Capitulo 1º: Moda, ramen y manzanas.
La luna llena brillaba con intensidad esa noche de verano. Konoha, villa donde residían los mejores ninjas del país, _ y por qué no decirlo: una Hokage adicta al Sake, un consejo de ancianos corruptos que hacían parecer a la yakuza colegialas sonrojadas y un indice de traición/venganza más alto de lo normal_ donde se cocinaba el mejor ramen de la región. Precisamente en ese puesto de ramen se encontraba Uzumaki Naruto, el ninja numero uno en sorprender a la gente y auto proclamado próximo Hokage.
—¡Otra ración abuelo! – Ante la exclamación del rubio, el dueño, solo mostró una sonrisa. ¡Hacía tanto tiempo que no veía a su joven cliente! Hace tres años Naruto se fue a entrenar con ese hombre de pelo blanco que hacía insinuaciones sexuales a su hija. Y ahora tenia en frente a ese niño convertido en adolescente. Se sentía feliz, gracias a ese jovenzuelo saldría de la crisis económica por la que estaba pasando.
— A qui tienes Naruto – Y con una sonrisa y su mente puesta en las ganancias le dejó servida su séptima ración de ramen.
No muy lejos se encontraba una figura que observaba con atención a ese joven vestido de naranja “¿Cómo un ninja puede vestir de ese color tan llamativo? Un buen ninja tiene que pasar desapercibido...”
—Listo – Murmuró una nueva sombra apareciendo a su lado
“Pero teniendo en cuenta la apariencia de mi compañero mejor no critico...”
seguía en su mundo la primera sombra “por no hablar de estas horribles capas
¿quién las diseñó? ¿Ágatha Ruiz de la Prada*?...”
– Itachi... que ya lo he hecho – Si bien estaba acostumbrado a sus elocuentes y profundos pensamientos, le jodía tres pueblos que le ignorara. Kisame _ o Pescadilla como lo llamaban “cariñosamente” sus compañeros a sus espaldas_ bufó irritado e hizo lo que siempre hacía cuando su compañero estaba en plan pensativo: esperar. No era gran cosa pero era lo único que podía hacer. Sacó del bolsillo interior de la capa un lápiz y un pequeño cuaderno...” Ocho letras, plato variado de marisco... ¡zarzuela!* y feliz por haberlo adivinado empezó a escribir la respuesta
—¡Gracias por la comida abuelo! – Naruto, ya lleno, se despidió y empezó a caminar rumbo a su casa silbando contento de haber regresado a la villa y sin percatarse que dos sombras le seguían.
—¿Crees que funcionará? – Preguntó Kisame dudoso – Esa vieja que nos vendió esa mezcla de especias no inspiraba confianza... creo que estaba un tanto loca – Se estremeció al recordar a la anciana vestida de bruja y emperrada en que les compraran manzanas rojas*.
—Funcionará – Itachi era de pocas palabras... “porque si no funciona mataré a la anciana a sus hijos, sus nietos...” pero eso no significara que se desahogara y expresara sus penas interior mente. Ese plan que había elaborado tendría que salir bien, cambiar las especias del Ichiraku por sus “especias especiales de la abuelita_ como lo nombró esa vieja lunática_ era su último recurso por capturar al rubio y por ende al zorro de nueve colas.
Naruto se sintió algo mareado cosa que le extrañó pues no había bebido Sake _licor al que se acostumbró con sus años con Ero-sennin _. Intentó mantenerse erguido pero el mareo fue a peor y como establece la ley de la gravedad: la fuerza que ejerce una partícula puntual con masa m1 sobre otra con masa m2 es directamente proporcional al producto de las masas, e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa.*
Es decir: el rubio por poco se parte la cabeza al caer al suelo inconsciente.
—¡Menudo porrazo! espero que tenga la cabeza dura – Masculló Kisame recogiendo a su presa y posarla cual saco de patatas sobre su hombro.
—Larguémonos – Escueto y directo Itachi emprendió la huida con una mueca de satisfacción . Después de todo la vieja viviría un día más. Y como recompensa ver la cara del tesorero de la organización al saber el dineral que entregó a esa misteriosa anciana por sus hiervas... eso no tenía precio.
Un poco más lejos y en un desolado paraje dos hombres observan con atención el entrenamiento de un joven descamisado.
—Orochimaru, Sasuke ha mejorado mucho – Sinceramente le importaba bien poco pero le crispaba los nervios la mirada de su maestro hacia el joven.
—Ajá... – Asintió distraído, pues su mirada _llena de lascivia_ se centraba en el mencionado y no observaba precisamente sus movimientos y katas “ese culito...”
No era ajeno a las miradas de esos dos. El primero con rabia y celos el segundo... mejor ni pensarlo.
—Pedófilo degenerado – Masculló limpiándose el sudor. Había notado la mejora en sus técnicas y estaba seguro de estar preparado. Después de todo tres años con Orochimaru le habían servido: fuerza, agilidad, técnica y precisión... por no hablar de estrategia en la huida _la cual a pesar de ser vergonzosa era de gran utilidad_ Y quien dijera lo contrarío que pasara protegiendo durante tres años su “hombría” ante un degenerado con fetiche por las serpientes. – Pronto Itachi... cobraré mi...
—¡Sasuke! – le interrumpió en su monólogo el maestro de las serpientes – Estás muy acalorado ¿nos damos un bañito?
—¡Que te follen! – Exclamó irritado ¿Cómo se atrevía a interrumpir a un Uchiha en plena declaración de valores?
—¿Eso es un si? – Este en su mundo de perversiones ni se dio cuenta de la mirada cargada de odio y promesas de venganza por parte del menor.
Continuará (espero)