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Halbschatten ~ por Valisu4

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Notas del fanfic:

Hoooolaaaaaaa ~ Desempolvando cuentos me encontre con esté que escribí hace un buen rato, así que los comparto con ustedes :D ... Para que digan que no me acuerdo de mis lectores x3 ~ La actualización de "Eco en Venus" esta cerca así que paciencia ^^'' ... Este cuento o One-shot  Lo titule 'Halbschatten' haciendo honor a la banda favorita de Majo :B ~ y por la historia ya que es un elemento que se respira en la misma protagonista O:

Para los que no se acuerden 'Halbschatten' es una palabra alemana que significa 'Penumbra' ~

Notas del capitulo:

Un cuentito para entretenerlos un buen rato ~ x3 ... no recomiendado a emo's o melancolicos ~ u.u ...

Igual tiene un buen desenlace :D ... Aunque no es extraño que en algún momento nos hayamos sentido como la prota ~ x3 ...

okis no siendo más, a rodar se ha dicho ~ :3

 

Dios, dame una respuesta para entender este torbellino de ideas locas que llevo dentro. Jamás pensé que algo así me iba a suceder, yo, que vivo en la penumbra del olvido y me sumerjo en la tempestad de la sombra me encamino a un límite inexplicable, movida por el impulso de mis sentimientos, por el latir de este imparable corazón, por este amor que solo ELLA me hace sentir. Ella, si, sólo ella es la causante de que pierda mi noción de ser, mi razón de existir, de revolcarme en un lodo de confusión y duda. ¿Por qué tuve que conocerla? ¿Por qué deje que mis ojos escrutaran su figura e hicieran de esta el único pensamiento que mi mente evocara? Y su rostro, ese compendio de belleza absoluta, ¿Por qué se mantiene latente en un resquicio de mi memoria? Esos ojos, aquellos brillantes círculos de misterio e intriga envuelven con ansias mis sentidos y desde ese día que se posaron en los míos están convirtiendo a este ser en una criatura obsesiva, en una amante sin razón.

Mi nombre es Dyla o eso es lo que mi mente recrea instantáneamente cuando quiero comprender quien soy. Mi edad, bueno, al verme en el espejo me veo como alguien de unos 20 quizás unos 30 años, qué más da, nunca me intereso saber cuántos años tenía por lo que jamás celebre un cumpleaños, me parece algo absurdo eso. ¿Para qué saber cuántos años se tiene si eso no más sirve para preocuparnos de nuestra vida tan corta?, a un niño no le importa conocer su edad real, excepto en los días en que sabe que cumplió algún año ya que es consciente de que va a ser un imán para las golosinas y los obsequios. Los adolescentes son los que más pena me dan, después de los 10 años su cuerpo sufren una serie de cambios y muchos de ellos se turban de lo diferente que se ven y de lo diferente que llegan a pensar; y ahora los adultos, al llegar a los 30 sienten que ya vivieron lo suficiente y que su vida se va acortando poco a poco. Y eso de los regalos, es una basura de la sociedad, es más para mí la sociedad es una basura andante, un cúmulo de cuerpos que se pudren en su andar diario y en la cotidianidad de los días sin retorno, malditos días sin retorno. Como han visto, soy una mujer de nombre Dyla y de una edad indeterminada. Quizás a estas alturas se hayan hecho la idea de que vivo o mejor siempre he vivido sola, Mis padres (a los que nunca les perdonare) me abandonaron sin que ellos lo quisieran, fue un suceso tan irreal, un accidente, un asesinato, un rapto, jamás lo supe, sólo me queda el recuerdo de su partida una mañana de invierno; sus rostros iluminados mientras se despedían y me dejaban a merced de una mujer de la que nunca supe el nombre. Al parecer tenía 4 o 5 o 6 años cuando sucedió, la mujer gritando mientras sostenía el teléfono en la mano y me miraba compasivamente, sus ojos llenos de lágrimas y su boca retorciéndose en una mueca de angustia. Al día siguiente me llevaron a un lugar, entendí que era una casa hogar para niños, en aquel momento nada me importaba aunque no comprendía por qué mi destino se hallaba en ese lugar. “La chica tiene problemas”, le dijo la mujer que me cuidaba a otra que se hallaba sentada en una silla de un despacho singular, al parecer la dueña de esa casa hogar. Yo oí aquello detrás de la puerta de aquella oficina, no se percataron de mi presencia. “No tiene a nadie más y considere lo correcto traerla aquí. Espero que la traten como se debe y jamás le digan como murieron sus padres, quiero evitarle una crisis más. Es muy sensible y…”. Al decir aquello me retire de allí, como si me importara saber cómo murieron mis padres y de lo otro, ¿qué problemas pudo tener una niña que se la pasaba encerrada en su habitación mirando hacia afuera durante horas sin hacerle daño completamente a nadie o no decir palabra alguna?, como si alguien quisiera escucharla. La mujer que me cuidaba se despidió de mí de una forma cariñosa y ya no la volví a ver desde ese momento, la otra mujer que habló con ella se me acercó y con un saludo de mano me dijo “bienvenida”. Bueno, que decir de ese momento, era tan solo una niñita, una niñita que crecía, sin interés alguno de las cosas que le rodeaban y con unas ganas latentes de ser ignorada, de pasar desapercibida, de no ser nadie.

