Sentada en el pasillo de la escuela se encontraba Violeta, distraída leyendo un libro que acababa de comprar, alejada de sus compañeras que siempre le habían parecido tan tontas y superficiales; de repente suena el timbre para el regreso a las aburridas y monótonas clases, con lo cual la chica se levanta recogiendo aceleradamente sus cosas para dirigirse al salón; en su carrera por no retrasarse se tropieza con una figura que desconocía, por el impacto deja caer al piso todos sus libros, se apura en recogerlos sin fijar su atención en la causante de aquel hecho. Por su parte, la otra chica torpemente pretende ayudarla pero Violeta la aleja violentamente y continúa con su tarea. Cuando termina emprende su camino de nuevo sin detenerse a mirar a la castaña de ojos verdes que la ve, con una mirada atónita, alejarse.
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-loca- murmura Kamila sin entender la actitud de la hermosa chica de cabello negro y ojos azules que corría por el pasillo.
Era su primer día en esa escuela y ya había empezado a tropezarse con las personas; siempre era lo mismo, andaba tan distraída que nunca ponía atención a lo que pasaba a su alrededor. Pero ese día había sido diferente, su atención había sido atraída hacia la chica que, solitaria, leía un libro sin percatarse de nada de lo que pasaba en aquel lugar. No sabía por qué pero aquella chica la intrigaba, le provocaba algo que nunca había sentido, incluso le había hecho olvidar que, antes de entrar a clases, se tenía que dirigir a la oficina de la directora para que le informase cuál era su nuevo grupo. Por eso, al escuchar el timbre, salió corriendo porque ya estaba un poco tarde.
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-tonta- dijo Violeta, refiriéndose a la chica que la había hecho llegar tarde a clase y ganarse un regaño del profesor.
Cuando la vio entrar por la puerta, se quedó mirándola fijamente; había algo seductoramente misterioso en la chica nueva, nunca se había fijado realmente en nadie de aquel colegio, todas le parecían un montón de estúpidas, pero aquella tenía algo que le impedía dejar de mirarla. Cuando notó que sus ojos se encontraron se sonrojó y prefirió desviar su mirada hacia la ventana por donde empezaban a caer algunas gotas de lluvia.
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Entró a la que sería su aula de clases durante su último año en el colegio, se dirigió al profesor entregándole la nota que le había dado la directora minutos atrás y se percató de que alguien la miraba fijamente, no pudo evitar devolverle la mirada haciendo que la otra chica virara inmediatamente hacia el cristal en el fondo del salón.
-ella es su nueva compañera –dijo el profesor dirigiéndose a la clase –su nombre es Kamila, espero que puedan ayudarle a adelantarse en lo que se ha perdido en estos días que llevamos de clase, puedes sentarte en el asiento desocupado al lado de Violeta –dijo esto último dirigiéndose exclusivamente a la chica a su lado.
Kamila no podía creer que justo le hubiese tocado sentarse al lado de la persona que tanta curiosidad le producía y que, por cierto, había sido tan descortés con ella minutos atrás. Sin embargo, al tenerla cerca pudo percibir su olor y se maravilló, ahora tenía la urgente necesidad de conocerla desconociendo el motivo, estaba fascinada por su actitud, por su frialdad, por su distancia, por su mirada…
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Cuando escuchó su nombre una sensación extraña recorrió todo su cuerpo, cuando la vio acercarse hasta ponerse a su lado sintió una especie de temor que nunca antes había experimentado, la chica de ojos verdes la tenía trastornada, había perdido su concentración y sólo pudo pensar en ella y en su mirada por lo que restaba del día en la escuela.
Violeta se sentía desorientada, todo a su alrededor se volvió caos, si esa chica permanecía en la escuela no sabría como volver a poner atención en las clases. Al menos el martirios de su presencia había terminado, ya no la vería hasta el día siguiente y lo más paradójico es que esperaba con ansias a que ese día llegara…