boca, mientras Nwp se cruzaba de brazos, en una mueca de burla.

‘Chak, si eso no es sentir… entonces mañana se caerá la luna en nuestras cabezas!!’

Y la romulana asintió, notando el motivo de la pelea; Jim Kirk apostando a gritos a favor del Comandante de la Base.

Lo que implicaba que, en el período de descanso, Ch’phurba estaría golpeado, herido… y contento; pensó de inmediato en llenar la bañera y ponerle suficiente sal de azufre y darle un baño calientito, al final del pesado día.

Un codazo la vino a sacar de sus reflexiones; era Gaila.

-Comandante Chak… hay alguna cosa de este jardín que sea un alimento afrodisíaco?

Ch’Aknah negó con una sonrisa.

-Eres muy hermosa, orionii, para que quieres distraer a los chicos?

Gaila negó con la cabeza, encantadoramente.

-Oh, no, en absoluto, comandante. Necesito algo para disimular mis feromonas… o el profesor Spock se enojará conmigo.

Intrigada, la romulana dejó su canastita en el piso.

-¿Y por qué habría de enojarse el vulcano contigo?

Gaila se cruzó de brazos.

-Porque él cree que quiero algo SUYO. Cada vez que me acerco, emite sus propias feromonas de territorio ¡Está terriblemente agresivo!

Ch’Aknah no supo si soltar la carcajada o indignarse por lo absurdo de la situación.

Y sí, lo había notado; Ch’phurba y Jim –junto con Sulu y Chekov y Bones, los amigos de Jim- habían formado de inmediato un equipo dentro del equipo y por más que el comandante romulano los pusiera a trabajar el triple, los chicos salían vencedores.

Ch’phurba los había hecho dormir en la superficie, en las cúpulas de hielo y sin sacarse los trajes para resistir al vacío; los había hecho patinar en los glaciares. Los había obligado a bucear con traje y sin él, entre los querodontes y los tiburones ciegos del mar Mediano y los había hecho hablarse en Morse, golpeando agujas de hielo, a través de las aguas del mar. ¡Y aún no comenzaba su entrenamiento formal!

Parecían un grupo de animosos cachorros, dirigiéndose en coro de jóvenes ladridos, de un lado a otro de La Piscina o del territorio hostil de Europa, llenos de entusiasmo.

Era por demás notorio que se trataba del grupo del profesor Spock.

La romulana miró la pelea por unos momentos; el vulcano no podía ganarle a Ch’phurba, sus fuerzas eran casi iguales y su esposo estaba bajo entrenamiento constante.

Spock  peleaba salvajemente -parecía un le-matya rabioso, atacando sin parar.

Y la orionita tenía razón; el vulcano rugía como lo hace uno de su especie para delimitar territorio. Por otro lado, se trataba de un mestizo, de modo que su control externo seguramente no era igual al de sus pares… ni el interno tampoco.

Un vulcano en celo podría ser muy peligroso y esto podría adelantar su Tiempo. Pudo imaginarse la humillación de su primo lejano y sintió escalofríos; Spock no se perdonaría eso. Quizá él mismo ignoraba su situación.

Para Ch’Aknah, no era cosa nueva: los romulanos no se callan respecto a sus problemas de tipo biológico, por decir lo menos.

Sus discretos primos vulcanos, en cambio, habían hecho un pacto con la Naturaleza, un pacto carísimo que les costaba la pérdida de sus magníficas mentes y la pureza de su lógica, una vez cada siete años.

Algo había despertado la territorialidad del comandante y con seguridad, el joven mestizo no sabía cómo manejarlo.

Era bastante sencillo; cuando uno puede nombrar lo que siente, tiene dominada –más o menos- la mitad del problema o puede comenzar a saber qué hacer.

Y Spock estaba peleando como gato bocarriba en el tapete, con todas sus fuerzas, sin saber el por qué. Había que ayudar al muchacho…

Tuvo una idea.

-Gaila ¿Ves ese árbol? Es un canelo. Tráeme unas cuantas varas; haremos una sopa con eso. Una que arreglará esto.

-¿Lo pondrá en paz, oCh’Aknah?

La romulana sonrió.

-No. Pero la canela funciona como… como una droga de la verdad. Si el comandante Spock está teniendo problemas de territorio, es crucial que sepamos de qué o quien se trata y,  si conozco bien a mis primos de especie, primero le sacaremos un ojo y luego otro, antes de que confiese lo que le ocurre. La canela lo hará hablar…

Las dos rieron por lo bajo y se dirigieron a la enorme cocina.

 

-0-

 

Notas finales:

Si os digo que me muero de miedo, será poco, porque hace mucho que no intento algo largo. Esta, es la foto más cercana de Nwp (se pronuncia nup)


H t t p : / / i m g . v I a j e s y t u r I s t a s . c o m / w p – c o n t e n t / u p l o a d s / 2 0 1 1 / 0 2 / j a r d i n . b m p


Retirad mayúsculas y espacios, apra que el link trabaje. No tengo la menor idea de por qué Arthur C. Clarke decidió que podía existir un árbol submarino que caminara sobre sus raíces y de paso, fuese inteligente.


Abajo, el glosario de vulcano (luv u, oBriht’uhn…)


Cha’i t’naat – gracias (informal)


Malating –de nada (informal)


V’tosh K’atur- los que no tienen lógica


O, osu, s’ – equivalente al -san japonés.


Romulano:


S’tlenn- el que es valiente.


Ch’ –ciudadano de Rómulo.


 


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