Tanto mi infancia y mi adolescencia las viví en aquel lugar, la verdad no tengo recuerdos gratos o mejor, no poseo recuerdos de ninguna clase, es como si hubiera limitado mi memoria, bloquearla por completo mientras estuve allí. Solo me llegan las imágenes de frecuentes encerramientos en un lugar oscuro y frio, los rostros de mujeres que me miraban con rabia y los otros niños que me ignoraban, bueno, por lo menos ellos si hicieron lo que quería aunque no faltaron unos que me empujaban y me lanzaban arena a los ojos o a la comida. Nunca entendí por qué me hallaba en un lugar así y tal idea fue más intensa cuando la misma estuvo acompañada de un ideal profundo: “escapar”. Y así sucedió, creo que tenía al parecer unos 13 o 14 años cuando una mañana salí sigilosamente de allí con tan sólo un cuaderno y un lápiz y me encamine al exterior en busca de un nuevo destino. Y ese destino fue parar en un apartamento sencillo ocupado con pocas cosas pero son estas las que me acompañaron en los días sinfín en que permanecí encerrada aquí. Para llegar aquí tuve que cumplir con algo que me encomendó un sujeto al que conocí días después de que escape de la casa hogar, cuando este me encontró en un basureo durmiendo. Entregada a las necesidades físicas acepte, no tenía opción si deseaba saciar las ansias de comer. El tipo me hospedó en su casa, allí se encontraban más muchachos como yo y tal vez con las mismas necesidades que yo. El trabajo consistió pues en robar un dinero de la cuenta bancaria de un tipo millonario, era una suma enorme según entendí. El día del robo los sucesos fueron tan rápidos que al momento de tener el dinero en nuestras manos (éramos más o menos 5 personas las involucradas en el robo incluyendo al tipo que me encontró), la alarma dio aviso para que 10 policías llegaran instantáneamente al lugar de los hechos. Hubo un tiroteo, uno de los nuestros murió cuando una bala le dio en el pecho lo que hizo que nos diéramos a la fuga. Todos huimos a distintas direcciones, en mi caso jamás había sentido tanto miedo como ese día, miedo que se ensancho en inmovilizar mi mente sin permitirme saber hacia dónde corría, me hallaba sola y cuando mi pulso se hubo normalizado me encontré con algo en la mano, era parte del dinero que habíamos robado. Y con este fue que encontré este rústico apartamento y sobreviví por varios días. No volví a saber nada del tipo que me encontró, según oí aquel murió durante el tiroteo y el resto de muchachos quizás hayan resultado como yo, hayan saciado sus necesidades y hayan encontrado nuevas razones para vivir.

¿Una razón para vivir? Había pasado mucho tiempo hasta entonces. Viviendo en un lugar oscuro, con escazas cosas salvo un colchón, un espejo, unas pocas prendas de vestir que resultaron de la nada y un cuaderno, el mismo que me acompaño en la huida del hogar y me acompaña siempre, y con esto pude lograr mi objetivo de querer ser ignorada y de vivir en la sombras mientras mis ojos continuaban posándose en el cielo que transmitía mi ventana durante varias veces al día. Una razón de vivir, no entendía sí quería seguir viviendo o morir, a la final nadie se enteraría a nadie le importaría, entonces, era lo mismo vivir o morir, me daba igual. Y así pensé, durante días enteros, noches infinitas sostenida por la pared de mi habitación, suspirando por el correr del tiempo y concentrándome en no sentir hambre. Había logrado no sentirla durante mucho tiempo y cuando sucedía la calmaba con un poco de agua y sal.                     

Fue entonces cuando la vi después, a la mujer, a esa chica, la que inspiro para la creación de nuevos poemas y que de alguna manera extraña se posicionó como mi razón de vivir. Llego de la nada, un día soleado cuando salía al pasillo que separaba los apartamentos para pedirle sal a la señora de apartamento del frente, vi a unos hombres cargando unas cajas que entraban al apartamento enseguida del mío y detrás de estos la vi a ella. Mis sentidos se pasmaron por un instante, mi corazón comenzó a latir vivazmente y mis ojos solo fijaban su inquieta mirada a ese mágico ser. No entendía tal sensación, en tan solo unos segundos que parecieron horas aprecie con deleite su cabello largo de color castaño que caía sobre sus hombros, su rostro de finas facciones que enmarcaban unos pómulos sonrosados y unos labios  con un tentador destello, su cuerpo envuelto en un vestido azul reflejaba una cintura de líneas sutiles y unos pechos con aire intocable y sus brazos que terminaban en unas manos propias de un ángel moviéndose a la par con su andar hechizante. La mujer me miró antes de ingresar al apartamento después de los hombres y en un instante pude apreciar una leve sonrisa que me mantuvo en aquel letargo por más tiempo del que suponía. Parpadeé y este sirvió para volver a la normalidad y sin aun tocar la puerta de la señora de la sal, volví a mi apartamento con unos deseos enormes de escribir ante tal visión:

“Como una brisa fresca que acaricia la cara vivazmente, así fue lo que sentí cuando la vi / ella fresca como la brisa suscitaba en mi, Pensamientos infinitos / sin que se diera cuenta, convirtió a mi espíritu en un carnaval de colores / y en un despertar inconsciente se convirtió en una extraña razón de vivir...”

Cerré con fuerza mi cuaderno, aún no me recuperaba del todo de aquello, ¿Por qué la chica continuaba inquietante en mi mente? Pocas veces había visto personas, hombres que no me inspiraban la menor gracia y menos mujeres; desde mucho antes me forme la idea de no querer congeniar con nadie, de no hablarle a nadie y ahora, apareció alguien, una mujer propiamente de la nada para cambiarme el sentido a mi existencia. Era una persona común, perteneciente a esa pútrida sociedad, alguien que me ignoraba por completo sin saber que existiera y aún así, tales pensamientos se presentaban vagos a tal punto de desvanecerse entre la infranqueable figura y rostro de la mujer que se negaban a abandonarme. Y así continué por varios días con un deseo irreprimible de volverla ver. Salía al pasillo con la excusa de pedir sal cuando sentía que la puerta de ella se abría pero me encontraba con otra puerta que lo hacía; caminaba lentamente por todo el pasillo deteniéndome al frente de su puerta pero ella no salió.

“¿Por qué me haces esto?, ¿es que no te das cuenta que mi espíritu arde en deseos de sentir tu presencia? / Era un alma vaga, solitaria en un mundo invisible y ahora, tú has cambiado mi propio mundo / Permíteme verte aunque sea un instante y te aseguro que mi espíritu te estará agradecido cuando hayas llenado su vacio negro”.

Pasaron otros días, estos llegaron a mi cuando daba vueltas en mi habitación mientras pensaba en la nada. De pronto, una idea fugaz cruzó mi cabeza y me impulso a hacerla realidad. Tome entonces una pica que encontré por ahí, visualice una de las paredes de mi habitación y comencé a martillarla tratando de hacer el menor ruido posible. Terminada la tarea observé con deleite el hoyo que acababa de hacer, me acerqué a este y logré ver a través de él, al otro lado. Me encontré con una habitación en la que yacía una cama, una mesa contigua, un armario entre otras cosas. Sobre la cama vi el vestido azul, se veía más azul que el día en que lo tenía puesto, ¿lo tenía puesto?, ¿Qué tenía puesto entonces ahora?, o ¿no tenía nada? En esas pensaba cuando alguien ingresó a la habitación, era ella. Mi corazón se aceleró cuando la mujer camino hacia su cama, se sentó y comenzó a desvestirse. No tardó nada en despojarse de ese vestido amarillo que antes la envolvía y quedar desnuda iluminada solo por la luz de la luna. ¿Ya era de noche? Si. La mujer se acercó al armario y sacó otro vestido, su andar despreocupado me produjo un súbito mareo, mi respiración era muy fuerte, tuve el miedo de que ella la alcanzara a oír, pero no lo hizo, sino que con un movimiento sensual fue cubriendo su plateado cuerpo con el pijama. Su cabello brillaba intensamente con el halo luz que se filtraba en su ventana, me estremecí. Mis manos empezaron a temblar y el sudor no tardó en verterse por mi cara. Me aleje sumida en un malestar inexplicable y con manos temblorosas tome mi cuaderno y escribí.

“¿Qué me has hecho?, ¿En qué me estas convirtiendo? Parecías un demonio o un ángel tan mortal, tan genuino pero con un inexplicable poder capaz de llevarme a la perdición completa / Tu cuerpo iridiscente evocaba una profundidad en este espíritu vago, y tu cabello como hilos plateados suscitaba un remolino que transformaba mi figura sombría”.

Días enteros continué mirando a través del hoyo, vi su cuerpo varias veces iluminado por la luna, su cabello destellante entre la oscuridad del lugar y su rostro enmarcando unas facciones que me producían un nuevo malestar. Una tarde salí al pasillo sin saber por qué y me encontré con ella, me saludo con una sonrisa antes de entrar a su casa, logre entonces articular una palabra a lo que ella me miró. “¿sí?”, pronunció. “¿te gusta la poesía?” pregunte estúpidamente, la chica adoptó una expresión de indignación pero la cambió instantáneamente por una sonrisa “claro, es genial. Es una manifestación de grandeza absoluta”. Yo respondí a esto con una sonrisa y me encamine a mi apartamento, no entendí por que lo había hecho cuando la tenía tan cerca.

“Te gusta la poesía. Entonces dime ¿te gusto yo? Si te dijera que yo soy la poesía. Si te demuestro que puedo ser más grande y absoluta que la poesía ¿te gustaría?/ Si te dijera que tu eres la poesía encontrándote en cada palabra de lo que escribo ¿podría gustarte?, si te confesara que soy una mujer perdida en el halo que desprendes ¿Tendría esperanza?”.

Comencé a experimentar una debilidad inevitable, no recordaba la última vez que había comido algo o bebido agua con sal, ni siquiera sabía si había dormido, daba igual, era algo que no me importaba , sin embargo, esto estaba interfiriendo con mi capacidad de razonamiento y las palabras que escribía se tornaban indescifrables ante las hojas de mi cuaderno. Permanecí tendida con una bruma que opacaba mi mirada, ya no sentía mis manos y mi cabeza emanaba un intenso calor a punto de terminar en una explosión inevitable. Sin saber por qué ya era de noche, al parecer había dormido un poco y con fuerza sobrenatural logre incorporarme y me dirigí con pasos lentos hacia el hoyo de la pared, me acerqué a este y mire. Allí estaba ella, en su desnudez habitual, la verdad me hacía falta verla y me había acostumbrado hacerlo cuando la noche asomaba; sabía en qué momento mirar como también sabía la rutina que hacía antes de colocarse el pijama, de pronto sentí que ya no tenía más fuerza y caí pesadamente en el suelo, entonces todo se volvió oscuro.

“Oye, ¿me oyes?” percibí un susurro en la lejanía, la bruma de mis ojos se fue despejando y me encontré con el rostro de ella. Me hallaba en mi habitación con mi cabeza apoyada sobre sus piernas, mientras ella empañaba mi frente con un trapo húmedo. “Sentí un ruido y no tarde en venir. Te encontré en el suelo. ¡Dios santo!, estas ardiendo en fiebre y te ves completamente demacrada. ¿Qué ha sucedido contigo? Estas viviendo en una pocilga, en una situación miserable y ¿No dices nada?”. Su voz era una melodía de antaño para mis oídos, de mi boca no salió palabra alguna y con gran esfuerzo pude expresar una leve sonrisa; ella acarició mi rostro dulcemente antes de tomar una de mis frías manos. ¡Como me hubiera encantado corresponder a tales gestos de la misma manera pero mis fuerzas eran indetectables! Sin medirlo cerré de nuevo mis ojos a medida que plasmaba ese rostro en lo más recóndito de mi memoria. No supe si estaba soñando, pero de manera instantánea sentí que unos labios se posaban en los míos envolviéndome con un beso que contrajo mi espíritu en un éxtasis infinito. Desperté, no había nadie, la luz del sol se filtraba en mi ventana con un hilo casi invisible, supuse que estaba atardeciendo. Revolví mis recuerdos tratando de encontrar los más reales y me hallaba en un mar de sensaciones confusas, a mi lado  hallé una botella de agua y un pedazo de pan, consumí aquello con unas ansias intempestivas. Me quede un rato más tendida, fijé mi mirada a mi cuaderno y lo alcance. Lo abrí. 

“Dios, dame una respuesta para entender este torbellino de ideas locas que llevo dentro. Jamás pensé que algo así me iba a suceder, yo, que vivo en la penumbra del olvido y me sumerjo en la tempestad de la sombra me encamino a un límite inexplicable, movida por el impulso de mis sentimientos, por el latir de este imparable corazón, por este amor que solo ELLA me hace sentir. Ella, si, sólo ella es la causante de que pierda mi noción de ser, mi razón de existir, de revolcarme en un lodo de confusión y duda. ¿Por qué tuve que conocerla? ¿Por qué deje que mis ojos escrutaran su figura e hicieran de esta el único pensamiento que mi mente evocara? Y su rostro, ese compendio de belleza absoluta, ¿Por qué se mantiene latente en un resquicio de mi memoria? Esos ojos, aquellos brillantes círculos de misterio e intriga envuelven con ansias mis sentidos y desde ese día que se posaron en los míos están convirtiendo a este ser en una criatura obsesiva, en una amante sin razón”.

Era lo último que había escrito antes de sumérgeme en la inconsciencia. Leí varias veces las palabras para luego incorporarme lentamente con una idea que comenzó a martillar con ansias mi mente. Tome aire y movida por unas fuerzas inexplicables Salí de mi apartamento rumbo al de ella con mi cuaderno debajo de mi brazo, no comprendía lo que iba a hacer pero mi corazón con su latir incesante parecía tener la respuesta. Golpee varias veces la puerta. Silencio. De nuevo golpee y el silencio me volvió a responder. Observé la perilla de la puerta e instantáneamente la agarré. Abrí y entré. Me encontré con un panorama desolado. El apartamento estaba vacío, completamente vacío. ¿Qué ha sucedido? Me pregunté. No comprendía lo que mis ojos percibían, ¿Dónde estaba ella? Mire en las otras habitaciones. Vacías. En la de ella descubrí el hoyo desde donde la miraba varias noches apreciando su desnudez. Me hallaba inmersa en un desconcierto total. Antes de salir de la habitación me fije en un papel que se hallaba cerca a la puerta, estaba doblado. Lo tome y lo desdoble antes de leerlo.

“Cuando encuentres este papel te darás cuenta de que ya no estaré. Me hallaré muy lejos desde donde pueda evocar tu recuerdo cuando te miraba a través del hoyo que tú misma hiciste. Si, te miraba durante el día mientras tú me mirabas durante la noche y en ese cruce de miradas te fui amando en silencio. Como un alma solitaria que vaga en la penumbra busqué una explicación a mi existencia encontrándome con los escenarios de la miseria y la tristeza, de la soledad y el silencio, y tú parecías la unión latente de todos. Me inspiraste sensaciones jamás recreadas. Tú que querías ser un ser ignorado, olvidado ¿Qué dices ahora que te encontraste con uno semejante a ti? Dos corazones vacios con ganas de ser llenados, viviendo cerca físicamente pero con una lejanía que traspasaba el tiempo y la distancia ¿Cómo podrían encontrarse cuando sus corazones se limitaban ciegamente a hacerlo? Me voy porque he comprendido que aun me falta aprender a amar, aprender a amarte. Buscare entonces la manera de hacerlo y el día que lo logré espero que tu también lo hayas logrado para que al fin este amor en silencio se abra paso a un encuentro eterno.

TANYA”.

“Tanya, así se llamaba” pensé al mismo tiempo en que volvía a tomar la carta para leerla de nuevo. Me causo una gran sorpresa descubrir que ella, Tanya también me amaba. Nos amábamos sin habernos encontrado físicamente, ni haber cruzado diversas palabras, nos amábamos porque éramos dos almas en busca de un sentido a su existencia y al habernos encontrado sentimos que íbamos en busca de lo mismo. ¡Como ansiaba que llegara ese día para encontrarnos de nuevo!, solo que en diferentes circunstancias. Por ahora debía seguir un destino similar al de ella, aprender a amar, aprender a vivir. Me había escondido al mundo envuelta en la oscuridad de mi alma, privándome de la luz externa, limitándome a exponer mi verdadero ser. Debía entonces cambiar mi destino, liberarme de las ataduras del olvido y comenzar un nuevo presente para que en un futuro pueda encontrarme de nuevo con mi real inspiración, la luz de mi salvación, la salida a este oscuro laberinto.

Y con estos pensamientos, volví a mi apartamento con la firme decisión de iniciar un nuevo camino. Me sorprendió ver lo diferente que se veía mi habitación. Me acerque por primera vez a la ventana y fije mi vista hacia afuera, el ocaso  con un resplandor rojizo envolvía la ciudad como un manto empeñado en desaparecer lo vivido aquel día, la vida hasta ahora vivida.

 

 

Notas finales:

Es todo ~ :3 ... si les gusto no olviden comentar, o bueno con leerlo esta bien ^^ , aunque un comment de vez en cuando alegra el día :B ~

Saluudooos!!! y hasta la próxima (y no me será en mil años, se los prometo ^^'')

XOXO!!!


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